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jueves, 28 de junio de 2018

UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DEL MUNDO: GUADALEST

Dicen que El Castell de Guadalest (Alicante) es una de las atracciones más visitadas en nuestro país, únicamente superada por el Museo del Prado y justo por delante de La Alhambra. Quizás sea una exageración cargada de marketing y que sería más ajustado a la realidad decir que es uno de los pueblos más visitados de España, lo que no deja de tener un enorme mérito porque con algo más de 200 habitantes recibe alrededor de 2.000.000 de turistas al año (turista arriba, turista abajo) procedentes en su inmensa mayoría de excursiones desde los destinos turísticos de costa cercanos (Benidorm, Altea, Calpe, etc.).


Lo que sí que es cierto es que Guadalest (forma abreviada y popular) fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974, forma parte de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España desde 2015 y fue confirmada como miembro de pleno derecho de la Federación Internacional de los Pueblos más Bonitos del Mundo en 2016.

Todo esto está muy bien, pero, ¿qué podemos hacer en Guadalest? Para empezar, conocer el casco histórico con el castillo de San José y la casa Orduña en la parte más alta del pueblo, disfrutar de las vistas del valle del Guadalest, hacer senderismo o entrar en alguno de los numerosos museos que alberga. Pero será mejor ir por partes.

El Castell de Guadalest está dividido en tres barrios. El barrio nuevo, donde se encuentra el parking en el que obligatoriamente hay que aparcar (2€ el ticket), el barrio del arrabal situado en las faldas de la peña donde se asienta el castillo, y el barrio del castillo, al que se accede a través del portal de San José, excavado en la roca. Una recomendación antes de la visita: muchas de las calles están empedradas y la cuesta por la que se accede al barrio del castillo está muy empinada. Por el mismo motivo intentad evitar los carritos de bebé, siempre y cuando sea posible.

La mayoría de servicios, bares, restaurantes y tiendas se encuentran en el barrio del arrabal. También la mayoría de museos de Guadalest. Es fundamentalmente peatonal, lo que no quita para que alguna vez acceda algún coche a sus calles. El recorrido lo iniciaremos en la calle del Sol, junto al antiguo lavadero. Podemos optar por dos caminos (tranquilidad, veréis que os podéis perder), seguir recto por la calle de la Peña (escaleras) o doblar inmediatamente a la derecha por la calle del Aire para volver a doblar a la izquierda por la calle de la Virgen. Esta opción carece de escaleras, por lo que está recomendada si lleváis carro o silla de ruedas. A unos 100 metros ambos recorridos vuelven a encontrarse. 

Justo en este punto las vistas son impresionantes. Se ve todo el valle de río Guadalest, la cercana Callosa d'en Sarrià y al fondo el mar Mediterráneo. En invierno se suele dar la situación de encontrarse con las montañas nevadas y ver entre ellas el mar, una curiosa estampa. Es el punto perfecto para inmortalizar el campanario de Guadalest, uno de los iconos de la localidad, que se alza solitario sobre una peña. También en este lugar, bajando una pequeña cuesta, hay un parquecito con un par de bancos, una mesa de picnic y varios juegos infantiles donde podremos descansar unos minutos.


La cuesta de Gabriel Miró desemboca en el portal de San José el único acceso que había al antiguo recinto amurallado. A la izquierda se encuentra una de las puertas originales que se conserva como curiosidad, despojada de su función. Este punto entraña cierta dificultad si vamos con carro o silla de ruedas, la cuesta es muy pronunciada y puede resbalar, cuidado.

El barrio del Castillo esconde la parte más antigua de la población, donde se localizan los restos del castillo de San José y del castillo de la Alcozaiba, del que solo queda en pie una torre. También encontramos la Casa Orduña, la vivienda de los señores de Guadalest que fue adquirida por el pueblo y los vecinos en el año 1994 y posteriormente musealizada; la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y, al final de la única calle, la plaza de San Gregorio, con el Ayuntamiento y la prisión del siglo XII, en los bajos de la casa Consistorial. Éste es uno de los primeros edificios históricos que se pudo visitar en Guadalest. Con mi familia subíamos desde Benidorm un par de veces al año, y recuerdo de visitarlo de niño. Hablamos de finales de los años 80. La prisión (por no llamarla calabozo) es una estancia amplia, diáfana, con unas escaleras por las que se desciende al lugar donde se hallarían los presos, y un aljibe en el que se almacenaba agua para su posterior consumo. Tiene más de curiosidad histórica que de testimonio fiel, ya que apenas conserva mobiliario.

Desde la plaza de San Gregorio tenemos unas vistas bellísimas del pantano de Guadalest, construído entre los años 1953 y 1971 para abastecer a toda la comarca, antes incluso de que se iniciara el boom turístico. Sorprenden sus aguas color turquesa. A nuestra derecha queda la torre del Peñón de Alcalá, en estado de ruina, pero todavía puede verse parte de esta torre vigía a la que se accedía mediante una escala de cuerda. Los aventureros también podéis realizar una ruta senderista circular que parte de la presa del pantano hasta la cercana localidad de Beniardà, y vuelta en paralelo al embalse. No es muy complicada y tiene una duración estimada de unas tres horas y media.



¿Y qué pasa con los museos? Ya hemos comentado que hay nueve (o diez) museos, lo que convierte a El Castell de Guadalest en el municipio con mayor número de museos por habitante, aunque esto no se recoja en los anuarios internacionales por las características de los mismos, que deberían denominarse colecciones mejor que museos, pero bueno. Hay para todos los gustos, y no dejan de ser curiosos:

- Museo de saleros y pimenteros: Situado junto al parking, en el barrio nuevo. Cuenta con unas 20.000 piezas, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Solo hay otro museo sobre esta temática en el mundo, concretamente en Tennessee, EEUU. Abre todos los días a las 11:00 hasta las 19:00 en invierno, las 21:00 en verano. La entrada cuesta 3 euros.

- Museo microgigante: Creado por Manuel Ussá, muestra creaciones en miniatura, como esculturas talladas en un pelo, la cabeza de un alfiler, etc. Es bastante curioso y sorprendente. Se encuentra en la calle del Sol, frente al antiguo lavadero. Abre todos los días de 10:00 a 20:00. La entrada cuesta 4 euros para adultos y 3 para niños, aunque hay un bono para visitar conjuntamente el de microminiaturas por 6 euros para adultos y 4 los niños.

- Museo medieval de la tortura y pena capital: Está en la calle Honda, perpendicular a la calle del Sol. Su nombre deja pocas dudas de lo que vamos a encontrar. Más de 70 piezas que dejan a las claras que si la humanidad hubiera empleado su inventiva para alcanzar el bien y no para fastidiar al prójimo, mejor nos iría a todos. Abre todos los días de 10:30 a 21:00. La entrada vale 4 euros para adultos y 2 para niños.




- Museo belén ecológico y casitas de muñecas: Se encuentra en la calle de la Virgen. Dispuesto en varios pisos, la estrella es un belén enorme con un tren a escala que lo recorre periódicamente. Completan la colección varias casitas de muñecas, representando cada una una escena cotidiana con bastante detalle. También se muestran juguetes antiguos como complemento a la visita. Abre de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 21:00 en verano. La entrada vale 5 euros para adultos y 3 para niños, algo cara en nuestra opinión. 

- Museo mundo del gato: El museo más reciente. Una amplia colección de figuritas acerca de este felino que tan cuqui es en instagram. Se encuentra en la calle de la Virgen. Abre de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 19:00 en verano. La entrada cuesta 3 euros para adultos y 2 para niños.

- Museo de arte contemporáneo Ribera Girona: Uno de los primeros museos de arte contemporáneo que abrió en la provincia de Alicante. El artista Ribera Girona reúne tanto obra propia como de otros artistas. La colección se muestra tanto en el interior como en el denominado como Jardín Mágico. Abre de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 20:00 en verano. Por la falta de información actualizada que hemos encontrado sobre precios probablemente haya cerrado.

- Museo etnológico: Es una casa típica del s. XVIII en la que se muestran los objetos con los que se realizaban las tareas cotidianas en la época, tanto las domésticas como las laborales, ya fuera en el campo o en oficios artesanales como la carpintería. Es bastante interesante, sobre todo para los niños que no pueden imaginar su vida artilugios contemporáneos (muchos mayores tampoco, para que vamos a engañarnos). Se encuentra en la calle de la Iglesia, frente a la parroquia, en el barrio del castillo. Abre todos los días de 10:00 a 19:00. La entrada es gratuita, pero no está de más hacer una aportación económica que ayude al mantenimiento de esta casa-museo.



- Museo de microminiaturas: Museo hermano del microgigante. Mismo autor, bono conjunto. Se encuentra junto al museo etnológico. Abre todos los días de 10:00 a 20:00 h.

- Museo vehículos históricos: El único museo que no se encuentra en el casco urbano, si no en la carretera que comunica con Callosa d’En Sarrià. Está muy bien señalizado, por lo que no es difícil de encontrar. La colección alberga fundamentalmente motocicletas hasta los años 70, y algunos coches de pequeño tamaño (utilitarios), un biscúter..., hasta casi las 150 piezas. Un guiño a la nostalgia de aquellos viajes con radiocasete y ventanas a medio bajar para mitigar el calor. Quizás necesitaría algo más de espacio, ya que están un poco apiñados. Complementan con una serie de objetos cotidianos antiguos como radios, cafeteras, máquinas de coser, etc. Hay un restaurante y una tienda de recuerdos anexos. Abre de domingo a viernes, de 10:30 a 18:00 y hasta las 19:30 en verano. La entrada vale 3 euros, 2 para niños de 6 a 12 años, y gratis para los menores de 6.

- Museo municipal Casa Orduña - Castillo de San José: Sin lugar a dudas el museo más importante de la localidad, y el más completo. Está situado justo enfrente del túnel por el que se accede al barrio del Castillo. Muestra la casa de la familia Orduña, que se asentaron en Guadalest en el s.XVI como alcaides del castillo al servicio de los marqueses de Guadalest. La familia prosperó hasta llegar a pertenecer a la nobleza. Esta casa muestra el mobiliario, obras de arte y otras piezas que pertenecieron a esta familia, tanto para la vida cotidiana como para el trabajo. Se sabe que la casa fue construida tras el terremoto que asoló Guadalest en 1644. Precisamente este terremoto fue uno de los motivos del arruinamiento del castillo de San José, que se puede visitar conjuntamente. Los daños producidos por el incendio provocado en la Guerra de Sucesión en 1708 (que también afectó a la Casa Orduña) y un posterior terremoto en 1748, acabaron por abandonar esta edificación que fue levantada originalmente por los musulmanes en el s. XI, y que ahora ocupa el cementerio municipal. Ojo, algunas estancias y el castillo solo tienen acceso por escaleras, por lo que las personas con movilidad reducida tienen casi imposible poder visitarlo. Abre todos los días de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 20:00 en verano. El precio de la entrada es de 4 euros para adultos y 3 para niños.

Para llegar a El Castell de Guadalest la mejor manera es coger la CV-70 que comunica Benidorm con Alcoi, es decir, la costa con el interior de la provincia. Recomendamos ir desde la costa, ya que la carretera se complica en cuanto a curvas conforme vamos adentrándonos en las sierras. Otra carretera es la CV-755, desde Altea o Callosa d’En Sarrià. También hay servicio de autobuses blicos desde Benidorm.




Dos millones de turistas al año no pueden estar equivocados, Guadalest es un pueblo que no os podéis perder. A pesar de la avalancha turística todavía conserva algo de su esencia original, de su encanto, y eso, a estas alturas, es mucho.

jueves, 14 de junio de 2018

OTRO AÑO EN LA FIESTA DE LA CEREZA DE VALL DE GALLINERA

El pasado fin de semana acudimos a la 18 edición de la Fiesta de la cereza que se celebra anualmente en Vall de Gallinera, un pueblecito del interior de la provincia de Alicante. Esta fruta es la estrella de un municipio cuya economía se basa en la agricultura. No en vano está protegida por la Denominación de Origen Protegida Cerezas de la Montaña de Alicante, lo que asegura la calidad del producto, que se consume en toda España y se exporta a varios países europeos que reconocen sus cualidades.


La Vall de Gallinera es un municipio que agrupa ocho pueblos: Benirrama, Benialí, Benisivá, Benitaia, La Carroja, Alpatró, Llombay y Benisili. En total residen unas 600 personas entre todos los núcleos de población, aunque se reparten de manera desigual, ya que Alpatró, el más poblado, tiene en torno a 200 habitantes y Benialí unos 150 vecinos. Este hecho marca que la celebración de esta Fiesta de la Cereza sea rotatoria para que cada año la acoja un pueblo. Podéis imaginar que durante ese fin de semana los visitantes se cuentan por millares.

Nosotros acudíamos por cuarta vez. ¿Por qué? Bueno, en primer lugar porque las cerezas don extraordinarias y no siempre se tiene la oportunidad de consumir fruta que hace unas horas todavía colgaba del árbol. También tiene lugar un mercado con paradas de todo tipo, ya que además de poder adquirir cerezas se pueden comprar otras frutas de temporada (higos, albaricoques,...), aceite de oliva virgen extra (en el interior de Alicante se prodece un aceite excelente), embutidos y quesos artesanales, miel de cosecha propia, cerveza artesana, cocas de muuuchos tipos (para los que no lo sepáis, son una especie de pizza con diversos ingredientes, puede ser salada o dulce, como un bizcocho), productos naturales, libros...





También hay diversas actividades para todos los públicos. A mis hijos les gusta bastante ver el concurso de lanzamiento de hueso de cereza, que se lanza escupiéndolo. Charlas sobre temas locales, excursiones por varios lugares de interés del municipio, música en vivo, cuentacuentos o animación infantil son algunas de las actividades que aparecen en la completa programación. Este año para acabar han contado con la Muixeranga de Pego que han realizado sus tradicionales (y emocionantes) figuras y castillos humanos.





Nuestro consejo es acudir el sábado, ya que el domingo la actividad acaba antes y suele haber más gente, lo que agobia un poco en las calles estrechas. Además cada año acude más gente atraída no solo por la Fiesta, que es una excusa, si no por el pueblo en sí. Imaginad: se encuentra en el interior de un valle de unos 16 kilómetros de longitud que se abre del noroeste al sudeste, hacia el mar. En ambos extremos se encuentran las ruinas de sendos castillos de origen musulmán que guardaban el valle. Dos sierras escoltan el valle. En la que se encuentra al sur, la sierra de la Foradà (forma popular de pronunciar "foradada", es decir, agujereada en valenciano), podemos llegar al mirador del Xap, desde el que podemos ver una soberbia panorámica de todo el valle. Os recomendamos ir por la carretera CV-712 ya que, aunque hay que dar un cierto rodeo, es más segura que subir desde Benitaia. Por la carretera CV-700, que atraviesa todo el valle, también encontraremos varios miradores, pero ninguno tan espectacular como el Xap.




La Foradà tiene un hueco en la roca (de aquí el nombre) que los días 10 y 11 de marzo y 4 y 5 de octubre es protagonista de un fenómeno conocido como "alineación solar" que se produce cuando el sol al ponerse atraviesa este agujero. El mejor punto para verlo es el antiguo convento de San Francisco en Benitaia. Precisamente la festividad del santo es el 4 de octubre. 

Pero volvamos a las cerezas. Nos gusta que nuestros hijos conozcan de donde vienen algunos productos que comemos. Que las cerezas, por ejemplo, no salen espontáneamente en unas cajas en el supermercado. Conocen un cerezo, ven a las abejas libando de alguna flor tardía o de una cereza un poco pocha, distinguen los diferentes árboles como los almendros, los olivos, etc. Y ven como es un pueblo, más allá de lo que cuenta el libro de Conocimiento del medio, que somos muy urbanitas. En definitiva, aprenden mientras se divierten. 




Os avisamos con tiempo, no faltéis el año que viene. Es un evento muy chulo, con actividades para toda la familia, donde podéis pasarlo muy bien, y comer muy bien. Y si tenéis ganas de visitar Vall de Gallinera, cualquier momento es bueno, descubriréis que hay muchas cosas que hacer.

jueves, 31 de mayo de 2018

7 PARQUES EN LA PROVINCIA DE ALICANTE PARA SUPERAR APUROS CON NIÑOS

No son pocas las ocasiones en las que los niños empiezan a ponerse un poquito pesados porque se aburren. Entonamos el mea culpa, ya que seguramente no habíamos contado con sus gustos para organizar una excursión. En esos momentos venderíamos nuestra alma al diablo por conseguir un cierto sosiego, el cese de llantos y un paréntesis de esos "me aburro" con los que pueden atormentarnos durante horas. En esos casos la mejor estrategia es mantener la calma y buscar alguna alternativa. En estos casos un parque es bastante socorrido, ya que cuentan con dos premisas básicas para matar el aburrimiento: columpios y espacio para jugar (y son gratuitos!).



Os dejamos una selección de varios parques situados en la provincia de Alicante que nos gustan y que en alguna ocasión nos han sacado del apuro:
Parque de Elche (Benidorm): Situado junto al puerto y en paralelo a la playa de Poniente. Es un lugar por donde suelen pasear numerosos turistas, además enlaza con el moderno paseo de Poniente, un espacio diseñado por los arquitectos Carlos Ferrater y Xavier Martí Galí. En el parque de Elche (conocido popularmente como "el de las palomas" por la abundancia de estas aves) encontramos varios espacios con columpios y juegos infantiles, incluso unos juegos adaptados para niños con diversidad funcional. Suele albergar numerosos eventos a lo largo del año y en verano se instala un teatro de títeres para los niños (hay que colaborar con la voluntad).


Parque de Foietes (Benidorm): el parque más nuevo de la ciudad, hace apenas un año que se abrió al público. Fruto de la urbanización de un barranco, se divide en varias zonas: una plaza dura, una zona de pinada y varias zonas con juegos infantiles (bastante amplias, por cierto). Cuando el calor deja de apretar en los meses más tórridos, suele estar muy concurrido, sobre todo una tirolina que hace las delicias de los peques. Cuenta con un gran aparcamiento público anexo, donde los miércoles se monta el mercadillo municipal.
Parque de la Ereta (Alicante): situado en las laderas del monte Benacantil, donde se sitúa el castillo de Santa Bárbara, sirve de enlace entre éste y el barrio de Santa Cruz. No tiene juegos infantiles pero sí una gran cantidad de espacio para poder jugar a sus anchas. En Navidad se instala aquí la Casa de Papá Noel, donde los niños alicantinos le entreguan sus cartas. Muy cerca, además del castillo de Santa Bárbara, se encuentra el museo de Aguas de Alicante, unos antiguos pozos. Tiene unas magníficas vistas sobre la ciudad.



Parque Municipal (Elche): el parque más grande de todo Elche, está situado en pleno Palmeral (declarado Patrimonio de la Humanidad). Puede ser el centro de toda una visita a la ciudad, ya que además de juegos infantiles podemos seguir una ruta para visitar palmeras monumentales, incluida alguna que ridiculiza la ley de la gravedad. Cuenta con un templete donde se pueden ver conciertos de la banda municipal. En una de sus esquinas se sitúa la Oficina de Turismo, de donde parte el tren turístico que hace un recorrido por los principales hitos ilicitanos. Muy cerca encontramos el museo arqueológico de Elche (MAHE) o la Basílica de Santa María, donde cada agosto se representa el Misteri, también declarado Patrimonio de la Humanidad.
Parque Central Municipal (Campello): Un parque en pleno centro de El Campello (me chivan que es el más grande del pueblo), muy cerca de la estación del TRAM. Los juegos infantiles son bastante chulos y tienen temática “marinera” (un barco por el que trepar y deslizarse). En el mismo parque hay un pequeño bar donde poder tomar un refresco y baños por si tenemos alguna necesidad fisiológica. También hay un pequeño lago artificial, con bancos alrededor y estatuas. 



Parque de la Vallesa (Calpe): Se encuentra en la urbanización de La Merced, un poco alejada del centro de la ciudad. El parque es bastante grande (unos 10.000 m2) y muy completo. Además de juegos infantiles hay mesas para llevarte un picnic, aseos y barbacoas, aunque son abiertas y su uso está muy condicionado. Hay abundante vegetación por lo que el ambiente, aunque haga calor, es muy agradable. Puede ser un buen complemento a la visita al Peñón de Ifach.
Parque de la Font de Carré (Finestrat): Una de las sorpresas más gratas que nos hemos llevado con un parque. No esperábamos nada y encontramos un espacio muy chulo. Dividido en niveles, en una zona de orografía difícil, nos recibe la escultura de una mano dedicada a los trabajadores, obra del artista alicantino Pepe Azorín, autor también de la mano con el lápiz que hay en el Campus de la Universidad de Alicante en San Vicente. Tiene una zona de juegos muy chula donde los niños se lo pasan pipa. Un cauce con agua vertebra los distintos niveles. Junto al parque se encuentra el Museo de Finestrat, que abre de lunes a viernes de 9:00 a 14:00.



Este es sólo un pequeño resumen que recoge algunas opciones para salir de casa (el caso es tener una excusa) y disfrutar de un buen rato con nuestros hijos. O para que se desfoguen si estamos cerca de alguno, que siempre viene bien. ¿Los conocéis? ¿Nos recomendáis otros?

jueves, 17 de mayo de 2018

CONOCER UNO DE LOS MEJORES MUSEOS EUROPEOS: EL MARQ DE ALICANTE

En este blog ya os hemos hablado en otros artículos sobre los museos y los niños. Si nos seguís habitualmente sabréis que somos muy pro-museos y que estamos muy a favor de que los peques visiten estos espacios. En esta ocasión os vamos a hablar de la exposición permanente del MARQ, el Museo Arqueológico de Alicante, uno de los más recomendables para visitar con niños.





El MARQ está ubicado en el antiguo Hospital Provincial, lo que hace que tenga una estructura particular, con un gran espacio central y largas salas laterales. Cada una de las salas laterales ubicadas a la derecha (respecto a la entrada) desgrana una época histórica. La exposición es muy atractiva porque no se limita a las vitrinas llenas de piezas, si no que en las paredes hay material audiovisual que pone en contexto cada época, con explicaciones acerca del uso de las piezas expuestas. Por ejemplo, en la sala dedicada a Roma, el pavimento de la casa que vemos en el vídeo es el mismo que está expuesto frente a nosotros.


Es esta tipología expositiva la que hace que sea muy atractivo para los peques, ya que entienden los conceptos a la primera y, lo más importante, apoyándose en un medio (el audiovisual) que es la forma natural que tienen para adquirir nuevos conocimientos. No nos engañemos, el futuro de la didáctica es multimedia y multiplataforma.






Las salas permanentes abordan cinco períodos históricos:
- Prehistoria, en esta sala se pueden ver desde las piezas realizadas en hueso o piedra, hasta objetos elaborados con metales. También reproduce pinturas rupestres del yacimiento de Pla de Petracos, el gran conjunto de pinturas rupestres en Alicante junto a La Sarga.
- Íberos, fueron una de las culturas más importantes del Mediterráneo y dejaron numerosos restos, fruto de sus intercambios comerciales con otro pueblos como los fenicios o los griegos. Destaca la Dama de Cabezo Lucero, una deidad similar a la Dama de Elche.
- Cultura romana, poco se puede decir que no se sepa ya de Roma. Nuestra civilización depende en gran medida de los romanos: las costumbres, la lengua, la legislación...
- Edad Media, habitualmente se ve como una época oscura, sin educación, con pocos avances científicos, pero en gran parte de nuestro país fue la época de la dominación islámica, la otra gran cultura que nos dejó como legado avances en la agricultura, mucho léxico, y que conformó nuestra sociedad actual.
- Edad Moderna y Contemporánea, esta época histórica recoge la industrialización de la provincia, la asunción de importantes reformas sociales y la llegada de novedades técnicas y tecnológicas que cambiarían el paisaje, como fue la llegada del tren. La exposición permanente del MARQ finaliza con la II República.


El espacio central del MARQ lo ocupa una exposición permanente sobre tres tipos de excavaciones arqueológicas: una excavación en una cueva, que a priori parecería como la más habitual para el gran público; una excavación en un medio urbano, concretamente en una iglesia, donde se van superponiendo restos y edificios (la iglesia cristiana se construyó sobre una mezquita que se asentó sobre la basílica visigoda donde antes había un templo romano); y, por último, la simulación de una excavación subacuática. También hay reproducciones de restos arqueológicos y de materiales, como hachas de piedras, punzones de hueso, etc., para que los niños, sobre todo, puedan manipularlos, algo que les encanta.

Por su parte las salas del lado izquierdo se utilizan para exposiciones temporales. El MARQ mezcla exhibiciones con piezas de los museos arqueológicos de distintos municipios de la provincia (la última ha tenido como protagonista a Petrer) con otras de carácter internacional. Todavía se recuerda la exposición acerca de la Grecia Clásica que tuvo como gran estrella invitada la famosa escultura de El Discóbolo, obra de Mirón de Eleuteras, y que es una de las joyas del British Museum. Más recientemente se han podido ver una exposición acerca de la cultura vikinga y otra sobre la cultura maya, que batió los récords de asistencia al museo (os hablamos de ella en otro artículo). Hace poco se hizo público que en 2019 el MARQ acogerá una gran exposición sobre los guerreros de terracota de Xian, con piezas nunca vistas antes en nuestro país.



También os recomendamos visitar la biblioteca, que fue la capilla del hospital y que también suele albergar algún "epílogo" de las exposiciones temporales. No os perdáis la gran lámpara de araña que cuelga de su techo. Por si esto fuera poco, los sábados a las 18:30 se pueden visitar los sótanos del museo donde se pueden ver los almacenes, los laboratorios y otras estancias que habitualmente están fuera del alcance de los visitantes.

Llegar es fácil. Se encuentra en la plaza del Doctor Gómez Ulla, cerca de la Avenida de Denia (entrada norte de Alicante). Tiene su propia parada de TRAM (tren ligero metropolitano). La entrada vale 3 euros, pero las familias numerosas tienen un descuento del 50% y los niños hasta 8 años tienen entrada gratuita. Los pensionistas también tienen entrada a precio reducido (1,50€) y los desempleados y personas con discapacidad tienen entrada gratuita. Por su psarte la visita guiada a lo sótanos del Marq tiene un precio de 6,00€ por persona. El MARQ celebra con cierta asiduidad jornadas de puertas abiertas que permiten entrar de forma gratuita y realizar actividades especiales como talleres infantiles.


Por último cabe destacar el trabajo cada vez más importante en pos de la accesibilidad del museo para que todos puedan disfrutar de la visita. Gracia a todo esto fue nombrado Museo Europeo del año en 2004, un importante reconocimiento que obtienen los mejores centros y que ganó con todo merecimiento.


jueves, 3 de mayo de 2018

VIAJANDO 7.000 AÑOS AL PASADO EN LA SARGA

En el término municipal de Jijona, en el interior de la provincia de Alicante, a los pies de la Sierra de La Carrasqueta, en la pedanía de La Sarga, se encuentra un magnífico conjunto de pinturas rupestres que datan de hace unos 7.000 años. 



En 1951 se descubrieron las pinturas de La Sarga en unos abrigos rocosos. Como bien puntualizó el guía, en ese año se descubrieron "científicamente" aunque es probable que se conocieran con anterioridad ya que en uno de los abrigos hay restos de hogueras que habrían hecho pastores que se resguardaban en la zona. El conjunto está incluido entre las pinturas rupestres del arco mediterráneo de la Península Ibérica (que abarcan desde Andalucía hasta Cataluña, pasando por Murcia, la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Aragón) que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.

Aprovechamos una de las jornadas de puertas abiertas que realizan para conocer estas pinturas rupestres, ya que aunque hace tiempo que habíamos pensado en visitarlas, un tuit nos puso en la pista y no nos lo pensamos. Estas jornadas de puertas abiertas se realizan el primer y tercer domingo de cada mes a las 10:30, 11:30 y 12:30. No es preciso inscribirse previamente, son gratuitas y las realiza un guía.


Llegar es bastante fácil. Recomendamos ir por la A-7 y tomar la salida 452 (si vamos en dirección Alicante) o 453 (si vamos dirección Alcoi / Valencia), coger la CV-800 dirección Jijona y desviarnos en la indicación La Sarga. Con el coche podremos acceder hasta unos 300 metros de los abrigos. El resto del camino hay que hacerlo andando. IMPORTANTE: Es una senda en la montaña, es imprescindible llevar calzado adecuado (botas de trekking o zapatillas deportivas) y ropa cómoda. No está de más llevar un bastón de apoyo porque el terreno es bastante escarpado.

La visita guiada es muy didáctica y amena, y el guía que la realizó, Rubén, hizo una contextualización magnífica del Neolítico, de las condiciones de vida del momento y de lo que pudo suponer La Sarga para aquellos habitantes. Nuestro hijo mayor (8 años) no perdió detalle, nuestra hija (6 años) se llegó a aburrir un poco, y el peque (2 años), bueno, a su bola. Se visitan dos abrigos, que contienen diferentes escenas, realizadas en diferentes momentos (se sabe porque hay pinturas superpuestas) y en diferentes estilos. Se cree que La Sarga era un santuario donde acudían pueblos neolíticos que habitaban los valles cercanos (este lugar se encuentra a medio camino entre los valles de los ríos Serpis y Vinalopó) para realizar rituales, ofrendas, actos religiosos, ritos de iniciación en la vida adulta, etc.


Como ya hemos mencionado anteriormente, las pinturas se encuentran en abrigos, es decir, en oquedades de la roca y no en cuevas como en el caso de Altamira. Esto supone que son más vulnerables a la acción de los elementos y de los humanos. Esto refuerza la teoría de que sería un santuario, ya que no es un lugar donde residiría un pueblo (además, no hay espacio físico para vivir).

Encontramos tres tipos de estilos: Arte Levantino (el más antiguo), arte esquemático y macroesquemático. Las escenas representan escenas de caza con arqueros abatiendo ciervos, escenas de recolección con árboles de los que caen fruto, o a los que se está vareando para que caigan, escenas de la vida cotidiana (es muy curiosa la escena de los/as dos infantes que escuchan sentados a un adulto, a mis hijos fue la escena que más les gustó, tanto que se fotografiaron junto a las figuras), o los orantes y figuras serpentiformes que definen el macroesquemático.


Ver estas pinturas es muy emocionante, nos conecta con esos seres humanos que vivieron hace miles de años. El guía insistió en la idea de que los miembros de aquella sociedad no eran ni más tontos ni menos inteligentes que nosotros, vivían en una época muy distinta a la nuestra. Tras 7.000 años nuestras sociedades, a pesar de los adelantos tecnológicos, no difieren tanto. Tuve esa misma sensación en Pompeya, la historia te pone en tu sitio demostrando que no somos tan geniales como creemos.

Para los niños esta visita es muy chula y después en casa pueden imitar la técnica pictórica. Las pinturas (en general) tienen dos componentes, los pigmentos, es decir, los componentes que le dan el color y un aglutinante, una sustancia donde se adhieren los colores y que hace posible el empleo de la pintura. En este caso los pigmentos se obtienen de distintos tipos de tierra (todos los tonos de ocres y marrones), óxido (tonos rojizos) y carbón (negro), mezclándolos con grasa animal o vegetal. Para pintar empleaban los dedos o pelos de animales (como los pinceles actuales) para los trazos más finos. En casa tenemos una piedra plana pintada por mis hijos con tierra y agua en un taller que dos años después mantiene el dibujo.


Por si fuera poco el entorno natural ofrece la oportunidad de avistar aves rapaces y con suerte algún venado o cabra montesa. De estos animales vimos algunos restos. Además la vía verde que parte de Alcoy llega muy cerca de La Sarga, con lo que podremos disfrutar de un día muy completo.

jueves, 19 de abril de 2018

UN PASEO RELAJADO: LA RUTA DEL FARO DEL ALBIR

Ahora que no nos oye nadie vamos a hacer una confesión: todos los padres buscamos actividades en la que nuestros hijos se diviertan, a ser posible aprendan y, además, y este es el motivo secreto, se cansen. En esta ocasión os vamos a hablar de una ruta senderista por el parque natural de Serra Gelada que es bastante sencilla y no es excesivamente larga. Aunque tiene alguna pendiente un poco más pronunciada, es muy asequible y a los niños les va a encantar. Es la ruta del faro del Albir.



El Parque Natural de Serra Gelada abarca 3 términos municipales, el de Benidorm, el de Alfaz del Pi y el de Altea. Cuenta con un total de hectáreas, fue el primer parque natural marítimo-terrestre. Se levanta muy cerca del mar hasta los 430 msnm, aunque la cresta se levanta de media cerca de los 300 metros. Los acantilados, casi cortados a cuchillo, ofrecen un espectáculo difícil de igualar. Su ubicación en los términos municipales de tres ciudades muy turísticas hace que sea uno de los espacios naturales más visitados de España.



Llegar es muy fácil es muy fácil nos dirigiremos al Albir (la playa de Alfàs del Pi) y por la Avenida del Albir doblaremos en el Camino de la Cantera, inmediatamente después del supermercado Consum. Está muy bien indicado, no tiene pérdida. Muy cerca del punto de información hay un aparcamiento bastante amplio donde podremos aparcar sin problemas. También hay una fuente con agua potable y servicios que cierran a las 19:00.


Aquí arranca la ruta hacia el faro que tiene unos 2,5 km de longitud (que se convierten en 5 km con la vuelta) y se hace en aproximadamente una hora y media. Como ya hemos comentado es bastante sencilla, aunque la pendiente de llegada al faro es la más empinada. Está totalmente asfaltada, por lo que no tiene pérdida ninguna.

A pocos metros de iniciar el camino nos encontramos con un merendero donde podemos coger fuerzas (o recuperarlas). Hay bastante espacio para que los niños puedan jugar y correr y un par de fuentes con agua potable, una de ellas especial para perros, ya que puedes llevar a tu mascota si lleva correa.

Durante el recorrido vamos a encontrar varios miradores, unos permiten que disfrutemos de las vistas del interior de la Marina Baixa con las últimas estribaciones de Aitana, el Puig Campana, Ponoig, Sierra Cortina o Bèrnia, pero también de los paisajes de la bahía de Altea con el Morro de Toix y el Peñón de Ifach al fondo. Es un acierto que hayan colocado cartelería en los miradores para que instagrameemos las fotos con el hashtag #instalbir.


Al poco de iniciar la ruta vamos a encontrar una curiosidad, los restos fosilizados de unos bivalvos gigantes (unos berberechos a lo bestia, vamos) que vivieron hace miles de años y que demuestran que esta parte estuvo sumergida durante varias eras. Al poco atravesaremos el túnel que fue excavado a principios del siglo XX por los fareros para llegar más fácilmente al faro ya que anteriormente tenían que dar un rodeo campo a través.

Otro de los puntos de interés de esta ruta es la antigua mina de ocre que empezaron a explotar los íberos, que definitivamente excavaron los romanos y que se mantuvo hasta la Guerra Civil en funcionamiento para extraer este mineral que se usaba como colorante. No es que haya demasiadas cosas que ver aparte de unas ruinas y algunos depósitos de mineral, pero nos ofrece una senda alternativa al camino hacia el faro.


El faro fue construido en 1863 junto a la antigua torre Bombarda, una torre vigía de la que solo se conserva su base. Actualmente el faro es un centro de interpretación y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 14 y fines de semana de 10 a 13:30. Como todos los faros antes funcionaba con petróleo y ahora es la electricidad la que le proporciona la energía para alumbrar. Es curioso ver en el patio del faro unas baterías muy grandes, como para un camión, que suponemos son de reserva por si hay un corte en el suministro de la corriente. El centro de interpretación cuenta con dos salas de exposición donde se explica la historia del faro y del hábitat que lo rodea. 


Precisamente en el faro (en su exterior) hay unos binoculares con los que poder observar delfines, ya que la instalación de una piscifactoría cercana ha hecho que de vez en cuando un grupo de estos cetáceos se dejen ver por la zona cuando buscan comida fácil y es posible divisarlos cuando saltan fuera del agua. No vamos a engañaros, las dos últimas veces que hemos ido al faro no hemos visto ningún delfín. Consejo: llevaos vuestros prismáticos, siempre hay cola. También desde el exterior del faro se pueden ver los acantilados de Serra Gelada y su caída casi vertical. 


Ya sabéissi queréis pasar un rato en familia mientradisfrutáide la naturaleza, descubrís pasajes curiosos de la historia y hacéis algo de ejercicio (en mis tiempos, hace años, se decía que una mañana de senderismo, una semana de salud), calzaos las zapatillas de deportes, poneos ropa cómoda, gorra y coged agua y algo de comer, y haced la ruta del faro del Albir. No os va a defraudar. 

jueves, 29 de marzo de 2018

CASA TÁPENA: UN ÁREA RECREATIVA PARA TODA LA FAMILIA

Ahora que vuelve el buen tiempo, que los días alargan y cada vez anochece más tarde, apetece más salir de casa y disfrutar de un día relajado. Sin lugar a duda uno de los mejores lugares para disfrutar de un buen día son las áreas recreativas, una de las más chulas de la provincia de Alicante es Casa Tápena.


Casa Tápena se encuentra en Onil, Alicante. Para llegar lo más fácil es tomar la autovia A-7 que comunica Alicante y Alcoy tomar la salida 469 "Onil-Castalla" (si vamos dirección Alcoy) o 468 si vamos dirección Alicante, e ir hacia Onil y en la rotonda de entrada a Onil tomad la primera salida a la carretera CV – 803 dirección Banyeres de Mariola, siguiendo las señales hasta llegar (a unos 2 km.).

Esta área recreativa tiene varios espacios, dispuestos en terrazas, donde podremos realizar varias actividades. En el primer nivel o terraza encontramos el aparcamiento, con capacidad para al menos 50 coches, los paelleros, un bloque donde se sitúan los aseos, una zona de picnic, juegos infantiles para los pequeños y un kiosco-bar que abre fines de semana y festivos y ofrece bebidas, cafés, helados y algo de comer. En la zona de mesas no hay apenas sombra, por lo que si hace mucho calor no os recomendamos que os pongáis aquí.

En la segunda terraza hay otra zona de aparcamiento más pequeña, juegos infantiles para niños un poco más mayores, un par de pistas de petanca, y más mesas de picnic, pero a diferencia de las anteriores, aquí hay una inmensa arboleda y una zona de umbráculo que protege en los días más soleados. Además hay bastante espacio, por lo que los críos podrán jugar y correr a su libre albedrío.

En la siguiente terraza encontramos lo más característico de Casa Tápena, un inmenso laberinto vegetal en el que podemos pasar un buen rato jugando a perdernos y encontrarnos, jugando a encontrar el ciprés que hay en el centro e intentando salir de nuevo de este laberinto. Aunque no lo parezca este laberinto es muy divertido y podemos llegar a sentirnos como el minotauro (o como Teseo). Junto al laberinto han instalado unas parabólicas que hacen que aunque estén separadas bastantes metros se oiga perfectamente de una a la otra.

Pero además el área recreativa Casa Tápena funciona como un aula de la naturaleza y crean varios espacios para enseñar a los niños la diversidad de unos espacios vegetales frente a otros. Concretamente podemos encontrar un terreno agrícola, una zona de humedal un terreno lacustre junto a una balsa y un bosque mediterráneo con decenas de pinos que rodea a esta zona punto por aquí podemos dar un buen paseo los árboles trabajando los distintos hábitats vegetales. De hecho los coles organizan excursiones a este espacio.

A nosotros Casa Tápena nos gusta mucho. Hemos ido varias veces y la verdad es que los niños se lo pasan muy bien, tanto en los juegos infantiles como en el laberinto, donde todos acabamos jugando, incluso los yayos. Una recomendación antes de ir, preguntad si se puede hacer fuego en los paelleros ya que nosotros hemos ido un poco a contrapié, alguna vez hemos ido con intención de comer de barbacoa y estaban clausurados y otras veces que hemos llevado comida estaban abiertos para su uso.

Además, por si fuera poco, junto al área de Casa Tápena se encuentra la ermita de Santa Ana que también tiene una zona para picnic y juegos infantiles, además de aseos. La zona da para una buena caminata y así abrir el apetito...o para bajar la comida.

Aunque bastante sitio os recomendamos que si queréis ir no vayáis muy tarde, ya que a pesar de que hay mucho espacio, se llena con facilidad. No dudéis en ir, no hay excusa para no pasar un dia tranquilo en familia.

jueves, 15 de marzo de 2018

¿CONOCÉIS EL PEÑÓN DE IFACH? UN PEQUEÑO GRAN PARQUE NATURAL

Uno de los paisajes más característicos de la Costa Blanca es, innegablemente, el Peñón de Ifach, que se encuentra en la localidad de Calpe. Esta roca calcárea de 332 metros de altura se yergue imponente adentrándose en el mar y a pesar de ser uno de los parques naturales más pequeños de Europa (tiene una extensión de apenas 45 hectáreas), dada su cercanía a importantes puntos turísticos, es uno de los más visitados de España con más de 100.000 visitantes anuales.
Llegar al peñón es muy sencillo únicamente hay que alzar la vista en Calpe y enseguida lo encontraremos. Si queréis algo más concreto dirigios hacia el puerto y junto a él hallaremos enseguida las calles que nos llevan hasta el pie del Peñón.
En coche podemos llegar hasta la base donde hay un solar que ejerce las funciones de aparcamiento, pero no se encuentra asfaltado y su capacidad es bastante reducida. Para ascender la senda del Peñón se necesita una mínima forma física, ya que aunque en general no presenta dificultad sí que hay alguna cuesta qué puede ser más complicada de ascender. Eso sí siempre hay que llevar calzado adecuado, es decir, zapatillas deportivas o botas de trekking. Parece obvio, pero durante nuestra última visita vimos algún visitante con zapatos de calle que tenía alguna dificultad durante el recorrido.
Lo primero que podremos ver, antes incluso de llegar al Centro de Visitantes, es el yacimiento que se excava en el antiguo poblado medieval de Ifac. No es posible visitarlo, pero gracias al desnivel se puede ver perfectamente. Veremos una torre, que pertenecía al recinto amurallado, y que actualmente es el mirador de Poniente, aunque por problemas de desprendimientos actualmente se encuentra cerrado. Muy cerca se encuentran los miradores de Levante, que ya desde esta altura nos permiten observar con claridad el entorno del Parque Natural y su imponente cara este, prácticamente vertical. Es un buen lugar para inmortalizar la visita.
Nos detendremos durante unos minutos en el centro de visitantes ya que aquí se encuentran los aseos, una fuente con agua potable y una zona de descanso que incluye un merendero con varias mesas con bancos donde poder tomar fuerzas antes del ascenso o recuperarlas una vez bajemos. Lo reconoceremos porque es el único edificio que hay en la subida, además imita la arquitectura tradicional de la zona con su característico porche con arquería. Hay que tener en cuenta que el horario del centro de visitantes, incluidos los aseos, es de 8:30 a 14:30 de lunes a viernes y de 9 a 14 horas los sábados y festivos.
El ascenso a la subida a la cima del Peñón de Ifach se divide en dos partes, la primera que empieza en los tornos junto al Centro de Visitantes (la subida es gratuita, solo controlan el número de personas) y llega hasta el túnel excavado a principios de siglo XX, y la segunda que iría desde el túnel hasta la misma cima. La primera parte aunque tiene un importante desnivel es bastante asequible. Se encuentra perfectamente señalizada y durante prácticamente todo el recorrido hay una balaustrada de madera. No os fiéis demasiado ya que en algunas partes no está bien fijada ya sea por movimientos del terreno o porque alguien ha ejercido demasiada fuerza contra ella, voluntaria o involuntariamente.
El tramo final de esta primera parte es el túnel que se excavó en 1911 y que se encuentra a 197 m sobre el nivel del mar. Debido al gran número de visitas que recibe el Parque Natural del Peñón de Ifach las piedras han ido desgastándose y son resbaladizas, si además hace poco tiempo que ha llovido, como fue nuestro caso, encontraremos que se filtra el agua desde la parte superior. Por la composición calcárea de las propias rocas se están empezando a formar unas pequeñas estalactitas. Por seguridad a ambos lados del túnel se han instalado unas cuerdas para que los visitantes puedan agarrarse a ellas y eviten caerse.
La vista desde aquí es impresionante, algo común a todo el ascenso. Hacia el noreste podréis ver la costa de la Marina Alta, con la punta de Moraira y el Montgó al fondo. Hacia el noroeste las antiguas salinas de Calpe, que conserva la laguna, la sierra Bernia al fondo... y el desastre natural de cientos de chalets. Hacia el sudoeste se observa Oltà y el morro de Toix, Benidorm, destacando Serra Gelada y la isla, y además, al fondo, el Puig Campana y Aitana.
La salida del túnel es el punto máximo al que podremos llegar con niños ya que está totalmente prohibido pasar de ahí si se tiene menos de 16 años. Entre 16 y 18 solo pueden acceder si van acompañados de un adulto responsable. El ascenso a la cima del Peñón de Ifach a partir de este punto se vuelve un poco peligroso, sobre todo en la parte más cercana a la cumbre, ya que la senda se estrecha mucho y debido a la propia altura una caída puede tener graves consecuencias. A pesar de eso la dificultad no es excesiva y cualquier persona con un mínimo de forma física llegará sin problemas al punto más alto. Uno de los lugares más chulos del Peñón de Ifach es el mirador de los carabineros que se encuentra en la parte sur, denominado así porque aquí había (aún quedan restos) un cuartel de este antiguo cuerpo policial.



Por último algunos apuntes sobre normas. Es un parque natural que contiene microrreservas de flora. Es decir, no arranquéis vegetación, caminad siempre por las sendas y caminos marcados, y no molestéis a los animales, aunque con las gaviotas, dueñas y señoras del peñón, debéis de guardaros vosotros, sobre todo en primavera, época de cría cuando están especialmente susceptibles. Y un picotazo de gaviota hace pupa.