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martes, 28 de noviembre de 2023

NOS ADENTRAMOS EN LES COVES DE SANT JOSEP EN VALL D'UXÓ

Julio Verne en sus novelas mezclaba algunos de los adelantos científicos de su época con pasajes de una extrema imaginación. En Viaje al centro de la Tierra describía un planeta bajo la superficie que poco tiene que ver con la realidad. Pero de vez en cuando nuestro planeta nos guarda pequeños lugares dignos de Verne como las cuevas de Sant Josep en Vall d'Uxó.


Viaje al centro de Les Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó

Esta localidad castellonense esconde bajo una colina el río navegable más largo de toda Europa. Una experiencia que os recomendamos y qué puede llevarse a cabo casi en cualquier época del año, ya que la cueva guarda una temperatura constante alrededor de 20°C.

Unas cuevas milenarias en Vall d’Uxó


Las cuevas de Sant Josep de Vall d’Uxó son unas viejas conocidas por los habitantes de esta zona. Tanto es así que en la entrada podemos encontrar unas pinturas rupestres y unos grabados que, por la humedad existente y el paso de personas, se encuentran bastante deterioradas. Pero esto nos da una pista del aprovechamiento que tuvo la fuente que surge de este río subterráneo.

En el siglo XX y con el auge del turismo, las cuevas de San Josep de Vall d’Uxó se convirtieron en uno de los referentes turísticos de la provincia de Castellón. Alrededor de este espacio natural se ha ido construyendo un complejo turístico con restaurantes y tiendas de recuerdos que acompañan a la atracción principal.


Viaje al centro de Les Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó

Llegar es muy fácil ya que está perfectamente indicado desde la autovía. En nuestro caso fuimos con nuestro vehículo particular. Hay un inmenso parking gratuito, en parte descubierto, en parte cubierto con unos techados que se han aprovechado para crear un parque solar. También cuenta con un espacio reservado para la estancia de autocaravanas, con posibilidad de cargar agua y vaciar aguas grises.

Si optáis por el transporte público podéis llegar en autobús a Vall d’Uxó desde Castellón, o bien desde Valencia o Sagunto. El paraje de San José no está excesivamente lejos del casco urbano y se puede llegar dando un agradable paseo. De hecho, la Oficina de Turismo local está aquí y no el centro del municipio como es habitual.

Nos embarcamos 


Primera recomendación del post: reservad con antelación las entradas a través de su página web. Les Coves de Sant Josep están muy solicitadas, sobre todo cuando se acercan festivos o vacaciones. De esta manera os aseguráis no hacer el viaje en balde. Las entradas, en principio, no parecen muy económicas. La entrada general cuesta 14 euros. A partir de ahí encontramos varios precios adaptados a un gran número de públicos. Los niños (que midan más de un metro y tengan 13 años o menos) pagan 8 euros, y si cuentan con una discapacidad son 6 euros. Las personas pensionistas, estudiantes o poseedores de Carnet Joven y adultos con discapacidad tienen derecho a entradas de 10 euros. Las familias numerosas pagan 9 y 6 euros, en el caso de los adultos y de los niños respectivamente. Por último, los niños que midan menos de un metro no pagan entrada. Por supuesto, los descuentos precisan de mostrar la documentación acreditativa para ser aplicados.


Viaje al centro de Les Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó

La visita a les Coves de Sant Josep en Vall d’Uxó podríamos dividirla en tres partes: en la primera recorremos en barca el río navegable. Este trayecto son alrededor de 800 metros. La segunda parte se hace a pie, ya que llegamos a una galería emergida respecto al resto de la cueva. Este tramo es corto, unos 250 metros. Por último, ta tercera parte es el retorno a la salida con la misma barca. Todo este recorrido se hace en un tiempo total de entre 45 y 50 minutos. La verdad es que se pasa bastante rápido.

Cocodrilos, dinosaurios y murciélagos 


Nosotros tuvimos mucha suerte porque nuestro barquero era un chico joven con bastante gracia para explicar todos los detalles de las cuevas. De vez en cuando metía algún chiste para hacer más dinámica la visita. Además, interactuaba muy bien con los niños, porque bueno, sí, mucha barca, mucho río navegable y mucha roca, pero si lo pensáis fríamente esto puede resultar un poco aburrido.

Como ocurre con otras formaciones geológicas, los humanos vemos formas más o menos familiares en las rocas. Puede ser un cocodrilo petrificado, puede ser una cortina de piedra, las patas de un dinosaurio o cualquier otro animal u objeto. Algunas formaciones ya tienen nombre y otras pueden ser vistas con otros ojos.


Viaje al centro de Les Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó

Un dato decepcionante: las grutas no son del todo naturales. En los años 60 del siglo XX picaron y dinamitaron para poder navegar entre una cavidad de la cueva y otra y así exprimir este recurso turístico. Si podéis fijaos y veréis las marcas de los barrenos en las paredes. Reiteramos lo de si podéis, ya que en la mayoría de estos tramos os deberéis de agachar para no llevaros un coscorrón de recuerdo.

Cada una de las cavidades, como la sala de los murciélagos o el lago de Diana, la Galería de Sifones o la Catedral tiene unas características que la hacen única. Por ejemplo, la de los murciélagos se llama así porque habían colonias de estos mamíferos alados, pero con la actividad humana decidieron buscarse otra cueva. Durante el trayecto de vuelta en esta misma cavidad os espera una sorpresa. Aunque no es difícil encontrarla en redes sociales preferimos no hacer spoiler.

Un poblado íbero


Justo sobre la colina en la que se encuentran les Coves de Sant Josep hay un poblado íbero que alargó su vida hasta época romana. Esta es la prueba de que desde hace miles de años había población estable en esta zona y que aprovechaban el agua que surge del río de San José para su uso y consumo. De hecho, nos contaron que actualmente parte del agua potable de Vall d’Uxó procede de esta fuente. 

El yacimiento es visitable y se ha puesto en valor para contar los hallazgos que han localizado durante las distintas campañas de excavación. Os recomendamos su visita, aunque haya que subir por unas interminables escaleras, porque, la pasarela que permite la visita es también un excelente mirador de Vall d’Uxó. También hay una ermita junto al poblado.


Si os quedáis con ganas de más, hay otras actividades que podéis realizar en les Coves de Sant Josep. Una sería el espeleokayak. Esta es una actividad más especializada y se avanza más en el interior de las cuevas que con las visitas habituales. Otra actividad muy chula es el ciclo de conciertos Singin’in the cave (¡bravo por la creatividad!). Tanto los músicos (de primer nivel) como el público asistente se encuentran en barcas, creando una atmósfera especial.


Viaje al centro de Les Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó

Si estáis buscando una experiencia única en la provincia de Castellón, emulando a Otto Lidenbrock,  Axel y Hans, protagonistas de la novela de Verne, no podéis perderos las impresionantes Coves de Sant Josep en Vall d'Uxó. Estas cuevas subterráneas ofrecen un fascinante viaje a las profundidades de la tierra, combinando la maravilla natural con una rica historia.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

LA MEMORIA DEL PARC MINER DEL MAESTRAT

Una de las experiencias más interesantes que podemos vivir con los niños es visitar lugares que recuperan oficios que han desaparecido o están cerca de desaparecer. No solo por ese romanticismo nostálgico de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, si no precisamente para mostrar que, con sus fallos y carencias, en la actualidad vivimos mucho mejor de lo que lo hacían en el pasado. Esa es una de las razones que convierten al Parc Miner del Maestrat en un lugar ideal que visitar con nuestros hijos.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

Nos vamos a adentrar en el interior de la provincia de Castellón en una zona de duras condiciones, veranos calurosos e inviernos gélidos. La comarca del Maestrat, que es la parte en la Comunidad Valenciana del Maestrazgo, guarda mucha historia y sobre todo mucha memoria.

LLEGAMOS AL PARC MINER DEL MAESTRAT 


Para llegar al Parc Miner del Maestrat no hay más remedio que hacerlo con un vehículo privado, ya sea propio o de alquiler, ya que está en un lugar accesible pero bastante apartado de los dos pueblos más cercanos, Culla y La Torre D'En Besora.

Os recomendamos poner el GPS para qué os guíe por la carretera adecuad. Para llegar hay que circular por una carretera de montaña estrecha y revirada desde la que podréis ver los valles cercanos. A lo lejos, y durante el tramo final del camino, veréis la silueta del Peñagolosa. Esta es la montaña más alta de la Comunidad Valenciana, un gigante lleno de leyendas a su alrededor.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

En el último tramo se indica la llegada al Parc Miner del Maestrat. Os aconsejamos tener cuidado porque por esa misma carretera por la que nos hemos desviado, y que es más bien un camino, circula el trenecito que nos llevará a visitar las minas.

A nosotros nos sorprendió los edificios que se encuentran en el Parc Miner y que reutilizan los que existían cuando la mina estaba en funcionamiento.  Ahora son un bar-restaurante, dependencias de servicio y la taquilla. Aquí adquirimos las entradas, que hemos reservado previamente en el email parcminerdelmaestrat@gmail.com. El precio de la entrada general es de 12 €, mientras que para menores entre 4 y 12 años es de 6,50 €. Las familias numerosas, además de poseedores del Carnet Joven, estudiantes de la UJI, pensionistas y personas con una discapacidad superior al 33%, se pueden beneficiar de un descuento del 20%.. También se conserva una capilla o ermita muy fotogénica. Para amenizar la espera hay un parque infantil para que jueguen y no se desesperen.

NOS ADENTRAMOS EN LA MINA 



El Parc Miner del Maestrat cuenta con dos minas visitables: la mina Esperanza y mina Victoria. La mina estuvo a un servicio entre los años 1940 y 1962. Extraían mineral de hierro que se llevaba con camiones a Sagunto, a los Altos Hornos, donde se transformaba y se distribuía hacía varias partes de España y Europa. La apertura de la mina fue un revulsivo económico para una comarca que en plena posguerra no contaba con actividad económica más allá de la agricultura y la ganadería, y ambas eran deficitarias.

Cuando la mina dejó de ser rentable se cerró. Hubo un periodo en el que se utilizaron para plantar champiñones, pero la rentabilidad de este negocio tampoco debía de ser muy alta y al final también cerró. Desde hace unos doce años se volvieron a abrir como recurso turístico a través del Parc Miner del Maestrat. De esta manera se ha podido aprovechar este lugar y se han creado puestos de trabajo, que era de lo que se trataba desde un principio.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

La primera mina que se visita es mina Esperanza. Se bautizó así porque, como acabamos de contar, el descubrimiento del mineral trajo la esperanza a un territorio que lo estaba pasando muy mal en uno de los peores momentos de la historia reciente. El descubrimiento no fue casual, ya que los vecinos de la zona usaban la cueva natural que existía para extraer pigmentos. Ese fue el germen de la mina.

Llegamos subidos en el trenecito que hemos aludido anteriormente. Andamos apenas unos pasos y llegamos a la boca de la mina. Anteriormente ya nos hemos pertrechado con cascos. Creednos, van a ser mucho más útiles de lo que podríamos haber imaginado en el momento en el que los repartieron. Nos sentamos frente a una pantalla nos disponemos a ver un video que recupera la memoria de aquellas personas que hace décadas trabajaron en la mina a través de sus recuerdos.

UN VISTAZO A UN TRABAJO DURÍSIMO 




La visita a la primera mina nos revela lo que acabamos de ver en el vídeo. El trabajo era duro, muy duro. Además era peligroso, muy peligroso. Afortunadamente durante los años de actividad no se registró ningún muerto, aunque sí que se produjeron accidentes.

Durante el recorrido veremos la maquinaria que se utilizaba y que fue variando con los años. En los primeros años el trabajo era casi exclusivamente manual, a base de picos y barrenos. Poco a poco se añadieron máquinas a motor, pero no por ello fue menos duro. También vemos otros útiles como las linternas de carburo. Nos cuentan que los niños también trabajaban en la mina. Algunos realizaban funciones de aguador, suministrando agua a los hombres que picaban. Nuestros hijos se sorprendieron mucho, les parece inconcebible que niños con su edad realizaran tareas tan duras en vez de ir al colegio.

La memoria del Parc Miner del Maestrat


También conoceremos que en esta mina de la necesidad se hizo virtud. Las galerías se iban excavando siguiendo las vetas del mineral y, para asegurar las zonas, se realizaban muros de piedra en seco, típicos de la zona. Muy seguros no eran, pero a la falta de madera se sumaba el aprovechamiento de las rocas que extraían para no tenerlas que acarrear, ya que en esta mina solo tenían carretillas en unos puntos determinados.

Precisamente la visita a la mina Esperanza finaliza siguiendo la antigua vía por donde se sacaban las carretillas que desechaban el material sobrante. Un espacio extraño, ya que la mina modificó el paisaje y la tierra que pisamos no existía hace unas décadas.

DE VUELTA A MINA VICTORIA 



Regresamos con el trenecito al inicio de nuestro trayecto para visitar la mina Victoria. En su interior esta mina no es demasiado distinta de la mina Esperanza. La principal diferencia es la altura, superior a la otra mina, y que desde el principio vemos unas vías por las que transportaban las carretillas. Quizás la diferencia más notoria es que desde un principio utilizó más tecnología, aunque fueran carretillas, que en la mina Esperanza. En un principio las carretillas carecían de volquete y había que vaciarlas a mano. Existe una especie de hall, más amplio que por su acústica, se utiliza para realizar conciertos de pequeño formato. 

Volvemos a ver vetas de material, que se quedaron sin extraer porque, lo más seguro, es que fueran escasas y no rentara. En ambas minas se extraían limonita, hematita y goethita, minerales que contienen hierro en bruto, que necesita ser transformado para su uso. 

Como curiosidad, y tal y como afirma el Dr. Ian Malcom, la vida se abre paso. En algunas galerías ha crecido musgo y su presencia está asociada a los focos que alumbran las minas. Esto también se debe a la elevada humedad interior y a las filtraciones de agua, que han empezado a forman estalactitas.  

ACABAMOS LA VISITA AL PARC MINER DEL MAESTRAT 


La memoria del Parc Miner del Maestrat

Os vamos a contar un secreto. Primero por avatares de la vida y después por las condiciones meteorológicas, tuvimos que posponer dos veces la visita al Parc Miner del Maestrat. Ahora que ya lo hemos visitado no nos arrepentimos en absoluto. Puede que la espera también haya logrado que tuviéramos aún más ganas de conocer este lugar.

Esta visita nos ha enseñado la dureza algunos oficios que se realizaban no hace tanto tiempo. Evidentemente siguen existiendo explotaciones mineras donde los trabajadores cada día, a pesar de haber mejorado muchísimo las condiciones de seguridad en el trabajo, se siguen jugando el pellejo a diario. También hemos realizado un ejercicio de memoria a través de los propios mineros que trabajaron aquí y que recuerdan un tiempo que fue duro.
 


Para acabar nos quedamos en la terraza de la cafetería del Parc Miner del Maestrat tomándonos un refresco y admirando un paisaje del interior de Castellón que adivinamos infernal en verano y gélido en invierno. Pero nos gusta. 

miércoles, 18 de octubre de 2023

VILAFAMÉS, ERASE UN PUEBLO EN UNA ROCA

Érase un pueblo en una roca. Érase un pueblo con un castillo. Érase una roca de color sangre que nadie podía mover. Érase un pueblo muy bonito, uno de los más bonitos de España. Érase Vilafamés.

Vilafamés, érase un pueblo en la roca

En la provincia de Castellón en un punto intermedio entre el mar y la montaña se encuentra Vilafamés, uno de esos pueblos que sí o sí se han de visitar. Desde el año 2015 forma parte de la asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Lo tiene merecido.

VILAFAMÉS Y LAS ROCAS DE RODENO


El casco antiguo de Vilafamés se encuentra asentado sobre un gran peñón de rodeno. El rodeno es un tipo piedra sedimentaria de color rojo que se utiliza fundamentalmente en construcción. Es abundante, por ejemplo, cerca de Albarracín y es el motivo de que este pueblo turolense tenga ese aspecto. En cierto sentido, y debido a la coincidencia de materiales, Vilafamés le tiene un aire a este pueblo aragonés. 

Desde lejos su figura emerge junto alguno de los monumentos más importantes de la población. Se trata de sus iglesias, la de la Asunción y la de la Sangre, y, sobre todo, su castillo. Éste se asienta en el lugar más alto de la población y tiene una curiosa torre circular.

Vilafamés, érase un pueblo en la roca

Pero no es menos curioso que uno de los principales puntos de interés de Vilafamés sea una roca. Sí, una roca. Pero una roca que pesa cientos de toneladas, concretamente 2163 toneladas. Se desprendió hace cientos de años y que se quedó ahí, tan pancha. Por suerte nada ni nadie la mueve, de momento. Es la famosa Roca Grossa (roca gorda, en valenciano), una enorme roca de rodeno que por su singularidad se ha convertido en uno de los símbolos de la población. Parece muy estable pero su inclinación da miedito.

Pero estamos adelantándonos. Vamos a iniciar la visita y os indicamos todo lo que podéis ver en Vilafamés para que no os perdáis nada de esta interesante población. 

EMPEZAMOS LA VISITA 


Llegamos a Vilafamés y aparcamos nuestro coche en el parque municipal habilitado y gratuito. Primer minipunto. Nos encontramos a los pies de la gran roca que alberga el casco histórico del municipio. Nos damos cuenta de una cosa: vamos a tener que subir unas cuantas cuestas. Por suerte después hay que bajarlas, que es menos cansado. 

Llegar al parking no ha sido exactamente lo primero que hemos hecho en Vilafamés, ya que previamente, unos minutos antes hemos visitado un par de lugares que están muy cerca. El primero es la zona recreativa Monte Estepar. También conocida como Camí Cementeri porque está, efectivamente, junto al cementerio municipal. Se trata de una área recreativa con mesas de picnic de piedra rodeada de un bosque de pinos. También hay un paellero, que se puede usar fuera de periodos de prohibición por riesgo de incendios. A nosotros nos recuerda al área de la Font del Partegat de Benifato, tanto por su aspecto como por su ubicación.

El segundo lugar que visitamos se encuentra muy cerca de la zona recreativa Monte Estepar, y es una inmensa silla roja. No estamos desvariando. La mancomunidad en la que se integra Vilafamés está realizando acciones para atraer visitantes a varios lugares de sus municipios. El año pasado se instalaron siete sillas de otros tantos colores. Una es esta silla roja situada en un mirador que permite ver el casco antiguo de Vilafamés. Este año la iniciativa instalará siete bicicletas gigantes de otros siete colores. ¿Las buscamos?

Volvemos al casco urbano de Vilafamés, ya hemos aparcado, y vamos a iniciar nuestra visita. Vamos camino de la plaza de la Font desde dónde empieza el recorrido del centro histórico. De camino nos encontramos con el antiguo lavadero que ha sido debidamente restaurado. Todavía estamos en el arrabal.

ADENTRÁNDONOS EN EL CASCO HISTÓRICO DE VILAFAMÉS


Vilafamés, érase un pueblo en la roca

Ahora sí, estamos en el casco antiguo. Nos recibe la imponente vista de la Iglesia de la Asunción y del castillo que parece que formen un todo continúo. Una bonita postal para empezar. El primer punto de interés, como ya os hemos contado, es la Roca Grossa. Seguimos caminando y vemos una de las constantes de Vilafamés, sus calles adaptadas al terreno, estrechas y reviradas. Pero con un encanto que para si quisieran otras poblaciones mucho más famosas.

Tanto en la calzada como en las paredes las piedras de rodeno nos van a acompañar durante toda nuestra visita. También las murallas que se conservan están fabricadas, en ppare, con este material que le da una estética especial y única a todo el municipio. También les aporta el sobrenombre a los habitantes: cul rojos. No hace falta traducir, ¿verdad?

Vilafamés, érase un pueblo en la roca

En Vilafamés se han respetado y reutilizado algunos de sus edificios más antiguos. Por ejemplo, la Oficina de Turismo se encuentra en un edificio histórico que nos recibe con un gran arco de piedra. O el Palacio del Batlle, el antiguo alcalde, alcaide o administrador, que acoge el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerní (MACVAC) de Vilafamés.

El museo cuenta en su colección con algunas obras de los artistas nacionales más conocidos e importantes del último siglo. Antonio Saura, Equipo Crónica, Genovés, o Renau son algunos de los nombres que integran la colección reunida por el crítico Vicente Aguilera Cerní y que sitúan este museo en la élite nacional.

UN BARRIO MUY ESPECIAL


Poco a poco vamos ascendiendo para llegar a dos lugares muy especiales en el casco antiguo de Vilafamés. Iremos notando que las calles se vuelven cada vez más estrechas y un poquito más empinadas. Las numerosas escaleras nos dicen que hemos cambiado de situación. Sí, hemos entrado en el barrio del Cuartijo, uno de los más antiguos, si no el que más, y sin duda el más pintoresco de todo el municipio.

Todo lo que hemos estado viendo hasta ahora se va a incrementar. Los vecinos, además, hacen un esfuerzo para que sus calles luzcan especialmente bonitas. Cada calle, cada esquina, cada recoveco nos guarda una sorpresa que nos sorprenderá más que la anterior. Con las fotos y los selfies nuestro ritmo se ralentiza para poder recordarlo todo.

Vilafamés, érase un pueblo en la roca

Ya hemos llegado a la parte más alta de Vilafamés. Aquí se sitúa el castillo. Se conservan los muros que separan las distintas estancias pero no así los tejados, que se han arruinado por completo. El castillo no es muy grande pero tiene un elemento muy curioso. Se trata de la torre circular que corona el castillo. Aunque el castillo tiene origen andalusí esta torre es bastante posterior, ya que es uno de los pocos ejemplos de arquitectura de la época carlista que se conservan en la Comunidad Valenciana.

A partir de aquí iniciamos el descenso, no porque seamos aviones sino porque volvemos al parking para recoger nuestro coche y volver a casa. Os recomendamos que, como hicimos nosotros, utilicéis unas calles para subir y otras para llegar abajo. De esta manera llegamos a la iglesia de la Asunción. No hemos tenido suerte y ninguna en las iglesias que hay en el centro histórico de Vilafamés estaban abiertas, por lo que no hemos podido entrar a ver el interior.

CONSEJOS PARA VISITAR VILAFAMÉS 


Vilafamés se ha ganado a pulso ser uno de los municipios más bonitos de España y de la Comunidad Valenciana. Ya hemos comentado que en 2015 pasó a formar parte de la asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Sus empinadas calles y su arquitectura en rodeno le dan ese aspecto tan singular. Recomendamos llevar calzado cómodo para poder ascender (y descender) sin problemas por las numerosas cuestas y escaleras que jalonan su casco histórico. 

Esta parte del municipio es bastante practicable para sillas de ruedas o carritos, a excepción del barrio del Cuartijo, que tiene bastantes escaleras. En ese caso es mejor dirigirse hacia la Iglesia de la Asunción, ya que se llega a través de cuestas.

Quizás porque acudimos durante un puente festivo no nos sirvieron un café en algunos establecimientos,  explicándonos con mucha amabilidad que solo servían menús. Ya era la hora de la sobremesa, pero no está mal tenerlo en cuenta.

Por último, la visita al MACVAC dura aproximadamente una hora. Tenedlo en cuenta si queréis hacer una parada enxeste centro. También relacionado con el arte, pero algo más antiguo, bajo el castillo hay un abrigo con pinturas rupestres. Solo vimos una señal y nos enteramos a posteriori que se podía visitar. No estamos muy seguros de que no sea información contradictoria.

Vilafamés, érase un pueblo en la roca

Por lo demás, os invitamos a visitar esta magnífica población. Una de sus virtudes es que no está lejos ni de la capital castellonense ni de Valencia, por lo que es una buenísima excursión desde estas dos ciudades. 

martes, 8 de agosto de 2023

SEGORBE, DONDE EL TIEMPO DEJÓ SU IMPRONTA

Es interesante visitar lugares que se sientan orgullosos de su historia, de su pasado y que lo conserven y protejan. También, que sepan honrar a aquellas personas que han llevado el nombre de su población lejos, más allá porque lo más común es que nadie sea profeta en su tierra. Por ese motivo nos gustó Segorbe, porque sabe mirar atrás en el tiempo y agradecer a quienes estuvieron aquí antes que nosotros.

Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Segorbe se encuentra en el primer interior de la provincia de Castellón. Por autovía (A-23, Autovía Mudéjar) está apenas a menos de 40 kilómetros del mar. Las sierras de Espadán y Calderona escoltan el término municipal de Segorbe, mientras que el río Palancia atraviesa la población camino del mar Mediterráneo. Esta situación fue clave para que desde la antigüedad hubiera asentamientos humanos en este punto.


LA VISITA A SEGORBE



Iniciamos nuestra visita en la oficina de turismo, donde nos ofrecieron muy buena información. Sobre todo el consejo para descargar la app turística oficial de Segorbe, que está muy bien y nos ayudó un montón. Otra razón es que en el subsuelo hay un parking público que los fines de semana es gratuito, ¡y en pleno centro!

Teníamos intención de visitar alguno de los museos que hay en Segorbe pero ninguno, a excepción del Museo de la Entrada de Toros y Caballos que se encuentra en el mismo edificio de la oficina de turismo, estaba abierto. Cosas de las tardes de verano. 

Hay que detenerse un segundo en la Entrada de Toros y Caballos, ya que es el acto más importante de las fiestas de Segorbe, que se inician el último sábado de agosto y duran dos semanas. Las Entradas se celebran durante la segunda semana a las 2 de la tarde y está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. A pesar de todo, y aunque era el único museo abierto, el tema no nos interesaba demasiado, por lo que declinamos entrar.

La visita continuó por la plaza del Agua Limpia. Es un nombre curioso, más si tenemos en cuenta que es una de las más importante de la localidad, ya que aquí se encuentra el Ayuntamiento. El viene de que, antiguamente, a partir de este punto había talleres de curtidores de piel y de tinción textil, por lo que los vertidos de estos negocios ensuciaban el agua.


LOS MONUMENTOS DE SEGORBE


https://www.youtube.com/watch?v=2-Ote8eZ7OI

El primero de los monumentos que vimos en la visita fue el Ayuntamiento. El edificio fue construido en el s. XVI como residencia de los duques de Segorbe y Medinaceli (ojo con la casa). El municipio lo compró y reformó en el s. XIX. Fijaos, además, en las dos fuentes que hay en la plaza. Una justo enfrente de la entrada del Ayuntamiento y otra en un extremo de la plaza, tal vez más antigua.

Continuamos la visita a través de la calle de Julio Cervera, otro de los prohombres segorbinos, para llegar al cruce con la calle Colón. Esta es la vía en la que se ejecuta la Entrada de Toros y Caballos. Cruzando nos adentramos en lo que antiguamente era la parte intramuros de la ciudad. En este tramo de calle hay varios de los edificios más representativos de Segorbe: las criptas de la Catedral y el (antiguo) Seminario. Y es que Segorbe fue un importante centro religioso durante siglos.

Al final de la calle vemos la plaza de la Cueva Santa, que en unas semanas transformará su fisonomía debido a las fiestas. Durante el resto del año es centro neurálgico de celebraciones y el lugar donde semanalmente tiene lugar el mercadillo, que es otro ritual laico y social.


A media calle hemos visto el arco de la Verónica. Su aspecto lo delata como una de las antiguas puertas de la muralla, que permitía el acceso (y la salida) a la villa. Por el interior una recreación del paño de la Verónica con el rostro de Jesús da nombre a esta entrada. Atravesamos el arco de piedra e inmediatamente el urbanismo cambia. Son calles estrechas, retorcidas y serpenteantes, herederas del pasado andalusí de la villa. Hoy tienen un planeamiento racional más que el crecimiento natural que la localidad fue viviendo a lo largo de los siglos.


DENTRO DE LAS MURALLAS


https://www.vacacionesnumerosas.com/2018/06/morella-recomendaciones-para-toda-familia.html

Tras atravesar el arco de la Verónica giramos a la izquierda y sus calles nos llevan a rodear la Catedral. Sí, Catedral, porque Segorbe fue la sede de la diócesis durante siglos. De ahí su importancia religiosa y que a muy poca distancia encontremos un Seminario.

Vamos siguiendo los muros de la Seo hasta llegar a su fachada. Ésta se abre en lo que suponíamos un lateral, frente a una pequeña plaza. Es una fachada muy sencilla, con muy pequeños elementos decorativos. Las cercanas murallas no permitieron mucho más espacio para construir y sus arquitectos tuvieron que trabajar con el espacio que había. Llama la atención el campanario que tiene una planta irregular. También nos sorprende ese pasillo en voladizo sobre un arco que ejerce de puerta y que conecta la Catedral con los edificios en la otra parte de la plaza. Frente al arco unas escaleras cuyos escalones se suben de dos en dos pasos.


Volvemos atrás sobre nuestros pasos para seguir por el casco histórico de Segorbe. Pasamos junto al Museo de Personajes Ilustres Segorbinos. Estaba cerrado. Ya hemos comentado al principio que nos gustó que homenajeen a aquellas personas nacidas en Segorbe y que destacaron en sus campos. Nuestra siguiente parada está a la vuelta de la esquina. 

Se trata de la torre de la Cárcel. Junto a la torre del Botxí (del verdugo), testigos de la antigua muralla de Segorbe. Es una torre de planta circular, que por su parte trasera nos recordó a las Torres de Serranos de Valencia. Se sitúa junto al portal de Teruel, y servía para proteger esta entrada a la villa. Hace siglos albergó celdas, de ahí su nombre.


FUERA DE LAS MURALLAS DE SEGORBE


Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Remontamos los últimos metros de la calle Colón para llegar a otro de los monumentos más representativos de Segorbe. Se trata de su acueducto. Sus arcos ojivales (apuntados) nos recuerda a otros ejemplos de acueductos más o menos contemporáneos a éste. En primer lugar pensamos en Morella, localidad que se encuentra en el norte de la provincia de Castellón, y el acueducto que se levanta a las afueras. También nos viene a la memoria la localidad valenciana de Alpuente, que visitamos hace algún tiempo. Por último, no podemos dejar de recordar el acueducto de los Arcos que se encuentra en Teruel, que se conecta con Segorbe a través de la Autovía Mudéjar. 

Nos llama poderosamente que falte un arco, pero entendemos que son cosas del “progreso”, que la necesidad de abrir la carretera nacional hizo que se tuviera que derribar. Un canal de hierro permitió que el agua siguiera llegando a los barrios de Segorbe. A los pies de un arco se ve un tramo original de ese canal. También a pie de acueducto está el museo de Arqueología y Etnología de Segorbe, que en su fachada tiene una inscripción conmemorativa a Carlos IV. Este punto también es el lugar donde se colocan los corrales para los toros que esperan antes de la entrada.

Seguimos los arcos del acueducto y dejamos atrás la torre del Verdugo, para, siguiendo la muralla, tomar el paseo (no es peatonal, cuidado con los coches) que nos permite una primera vista de los paisajes que rodean Segorbe. Vamos a encontrar un fantástico mirador junto a los arcos de Argen, que son los posibles restos de un espacio defensivo de origen andalusí.


ENTRE LA LUNA Y LA ESTRELLA



Volvemos a adentrarnos en la antigua ciudadela de Segorbe. Tras atravesar la plaza de la Judería, y camino del Castillo de la Estrella, que corona la población, encontramos la plaza de las Monjas. Aquí encontramos la iglesia de San Martín, un magnífico edificio. La plaza es fresca, y como el día es bastante caluroso nos sentamos un rato a descansar en uno de los bancos antes de que afrontemos la última parte de la visita. 

Nos acompaña en nuestro descanso el busto de María de Luna, que fue señora de Segorbe y reina de Aragón tras su matrimonio con Martín I de Aragón. Perteneció a una familia ya emparentada con la realeza, aunque los Luna fueron una casa destacada. El miembro más conocido fue Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna, que coincidió en su papado con el reinado de María.  

Por si nos quedaba alguna duda, las calles vuelven a ser estrechas y se adaptan al terreno con constantes cuestas, tanto de subida como de bajada. Dejamos de lado el Museo del Aceite, una antigua almazara, para tomar la plaza del Ángel en dirección al castillo de la Estrella. En esta plaza la banda municipal (o una de las bandas) está ofreciendo un concierto. Al cabo de un rato, bajando del castillo de la Estrella volveremos a pasar por aquí, en el preciso momento que interpreten el tema principal de la banda sonora de "El viaje de Chihiro". ¡Qué maravilla!


FINAL DE TRAYECTO


Segorbe, donde el tiempo dejó su impronta

Menos mal que hemos descansado un poco, pensamos, porque el castillo de la Estrella se levanta sobre el empinado cerro de Sopeña que domina todo Segorbe. Las rampas nos indican donde está la entrada a esta fortaleza. Su importancia estratégica no casa con su historia, ya que desde el s. XV fue progresivamente abandonado. De su interior apenas se conservan restos, ya que se utilizó como “almacén” de material de construcción. El muro exterior y las torres que protegían los vértices se reforman para las II Guerras Carlistas. Su nombre, probablemente, proceda de esa forma tan característica de bastión con ángulos adelantados para mejorar la defensa.

Los pinos nos dan algo de sombra y la brisa nos ayuda a minimizar la sensación de calor. En varias de las torres corroboramos, una vez más, que es imposible creernos los más listos del universo, que hace siglos ya sabían hacer muy bien las cosas. La pena es que desde aquí no se ve el mar, pero que le vamos a hacer, hay imposibles a los que nos debemos enfrentar.


Y de esta manera hemos acabado, prácticamente, nuestra visita a Segorbe. Creíamos que nos quedaba una largo paseo callejeando por el casco histórico hasta llegar al coche, y en unos minutos ya hemos llegado a la calle Colón. Volviendo al coche comentamos que es una pena que los museos estuvieran cerrados. Pero es una excusa perfecta para volver a Segorbe. Y lo haremos.

martes, 28 de marzo de 2023

VIAJAR CON EL PALADAR: LA MONA DE PASCUA VALENCIANA

Parece mentira, pero ya va asomando la Semana Santa. Un tiempo que podemos asociar a tres tradiciones. En primer lugar a las vacaciones, no os vamos a engañar, lo estamos deseando. En segundo lugar a las procesiones, seguramente el elemento más representativo de este tiempo. Y por último a la gastronomía, que celebra el fin de la Cuaresma (para quien la practique y crea, claro) y el inicio de una época gloriosa para el paladar. En este post vamos a ver como preparar uno de los dulces más típicos y exquisitos: la mona de Pascua.

Viajar con el palada: la mona de Pascua valenciana

Para nuestra familia la mona de Pascua es una institución. Nos quedamos con este dulce aunque son muchas las recetas que podíamos haber escogido para ilustrar la Semana Santa. Elegir es difícil. Mucho. ¿Qué nos decís de las torrijas? Algo tan bueno que es casi pecado. ¿Y de la leche frita? ¿O de los pestiños? ¿Rosquillas? ¿Buñuelos? ¿Huesos de santo? Os pedimos sinceras disculpas porque probablemente todos hemos engordado algún kilito solamente leyendo este párrafo.

LA TRADICIÓN Y LA MONA DE PASCUA


Desde hace generaciones, nuestra familia ha celebrado la Pascua con su correspondiente mona. Una tradición que lleva aparejada otras tradiciones. Es la metatradición. Porque una mona es menos mona si no vas al campo a comértela. O si no la acompañas con longaniza de Pascua. O si no le rompes el huevo a alguien en la frente demostrándole el cariño y el aprecio que le guardas, mientras recitas eso de "ací em pica, ací em cou, ací et trenque l'ou"( aquí me pica, aquí me escuece, aquí te rompo el huevo). Sí, es extraño, pero en ocasiones el cariño es así.

Porque la mona de Pascua está buenísima. Pero sin el ambiente, sin todo aquello que rodea su consumo no sería lo mismo. Hay dos fechas en las que se come tradicionalmente este dulce. La primera sería el Lunes de Pascua, claro. Ese día miles de familias acuden a parajes naturales locales para festejar un día de fiesta. Cada municipio tiene un lugar favorito. Y si hay varios, cada familia tiene el suyo. Suele ser el campo, o un área recreativa, pero hay quien se decanta por la playa. 

La otra fecha es el siguiente lunes, segundo lunes de Pascua, festividad de San Vicente Ferrer. Un día que es festivo en la Comunidad Valenciana por ser su patrón (y a la vez el final de las vacaciones para los escolares). Se repite salida al campo y tradiciones. Durante la semana de Pascua se suele repetir mona, especialmente si se aprovecha para hacer un picnic. A nosotros nos gusta que la mona solo se consuma en Pascua. De esta manera conserva su carácter especial. Así la esperamos con más ganas.

LA HISTORIA DE LA MONA DE PASCUA


Viajar con el palada: la mona de Pascua valenciana

La Mona de Pascua es un postre típico de algunas regiones de España que se consume durante las celebraciones de Semana Santa. El origen de esta tradición no está del todo claro, pero se cree que tiene sus raíces en la Edad Media.

En esa época, la costumbre era que los padrinos regalaran a sus ahijados un pan dulce en el que se escondía un huevo cocido. Con el tiempo, este pan dulce se fue sofisticando y se convirtió en la Mona de Pascua que conocemos hoy en día, con decoraciones elaboradas y huevos de chocolate en lugar de huevos cocidos.


En algunas zonas de España, la Mona de Pascua se convirtió en una tradición más allá de la relación entre padrinos y ahijados, y se empezó a regalar a amigos y familiares como muestra de afecto y buenos deseos para la Semana Santa. Actualmente, es una tradición arraigada en muchas partes de España, especialmente en Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Castilla-La Mancha. En este post vamos a ver la versión valenciana, ya que en Cataluña, por ejemplo, la mona es un pastel o figura hecha por completo de chocolate. En otras regiones la mona es un bollo grande, para varias personas. En la Comunidad Valenciana es típico también el panquemado o toña, que es un dulce muy similar pero sin huevos cocidos (ni de chocolate ni de nada). 

El nombre de la mona de Pascua tiene poco de simiesco. Se supone que es una deformación de la palabra árabe “munna”, que significaría “regalo” o “provisión de la boca”. Eso dicen por ahí. Vamos, que esta teoría dice que era un dulce que se ofrecía para agasajar. Y no sería extraño. Puede ser que de ahí provenga la antigua tradición de regalarla a ahijados y posteriormente a amigos y familiares.

INGREDIENTES DE LA RECETA


La receta de la mona de Pascua no tiene muchas diferencias con otras recetas de pastelería, incluso hay quien establece un paralelismo con los brioches: harina, aceite, leche, huevos, azúcar, levadura… 

En nuestro caso vamos a utilizar los siguientes ingredientes:

- 4 huevos para la masa más otro para pintar. Además un huevo cocido por mona.

- 550 gr. de harina de fuerza.

- 120 gr. de azúcar.

- 100 ml. de leche entera.

- 70 gr. de aceite. Nosotros mezclamos aceite de oliva virgen extra y aceite de girasol a 50%, porque el de oliva es fuerte, y el de girasol demasiado sin sabor.

- 20 gr. de levadura fresca o un sobre de levadura seca de panadería.

- La ralladura de una naranja y un limón.

- Una cucharada de agua de azahar o una cucharadita de azúcar vainillado. Opcional. Y si se usa hay que reducir el azúcar.

PREPARACIÓN 


Viajar con el palada: la mona de Pascua valenciana

En un bol grande (bastante grande) cascamos los 4 huevos. Añadimos la harina y la levadura. Amasamos para unir estos ingredientes. Se puede hacer a mano, pero aconsejamos máquina. Ahora es el turno del azúcar. También del agua de azahar o del azúcar vainillado (absolutamente opcional). Mezclamos un poco más. A continuación añadimos el resto de ingredientes: la ralladura del limón y la naranja, la leche y el aceite. Amasamos hasta que quede una masa lo más homogénea posible. Estará pegajosa, pero no pasa nada. Tapamos con un trapo limpio y lo dejaremos levar a temperatura ambiente hasta que doble su tamaño. Esto es entre una y dos horas, dependiendo de la temperatura. 

Una vez haya acabado de levar se vuelve a amasar para quitarle el aire. Partimos en varios trozos la masa y les damos forma. Esta receta está calculada para cinco raciones. Pero vamos, que podéis hacer de cuatro a seis. 


Ahora hay que darle forma. La forma más tradicional es la de un disco al que se le coloca en medio un huevo cocido. Hay quien hace un lazo. O quien le da forma de serpiente. A partir de aquí, la imaginación al poder. Eso sí, siempre se le pone un huevo cocido. Al cocerlo podéis añadir colorante para pintarlos. Últimamente se ha puesto de moda poner un huevo de chocolate. Pero cociéndolas en casa no es muy fiable. 

Antes de meterla en el horno, precalentado a unos 200ºC, hay que acabar de decorarlas. Primero pintamos con un huevo batido. A continuación espolvoreamos con fideos de colores (sprinkles para los anglófilos) o simplemente con azúcar al que le hemos echado antes unas gotas de agua para apelmazarlo un poco. De ahí al horno durante 15-20 a 180ºC, calor arriba y abajo sin ventilador. Estarán cocidas cuando tengan un bonito color bronce. Dejarlas enfriar, no seáis ansias.

UNA DULCE MERIENDA


Viajar con el palada: la mona de Pascua valenciana

Cómo veis no es una receta excesivamente complicada. Hay algunas versiones en las que realizan un prefermento que debe dejarse hecho al menos desde la noche de antes. Una divertida ventaja es que pueden participar los niños en la preparación, porque la mayoría de pasos no tienen ningún misterio, ni ningún peligro. Si ya van a saber mejor que cualquier mona comprada en supermercado, si las han trabajado aún les sabrá mejor.

Viajar con el palada: la mona de Pascua valenciana

Realmente os animamos a probarlo. Nosotros teníamos ganas de cocinar nuestras propias monas y el confinamiento por el COVID nos dio la excusa perfecta (y nos obligó un poquito también). El resultado nos gustó mucho. Solo queda cargar todo lo que necesitamos para salir al campo (o la playa) y disfrutarlas. ¡Feliz Pascua!