En el término municipal de Jijona, en el interior de la provincia de Alicante, a los pies de la Sierra de La Carrasqueta, en la pedanía de La Sarga, se encuentra un magnífico conjunto de pinturas rupestres que datan de hace unos 7.000 años.
Aprovechamos una de las jornadas de puertas abiertas que realizan para conocer estas pinturas rupestres, ya que aunque hace tiempo que habíamos pensado en visitarlas, un tuit nos puso en la pista y no nos lo pensamos. Estas jornadas de puertas abiertas se realizan el primer y tercer domingo de cada mes a las 10:30, 11:30 y 12:30. No es preciso inscribirse previamente, son gratuitas y las realiza un guía.
Llegar es bastante fácil. Recomendamos ir por la A-7 y tomar la salida 452 (si vamos en dirección Alicante) o 453 (si vamos dirección Alcoi / Valencia), coger la CV-800 dirección Jijona y desviarnos en la indicación La Sarga. Con el coche podremos acceder hasta unos 300 metros de los abrigos. El resto del camino hay que hacerlo andando. IMPORTANTE: Es una senda en la montaña, es imprescindible llevar calzado adecuado (botas de trekking o zapatillas deportivas) y ropa cómoda. No está de más llevar un bastón de apoyo porque el terreno es bastante escarpado.
La visita guiada es muy didáctica y amena, y el guía que la realizó, Rubén, hizo una contextualización magnífica del Neolítico, de las condiciones de vida del momento y de lo que pudo suponer La Sarga para aquellos habitantes. Nuestro hijo mayor (8 años) no perdió detalle, nuestra hija (6 años) se llegó a aburrir un poco, y el peque (2 años), bueno, a su bola. Se visitan dos abrigos, que contienen diferentes escenas, realizadas en diferentes momentos (se sabe porque hay pinturas superpuestas) y en diferentes estilos. Se cree que La Sarga era un santuario donde acudían pueblos neolíticos que habitaban los valles cercanos (este lugar se encuentra a medio camino entre los valles de los ríos Serpis y Vinalopó) para realizar rituales, ofrendas, actos religiosos, ritos de iniciación en la vida adulta, etc.
Encontramos tres tipos de estilos: Arte Levantino (el más antiguo), arte esquemático y macroesquemático. Las escenas representan escenas de caza con arqueros abatiendo ciervos, escenas de recolección con árboles de los que caen fruto, o a los que se está vareando para que caigan, escenas de la vida cotidiana (es muy curiosa la escena de los/as dos infantes que escuchan sentados a un adulto, a mis hijos fue la escena que más les gustó, tanto que se fotografiaron junto a las figuras), o los orantes y figuras serpentiformes que definen el macroesquemático.
Ver estas pinturas es muy emocionante, nos conecta con esos seres humanos que vivieron hace miles de años. El guía insistió en la idea de que los miembros de aquella sociedad no eran ni más tontos ni menos inteligentes que nosotros, vivían en una época muy distinta a la nuestra. Tras 7.000 años nuestras sociedades, a pesar de los adelantos tecnológicos, no difieren tanto. Tuve esa misma sensación en Pompeya, la historia te pone en tu sitio demostrando que no somos tan geniales como creemos.
Para los niños esta visita es muy chula y después en casa pueden imitar la técnica pictórica. Las pinturas (en general) tienen dos componentes, los pigmentos, es decir, los componentes que le dan el color y un aglutinante, una sustancia donde se adhieren los colores y que hace posible el empleo de la pintura. En este caso los pigmentos se obtienen de distintos tipos de tierra (todos los tonos de ocres y marrones), óxido (tonos rojizos) y carbón (negro), mezclándolos con grasa animal o vegetal. Para pintar empleaban los dedos o pelos de animales (como los pinceles actuales) para los trazos más finos. En casa tenemos una piedra plana pintada por mis hijos con tierra y agua en un taller que dos años después mantiene el dibujo.