jueves, 28 de marzo de 2019

RECORRER TODA EUROPA EN UNA TARDE: EL PARQUE EUROPA EN TORREJÓN DE ARDOZ

Si visitáis la Comunidad de Madrid uno de los espacios que más éxito ha tenido desde su apertura hace ahora algo más de 8 años, ha sido el Parque Europa de Torrejón de Ardoz. En este parque podemos viajar de Holanda a Londres, de Roma a París, o de Berlín a Madrid en apenas unos minutos y sin necesitar de teletransporte o cualquier práctica mágica.


Como acabo de comentar este parque se encuentra en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz en una zona que anteriormente estaba degradada y que el Ayuntamiento decidió poner en valor. Para eso construyó este parque que tiene una extensión total de unos 233.000 metros cuadrados que cuenta como principal atractivo las réplicas de monumentos de toda Europa.

Además cuenta con el reclamo, bastante interesante para las familias, de que la entrada es totalmente gratuita. En el interior encontramos, además de las réplicas que ya hemos mencionado, numerosos espacios para él disfrute de toda la familia, tanto área de juegos infantiles como un bar, atracciones, tirolinas y un gran lago central dónde podemos alquilar barcas de remo.


Hacía tiempo que teníamos ganas de ir a conocer este parque ya que nos habían hablado bastante bien de él y, la verdad, es que está bastante chulo. Podríamos poner alguna pega: alguna de las réplicas como la Torre Eiffel que no está perfectamente conseguida o la Fontana di Trevi que sin el muro posterior desluce bastante, pero en líneas generales los monumentos están bastante conseguidos. Y oye, te puedes hacer unas cuantas fotos de postureo y fingir en Instagram que has estado viajando por todo el continente...


En la entrada nos recibe la Puerta de Brandenburgo de Berlín, que sirve de pórtico de acceso. Inmediatamente después lo primero que vemos en el parque es un fragmento del Muro de Berlín, donado por el Ayuntamiento de la capital alemana. Si nos dirigimos hacia la derecha llegaremos a los molinos holandeses y si vamos hacia la izquierda tomaremos con la Plaza de España, una plaza presidida por el Edificio del Reloj de la Puerta del Sol de Madrid y que cuenta con réplicas de fachadas de casas típicas de distintas regiones españolas. Además de ser un magnífico mirador de todo el parque, en esta plaza es donde se ubica el bar-restaurante del parque.


Muy cerca localizamos el teatro griego, que a la manera de los teatros clásicos, aprovecha el desnivel del terreno. Aquí, en las noches de verano, se realizan espectáculos y se puede observar la Fuente Cibernética que está instalada en el lago central y que los viernes y sábados lleva a cabo un show de agua, luz y sonido. Este lago, además de las barcas que hemos comentado anteriormente, está atravesado por el Puente de Londres.


Si seguimos hacia la izquierda encontraremos, además de la Sirenita de Copenhague y un barco vikingo que se está hundiendo, la Mujer Gigante, una instalación que permite adentrarse en un cuerpo humano para conocer su funcionamiento. Muy cerca está la parte preferida de los niños, ya que se localiza aquí el área infantil y un pequeño parque de atracciones denominado "Diversión en la Granja", que sí que es de pago. Justo enfrente hay un circuito para poder montar en poni, algo que también les gusta mucho a los niños.


También por esta parte del parque se pueden observar la Torre Eiffel, el Manneken Pis, la Fontana di Trevi, el David de Miguel Ángel o el Atomium. También un espacio que se denomina la Plaza de Europa, y que con un plano a escala del continente y doce estrellas, como la bandera de la Unión Europea, rinde tributo a ese invento que es la UE, que nos ha proporcionado alegrías, alguna decepción, pero ante todo ha logrado afrontar un período de paz bastante duradero, que falta nos hacía.

¿Y el resto? Os preguntaréis. Bueno, en cuestión de veinte o treinta minutos el cielo se cubrió y cayó un auténtico tormentón, que hizo que tuviéramos que correr para refugiarnos o nos hubiéramos calado de los pies a la cabeza. La verdad es que fue una auténtica lástima porque lo estábamos pasando bastante bien y ese ratito de lluvia nos estropeó el resto de la tarde, ya que anochecía y debíamos volver a nuestro alojamiento.


A pesar de todo os recomendamos ir al Parque Europa, es una magnífica alternativa para pasar un buen rato, y la cantidad de actividades complementarias que presenta hace que tengamos muchas opciones para ir con toda la familia. Nosotros volveremos, seguro, pero con paraguas, chubasquero y botas de agua, por si acaso.

lunes, 18 de marzo de 2019

MÁLAGA, UN PASEO POR UNA CIUDAD ACOGEDORA


Uno de los descubrimientos más felices que hemos realizado ha sido la ciudad de Málaga. No será porque no estábamos avisados, todas las personas que han estado en la capital malagueña han quedado encantados. Incluso familiares nuestros nos advirtieron de las maravillas de esta ciudad. Con tanto halago solo nos quedó comprobarlo por nosotros mismos.



Málaga es una ciudad maravillosa. Así, sin ambages. Os vamos a dar unos consejos para conocerla en un solo día, algo que es del todo insuficiente, pero menos es nada.


El punto de partida de nuestro paseo con el que conoceremos la ciudad malagueña es La Farola. Sí, en mayúsculas porque no estamos hablando de un poste que sostiene una bombilla, dicho así de manera rápida, si no del nombre popular con que se conoce al faro situado en el puerto de Málaga, a escasos metros de la famosa playa de La Malagueta. Construido en 1816, durante el reinado de Fernando VII, es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.



Desde este punto el paseo lo dirigiremos hacia el conocido Muelle UnoEs un centro comercial abierto con tiendas y establecimientos de restauración que hacen que Málaga mire cara a cara al mar Mediterráneo. Esto es algo que echamos de menos en otras ciudades como Valencia, y que en Alicante se intentó pero que se ha conseguido en parte. Si queréis que pongamos un pero, la mayoría de los establecimientos son franquiciados, y el centro se parece mucho a otros centros comerciales, algo que desmerece un poco a una ciudad como ésta, con suficientes encantos propios.



Hay que hacer una parada obligatoria. Málaga ha logrado situarse en el mapa gracias a una decidida apuesta por el turismo cultural, concretamente por el turismo de museos. Ha abierto algunas subsedes  de otros centros, una tendencia que va a más en todo el mundo, como ésta frente a a la que nos encontramos: la subsede del parisino Centro PompidouReconoceremos perfectamente la entrada de este museo, un  enorme cubo de colores, que a imitación de un inmenso cubo de Rubik,  nos anima a jugar con él. La colección presenta obras de algunos de los artistas más importantes del pasado siglo. Al ubicuo Picasso, le acompaña Miró, Giacometti, Bacon Magritte o Frida Khalo, por citar algunos.


Desde aquí podemos tomar dos caminos que transcurren paralelos. Si decidimos ir junto al mar recorreremos el Palmeral de las Sorpresas dónde nos cubrirá su pérgola, una interesante estructura en zigzag en la que nos resguardaremos, aunque solo sea de manera parcial, del sol. Bajo esta pérgola más o menos a mitad, se encuentra el Aula del Mar, un espacio museístico centrado en la acercarnos la flora y fauna del Mediterráneo malagueño. 


Si decidimos adentrarnos un poquito más en la ciudad vamos a dar al Parque de Málaga, bordeado por el Paseo de los Curas. En este parque encontraremos más de 300 especies botánicas enfrente de edificios tan emblemáticos como el Ayuntamiento o el Banco de España. El serpenteante trazado interior nos irá descubriendo esculturas dedicadas a malagueños notables (no, Antonio Banderas no tiene escultura todavía). Al fondo encontraremos la vista del Castillo de Gibralfaro y de algunas estancias de la Alcazaba malagueña que prácticamente se derraman hasta el mar. Escojamos un camino o el otro vamos a dar a parar a los pies de la noria "Mirador Princess", un magnífico lugar desde el que descubrir la ciudad con otra perspectiva.



Lo más seguro es que en ese instante tengamos enfrente la escultura de Don Manuel Domingo Larios y Larios, más conocido por ser el II Marqués de Larios, uno de los impulsores de la calle más conocida de Málaga, y que lleva el apellido familiar: la calle Larios. Junto al monumento a Larios (sí, su sobrino y III Marqués de Larios fue el fundador de la destilería) transcurre esta calle que es casi sinónimo de la ciudad. Su peatonalización ha ayudado a que se pueda pasear tranquilamente por ella y disfrutar de sus tiendas y bares. A través de la calle Larios, poco a poco nos iremos adentrando en el centro histórico de la ciudad.

¿Qué más podemos ver en Málaga? Siguiendo hacia el casco antiguo podremos descubrir, en primer lugar la Catedral de la Encarnación. De estilo renacentista, tiene añadidos elementos barrocos. Popularmente se le conoce como la "manquita", ya que de las dos torres proyectadas solo se realizó una. Muy cerca encontramos los restos del teatro romano de la antigua Malaca, lo que demuestra la importancia que tuvo la ciudad en el siglo I. Justo a espaldas del teatro romano se encuentra la Alcazaba, el antiguo recinto palaciego de época musulmana, que estaba conectado con el castillo de Gibralfaro, del que ya os hablamos



Entre la Catedral y Teatro Romano se encuentra el museo más visitado de Andalucía, el Museo Picasso. Este centro reúne casi 300 obras del artista malagueño, recorriendo todos los estilos que ejecutó. Este museo fue el detonante del turismo museístico que hemos comentado anteriormente y que ha conseguido atraer a Málaga otros museos como el Museo Carmen Thyssen (que muestra la colección privada de Carmen Cervera), la subsede del Museo Estatal Ruso de San Petesburgo, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Centro Pompidou Maálga que antes hemos mencionado. 

No nos olvidamos de algo imprescindible en Málaga: el buen comer y el buen beber. Que los tradicionales espetos no os nublen y os dejen disfrutar de una gastronomía mediterránea y potente. Acompañada de fantásticos vinos, y agradables cervezas. Málaga, es una ciudad acogedora, abierta y que quiere que se disfrute de ella. En pocas ciudades ocurre este fenómeno, y es digno de reconocer.  

viernes, 8 de marzo de 2019

VAPOR VIVO DE TORRELLANO, PEQUEÑA GRAN DIVERSIÓN

Algo tienen los trenes que nos gustan a casi todos. Debe ser que no llevan a la idea romántica de viajar a un ritmo distinto (aunque con el AVE algunos viajes son más cortos que en avión), o porque todavía somos como esas vacas que se quedan mirando asombradas ese engendro metálico que pita y va a toda velocidad.


Después de un año volvimos a las instalaciones de la Asociación Alicantina de Amigos del Ferrocarril, junto a la estación de Torrellano, una pedanía de Elche. Nuestro anterior intento acabó en fracaso, ya que justo ese día celebraban su asamblea anual y no estaban disponibles. Craso error no consultar sus perfiles en redes sociales. Pero esta vez sí, esta vez pudimos disfrutar de una mañana diferente, una gran mañana rodeados de miniaturas.


El recinto de la asociación tiene dos partes diferenciadas, por una el circuito de vapor vivo donde podemos hacer un viaje en unos trenes en miniatura, y por otra el museo, una pequeña colección museográfica que exhibe muchos objetos recogidos por estos amantes de los trenes.


El Museo del Ferrocarril abre todos los sábados del año por la tarde (excepto el de su asamblea, claro) y los domingos por la mañana desde octubre hasta mayo. Además, un día al mes sacan las locomotoras de vapor. Bien, nosotros acudimos el domingo de la locomotora a vapor. La parte positiva es que es una maravilla ver estas locomotoras, la pega es que estaba hasta los topes, con cerca de una hora de cola para poder montar en los trenes.



El resto de jornadas "solo" sacan las locomotoras térmicas y eléctricas, pero como son las únicas que tiran de vagones, os recomendamos, por consejo de los miembros de la Asociación, acudir un sábado por la tarde ya que la afluencia de público es menor y se puede disfrutar más de las miniaturas. De hecho nos dijeron que suelen dar dos vueltas al circuito y aquella mañana, ante tal cantidad de personas, decidieron acortarlo a una sola vuelta.



No les falta detalle: las máquinas son réplicas de locomotoras de varias épocas: una Talgo de los años 70, locomotoras eléctricas de los 90, la Coco (técnicamente, Renfe 270), una más actual con el logo de Adif... El recorrido es un óvalo con un recorrido alternativo que recuerda a las maquetas de trenes. Tienen cambio de agujas, un puente, un túnel, talleres, cocheras y jefes de estación. La taquilla también está hecha a escala y te toca estar un poco agachado para adquirir los billetes, una réplica muy bonita de boletos antiguos.


El recinto muestra un par de locomotoras antiguas, una de 1928 que participaba en los trabajos que se realizaban en el puerto de Alicante; un vagón de madera (yo diría que de tranvía o de tren de "vía estrecha"), señales, cambios de aguja, barreras, traviesas... El escenario perfecto antes de entrar al museo ferroviario.



Ya he comentado que la colección museográfica es pequeña, pero completa. Sorprende un carro equipado con una bomba que usaban los bomberos para apagar incendios. Recrean un jefe de estación, con un maniquí vestido con su uniforme, en su puesto, rodeado de teléfonos y maquinaria de señales que a los niños les parece del pleistoceno, pero que se usaban hasta hace dos días. También se recrea a un mozo de estación transportando maletas. En un hueco representan la construcción de unas vías, con distintas traviesas y las herramientas que se usaban cuando el trabajo era bastante más manual. Billetes antiguos, mapas de las líneas ferroviarias españolas antes de imaginar siquiera la Alta Velocidad. Linternas, luces, e ingenios que advertían de diferentes peligros, como unos pequeños explosivos que se situaban en la vía si había un accidente y con el estallido advertían al maquinista de que debía detener el tren. Ni llamadas, ni sms, ni WhatsApps que valgan...



Llegar es muy fácil. Si no vais desde Elche lo más recomendable es seguir la A-70, coger la salida del aeropuerto Alicante-Elche, seguir las indicaciones hacia el Recinto Ferial y desde ahí hacia Torrellano y por último seguir las indicaciones del Museo del Ferrocarril. Os recomendamos que visitéis a Vapor Vivo, son unos románticos empedernidos. Y para otros románticos, eso es todo un reclamo...