miércoles, 28 de abril de 2021

VIAJAR CON EL PALADAR: UN BRITISH PICNIC

La primavera la sangre altera. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan y mientras sí, mientras no pues cae un chaparrón. También es el momento de salir al campo, esa costumbre que se suele practicar en domingo.


El menú habitual, al menos en España, consiste casi obligatoriamente en una tortilla de patatas (con cebolla siempre) y una tartera llena de filetes empanados. También entran otros manjares como la ensaladilla rusa (si te gusta vivir al límite) o los bocatas de jamón serrano y queso.

Nosotros hemos ido un paso más allá, y hemos querido ir a la raíz de ir al campo. Sin dudas este es un invento netamente británico. Al igual que aquí, hay recetas típicas para un verdadero british picnic. El picnic es casi una forma de vida en las islas británicas. Tanto que la primera "asociación del picnic", la London Pic-Nic Society, se fundó en 1801. Vamos, que ir de picnic es una tradición tan británica como la libra esterlina, el sarcasmo o Dr. Who.

En este caso las recetas las sacamos de la web de turismo de Gran Bretaña, pero ya os vamos adelantando una cosa, elegid dos o tres como máximo. Ahora veréis que nosotros fuimos excesivamente valientes y tuvimos tres consecuencias principales. La primera es que, antes y después de cocinar teníamos la nevera abarrotada. La segunda consecuencia es que nos tiramos toda la tarde de antes cocinando, y aunque nos gusta, pues es un poco rollo, para que nos vamos a engañar. La última es que teníamos un mogollón de comida, tanta como para dar de comer a todo Norkiltown. Lo bueno es que pudimos aprovechar esa comida hasta un par de días después, no tiramos nada, cero desperdicio.

Este "aire" que nos dio por la comida británica viene de una tarde en la que se juntó el mal tiempo y el cierre perimetral de nuestra localidad. En Prime Video encontramos una serie de programas de cocina protagonizados por James May, uno de los co-presentadores de Top Gear. Presenta la cocina británica de un modo sencillo, divertido y, sobre todo apetecible, desterrando ese mito de que la comida británica es un horror. Nos picó el gusanillo e investigando llegamos a aquí. También está bien abrirse a otras cocinas internacionales, no solo las de Italia o Francia.

Nuestro menú se compuso de: huevos escoceses, rollos de salchichas, ensalada de patatas, pollo Coronación y pasteles de hadas. Como veis fue bastante completo. Por otro lado es bastante contundente, así que, como ya hemos dicho, decidíos por unas pocas recetas. Los ingredientes los podréis encontrar fácilmente en cualquier supermercado, y si no ya os indicamos como sustituirlos. Pero vayamos por partes, como dijo... sí, ya sabéis a que famoso personaje británico se le atribuye.

Antes que nada una aclaración. Los británicos son muy suyos para las medidas, por si no lo teníais claro. En las recetas utilizan medidas como teaspoon o tablespoon. Lo hemos traducido como cucharadita o cucharada, respectivamente. Si sois de pesarlo todo, una teaspoon (tsp) son unos 4-5 gr., dependiendo del ingrediente, y una tablespoon (tbsp) unos 9-10 gr. También podéis haceros con unas cucharas medidoras, no es difícil encontrarlas.


SCOTTISH EGGS (HUEVOS ESCOCESES)



Ya conocíamos esta receta, y quizás fue una de las que nos enganchó a probar más recetas típicas de un picnic británico. A pesar de su nombre no es una receta escocesa. No os sorprendáis, que la ensaladilla rusa tiene de ruso lo mismo que el gazpacho. Se creó en los grandes almacenes londinenses "Fortnum & Manson", que se fundaron en 1707 y ahí siguen, especializados en artículos de lujo. Esta receta es una auténtica bomba y a las pruebas me remito.

Para 6 unidades necesitaremos 8 huevos, 400 gr de salchichas sin piel (suelen ser 8), 300 gr de carne picada (a vuestro gusto), perejil picado, hierbas aromáticas (tomillo, pero nosotros usamos "hierbas provenzales"), sal, pimienta, una cucharada de salsa Worcestershire (más conocida como Perrins), una cucharadita de mostaza, harina y pan rallado. 

Coceremos 6 huevos y reservaremos los otros dos. Mientras mezclamos las salchichas sin piel con la carne picada. Añadimos la salsa Worcestershire, la mostaza, el perejil y las hierbas y salpimentamos al gusto. Cuando los huevos estén templados tras cocerlos, para evitar que nos quememos, se pelan. Cogemos un puñado de la mezcla de las carnes formamos una albóndiga grande y la aplastamos sobre un trozo más o menos grande de film transparente de cocina. Pasamos el huevo cocido y pelado por harina, lo ponemos en el centro del disco de carne y cubrimos todo el huevo con la carne ayudándonos con el film de cocina. Una vez esté completamente cubierto (apretadlo un poco para poder manejarlo bien) lo pasamos por harina, huevo batido (los otros dos que hemos reservado) y pan rallado. Y lo freímos hasta que esté dorado. 


SAUSAGE ROLLS (ROLLOS DE SALCHICHA)



Una receta muy sencillita de hacer, y en la que nos pueden ayudar los niños para su preparación. Desde el siglo XIX llevan en la vida de los británicos, que además han querido innovarlos, cosa que está muy bien. 

Los ingredientes son: 8 salchichas sin piel (no sé que tiene esta gente contra la tripa de las salchichas), una lámina de hojaldre (lo podéis hacer vosotros, pero es un faenón), un par de dientes de ajo picados, un poco de salvia, sal, pimienta y un huevo. 

Se corta la lámina de hojaldre en ocho cuadrados y se reservan. Es fácil hacerlos iguales si vamos doblando el hojaldre para marcar la mitad. Mezclamos en un bol la carne de las salchichas junto el ajo picado, la salvia, la sal y la pimienta. Nosotros no teníamos salvia y recurrimos, de nuevo, a las hierbas provenzales, pero esto va al gusto. Con la mezcla de la carne hacemos unas bolitas lo más iguales posible. En nuestro caso en vez de mezclarlo todo, solo mezclamos las especias y rebozamos un poco las salchichas, que posteriormente amasamos bien para que se mezclara todo adecuadamente. Así nos aseguramos de que las raciones fueran lo más iguales posible. Lo ponemos en un cuadrado de hojaldre y lo enrollamos. Pintamos con huevo y lo metemos al horno unos 20-25 minutos, previamente precalentado a 220ºC. No uséis ventilador, y si se doran sacadlos.

La innovación de estos rollitos viene de que podéis rellenarlos con lo que os de la gana o la imaginación os pida. Son muy versátiles y todo un acierto, no solo para picnics. 


CORONATION CHICKEN (POLLO CORONACIÓN)


Quizás esta sea la más reciente de todas las recetas que os vamos a presentar. La creó la reputada chef Rosemary Hume para el banquete que se celebró tras la ceremonia de coronación (de ahí el nombre) de la actual monarca británica, Elizabeth II. Que a lo tonto a lo tonto se celebró en 1953 (aunque ascendió al trono el año anterior). 

Como veréis por los ingredientes, recoge algo muy británico, adoptar materias primas de los países de la Commonwealth. No en vano, Isabel II se convirtió en la cabeza visible de esta asociación de países. Necesitaremos: 500 gr. de pollo, seis cucharadas de mayonesa, 3 cucharaditas de curry, dos cucharadas de pasas, pimienta y chutney de mango. ¿Chut... qué? El chutney es una salsa de origen indio, como una especie de mermelada con vinagre. Nosotros no encontramos a pesar de buscar en varios supermercados (uno de ellos británico). En nuestro caso lo sustituí por salsa de curry y la mezclé con trozos de mango deshidratado que rehidratamos.

En un bol amplio mezclamos todos los ingredientes excepto el pollo. El pollo lo cocinaremos a nuestro gusto (nosotros lo hicimos al horno en una especie de papillote) y tras cortarlo a pedazos lo añadiremos  a la salsa y lo mezclaremos todo. Lo podemos servir en un plato acompañado con lechuga o bien como relleno para sandwiches. 


POTATO SALAD (ENSALADA DE PATATA)



La menos británica de las recetas, ya que es de origen alemán y más conocida como kartoffelsalad. Pero oye, que si te gusta nada hay de malo en adoptarlo y adaptarlo a tus tradiciones. En España hay decenas de ejemplos, no nos rasguemos las vestiduras. 

Como ingrediente principal necesitamos, evidentemente patatas. Una mediana por comensal, más o menos. Coceremos (peladas o no, al gusto) en agua con sal unos 20 minutos. Las pelaremos (si no lo hemos hecho previamente) y las cortaremos en trozos no muy grandes, que quepan en la boca. 

Por otro lado, en un bol, hacemos una salsa con 2-3 cucharadas de mayonesa, una cucharadita de mostaza, una cebolleta fresca picada, cebollino, perejil, un huevo cocido picado, sal y pimienta. Añadimos las patatas y las mezclamos bien. Tapamos y lo dejamos reposar en la nevera. 


FAIRY CAKES (PASTELES DE HADAS)



Los británicos aman la repostería. Su lista de pasteles, pastelitos y dulces varios es inmensa. Y deliciosa. A los fairy cakes también se les conoce como cupcakes, y probablemente esta denominación sea más común. Se parecen a nuestras magdalenas, pero tiene algunas diferencias. La principal, que estos cakes llevan una decoración, que se conoce como frosting o glaseado. 

Por una parte, para la masa necesitaremos 110 gramos de mantequilla, 110 gramos de azúcar glas y 110 gramos de harina, a la que añadiremos una cucharadita de levadura química (también se puede usar harina preparada con levadura), dos huevos, una cucharadita de extracto de vainilla y una pizca de sal. Respecto al azúcar, la receta original indica "azúcar caster" (caster sugar). Éste es un azúcar más fino que el azúcar blanco, pero no tanto como el azúcar glas. En España no se suele vender, quizás en tiendas especializadas, pero con el azúcar glas se trabaja estupendamente.

Empezaremos mezclando la mantequilla (o margarina) que estará a temperatura ambiente con el azúcar. Si no podemos atemperar la mantequila un poco en el microondas. Si tenéis una mezcladora eléctrica mejor, si no con batidor de varillas y brazo. Cuando esté bien mezclado añadiremos los huevos, uno a uno, y el extracto de vainilla (o azúcar vainillado). Mezclamos y añadimos la sal. Mientras seguimos mezclando añadiendo poco a poco la harina hasta que quede una mezcla homogénea. Repartimos en moldes (se supone que la mezcla da para 12 fairy cakes) y horneamos a 180ºC unos 15 minutos. 

Mientras están en el horno podemos preparar el frosting. El típico británico se denomina buttercream. Para elaborarlo mezclaremos 150 gramos de mantequilla (o margarina) y 300 gramos de azúcar glas, que iremos vertiendo poco a poco. Añadiremos una cucharadita de extracto de vainilla y 2-3 cucharadas de leche. Lo mezclamos bien y dejamos reposar. Cuando los fairy cakes se atemperen los decoraremos con la crema ayudándonos con una manga pastelera o una espátula. Si queremos coronarnos, podemos separar la crema en tres partes y añadiremos unas gotas de colorante alimentario para formar la Union Jack. O cualquier otro dibujo que se os ocurra, la imaginación al poder. 


Y con todo esto, si no habéis explotado poco os faltará. El banquete es pantagruélico, pero tan delicioso que no tardaréis en repetir. Disfrutad al aire libre con familia y amigos. Compartid comida, intercambiad platos. Vosotros lleváis esto, ellos otra cosa... En definitiva, salid y divertíos. En estos tiempos tan atribulados hay que aprovechar cualquier resquicio para pasarlo bien. Así que preparad la cesta y la manta, y ¡a comer al fresco

domingo, 18 de abril de 2021

EL CASTILLO DE BENISSANÓ, UN PASEO POR LA HISTORIA

En la provincia de Valencia, en la comarca del Camp del Túria se encuentra la población de Benissanó. En este municipio, de poco más de 2.000 habitantes, encontramos un monumento lleno de curiosidades históricas que hemos visitado recientemente: el Castillo de Benissanó.

Castillo de Benissanó

La historia de Benissanó se remonta a la época musulmana de la Península Ibérica ya que en este lugar se erige la alquería de Beni Sahnún o Benixanut, de donde deriva su actual nombre. Sobre los restos de esta alquería, tras la conquista cristiana, se construye en el siglo XV el castillo, que es el símbolo indiscutible de este municipio.

Entre otras cosas, el castillo de Benissanó es famoso por haber albergado en el siglo XVI a uno de los prisioneros más importantes de la historia de España. Este no es otro que el rey Francisco I de Francia, conocido, además de por su condición real, por ser el protector de Leonardo da Vinci en su última etapa de vida y quien ordenó transformar el castillo del Louvre en palacio. Pero, ¿cómo llega hasta aquí un rey francés? Vamos a hacer un poco contextualización.

Castillo de Benissanó

En 1525 tuvo lugar la batalla de Pavía, un municipio en la Lombardía italiana. En esta batalla se enfrentaron los ejércitos comandados por Francisco I de Francia, por una parte, y por la otra el ejército de Carlos I de España (y V de Alemania, como estudiamos en el cole). Esta fue una guerra que pretendía decidir quién sería el emperador del Sacro Imperio. Francisco I perdió la batalla y la guerra. Tal desesperación le entró al ver a sus tropas siendo derrotadas que se lanzó él mismo a atacar. Por muchas pelis que hayamos visto, esto nunca ocurría, no fuera que por alguna de esas alguien matara al rey. El caso es que fue derribado de su caballo por las tropas de Carlos I que, al reconocerlo, decidieron no matarlo y capturarlo para llevarlo ante el rey. Éste lo hizo su prisionero y ordenó que lo llevaran hasta Madrid. Este trayecto se hizo vía Génova desembarcando en Valencia. Y aquí comienza la parte más curiosa de la historia ya que el rey Carlos I había ordenado llevarlo a Xàtiva en cuyo Castillo se había habilitado una cárcel real. Pero el señor de Cavanilles-Villarrasa, dueño del Castillo de Benissanó decidió, no se sabe muy bien porqué, aunque probablemente fuera para que el rey le debiera algún favor que se cobraría posteriormente, llevárselo a su castillo. Aunque hay fuentes que afirman que fue el propio rey quien pidió que lo alojaran en Benissanó.

En el Castillo de Benissanó Francisco I estuvo alojado 18 días durante el mes de julio de 1525. Estas casi 3 semanas han dado pie para numerosas historias y también para alguna leyenda que veremos un poquito más adelante.

Castillo de Benissanó

A Benissanó se llega por la CV-35, que comunica la ciudad de Valencia con el interior de la provincia, tanto con la comarca del Camp del Túria como con la comarca de los Serranos. Benissanó tiene dos salidas y desde cualquiera de las dos está perfectamente indicado cómo llegar al castillo. Aunque no hay muchos problemas porque está un poco elevado y se ve perfectamente.

El Castillo está rodeado de una muralla que continuaba su curso para proteger la antigua Villa de Benissanó. De esta muralla se conservan tres puertas que permitían la comunicación con el exterior estas puertas, o portales, son: la del Pozo (el pou, en valenciano), la de Valencia y la de Bétera

Castillo de Benissanó

Podemos dividir la visita en tres partes. En primer lugar el exterior, donde recorreremos la muralla a través del paseo de ronda que utilizaban los soldados de la guarnición que protegía este castillo. También veremos el foso, el patio de armas con un pozo y un aljibe y otras estancias, como una torre, que han cambiado su uso a lo largo del tiempo. Nosotros comenzamos la visita por aquí, aunque si seguimos el orden que nos indica la audioguía debería ser lo último, pero de esta manera garantizamos la distancia de seguridad con el resto de visitantes que entraban al mismo tiempo que nosotros. Esta audioguía es totalmente gratuita y se puede acceder desde cualquier dispositivo conectado a internet mediante un código QR. Esta audioguía nos irá descubriendo la historia y los secretos de este monumento.

La visita al interior también podemos dividirla en dos partes diferenciadas. Una sería la planta baja del castillo junto a los sótanos. Todas estas estancias servían para las actividades administrativas y comunes del servicio del castillo aunque vamos a verlo ahora con un poco más de detalle. El primer piso es la planta noble del castillo, donde se encuentran las habitaciones más bonitas del conjunto. El edificio ha sufrido numerosos cambios y modificaciones a lo largo de su historia, adaptándose al uso que le daban los propietarios en cada momento. 

Castillo de Benissanó

Los primeros señores del castillo fueron la familia Cavanilles-Villarrasa. Fue esta familia la que construyó el castillo y configuró su aspecto principal (al menos el exterior) durante los siglos XVI y XVII. Veremos los escudos de esta familia en todo el castillo, y de ahí pasarían al propio escudo de Benissanó, en donde aparecen junto al castillo. Durante el s. XIX pasa a manos de la familia Escrivá de Romaní. Estos ejecutaron varias reformas para adaptar un edificio de tres siglos de antigüedad a las necesidades propias de una familia noble de su época. En el s. XX sufre un periodo de decadencia. Hasta que en 1987 lo adquiere un empresario que pretendía establecer aquí un museo de arte contemporáneo, aunque el proyecto no se ejecuta finalmente. Una entidad bancaria se lo embargó a su propietario por las deudas acumuladas. Finalmente en 1996 lo adquiere en Ayuntamiento de Benissanó con la colaboración de la Generalitat Valenciana.

En la planta baja se encuentra el vestíbulo de entrada al castillo y a mano izquierda una sala grande bastante diáfana. Aquí es dónde que habrían instalado en su momento las caballerizas aunque también podría ser el lugar destinado a Cuerpo de Guardia de los soldados de la guarnición que custodiaba el castillo. Una teoría dice que también fue escuela de ingenieros ya que se han encontrado numerosos grafitos en las paredes. Otras estancias en este nivel son la cocina medieval, los sótanos, que debieron ser un calabozo en su época y que después se emplearon como bodega, y varias habitaciones destinadas para el servicio y para el personal de administración del señorío.

Castillo de Benissanó

Un detalle curioso del vestíbulo de entrada es la columna salomónica encontraremos sosteniendo una viga y que probablemente fue comprada en Valencia para darle un aspecto más señorial a este castillo. Esta columna se situaba entre la puerta de entrada (que ahora ocupa una gran vidriera) y las escaleras que dan acceso al primer piso. 

La primera planta es la planta noble del castillo. Aquí se encuentran las habitaciones más interesantes de todo el edificio. Un recibidor, al que va a dar las escaleras, decorado a la manera de la época de la construcción del castillo, es la primera sala que vemos. Son muy interesantes las molduras, que también aparecen en algunas salas de la planta baja. Un consejo, en esta planta no dejéis de mirar los suelos ni los techos. Si unos son bonitos los otros no lo son menos.

Castillo de Benissanó

Del recibidor, que sería una especie de sala de espera pasaremos a las estancias nobles. Algunas pertenecen al ámbito privado de la familia, como dos comedores y la cocina. Ya hemos dicho que en la planta baja se encontraba la cocina medieval. Bien, aquí trasladaron la cocina “moderna”. Se conserva una cocina de hierro de principios del s.XX, que se alimentaría con leña o carbón. Me hizo gracia que se incluya para ambientar una batería de cazuelas esmaltadas granates, porque yo las he usado. Caramba, ¡no soy tan mayor!. En la cocina, además, hay una ventana que comunica con un comedor y que serviría para pasar los platos.

Otras estancias privadas son la capilla-oratorio, una estancia pequeña, con acceso desde varias salas, dedicada, evidentemente al culto religioso de la familia. Alrededor se encuentran los dormitorios. Las sucesivas reformas y modificaciones hace que se encuentre mobiliario del XIX en habitaciones que conservan su esencia medieval, en una mezcla un tanto curiosa. Además nosotros nos encontramos con una exposición/muestra de indumentaria tradicional valenciana, lo que añadía un punto más de lío en esa mezcla.

Castillo de Benissanó

Uno de estos dormitorios, el más grande de todos fue donde estuvo retenido el rey Francisco I. Este dormitorio tiene orientación norte, con vistas hacia la cercana localidad de Lliria. Se cuenta que no solo estaba en este cuarto por su tamaño, también porque era la más fresca y recordamos que estuvo aquí en el mes de julio. Ya hemos comentado que la estancia de Francisco I dio pie a varias leyendas. La más conocida es la que cuenta que el señor de Cavanilles-Villarrasa celebraba en honor del rey cautivo bailes y fiestas para agasajarlo. Que sería un prisionero, sí, pero seguía siendo rey. En una ocasión quiso que sus hijas bailaran con el rey (o el rey quiso bailar con ellas, depende de la fuente) y estas se negaron por ser un enemigo de su patria. El padre las sacó de allí de los pelos y les recriminó que la soberbia les mataría a todos.

Este episodio se sabe que no es cierto porque el señor de Cavanilles-Villarrasa solo tuvo un hijo varón. ¿De donde surge esta historia fake? No se sabe, pero esta frase fue tomada para reproducirla en la principal habitación del castillo, la conocida como Sala Noble. Esta estancia puede que tuviera funciones tanto privadas como públicas. La suntuosa decoración nos reafirma la importancia de esta sala.

Un friso reproduce la frase con la que el señor de Cavanilles-Villarrasa recriminó a sus hijas, escrita en valenciano medieval: “la supervia de vos matará amos a dos”. En el fondo un vitral moderno reproduce los escudos nobiliarios de la familia y la escena, donde una mano coge a las chicas por el pelo. Sobre cada una de las tres puertas hay escudos y al fondo una gran chimenea, reproducción de la original renacentista. Mirad al techo y admirar el artesonado de madera, parcialmente rehabilitado.

Castillo de Benissanó

La visita al castillo de Benissanó dura alrededor de una hora y creemos que es bastante interesante. Hay apertura general durante los fines de semana y festivos. Los sábados (y creemos que festivos también) tiene horario de 17:00 a 21:00, mientras que los domingos es de 11:00 a 14:00. Las entradas cuestan 4€ para mayores de 10 años, 3€ para jubilados, pensionistas y poseedores de Carnet Jove y 2€ para niños entre 5 y 10 años. Los menores de 5 tienen entrada gratuita. Os recomendamos que reservéis, ya que suele estar bastante solicitado y el aforo está limitado. Se puede llamar o enviar un WhatsApp al número 654 603 163 o bien a través de la web, pero el WhatsApp es el método más inmediato. Entre semana se puede concertar una visita, pero se debe de realizar en un grupo de 15 personas mínimo.

Podéis aprovechar la visita a Benissanó para otras actividades. Si lo visitáis en febrero, y conmemorando la compra del castillo, se celebra una Semana Medieval, con actividades relacionadas, animación temática y una feria medieval. En cualquier época podéis dar una vuelta visitando los portales. A nosotros nos enviaron por WhatsApp (aunque también está disponible con un código QR en el castillo) una gynkana para que los niños los descubrieran, y es bastante entretenido. También podéis visitar la Iglesia de Parroquial de los Santos Reyes, que se encuentra a escasos metros del castillo, o bien el Pozo de la Salud, cuyas aguas están especialmente indicadas para dolencias hepáticas como la ictericia. Y como no, probar una de las mejores paellas de toda la Comunidad Valenciana, tanto en el restaurante Rioja como en el Levante. Por último indicar que también en el castillo se puede practicar un juego de misterio, al estilo de una Escape Room. No os asustéis por la silueta de la cocina... 

Castillo de Benissanó

Parte de nuestra familia procede de Benissanó, por lo que no era la primera vez que lo visitábamos. No así el castillo, que nos sorprendió para bien, francamente. El hecho de que tuviera un "huésped" tan honorable como el rey de Francia hace que la visita sea un poco más interesante, pero también es el gancho para conocer un monumento que escapa de las grandes guías. Porque la historia, además de grandes nombres y batallas épicas, está construida de momentos curiosos. 

jueves, 8 de abril de 2021

LA VILA JOIOSA, COLOR EN EL PARAISO

Voy a empezar con una confesión. Una confesión dolorosa. Y es que para alguien que se considera de Benidorm, hablar bien de La Vila es muy duro. Entre Benidorm y La Vila hay una cierta rivalidad, algo, por otra parte, bastante típico entre vecinos. Madrid y Barcelona (aunque estrictamente no sean vecinos), Bilbao y San Sebastián o, en el ámbito futbolístico, Sevilla y Betis son ejemplos de estas rivalidades.

La Vila Joiosa (sin entrar mucho en polémicas: Villajoyosa en castellano y La Vila popularmente) es la capital histórica de la comarca de la Marina Baixa. En su momento contaba con un puerto importante, la línea de ferrocarril era Alicante-La Vila, y tenía una incipiente industria. Pero a partir de los años 60, con la pujanza del turismo, Benidorm creció muy por encima de lo que lo hacía La Vila. Económica y mediáticamente Benidorm es la población más importante de la comarca, aunque La Vila siga siendo la capital.

¿Qué podemos hacer y ver en La Vila? Muchas más cosas de las que a priori pudiera parecer. En primer lugar vamos a referirnos a su costa. La Vila tiene excelentes playas y calas, bastante menos masificadas que las de Benidorm. Empezaremos por la playa Centro, la playa que se encuentra justo enfrente de su casco urbano.
 

Evidentemente, por su situación, esta es la playa más visitada de La Vila. Es de arena fina y es muy conocida porque en una parte de su fachada litoral se encuentran esas casas que tienen las fachadas de colores y que se han convertido en el símbolo de La Vila. Tanto que hasta las replican en las rotondas de entrada a la población (o salida, según se mire).

Parece ser que pintar las fachadas de esta manera tan colorida no surgió intencionadamente, si no que comenzó a hacerse con la pintura que sobraba al reparar las embarcaciones fuera de temporada. Casi de rebote esto sirvió para que los marineros de La Vila reconocieran mientras faenaban (que podían ser muchas jornadas fuera de su hogar) su casa desde la lejanía, ya que así se diferenciaba de las otras. También se cuenta que aprovechaban para mandar mensajes cortos a través de trapos de colores concretos en las fachadas (la muerte de alguien, nacimientos, etc.).


Las casas de colores las encontramos en dos lugares, uno, como ya hemos comentado, frente a la playa Centro, en la parte recayente al casco antiguo. El otro lugar está muy cerquita, son las casas colgadas sobre el cauce del río Amadorio, que desemboca, precisamente en un extremo de la playa Centro.


Vamos a volver al tema de las playas y de las calas de La Vila, porque es bastante importante. De norte a sur (más bien de noreste a sudoeste) tenemos la cala del Racó del Conill (famosa por ser naturista, nudista, vamos), cala Fonda, cala del Torres, playa de los Estudiantes, playa Centro, playa de la Mallaeta, playa del Moro, cala Mallaeta (sí, no está repe), playa del Paraíso, playa del Bol Nou, playa de la Caleta y la cala del Xarco. Si nos dan a elegir, nos quedamos con las playas del Paraíso y Bol Nou. En verano, además, habilitan chiringuitos que suelen estar abiertos hasta tarde, ofreciendo conciertos y sesiones de DJs. También hay chiringuitos en las playas del Torres y de los Estudiantes.


La Vila tiene muchas más cosas que no son las playas. Empezaremos por una de las industrias que ha dado fama a esta población. Hablamos del chocolate. Hace un tiempo escribimos un post a raíz de nuestra visita a la fábrica de Chocolates Valor. En esta factoría, además de poder ser testigos del proceso de fabricación de este dulce, se encuentra el Museo Valenciano del Chocolate. En su momento llegaron a haber en La Vila numerosos talleres artesanales que fabricaban chocolate con el cacao que se desembarcaba en el puerto vilero procedente de África. Hoy día sobreviven cuatro fábricas. Además de Valor se puede visitar la fábrica y museo de Chocolates Clavileño y la fábrica artesana de Chocolates Pérez. La última fábrica es Marcos Tonda. No se puede visitar, pero sí es posible comprar en su tienda gourmet.


Otro elemento destacado en La Vila es su patrimonio histórico. Se cree que pudo ser la colonia de Alonis, fundada por los griegos y que posteriormente paso a formar parte de los territorios romanos. Aunque hay autores que no están de acuerdo con esta ubicación, el hecho de haber encontrado numerosos restos de esta época sugiere que Alonis sí que era La Vila. Uno de los monumentos más sorprendentes es la denominada Torre de San José (o de Hércules), junto a la playa del Torres, que en realidad es un monumento funerario.


Otros restos históricos son las murallas y las torres vigías. Fueron levantadas en tiempos de Felipe II (s. XVI) para evitar los ataques berberiscos, bastantes frecuentes en aquella época. Las murallas se encuentran alrededor del casco antiguo. Respecto a las torres son tres las que se encuentran en el término municipal de La Vila. Junto a la cala de la Malladeta se encuentra una de las torres. De planta circular y muy cerca del mar, es una de las más bonitas que se conservan. Además en la senda que lleva hasta la torre encontraremos un santuario ibérico y Villa Giacomina, el antiguo chalet ahora en ruinas del doctor Jose María Esquerdo. Esquerdo fue un importante psiquiatra y político nacido en La Vila, también conocido por tener una importante avenida con su nombre en Madrid. En la Vila lo recuerdan con su nombre en colegios y calles y en la playa Centro hay un busto en su honor.




Un poco más al sur se encuentra la torre del Xarco, junto a la playa del mismo nombre. De planta circular y sobre un impresionante acantilado. La última torre es la del Aguiló, que se encuentra sobre un cerro que mira a la cala de Finestrat. Esta es de planta cuadrada. Hay una senda que recorre la costa vilera hasta llegar hasta este punto, que se puede recorrer tanto andando como en bicicleta de montaña.


En Vila Museu, el museo de La Vila, encontraremos muchos de los que se han localizado en los diferentes yacimientos que se han excavado en el municipio. Se encuentra en pleno centro urbano de La Vila, en la calle Colón 57. Tiene un amplio horario, abriendo a las 10:00 y con horario ininterrumpido en invierno hasta las 19:00 o hasta las 21:30 en verano, pero no cierre al mediodía. Los domingos y festivos cierra siempre a las 14:00. La entrada general cuesta 3€, aunque las familias numerosas disfrutamos de una entrada reducida a 1,5€. Los domingos, además de para los niños hasta 7 años, mayores de 65 años o pensionistas, personas desempleadas y personas con diversidad funcional, la entrada es gratuita.



Dependiente de Vila Museu encontramos la Casa Museo La Barbera dels Aragonés, la antigua residencia de una familia noble de La Vila, que conserva parte del mobiliario original del s. XIX. Se encuentra en el parque de La Barbera, junto a la estación del TRAM de Creueta, apenas a 300 metros de Vila Museu y a unos 600 metros de la fábrica de Chocolates Valor. El parque puede ser un buen lugar para descansar un rato después de tanta visita.

El entorno natural de La Vila también tiene bastante interés. Destaca el pantano del Amadorio, el más cercano al mar de España, a sólo 7 kilómetros del Mediterráneo. En este lugar podéis hacer una bonita excursión. Podéis encontrar más info en el artículo que le dedicamos a este paraje hace ya algún tiempo. 


Ahora ya conocéis un poco mejor La Vila. Es un municipio que tiene bastantes atractivos para toda la familia: playas y calas, un pantano, monumentos romanos, lugares pintorescos, museos… Y eso que no hemos entrado en su cocina típica, mediterránea y marinera. Merece la pena conocerla. Aunque al fin y al cabo todo el mundo sabe que Benidorm es mucho mejor.