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martes, 18 de febrero de 2020

DE RUTA SENDERISTA POR SIERRA HELADA

Si os gusta la práctica del senderismo la provincia de Alicante tiene un montón de posibilidades, no en vano es, por extraño que parezca, una de las más montañosas de España. Uno de los lugares que os recomendamos, sobre todo si vais en familia, es el Parque Natural de Sierra Helada (Serra Gelada), cuya parte terrestre se encuentra a caballo entre los municipios de Benidorm y Alfaz del Pi. Estas rutas senderistas son espectaculares porque transcurren muy cerca del mar y tienen unas vistas sobrecogedoras de los acantilados que, cortados a cuchillos, caen hasta el agua. 



En esta ocasión hemos realizado la que se conoce como ruta amarilla, la que recorre Sierra Helada de parte a parte, desde El Albir hasta Benidorm. Anteriormente ya habíamos hecho la ruta roja, también conocida como la ruta del Faro del Albir, en el término municipal de L’Alfàs del Pi; y la ruta naranja, también conocida como la de la Torre de les Caletes o Punta del Cavall, ya en término de Benidorm. 


Esta ruta amarilla, al contrario que la otras dos, no está muy recomendada para niños pequeños, especialmente el tramo inicial, quizá sí a partir de los 12 años, aproximadamente. Los mayores no tendrán excesivos problemas para completarla, no sé requiere una gran forma física para realizarla, a excepción de varios desniveles que os indicaremos. 



Aunque se puede realizar indistintamente partiendo del Albir (Alfaz del Pi) o desde Benidorm, decidimos hacer la ruta “oficial”, es decir, desde El Albir hasta la Cruz de Benidorm. Para ello dejamos un coche en el parking del Faro del Albir y empezamos la ruta.


Justo cuando se pasa por el merendero del Faro aparece una señal que nos indica “Alto del Gobernador”, que es el punto más alto de Serra Gelada, y el inicio del sendero que tomamos. En apenas dos kilómetros de caminata ascenderemos de los 50 msnm, a los que se encuentra el inicio del camino, a los 430 msnm de la cima.



Esta es la parte más explosiva del recorrido. Además se realiza justo al iniciar la ruta lo que puede convertirse en un suplicio ya que las piernas todavía no están calientes, y si empezáis temprano como hicimos nosotros puede que no os hayáis despertado del todo todavía. Mi recomendación sería llegar hasta el túnel de la ruta del Faro, que alarga la ruta unos 2 kilómetros (ida y vuelta) pero te prepara para el ascenso.


La senda asciende por la umbría de Sierra Helada. Durante la primera parte de la ascensión pasaremos bordeando una antigua cantera, por lo que os recomendamos que no os salgáis de la senda marcada, y mucho menos saltar el vallado de madera que hay al borde. El ascenso tiene partes con bastante pendiente, y como todavía estamos fríos nos puede costar un poco más de lo habitual. Es curioso, pero parece que haya escalones en la roca, desconozco si es intencionado.



En este primer tramo hasta el Alto del Gobernador nos encontramos con varias perdices en la senda, alguna bastante "hermosa", por cierto. Durante el ascenso y hasta que no nos adentramos en el término municipal de Benidorm, pudimos oír constantemente su canto. Llegamos a pensar que eran señuelos de cazadores, ya que hay un coto de caza en este Parque Natural, pero no oímos ningún disparo.



Conforme se va ascendiendo el bosque mediterráneo se va haciendo más espeso, dificultando en ocasiones ver la continuidad de la senda entre pinos y arbustos. Como aquella mañana amaneció con niebla, no vimos la cima hasta que estuvimos bastante cerca. Esta carga de humedad nos dejó alguna estampa bastante chula con las gotas de agua condensadas en las agujas de los pinos, además de alguna roca un poco resbaladiza.



Y coronamos. La cima es apreciable desde lejos (sin niebla, claro) porque en su día se instalaron antenas repetidoras de radio y tv (y de telefonía móvil, imagino) y un radar. Junto al vallado se encuentra el vértice geodésico. La vista desde este punto nos ofrece, por una parte, una panorámica de varios municipios de la comarca de la Marina Baixa, como Benidorm, L'Alfàs, Altea o La Nucia; y por otra los magníficos acantilados.




Seguimos el camino, que durante unos cuantos metros se encuentra pavimentado. Una señal nos indica que debemos de salirnos de esta carreterita y seguir nuestro camino hacia Benidorm por las sendas marcadas. Tanto mejor, para que vamos a engañarnos. A partir de aquí nos quedan unos 6 kilómetros hasta llegar a la Cruz de Benidorm que son bastante asequibles, con una altura media de unos 300 metros, excepto un par de subidas que nos pondrán a prueba. 



Como a un kilómetro, en un claro, paramos para reponer fuerzas. Ante nosotros el Mediterráneo. Entre el mar y nosotros unos espectaculares acantilados, la fascinante duna fósil que se encuentra a los pies de los acantilados, y a lo lejos l'Illa Mitjana (la Isla Mediana) un islote que junto a la Isla de Benidorm y la Isla de L'Olla forman parte del territorio marítimo de Sierra Helada, y que estaba siendo rodeada por unas cuantas embarcaciones recreativas con pescadores aficionados a bordo. 


La ruta no estaba muy frecuentada, pero es habitual encontrarte con personas en ambos sentidos de la marcha, algunos acompañados de sus perros, que en ningún caso llegan a molestar. Hasta que llegas a la Cruz, donde siempre hay muchísimas personas, y donde empieza a abundar la basura a unos 100 metros para llegar.



Desde la Cruz hay una carretera abierta al tráfico que suavemente desciende hasta el Rincón de Loix de Benidorm, donde acaba nuestra ruta. Aquí hemos aparcado nuestro segundo coche, dispuesto para recoger el otro vehículo. En total han sido 10 kilómetros en algo menos de 4 horas, por lo que a la hora de comer estaremos en casa. 



No dudéis en hacer esta ruta si estáis por la zona. El paisaje es espectacular, sobre todo en lo que se refiere a los acantilados. Probablemente un tramo desde la Cruz hacia el Albir sea más asequible si vais con niños, pero ya os hemos comentado que hay otras dos rutas totalmente recomendadas para ellos. Solo queda calzaros las botas y, ¡a andar!

jueves, 20 de septiembre de 2018

UN SPA RURAL EN LA VILLA ROMANA DEL ALBIR

¿Os imagináis una villa rural con spa? ¿Os imagináis una villa rural con spa muy cerca del mar? ¿Os imagináis una villa rural con spa muy cerca del mar de época de los romanos? No imaginéis más. Existe y podemos visitarla. Es el Museo Villa Romana del Albir (VRA), el primer museo al aire libre que abrió en la Comunidad Valenciana.


Pero, ¿una villa rural romana con spa? Llámalo spa, llámalo termas... El caso es que esta infraestructura demuestra que la construcción tendría cierta importancia. Como se explica en el VRA, el baño era algo más que un acto higiénico, era una costumbre social. No es lo mismo bañarse en una tinaja que en un edificio preparado para ello que lleva un coste económico grande tanto para la construcción como para su funcionamiento y mantenimiento.

Disculpad, me puede la emoción. Vamos a organizar esto un poco. El Museo Villa Romana del Albir se encuentra en El Albir, la playa de la localidad alicantina de l'Alfàs del Pi. La entrada se encuentra en la esquina de la Avenida Óscar Esplá y el Boulevard de los Músicos. La historia de este yacimiento se remonta a 1979, cuando unas obras descubrieron unos huesos y a partir de ahí se inició una investigación intermitente que culminó con la apertura de este espacio musealizado en 2011.


La Villa Romana del Albir sería un lugar rural tardorromano (s. IV d. C.) que se dedicaría a labores agrícolas, como atestigua la almazara encontrada, que servía para producir aceite de oliva. Con el tiempo pasaría a tener una cierta importancia, lo que implicó la construcción de nuevas estancias, entre ellas las termas.

Al entrar hay dos maquetas con el aspecto que tendría la edificación original, y la posterior modificación y ampliación. Las maquetas se pueden tocar y se puede abrir el tejado y distintas partes para ver algunos detalles. Ni que decir tiene que tuvimos que sacar el agua caliente, el aceite hirviendo, el aguarrás y la rasqueta, todo a la vez, para intentar despegar a mi hijos de las maquetas, porque por ellos seguiríamos allí jugando.


El recorrido se realiza sobre unas pasarelas que rodean la excavación y permiten que veamos las diferentes partes sin tener que destrozar nada. Hay varios paneles informativos en tres idiomas (castellano, valenciano e inglés) con información muy clara. La parte más interesante es la que muestra las diferentes partes de las termas. El modelo es común a muchas de las que se construyeron a lo largo de todo el mundo romano: en primer lugar la sala del vestuario (apodytherium), de ahí pasaban a la sala de agua fría (frigidarium), para pasar a la sala templada (tepidarium) y por último a la sala de agua caliente (caldarium). El sala se calentaba con un sistema muy ingenioso de aire caliente a través de un doble suelo desde un horno anexo.

A continuación se puede ver la necrópolis, que dio pie a toda la excavación. Es interesante ver los ritos de inhumación. Aviso: hay un enterramiento infantil. Comprenderéis que la mortandad infantil era elevada en la época y que también fallecían niños. Pues a mis hijos les dio mucha pena y fue la parte que menos les gustó.


Para complementar la visita y tener más información del yacimiento, alquilan unas tablets con un software de realidad aumentada que nos permite tener más datos y una recreación de cómo sería el aspecto que tendrían diferentes partes de la Villa Romana en su tiempo. El coste del alquiler de la tablet es de 3€ y se recoge en la entrada.

Por último, junto a la entrada/salida hay una sala donde se proyecta un audiovisual que recrea la vida de los habitantes de la villa romana. Unas vitrinas donde se exponen algunos de los objetos que se han encontrado en las excavaciones junto a unos paneles que explican la vida romana y los usos que se les daba a esos objetos, completan el museo.


Hay partes pendientes de ser excavadas, que ahora están cubiertas por plásticos. Es decir, no sería extraño que dentro de un tiempo se amplíe el espacio expositivo, lo que sin duda será una buena noticia.

El Museo Villa Romana del Albir puede visitarse entre el 15 de septiembre y el 15 de junio (ambos inclusive), de martes a viernes de 10:00 a 13:00 y los sábados, domingos y festivos de 10:00 a 14:00; mientras que entre el 16 de junio al 14 de septiembre abre de martes a sábado de 10:00 a 12:00 y de 18:00 a 21:00, y los domingos y festivos de 10:00 a 14:00. Los lunes permanece cerrado. La entrada es totalmente gratuita, algo muy interesante.



Este museo al aire libre es una excelente opción para visitar con niños, tanto solo como si forma parte de una excursión más completa al Albir, que puede incluir la ruta al Faro del Albir, de la que ya os hablamos anteriormente en este archivo. La verdad es que El Albir es una zona muy chula, sobre todo en verano cuando hay bastante animación, aunque los fines de semana también tiene bastante vida.

jueves, 19 de abril de 2018

UN PASEO RELAJADO: LA RUTA DEL FARO DEL ALBIR

Ahora que no nos oye nadie vamos a hacer una confesión: todos los padres buscamos actividades en la que nuestros hijos se diviertan, a ser posible aprendan y, además, y este es el motivo secreto, se cansen. En esta ocasión os vamos a hablar de una ruta senderista por el parque natural de Serra Gelada que es bastante sencilla y no es excesivamente larga. Aunque tiene alguna pendiente un poco más pronunciada, es muy asequible y a los niños les va a encantar. Es la ruta del faro del Albir.



El Parque Natural de Serra Gelada abarca 3 términos municipales, el de Benidorm, el de Alfaz del Pi y el de Altea. Cuenta con un total de hectáreas, fue el primer parque natural marítimo-terrestre. Se levanta muy cerca del mar hasta los 430 msnm, aunque la cresta se levanta de media cerca de los 300 metros. Los acantilados, casi cortados a cuchillo, ofrecen un espectáculo difícil de igualar. Su ubicación en los términos municipales de tres ciudades muy turísticas hace que sea uno de los espacios naturales más visitados de España.



Llegar es muy fácil es muy fácil nos dirigiremos al Albir (la playa de Alfàs del Pi) y por la Avenida del Albir doblaremos en el Camino de la Cantera, inmediatamente después del supermercado Consum. Está muy bien indicado, no tiene pérdida. Muy cerca del punto de información hay un aparcamiento bastante amplio donde podremos aparcar sin problemas. También hay una fuente con agua potable y servicios que cierran a las 19:00.


Aquí arranca la ruta hacia el faro que tiene unos 2,5 km de longitud (que se convierten en 5 km con la vuelta) y se hace en aproximadamente una hora y media. Como ya hemos comentado es bastante sencilla, aunque la pendiente de llegada al faro es la más empinada. Está totalmente asfaltada, por lo que no tiene pérdida ninguna.

A pocos metros de iniciar el camino nos encontramos con un merendero donde podemos coger fuerzas (o recuperarlas). Hay bastante espacio para que los niños puedan jugar y correr y un par de fuentes con agua potable, una de ellas especial para perros, ya que puedes llevar a tu mascota si lleva correa.

Durante el recorrido vamos a encontrar varios miradores, unos permiten que disfrutemos de las vistas del interior de la Marina Baixa con las últimas estribaciones de Aitana, el Puig Campana, Ponoig, Sierra Cortina o Bèrnia, pero también de los paisajes de la bahía de Altea con el Morro de Toix y el Peñón de Ifach al fondo. Es un acierto que hayan colocado cartelería en los miradores para que instagrameemos las fotos con el hashtag #instalbir.


Al poco de iniciar la ruta vamos a encontrar una curiosidad, los restos fosilizados de unos bivalvos gigantes (unos berberechos a lo bestia, vamos) que vivieron hace miles de años y que demuestran que esta parte estuvo sumergida durante varias eras. Al poco atravesaremos el túnel que fue excavado a principios del siglo XX por los fareros para llegar más fácilmente al faro ya que anteriormente tenían que dar un rodeo campo a través.

Otro de los puntos de interés de esta ruta es la antigua mina de ocre que empezaron a explotar los íberos, que definitivamente excavaron los romanos y que se mantuvo hasta la Guerra Civil en funcionamiento para extraer este mineral que se usaba como colorante. No es que haya demasiadas cosas que ver aparte de unas ruinas y algunos depósitos de mineral, pero nos ofrece una senda alternativa al camino hacia el faro.


El faro fue construido en 1863 junto a la antigua torre Bombarda, una torre vigía de la que solo se conserva su base. Actualmente el faro es un centro de interpretación y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 14 y fines de semana de 10 a 13:30. Como todos los faros antes funcionaba con petróleo y ahora es la electricidad la que le proporciona la energía para alumbrar. Es curioso ver en el patio del faro unas baterías muy grandes, como para un camión, que suponemos son de reserva por si hay un corte en el suministro de la corriente. El centro de interpretación cuenta con dos salas de exposición donde se explica la historia del faro y del hábitat que lo rodea. 


Precisamente en el faro (en su exterior) hay unos binoculares con los que poder observar delfines, ya que la instalación de una piscifactoría cercana ha hecho que de vez en cuando un grupo de estos cetáceos se dejen ver por la zona cuando buscan comida fácil y es posible divisarlos cuando saltan fuera del agua. No vamos a engañaros, las dos últimas veces que hemos ido al faro no hemos visto ningún delfín. Consejo: llevaos vuestros prismáticos, siempre hay cola. También desde el exterior del faro se pueden ver los acantilados de Serra Gelada y su caída casi vertical. 


Ya sabéissi queréis pasar un rato en familia mientradisfrutáide la naturaleza, descubrís pasajes curiosos de la historia y hacéis algo de ejercicio (en mis tiempos, hace años, se decía que una mañana de senderismo, una semana de salud), calzaos las zapatillas de deportes, poneos ropa cómoda, gorra y coged agua y algo de comer, y haced la ruta del faro del Albir. No os va a defraudar.