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miércoles, 8 de noviembre de 2023

LA MEMORIA DEL PARC MINER DEL MAESTRAT

Una de las experiencias más interesantes que podemos vivir con los niños es visitar lugares que recuperan oficios que han desaparecido o están cerca de desaparecer. No solo por ese romanticismo nostálgico de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, si no precisamente para mostrar que, con sus fallos y carencias, en la actualidad vivimos mucho mejor de lo que lo hacían en el pasado. Esa es una de las razones que convierten al Parc Miner del Maestrat en un lugar ideal que visitar con nuestros hijos.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

Nos vamos a adentrar en el interior de la provincia de Castellón en una zona de duras condiciones, veranos calurosos e inviernos gélidos. La comarca del Maestrat, que es la parte en la Comunidad Valenciana del Maestrazgo, guarda mucha historia y sobre todo mucha memoria.

LLEGAMOS AL PARC MINER DEL MAESTRAT 


Para llegar al Parc Miner del Maestrat no hay más remedio que hacerlo con un vehículo privado, ya sea propio o de alquiler, ya que está en un lugar accesible pero bastante apartado de los dos pueblos más cercanos, Culla y La Torre D'En Besora.

Os recomendamos poner el GPS para qué os guíe por la carretera adecuad. Para llegar hay que circular por una carretera de montaña estrecha y revirada desde la que podréis ver los valles cercanos. A lo lejos, y durante el tramo final del camino, veréis la silueta del Peñagolosa. Esta es la montaña más alta de la Comunidad Valenciana, un gigante lleno de leyendas a su alrededor.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

En el último tramo se indica la llegada al Parc Miner del Maestrat. Os aconsejamos tener cuidado porque por esa misma carretera por la que nos hemos desviado, y que es más bien un camino, circula el trenecito que nos llevará a visitar las minas.

A nosotros nos sorprendió los edificios que se encuentran en el Parc Miner y que reutilizan los que existían cuando la mina estaba en funcionamiento.  Ahora son un bar-restaurante, dependencias de servicio y la taquilla. Aquí adquirimos las entradas, que hemos reservado previamente en el email parcminerdelmaestrat@gmail.com. El precio de la entrada general es de 12 €, mientras que para menores entre 4 y 12 años es de 6,50 €. Las familias numerosas, además de poseedores del Carnet Joven, estudiantes de la UJI, pensionistas y personas con una discapacidad superior al 33%, se pueden beneficiar de un descuento del 20%.. También se conserva una capilla o ermita muy fotogénica. Para amenizar la espera hay un parque infantil para que jueguen y no se desesperen.

NOS ADENTRAMOS EN LA MINA 



El Parc Miner del Maestrat cuenta con dos minas visitables: la mina Esperanza y mina Victoria. La mina estuvo a un servicio entre los años 1940 y 1962. Extraían mineral de hierro que se llevaba con camiones a Sagunto, a los Altos Hornos, donde se transformaba y se distribuía hacía varias partes de España y Europa. La apertura de la mina fue un revulsivo económico para una comarca que en plena posguerra no contaba con actividad económica más allá de la agricultura y la ganadería, y ambas eran deficitarias.

Cuando la mina dejó de ser rentable se cerró. Hubo un periodo en el que se utilizaron para plantar champiñones, pero la rentabilidad de este negocio tampoco debía de ser muy alta y al final también cerró. Desde hace unos doce años se volvieron a abrir como recurso turístico a través del Parc Miner del Maestrat. De esta manera se ha podido aprovechar este lugar y se han creado puestos de trabajo, que era de lo que se trataba desde un principio.

La memoria del Parc Miner del Maestrat

La primera mina que se visita es mina Esperanza. Se bautizó así porque, como acabamos de contar, el descubrimiento del mineral trajo la esperanza a un territorio que lo estaba pasando muy mal en uno de los peores momentos de la historia reciente. El descubrimiento no fue casual, ya que los vecinos de la zona usaban la cueva natural que existía para extraer pigmentos. Ese fue el germen de la mina.

Llegamos subidos en el trenecito que hemos aludido anteriormente. Andamos apenas unos pasos y llegamos a la boca de la mina. Anteriormente ya nos hemos pertrechado con cascos. Creednos, van a ser mucho más útiles de lo que podríamos haber imaginado en el momento en el que los repartieron. Nos sentamos frente a una pantalla nos disponemos a ver un video que recupera la memoria de aquellas personas que hace décadas trabajaron en la mina a través de sus recuerdos.

UN VISTAZO A UN TRABAJO DURÍSIMO 




La visita a la primera mina nos revela lo que acabamos de ver en el vídeo. El trabajo era duro, muy duro. Además era peligroso, muy peligroso. Afortunadamente durante los años de actividad no se registró ningún muerto, aunque sí que se produjeron accidentes.

Durante el recorrido veremos la maquinaria que se utilizaba y que fue variando con los años. En los primeros años el trabajo era casi exclusivamente manual, a base de picos y barrenos. Poco a poco se añadieron máquinas a motor, pero no por ello fue menos duro. También vemos otros útiles como las linternas de carburo. Nos cuentan que los niños también trabajaban en la mina. Algunos realizaban funciones de aguador, suministrando agua a los hombres que picaban. Nuestros hijos se sorprendieron mucho, les parece inconcebible que niños con su edad realizaran tareas tan duras en vez de ir al colegio.

La memoria del Parc Miner del Maestrat


También conoceremos que en esta mina de la necesidad se hizo virtud. Las galerías se iban excavando siguiendo las vetas del mineral y, para asegurar las zonas, se realizaban muros de piedra en seco, típicos de la zona. Muy seguros no eran, pero a la falta de madera se sumaba el aprovechamiento de las rocas que extraían para no tenerlas que acarrear, ya que en esta mina solo tenían carretillas en unos puntos determinados.

Precisamente la visita a la mina Esperanza finaliza siguiendo la antigua vía por donde se sacaban las carretillas que desechaban el material sobrante. Un espacio extraño, ya que la mina modificó el paisaje y la tierra que pisamos no existía hace unas décadas.

DE VUELTA A MINA VICTORIA 



Regresamos con el trenecito al inicio de nuestro trayecto para visitar la mina Victoria. En su interior esta mina no es demasiado distinta de la mina Esperanza. La principal diferencia es la altura, superior a la otra mina, y que desde el principio vemos unas vías por las que transportaban las carretillas. Quizás la diferencia más notoria es que desde un principio utilizó más tecnología, aunque fueran carretillas, que en la mina Esperanza. En un principio las carretillas carecían de volquete y había que vaciarlas a mano. Existe una especie de hall, más amplio que por su acústica, se utiliza para realizar conciertos de pequeño formato. 

Volvemos a ver vetas de material, que se quedaron sin extraer porque, lo más seguro, es que fueran escasas y no rentara. En ambas minas se extraían limonita, hematita y goethita, minerales que contienen hierro en bruto, que necesita ser transformado para su uso. 

Como curiosidad, y tal y como afirma el Dr. Ian Malcom, la vida se abre paso. En algunas galerías ha crecido musgo y su presencia está asociada a los focos que alumbran las minas. Esto también se debe a la elevada humedad interior y a las filtraciones de agua, que han empezado a forman estalactitas.  

ACABAMOS LA VISITA AL PARC MINER DEL MAESTRAT 


La memoria del Parc Miner del Maestrat

Os vamos a contar un secreto. Primero por avatares de la vida y después por las condiciones meteorológicas, tuvimos que posponer dos veces la visita al Parc Miner del Maestrat. Ahora que ya lo hemos visitado no nos arrepentimos en absoluto. Puede que la espera también haya logrado que tuviéramos aún más ganas de conocer este lugar.

Esta visita nos ha enseñado la dureza algunos oficios que se realizaban no hace tanto tiempo. Evidentemente siguen existiendo explotaciones mineras donde los trabajadores cada día, a pesar de haber mejorado muchísimo las condiciones de seguridad en el trabajo, se siguen jugando el pellejo a diario. También hemos realizado un ejercicio de memoria a través de los propios mineros que trabajaron aquí y que recuerdan un tiempo que fue duro.
 


Para acabar nos quedamos en la terraza de la cafetería del Parc Miner del Maestrat tomándonos un refresco y admirando un paisaje del interior de Castellón que adivinamos infernal en verano y gélido en invierno. Pero nos gusta. 

miércoles, 18 de diciembre de 2019

PORQUÉ EL JARDÍN DEL TURIA DE VALENCIA ES UNA VISITA IMPRESCINDIBLE

En octubre de 1957 el rio Turia se desbordó en Valencia, provocando unas terribles inundaciones en las que 81 personas (al menos) perdieron la vida y hubo daños que tardarían años en repararse. Para evitar nuevas riadas, que por el volumen de la ciudad cada vez eran más destructivas, se diseñó el denominado "Plan Sur", un nuevo cauce del Turia evitando la ciudad. Entonces surgió una duda, qué hacer en el antiguo cauce del rio. 


El Régimen franquista bajo aquella premisa de que "el progreso como sea es progreso" quiso construir una autopista que atravesara Valencia de punta a punta (¡¡¡atravesara Valencia de punta a punta!!!) conectando el puerto con el aeropuerto. Al potente movimiento vecinal que surgió en contra de ese proyecto le debemos que el verde le ganara la batalla al asfalto y que hoy día se pueda disfrutar de un espacio para todos. Una autopista verde que no atraviesa Valencia, si no que la cohesiona.


El Jardín del Turia es una magnífica mezcla de muchas cosas: en primer lugar vegetación, pero también historia, arquitectura y cultura; y deporte; y lugar de encuentro y esparcimiento. Porque en sus cerca de 7 kilómetros de longitud y 110 hectáreas de extensión caben muchas cosas, y se pueden hacer muchas cosas, como pasear, correr o montar en bici. Uno de los parques favoritos de Valencia.



La urbanización del Jardín del Turia se fue ejecutando por tramos que fueron encargados a distintos estudios de arquitectura y diseño, lo que le confiere al jardín un cierto aire ecléctico, ya que no es posible distinguir un hilo conductor común a lo largo de todo el recorrido. En total encontramos 16 tramos, delimitados generalmente por puentes. Si empezamos por el extremo más alejado al mar, junto al Parque de Cabecera, encontraremos una zona de jardines, con arbolado e instalaciones lúdicas como mesas de ping-pong, zonas de juegos infantiles y canchas deportivas, entre ellas el Estadio de Atletismo del Turia, donde se celebran pruebas de primer nivel. 


A continuación el bosque mediterráneo es el gran protagonista, con una importante presencia de pinos y de vegetación autóctona. Es la zona más “natural”, la que más se acerca a la naturaleza en bruto. Aquí también encontraremos instalaciones deportivas como campos de fútbol, un campo de rugby y un campo de beisbol y sotfbol, donde disputan sus partidos los diferentes equipos valencianos de cada disciplina. 




Siguen jardines finamente diseñados. Éstos se sitúan frente al Museo de Bellas Artes, Viveros y la Alameda. Hasta llegar al puente de la Exposición, ya que el paisaje cambia y se transforma en una explanada donde se celebran ferias, festivales, espectáculos pirotécnicos y antes se instalaban circos. 



Los siguientes tramos tienen como gran estrella la explanada que se abre frente al Palau de la Música. Diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill, predomina la ordenación regular y simétrica de los elementos, tanto arquitectónicos como vegetales, con la presencia de especies como palmeras o naranjos amargos. 


Uno de los elementos más queridos de Valencia se encuentra a continuación. Éste no es otro que el Parque Gulliver, un espacio que recrea al gigante creado por Jonathan Swift y que viajó a Liliput, transformando tanto su cuerpo como su ropa en divertidos toboganes para todos los públicos. No os recomendamos ir en las horas centrales en verano. 



Los últimos tramos del Jardín del Turia tienen como gran elemento a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el conocidísimo conjunto diseñado por Santiago Calatrava y Félix Candela, uno de los mayores centros lúdicos y de divulgación científica de toda Europa. Alrededor de sus edificios se abren numerosas y amplias zonas ajardinadas, atravesadas por un río que recuerda la antigua presencia del Turia. 


Mencionar los puentes que salvaban (y salvan) el Turia es imprescindible, ya que se convierten en una magnífica lección de arquitectura y de ingeniería al aire libre. El más antiguo se remonta al s. XIV, concretamente el Puente de la Trinidad (1356-1402), junto al Museo de Bellas Artes. Los puentes de Serranos (1518), del Mar (1592-1596), del Real (1594-1599) y de San José (1604-1607), completan el top 5 de los más antiguos. Por contra los puentes del 9 D’Octubre, de las Artes, la Exposición, y L’Assut de l’Or, todos de Calatrava, además del Puente de las Flores son los más modernos. 


¿Queréis más? Alquiler de bicicletas y carritos. Terrazas donde tomarse un refresco con unas bravas. Estanques para perros. Se mire como se mire, el Jardín del Turia es un lugar imprescindible si visitáis la capital valenciana. Tiene de todo y seguro que toda la familia podrá disfrutar de él. Si se os queda corto alrededor del antiguo cauce se encuentran museos, más parques, y un sinfín de posibilidades.  Creemos que por si solo ya merece una visita a Valencia.

viernes, 18 de octubre de 2019

UN PASEO PARA CONOCER EL PARQUE CENTRAL DE VALENCIA

En la primera mitad del s. XIX un nuevo medio de transporte irrumpió para cambiar la forma en la que se viajaba y, ya que estábamos, se encargó de transformar las ciudades. El ferrocarril acercó distancias y sus raíles abrieron nuevos horizontes. Se crearon edificios (en algunos casos maravillosos) para que los pasajeros subieran y bajaran de los trenes y para otras actividades necesarias en la actividad ferroviaria. Pero cuando las ciudades empezaron a crecer el ferrocarril creó brechas.



Valencia no fue una excepción a esta historia. El tren llegó en 1851 y desde entonces fue parte fundamental de la ciudad. No en vano la Estación del Norte (aún en activo desde su inauguración en 1917) es uno de los edificios más representativos y bonitos de la ciudad. Con la mejora de las técnicas constructivas, que realizan túneles pasantes atravesando bajo tierra las poblaciones, y el traslado de talleres y almacenes a las actuales periferias, las zonas antes ocupadas por las vías han quedado sin uso.



En este sentido, en Valencia, se está llevando a cabo una importante transformación urbanística que va a permitir en los próximos años recuperar un espacio público para que la ciudadanía disfrute, y que donde antes existía una brecha ahora haya nuevas conexiones.



El Parque Central es el último parque que se ha abierto en Valencia, a finales de 2018, junto a las calles Filipinas, la plaza de Manuel Sanchis Guarner y el paso elevado de la Avenida de Giorgeta, al oeste del barrio de Ruzafa. Ocupa una superficie triangular que hasta hace muy poco ocupaban las instalaciones de servicios ferroviarios (talleres, almacenes, vías) que poco a poco se han trasladado o concentrando junto a las cercanas estaciones del Norte y Joaquín Sorolla.



Precisamente los antiguos edificios ferroviarios, muchos ideados por el arquitecto valenciano Demetrio Ribes, autor de la Estación del Norte de Valencia, y sus homónimas en Madrid (Príncipe Pío) y Barcelona, salpican este parque y se reutilizarán para equipar al barrio con diversos usos sociales, culturales y deportivos. El progresivo soterramiento de las vías ampliará la superficie del parque y transformará profundamente esta parte de la ciudad.


Uno de los grandes protagonistas de este parque es el agua, que aparece en numerosos puntos de este parque, con la idea inspirada por el poema de Ausiàs March “Aigua plena de seny" (agua llena de sensatez). Por una parque en estanques que rinden homenaje a líneas de tren que a lo largo del tiempo han ido desapareciendo, pero también circula por canales a modo de acequias (un elemento muy importante en Valencia) y en fuentes donde, a pesar de la prohibición de baño, se usan para mitigar los calores.


Pero siendo un parque los elementos vegetales también tienen una importante presencia. Se dividen en tres tipos de jardines, por una parte el Jardín de la Huerta, donde abundan plantas aromáticas y árboles frutales; por otra el Jardín Romántico, donde toma preeminencia el diseño y la función ornamental de la planta; por último el Jardín de las Flores, con un buen número de distintas clases de flores.



Si solo fuera un parque con fuentes y vegetación sería un poco aburrido, pero esto no ocurre aquí ya que cuenta con una zona de juegos infantiles y dos amplias praderas, una con dos rocódromos y otra donde se permite que haya perros. Un espacio en el que puede disfrutar toda la familia.




El Parque Central además de ser un espacio magnífico para el esparcimiento narra la historia del ferrocarril, un transporte que nos encanta a los románticos y que después de un declive ha resurgido por su sostenibilidad y rapidez frente al transporte por carretera o el avión. Diseñado por la paisajista estadounidense Kathryn Gustafson, que ganó un concurso internacional, seguro que os gustará tanto como a nosotros.

jueves, 8 de agosto de 2019

LOS 5 MEJORES PARQUES Y JARDINES DE VALENCIA CON NIÑOS

Como dice el pasodoble, y todos sabemos, Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor. Quizá por eso en Valencia podemos encontrar un buen número de parques y jardines que merecen mucho la pena, tanto para pasear con la familia como para pasar un buen rato en ellos. Por eso vamos a hacer un ranking en este artículo con los 5 parques y jardines de Valencia que, en nuestra opinión, son los mejores para visitarlos con niños:

 
5- Jardines de Monforte: se trata de uno de los jardines neoclásicos mas importantes de España. Un pequeño paraíso situado entre edificios en mitad de la ciudad, concretamente en la calle Monforte, muy cerca del punto donde confluye la Alameda con el Puente del Realjunto a los Jardines del mismo nombre.


Cuenta con tres partes diferenciadas, una junto a la entrada con una elegante disposición arquitecturizada, otra parte con una disposición más libre o informal, y por último una tercera parte con una montaña (elemento romántico por excelencia) y un estanque. Su cuidada estética y la mezcla junto a fuentes y numerosas esculturas de estilo clásico, lo convierten en el jardín más bello de la ciudad. Además cuenta con una sorpresa, dos leones en mármol que fueron desechados, por pequeños, para la escalinata del Congreso de los Diputados.



4- Parque de Cabecera: Está situado al oeste de la ciudad, lindando con el término municipal de Mislata, junto a la Avenida de Pío Baroja. Se aprovechó para regenerar una zona de la ciudad bastante degradada. Su nombre proviene de que está en la cabecera del río Turia a su paso por Valencia, aunque su cauce fue desviado. Enlaza directamente con el Jardín del Turia, por lo que suele servir de continuación para los recorridos de runners y ciclistas urbanos.


Tiene un gran lago central por el que podemos navegar alquilando una barca de remos o un patín en forma de cisne. Alrededor de éste se sitúa el bosque mediterráneo, la colina-mirador, un auditorio al aire libre, la cafetería y unos juegos infantiles muy chulos. Además es la puerta de entrada al Bioparc, el parque zoológico de Valencia.



3- Parque Central: Es el último parque que se ha abierto en Valencia, junto a las calles Filipinas, la plaza de Manuel Sanchis Guarner y el paso elevado de la Avenida de Giorgeta, al oeste del barrio de Ruzafa. Ocupa una superficie triangular que hasta hace muy poco ocupaban instalaciones de servicios ferroviarios (talleres, almacenes, vías) que se han ido trasladando o concentrando junto a las cercanas estaciones del Norte y Joaquín Sorolla. Precisamente los antiguos edificios ferroviarios, muchos diseñados por el arquitecto valenciano Demetrio Ribes (autor de la Estación del Norte), salpican este parque y se reutilizarán para diversos usos sociales, culturales y deportivos. El progresivo soterramiento de las vías ampliará la superficie del parque y transformará profundamente esta parte de la ciudad.

Uno de los grandes protagonistas de este parque es el agua, que aparece en numerosos puntos y que un poema de Ausiàs March “Aigua plena de seny" (agua llena de sensatez) ha inspirado para su uso. Además de jardines diferenciados de distintos tipos de especies, cuenta con una zona de juegos infantiles y dos amplias praderas, una con dos rocódromos y otra donde se permite que haya perros.


2- Jardines del Real (Viveros): El parque más querido por los valencianos, algo así como el Retiro para los madrileños. Su nombre, jardines del Real viene dado porque aquí se situaba el Palacio Real, que se derribó en el curso de la Guerra de la Independencia de 1812 y que se quería recuperar en excavaciones arqueológicas. Aunque en Valencia todo el mundo conoce a estos jardines como Viveros.


Cuenta con amplios paseos (en uno de ellos se instala en primavera la Feria del Libro), espacios de gran riqueza botánica como la Rosaleda, o un parque infantil de Educación Vial, con sus semáforos, sus pasos de peatones, sus señales... Tanto en Fallas como en la Feria de Julio se celebran conciertos en una de sus explanadas. En su interior se sitúa el Museo de Ciencias Naturales y colinda con el Museo de Bellas Artes, todo un abanico de posibilidades.



1- Jardín del Turia: en octubre de 1955 el río Turia se salió a su paso por la ciudad de Valencia provocando unas catastróficas riadas. Pasada la tragedia se decidió realizar una obra de ingeniería que cambiara el curso del río para sacarlo fuera del núcleo urbano de la ciudad y así evitar en un futuro nuevas avalanchas que provocarán unos daños tan grandes, cosa que ocurría cíclicamente. Una vez se desvió el cauce del río se quiso dotar de uso al viejo cauce. Fruto de la presión vecinal y ciudadana hoy podemos disfrutar de una de las zonas verdes urbanas más grandes de toda España, ya que en un principio se quiso construir una autopista de varios carriles que atravesará Valencia de punta a punta.


El Jardín del Turia no es solo el gran pulmón verde de la ciudad, una infraestructura envidiada en muchos lugares. En sus cerca de 7 kilómetros combina tramos de bosque mediterráneo con equipamientos deportivos, elementos de ocio y patrimonio histórico. Entre los 19 puentes que lo cruzan algunos, como el de Serranos o el del Real, son del s. XV. Y qué decir del Palau de la Música, el Parque Gulliver o la Ciudad de las Artes y las Ciencias, situado en uno de los tramos finales, solo por uno de estos edificios ya merece la pena visitar Valencia.



Como habéis comprobado, visitar estos parques y jardines es mucho más por la mezcla de elementos que conviven en estos espacios. Una opción fantástica para las familias, ya que combinan deportes, historia, cultura, diversión, ofreciendo una oferta muy variada, sin apenas coste. No dejéis de visitar y disfrutar estos parques y jardines, no os arrepentiréis.

jueves, 28 de marzo de 2019

RECORRER TODA EUROPA EN UNA TARDE: EL PARQUE EUROPA EN TORREJÓN DE ARDOZ

Si visitáis la Comunidad de Madrid uno de los espacios que más éxito ha tenido desde su apertura hace ahora algo más de 8 años, ha sido el Parque Europa de Torrejón de Ardoz. En este parque podemos viajar de Holanda a Londres, de Roma a París, o de Berlín a Madrid en apenas unos minutos y sin necesitar de teletransporte o cualquier práctica mágica.


Como acabo de comentar este parque se encuentra en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz en una zona que anteriormente estaba degradada y que el Ayuntamiento decidió poner en valor. Para eso construyó este parque que tiene una extensión total de unos 233.000 metros cuadrados que cuenta como principal atractivo las réplicas de monumentos de toda Europa.

Además cuenta con el reclamo, bastante interesante para las familias, de que la entrada es totalmente gratuita. En el interior encontramos, además de las réplicas que ya hemos mencionado, numerosos espacios para él disfrute de toda la familia, tanto área de juegos infantiles como un bar, atracciones, tirolinas y un gran lago central dónde podemos alquilar barcas de remo.


Hacía tiempo que teníamos ganas de ir a conocer este parque ya que nos habían hablado bastante bien de él y, la verdad, es que está bastante chulo. Podríamos poner alguna pega: alguna de las réplicas como la Torre Eiffel que no está perfectamente conseguida o la Fontana di Trevi que sin el muro posterior desluce bastante, pero en líneas generales los monumentos están bastante conseguidos. Y oye, te puedes hacer unas cuantas fotos de postureo y fingir en Instagram que has estado viajando por todo el continente...


En la entrada nos recibe la Puerta de Brandenburgo de Berlín, que sirve de pórtico de acceso. Inmediatamente después lo primero que vemos en el parque es un fragmento del Muro de Berlín, donado por el Ayuntamiento de la capital alemana. Si nos dirigimos hacia la derecha llegaremos a los molinos holandeses y si vamos hacia la izquierda tomaremos con la Plaza de España, una plaza presidida por el Edificio del Reloj de la Puerta del Sol de Madrid y que cuenta con réplicas de fachadas de casas típicas de distintas regiones españolas. Además de ser un magnífico mirador de todo el parque, en esta plaza es donde se ubica el bar-restaurante del parque.


Muy cerca localizamos el teatro griego, que a la manera de los teatros clásicos, aprovecha el desnivel del terreno. Aquí, en las noches de verano, se realizan espectáculos y se puede observar la Fuente Cibernética que está instalada en el lago central y que los viernes y sábados lleva a cabo un show de agua, luz y sonido. Este lago, además de las barcas que hemos comentado anteriormente, está atravesado por el Puente de Londres.


Si seguimos hacia la izquierda encontraremos, además de la Sirenita de Copenhague y un barco vikingo que se está hundiendo, la Mujer Gigante, una instalación que permite adentrarse en un cuerpo humano para conocer su funcionamiento. Muy cerca está la parte preferida de los niños, ya que se localiza aquí el área infantil y un pequeño parque de atracciones denominado "Diversión en la Granja", que sí que es de pago. Justo enfrente hay un circuito para poder montar en poni, algo que también les gusta mucho a los niños.


También por esta parte del parque se pueden observar la Torre Eiffel, el Manneken Pis, la Fontana di Trevi, el David de Miguel Ángel o el Atomium. También un espacio que se denomina la Plaza de Europa, y que con un plano a escala del continente y doce estrellas, como la bandera de la Unión Europea, rinde tributo a ese invento que es la UE, que nos ha proporcionado alegrías, alguna decepción, pero ante todo ha logrado afrontar un período de paz bastante duradero, que falta nos hacía.

¿Y el resto? Os preguntaréis. Bueno, en cuestión de veinte o treinta minutos el cielo se cubrió y cayó un auténtico tormentón, que hizo que tuviéramos que correr para refugiarnos o nos hubiéramos calado de los pies a la cabeza. La verdad es que fue una auténtica lástima porque lo estábamos pasando bastante bien y ese ratito de lluvia nos estropeó el resto de la tarde, ya que anochecía y debíamos volver a nuestro alojamiento.


A pesar de todo os recomendamos ir al Parque Europa, es una magnífica alternativa para pasar un buen rato, y la cantidad de actividades complementarias que presenta hace que tengamos muchas opciones para ir con toda la familia. Nosotros volveremos, seguro, pero con paraguas, chubasquero y botas de agua, por si acaso.

lunes, 18 de marzo de 2019

MÁLAGA, UN PASEO POR UNA CIUDAD ACOGEDORA


Uno de los descubrimientos más felices que hemos realizado ha sido la ciudad de Málaga. No será porque no estábamos avisados, todas las personas que han estado en la capital malagueña han quedado encantados. Incluso familiares nuestros nos advirtieron de las maravillas de esta ciudad. Con tanto halago solo nos quedó comprobarlo por nosotros mismos.



Málaga es una ciudad maravillosa. Así, sin ambages. Os vamos a dar unos consejos para conocerla en un solo día, algo que es del todo insuficiente, pero menos es nada.


El punto de partida de nuestro paseo con el que conoceremos la ciudad malagueña es La Farola. Sí, en mayúsculas porque no estamos hablando de un poste que sostiene una bombilla, dicho así de manera rápida, si no del nombre popular con que se conoce al faro situado en el puerto de Málaga, a escasos metros de la famosa playa de La Malagueta. Construido en 1816, durante el reinado de Fernando VII, es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.



Desde este punto el paseo lo dirigiremos hacia el conocido Muelle UnoEs un centro comercial abierto con tiendas y establecimientos de restauración que hacen que Málaga mire cara a cara al mar Mediterráneo. Esto es algo que echamos de menos en otras ciudades como Valencia, y que en Alicante se intentó pero que se ha conseguido en parte. Si queréis que pongamos un pero, la mayoría de los establecimientos son franquiciados, y el centro se parece mucho a otros centros comerciales, algo que desmerece un poco a una ciudad como ésta, con suficientes encantos propios.



Hay que hacer una parada obligatoria. Málaga ha logrado situarse en el mapa gracias a una decidida apuesta por el turismo cultural, concretamente por el turismo de museos. Ha abierto algunas subsedes  de otros centros, una tendencia que va a más en todo el mundo, como ésta frente a a la que nos encontramos: la subsede del parisino Centro PompidouReconoceremos perfectamente la entrada de este museo, un  enorme cubo de colores, que a imitación de un inmenso cubo de Rubik,  nos anima a jugar con él. La colección presenta obras de algunos de los artistas más importantes del pasado siglo. Al ubicuo Picasso, le acompaña Miró, Giacometti, Bacon Magritte o Frida Khalo, por citar algunos.


Desde aquí podemos tomar dos caminos que transcurren paralelos. Si decidimos ir junto al mar recorreremos el Palmeral de las Sorpresas dónde nos cubrirá su pérgola, una interesante estructura en zigzag en la que nos resguardaremos, aunque solo sea de manera parcial, del sol. Bajo esta pérgola más o menos a mitad, se encuentra el Aula del Mar, un espacio museístico centrado en la acercarnos la flora y fauna del Mediterráneo malagueño. 


Si decidimos adentrarnos un poquito más en la ciudad vamos a dar al Parque de Málaga, bordeado por el Paseo de los Curas. En este parque encontraremos más de 300 especies botánicas enfrente de edificios tan emblemáticos como el Ayuntamiento o el Banco de España. El serpenteante trazado interior nos irá descubriendo esculturas dedicadas a malagueños notables (no, Antonio Banderas no tiene escultura todavía). Al fondo encontraremos la vista del Castillo de Gibralfaro y de algunas estancias de la Alcazaba malagueña que prácticamente se derraman hasta el mar. Escojamos un camino o el otro vamos a dar a parar a los pies de la noria "Mirador Princess", un magnífico lugar desde el que descubrir la ciudad con otra perspectiva.



Lo más seguro es que en ese instante tengamos enfrente la escultura de Don Manuel Domingo Larios y Larios, más conocido por ser el II Marqués de Larios, uno de los impulsores de la calle más conocida de Málaga, y que lleva el apellido familiar: la calle Larios. Junto al monumento a Larios (sí, su sobrino y III Marqués de Larios fue el fundador de la destilería) transcurre esta calle que es casi sinónimo de la ciudad. Su peatonalización ha ayudado a que se pueda pasear tranquilamente por ella y disfrutar de sus tiendas y bares. A través de la calle Larios, poco a poco nos iremos adentrando en el centro histórico de la ciudad.

¿Qué más podemos ver en Málaga? Siguiendo hacia el casco antiguo podremos descubrir, en primer lugar la Catedral de la Encarnación. De estilo renacentista, tiene añadidos elementos barrocos. Popularmente se le conoce como la "manquita", ya que de las dos torres proyectadas solo se realizó una. Muy cerca encontramos los restos del teatro romano de la antigua Malaca, lo que demuestra la importancia que tuvo la ciudad en el siglo I. Justo a espaldas del teatro romano se encuentra la Alcazaba, el antiguo recinto palaciego de época musulmana, que estaba conectado con el castillo de Gibralfaro, del que ya os hablamos



Entre la Catedral y Teatro Romano se encuentra el museo más visitado de Andalucía, el Museo Picasso. Este centro reúne casi 300 obras del artista malagueño, recorriendo todos los estilos que ejecutó. Este museo fue el detonante del turismo museístico que hemos comentado anteriormente y que ha conseguido atraer a Málaga otros museos como el Museo Carmen Thyssen (que muestra la colección privada de Carmen Cervera), la subsede del Museo Estatal Ruso de San Petesburgo, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Centro Pompidou Maálga que antes hemos mencionado. 

No nos olvidamos de algo imprescindible en Málaga: el buen comer y el buen beber. Que los tradicionales espetos no os nublen y os dejen disfrutar de una gastronomía mediterránea y potente. Acompañada de fantásticos vinos, y agradables cervezas. Málaga, es una ciudad acogedora, abierta y que quiere que se disfrute de ella. En pocas ciudades ocurre este fenómeno, y es digno de reconocer.