En este blog hemos publicado unos cuantos post sobre cosas que ver y hacer en Valencia. Visitar museos con niños, pasear por los mejores parques o cómo disfrutar de las fallas son algunos de los temas que hemos tratado en anteriores artículos. Pero todavía no habíamos hablado de una de las joyas de la ciudad de Valencia, su centro histórico. Así que vamos a empezar a solucionar esa carencia ahora mismo.
Porque el centro histórico de Valencia es uno de los más importantes de España y Europa. Ocupa una superficie de aproximadamente 1,5 km2. Está delimitado por un perímetro de cerca de 5 kilómetros formado por las calle Colón, Xàtiva, Guillem de Castro y las vías que circulan por el margen derecho del antiguo cauce del río Turia (Paseo de la Petxina, Conde de Trénor, Ciudadela...), que podéis recorrer con la línea C1 del autobús urbano (EMT Valencia). En este espacio (tres veces más grandes que la Ciudad del Vaticano, por ejemplo) conviven edificios religiosos, civiles y administrativos con museos y zonas de marcha y ocio.
En un solo artículo es imposible contar pormenorizadamente todo lo que podéis ver y hacer en el centro histórico de Valencia, así que este artículo será un resumen. Pero no vamos a dejarnos nada importante y todo lo que repasemos en este post es casi de obligada visita (y sin casi). Por eso vamos a ver esta zona de Valencia a través de sus plazas. Valencia, como vais a ver en todo el artículo, es una ciudad muy de plazas.
Empezaremos esta ruta en una de las plazas más queridas de Valencia, la plaza de la Virgen. Esta plaza fue hasta bien entrado el s. XIX el centro del poder administrativo, civil y religioso. Era el centro de la vida de Valencia. Asumió el papel que siglos antes tenía la actual plaza de l'Almoina, lugar donde se cruzaban el cardo y el decúmano romanos. El centro del poder. En primer lugar encontramos la Catedral de Valencia, un edificio que contiene elementos románicos tardíos (la puerta de l'Almoina), góticos (casi todo), renacentistas (L'Obra Nova, la serliana que se ve rodeando el ábside y las pinturas del altar mayor), barrocos (la puerta de los Hierros, a los pies del templo) y neoclasistas (en la decoración interior).
El campanario, el queridísimo Micalet (Miguelete en castellano) de planta octogonal es uno de los mejores miradores de Valencia, si aguantas la subida (y la bajada) de los 214 escalones de su escalera de caracol. Desde la plaza de la Reina, que se abre a los pies de la Catedral, se puede observar otra panorámica, incluyendo el exterior del aula capitular, una estancia en forma de cubo donde se guarda el Santo Cáliz que utilizó Jesucristo en la Última Cena. Es la tradición, y más vale que no llevéis la contraria a los valencianos en esto. La Catedral se puede visitar de 10:30 a 17:30 (18:30 de marzo a octubre). Las entradas generales cuestan 8 euros, 5,50 € las reducidas y existe un pack familiar (para familias no numerosas, vaya con la Iglesia) por 18 €. La visita incluye el museo catedralicio, el Micalet y la capilla del Santo Cáliz. De 7:30 a 10:00 y de 18:30 a 20:30 hay horario de visita libre.
También en la Plaza de la Virgen, que durante las Fallas acoge el final del recorrido de la tradicional ofrenda de flores, se encuentra la Basílica de la Virgen de los Desamparados, la patrona de Valencia. No, la patrona de Valencia no se encuentra en la Catedral, si no en este curioso edificio barroco, cuya planta es un óvalo dentro de un rectángulo. Ni que decir tiene que el fervor pro la patrona es máximo. Para comprobarlo, nada mejor que darse una vueltecita, si cabéis, por la plaza de la Virgen la mañana del segundo domingo de mayo, día de su celebración.
Antes de seguir con nuestra ruta no podemos pasar por alto la fuente que hay en la plaza de la Virgen y que representa al río Turia. Al igual que la escultura clásica del río Nilo y sus afluentes, el Turia se representa como un señor ya mayor reposando. Alrededor una serie de niñas con cántaros representan las distintas acequias que, partiendo del Turia, riegan (o regaban, más bien) la huerta valenciana.
El Palacio de la Generalitat se encuentra en la Calle Caballeros. Esta calle toma su nombre de la cantidad de edificios de familias nobles que hay. Si no tenías una casa (bueno, casoplón) en esta calle no eras nadie. Podéis pasaros horas mirando escudos. A mitad de calle se abre la plaza del Tossal (mal llamada plaza del Carmen, que es otra plaza), epicentro de la marcha nocturna y de . Si seguimos la calle Caballeros hasta el final y siguiendo la calle Quart, llegamos a la plaza de Santa Úrsula. Lo verdaderamente importante es que nos encontramos a espaldas de las torres de Quart, una de las dos puertas que se conservan de la Valencia medieval.
A menos de 500 metros encontramos la gran plaza de Valencia, la plaza del Ayuntamiento. Una plaza bastante grande y con una forma extraña, de trapecio rectángulo (aproximadamente), como si en realidad fueran dos plazas unidas. Evidentemente destaca la Casa Consitorial, pero no es ni mucho menos el único edificio importante en esta plaza. Este edificio comienza su historia en el S. XVIII como la Casa de la Enseñanza. Desde 1860, cuando asume las funciones de Casa Consistorial, sufre sucesivas modificaciones y añadidos. El último, de los años 20 del s. XX, añade la actual fachada, donde destaca el famoso balcón, desde donde se da la orden de inicio de las mascletaes que se disparan en la plaza durante el período fallero.
En el otro lado de la plaza se encuentra el edificio de Correos y Telégrafos. Inaugurado en 1923, tiene elementos de la fachada comunes al Ayuntamiento, como las columnas dobles o los cuerpos redondos coronados por una cúpula en las esquinas. El interior, además de funcional, tiene una bonita cúpula acristalada decorada con los escudos de las provincias españolas. Merece mucho la pena entrar para visitarlo, aunque sea un segundo. El edificio está rematado por una torre metálica a la que se accede por una escalera de caracol.
Un poco más lejos, siguiendo la calle de las Barcas, y muy cerca de la calle Poeta Querol, sinónimo de tiendas de lujo y donde está el Museo Nacional de Cerámica, se encuentra la Plaza del Patriarca. Este nombre se debe a San Juan de Ribera, conocido como el Patriarca, y que fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi (colegio del Patriarca, para acortar). Este edificio se encuentra en esta plaza, y aunque noes de los más conocidos de Valencia guarda un tranquilo claustro renacentista, una hermosísima iglesia, o un magnífico museo que alberga pinturas de Juan de Juanes, El Greco, Ribalta, Pinazo, o un arca con un manuscrito de Tomás Moro que pudo ser rescatado. Pero si el Colegio del Patriarca guarda una curiosidad esta es el caimán disecado junto a la puerta, que fue un regalo del Virrey de Perú al Patriarca, y que dicen simboliza el silencio que se debía guardar.
Como os decíamos al principio de este post, esto no es más que un resumen tomando como excusa las plazas. Nos quedaría hablar de calles tan emblemática como la de La Paz, que une el Parterre con la plaza de la Reina, con la torre de Santa Catalina siempre vigilante. O la calle Colón, una de las calles comerciales más codiciadas de Valencia. La calle de las Barcas, donde se encuentra el Teatro Principal y lo que hace años fue el centro del poder económico valenciano. O Guillem de Castro, un eje cultural de primer orden con el antiguo Hospital, el MUVIM, el Museo de Prehistoria o el IVAM. Pero para todo eso ya habrá tiempo.