martes, 28 de diciembre de 2021
LA VIDA PASEA POR LA RAMBLA NOVA DE TARRAGONA
sábado, 18 de diciembre de 2021
LA MAGIA DEL HOTEL DEL JUGUETE DE IBI
Hace poco pudimos desquitarnos con uno de los deseos viajeros (esos que de cara a la galería no tenemos) de hace bastante tiempo. Por fin pudimos disfrutar del Hotel del Juguete, un establecimiento tematizado especialmente recomendado para familias. De hecho es el único en toda España ambientado en el mundo del juguete. En tiempos de hoteles “Only adults” está bien que también existan alojamientos “Family friendly”.
El Hotel del Juguete se encuentra en la localidad alicantina de Ibi. Está en el interior de la provincia, muy cerca de Alcoy, para situaros. Que haya en esta localidad un hotel temático dedicado a los juguetes no es casual. Desde hace más de un siglo en Ibi se han instalado varias de las fábricas de juguetes que han sido protagonistas de los juegos de miles (si no millones) de niños y niñas de España y todo el mundo. Una industria que se extendió por municipios vecinos como Onil, especializado en las muñecas, como ya os contamos en el post sobre el Museo de la Muñeca, que se sitúa, precisamente, en Onil.
A pesar de los múltiples cambios que ha tenido que adoptar esta industria para sobrevivir, todavía perviven en Ibi algunas de las fábricas que llenan los catálogos y las cartas a Papá Noel o los Reyes Magos cada Navidad. Marcas como Moltó, Injusa, Joal, Guisval o Feber, nacieron en esta población. Ibi no olvida esa historia, y en sus calles hay numerosas referencias a esta industria de la que se sienten tremendamente orgullosos. Porque, ¿hay algo que llene más de orgullo que hacer felices a los demás?
VAMOS A CENTRARNOS, ¿POR QUÉ ES ESPECIAL EL HOTEL DEL JUGUETE?
El Hotel del Juguete se sitúa en pleno centro de la localidad, junto al Ayuntamiento. Concretamente en la calle Escoleta nº4. Nada más entrar ya se nota que no estamos en un hotel al uso. Los juguetes, los juegos, el mundo infantil está presente al cruzar la puerta. Como vais a ver no es un hotel solo para niños, pero es cierto que tienen un gran peso en las actividades que ofrecen.
Por ejemplo, en la primera planta hay una terraza en la que hay una serie de juegos infantiles y una cama elástica. Los adultos no pueden usarla, pero la tentación está ahí. También hay unos juegos electrónicos de velocidad y reflejos muy curiosos, ya que se accionan mediante un mecanismo manual. Si vais en otoño o invierno, aprovechad esta terraza durante las horas de luz.
Otro de los espacios más chulos del hotel es una sala de juegos, que también se encuentra en la primera planta. Aquí se combinan juegos tradicionales, como los Lego o un cuatro en raya gigante, con juegos tecnológicos como una pantalla táctil con actividades infantiles, una consola PlayStation Vita o una emuladora arcade con multitud de videojuegos de los 80 y 90s. Aquí se puede jugar y disfrutar en familia.
Una de las cosas más sorprendentes es la infinidad de detalles que hay repartidos por todo el hotel. Paneles con la historia del juguete en los pasillos, un buzón de los deseos (donde la mayoría pide volver), o puertas para que el Ratón Pérez pueda entrar, en caso de necesidad. No dejareis de descubrir detalles durante vuestra estancia.
LAS HABITACIONES
Las habitaciones son las joyas de la corona del Hotel del Juguete. Cada una está ambientada alrededor de un juguete distinto. En total son 19 habitaciones. Cada una de ellas es distinta, no solo por la temática, también por el tamaño o la disposición. Las habitaciones tienen las siguientes temáticas: Nancy, Barriguitas, Playmobil (dos habitaciones, una superior y otra estándar), Nenuco, Pin y Pon, Super Wings, Lego, Invizimals, Barbie, Family Play (equipada con una consola Playstation), Dinosaurios, Fisher Price, Superhéroes, Mr. Potato, Regreso al pasado.
Además hay tres habitaciones muy especiales, ya que están dedicadas a cada uno de los Reyes Magos, es decir, Sus Majestades de Oriente Melchor, Gaspar y Baltasar. Son habitaciones dúplex y, además, la de Baltasar incluye juguetes Hot Wheels.
Hay habitaciones para familias más pequeñas y también (por fin) habitaciones para familias numerosas. Éstas suelen tener dos camas de 150 cm de anchura, más que suficiente para que descanse toda la familia. Todas las habitaciones tienen están equipadas con juguetes referentes al tema de la habitación, televisor, un minibar y baño completo.
Nosotros escogimos la habitación Playmobil Superior, y fue un acierto. En primer lugar porque la habitación es bastante grande. También porque a todos nos encantan los playmobil. En un primer momento fue imposible separarlos de los clicks.
RESTAURANTE Y LUDOTECA
Otro de los puntos fuertes del Hotel del Juguete es su restaurante. Al contrario que muchos hoteles actualmente, no tiene buffet libre y se pide a la carta. Hay dos tipos de menú a elegir. Por un lado un menú de tapeo en el que se pueden escoger 5 tapas distintas entre prácticamente una quincena de opciones, o bien un menú con un entrante, plato principal y postre.
Nosotros las dos noches que estuvimos nos decantamos por la segunda opción. Si nos permitís una recomendación, las carrilleras estaban muy buenas y muy tiernas. En el caso de los niños los menús tienen dos platos y se pueden escoger tiras de pollo, minipizza, minihamburguesas, sopa o ensalada, entre otras opciones.
Como ocurre con el resto del hotel, la decoración es muy chula y con un montón de detalles. Por ejemplo, un cartel que simula unas enormes letras de Scrabble, piezas gigantes de Lego, o columnas que simulan ser crayones. Todo muy colorido. Además durante la cena bien el Ratón Quico (primo del Ratón Pérez) o Jet, protagonista de Super Wings, visitarán el restaurante para saludar y hacerse fotos con los niños.
El restaurante no es exclusivo para clientes del hotel, y cualquier persona que quiera puede disfrutar de la rica comida que preparan. Os aconsejamos reservar previamente para aseguraros la disponibilidad de mesa.
Uno de los servicios que más aprovecharon nuestros hijos fue la ludoteca. Se encuentra en un semisotano junto a la zona del restaurante. Solo abre por la tarde hasta el final de la cena. Pero en nuestro caso exprimieron cada minuto. Los niños se lo pasan en grande jugando con otros niños. Y los padres encantados, porque podemos tener un rato para nosotros. Durante las cenas, entre plato aprovechaban para bajar y jugar un poquito.
EXCURSIONES DESDE EL HOTEL DEL JUGUETE
Además Ibi es un municipio que tiene bastantes cosas para visitar. Cuenta con tres museos que son muy interesantes para toda la familia. Como característica común tienen que ocupan antiguas fábricas de juguetes que han sido rehabilitadas para su uso.
En primer lugar el museo del videojuego Arcade Vintage. Situado en la antigua fábrica de juguetes Rico, apenas a 200 metros del Ayuntamiento y del Hotel del Juguete. Nosotros ya lo habíamos visitado con anterioridad, y publicamos en su día un post acerca de este lugar. Muy recomendado para quienes vivimos las décadas de los 80 y los 90, ya que seguramente visitarías algún salón recreativo (unos billares, vamos) y disfrutaste como un enano con 25 pesetas.
También son muy recomendables dos museos que ocupan las instalaciones de la antigua fábrica de juguetes Payá, la decana de las industrias jugueteras en Ibi. Estos museos son, por una parte el Museo Valenciano del Juguete, que recoge una amplísima muestra de algunos de los juguetes que se fabricaban hace décadas en Ibi, con otros del mismo tiempo de otros lugares del mundo. Por otra parte el Museo de la Biodiversidad, un museo con un marcado carácter divulgativo y que quiere trasladar la importancia de conservar las distintas especies de seres vivos que viven en los distintos hábitats de nuestro planeta.
Desde el Hotel del Juguete nos ofrecieron una visita panorámica a Ibi en un tren turístico. Tiene una duración aproximada de una hora y recorre algunos de los principales puntos de interés de Ibi con salida y llegada en el Ayuntamiento. Esta actividad tiene un coste de 5 € por persona y es muy entretenida, os la recomendamos.
PARA FINALIZAR
Por último, y no por ello menos importante, queremos destacar una de las cosas que más ayudan a disfrutar de la estancia en el Hotel del Juguete. Esto es la maravillosa atención del cliente por parte de todos los empleados. El trato es magnífico por parte de los trabajadores y trabajadoras del hotel. Lo hacen todo fácil. Se merecen un 10.
Si con todo lo que ofrece el Hotel del Juguete os aburrís, en recepción tienen un servicio de préstamo de juegos de mesa. Ya sea en vuestra habitación o en una de las mesas de la cafetería, podréis disfrutar de un ratito con algunos de los juegos más populares.
Los fumadores lo tendrán un poco complicado, ya que todo el Hotel del Juguete es un "espacio sin humo" y no se puede fumar en ninguna dependencia. De hecho hay un cargo extra si se fuma en las habitaciones.
Aunque depende un poco de la personalidad de cada niño, pero creemos que la edad máxima para visitar el Hotel del Juguete estaría entorno a los 10-11 años. Nuestro hijo mayor tiene 12 y jugó, sobre todo, con los arcades. Aunque confesó que le gustó mucho el hotel.
El Hotel del Juguete es caro, no os vamos a mentir. Nosotros tuvimos la inmensa suerte de poder aprovechar el Bono Viaje de la Comunidad Valenciana, una fantástica iniciativa para reactivar el sector turístico tras el parón de la pandemia. Pero merece mucho la pena y es un lugar muy especial.
Toda la familia, aunque especialmente los niños, disfrutarán de todo lo que ofrece que, como habéis podido comprobar, es mucho. Y es que hay cosas que el dinero no puede pagar.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
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domingo, 28 de noviembre de 2021
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jueves, 18 de noviembre de 2021
DISFRUTANDO EL MAGNÍFICO JARDÍN BOTÁNICO DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Aunque la historia del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia hunde sus raíces varios siglos en la historia. Concretamente su concepción data del siglo XVI. Fue cuando se crea L' Hort de simples un huerto donde se plantaban y criaban distintas plantas medicinales destinadas a las prácticas de los alumnos de Medicina. Este Jardín Botánico fue evolucionando a través del tiempo hasta convertirse en lo que es hoy en día. Y eso a pesar de que vivió un cierto abandono durante los años 70 y 80 momento en el que la Universidad decide rescatarlo y actualizarlo.
Los números son realmente espectaculares: en un recinto de unas 4 hectáreas se recogen especies de prácticamente todo el mundo. Son 4.500 especies distintas que se agrupan en 27 colecciones diferentes. Estas colecciones, a su vez, están ordenadas en 4 grandes bloques: plantas útiles, colecciones sistemáticas, adaptaciones de las plantas y colecciones biogeográficas.
La mayor extensión la ocupan las colecciones sistemáticas. Bajo este criterio encontramos las palmeras, los helechos, las orquídeas, las bromelias y la Escuela Botánica. Esta es la parte más extensa, y es donde los alumnos de botánica podían estudiar las distintas especies de plantas in situ. Su origen se remonta a 1802 y las distintas especies de plantas se encuentran agrupadas por familias. Los distintos descubrimientos han provocado que en estos dos siglos su fisonomía haya cambiado. Es un lugar muy interesante para poder apreciar los cambios que se han ido produciendo en las distintas especies con el paso del tiempo y el cambio de las condiciones ambientales.
Pasear entre las distintas calles trazadas es un maravilloso ejercicio. Tanto por la calma que transmiten como por la observación que podemos hacer de las distintas especies y lo que ocurre a su alrededor, como los pájaros que tienen sus nidos en las ramas de los árboles. Entre éstos se encuentran varios árboles monumentales. Algunos tienen una edad de cerca de 180 años. ¡Si hablaran!
Una de las colecciones que más llaman la atención a los niños se encuentra en la zona norte del Jardín Botánico. Es la colección de plantas hortícolas, que se encuentra con las plantas útiles, evidentemente. Al fin y al cabo son alimentos, así que pocas plantas encontraréis más útiles. Les llamó mucho la atención ver las tomateras, los maizales o las berenjenas, judías, etc. Por suerte estaban en pleno proceso de dar fruto, por lo que podían distinguir perfectamente de que plantas se trataban. Hasta tienen un espantapájaros, más pichi que pichi. En el cole de mis hijos hay un pequeño huerto, pero nada que ver con esto.
Además de los parterres donde se ubican las distintas familias vegetales, existen en el Jardín Botánico varias edificaciones que ayudan a cuidar y mantener ciertas especies de plantas. Estos edificios fueron construidos a finales del s. XIX. Con algunos retoques y restauraciones han llegado hasta nuestros días, y son un ejemplo fantástico de cómo se trabajaban ciertos materiales en la época, como el hierro.
Hay cuatro invernaderos pequeños, de unos 40 m2 de superficie. Están semienterrados y aquí se pueden apreciar las preciosas orquídeas, distintos tipos de helechos, bromelias (un tipo de plantas tropicales) y las plantas carnívoras. Tranquilos, no son como Audrey II, la planta protagonista de La tienda de los horrores. Son atrapainsectos y algunas especies no es complicado encontrarlas en grandes superficies o supermercados.
Enfrente de estos invernaderos pequeños se encuentra el “invernadero tropical”. Fue el primer edificio de España en realizarse en metal y vidrio, al estilo del Crystal Palace construido en el londinense Hyde Park. Tiene una altura de 24 m y cuenta con una superficie acristalada de 465 m2. En su interior se alberga una importante colección de plantas tropicales. Una auténtica jungla dentro del Jardín Botánico.
Por último hay que referirse al Umbracle (o Umbráculo).Este tipo de edificación tiene como objetivo proporcionar sombra a algunas especies vegetales que sufren con la luz directa. Es uno de los espacios más especiales de todo el recinto del Jardín Botánico. En su interior hay una pequeña balsa, y en el interior una escultura del artista valenciano Andreu Alfaro. El estilo del escultor es fácilmente reconocible y tiene otras obras por la ciudad de Valencia.
Las plantas acuáticas también tienen su espacio en el Jardín Botánico de la Univresidad de Valencia. Cerca de los invernaderos hay un pequeño estanque en el que se encuentran algunas plantas. Evidentemente las estrellas son los nenúfares, esas plantas que por la sonoridad de su nombre los poetas del Romanticismo elevaron a los altares. Además, en el estanque, hay carpas koi, lo que siempre es una sorpresa para los niños.
El Jardín Botánico tiene un edificio contemporáneo que sirve para realizar actividades culturales. Se encuentra a la entrada, a modo de los propíleos de la Acrópolis. Cuenta con varias salas en las que se realizan exposiciones, presentaciones de libros, y un salón de actos para actividades que precisen de un aforo mayor.
Podréis visitar el Jardín Botánico todos los días, excepto los de meteorología adversa, el 25 de diciembre y el 1 de enero. Abre a las 10:00 y dependiendo del mes del año en el que nos encontremos, cierra a una hora u otra. A modo de ejemplo, entre noviembre y febrero lo hace a las 18:00, y de mayo a agosto a las 21:00. El resto de meses entre las 19:00 y las 20:00.
La entrada general cuesta 2,5 €, pero existen numerosos descuentos. Las familias numerosas y monoparentales, junto a pensionistas y jubiladas, personas en desempleo, personas dependientes, alumnado (formación reglada) y menores entre 7 y 16 años, pagan 1,5 €. Los menores de 7 años tienen entrada gratuita, así como los alumnos de la Universitat de València.
Para llegar os recomendamos el uso del transporte público. Su cercanía a la Gran Vía Fernando el Católico y a la calle Guillem de Castro hace que podáis llegar con las siguientes líneas de la EMT: 5, 60, 62, 63, 64, 73, 79, 80, 81, 92, 95. También con autobuses interurbanos que conectan la capital con municipios del área metropolitana, y en metro con las líneas 1 (estación Turia) y 3 y 5 (estación Àngel Guimerà).
Si podéis visitad el Jardín Botánico de la Universitat de València. Merece mucho la pena. Una buena opción si vistáis el centro de Valencia. Motivos no faltan: por la gran cantidad de especies vegetales que vais a ver, por lo que vais a aprender (nunca está de más) y por la paz y calma que se respira en este lugar. Un win-win de libro.