Ahora que no nos oye nadie vamos a hacer una confesión: todos los padres buscamos actividades en la que nuestros hijos se diviertan, a ser posible aprendan y, además, y este es el motivo secreto, se cansen. En esta ocasión os vamos a hablar de una ruta senderista por el parque natural de Serra Gelada que es bastante sencilla y no es excesivamente larga. Aunque tiene alguna pendiente un poco más pronunciada, es muy asequible y a los niños les va a encantar. Es la ruta del faro del Albir.
Llegar es muy fácil es muy fácil nos dirigiremos al Albir (la playa de Alfàs del Pi) y por la Avenida del Albir doblaremos en el Camino de la Cantera, inmediatamente después del supermercado Consum. Está muy bien indicado, no tiene pérdida. Muy cerca del punto de información hay un aparcamiento bastante amplio donde podremos aparcar sin problemas. También hay una fuente con agua potable y servicios que cierran a las 19:00.
A pocos metros de iniciar el camino nos encontramos con un merendero donde podemos coger fuerzas (o recuperarlas). Hay bastante espacio para que los niños puedan jugar y correr y un par de fuentes con agua potable, una de ellas especial para perros, ya que puedes llevar a tu mascota si lleva correa.
Durante el recorrido vamos a encontrar varios miradores, unos permiten que disfrutemos de las vistas del interior de la Marina Baixa con las últimas estribaciones de Aitana, el Puig Campana, Ponoig, Sierra Cortina o Bèrnia, pero también de los paisajes de la bahía de Altea con el Morro de Toix y el Peñón de Ifach al fondo. Es un acierto que hayan colocado cartelería en los miradores para que instagrameemos las fotos con el hashtag #instalbir.
Al poco de iniciar la ruta vamos a encontrar una curiosidad, los restos fosilizados de unos bivalvos gigantes (unos berberechos a lo bestia, vamos) que vivieron hace miles de años y que demuestran que esta parte estuvo sumergida durante varias eras. Al poco atravesaremos el túnel que fue excavado a principios del siglo XX por los fareros para llegar más fácilmente al faro ya que anteriormente tenían que dar un rodeo campo a través.
Otro de los puntos de interés de esta ruta es la antigua mina de ocre que empezaron a explotar los íberos, que definitivamente excavaron los romanos y que se mantuvo hasta la Guerra Civil en funcionamiento para extraer este mineral que se usaba como colorante. No es que haya demasiadas cosas que ver aparte de unas ruinas y algunos depósitos de mineral, pero nos ofrece una senda alternativa al camino hacia el faro.
Precisamente en el faro (en su exterior) hay unos binoculares con los que poder observar delfines, ya que la instalación de una piscifactoría cercana ha hecho que de vez en cuando un grupo de estos cetáceos se dejen ver por la zona cuando buscan comida fácil y es posible divisarlos cuando saltan fuera del agua. No vamos a engañaros, las dos últimas veces que hemos ido al faro no hemos visto ningún delfín. Consejo: llevaos vuestros prismáticos, siempre hay cola. También desde el exterior del faro se pueden ver los acantilados de Serra Gelada y su caída casi vertical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario