Uno de los edificios más fotografiados de Valencia es el Palacio de Marqués de Dos Aguas, y concretamente su fachada. Diseñada por Ignacio Vergara y realizada con alabastro, destaca la representación de dos atlantes que simbolizan los ríos Júcar y Turia, que delimitaban el marquesado (las dos aguas del título), y la Virgen del Rosario que corona el conjunto. Pero si el edificio por fuera es espectacular, el interior no lo es menos.
Y es que dentro del Palacio se ubica el Museo Nacional de
Cerámica y Artes Suntuarias González Martí. Estas navidades estuvimos de visita con nuestros hijos en este centro.
Fuimos a ver el belén napolitano que se instala todos los años en este museo y
cuya entrada es libre. Los belenes napolitanos son aquellos formados por
figuras de unos 35 cm
de alto con la cabeza de porcelana,los brazos y manos de madera y vestidos con
ropajes realizados con telas que en algunos casos pueden ser de seda con bordados y fina decoración. Esperábamos ver un gran belén
con cientos de figuras pero este tiene 29 y se encuentra un poco arrinconado en
una sala. Es muy bonito, sí, pero en principio nos decepcionó, quizá porque íbamos
mal informados. A pesar de nuestra primera impresión, este nacimiento vale la
pena.
Al estar ya dentro del museo, decidimos visitarlo por
completo. De hecho entrando al belén tienes que atravesar la primera sala, que
contiene los carruajes que formaban parte de la colección de la familia del Marqués
de Dos Aguas realizados con una exuberante decoración y que sin duda os van a
sorprender.
Se puede decir que el museo tiene dos partes, una dedicada a
la historia de la cerámica y la porcelana y otra dedicada a la historia del
edificio, que tiene habitaciones antiguas con vigas de madera y suelos con
baldosas tradicionales y otras habitaciones reformadas en el s. XVIII que nos
recordarán a palacios franceses como el de Versalles (pero a escala, claro). El
grueso de la exposición de cerámica histórica se basa en la donación de la
colección particular de Manuel González Martí, intelectual y artista valenciano, en cuyo
honor lleva su nombre este museo. Su basta colección de cerámica de todas las
épocas, hizo que en 1954 se inaugurara este museo.
No olvidemos que en Valencia la cerámica tiene un papel
fundamental. En la
cercana Manises había numerosas fábricas que se dedicaban a
realizar toda clase de objetos en porcelana desde baldosas pasando por
vajillas, figuras ornamentales o el famoso purificador de agua Sinaí, que
decora numerosas casas. Una de las tradiciones más queridas en la ciudad de
Valencia es el mercado de la escuraeta,
un mercado ambulante que cada mes de mayo se monta a los pies de la Catedral,
en la Plaza de la Reina, y donde se venden cacharros de cocina realizados en
barro cocido y cerámica.
Volviendo al museo, en las salas dedicadas a la cerámica y
la porcelana podremos ver desde utensilios antiguos como ánforas hasta
cerámicas firmadas por el pintor Pablo Picasso y que fueron donadas en
exclusiva a este museo. Son muy interesantes algunas piezas valencianas, como
un tondo precioso que estaba en el convento de la Trinidad de Valencia o las
piezas de azulejería. Recorriendo algunas salas encontraremos, además, algunos
cuadros de gran formato realizados por maestros valencianos como Pinazo o José
Benlliure.
Respecto a las salas que formaban parte de las habitaciones
de la familia del Marqués de Dos Aguas conservan el mobiliario y la decoración
en un estilo rococó un poquito recargado, pero que nada tiene que envidiar
algunos palacios de las realezas europeas. Algunas salas, como ya he comentado
anteriormente, pueden recordarnos a Versalles, como un salón de baile dónde se
exponen varios instrumentos de la época y que está cubierta de espejos. Son
curiosas y la verdad es que merece bastante la pena la visita al museo aunque
solo sea por estas habitaciones. También sorprenderán los restos de la antigua
casa que fue transformada en este palacio.
El edificio se encuentra en una de las zonas más
privilegiadas de Valencia, junto a la calle Poeta Querol ,
también denominada Milla de Oro de Valencia, y dónde se encuentran muchas
tiendas de firmas de lujo. Muy cerca también encontramos dos edificios que
merece mucho la pena visitar como el antiguo Colegio del Patriarca y el
edificio histórico de la Universidad de Valéncia en la calle de la Nave. También merece
un buen paseo la calle de la Paz, que se encuentra a pocos metros del museo y que
comunica la Plaza de Alfonso el Magnánimo (popularmente conocida como El
Parterre) con la Plaza de la Reina y que al fondo tiene la imagen icónica del
campanario de la Iglesia de Santa Catalina, uno de las torres más queridas por
los valencianos, con permiso del Micalet, el campanario de la Catedral.
Info práctica: La entrada general al Museo cuesta 3€, y la reducida (para
grupos, y viajeros de RENFE) 1,50€. La entrada es gratuita todos los sábados a
partir de las 16:00, todos los domingos, el 18 de abril (Día Internacional de
los Monumentos y Sitios), el 18 de mayo (Día Internacional de los Museos), el
12 de octubre (Fiesta Nacional de España), y el 6 de diciembre (Día de la Constitución Española ).
Además no pagan entrada los menores de 18 años, estudiantes entre 18 y 25 años
y titulares del carnet joven, mayores de 65 años y pensionistas, personas con
discapacidad y acompañante, personas en situación legal de desempleo, y miembros
de familias numerosas. Vamos, que no hay excusa para no visitar este bonito
museo.
La visita al Museo Nacional de Cerámica González Martí tanto
por las obras expuestas, como por el edificio en el que se encuentra, como por
la amabilidad del personal que respondieron todas las dudas que les planteamos,
como por el entorno en el que se encuentra, vale mucho la pena. Si os encontráis en
Valencia no dejes de visitarlo porque no os vais a arrepentir y, aunque parezca
raro, los niños se lo pasan muy bien.
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