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viernes, 9 de febrero de 2024

RECORREMOS LA RUTA DE LOS MOLINOS DE BANYERES DE MARIOLA

Unir naturaleza y patrimonio es una gran idea. Ya sabéis, un paisaje bonito con un edificio bonito multiplica su poder de ser bonito. Si a esa mezcla le añadimos un poco de ejercicio, el resultado es de 10. En esta ocasión vamos a desplazarnos a la población alicantina de Banyeres de Mariola, en el interior de la provincia, para descubrir su Ruta de los Molinos. ¿Os venís a hacer el recorrido con nosotros?

Recorremos la ruta de los molinos en Banyeres de Mariola

El curso del río Vinalopó a su paso por Banyeres hizo que se instalaran varios molinos. Éstos aprovechaban la fuerza motora del río para poner en marcha su maquinaria. La introducción de la electricidad hizo que poco a poco esta industria fuera abandonado esta localización para desplazarse a otras zonas al no depender de esta fuente de energía. Ese patrimonio ha sido recuperado hace relativamente poco para que podamos descubrir su historia y no olvidemos que este río fue mucho más que una corriente de agua.


El río Vinalopó como fuente de riqueza


Nacido en la sierra de Mariola, en el término municipal de la cercana Bocairent (aunque pertenece a la provincia de Valencia), el río Vinalopó recorre casi 100 kilómetros por el oeste de la provincia de Alicante hasta que desemboca en Santa Pola. Las poblaciones que atraviesa el Vinalopó son un eje económico fundamental para la provincia y la Comunidad Valenciana, que combina extensiones agrarias con industrias.

Respecto a los productos hortofrutícolas, aunque hay extensiones de frutales destaca, muy por encima del resto de cultivos, la uva de mesa y los viñedos dedicados para vino. Es bastante probable que recibáis el año nuevo con la uva del Vinalopó, que suele estar disponible para su consumo desde finales de agosto. Una fruta de muchísima calidad protegida por la DOP Uva de mesa embolsada del Vinalopó. Respecto a la industria, el calzado y sus derivados tienen un fuerte peso, desde Villena hasta Elche, pasando por Elda. Esta ha sido una industria fundamental que ha logrado que se haya extendido a industrias auxiliares que, a su vez, han diversificado la economía y sus propias salidas al mercado.

Recorremos la ruta de los molinos en Banyeres de Mariola

El Vinalopó no ha sido ajeno a la historia que ha ido transcurriendo en los territorios que riega. Hay que destacar que fue casi frontera entre los reinos cristianos y los almorávides, y después entre los territorios de las coronas de Aragón y Castilla. Los múltiples castillos que jalonan su recorrido dan testimonio de esta tierra de frontera. De hecho hay una ruta de los castillos que tiene un recorrido muy similar al del río Vinalopó y a la autovía A-31, que desde la capital provincial vertebra la comunicación con el interior de la península.

Por estos motivos el río Vinalopó, a pesar de su corto recorrido, es fundamental para la provincia de Alicante. Ya en el pasado tuvo ese importante carácter económico. De ahí que en Banyeres de Mariola decidieran crear una ruta que combinara esa historia con un fantástico paraje natural.


El paraje natural del Molí de l’Ombria


Para arrancar nuestro recorrido nos acercamos al Molí de l’Ombria. Alrededor de este antiguo molino papelero hay una zona de esparcimiento municipal que está realmente bien. Nos sorprendió encontrar un área recreativa tan completa. Si decidís no hacer la Ruta de los Molinos y únicamente pasar el día en esta área recreativa, creemos que merece la pena.

¿Por qué empezar la ruta de los molinos desde aquí? Porque hay un amplio parking donde pudimos aparcar nuestro coche. Bueno, nuestros coches, porque fuimos un grupo grandecito, tanto adultos como niños, y no cabíamos todos en un solo vehículo. 

Recorremos la ruta de los molinos en Banyeres de Mariola

En realidad el parking pertenece al área recreativa Molí de l’Ombría. Esta completa área recreativa que tiene casi de todo. Y es bastante grande. Entre primavera y principio de otoño ofrece una zona de acampada con numerosas plazas para grupos grandes. Ya lo debéis saber, y si no os lo explicamos, una zona de acampada no es lo mismo que un camping, ya que no dispone de gran parte de los servicios de estos últimos y tampoco está vallado y cerrado. Por ejemplo, aquí sí que hay duchas pero en invierno no están operativas (ni los servicios, por cierto) porque las bajas temperaturas pueden hacer que se congele el agua y destroce las cañerías. En un momento dado os puede sacar de un apurillo, o podéis utilizarlo una o dos noches. Importante, sólo se puede acampar con tienda. Campers, caravanas o autocaravanas no pueden acceder. Por cierto, hay un parking para autocaravanas bastante cerca.

Otros de los servicios que ofrece esta área recreativa son mesas de picnic, una zona de juegos infantiles bastante grande y diversa, y algo que nos llamó mucho la atención: una zona de bicicross con obstáculos para que las personas que practiquen este deporte puedan divertirse. Os advertimos que algunos de estos obstáculos necesitan un poco de mantenimiento porque estaban bastante renqueantes, si vais a practicar bicicross echad un ojo antes.


Nos ponemos en marcha en la Ruta de los Molinos


Pero vamos a contaros lo que os habíamos prometido, la Ruta de los Molinos. Esta ruta senderista es muy facilita, con poca dificultad. Tiene pocas pendientes y un trazado que, aunque es lineal, podéis dividir e incluso hacer circular para que no sea excesivamente pesado. Nosotros fuimos con bastantes niños y tardamos en recorrer uno de los tramos, más o menos la mitad, en un poco más de una hora.

Esta ruta senderista une, principalmente, tres antiguos molinos papeleros que había en Banyeres de Mariola. Se complementa con otros vestigios que hay en la zona. Uno de los aspectos que más nos gustó fue la numerosa información sobre la flora y fauna de la zona que se recoge en varios paneles informativos repartidos a lo largo del recorrido. Nuestro hilo conductor va a ser el río Vinalopó que transcurre por aquí en sus primeros kilómetros, casi recién nacido desde la fuente que le da vida en la Sierra de Mariola.

Recorremos la ruta de los molinos en Banyeres de Mariola

Por nuestra parte, como ya hemos dicho, solo hicimos un tramo ya que no nos informamos correctamente. Aunque no estuvo nada mal y nos permitió hacernos una idea bastante precisa de en que consiste esta ruta. Una vez finalizamos nos dimos cuenta que el Molí de l’Ombria se encuentra a mitad del recorrido total. Pero ya era tarde para nosotros. Aún así el recorrido estuvo bastante bien. Está bastante bien señalizado, y los paneles informativos ayudan a no perdernos. 


Los molinos y otros elementos en la ruta


En el tramo de ruta que nosotros realizamos solo pudimos ver uno de los molinos. Está en un estado de conservación bastante malo, que es lo que le ocurre a los edificios cuando no llevan un mantenimiento constante. Pero se pueden apreciar algunas características exteriores de estos edificios. En primer lugar un punto para desviar el agua del río. De esta manera tenían fuerza motora para la maquinaria y agua para realizar la materia prima, en este caso, la pasta de papel. En el exterior, pero dentro del cercado del molino se puede ver lo que fue una balsa y el conducto que devolvía el agua al río. 

Otro de los elementos que pudimos ver durante la ruta fue una acequia. De hecho, se transita por dentro del canal de la acequia durante un tramo. Haya tranquilidad, está sin uso. Transcurre en paralelo al río Vinalopó, pero más elevada que este, algo que también llama la atención. Por último, en el otro lado del río, se pueden visitar los restos de un antiguo horno de cal, un elemento imprescindible en la construcción de viviendas hasta hace relativamente poco.   

Recorremos la ruta de los molinos en Banyeres de Mariola

A todo esto se le suma el patrimonio natural a nuestro alrededor durante la Ruta de los Molinos. El elemento principal es el río Vinalopó, evidentemente. Pero también transitamos por un magnífico bosque mediterráneo, con especies propias de estas tierras, como pinos y carrascas, además de abedules. También paseamos junto a flora de ribera. Y pasamos junto a huertos con frutales. 


Llegar a la ruta de los Molinos de Banyeres de Mariola 


Como ya hemos comentado al principio del post, la ruta de los Molinos se realiza en la localidad de Banyeres de Mariola, que se encuentra en el interior de la provincia de Alicante. Para llegar con vehículo propio es bastante fácil. A través de la autovía A-7 que une Valencia y Alicante por el interior, si llegáis desde Valencia tomad la salida Ontinyent, desviaos hacia Bocairent y a partir de ahí seguid las indicaciones. Si vais desde Alicante, tomad la salida de Onil y continuad por la CV-802 o CV-803. La verdad es que está bien señalizado.

Una ruta fantástica para cualquier época del año (siempre que no haga un calor excesivo). Es fácil, al menos el tramo que realizamos. Otra característica fantástica es que se puede escalar y continuar hasta completar los poco más de 5 kilómetros totales (contando ida y vuelta). Estamos convencidos de que vais a disfrutar del paseo en una zona preciosa de nuestro interior.


miércoles, 8 de julio de 2020

RECORREMOS LA RUTA CIRCULAR DEL EMBALSE DE GUADALEST

En este nuevo tiempo en el que estamos intentado recuperar ese tiempo en el que hemos estado confinados, una de las cosas que más nos apetecían era volver a la montaña a realizar esas rutas que periódicamente hacíamos. Por suerte vivimos en una localidad, Benidorm, que cerca dispone de bastantes lugares para practicar senderismo. Ya os hemos contado alguna salida, como la que hicimos por Serra Gelada, o en la que coronamos el Puig Campana.


Esta vez realizamos la ruta que rodea el pantano de Guadalest. Hace tiempo os hablamos del pueblo, que está en la asociación de los Pueblos más Bonitos de España, y ahora tocaba disfrutarlo de otra manera. Es una ruta muy facilita, de unos 10 kms de longitud. Tan fácil que pueden participar los niños sin ningún problema, siempre y cuando sean capaces de aguantar una caminata de ese recorrido (si no pues recortad y en paz). También muy importante, la ruta es circular (acaba donde empieza) con lo que la logística se reduce mucho al no necesitar dos coches, al menos no los necesitamos en nuestro caso.


Podemos dividir esta ruta en dos partes, una parte de unos 7 kms donde el camino está totalmente asfaltado, y otra de unos 3 kms donde la pista es de tierra. La división entre estas dos partes se produce llegando al casco urbano de Beniardà. Pero vayamos por partes.

La ruta la iniciaremos junto a la presa. Hay un parking para una veintena larga de coches, más los que caben a ambos lados de la carretera de acceso. Os recomendamos ir pronto, sobre todo en días de temporada alta o fines de semana. La mayoría de las personas que hacen esta ruta empiezan por la presa y siguen el camino en sentido antihorario. También se puede iniciar desde el pueblo de Castell de Guadalest, alargando la ruta casi 4 kms (2 kms de ida y otros 2 de vuelta).


Como hemos comentado anteriormente esta parte del camino está asfaltado. De vez en cuando pasa algún coche, moto o bicicleta, así que hay que tener un poco de precaución. Hay un par de pendientes pero en ningún caso son excesivas y se salvan sin ninguna dificultad. El camino atraviesa bosques de pinos y algún que otro campo de olivos (y algunas casas que nos sorprenderán). Siempre circulamos en paralelo al pantano, por lo que la vista es muy chula. Los alrededores son igualmente bonitos, ya que el valle de Guadalest está flanqueado al norte (de oeste a este) por las sierras de la Serrella, Aixortà y Bernia, y al sur por la sierra de Aitana. En esta dirección veremos a lo lejos, además de Beniardà, los pueblos de Confrides, Banifato o Benimantell.


Al cabo de unos 7 kilómetros llegaremos a Beniardà. Este es el pueblo que está a la cola del embalse. El río Beniardà, un pequeño cauce, es el principal aporte al pantano, además de otra rambla que nos encontraremos unos metros atrás. Precisamente en este punto, en un puente, hay que girar a la izquierda. Encontraremos una fuente a nuestra derecha y la piscina municipal a nuestra izquierda.


Teniendo en cuenta que casi llegamos al casco urbano de Beniardà, una de las opciones que tenemos es empezar la ruta desde este pueblo y hacerla en cualquiera de los dos sentidos posibles. Al finalizar podemos tomar algo en alguno de los bares del pueblo. Además de esta variante se puede hacer esta ruta desde la presa pero en sentido de las agujas del reloj.

No llegaremos a entrar al pueblo y antes de llegar hay un desvío hacia la izquierda. Si llegáis al poste con el cartel que anuncia de la entrada del pueblo, os habéis pasado. A partir de aquí empiezan los tres kilómetros de recorrido por pista de tierra. Nosotros encontramos un grupo de coches aparcados de un grupo de jóvenes acampados junto al embalse y de unos cuantos pescadores que pasaban allí la mañana.


Quizás este punto sea el único complicado de todo el trazado. La pista no está muy clara ya que hay bastante vegetación y tapan el camino. Hay que hacer un poquito de explorador, pero en ningún caso vamos a encontrar un nuevo continente ni nada por el estilo. Se cruza el río Beniardà, que para ser ya el mes de junio bien entrado llevaba bastante agua (después nos enteramos que unos días antes había caído una buena tormenta de primavera), y seguimos sin ningún problema. Para cruzar el río lo haremos saltando, no encontraréis ningún puente.


Y seguimos nuestro recorrido, que hasta el final es completamente llano. Estaremos más cerca del agua y podremos ver mejor las carpas que viven aquí, y que son el reclamo de los pescadores. Al final, junto a la presa, pudimos ver un banco bastante más numeroso. Apenas a unos doscientos metros del final del recorrido encontraremos los restos de un embarcadero que hace unos años utilizaba un barco turístico solar que hacía un pequeño crucero por el embalse. 


Cuando lleguemos a la valla que se encuentra junto al aparcamiento habremos finalizado el recorrido. Como os decimos, una ruta fácil que se puede disfrutar en familia. Los diez kilómetros de la ruta en ningún caso se nos hicieron pesados. Tampoco la hicimos a un ritmo demasiado alto, fue un paseo. Almorzamos nuestro bocadillo y nos dispusimos a volver a casa, pensando por el camino cual sería nuestra próxima ruta.


PD: Junto a la presa encontramos bastantes cañas arrastradas y, lo que más nos dolió, un montón de botellas de plástico, algunas de lejía (con su característico color amarillo). No hace falta que os comentemos la indignación que nos produce que el ser humano sea tan guarro y que se contamine de esta manera el medio ambiente. Así nos cargamos el planeta, el único que tenemos.

jueves, 19 de abril de 2018

UN PASEO RELAJADO: LA RUTA DEL FARO DEL ALBIR

Ahora que no nos oye nadie vamos a hacer una confesión: todos los padres buscamos actividades en la que nuestros hijos se diviertan, a ser posible aprendan y, además, y este es el motivo secreto, se cansen. En esta ocasión os vamos a hablar de una ruta senderista por el parque natural de Serra Gelada que es bastante sencilla y no es excesivamente larga. Aunque tiene alguna pendiente un poco más pronunciada, es muy asequible y a los niños les va a encantar. Es la ruta del faro del Albir.



El Parque Natural de Serra Gelada abarca 3 términos municipales, el de Benidorm, el de Alfaz del Pi y el de Altea. Cuenta con un total de hectáreas, fue el primer parque natural marítimo-terrestre. Se levanta muy cerca del mar hasta los 430 msnm, aunque la cresta se levanta de media cerca de los 300 metros. Los acantilados, casi cortados a cuchillo, ofrecen un espectáculo difícil de igualar. Su ubicación en los términos municipales de tres ciudades muy turísticas hace que sea uno de los espacios naturales más visitados de España.



Llegar es muy fácil es muy fácil nos dirigiremos al Albir (la playa de Alfàs del Pi) y por la Avenida del Albir doblaremos en el Camino de la Cantera, inmediatamente después del supermercado Consum. Está muy bien indicado, no tiene pérdida. Muy cerca del punto de información hay un aparcamiento bastante amplio donde podremos aparcar sin problemas. También hay una fuente con agua potable y servicios que cierran a las 19:00.


Aquí arranca la ruta hacia el faro que tiene unos 2,5 km de longitud (que se convierten en 5 km con la vuelta) y se hace en aproximadamente una hora y media. Como ya hemos comentado es bastante sencilla, aunque la pendiente de llegada al faro es la más empinada. Está totalmente asfaltada, por lo que no tiene pérdida ninguna.

A pocos metros de iniciar el camino nos encontramos con un merendero donde podemos coger fuerzas (o recuperarlas). Hay bastante espacio para que los niños puedan jugar y correr y un par de fuentes con agua potable, una de ellas especial para perros, ya que puedes llevar a tu mascota si lleva correa.

Durante el recorrido vamos a encontrar varios miradores, unos permiten que disfrutemos de las vistas del interior de la Marina Baixa con las últimas estribaciones de Aitana, el Puig Campana, Ponoig, Sierra Cortina o Bèrnia, pero también de los paisajes de la bahía de Altea con el Morro de Toix y el Peñón de Ifach al fondo. Es un acierto que hayan colocado cartelería en los miradores para que instagrameemos las fotos con el hashtag #instalbir.


Al poco de iniciar la ruta vamos a encontrar una curiosidad, los restos fosilizados de unos bivalvos gigantes (unos berberechos a lo bestia, vamos) que vivieron hace miles de años y que demuestran que esta parte estuvo sumergida durante varias eras. Al poco atravesaremos el túnel que fue excavado a principios del siglo XX por los fareros para llegar más fácilmente al faro ya que anteriormente tenían que dar un rodeo campo a través.

Otro de los puntos de interés de esta ruta es la antigua mina de ocre que empezaron a explotar los íberos, que definitivamente excavaron los romanos y que se mantuvo hasta la Guerra Civil en funcionamiento para extraer este mineral que se usaba como colorante. No es que haya demasiadas cosas que ver aparte de unas ruinas y algunos depósitos de mineral, pero nos ofrece una senda alternativa al camino hacia el faro.


El faro fue construido en 1863 junto a la antigua torre Bombarda, una torre vigía de la que solo se conserva su base. Actualmente el faro es un centro de interpretación y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 14 y fines de semana de 10 a 13:30. Como todos los faros antes funcionaba con petróleo y ahora es la electricidad la que le proporciona la energía para alumbrar. Es curioso ver en el patio del faro unas baterías muy grandes, como para un camión, que suponemos son de reserva por si hay un corte en el suministro de la corriente. El centro de interpretación cuenta con dos salas de exposición donde se explica la historia del faro y del hábitat que lo rodea. 


Precisamente en el faro (en su exterior) hay unos binoculares con los que poder observar delfines, ya que la instalación de una piscifactoría cercana ha hecho que de vez en cuando un grupo de estos cetáceos se dejen ver por la zona cuando buscan comida fácil y es posible divisarlos cuando saltan fuera del agua. No vamos a engañaros, las dos últimas veces que hemos ido al faro no hemos visto ningún delfín. Consejo: llevaos vuestros prismáticos, siempre hay cola. También desde el exterior del faro se pueden ver los acantilados de Serra Gelada y su caída casi vertical. 


Ya sabéissi queréis pasar un rato en familia mientradisfrutáide la naturaleza, descubrís pasajes curiosos de la historia y hacéis algo de ejercicio (en mis tiempos, hace años, se decía que una mañana de senderismo, una semana de salud), calzaos las zapatillas de deportes, poneos ropa cómoda, gorra y coged agua y algo de comer, y haced la ruta del faro del Albir. No os va a defraudar.