martes, 28 de mayo de 2019

LAS FUENTES DEL ALGAR, NATURALEZA Y LA MANO HUMANA

A 15 km de Benidorm, en el término municipal de Callosa d’En Sarrià (Alicante), se encuentra uno de los parajes más conocidos de la Marina Baixa. Se trata de Las Fuentes del Algar, el nacimiento del río del mismo nombre que desemboca en la bahía de Altea, a sólo 12 kms de su nacimiento. 

  
Lo más espectacular de las Fuentes del Algar es uno de sus saltos, que forma una cascada de unos 13 metros de altura y gran belleza, que se ha convertido en una de las imágenes icónicas de la Costa Blanca. Lo que menos, la terrible explotación turística del lugar, que vende como “natural” un paraje muy transformado por la acción del hombre. 


El problema es que desde pequeño he visitado más o menos regularmente este lugar. Desde hace unos 20 años el paraje se ha ido transformando en un parque temático, donde las piscinas se han construido (no son pozas naturales, o no del todo) y donde restaurantes y propietarios de terrenos intentan hacer negocio (nada de objetar, por otra parte). Después de ir tantas veces de pequeño te decepciona. 


Hace años salí tremendamente frustrado de la visita, pero esta última vez, no sé si porque me he acostumbrado o porque me he sosegado, no me pareció tan terrible. También creo que han eliminado algunos elementos, y que la visita la hice en una hora de poca afluencia, lo que cambia por completo la perspectiva de la visita. 


Yo no recomendaría la visita en verano, pues es cuando más gente visita las Fuentes y se llena hasta los topes y es incomodísimo. Claro que también el verano es la única época del año en que os podréis bañar en sus aguas, gélidas al entrar pero muy confortables al cabo del rato. 


Si optamos por otra época del año, y preferiblemente a primera hora de la mañana, descubriréis un precioso paseo, de alrededor de 1,5 kms., ejemplo de la utilización de los recursos hídricos. Ya que todavía se conserva la presa y el canal que se usaba para el aprovechamiento para riego, y alguna acequía todavía en uso. Cerca de la salida hay un arboretum, es decir, un pequeño jardín botánico con especies autóctonas. La visita para personas con movilidad reducida es muy complicada porque hay que salvar desniveles bastante escarpados mediante escaleras. Por supuesto no llevéis carros de bebé. 


Un consejo si vais en verano: buscad un restaurante que os ofrezca menú y os regale la entrada y el parking. Os ahorraréis algo de dinero y agobios, además no iréis cargando con la comida, la bebida, las toallas… 

Para llegar hay que llegar hasta el centro urbano de Callosa d’En Sarrià y seguir las indicaciones hacia Bolulla (CV-715), desviándonos a un 1 km. tras salir del centro urbano. No hay problema ya que está perfectamente señalizado. Hay un parking gratuito cerca de la oficina de turismo, a unos 800 metros de la entrada. El resto son de pago, y muy de pago. También se puede llegar en bus desde Finestrat y Benidorm, con la línea 18. 


Las entradas en temporada baja (16 de octubre a 14 de junio) cuestan 4 euros para adultos, 3 para jubilados, mayores de 65 años, estudiantes y poseedores de Carnet Joven, 2€ para niños entre 4 y 10, y gratuito para menores de 3. En temporada alta (15 de junio a 15 de octubre) se incrementa 1 € para los adultos, jubilados, mayores de 65 años, estudiantes y poseedores de Carnet Joven. No hay descuentos para familias numerosas. 


Para completar la excursión, o incluso para hacer una escapada de varios días, en el entrono de las Fuentes del Algar hay un camping con una zona multiaventura para niños entre 5 y 14 años, un área infantil tematizada al estilo del Salvaje Oeste para niños entre 3 y 6 años, y también el parque temático de dinosaurios Dino Park Algar, del que ya os hablamos hace un tiempo. 


Sí, las Fuentes del Algar son un paraje precioso. Sí, deberíais visitarlo. Pero también conviene que sepáis todo, tanto lo bueno como lo malo, para que tengáis todos los elementos de juicio. Es una excelente opción para pasar el día, a pesar de todo lo negativo que hemos comentado. 

sábado, 18 de mayo de 2019

MUCHAS GRACIAS MAESTRO MORRICONE

De vez en cuando conviene que los padres tengan un momento de tranquilidad, alguna escapada sin los hijos. Los queremos mucho, muchísimo, y desde que salimos por la puerta de casa los echamos de menos, pero hay oportunidades vestidas de excusa que no se pueden dejar escapar. Y en esta ocasión la excusa (u oportunidad) era la gira de despedida del maestro Ennio Morricone.


Para quien ande con un poco de despiste, Ennio Morricone es un músico, compositor y director de orquesta que ha creado más de 500 bandas sonoras para cine y televisión, entre las que destacan El bueno, el feo y el malo, La muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares, Los Odiosos Ocho, Los Intocables de Elliot Ness, o Cinema Paradiso y La Misión, éstas últimas auténticas obras maestras del género. Ganador de dos Óscars, uno en 2016 por Los Odiosos Ocho, y otro honorífico por su carrera en 2006, además podemos atribuirle un trocito del Óscar a Mejor Película Extranjera en 1988 de Cinema Paradiso.

El antiguo Palacio de los Deportes de Madrid (actualmente Wizink Center) acogió una doble cita de la gira de despedida del maestro italiano que tiene nada menos que 90 años (nació el 10/11/28) y que le llevará por escenarios de todo el mundo hasta enero del 2020 en un último concierto en su Roma natal. Los números son asombrosos: un coro de cerca de cien miembros, una orquesta con cerca de cincuenta músicos, incluyendo una guitarra eléctrica y un bajo. Y todo vendido en los tres conciertos de nuestro país, uno en Bilbao y dos en Madrid.


Las dos pantallas instaladas a ambos lados del escenario no emitían imágenes de las películas cuya banda sonora interpretaban, si no que solo se veía a los músicos. En realidad eso era lo importante, la música. Aunque al final, como en todos los sitios, hay gente que tiene el respeto justo para acabar el día y a pesar de las advertencias continuamente sacaban fotos o vídeos, que bueno, eso lo puedo entender (a la vista está), pero que estuvieran whatsappeando...

El concierto comenzó con cerca de veinte minutos de retraso. Pero empezó vibrante, Morricone alzó su batuta desde la silla donde dirigió todo el concierto, para interpretar el tema principal de la banda sonora de Los Intocables de Elliot Ness. La estructura del concierto era unir varias piezas en un bloque. Se titulaban con nombres tan sugerentes como Epopeya histórica o La modernidad del mito en el cine de Sergio Leone, que parecía el título de una tesis, y ciertamente podían haber escrito solo el nombre del director italiano. Fue en este bloque, el tercero del concierto, en el que se vivió el primer éxtasis colectivo, precisamente con El éxtasis del oro de la banda sonora de El bueno, el feo y el malo, que Metallica ha convertido en un himno con el que inician sus actuaciones.


Con el público en pie aplaudiendo se llegó al intermedio. Había pasado algo más de una hora, pero pasó breve como un suspiro. Se retomó el concierto con el tema principal de Los odiosos ocho, una banda sonora muy Ennio Morricone, pero al mismo tiempo muy Quentin Tarantino. Y pasamos a uno de los platos fuertes, el bloque cine social con la aparición estelar de Dulce Pontes. La portuguesa sonó fantástica en un bloque que abrió con un tema de la española La luz prodigiosa (segundo guiño local tras la interpretación de la almodovariana ¡Àtame! en el segundo bloque del concierto) y que cerró con la vibrante Abolição.

El público empezó a consultar sus relojes, nerviosos, porque se echaba la hora encima y no habían sonado todavía las dos mayores joyas de Morricone. Entonces aparecieron en pantalla dos palabras mágicas: La misión. Ovación. Y el oboe de Gabriel hipnotizó a los presentes. Ni fuerzas tuve para sacar el móvil y grabar un vídeo. Solo quería disfrutar. La piel de gallina. 


Al acabar este bloque el maestro Morricone se levantó y encaró la salida del escenario. Como algo de práctica tenemos en esto de los conciertos, y al ver que no se levantaba ni un solo miembro de la orquesta, sabíamos que no era más que el teatrillo previo al bis. El primer bis fue para Cinema Paradiso, esa carta de amor al cine, y mi composición favorita de Morricone. El concierto acabó con una nueva interpretación de El éxtasis del oro y La luz prodigiosa.

Fin. Sabíamos que habíamos asistido a un concierto histórico, al ser la última vez que se vería a Ennio Morricone dirigiendo una orquesta en nuestro país. Solo nos quedaba disfrutar de la noche madrileña por los alrededores del pabellón, calle Goya, Avenida de Felipe II, pero sin excesos, que había que volver a casa por la mañana.


Voy a finalizar con una reflexión. Vaya por delante que nadie nos pone una pistola en el pecho para ir a ningún concierto, ni otro evento, pero el precio, para una familia media, es absolutamente prohibitivo. O dicho de otra manera, solo vamos los padres y sacrificamos a lo hijos. Hubiéramos ido con nuestro hijo mayor, que está en el conservatorio y sería excelente ver a una orquesta de semejante nivel. Hace años vimos en un concierto de los Rolling Stones niños de corta edad (2-3 años) que sus padres nos confesaron que habían tenido que pagar una entrada completa, que costaba cerca de 80 euros. De esta manera no promocionamos la cultura.

miércoles, 8 de mayo de 2019

REGRESO AL PASADO: LA VILLA MEDIEVAL DE BESALÚ


La provincia de Girona es una de las que más opciones ofrece a las familias a la hora de planificar unas vacaciones: las magníficas playas de la Costa Brava, los paisajes de montaña de los Pirineos, la oportunidad de visitar Barcelona, Andorra o el sur de Francia, y sus pueblos medievales. En esta ocasión vamos a hablaros de uno de los más conocidos: Besalú.


Situado en la comarca de La Garrotxa, Besalú es famoso por su puente medieval, que durante siglos fue la única vía que comunicaba esta villa con el resto del mundo. La puerta en forma de torre es su característica más destacada, y sus amplios arcos ofrecen una magnífica postal del pueblo. Pero esta es solo la primera de las joyas que ofrece Besalú.


Todo el paseo por Besalú es un viaje en el tiempo, ya que la magnífica conservación de sus calles y edificios te transporta a los siglos X y XI, época de esplendor del municipio, ya que existía un condado del que era capital y esto hizo que tuviera cierta importancia en su ámbito territorial. En el s. XII el condado pasa a la Casa de Barcelona, y con ello su influencia se fue difuminando, no así la importancia de su arquitectura.


Caminando por sus calles empedradas llegaremos a la Plaza Mayor, con sus soportales con arcos de piedra en el que hay terrazas donde tomar un respiro. Si seguimos nuestro paseo llegaremos al antiguo Monasterio de San Pedro de Besalú, construido en el s. IX y del que ya solo queda su iglesia, uno de los edificios más importantes del municipio. Su fachada románica, prácticamente desprovista de cualquier elemento ornamental, nos asombra por su sencillez y rotundidad.


El paseo os llevará por estrechas calles, más edificios románicos, como la iglesia de San Vicente, un magnífico ejemplo de este estilo arquitectónico, o San Julián, un edificio que actuó como iglesia y hospital de peregrinos. También es interesante la visita a la judería, especialmente a los restos de la sinagoga y el micvé, unos baños donde realizaban rituales de purificación y del que solo se conocen tres ejemplos más en toda Europa, siendo esté el único en España. 


Si alzáis la vista en alguna de las calles de Besalú es posible que os sorprendáis al ver unas sillas que se encuentran ancladas a la pared. No es que estéis alucinando, si no que es una instalación artística. Es cierto que sorprende una propuesta tan rompedora en un contexto tan poco propicio, en un principio, al arte contemporáneo, pero la verdad es que tras la sorpresa inicial no desentona en absoluto.


Si queréis llevaros un recuerdo , os recomendamos los productos cárnicos de Besalú, en especial, y más tratándose de la comarca de La Garrotxa, debéis de probar sus embutidos. Una de las anécdotas que guardamos con más cariño es que visitamos Besalú un domingo por la tarde y todos sus comercios estaban cerrados. Afortunadamente un empresario con visión, había instalado una máquina de vending con productos típicos del municipio, ¡y nos salvó una cena!

Para llegar a Besalú hay que coger la N-260 desde Figueres o desde Olot (donde se convierte en la A-26). Hay un parking gratuito en las afueras de Besalú, a unos metros de su famoso puente, convirtiéndose en una fantástica opción para estar tranquilos. Además, justo antes de cruzar el puente, se encuentra la oficina de turismo de Besalú, donde tendréis completa información para visitar el pueblo.


No os defraudará una visita a este pueblo, que es muy bonito, a los niños les va a encantar. Además podéis aprovechar el día para hacer excursiones cerca, o incluirlo dentro de una ruta que incluya Olot, o el lago de Banyoles, por citar dos lugares cercanos. Desde luego Besalú por si misma vale una visita.