domingo, 28 de julio de 2019

DESCUBRIMOS LOS TESOROS DE IRÁN, CUNA DE CIVILIZACIONES

Por fin. Después de varias semanas (por no decir meses) deseando visitar el MARQ, el Museo Arqueológico de Alicante (del que ya os hemos hablado en este blog), para disfrutar de su nueva exposición temporal: Irán, cuna de civilizaciones , ya hemos podido visitarla. Os lo contamos.


Nombres míticos de pueblos como los medos, los seleúcidas, los aqueménidas o los persas, de lugares y ciudades como Mesopotamia, Babilonia, Susa, Nínive, Persépolis, o de reyes como Asurbanipal, Jerjes, Atajerjes, Darío, Ciro, Cambises... harán que os vengan a la cabeza grandes batallas y conquistas de tierras lejanas. La historia del territorio que actualmente ocupa Irán es rica en culturas y civilizaciones. Esta exposición es una muestra perfecta.

Al igual que en muestras anteriores como Vikingos. Guerreros del norte. Gigantes del mar, Mayas, El enigma de las ciudades perdidas, o Rupestre. Los primeros santuarios, ésta se divide entre las tres salas dedicadas en el Marq a las exposiciones temporales. El montaje es menos “aparatoso” que en muestras anteriores, pero no por ello deja de ser espectacular gracias a los grandes murales con representaciones de los templos o de los mapas con la extensión de los imperios. O la moqueta (¡ojo a la moqueta!). El peso principal de la exposición recae en las casi doscientas piezas que han llegado desde el Museo Nacional de Irán en Teherán y el Drents Museum de Assen (Paises Bajos) y que ofrecen una magnifica muestra de orfebrería, porcelana y escultura en diversos materiales.


Para entender la importancia de esta región para la historia de la humanidad baste este dato: aquí nació la escritura gracias a los signos cuneiformes. Este hecho revolucionó el mundo hasta nuestros días.


En la primera sala se muestran las piezas más antiguas que corresponderían con el Paleolítico y el Neolítico. Desde el principio, con piezas como la punta de lanza, el hacha de piedra o la flauta realizada en hueso, nos damos cuenta que aquellas sociedades y las que vivían en Occidente no estaban tan lejos culturalmente, de hecho en el pasillo que comunica las tres salas existe un gráfico comparando los hechos significativos de los territorios de la actual Irán y de las principales civilizaciones clásicas como Grecia y Roma.


Especialmente me gustaron aquellas piezas que incorporaban escritura cuneiforme, de manera que estábamos frente a algunos de los primeros objetos "escritos" de la historia de la humanidad. Pero no son desdeñables en absoluto las piezas de orfebrería, que demuestran una pericia técnica que se aumentará en los siguientes siglos.


En la segunda sala encontramos piezas de representan los primeros imperios que se formaron en este territorio. Destacar el apartado que se sitúa al fondo de la sala, con una estatua colosal de Darío I el Grande, el primer gran emperador del Imperio Aqueménida, y una reproducción de un templo de la ciudad de Persépolis, realizado para que lo “vean" las personas con deficiencias visuales.


De nuevo el MARQ, junto a la Fundación ONCE, apuestan llevar la exposición a todos los públicos y reproducir mediante una serie de figuras tiflológicas, es decir, hechas para ser tocadas y “vistas" por las personas invidentes, pero que son aprovechadas por otros visitantes para conocer detalles de las piezas que ha simple vista no se ven. Un miembro de seguridad le llamó la atención a mis hijos porque “eso es para ciegos y ya se ha roto una", pero lejos de una mala actitud, mis hijos, que no son invidentes (y son niños) los usan para descubrir como son algunos objetos de la exposición.


La llegada del Islam y la revolución, no solo religiosa sino también cultural, que supuso para lo que era el Imperio Persa centra la muestra en la tercera sala. La sala abre con la reproducción del famoso mosaico de la batalla de Issos entre Alejandro Magno y Darío III, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles, y que marcó un momento de cambio en este imperio, que pasó a ser dominado por la monarquía helénistica. Inmediatamente una escultura nos invita a pasar.


Un gran Corán preside el centro de la sala, que incluye también cerámicas finamente decoradas con elementos naturales, vegetales y algún animal, que las sitúan ya en la tradición islámica o en su transición. Estas piezas nos pueden resultar familiares ya que en aquel momento tanto España (Al-Andalus) como Irán (Persia) vivían bajo el gobierno del Califato Omeya.


Por último, en la antigua capilla, como es habitual, se sitúa un epílogo de la exposición que se centra en las relaciones estrechas y fructíferas que durante el s. XVI mantuvieron la corte española de los Austria con el imperio safaví (Irán), donde la diplomacia hispánica jugó un importante papel.

La exposición abrió sus puertas el pasado 14 de abril, y permanecerá abierta hasta el 1 de septiembre, por lo que todavía hay tiempo más que suficiente para poder disfrutar de esta muestra que nos sorprenderá muy gratamente.


Como curiosidad, el MARQ prepara una exposición recíproca en Irán, donde viajarán más de un centenar de piezas que repasarán la historia de Alicante, y por extensión de España y de los pueblos que habitaron el Mediterráneo. Sin duda, una acción muy enriquecedora. 

jueves, 18 de julio de 2019

DESCUBRIENDO ALBARRACÍN EN FAMILIA

Si Teruel es una de nuestras provincias favoritas, es por el atractivo que reside en sus municipios, algunos de ellos tan pintorescos (que decían las guías de viaje antiguas) como Albarracín, una villa que cada año recibe miles de turistas atraídos por la belleza de su arquitectura y los paisajes que la rodean.


Su centro histórico se encuentra cerrado al tráfico algo que las familias nos relaja bastante ya que no tenemos que andar esquivando coches ni sufriendo por nuestros hijos. Por ello estaréis casi obligados a estacionar en el parking municipal que se encuentra junto al río Guadalaviar, que en este punto de su recorrido todavía no se ha convertido en el Turia. A escasos metros tenemos la oficina de turismo y justo enfrente la primera de las muchas cuestas que vamos a tener que subir y bajar durante nuestra visita a Albarracín, debido a su indómita orografía, ya que todo el pueblo se encuentra sobre la ladera de una colina coronada por sus famosas murallas.


Uno de los primeros lugares emblemáticos que vamos a visitar en Albarracín es la Plaza Mayor. Aquí se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad. Tres de los cuatro lados de la plaza se encuentran porticados y uno de los elementos más singulares son sus balcones de madera, con unas vistas panorámicas al valle que surca el Guadalaviar, además de a los edificios más conocidos del municipio.


Para proseguir la visita podemos dirigirnos hacia el noroeste por la calle Santiago. A través de su intrincado recorrido llegaremos hasta el portal de Molina una de las aberturas que existen en la muralla, flanqueada por torreones para poder entrar y salir de la ciudad en su momento. Frente al portal nos encontramos con una de las edificaciones más conocidas de Albarracín, la casa de Julianeta, que adquiere forma de una especie de Flat Iron Building medieval.

Pasando el Portal de Molina a mano derecha encontramos la indicación que nos señala el camino para poder visitar la muralla de Albarracín. No hacemos ningún spoiler si os decimos que necesitaréis dos cosas: en primer lugar unas buenas piernas y, sobre todo, mucho ánimo para llegar hasta el final de la visita.


Seguiremos nuestro camino por la calle Portal de Molina donde seguiremos disfrutando de las edificaciones tradicionales de Albarracín. De estas nos van a llamar la atención su abigarrada estructura, que en ocasiones nos pueden recordar a un Lego, el uso de forja en el exterior y el color rojizo que presenta en sus paredes. Esto se debe a que los materiales de construcción empleados se extrajeron de los alrededores, lo que se conoce como rodeno.


Llegaremos de nuevo a la Plaza Mayor, donde doblando la esquina junto al estanco enfilaremos la calle de la Catedral. A pocos metros nos aparecerá en primer lugar el Palacio Episcopal y justo detrás el campanario. La catedral, dedicada a El Salvador, fue levantada en apenas 28 años, entre 1572 y 1600, con una sola nave central con capillas a ambos lados, en estilo gótico tardío. Las vistas junto a la Catedral también son impresionantes y el propio templo merece una visita, ya que además en su claustro conserva magníficas obras de arte.


Si continuamos nuestro paseo, calle arriba calle abajo, llegaremos hasta la Torre de Doña Blanca, una imponente edificación que formaba parte del conjunto defensivo de la ciudad. ¿Queréis más?Entonces os recomendamos el paseo fluvial junto al curso del río Guadalaviar. No solo es interesante desde el punto de vista ambiental y paisajístico sino que también nos proporcionará un punto de vista distinto de la ciudad observando mucho mejor como los edificios se aferran a la roca sobre la que se sitúan.


Pero aquí no acaba la visita a Albarracín ya que en las afueras podemos acudir a Mar Nummus, una de las subsedes de Territorio Dinópolis. Hace 150 millones de años el mar de Tethys cubría el territorio que actualmente ocupa Albarracín. Es por eso que se han localizado en la cercanía restos de unos enormes dinosaurios marinos y de diferentes animales como los antepasados de las actuales caracolas


También os recomendamos la visita al paraje protegido de los Pinares de Rodeno muy interesante por sus impresionantes paisajes, por sus formaciones geológicas y por albergar varios abrigos con pinturas rupestres además tiene áreas recreativas con mesas de picnic y juegos infantiles. What else?

Podríamos estar hasta el fin delos tiempos haciendo recomendaciones sobre Albarracín porque en los alrededores también cuentan con bastantes puntos de interés como el acueducto romano excavado junto a Gea de Albarracín, la serranía de Albarracín o un recorrido por el nacimiento de los ríos Guadalaviar, Júcar y Tajo que se concentran en muy pocos kilómetros, entre las provincias de Teruel, Cuenca y Guadalajara.


Por todo esto y mucho más Albarracín es uno de los lugares cuya visita nunca defrauda. Un municipio al que debería de ser obligatorio ir al menos una vez en la vida. 

lunes, 8 de julio de 2019

UN DÍA EN EL PARQUE WARNER DE MADRID

Llevamos una temporada que estamos aprovechando a tope todos los cumpleaños de la familia para visitar aquellos lugares a los que hace tiempo queríamos ir. Para celebrar el cumple de nuestro hijo mayor decidimos acudir al Parque Warner, en San Martín de la Vega, junto a Madrid, y así cumplir con la promesa que una vez hicimos (y que nuestro hijo nos recordaba frecuentemente).


Lo primero, y aunque nos lo habían advertido, visitar todo el parque en un solo día es absolutamente imposible. Por muy buena planificación que os hagáis, por mucha previsión que queráis organizar, quitaos de la cabeza que vais a ver todo. Porque suponemos que no solo vais a ir a pasear por el parque y querréis montar en alguna atracción o ver alguno de los espectáculos.
El Parque Warner tiene una superficie de más de 31 hectáreas, lo que supone que sea más pequeño que su gran competidor, el parque catalán Port Aventura. Está dividido en cinco áreas temáticas:
  • Hollywood Boulevard: está en la entrada del parque. Fundamentalmente tiene tiendas, restaurantes y un cine 3D, réplica del famoso Teatro Chino de Los Ángeles. Al final del día es el lugar donde transcurre el desfile de carrozas. En el paseo hay placas dedicadas a estrellas del cine que han pasado por el parque, quizá la más grande sea George Clooney.


  • Cartoon Village: esta área está dedicada fundamentalmente para los más pequeños. Aquí podemos encontrar a los personajes de los Looney Tunes (Bugs Bunny, Piolín, el pato Lucas, etc.) y tener la oportunidad de visitarlos en sus casas o en sus atracciones. Al ser una zona destinada a los más pequeños las atracciones no son excesivamente fuertes, aunque hay un par de montañas rusas pequeñas (sin loops ni nada de eso), los rápidos… y una zona con juegos de agua para esos días en los que aprieta el calor. 




  • Movie World Studios: una de las áreas más chulas por la tematización de los edificios. Puedes estar paseando por el Nueva York de principios de siglo XX o estar al borde del mar en un pueblecito marinero (yo miraba con recelo esperando una bandada de gaviotas que empezaran a picotearnos). Una zona muy instagrameable. Hay un pasaje del terror y una montaña rusa, aunque es un área más dedicada a los espectáculos.


  • DC Super Heroes World: el área más friki de todo el parque, la que da significado a todas las camisetas de superhéroes que se ven en el parque. Recrea las dos ciudades que son el yin y el yang del Universo DC: la amable y luminosa Metrópolis y la oscura y decadente Gotham City. En esta área se encuentran las atracciones más potentes del parque, adrenalina al 100%.


  • Old West Territory: recreación de un poblado del Lejano Oeste. También la tematización es magnífica (¡preparad el filtro sepia en vuestras cámaras!). Aquí encontraréis la montaña rusa de madera y dos atracciones de agua.


Nosotros no montamos en muchas atracciones, algunos tienen miedo, otros se marean, otros son demasiados pequeños… Pero aún así pudimos disfrutar de un día muy completo (y muy cansado).
El parque es enorme y no existe un tren o un barco que lo recorra, como en otros parques, y nos permita ahorrarnos un rato de paseo, por lo que al final del día acabaremos reventados, sobre todo si lo intentáis exprimir al máximo.

Al no montar en muchas atracciones, como ya hemos comentado, evitamos alguna cola infinita, pero al ir con niños pequeños (3,6 y 9 años) nos centramos en el área de Cartoon Village. Esto hizo que después tuviéramos menos tiempo para el resto de áreas, por ejemplo la del Oeste la vimos casi paseando. Por lo tanto poco os podemos contar en este sentido, además de que depende bastante de los gustos personales.

Con todo, subimos a un par de atracciones de agua, los rápidos ACME en Cartoon Village y los troncos en Far West, y en alguna montaña rusa de baja intensidad (también en Cartoon Village). Son muy parecidas a otras del mismo tipo de otros parques, pero por ello no dejan de ser muy divertidas. 

Respecto a los espectáculos vimos los dos shows estrella del parque: Loca Academia de Policía (área Movie World Studios) y Gotham City Stunt Show (área DC Super Heroes World), además del Desfile Nocturno, donde los personajes del parque se despiden de los visitantes. Acerca del show de Loca Academia, no os lo perdáis. Es una mezcla de comedia y especialistas con vehículos. Los cadetes deben de custodiar un banco que quieren robar y… Bueno si habéis visto las pelis ya sabéis como puede acabar. Igual sobra algún derrape, pero el espectáculo está muy bien.


El show de Gotham City recrea el intento de los villanos Joker y Harley Quinn para hacerse con el control de la ciudad, pero Batman y Robin intentarán impedirlo. Se representa en un escenario abierto y los asientos son muy limitados, por lo que os recomendamos que vayáis con tiempo si queréis verlo bien. En la categoría de show prescindible ponemos el cine 3D en el Teatro Chino (Hollywood Boulevard). En nuestro caso vimos un fragmento de El Hombre de Acero, que ya habíamos visto.

Este año estrenan un show nocturno basado en Aquaman que tiene muy buena pinta y lo harán en el lago de Movie World Studios. 

Aunque hay mucha gente que se queja del precio de las entradas no nos pareció excesivamente caro si lo comparas con otros parques similares. Es cierto que aprovechamos una oferta y que el pequeño todavía no pagaba entrada por lo que pudimos visitarlo de una manera un poco más económica. Las familias numerosas tenemos entrada reducida, pero las ofertas suelen mejorar este descuento. Respecto al parking, si vas en un día de calor no dudéis en coger una plaza techada ya que evitareis calor innecesario en vuestro vehículo.


Por último la comida. El parque impide entrar con comida o bebida, aunque vimos a gente que había colado bocatas. No se habla muy bien de los menús y sus precios, aunque hay entradas que incluyen un menú. La alternativa más económica (nosotros lo hicimos, y no fuimos los únicos) es dejar en el coche comida y salir al parking. Te ponen un cuño para volver a entrar. Por este motivo, también os recomendamos las plazas cubiertas. Por el contrario os tocará perder algo de tiempo y dar un buen rodeo. 

Para concluir, la visita al Parque Warner necesita al menos dos días. En un día es absolutamente imposible. Dependiendo de vuestros gustos o del perfil (niños, jóvenes intrépidos, fans de los shows…) os centraréis en un área u otra, y eso determinará finalmente vuestra visita. Hay quien dedica un día a montar en las atracciones y el siguiente a ver los espectáculos.


Lo cierto es que debemos de volver porque nos quedaron bastantes cosas pendientes. Y lo haremos, con las baterías llenas y las tarjetas de memoria vacías.