lunes, 28 de agosto de 2023

EL IVAM DE VALENCIA, VANGUARDIA DEL ARTE MODERNO

Años 80. Una época en la que está intentando asentarse en España la joven democracia. O las democracias, porque los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas están buscando su lugar y quieren dejar ya un legado. En Valencia surge la idea de crear una institución que ayude a difundir el arte de las últimas décadas. Surge el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el IVAM.

El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

El IVAM fue pionero y vanguardia. Nadie apostaba por un centro exclusivo para el arte moderno, y aún menos para el contemporáneo, cuando desde Valencia se dio el paso. No es ningún atrevimiento decir que sin el IVAM no se hubiera producido la ola de centros similares que se abrieron después en distintos puntos de España. Se adelantó a todos, al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid; o al Museo Patio Herreriano, en Valladolid, o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) con sede en la Cartuja de Sevilla, o el celebérrimo Museo Guggenheim en Bilbao.

EL EDIFICIO DEL IVAM


El IVAM se encuentra en el número 118 de la calle Guillem de Castro, justo enfrente del Pont de les Arts, uno de los cuatro puentes obra de Santiago Calatrava que cruzan el antiguo cauce del río Turia. Su imagen todavía sorprende, un gran cubo, un cajón que contiene a los grandes creadores del arte moderno y contemporáneo.

Nada más entrar un gran hall ejerce de distribuidor. Frente a nosotros una escalera conecta las plantas superiores. A nuestra izquierda un par de salas. A la derecha la cafetería, la tienda y la biblioteca.

Después de bastante tiempo sin ir, nos sorprendió ver que en parte de este hall se ha habilitado un falso jardín, con plantas en macetas y asientos para que las personas que acudan al IVAM puedan descansar durante su visita. Confesamos que no estábamos muy seguros si era una instalación o realmente era para un lugar de descanso. Nunca se sabe con el arte contemporáneo.

En un nivel inferior se encuentra la Sala de la Muralla. Se dedica para exposiciones temporales, generalmente de obras de pequeño formato, como fotografía o grabado. Su nombre procede de que aquí se puede ver un tramo de la muralla medieval que guardaba la ciudad de Valencia.

LA COLECCIÓN PERMANENTE DEL IVAM


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

La colección permanente del IVAM alberga obras de algunos de los artistas modernos y contemporáneos más importantes. Para poner en contexto, se considera arte moderno el que surge a partir del impresionismo. Estamos hablando de un movimiento artístico que surgió , más o menos, en la década de 1860. Por su parte el arte contemporáneo es el que surge a mitad del s. XX, tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Hay dos los artistas sobre los que pivota el grueso de la colección permanente del IVAM: Ignacio Pinazo y Julio González.

IGNACIO PINAZO


En orden de antigüedad, Ignacio Pinazo fue un pintor valenciano que nació a mediados del s. XIX. Probablemente el mejor pintor valenciano de su época, tras Joaquín Sorolla. Comenzó su carrera artística como pintor del romanticismo, lo que se llevaba en la época. Tras un viaje a Italia que se costeó él mismo (procedía de una familia humilde y tuvo que trabajar desde muy pronto) su estilo se ve influenciado por los machiaioli, un grupo de pintores que quiere romper con la tradición y utiliza una técnica similar a la de los impresionistas (resumiendo mucho).

Gran parte de la temática de Pinazo gira en torno a las costumbres y lo cotidiano. Pinta escenas que ve y las retrata con apenas unas pinceladas o trazos. Para ello utiliza todo tipo de soportes: lienzo, tabla, cartón, papel... Pinazo es casi un pintor compulsivo, y en el IVAM podemos ver muchos dibujos que casi podríamos considerar garabatos, pero que ejecutados por un gran artista tienen un hecho diferencial.

JULIO GONZÁLEZ


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Por su parte, Julio González fue un artista que influyó en la escultura de su época. Nacido en Barcelona en una familia de orfebres, se marchó a París para desarrollarse como artista. Allí consiguió trabajo como soldador en una fábrica de la automovilística Renault. Estos conocimientos técnicos y de materiales los incorporó a su obra artística. Además fue maestro de soldadura de otros artistas, como su amigo Pablo Ruiz Picasso.

Aunque la obra de Julio González se muestra en los museos de arte moderno y contemporáneo más importantes de Europa, el grueso de su colección se encuentra en el IVAM, ya que su familia decidió donarla a este museo. No en vano el IVAM tiene el "apellido" Centro Julio González, para destacar que es el centro de referencia de este artista.


Entre las obras más importantes que se pueden ver en el IVAM se encuentra Homme Cactus, una de sus obras cumbres dentro de su período de escultura cubista. También se muestran una serie de piezas relacionadas con la Montserrat. González creó este icono como representación de la mujer fuerte y resistente. Una Montserrat que fue una de las estrellas en el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París en 1937. En este pabellón el gobierno republicano quiso internacionalizar la Guerra Civil para lograr adhesiones y colaboración, y por ese motivo encargó una obra a Picasso. Esta obra fue finalmente el Guernica, probablemente la obra artística española más importante del s. XX. 

EXPOSICIONES TEMPORALES EN EL IVAM


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Como todo buen museo que se precie, parte de su importancia se mide por la calidad de las exposiciones temporales que ofrece. Y estas tienen un gran nivel. Hemos visto exposiciones de Carmen Calvo, Juan Navarro Baldeweg, Alexander Calder o Roy Lichtenstein, figuras esenciales en España y el arte mundial.

Nosotros en nuestra última visita al IVAM vimos dos exposiciones temporales muy distintas. En primer lugar una retrospectiva de La Nave, un colectivo de diseñadores y artistas gráficos, que toman su nombre de la nave industrial que compartieron para trabajar (co-working antes de que se inventara el término). Revolucionaron la Valencia de los años 90 y sus diseños forman parte de la memoria sentimental de millones de valencianos. Algunos incluso se siguen utilizando hoy en día, casi 30 años después.

La otra exposición temporal que pudimos ver en nuestra visita al IVAM fue la del artista libanés Aref El Rayess. ¿Lo conocíamos? No ¿Conocemos algún artista libanés? Ni por casualidad. Pero precisamente estas visitas son muy enriquecedoras por estos encuentros inesperados. Así, de vez en cuando, podemos dejar de mirarnos nuestro ombligo artístico y comprender que siempre hay otras visiones igual de interesantes. 

IINFORMACIÓN DE SERVICIO


Como ya hemos indicado al inicio del artículo, el IVAM se encuentra en la calle Guillem de Castro, en el centro de Valencia. Esta calle es una auténtica milla de oro cultural. A escasa distancia se encuentra el Centro Cultural de la Beneficencia, que acoge el Museo de Prehistoria de Valencia y L’ETNO, Museo Valenciano de Etnología (que ha sido distinguido como Mejor Museo Europeo en 2023). En el otro extremo de la calle se encuentra el MUVIM, Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad. Justo al lado está la Biblioteca Provincial, antiguo Hospital. Más o menos a mitad de calle se encuentran las Torres de Quart, uno de los monumentos más imponentes de la capital del Turia. Y no muy lejos de la Beneficencia encontramos la escultura dedicada a Cervantes, obra del gran escultor Mariano Benlliure. No me lo superes, iguálalo.

Llegar hasta el IVAM es muy sencillo. Mediante metro podéis llegar desde la parada Turia, en las líneas 1 y 2. También la línea 4 de tranvía tiene una parada no muy lejos, en Pont de Fusta. Si preferís el bus, la línea C1 de la EMT tiene parada en la misma puerta, y las líneas 28 y 95 tienen parada muy cerca. También podéis llegar paseando por el Jardín del Turia o atravesando el centro histórico de Valencia.  

Por último las tarifas del IVAM. La entrada general cuesta 5 €, mientras que los miércoles a partir de las 16:00 h. y los domingos la entrada es gratuita. 


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Es cierto que en ocasiones el arte moderno y contemporáneo no es muy sencillo para muchas personas. Precisamente por ese motivo es más recomendable la visita a los museos de arte contemporáneos, para que poco a poco, y con un cierto “entrenamiento” podamos ir entrando en este mundo. Creemos que son los niños quienes más lo disfrutarán, ya que suelen ser más libres y más abiertos a las vanguardias, y posteriormente suelen interpretarlas con sus propias vivencias. En resumen, no les tengáis miedo al IVAM y disfrutaréis la visita.  












viernes, 18 de agosto de 2023

VIAJAR CON EL PALADAR: EL CEVICHE PERUANO

La gastronomía mundial tiene una serie de recetas que han traspasado ampliamente los límites de los territorios que las crearon. Estos platos pasan a ser, por decirlo de alguna manera, de dominio público. En esta categoría encontramos la pizza o la paella, por ejemplo. Las recetas se adaptan a quienes las preparan y a quienes las degustan. En ocasiones se consigue llegar a una preparación purista. Otras, sin embargo, se cometen aberraciones que pueden conllevar pena de cárcel. Toda esta parrafada no es más que una disculpa preventiva por si en esta receta del ceviche peruano hemos cometido algún sacrilegio, del tipo de ponerle chorizo a la paella valenciana o piña a la pizza.

Viajar con el paladar: el ceviche peruano

Aunque el ceviche es un plato que se prepara en prácticamente toda Iberoamérica, desde la frontera mexico-estadounidense hasta Ushuaia, se le atribuye a Perú su condición de plato nacional. Una receta que atraviesa un continente de extremo a extremo y que vamos a preparar en nuestra propia casa, sin necesidad de atravesar el Atlántico


PREPAREMOS UN CEVICHE PERUANO

El ceviche es un plato doblemente fresco, ideal para los calores del verano. Se prepara en poco tiempo con ingredientes frescos, y necesita refrigerarse para mantener sus propiedades. Si no la conocéis, esta receta, resumiendo, se trata de pescado blanco marinado con limón o lima, y aderezado con ají, cebolla roja y cilantro.

Tradicionalmente el ceviche se prepara con corvina, un pescado blanco emparentado con las percas. Hay un montón de especies de corvina y se encuentran sobre todo en aguas templadas como el Mar Mediterráneo, o los océanos Pacífico y Atlántico, especialmente en el Mar Caribe

Nosotros compramos una corvina entera mediana, de unos 40 cms de largo y casi un kilo, suficiente para los cinco, aunque al final nos fundimos entre tres el ceviche. Pedid en la pescadería que limpien el pescado y os dejen los filetes. De esta manera elimináis la espina central (os la pueden guardar para preparar caldo) y solo os quedara alguna espina que hay a media altura de cada lomo.

Viajar con el paladar: el ceviche peruano

Contaremos los filetes en trozos pequeños, de unos 2x2 centímetros, y los añadiremos a una fuente. Seguimos el consejo de bañar previamente la fuente con zumo de limón o lima, así el pescado empieza a marinar inmediatamente. Salpimentamos. Acto seguido, en un recipiente aparte, mezclamos una cebolla morada picada, el zumo de dos limas o limones (por cada 300 gramos de pescado), cilantro picado (al gusto) y ají (o guindilla o chile) en rodajas finas sin pepitas. Nuestro sacrilegio, lo confesamos, fue usar un poco de pimentón picante porque no nos quedaban guindillas. Lo lamentamos.

Lo añadimos todo a la fuente con el pescado. Mezclamos muy bien. Tapamos con papel de aluminio, film transparente o tapa de silicona y metemos en la nevera de 20 a 30 minutos. Y listo.


HISTORIA DEL CEVICHE PERUANO 

El ceviche es un plato tradicional de la cocina peruana que ha ganado popularidad tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo. La historia del ceviche en Perú se remonta a la época precolombina, donde los incas ya preparaban un plato similar con pescado y frutas cítricas. Sin embargo, fue durante la época colonial cuando el ceviche se convirtió en el plato nacional de Perú.

Teniendo en cuenta la base tradicional e histórica de la receta, el ceviche peruano evoluciona con la introducción de tres ingredientes que los colonizadores europeos llevaron a América: el limón, la cebolla y el cilantro. Como ya hemos explicado antes, la corvina (una de sus especies) puede pescarse en el océano Pacífico. 

Al tratarse de un plato de una dimensión prácticamente continental, las variantes son múltiples. Una de esas variantes es el tiraditos, que es similar al ceviche, pero en lugar de trozos de pescado, se utilizan finas lonchas de pescado. El tiraditos se sirve con una salsa de lima, ají y cilantro.

El ceviche mixto es otra variante, que se prepara con una mezcla de diferentes tipos de mariscos, como gambas o camarones, pulpo y mejillones. El ceviche de camarones es otra variante popular, se prepara con camarones cocidos y marinados en jugo de limón y ají.


TRUCOS Y CONSEJOS PARA PREPARARLO

Viajar con el paladar: el ceviche peruano

Para esta preparación nosotros quisimos ceñirnos a la receta más tradicional. Por ese motivo utilizamos corvina. También es verdad que tuvimos la suerte de encontrar este pescado a muy buen precio. Pero cualquier pescado blanco os serviría. Si es fresco mucho mejor pero también vale si es pescado congelado. De hecho nosotros tuvimos que congelarlo 48 horas para prevenir el temido anisakis.

Las recetas que hemos encontrado hablan de limones o limas para el zumo que utiliza el ceviche. El uso de algún cítrico es absolutamente imprescindible ya que es la base del marinado que hace que el pescado se "cocine". En España esta preparación nos remite a los boquerones en vinagre (o "agritos" en Alicante). Parte indispensable del ceviche es lo que se conoce como leche de tigre, que ni es leche ni es de tigre. Es el jugo, generalmente de color blanco, formado por el zumo de los cítricos y los fluidos que desprende el propio pescado. Este leche de tigre sirve para aliñar el ceviche y otros platos de pescado.

Nosotros utilizamos una mezcla de lima y limón, con una mayor proporción de lima para que tuviera un sabor más ácido. La cantidad total de zumo va un poco al gusto, pero tened en cuenta que no debe de estar seco porque quedará crudo, pero tampoco debe de convertirse en una sopa.

El acompañamiento del ceviche varía dependiendo del país. Si nos ceñimos a Perú lo más usual es una guarnición de boniato (o batata o camote) y maíz choclo hervido. Nosotros utilizamos boniato junto a patata y aguacate. ¡Fusión iberoamericana!


LA COCINA PERUANA HOY

La receta del ceviche peruano no está escogida al azar para este viajar con el paladar. Vale que estemos en verano y case bien, pero es una excusa, otra más para hablar de otros temas relacionados, aunque sea brevemente. En este caso nos interesa el estado actual de la gastronomía peruana. 

Y goza de una salud excelente. Una nueva generación de chefs ha querido poner en valor la cocina nacional y el tremendo producto que tienen, aportando la visión de la alta cocina y de la innovación, y luchar por hacerse un hueco en el olimpo de la gastronomía mundial. Spoiler: lo han conseguido.

Central” el restaurante del chef Virgilio Martínez ha sido considerado el mejor restaurante del mundo, alzándose con la primera posición de la lista de los mejores restaurantes que elaboran desde 50 Best. No ha sido una sorpresa, ya que desde 2015 está en el top 10, y ya en 2022 se colocó en segunda posición. 

No cabe duda de que “Central” es la insignia de la gastronomía actual peruana, pero otros cuatro restaurantes, todos afincados en Lima, aparecen en la lista del 50 Best 2023, una cifra nada despreciable. ¿A qué se debe este éxito? A varios factores, en primer lugar a las condiciones naturales del país, que permiten tanto el cultivo de diversas especies vegetales como una surtida pesca al estar al borde del océano. También por las características demográficas, una mezcla de población de origen indígena, junto a descendientes europeos, y población migrante de diversos puntos del planeta, destacando otros países de Iberoamérica y Asia (el 10% procede de China o Japón). Al mismo tiempo el crecimiento económico del país ha permitido mejoras para la población en general, y mayores estándares de calidad de vida, aunque queda bastante camino que recorrer, sobre todo en zonas rurales.  


CONCLUSIÓN

Viajar con el paladar: el ceviche peruano

El ceviche es un plato muy importante en la cultura peruana y en Latinoamérica. Por ese motivo hemos intentado cuidar al máximo la preparación y que fuera lo más cercana posible a la receta tradicional. Las distancias, los usos y las costumbres ayudan a distorsionar recetas. Os recomendamos lanzaros a preparar un rico ceviche peruano, y como siempre decimos, disfrutarlo en compañía. ¡Buen provecho!


martes, 8 de agosto de 2023

SEGORBE, DONDE EL TIEMPO DEJÓ SU IMPRONTA

Es interesante visitar lugares que se sientan orgullosos de su historia, de su pasado y que lo conserven y protejan. También, que sepan honrar a aquellas personas que han llevado el nombre de su población lejos, más allá porque lo más común es que nadie sea profeta en su tierra. Por ese motivo nos gustó Segorbe, porque sabe mirar atrás en el tiempo y agradecer a quienes estuvieron aquí antes que nosotros.

Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Segorbe se encuentra en el primer interior de la provincia de Castellón. Por autovía (A-23, Autovía Mudéjar) está apenas a menos de 40 kilómetros del mar. Las sierras de Espadán y Calderona escoltan el término municipal de Segorbe, mientras que el río Palancia atraviesa la población camino del mar Mediterráneo. Esta situación fue clave para que desde la antigüedad hubiera asentamientos humanos en este punto.


LA VISITA A SEGORBE



Iniciamos nuestra visita en la oficina de turismo, donde nos ofrecieron muy buena información. Sobre todo el consejo para descargar la app turística oficial de Segorbe, que está muy bien y nos ayudó un montón. Otra razón es que en el subsuelo hay un parking público que los fines de semana es gratuito, ¡y en pleno centro!

Teníamos intención de visitar alguno de los museos que hay en Segorbe pero ninguno, a excepción del Museo de la Entrada de Toros y Caballos que se encuentra en el mismo edificio de la oficina de turismo, estaba abierto. Cosas de las tardes de verano. 

Hay que detenerse un segundo en la Entrada de Toros y Caballos, ya que es el acto más importante de las fiestas de Segorbe, que se inician el último sábado de agosto y duran dos semanas. Las Entradas se celebran durante la segunda semana a las 2 de la tarde y está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. A pesar de todo, y aunque era el único museo abierto, el tema no nos interesaba demasiado, por lo que declinamos entrar.

La visita continuó por la plaza del Agua Limpia. Es un nombre curioso, más si tenemos en cuenta que es una de las más importante de la localidad, ya que aquí se encuentra el Ayuntamiento. El viene de que, antiguamente, a partir de este punto había talleres de curtidores de piel y de tinción textil, por lo que los vertidos de estos negocios ensuciaban el agua.


LOS MONUMENTOS DE SEGORBE


https://www.youtube.com/watch?v=2-Ote8eZ7OI

El primero de los monumentos que vimos en la visita fue el Ayuntamiento. El edificio fue construido en el s. XVI como residencia de los duques de Segorbe y Medinaceli (ojo con la casa). El municipio lo compró y reformó en el s. XIX. Fijaos, además, en las dos fuentes que hay en la plaza. Una justo enfrente de la entrada del Ayuntamiento y otra en un extremo de la plaza, tal vez más antigua.

Continuamos la visita a través de la calle de Julio Cervera, otro de los prohombres segorbinos, para llegar al cruce con la calle Colón. Esta es la vía en la que se ejecuta la Entrada de Toros y Caballos. Cruzando nos adentramos en lo que antiguamente era la parte intramuros de la ciudad. En este tramo de calle hay varios de los edificios más representativos de Segorbe: las criptas de la Catedral y el (antiguo) Seminario. Y es que Segorbe fue un importante centro religioso durante siglos.

Al final de la calle vemos la plaza de la Cueva Santa, que en unas semanas transformará su fisonomía debido a las fiestas. Durante el resto del año es centro neurálgico de celebraciones y el lugar donde semanalmente tiene lugar el mercadillo, que es otro ritual laico y social.


A media calle hemos visto el arco de la Verónica. Su aspecto lo delata como una de las antiguas puertas de la muralla, que permitía el acceso (y la salida) a la villa. Por el interior una recreación del paño de la Verónica con el rostro de Jesús da nombre a esta entrada. Atravesamos el arco de piedra e inmediatamente el urbanismo cambia. Son calles estrechas, retorcidas y serpenteantes, herederas del pasado andalusí de la villa. Hoy tienen un planeamiento racional más que el crecimiento natural que la localidad fue viviendo a lo largo de los siglos.


DENTRO DE LAS MURALLAS


https://www.vacacionesnumerosas.com/2018/06/morella-recomendaciones-para-toda-familia.html

Tras atravesar el arco de la Verónica giramos a la izquierda y sus calles nos llevan a rodear la Catedral. Sí, Catedral, porque Segorbe fue la sede de la diócesis durante siglos. De ahí su importancia religiosa y que a muy poca distancia encontremos un Seminario.

Vamos siguiendo los muros de la Seo hasta llegar a su fachada. Ésta se abre en lo que suponíamos un lateral, frente a una pequeña plaza. Es una fachada muy sencilla, con muy pequeños elementos decorativos. Las cercanas murallas no permitieron mucho más espacio para construir y sus arquitectos tuvieron que trabajar con el espacio que había. Llama la atención el campanario que tiene una planta irregular. También nos sorprende ese pasillo en voladizo sobre un arco que ejerce de puerta y que conecta la Catedral con los edificios en la otra parte de la plaza. Frente al arco unas escaleras cuyos escalones se suben de dos en dos pasos.


Volvemos atrás sobre nuestros pasos para seguir por el casco histórico de Segorbe. Pasamos junto al Museo de Personajes Ilustres Segorbinos. Estaba cerrado. Ya hemos comentado al principio que nos gustó que homenajeen a aquellas personas nacidas en Segorbe y que destacaron en sus campos. Nuestra siguiente parada está a la vuelta de la esquina. 

Se trata de la torre de la Cárcel. Junto a la torre del Botxí (del verdugo), testigos de la antigua muralla de Segorbe. Es una torre de planta circular, que por su parte trasera nos recordó a las Torres de Serranos de Valencia. Se sitúa junto al portal de Teruel, y servía para proteger esta entrada a la villa. Hace siglos albergó celdas, de ahí su nombre.


FUERA DE LAS MURALLAS DE SEGORBE


Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Remontamos los últimos metros de la calle Colón para llegar a otro de los monumentos más representativos de Segorbe. Se trata de su acueducto. Sus arcos ojivales (apuntados) nos recuerda a otros ejemplos de acueductos más o menos contemporáneos a éste. En primer lugar pensamos en Morella, localidad que se encuentra en el norte de la provincia de Castellón, y el acueducto que se levanta a las afueras. También nos viene a la memoria la localidad valenciana de Alpuente, que visitamos hace algún tiempo. Por último, no podemos dejar de recordar el acueducto de los Arcos que se encuentra en Teruel, que se conecta con Segorbe a través de la Autovía Mudéjar. 

Nos llama poderosamente que falte un arco, pero entendemos que son cosas del “progreso”, que la necesidad de abrir la carretera nacional hizo que se tuviera que derribar. Un canal de hierro permitió que el agua siguiera llegando a los barrios de Segorbe. A los pies de un arco se ve un tramo original de ese canal. También a pie de acueducto está el museo de Arqueología y Etnología de Segorbe, que en su fachada tiene una inscripción conmemorativa a Carlos IV. Este punto también es el lugar donde se colocan los corrales para los toros que esperan antes de la entrada.

Seguimos los arcos del acueducto y dejamos atrás la torre del Verdugo, para, siguiendo la muralla, tomar el paseo (no es peatonal, cuidado con los coches) que nos permite una primera vista de los paisajes que rodean Segorbe. Vamos a encontrar un fantástico mirador junto a los arcos de Argen, que son los posibles restos de un espacio defensivo de origen andalusí.


ENTRE LA LUNA Y LA ESTRELLA



Volvemos a adentrarnos en la antigua ciudadela de Segorbe. Tras atravesar la plaza de la Judería, y camino del Castillo de la Estrella, que corona la población, encontramos la plaza de las Monjas. Aquí encontramos la iglesia de San Martín, un magnífico edificio. La plaza es fresca, y como el día es bastante caluroso nos sentamos un rato a descansar en uno de los bancos antes de que afrontemos la última parte de la visita. 

Nos acompaña en nuestro descanso el busto de María de Luna, que fue señora de Segorbe y reina de Aragón tras su matrimonio con Martín I de Aragón. Perteneció a una familia ya emparentada con la realeza, aunque los Luna fueron una casa destacada. El miembro más conocido fue Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna, que coincidió en su papado con el reinado de María.  

Por si nos quedaba alguna duda, las calles vuelven a ser estrechas y se adaptan al terreno con constantes cuestas, tanto de subida como de bajada. Dejamos de lado el Museo del Aceite, una antigua almazara, para tomar la plaza del Ángel en dirección al castillo de la Estrella. En esta plaza la banda municipal (o una de las bandas) está ofreciendo un concierto. Al cabo de un rato, bajando del castillo de la Estrella volveremos a pasar por aquí, en el preciso momento que interpreten el tema principal de la banda sonora de "El viaje de Chihiro". ¡Qué maravilla!


FINAL DE TRAYECTO


Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Menos mal que hemos descansado un poco, pensamos, porque el castillo de la Estrella se levanta sobre el empinado cerro de Sopeña que domina todo Segorbe. Las rampas nos indican donde está la entrada a esta fortaleza. Su importancia estratégica no casa con su historia, ya que desde el s. XV fue progresivamente abandonado. De su interior apenas se conservan restos, ya que se utilizó como “almacén” de material de construcción. El muro exterior y las torres que protegían los vértices se reforman para las II Guerras Carlistas. Su nombre, probablemente, proceda de esa forma tan característica de bastión con ángulos adelantados para mejorar la defensa.

Los pinos nos dan algo de sombra y la brisa nos ayuda a minimizar la sensación de calor. En varias de las torres corroboramos, una vez más, que es imposible creernos los más listos del universo, que hace siglos ya sabían hacer muy bien las cosas. La pena es que desde aquí no se ve el mar, pero que le vamos a hacer, hay imposibles a los que nos debemos enfrentar.


Y de esta manera hemos acabado, prácticamente, nuestra visita a Segorbe. Creíamos que nos quedaba una largo paseo callejeando por el casco histórico hasta llegar al coche, y en unos minutos ya hemos llegado a la calle Colón. Volviendo al coche comentamos que es una pena que los museos estuvieran cerrados. Pero es una excusa perfecta para volver a Segorbe. Y lo haremos.