jueves, 19 de abril de 2018

UN PASEO RELAJADO: LA RUTA DEL FARO DEL ALBIR

Ahora que no nos oye nadie vamos a hacer una confesión: todos los padres buscamos actividades en la que nuestros hijos se diviertan, a ser posible aprendan y, además, y este es el motivo secreto, se cansen. En esta ocasión os vamos a hablar de una ruta senderista por el parque natural de Serra Gelada que es bastante sencilla y no es excesivamente larga. Aunque tiene alguna pendiente un poco más pronunciada, es muy asequible y a los niños les va a encantar. Es la ruta del faro del Albir.



El Parque Natural de Serra Gelada abarca 3 términos municipales, el de Benidorm, el de Alfaz del Pi y el de Altea. Cuenta con un total de hectáreas, fue el primer parque natural marítimo-terrestre. Se levanta muy cerca del mar hasta los 430 msnm, aunque la cresta se levanta de media cerca de los 300 metros. Los acantilados, casi cortados a cuchillo, ofrecen un espectáculo difícil de igualar. Su ubicación en los términos municipales de tres ciudades muy turísticas hace que sea uno de los espacios naturales más visitados de España.



Llegar es muy fácil es muy fácil nos dirigiremos al Albir (la playa de Alfàs del Pi) y por la Avenida del Albir doblaremos en el Camino de la Cantera, inmediatamente después del supermercado Consum. Está muy bien indicado, no tiene pérdida. Muy cerca del punto de información hay un aparcamiento bastante amplio donde podremos aparcar sin problemas. También hay una fuente con agua potable y servicios que cierran a las 19:00.


Aquí arranca la ruta hacia el faro que tiene unos 2,5 km de longitud (que se convierten en 5 km con la vuelta) y se hace en aproximadamente una hora y media. Como ya hemos comentado es bastante sencilla, aunque la pendiente de llegada al faro es la más empinada. Está totalmente asfaltada, por lo que no tiene pérdida ninguna.

A pocos metros de iniciar el camino nos encontramos con un merendero donde podemos coger fuerzas (o recuperarlas). Hay bastante espacio para que los niños puedan jugar y correr y un par de fuentes con agua potable, una de ellas especial para perros, ya que puedes llevar a tu mascota si lleva correa.

Durante el recorrido vamos a encontrar varios miradores, unos permiten que disfrutemos de las vistas del interior de la Marina Baixa con las últimas estribaciones de Aitana, el Puig Campana, Ponoig, Sierra Cortina o Bèrnia, pero también de los paisajes de la bahía de Altea con el Morro de Toix y el Peñón de Ifach al fondo. Es un acierto que hayan colocado cartelería en los miradores para que instagrameemos las fotos con el hashtag #instalbir.


Al poco de iniciar la ruta vamos a encontrar una curiosidad, los restos fosilizados de unos bivalvos gigantes (unos berberechos a lo bestia, vamos) que vivieron hace miles de años y que demuestran que esta parte estuvo sumergida durante varias eras. Al poco atravesaremos el túnel que fue excavado a principios del siglo XX por los fareros para llegar más fácilmente al faro ya que anteriormente tenían que dar un rodeo campo a través.

Otro de los puntos de interés de esta ruta es la antigua mina de ocre que empezaron a explotar los íberos, que definitivamente excavaron los romanos y que se mantuvo hasta la Guerra Civil en funcionamiento para extraer este mineral que se usaba como colorante. No es que haya demasiadas cosas que ver aparte de unas ruinas y algunos depósitos de mineral, pero nos ofrece una senda alternativa al camino hacia el faro.


El faro fue construido en 1863 junto a la antigua torre Bombarda, una torre vigía de la que solo se conserva su base. Actualmente el faro es un centro de interpretación y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 14 y fines de semana de 10 a 13:30. Como todos los faros antes funcionaba con petróleo y ahora es la electricidad la que le proporciona la energía para alumbrar. Es curioso ver en el patio del faro unas baterías muy grandes, como para un camión, que suponemos son de reserva por si hay un corte en el suministro de la corriente. El centro de interpretación cuenta con dos salas de exposición donde se explica la historia del faro y del hábitat que lo rodea. 


Precisamente en el faro (en su exterior) hay unos binoculares con los que poder observar delfines, ya que la instalación de una piscifactoría cercana ha hecho que de vez en cuando un grupo de estos cetáceos se dejen ver por la zona cuando buscan comida fácil y es posible divisarlos cuando saltan fuera del agua. No vamos a engañaros, las dos últimas veces que hemos ido al faro no hemos visto ningún delfín. Consejo: llevaos vuestros prismáticos, siempre hay cola. También desde el exterior del faro se pueden ver los acantilados de Serra Gelada y su caída casi vertical. 


Ya sabéissi queréis pasar un rato en familia mientradisfrutáide la naturaleza, descubrís pasajes curiosos de la historia y hacéis algo de ejercicio (en mis tiempos, hace años, se decía que una mañana de senderismo, una semana de salud), calzaos las zapatillas de deportes, poneos ropa cómoda, gorra y coged agua y algo de comer, y haced la ruta del faro del Albir. No os va a defraudar. 

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