domingo, 28 de marzo de 2021
L'ALMOINA, EL LUGAR DONDE CONOCER LA VALENCIA ROMANA
jueves, 18 de marzo de 2021
DESCUBRIMOS EL ÁREA RECREATIVA DEL ERMITORIO DE EL SALVADOR DE ONDA
Si seguís habitualmente los post que publicamos en este blog sabréis que nos gustan bastante las áreas recreativas. Para nosotros son un buen lugar pasar un rato entretenido en un espacio más o menos rodeado de naturaleza. Son muy versátiles, y habitualmente solemos aprovechar para comer de picnic, algo que nos encanta.
Por este blog ya han pasado lugares como el área recreativa Santo Espíritu en Gilet (Valencia), el área recreativa Casa Tápena en Onil o Victoria Rojas en Aigües, ambas en la provincia de Alicante, o las áreas de los Pinares de Rodeno, junto a Albarracín, en la provincia de Teruel. Todos lugares super recomendables para ir en familia.
Una pronunciada cuesta abajo nos lleva al aparcamiento del área recreativa, que es bastante extenso. Supongo que un día de mucha afluencia puede llegar a costar encontrar un hueco, pero en condiciones normales no creemos que hay ningún problema. Además en cuanto a encontrar aparcamiento se trata, el ingenio sale a relucir.
El área recreativa del Ermitorio de El Salvador está bastante bien y tiene unos servicios bastante completos. En primer lugar las mesas de picnic, de ladrillo y hormigón. Bastante más cómodas y útiles de lo que puedan parecer por la descripción. Además, supongo que por casualidad, están bastante separadas unas de otras, lo que en estos tiempos pandémicos es más recomendable.
Como gran pega, la inexistencia de juegos infantiles, de columpios. Para compensar el área recreativa de El Salvador es enorme y tiene un montón de espacio para jugar. También tiene un montón de espacio para caminar, tanto entre los árboles como por las escaleras que van paralelas al camino de acceso y que llegan hasta la carretera.
Al otro lado de la carretera, como antes hemos comentado, se encuentra el Ermitorio. Este es un edificio construido en el s. XVIII. El ermitorio consta de una ermita donde se encuentra la figura del Santísimo Salvador, patrón de Onda. Adosado a este templo hay una hospedería, que se dedicaba para dar cobijo y comida a aquellos viajeros que lo necesitaran. Actualmente la hospedería está cerrada, pero no así el restaurante.
Detrás del Ermitorio está la segunda área recreativa, que nosotros no llegamos a ver y que hemos descubierto buscando documentación para este artículo. Además de contar con mesas de picnic y puntos para hacer fuego, tiene una zona de juegos infantiles. Por contra es más pequeña que la otra área que se encuentra en esta zona.
Como veis siempre es posible conocer nuevos lugares para seguir disfrutando. A nosotros, además, nos gusta descubrir lugares así de chulos por casualidad, sin tenerlo planeado. Ese punto de improvisación es muy divertido, aunque no siempre sale bien. Y vosotros ¿os ha pasado alguna vez de encontrar por casualidad sitios que os han gustado? Dejar vuestros comentarios para poder descubrirlos juntos.
lunes, 8 de marzo de 2021
LAS PLAYAS DE TAMARIT
Hace un tiempo, en un post, os contamos que el camping Trillas Platja Tamarit nos encantó. La cantidad de servicios que ofrece, las piscinas, la animación, etc. Pero también que a 60 metros del camping hay dos playas estupendas.
Estas playas son dos, la playa de Tamarit y la cala Jovera. Entre las dos playas se sitúa el castillo de Tamarit, que actualmente es de propiedad privada y no se puede visitar a menos que acudas a uno de los eventos que se realizan, o que vayas a misa en una de las capillas de las que disponen.
EL CASTILLO DE TAMARIT
El castillo de Tamarit está construido sobre un pequeño cabo a orillas del mar. Su historia se remonta al siglo XI, cuando las tropas del rey Jaume I conquistaban los territorios habitados por los musulmanes. Tras la conquista estos territorios pasaron a formar parte del condado de Barcelona. Fue entonces cuando se construyó el castillo, entorno a un núcleo de población.
En el siglo XIV se construyen las murallas que resguardaban, tanto al castillo como a la población, de los ataques de los piratas berberiscos. En esta época el castillo pasó a ser propiedad del arzobispado de Tarragona. Poco después se abandonó tras una epidemia de peste. En el s. XVII se construyó la torre, uno de los elementos más destacados del castillo y se reconstruyó la muralla con intención de volver a poblarlo, sin éxito. En 1916 el arzobispado vende el castillo a un empresario estadounidense que vivía entonces en Cataluña. Hizo una restauración romántica dirigida por el pintor Ramón Casas. Traduzco lo de "restauración romántica": hicieron lo que les parecía, lo que pensaban o creían que algún día fue, sin ningún rigor histórico.
LA CALA JOVERA
Respecto a las playas, vamos a empezar por la cala Jovera. Tiene unos 90 metros de longitud y 20 de anchura. Para llegar hay que hacerlo a pie, pasando junto a la entrada del castillo de Tamarit. Es una cala muy chula y recogida, ideal para ir con niños. Pero descartarla si lleváis carro o con personas con problemas de movilidad, ya que se accede por entre las rocas. No como las cabras, hay una escalera, pero creemos que para algunas personas pueden ser peligrosas.
La cala carece de servicio de socorrismo, por lo que, aunque no hay mucha profundidad en los primeros metros de costa, conviene no perder de vista a los niños. En el extremo sur hay una roca que se adentra en el mar y donde los bañistas se suelen subir. La verdad es que las vistas del litoral son muy chulas, sobre todo de los acantilados que se abren hacia el sur. Para los curiosos, hay restos fósiles de conchas.
El camino que lleva a la cala Jovera continua en paralelo a la costa a través del denominado Camino de Ronda, que llega hasta la playa de la Mora, 1,5 kilómetros más allá. No muy lejos de la cala Jovera se encuentra Jungle Trek, un parque multiaventura que está especialmente pensado para los niños, pero del que también pueden disfrutar los mayores. También junto al camino de ronda se encuentra la torre d'En Segur, una torre vigía construida en el s. XVI, al mismo tiempo que otras en toda la costa mediterránea y la costa atlántica de Andalucía para prevenir los ataques piratas.
LA PLAYA DE TAMARIT
La otra playa es la playa de Tamarit, al norte del castillo. Tiene unos 1.800 metros de longitud por 45 de ancho. Al igual que la cala Jovera, tiene arena fina y dorada. Sí que dispone de servicio de socorrismo. Se puede llegar en coche, pero no desde el castillo de Tamarit, ya que está prohibido el aparcamiento. Pero no mucho más lejos sí que podréis dejar el coche. También se puede llegar en tren o autobús.
Continua por la playa de Altafulla, que aunque tenga distinto nombre es la misma playa. A unos 400 metros del castillo de Tamarit se encuentra la desembocadura del rio Gaià, aunque probablemente lo encontréis seco ya que el pantano que se encuentra unos 11 kilómetros río arriba retiene casi todo el cauce. Hay un intento de dotarlo de un cauce ecológico para que las distintas especies animales y vegetales que viven en y gracias a sus aguas no se pierdan. Hay un sendero que recorre varios kilómetros en paralelo al cauce de este río.
En la parte de Altafulla, junto a la playa, hay una gran cantidad de servicios, como bares, restaurantes, supermercados, etc. dispuestos a lo largo de un tranquilo paseo marítimo. Muy cerca del final de la playa se encontró la denominada "Villa dels Munts", una enorme villa romana que en su momento era lugar de descanso de las élites que vivían en la cercana Tarraco.
A pie de playa se encuentra el Club Marítimo de Altafulla. Aquí se puede alquilar un kayak o una tabla de surf para practicar paddle surf. Ofrecen clases de surf, tanto para adultos como para niños. También ofrecen cursos de vela, con diferentes tipos de embarcación, tanto catamaranes, como Optimist o tablas de windsurf.
Como veis las playas de Tamarit están llenas de posibilidades para toda la familia. Hay varios campings alrededor de la playa, pero nosotros os recomendamos el Trillas Playa Tamarit, por servicios y precio. Un lugar estupendo para visitar muchas otras cosas que ofrece la provincia de Tarragona. Lo miréis por donde lo miréis, un planazo.
domingo, 28 de febrero de 2021
ALTEA, UNA PERLA EN EL MEDITERRÁNEO
En la costa de Alicante, bañada por el mar Mediterráneo se encuentra la villa de Altea. Una población que ha sido desde hace décadas refugio de bohemios y hippies y que cada año recibe más visitantes dispuestos a dejarse llevar por esas callejuelas repletas de casas pintadas de blanco.
Podemos dividir el casco urbano de Altea en dos partes: la franja litoral y la parte antigua, que se sitúa en una colina que corona la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, que es la patrona de Altea. La visita la vamos a empezar precisamente por aquí, por todo lo alto.
El centro histórico
Probablemente el haber sido refugio de numerosos artistas que, bien veranearon en Altea, bien residieron temporadas en la ciudad, hizo que la Universidad Miguel Hernández estableciera aquí su facultad de Bellas Artes. Esta universidad que tiene su sede en Elche, cuenta con campus en otras localidades de la provincia de Alicante, como Sant Joan d'Alacant y Orihuela.
Lo más seguro es que desde el aparcamiento desemboquéis en la calle San Miguel, que lleva a la plaza de la Iglesia. Esta es la calle que sale en el 90% de las fotos que veréis de Altea. Nosotros no íbamos a ser menos, por supuesto. Su suelo empedrado, sus paredes encaladas, sus macetas con flores, sus tiendas. Es de esas calles encantadoras por las que nos gustaría pasear a cualquier hora.
Si nos dirigimos justo enfrente de la puerta de la Iglesia y bajamos por las callejuelas hasta llegar a la calle Bonavista (buena vista, en castellano), nos encontraremos con el denominado Mirador Blanco. Desde aquí podremos observar una vista panorámica de la costa alteana, desde el Peñón de Ifach de la vecina Calpe, al noreste, hasta la Sierra Helada. El nombre lo toma de las paredes de las casas que nos rodean.
Las playas y calas de Altea
Tras el tramo donde no existe playa, encontramos la playa de l'Espigó(n), la más nueva, conseguida tras la regeneración de esta parte de la costa. El límite entre esta playa y la de Cap Negret (cabo negruzco) es la desembocadura del río Algar, un río corto pero bastante conocido por su nacimiento, las Fuentes del Algar, en la vecina Callosa d'En Sarrià. El color oscuro del afloramiento volcánico en Cap Negret, da nombre a esta playa.
La desembocadura del río Algar es un sitio muy chulo para visitar con los niños. Principalmente por su interés natural, ya que hay especies de aves marinas que habitan aquí, y de vez en cuando se dejan ver especies que están migrando. Hay una ruta senderista circular que recorre el último tramo de este río. A lo largo del camino hay carteles con indicaciones acerca de la flora y fauna que podemos ver en este lugar. Es una ruta muy facilita, especialmente para los niños.
Ya fuera del casco urbano de Altea encontramos, además de Cap Negret, la cala del Soio, la playa de l'Olla, denominada así porque enfrente tiene el islote de La Olla, un peñasco en el mar que parece que tiene forma de este utensilio de cocina. En esta playa se dispara el sábado más cercano a la festividad de San Lorenzo (10 de agosto) un espectacular castillo de fuegos artificiales, el Castell de L'Olla, que reúne a miles de espectadores cada año. Fiesta de Interés Turístico Autonómico, si queréis verlo deberéis reservar todo el día, porque no es fácil llegar a última hora.
Junto a la playa de l'Olla se encuentra Villa Gadea, una antigua villa de recreo construida en el s. XIX por Vicente Gadea, que fue rector de la Universidad de Valencia. En los últimos años ha tenido varios usos, desde sede de un Centro Internacional de la Música de la UNESCO a capilla para la celebración de ceremonias de matrimonio.
Las últimas playas que encontraremos son la de La Solsida y la del Mascarat. El Mascarat es una de las zonas más peculiares de Altea. Además de la cala es un cañón que separa los términos municipales de Altea y Calpe. Hay varios puentes que salvan esta zona, tanto para el ferrocarril como para la N-332, mientras que la autopista AP-7 lo atraviesa con un túnel. Hay algún puente en desuso que se utilizó para realizar puenting hace años. Por la base del cañón discurre una ruta senderista, no muy larga, que se ha puesto de moda en las últimas semanas (o eso nos parece a tenor de las fotos que vemos en Instagram). La ruta puede alargarse por el cercano Morro de Toix, pero no se recomienda para niños. Dice la leyenda que el curioso nombre de esta zona proviene de un bandolero, "El Mascarat" (el enmascarado) que atacaba en esta zona por su estrechez, ideal para emboscadas. Aquí también encontraremos un puerto deportivo, denominado Puerto Greenwich, ya que el Meridiano 0 pasa por este punto.
Un poco antes, siguiendo la carretera N-332 en dirección a Calpe, tras una de las numerosas curvas de este tramo, nos encontraremos con una de las sorpresas que esconde esta zona. Estamos hablando de la Iglesia Ortodoxa Arcángel San Miguel. Por su aspecto parece que la hayan trasladado desde la mismísima Rusia. Y más o menos es así. El promotor es un empresario ruso afincado en Altea, los materiales se importaron desde Rusia, y fue construida por obreros rusos.
Por último, volviendo al casco histórico de Altea, vamos a citar uno de los restos de lo que pudo ser una importante infraestructura hidráulica. Es el acueducto dels Arcs (los Arcos, vaya, que original) situado en la partida del mismo nombre, a espaldas del Club de Tenis. Solo se conservan tres pilares de sillares irregulares y mortero. Algunos expertos creen que podría haber servido para llevar agua del río Algar a la Villa Romana del Albir, un importante centro económico en esta zona, y que ya vimos en otro post.
Queda reseñar que en Altea se come muy bien, y sería un pecado no darse una vuelta por cualquiera de sus restaurantes. La especialidad de la zona son los arroces, especialmente los marineros, que cuentan con una magnífica materia prima. Ca Joan, cerca de la playa de L'Olla, el Cantó de Palasiet, o el restaurante del Club Náutico, son buenos ejemplos. Si buscáis una cocina más vanguardista, cerca de la iglesia del Consuelo está Oustau. Por otro lado, en la calle San Miguel se encuentra la pastelería De Sabors, donde trabajan con chocolate belga y mantequilla traída directamente de Francia.
Como veis Altea merece una visita. Ya sea para pasar el día, o una temporada, ofrece un montón de recursos para toda la familia. Además cuenta con numerosas opciones muy cerca, tanto en el vecino Benidorm, como en El Albir, Calpe o Callosa d'En Sarrià. Durante todo el año es un destino perfecto para aquellos viajeros que busquen tranquilidad. ¿No os parece? Pues será mejor que no os lo perdáis.
jueves, 18 de febrero de 2021
DE RUTA POR LAS PLAZAS DEL CENTRO HISTÓRICO DE VALENCIA
En este blog hemos publicado unos cuantos post sobre cosas que ver y hacer en Valencia. Visitar museos con niños, pasear por los mejores parques o cómo disfrutar de las fallas son algunos de los temas que hemos tratado en anteriores artículos. Pero todavía no habíamos hablado de una de las joyas de la ciudad de Valencia, su centro histórico. Así que vamos a empezar a solucionar esa carencia ahora mismo.
Porque el centro histórico de Valencia es uno de los más importantes de España y Europa. Ocupa una superficie de aproximadamente 1,5 km2. Está delimitado por un perímetro de cerca de 5 kilómetros formado por las calle Colón, Xàtiva, Guillem de Castro y las vías que circulan por el margen derecho del antiguo cauce del río Turia (Paseo de la Petxina, Conde de Trénor, Ciudadela...), que podéis recorrer con la línea C1 del autobús urbano (EMT Valencia). En este espacio (tres veces más grandes que la Ciudad del Vaticano, por ejemplo) conviven edificios religiosos, civiles y administrativos con museos y zonas de marcha y ocio.
En un solo artículo es imposible contar pormenorizadamente todo lo que podéis ver y hacer en el centro histórico de Valencia, así que este artículo será un resumen. Pero no vamos a dejarnos nada importante y todo lo que repasemos en este post es casi de obligada visita (y sin casi). Por eso vamos a ver esta zona de Valencia a través de sus plazas. Valencia, como vais a ver en todo el artículo, es una ciudad muy de plazas.
Empezaremos esta ruta en una de las plazas más queridas de Valencia, la plaza de la Virgen. Esta plaza fue hasta bien entrado el s. XIX el centro del poder administrativo, civil y religioso. Era el centro de la vida de Valencia. Asumió el papel que siglos antes tenía la actual plaza de l'Almoina, lugar donde se cruzaban el cardo y el decúmano romanos. El centro del poder. En primer lugar encontramos la Catedral de Valencia, un edificio que contiene elementos románicos tardíos (la puerta de l'Almoina), góticos (casi todo), renacentistas (L'Obra Nova, la serliana que se ve rodeando el ábside y las pinturas del altar mayor), barrocos (la puerta de los Hierros, a los pies del templo) y neoclasistas (en la decoración interior).
El campanario, el queridísimo Micalet (Miguelete en castellano) de planta octogonal es uno de los mejores miradores de Valencia, si aguantas la subida (y la bajada) de los 214 escalones de su escalera de caracol. Desde la plaza de la Reina, que se abre a los pies de la Catedral, se puede observar otra panorámica, incluyendo el exterior del aula capitular, una estancia en forma de cubo donde se guarda el Santo Cáliz que utilizó Jesucristo en la Última Cena. Es la tradición, y más vale que no llevéis la contraria a los valencianos en esto. La Catedral se puede visitar de 10:30 a 17:30 (18:30 de marzo a octubre). Las entradas generales cuestan 8 euros, 5,50 € las reducidas y existe un pack familiar (para familias no numerosas, vaya con la Iglesia) por 18 €. La visita incluye el museo catedralicio, el Micalet y la capilla del Santo Cáliz. De 7:30 a 10:00 y de 18:30 a 20:30 hay horario de visita libre.
También en la Plaza de la Virgen, que durante las Fallas acoge el final del recorrido de la tradicional ofrenda de flores, se encuentra la Basílica de la Virgen de los Desamparados, la patrona de Valencia. No, la patrona de Valencia no se encuentra en la Catedral, si no en este curioso edificio barroco, cuya planta es un óvalo dentro de un rectángulo. Ni que decir tiene que el fervor pro la patrona es máximo. Para comprobarlo, nada mejor que darse una vueltecita, si cabéis, por la plaza de la Virgen la mañana del segundo domingo de mayo, día de su celebración.
Antes de seguir con nuestra ruta no podemos pasar por alto la fuente que hay en la plaza de la Virgen y que representa al río Turia. Al igual que la escultura clásica del río Nilo y sus afluentes, el Turia se representa como un señor ya mayor reposando. Alrededor una serie de niñas con cántaros representan las distintas acequias que, partiendo del Turia, riegan (o regaban, más bien) la huerta valenciana.
El Palacio de la Generalitat se encuentra en la Calle Caballeros. Esta calle toma su nombre de la cantidad de edificios de familias nobles que hay. Si no tenías una casa (bueno, casoplón) en esta calle no eras nadie. Podéis pasaros horas mirando escudos. A mitad de calle se abre la plaza del Tossal (mal llamada plaza del Carmen, que es otra plaza), epicentro de la marcha nocturna y de . Si seguimos la calle Caballeros hasta el final y siguiendo la calle Quart, llegamos a la plaza de Santa Úrsula. Lo verdaderamente importante es que nos encontramos a espaldas de las torres de Quart, una de las dos puertas que se conservan de la Valencia medieval.
A menos de 500 metros encontramos la gran plaza de Valencia, la plaza del Ayuntamiento. Una plaza bastante grande y con una forma extraña, de trapecio rectángulo (aproximadamente), como si en realidad fueran dos plazas unidas. Evidentemente destaca la Casa Consitorial, pero no es ni mucho menos el único edificio importante en esta plaza. Este edificio comienza su historia en el S. XVIII como la Casa de la Enseñanza. Desde 1860, cuando asume las funciones de Casa Consistorial, sufre sucesivas modificaciones y añadidos. El último, de los años 20 del s. XX, añade la actual fachada, donde destaca el famoso balcón, desde donde se da la orden de inicio de las mascletaes que se disparan en la plaza durante el período fallero.
En el otro lado de la plaza se encuentra el edificio de Correos y Telégrafos. Inaugurado en 1923, tiene elementos de la fachada comunes al Ayuntamiento, como las columnas dobles o los cuerpos redondos coronados por una cúpula en las esquinas. El interior, además de funcional, tiene una bonita cúpula acristalada decorada con los escudos de las provincias españolas. Merece mucho la pena entrar para visitarlo, aunque sea un segundo. El edificio está rematado por una torre metálica a la que se accede por una escalera de caracol.
Un poco más lejos, siguiendo la calle de las Barcas, y muy cerca de la calle Poeta Querol, sinónimo de tiendas de lujo y donde está el Museo Nacional de Cerámica, se encuentra la Plaza del Patriarca. Este nombre se debe a San Juan de Ribera, conocido como el Patriarca, y que fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi (colegio del Patriarca, para acortar). Este edificio se encuentra en esta plaza, y aunque noes de los más conocidos de Valencia guarda un tranquilo claustro renacentista, una hermosísima iglesia, o un magnífico museo que alberga pinturas de Juan de Juanes, El Greco, Ribalta, Pinazo, o un arca con un manuscrito de Tomás Moro que pudo ser rescatado. Pero si el Colegio del Patriarca guarda una curiosidad esta es el caimán disecado junto a la puerta, que fue un regalo del Virrey de Perú al Patriarca, y que dicen simboliza el silencio que se debía guardar.
Como os decíamos al principio de este post, esto no es más que un resumen tomando como excusa las plazas. Nos quedaría hablar de calles tan emblemática como la de La Paz, que une el Parterre con la plaza de la Reina, con la torre de Santa Catalina siempre vigilante. O la calle Colón, una de las calles comerciales más codiciadas de Valencia. La calle de las Barcas, donde se encuentra el Teatro Principal y lo que hace años fue el centro del poder económico valenciano. O Guillem de Castro, un eje cultural de primer orden con el antiguo Hospital, el MUVIM, el Museo de Prehistoria o el IVAM. Pero para todo eso ya habrá tiempo.