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lunes, 8 de marzo de 2021

LAS PLAYAS DE TAMARIT

Hace un tiempo, en un post, os contamos que el camping Trillas Platja Tamarit nos encantó. La cantidad de servicios que ofrece, las piscinas, la animación, etc. Pero también que a 60 metros del camping hay dos playas estupendas.

Estas playas son dos, la playa de Tamarit y la cala Jovera. Entre las dos playas se sitúa el castillo de Tamarit, que actualmente es de propiedad privada y no se puede visitar a menos que acudas a uno de los eventos que se realizan, o que vayas a misa en una de las capillas de las que disponen.

EL CASTILLO DE TAMARIT

El castillo de Tamarit está construido sobre un pequeño cabo a orillas del mar. Su historia se remonta al siglo XI, cuando las tropas del rey Jaume I conquistaban los territorios habitados por los musulmanes. Tras la conquista estos territorios pasaron a formar parte del condado de Barcelona. Fue entonces cuando se construyó el castillo, entorno a un núcleo de población.

En el siglo XIV se construyen las murallas que resguardaban, tanto al castillo como a la población, de los ataques de los piratas berberiscos. En esta época el castillo pasó a ser propiedad del arzobispado de Tarragona. Poco después se abandonó tras una epidemia de peste. En el s. XVII se construyó la torre, uno de los elementos más destacados del castillo y se reconstruyó la muralla con intención de volver a poblarlo, sin éxito. En 1916 el arzobispado vende el castillo a un empresario estadounidense que vivía entonces en Cataluña. Hizo una restauración romántica dirigida por el pintor Ramón Casas. Traduzco lo de "restauración romántica": hicieron lo que les parecía, lo que pensaban o creían que algún día fue, sin ningún rigor histórico.


Por suerte Charles Deering, el empresario norteamericano seguía siendo el propietario en 1936 del castillo de Tamarit, ya que eso evitó que un grupo de anarquistas prendiera fuego a la capilla y se perdiera para siempre su valioso retablo barroco. Su posición hizo que a los pies del Castillo de Tamarit el bando republicano construyera uno de los numerosos nidos de ametralladoras bunkerizados que construyeron por toda la costa mediterránea para repeler ataques, especialmente los de la armada de la Italia fascista. También se puede ver el acceso, que además llevaba por un pasillo donde habría otro nido, oculto por utilizar piedras del mismo color. Finalmente en 1992 la familia Deering vendió el castillo al grupo que actualmente lo gestiona y que organiza eventos BBC (bodas, bautizos y comuniones) y conciertos. 

LA CALA JOVERA

Respecto a las playas, vamos a empezar por la cala Jovera. Tiene unos 90 metros de longitud y 20 de anchura. Para llegar hay que hacerlo a pie, pasando junto a la entrada del castillo de Tamarit. Es una cala muy chula y recogida, ideal para ir con niños. Pero descartarla si lleváis carro o con personas con problemas de movilidad, ya que se accede por entre las rocas. No como las cabras, hay una escalera, pero creemos que para algunas personas pueden ser peligrosas.

La cala carece de servicio de socorrismo, por lo que, aunque no hay mucha profundidad en los primeros metros de costa, conviene no perder de vista a los niños. En el extremo sur hay una roca que se adentra en el mar y donde los bañistas se suelen subir. La verdad es que las vistas del litoral son muy chulas, sobre todo de los acantilados que se abren hacia el sur. Para los curiosos, hay restos fósiles de conchas.

El camino que lleva a la cala Jovera continua en paralelo a la costa a través del denominado Camino de Ronda, que llega hasta la playa de la Mora, 1,5 kilómetros más allá. No muy lejos de la cala Jovera se encuentra Jungle Trek, un parque multiaventura que está especialmente pensado para los niños, pero del que también pueden disfrutar los mayores. También junto al camino de ronda se encuentra la torre d'En Segur, una torre vigía construida en el s. XVI, al mismo tiempo que otras en toda la costa mediterránea y la costa atlántica de Andalucía para prevenir los ataques piratas.

LA PLAYA DE TAMARIT

La otra playa es la playa de Tamarit, al norte del castillo. Tiene unos 1.800 metros de longitud por 45 de ancho. Al igual que la cala Jovera, tiene arena fina y dorada. Sí que dispone de servicio de socorrismo. Se puede llegar en coche, pero no desde el castillo de Tamarit, ya que está prohibido el aparcamiento. Pero no mucho más lejos sí que podréis dejar el coche. También se puede llegar en tren o autobús.

Continua por la playa de Altafulla, que aunque tenga distinto nombre es la misma playa. A unos 400 metros del castillo de Tamarit se encuentra la desembocadura del rio Gaià, aunque probablemente lo encontréis seco ya que el pantano que se encuentra unos 11 kilómetros río arriba retiene casi todo el cauce. Hay un intento de dotarlo de un cauce ecológico para que las distintas especies animales y vegetales que viven en y gracias a sus aguas no se pierdan. Hay un sendero que recorre varios kilómetros en paralelo al cauce de este río.

En la parte de Altafulla, junto a la playa, hay una gran cantidad de servicios, como bares, restaurantes, supermercados, etc. dispuestos a lo largo de un tranquilo paseo marítimo. Muy cerca del final de la playa se encontró la denominada "Villa dels Munts", una enorme villa romana que en su momento era lugar de descanso de las élites que vivían en la cercana Tarraco.

A pie de playa se encuentra el Club Marítimo de Altafulla. Aquí se puede alquilar un kayak o una tabla de surf para practicar paddle surf. Ofrecen clases de surf, tanto para adultos como para niños. También ofrecen cursos de vela, con diferentes tipos de embarcación, tanto catamaranes, como Optimist o tablas de windsurf. 

Como veis las playas de Tamarit están llenas de posibilidades para toda la familia. Hay varios campings alrededor de la playa, pero nosotros os recomendamos el Trillas Playa Tamarit, por servicios y precio. Un lugar estupendo para visitar muchas otras cosas que ofrece la provincia de Tarragona. Lo miréis por donde lo miréis, un planazo.

lunes, 28 de octubre de 2019

NOS LO PASAMOS EN GRANDE EN EL CAMPING TRILLAS TAMARIT PLAYA

Acostumbrados a ir a un camping de interior, más pequeño y de trato familiar, este verano hicimos un cambio y probamos un camping muy diferente: cerca de la playa, con un montón de servicios y enorme. ¿El resultado? Mis hijos no querían irse. Os vamos a hablar del camping Trillas Tamarit Playa.


Este camping se encuentra en Tamarit, un antiguo municipio que se despobló por una epidemia y que pertenece a Altafulla, en la provincia de Tarragona, a unos diez minutos de la capital. Esta situación la hace idónea para moverse por la provincia, especialmente para llegar a Port Aventura, que para qué negarlo, era el plato fuerte del viaje (ya os lo contaremos).



Además de por su situación el camping Trillas nos llamó poderosamente la atención por su precio irrisorio fuera de temporada alta. Sin ACSI card ni nada por el estilo, vamos, que pagamos más en peajes que en el camping. Tanto es así que llegamos a llamar por teléfono y enviar un correo electrónico para comprobar que no nos habíamos equivocado y, ciertamente, fuera de la temporada alta es un camping con una excelente relación calidad-precio. En la primera semana de septiembre, cuando fuimos, todavía estaban abierta las piscinas y mantenían el servicio de animación, tanto para niños como para el público en general por las noches.




Sí, no nos hemos equivocado, hemos puesto piscinas en plural porque el camping Trillas tiene tres piscinas, o mejor dicho, tres grupos de piscinas: la que ellos denominan la antigua, la nueva y otro grupo de piscinas en la cima de una colina que se encuentra dentro del recinto del camping y en el que está un bloque de bungalows y mobil homes.




El camping es enorme. Creemos que en realidad son dos campings que se han unido porque las dos partes se comunican interiormente por un túnel  y exteriormente cruzando la carretera que va hasta la playa de Tamarit. Tan grande es el camping que hay un servicio de transporte de los usuarios con un trenecito. Aunque no tengas que ir a ningún lado la verdad que a los niños les encanta y uno de los platos fuertes es la colina que acabamos de mencionar que tiene unas vistas fantásticas sobre las playas de Tamarit y su castillo.



Además de ser tan grande tiene una serie de servicios muy completos. Supermercado, lavandería, lavacoches, restaurante, creperia, cafeteria-churrasquería... En lo que verdaderamente importa también está muy bien, porque los aseos estaban realmente limpios y eran muy amplios. Las duchas tenían incluso un apartado con una leja para poder dejar la ropa y el resto de cosas sin que se mojaran.

Por su parte, y también es importante, las parcelas para acampar son suficientemente grandes, es verdad que al principio nos tocó hacer un poco de tetris, pero cabía perfectamente nuestro coche, la tienda y nuestras cosas. están delimitadas con moreras lo que hace que haya bastante sombra y el suelo es de grava prensada que no es incómoda. Todas las parcelas tienen una toma cerca de luz, agua y antena. Es de destacar que hay zonas donde no están permitidos los perros, algo que nos vino muy bien ya que mis hijos les tienen miedo. 


Hay dos cosas que nos llamaron la atención. Por un lado la cantidad de parcelas que tenían caravanas fijas. Ya os hemos dicho que estábamos acostumbrados a  otro tipo de camping. Y esas parcelas fijas tienen de todo: cocina portátil, televisión, avances a tutiplén... vamos, que estamos convencidos que hay quien está en el camping mejor que en casa.


También nos llamó la atención la inmensa cantidad de bicicletas que había. Cualquier aparcamiento estaba completo y casi en todas las parcelas había al menos una bicicleta. Alguna situación de riesgo vimos, pero sobre todo tuvimos un déjà-vu a nuestra infancia, cuando todo era un poco más fácil. O eso creíamos. 


Por si todo esto os parece poco, a 60 metros del camping hay una playa y una cala, playa Tamarit y La Jovera, respectivamente, cada una a un lado del castillo de Tamarit, que no se puede visitar porque pertenece a una empresa que organiza eventos, excepto para escuchar misa en una de sus capillas. 


Nuestra opinión no puede ser más que positiva, pasamos unos días en grande. De una cosa estamos convencidos, o el próximo verano volvemos o nuestros hijos se amotinan. Se lo pasaron en grande. Tanto que entre los planes estaba pasar un día en Barcelona y lo tuvimos que dejar para otro viaje.