jueves, 15 de marzo de 2018

¿CONOCÉIS EL PEÑÓN DE IFACH? UN PEQUEÑO GRAN PARQUE NATURAL

Uno de los paisajes más característicos de la Costa Blanca es, innegablemente, el Peñón de Ifach, que se encuentra en la localidad de Calpe. Esta roca calcárea de 332 metros de altura se yergue imponente adentrándose en el mar y a pesar de ser uno de los parques naturales más pequeños de Europa (tiene una extensión de apenas 45 hectáreas), dada su cercanía a importantes puntos turísticos, es uno de los más visitados de España con más de 100.000 visitantes anuales.
Llegar al peñón es muy sencillo únicamente hay que alzar la vista en Calpe y enseguida lo encontraremos. Si queréis algo más concreto dirigios hacia el puerto y junto a él hallaremos enseguida las calles que nos llevan hasta el pie del Peñón.
En coche podemos llegar hasta la base donde hay un solar que ejerce las funciones de aparcamiento, pero no se encuentra asfaltado y su capacidad es bastante reducida. Para ascender la senda del Peñón se necesita una mínima forma física, ya que aunque en general no presenta dificultad sí que hay alguna cuesta qué puede ser más complicada de ascender. Eso sí siempre hay que llevar calzado adecuado, es decir, zapatillas deportivas o botas de trekking. Parece obvio, pero durante nuestra última visita vimos algún visitante con zapatos de calle que tenía alguna dificultad durante el recorrido.
Lo primero que podremos ver, antes incluso de llegar al Centro de Visitantes, es el yacimiento que se excava en el antiguo poblado medieval de Ifac. No es posible visitarlo, pero gracias al desnivel se puede ver perfectamente. Veremos una torre, que pertenecía al recinto amurallado, y que actualmente es el mirador de Poniente, aunque por problemas de desprendimientos actualmente se encuentra cerrado. Muy cerca se encuentran los miradores de Levante, que ya desde esta altura nos permiten observar con claridad el entorno del Parque Natural y su imponente cara este, prácticamente vertical. Es un buen lugar para inmortalizar la visita.
Nos detendremos durante unos minutos en el centro de visitantes ya que aquí se encuentran los aseos, una fuente con agua potable y una zona de descanso que incluye un merendero con varias mesas con bancos donde poder tomar fuerzas antes del ascenso o recuperarlas una vez bajemos. Lo reconoceremos porque es el único edificio que hay en la subida, además imita la arquitectura tradicional de la zona con su característico porche con arquería. Hay que tener en cuenta que el horario del centro de visitantes, incluidos los aseos, es de 8:30 a 14:30 de lunes a viernes y de 9 a 14 horas los sábados y festivos.
El ascenso a la subida a la cima del Peñón de Ifach se divide en dos partes, la primera que empieza en los tornos junto al Centro de Visitantes (la subida es gratuita, solo controlan el número de personas) y llega hasta el túnel excavado a principios de siglo XX, y la segunda que iría desde el túnel hasta la misma cima. La primera parte aunque tiene un importante desnivel es bastante asequible. Se encuentra perfectamente señalizada y durante prácticamente todo el recorrido hay una balaustrada de madera. No os fiéis demasiado ya que en algunas partes no está bien fijada ya sea por movimientos del terreno o porque alguien ha ejercido demasiada fuerza contra ella, voluntaria o involuntariamente.
El tramo final de esta primera parte es el túnel que se excavó en 1911 y que se encuentra a 197 m sobre el nivel del mar. Debido al gran número de visitas que recibe el Parque Natural del Peñón de Ifach las piedras han ido desgastándose y son resbaladizas, si además hace poco tiempo que ha llovido, como fue nuestro caso, encontraremos que se filtra el agua desde la parte superior. Por la composición calcárea de las propias rocas se están empezando a formar unas pequeñas estalactitas. Por seguridad a ambos lados del túnel se han instalado unas cuerdas para que los visitantes puedan agarrarse a ellas y eviten caerse.
La vista desde aquí es impresionante, algo común a todo el ascenso. Hacia el noreste podréis ver la costa de la Marina Alta, con la punta de Moraira y el Montgó al fondo. Hacia el noroeste las antiguas salinas de Calpe, que conserva la laguna, la sierra Bernia al fondo... y el desastre natural de cientos de chalets. Hacia el sudoeste se observa Oltà y el morro de Toix, Benidorm, destacando Serra Gelada y la isla, y además, al fondo, el Puig Campana y Aitana.
La salida del túnel es el punto máximo al que podremos llegar con niños ya que está totalmente prohibido pasar de ahí si se tiene menos de 16 años. Entre 16 y 18 solo pueden acceder si van acompañados de un adulto responsable. El ascenso a la cima del Peñón de Ifach a partir de este punto se vuelve un poco peligroso, sobre todo en la parte más cercana a la cumbre, ya que la senda se estrecha mucho y debido a la propia altura una caída puede tener graves consecuencias. A pesar de eso la dificultad no es excesiva y cualquier persona con un mínimo de forma física llegará sin problemas al punto más alto. Uno de los lugares más chulos del Peñón de Ifach es el mirador de los carabineros que se encuentra en la parte sur, denominado así porque aquí había (aún quedan restos) un cuartel de este antiguo cuerpo policial.



Por último algunos apuntes sobre normas. Es un parque natural que contiene microrreservas de flora. Es decir, no arranquéis vegetación, caminad siempre por las sendas y caminos marcados, y no molestéis a los animales, aunque con las gaviotas, dueñas y señoras del peñón, debéis de guardaros vosotros, sobre todo en primavera, época de cría cuando están especialmente susceptibles. Y un picotazo de gaviota hace pupa.

jueves, 8 de marzo de 2018

FALLAS DE VALENCIA: INSTRUCCIONES DE USO

Valencia tiene a la vuelta de la esquina sus fiestas más conocidas. Un evento que atrae miles de personas a una celebración medio religiosa medio pagana que es antesala de la primavera. Del 15 al 19 de marzo Valencia entra en un espiral que en ocasiones confunde a los que desconocen esta ciudad.
Os queremos dar unos cuantos consejos para aprovechar mejor vuestra visita a las Fallas, tanto si habéis estado ya, como si es la primera vez que vais.
VOCABULARIO: Antes que nada vamos a aclarar conceptos. Con el nombre genérico de "falla" se conoce tanto a la "Comisión", es decir, la agrupación de personas que se asocian para celebrar estas fiestas, como el monumento, o sea, la composición formada por varias escenas con muñecos hechos de distintos materiales como carton-piedra, poliestileno, etc. (ninots) que la noche del 19 al 20 de marzo arde en llamas. Otra cosa, las falleras (integrantes femeninas de las comisiones) se visten de valencianas, no se visten de fallera, ni mucho menos se disfrazan.

VER FALLAS: El mérito artístico de los monumentos es indudable. Ir a visitarlos es una obligación. Existen diferentes categorías (secciones) en función del presupuesto del monumento. La categoría más alta es la Sección Especial, que en el monumento "grande" superan los 80.000€ de coste, y en Infantil los 17.000€. Son las más espectaculares y las que concitan un mayor número de visitas. Todos los monumentos están realizados con el mismo cariño y el mismo esfuerzo por parte de la Comisión, tenga el coste que tenga. Todos compiten en sus respectivas secciones, a excepción de los monumentos municipales, que son los que se plantan en la Plaza del Ayuntamiento y están fuera de concurso.
Os aconsejamos que os hagáis con una guía para seleccionar mejor aquello que queréis ver, o comprender mejor la crítica y sátira de los monumentos. La más prestigiosa es El Turista Fallero, que sigue la actualidad fallera durante todo el año y ofrece unos consejos muy acertados. Los principales diarios valencianos (Levante y Las Provincias) publican especiales los días previos a la Plantà (el momento en el que se montan, se plantan, los monumentos), y se pueden consultar online. También es aconsejable descargarse la app oficial de las Fallas.
La mejor hora para ver fallas es la madrugada, puesto que la mayoría de la gente está a otros menesteres. Como con los niños esas horas son prohibitivas, intentad madrugar y aprovechad las horas de la comida puesto que hay menor afluencia de gente. Cuanto más se acerque el día de San José (19 de marzo) mayor cantidad de público se concentra en las calles.
Algunas comisiones, fundamentalmente los de Sección Especial, cobran para ver el monumento de cerca. El precio no es muy alto, entre 1 y 2 euros.
Cada año hay mayor número de comisiones que planta fallas experimentales, dejan de lado aquellas propuestas tradicionales (ninots, escenas, sátira) para ofrecer obras de arte contemporáneo efímeras. La más conocida es Mossen Sorell-Corona, que incluso ha contado con artistas reconocidos para la creación de su monumento.
PÓLVORA: Es un elemento indispensable. No se conciben las fiestas falleras sin las despertaes, mascletaes, castillos de fuegos artificiales...y sin los niños porcu... que no paran de tirar petarditos (aunque algunos mayores, por su capacidad de fuego, son mucho peores y más peligrosos). Vayamos por partes:
- Mascletà (en pl. mascletaes): Plaza del Ayuntamiento. 14:00 h. Senyor pirotécnic, pot començar la mascletà. Del 1 al 19 de marzo, ambos inclusive, esta tradicional y esperada frase enciende la mecha de una sucesión de explosiones a distinto ritmo y altura, a los que se ha incorporado en los últimos años elementos de color. Disculpad si no soy capaz de definirlo con mayor precisión, es algo que se debe de vivir. Para los profanos es ruido. Para los valencianos una sinfonía de 5-6 minutos de duración. Si os va la marcha situaos en algún lugar con un edificio a vuestras espaldas para que rebote el sonido. Si preferís menos intensidad poneos junto a una calle abierta. La sabiduría popular marca que si os tapáis los oidos debéis tener la boca abierta.
- Castillo de fuegos artificiales: todas las noches del 15 al 18 de marzo a partir de medianoche desde el viejo cauce del río Turia, se dispara un castillo. La noche del 18 al 19 ese castillo se convierte en la Nit del Foc (noche del fuego), un espectacular castillo que congrega a miles de personas.
- Petardos everywhere: no los váis a esquivar, por más que lo intentéis es imposible. Aunque hay zonas acotadas (valladas y señalizadas) lo más común es que no se respete. Paciencia.

MÚSICA: El tercer elemento de la Santísima Trinidad fallera junto al fuego y la pólvora. La encontrarás en todas partes, ya sea en bandas de música por pasacalles que recorren toda la ciudad, en verbenas nocturnas, o en los conciertos (gratuitos pero para los que se requiere invitación).

MOVERSE POR VALENCIA: Sí o sí en transporte público y andando. El centro, donde se concentra la mayor parte de los monumentos, se cierra al tráfico y no se puede acceder con el coche particular. Si váis con niños pequeños que vayan en carro podéis tener algún problema de movilidad, sobre todo en mogollones. A mí una vez, con mi hijo mayor en silla de paseo, un señor me echó una pequeña bronca porque le molestaba el carro. Le invité a marcharse a su casa, con educación. Si optáis por el carro tened cuidado y paciencia en las aglomeraciones. Acordaos de la capota de plástico, ya que por las noches todavía refresca y estarán protegidos ante un petardo perdido.
Hay autobuses que recorren los principales monumentos, una buena opción para aprovechar el tiempo al máximo.

COMER: ¿Paella? Hay más días y mucho que ver. A menos que os sobre tiempo, algo complicado en fallas, os recomendamos que os alimentéis a base de bocadillos. El bocadillo en Valencia es una auténtica institución y la variedad es muy grande. Más allá del bocata de jamón con tomate, existen proezas culinarias como el chivito o el Almussafes.
Para desayunar o para coger fuerzas nada mejor que unos buñuelos recién hechos con chocolate. Tanta tradición existe en Valencia con este dulce que las distinciones que entrega la Junta Central Fallera son buñuelos. Encontraréis puestos en prácticamente cada calle, pero nosotros somos muy fans de los que hacen en la Horchatería Fabián, en la Calle Ciscar 4. A pesar de las colas, vale mucho la pena.

CALLES ILUMINADAS: Desde que se pone el sol arcos de luces iluminan los barrios. Millones de bombillas que incluso realizan espectáculos audiovisuales. Las más espectaculares se encuentran principalmente en el barrio de Ruzafa, L'Eixample y en Convento Jerusalén, junto a la estación del Norte. A mí hay algunas que me parecen excesivas.
OFRENDA: El acto más querido por el colectivo fallero. A mi personalmente me parece muy pesado ver desfilar a una comisión tras otras mientras le llevan flores a la patrona, la Virgen de los Desamparados (la Geperudeta, como se le conoce cariñosamente). Solemos esperar a la noche del 18, o durante el día 19, para dar una vuelta por la plaza de la Virgen y ver el resultado final, con el manto completamente cubierto de flores y esa inundación vegetal que hace que desaparezca cualquier elemento de la plaza.

CREMÀ: La noche del 19 al 20 de marzo Valencia se convierte en una inmensa pira. Las fiestas josefinas llegan a su fin y los monumentos son pasto de las llamas. Primero las infantiles. A partir de las 22:00 empiezan a quemar las primeras (en valenciano quemar e cremar, de ahi lo de crema), a las 22:30 la ganadora del primer premio de Sección Especial y a las 23:00 la falla municipal. A partir de la medianoche empiezan los monumentos grandes a arder, media hora más tarde la ganadora de Sección Especial, y en torno a la 1:00 la falla municipal. Un castillo de fuegos artificiales antecede al fuego. A partir de ahí lágrimas, pena, cenizas y... el inicio de las fallas del próximo año.
Una de las cremàs más espectacular es la de la Falla del Pilar, ya que se planta en una minúscula plaza, y es un milagro obrado por los Bomberos que las llamas no se extiendan a las viviendas que se encuentran a muy pocos metros del monumento.
¡¡¡ATENCIÓN!!! El fuego quema. Aunque parezca de Perogrullo, hay gente que empuja por situarse en primera fila durante la cremà, y corre con las primeras llamas debido al intenso calor.
Y hasta aquí estas breves instrucciones sobre las Fallas. Son unas de nuestras fiestas favoritas. Os invitamos a vivirlas y disfrutarlas. Es cierto que ocasionan muchísimas molestias a muchos vecinos que huyen de Valencia, ya que se cometen algunos excesos casi imperdonables, tanto por parte de las comisiones como de los visitantes. Es cierto que la urbanidad y el civismo nunca sobran.
Si tenéis dudas dejarnos un comentario o directamente contactar a través de nuestros perfiles en Facebook, Twitter e Instagram. Nosotros encantados de ayudaros a disfrutar... I que visquen les falles!

jueves, 1 de marzo de 2018

UNA JOYA POR DESCUBRIR: SANT MATEU

En ocasiones un destino queda eclipsado por otro cercano que le supera en fama, pero que si estuviera situado a unos cuantos kilómetros sería un centro de atracción. Este es el caso de Sant Mateu, un lugar de paso en dirección a Morella, pero que tiene suficientes atractivos como para dedicarle una visita.



A medio camino entre Morella y la costa norte de la provincia de Castellón (Benicarló, Peñíscola, Vinarós) Sant Mateu conserva el sabor de sus moradores medievales. Una población donde convivían las tres principales religiones. Enclavada en el corazón de la comarca del Maestrat, junto a la cordillera del Maestrazgo que le da nombre, sus condiciones naturales realzan la belleza de su casco urbano.


La Plaza Mayor es el eje desde el que pivota la actividad en Sant Mateu. En el centro la fuente del Ángel domina el espacio, y en los laterales los soportales, sustentados por pilares de piedra, guardan tiendas y bares donde degustar un refrigerio y disfrutar de la gastronomía local, donde destacan los platos de carne y los guisos tradicionales. También destaca el aceite de oliva ya que los cercanos olivos milenarios le confieren una excelente calidad.



La iglesia arciprestal de San Mateo Apostol es ejemplo de las denominadas "iglesias de reconquista", construidas tras la conquista de estas tierras por parte del rey Jaime I de Aragón para cristianizar a los habitantes. Se caracterizan por sus tejados de madera a dos aguas sobre arcos diafragma. A esta estructura original del s. XIII, se le añadieron elementos góticos del s. XIV, XV y XVIII.



Pagando una entrada casi simbólica (1,5€ por persona) podremos acceder al interior. Podemos visitar una pequeña colección museográfica donde destacan las cruces de procesión finamente labradas y un cáliz que perteneció al papa Luna, Benedicto XIII, que como sabéis residía en la cercana Peñíscola. Esta entrada también nos permite subir al campanario, desde donde se ven unas espectaculares vistas de los alrededores. Un consejo, como el toque es automático no os recomendamos poneros debajo de una campana ya que si de repente toca, tendréis que estar una semana a base de paracetamol. Quizás exageramos un poco, pero os aseguramos que la experiencia no le gustó demasiado a mi hija.




Detrás de la iglesia arciprestal hay un cementerio donde se pueden ver varias estelas con cruces templarias. Los caballeros templarios acompañaron a Jaume I en su conquista, y éste les permitió establecerse en todo el territorio ocupado y construir sus edificaciones. Junto a este cementerio quedan restos de la muralla y muy cerca se encuentra el antiguo lavadero.



Atravesando de nuevo la Plaza Mayor llegaremos al Palacio de la Cort Nova, que actualmente es el Ayuntamiento, y junto a éste el Palacio Borrull, ambos edificios civiles góticos que han llegado a nuestros días en un magnífico estado de conservación. Muy cerca encontramos el conocido como el Carreró dels jueus (callejón de los judíos) un fragmento de calle de la antigua judería que fue restaurado para recuperar su aspecto original.



Un paseo nos revelará más edificios construidos entre los siglos XV y XVI, como el convento de las monjas clarisas y el cercano Palacio del Marqués de Villores. Ambos edificios constatan la importancia histórica que ha tenido Sant Mateu.


La provincia de Castellón tiene muchos lugares para descubrir, tanto en la costa, con playas de ensueño, como en el interior con pueblos y paisajes inolvidables. Vale mucho la pena deambular por las calles de Sant Mateu y disfrutarlo, en un entorno muy tranquilo para los niños. Descubriremos un municipio que, como decíamos al inicio, si estuviera ubicado en otro lugar sería un punto de parada obligada, pero al estar cerca de Morella queda un tanto relegada pero, como hemos visto tiene mucho que ofrecer.


jueves, 22 de febrero de 2018

CHOCOLATE, CHOCOLATE, CHOCOLATE

¡Golosos del mundo, este es vuestro sitio! En la Costa Blanca, concretamente en la localidad de Villajoyosa (La Vila Joiosa) encontramos el Museo del Chocolate, situado en las instalaciones de Chocolates Valor. Este Museo recorre la historia de este dulce producto, desde el origen del cacao hasta su envasado. ATENCIÓN SPOILER: no vamos a encontrar una cascada de chocolate que forma un lago, ni ardillas que golpean cabezas huecas, ni ascensores mágicos, ni oompas-loompas cantando animosas canciones. Lo siento chicos. 


Un embriagador olor a chocolate nos recibe, un aroma que conforme avance la visita se irá haciendo más intenso. No lo creeréis, pero a un miembro de nuestra familia (que mantendremos en el anonimato) no le gusta el chocolate, y aún con esas le agradó el olor. La visita la podemos dividir en tres partes. En primer lugar un audiovisual que explica la historia de la marca, que comenzó su andadura en 1881, y cómo se elabora el chocolate a partir de los granos de cacao que se cultivan a lo largo del ecuador. 

En segundo lugar se visita una casa de una altura, construida a finales del XIX y que guarda una gran cantidad de elementos históricos con los que se fabricaba el chocolate en distintas épocas, desde finales del XIX hasta mitad del siglo XX. Desde molinos formados por una piedra plana y un rodillo de granito, pasando por máquinas manuales, máquinas accionadas por vapor, hasta maquinaria eléctrica. También se encuentran moldes históricos de bombones o huevos de Pascua y una curiosa y bonita colección de etiquetas de chocolate donde se puede observar la evolución de los materiales, del diseño y de la maquinaria de impresión.


La tercera parte de la visita transcurre dentro de la fábrica. Aquí veremos las líneas de producción, bastante mecanizadas para perfeccionar el punto del producto. En la línea de envasado sí que veremos bastante más personal. También atravesaremos laboratorios, aulas de catas, salas de control de calidad... para desembocar en un mini museo que expone un vestido realizado con envoltorios y varias esculturas realizadas en bloques macizos (y enormes) de chocolate.

Para finalizar la visita se accede a la tienda, donde la marca ofrece una degustación de chocolate, tanto su famoso chocolate a la taza como onzas de varios tipos de sus icónicas tabletas (puro, con leche, negro sin azúcar...).


La visita es gratuita. No se reserva a menos que la visita se haga en grupo. Hay un acceso limitado a 50 personas por turno y si se supera el aforo se tendrá que esperar a la siguiente visita, aunque gracias a unos tickets se guarda el turno. Los horarios son de lunes a viernes por la mañana a las 10:00 h., 12:00 h., 13:00 h. y por la tarde a las 17:00 h., 18:00 h. y 19:00 h. Los sábados solo se puede visitar en turno de mañana, mientras que domingos y festivos permanece cerrado. 


Llegar es muy fácil, ya que si vamos con nuestro vehículo privado está muy cerca de la salida de la AP7 y de la variante de la N332, y si optamos por el transporte público, el TRAM (tranvía Alicante-Benidorm) tiene su parada apenas a 300 m. Visita muy recomendada, en la que grandes y pequeños podemos disfrutar sin sentirnos culpables. O por lo menos no mucho.

jueves, 15 de febrero de 2018

RECOMENDACIONES PARA VISITAR EN GRANADA

Si nos pedís que os recomendemos una ciudad española para visitar, sin lugar a dudas os diríamos que Granada. Ya lo dijo el poeta Francisco de Icaza en sus famosos versos: "Dale limosna, mujer,/ que no hay en la vida nada/ como la pena de ser/ ciego en Granada." Y desde luego que el poeta tiene razón, Granada es una ciudad preciosa donde hay mucho que ver.


Indudablemente vamos a empezar recomendando una visita al conjunto de La Alhambra. Si todavía no lo conoces no sé a qué estás esperando, para mí es el mejor y más bonito conjunto monumental que existe. No es sólo un palacio (por eso se le llama conjunto), ya que consta de infraestructuras para la Corte, los palacios nazaríes, el Generalife, el Palacio de Carlos V y los jardines. Todo estaba rodeado de una muralla, por lo que era un ciudad (exactamente una ciudadela) dentro de la ciudad de Granada. 



Os aconsejamos que reservéis las entradas previamente a la visita, ya que se pueden conseguir directamente en taquilla pero al haber un cupo de visitantes por hora puede que no haya disponibilidad. Además es aconsejable llegar con antelación porque suele haber cola, incluso con reserva. Actualmente la entrada general cuesta 14 euros. No existe descuento para familias numerosas, aunque los menores de 11 años no pagan y para los menores entre 12 y 15 años cuesta 8 euros. También hay descuentos con el Carnet Joven, para mayores de 65 y discapacitados.



Si hay un lugar de Granada que ofrece unas vistas inmejorables de La Alhambra este es el Mirador de San Nicolás, enclavado en lo alto del barrio del Albaicín, justo enfrente de la colina en la que se asienta el conjunto palaciego. Al atardecer decenas de personas se reúnen para contemplar cómo se pone el sol, dándole una pátina rojiza a la piedra de La Alhambra (de ahí su nombre). Si no tenéis prisa podéis esperar al encendido de la iluminación nocturna, un auténtico espectáculo. Además suele haber gente tocando flamenco, algún cantaor aficionado, etc.



Para llegar al Albaicín lo mejor es ir paseando por la ribera del Darro y continuar por el Paseo de los Tristes para, al final de éste, iniciar el ascenso. Sí, es un buen tramo cuesta arriba. Si no os veis con fuerzas, o no veis al resto del grupo con ganas ( en especial los niños) podéis coger el autobús que tiene parada junto al mirador. 



Otra de las visitas recomendadas en Granada se encuentra en el centro histórico, destacando la Catedral y la Capilla Real, una edificación anexa donde se encuentran los sepulcros de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y de sus sucesores, Felipe (el hermoso) y Juana (la loca). Los sarcófagos están finamente esculpidos y merece la pena. También podemos aprovechar para pasear por las laberínticas calles de la Alcaicería, herencia directa del antiguo zoco. 



Granada es universalmente conocida por su tapeo. Dos calles se llevan la fama, la calle Elvira y la calle Navas. Ambas tienen muy buen ambiente sobre todo a la hora de cenar. Si bien en Elvira hay locales que destacan por la generosidad de las tapas, en Navas se encuentra el celebérrimo El Diamante, toda una institución, y encontraréis un ambiente más "serio". Si optáis por la calle Elvira no dejéis de visitar la puerta monumental del mismo nombre al inicio de esta vía. Otra opción es cenar en los restaurantes que se encuentran en los bajos de la plaza de toros, con propuestas muy interesantes.


Otras visitas menos habituales que también os recomendamos son:


- El Corral del Carbón, situado entre la Alcaicería y la Calle Navas. Es un antiguo almacén de carbón que data del s. XI. Su visita es rápida (unos 10 minutos) y gratuita. 



- La huerta de San Vicente. En el parque Federico García Lorca se encuentra la huerta de San Vicente, la casa de veraneo de la familia del poeta. Convertida en Casa-Museo, contiene objetos originales que pertenecieron a la familia. Actualmente se encuentra cerrada por obras de restauración. 



- La Cartuja de Granada, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca en España. Al no estar situado en el centro de la ciudad es un monumento menos conocido, pero no por ello menor.



Por último una recomendación, Granada es una ciudad muy musical. Tanto que ha creado la ruta Ciudad del Rock (GRX R&R), que combina salas de conciertos, bares, restaurantes, tiendas de discos o librerías especilizadas. Para una completa inmersión os propongo una banda sonora compuesta por artistas como Miguel Ríos, Enrique Morente (y sus hijas Estrella y Soleá); los indies Los Planetas, Lagartija Nick, Supersubmarina o Lori Meyers; y The Clash, ya que Joe Strummer, el líder de la banda británica, vivió una temporada en Granada y tiene una escultura en su honor en una placeta un poco escondida del barrio del Realejo. 




jueves, 8 de febrero de 2018

VIAJAR CON EL PALADAR: LA TARTIFLETTE

Viajar no es sólo conocer gente. Quien piense eso está completamente equivocado. Viajar es descubrir gente, otros modos de vida (más o menos parecidos a los nuestros), la cultura local y, dentro de esta categoría, su gastronomía. Porque comprar un imán de nevera o la figurita de turno puede estar muy bien, pero llevarte contigo un pedacito de un viaje y poder repetirlo, eso no tiene precio.


Todo este rollo para justificar que de vez en cuando vamos a publicar alguna receta que hayamos probado y que nos recuerde a algunos de nuestros viajes. La idea es que sean sencillas y que los niños puedan colaborar en su preparación. Y que sean sabrosas, claro. Para esta primera vez vamos a hablar de la tartiflette, un sencillo y contundente plato francés.


Nuestra última visita a París fue para visitar a la familia y ya que estábamos allí... pues cayeron unas vacaciones navideñas. Paseando por los Campos Elíseos en su tramo final (hacia la Place de la Concorde) en ambos lados de la avenida estaba montado uno de los muchos mercadillos de Navidad que hay en la capital gala, como es tradición en Francia y otros países de Centroeuropa (como Alemania). En estos mercadillos se mezclan puestos de artesanía con otros donde se venden alimentos e incluso atracciones de feria. En uno de los puestos de comida, ya que es muy típico comer por la calle o comprar la comida para llevársela a un lugar cercano, vi que vendían un plato con patatas, queso, bacon, nata... Con esos ingredientes, tenía que gustarme a la fuerza. Cuando volví a casa no recordaba el nombre de este plato, así que me armé de paciencia frente a Google hasta que encontré la receta: Tartiflette.


La tartiflette es una receta típica de la región de Saboya y Alta Saboya, al este de Francia, en la Región de Ródano-Alpes, limitando con Italia y Suiza. Chambéry esla ciudad más grande de la región, para situaros. Pero la tartiflette no es un plato que se pierda en las nieves de los tiempos, no, la receta fue creada en los años 80 por el Sindicato Interprofesional del Reblochon (que es el queso original que se utiliza) para aumentar las ventas. Minipunto para los productores, lo consiguieron, logrando además que este plato formara parte de la tradición de la región. La receta original tiene tres ingredientes principales: patatas, crema de leche y queso reblochon. De hecho el nombre del plato procede de un vocablo arpitano (la lengua que se habla en algunas regiones francesas, suizas e italianas junto a los Alpes), "tartifla", que significa patata.


¿Cómo se prepara? Ingredientes para cuatro personas: un kilo de patatas (tres patatas grandes aproximadamente), crema de leche, agua, sal, pimienta, ajo. Opcionalmente: bacon y cebolla. Se hierven en agua con sal las patatas con piel. Obviamente, hay que lavarlas bien para dejarlas limpias de tierra. Tras unos veinte minutos de cocción (quizá un poco más para que no queden duras, pero que tampoco se nos deshagan), las pelamos y las cortamos en trozos pequeños. Como estarán muy calientes tras la cocción lo mejor es dejarlas enfriar un poco. Si las sumergimos en agua fría la piel se retirará más fácilmente. A continuación colocamos los trozos de patata en un recipiente apto para horno y añadimos 100 ml. de crema de leche (medio vaso). Sazonamos con ajo, sal y pimienta al gusto (para esta receta suelo utilizar pimienta blanca). Sobre las patatas colocamos el queso reblochon abierto por la mitad, al que podremos retirar la corteza rascando con un cuchillo. Gratinamos en el horno durante unos 15 minutos a 180-190 ºC. ¡Y listo! 


A mi me gusta darle mi toque personal a las recetas y no quedarme únicamente en las preparaciones más ortodoxas. Siempre podemos añadir ingredientes que combinen bien con el plato. La mayoría de recetas que he visto incluyen (como antes he comentado) cebolla y bacon. Ambos ingredientes (una cebolla mediana y 300 gr. de bacon ahumado en tiras, lo que en francés se conoce como "lardons") los pocharemos en una sartén hasta que estén dorados y los mezclaremos con las patatas y la crema de leche en el recipiente de horno antes de poner el queso y gratinarlo.



¿Más variantes? Si queremos ser respetuosos con la cocina francesa, al pochar la cebolla y el bacon utilizaremos mantequilla, pero como el plato ya es contundente de por sí, yo uso aceite de oliva. Así también evito chutarme Danacol directamente en vena. Para aligerar el plato, en vez de crema de leche, utilizo leche evaporada (tipo "Ideal"), pero también se puede usar nata para cocinar, incluso preparados de grasas vegetales que sustituyen la nata (para veganos e intentonas de limpiar conciencias).


Por último, queda hablar un poco del ingrediente estrella, el queso. La receta original utiliza reblochon. Este queso es originario de Saboya y Alta Saboya y está protegido por una Denominación de Origen Controlada y se produce con leche de vaca de tres razas. Su nombre procede de la costumbre que tenían en la zona originaria de producción de este queso de ordeñar dos veces las vacas. La leche del primer ordeño iría para el dueño de los animales y el segundo para el agricultor. Al tener una cantidad menor de grasas pagarían menos tasas. Es un queso de pasta cremosa, como el camembert, pero con una corteza amarillo-anaranjada y un sabor más intenso y afrutado (lo definen como sabor a avellana). No es muy difícil de localizar, yo lo compro en el Carrefour más cercano, y se puede encontrar en dos formatos: piezas de 600 o 240 gramos. Como variante al reblochon os propongo utilizar camembert. En primer lugar porque es más económico (no llega a los 2 €, frente los 4 € del formato más pequeño y los 6€ de las piezas grandes). Con el camembert, al ser de pasta cremosa, conseguiremos una textura parecida, pero con un sabor menos pronunciado, por si no os gusta el queso muy fuerte. 

Sea con el reblochon (lo que os recomiendo) o con el camembert es un plato contundente, no olvidemos que procede de una zona junto a la alta montaña, los Alpes. Disfrútalo en familia y seguro que os sabrá aún mejor.



jueves, 1 de febrero de 2018

PLEISTOCENO JUNTO AL TURIA: EL MUSEO DE CIENCIAS NATURALES DE VALENCIA

En pleno corazón de los Jardines de Viveros, en el centro de Valencia, se encuentra el Museo de Ciencias Naturales de la capital del Turia. No es muy conocido, ya que queda un poco eclipsado al estar dentro de estos jardines monumentales, junto al Museo de Bellas Artes y muy próximo al viejo cauce del río Turia, pero es un espacio interesante y os invitamos a visitarlo.



La historia del Museo de Ciencias Naturales valenciano es la historia de los constantes traslados y la búsqueda de una casa definitiva que encontró en el año 1999 en el antiguo restaurante de Viveros. Anteriormente tuvo otras tres ubicaciones, siendo el Almudín (un edificio medieval destinado a almacenar trigo) su emplazamiento más duradero.

La iniciativa de crear un Museo de Ciencias Naturales en la capital valenciana nace a finales del s. XIX para ubicar la importante colección de fósiles que el ingeniero José Rodrigo Botet atesoró durante sus años de trabajo en Argentina. Una vez regresó a Valencia Botet donó su colección a su ciudad natal. Ésta ocupa la planta inferior del museo y consta de fósiles de mamíferos que vivieron en el Cuaternario en la actual Argentina. Destaca en el centro de la sala el esqueleto de un megaterio, un  mamífero gigante de la familia del perezoso (podían medir 6 metros y pesar 3 toneladas). Osos y armadillos gigantes, algo que a mi me sorprendió mucho, comparten sala. También se puede ver un esqueleto de un tigre "dientes de sable", que os sonará de la película Ice Age.



En la planta superior se puede visitar una réplica del laboratorio del premio Nobel D. Santiago Ramón y Cajal, que durante cinco años años dió clase en la cercana Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, junto a un microscopio óptico y otro electrónico, el primero que se instaló en Valencia, y que quiere dejar patente que los avances tecnológicos y científicos van de la mano en la evolución humana.

A continuación encontramos lo más destacado del museo, una amplia colección de fósiles, donde se incluye la colección Botet y una completa selección de restos localizados en yacimientos de la Comunidad Valenciana, una zona paleontológica muy rica. Precisamente fueron los fósiles de dinosaurios lo que nos atrajo a visitar el museo, el esqueleto de un Allosaurus y los restos del Losillasaurus (un gran dinosaurio de la familia de los brontosaurios) no defraudan.



La visita prosigue por la colección conquiliológica que el Dr. Eduardo Roselló Bru donó en 1926 a la ciudad de Valencia, compuesta por conchas de moluscos de todo el mundo. Sin duda las más espectaculares son las más grandes, pero también hay especies con irisados muy bonitos. Además de la muestra de las conchas podemos observar una reproducción del estudio del Dr. Roselló.

Por último una última muestra dedicada a los ecosistemas valencianos, con especial atención al Parque Natural de la Albufera y a las especies que viven en la ciudad de Valencia, similar a otras que viven en distintas ciudades españolas y europeas, a cuya presencia nos hemos acostumbrado y que en nuestro día a día no reparamos de su importancia.



También existe una sala donde se realizan exposiciones temporales y que estaba ocupada cuando visitamos el museo por una muestra de fotografía científica (con imágenes muy chulas) y una exposición acerca de la producción del café. Ni que decir tiene que casi lloro al ver plantas de café, elemento que en casa cada mañana veneramos.

El Museo de Ciencias Naturales de Valencia es muy didáctico. Los niños se sorprenden de muchas cosas que descubren aquí. Abre todos los días, incluso los festivos, de 10:00 h. a 19:00 h., a excepción de los lunes que permanece cerrado. La entrada general cuesta 2 euros. Existe una entrada reducida a 1 euro, y los sábados, domingos y festivos a partir de las 15:00 h. la entrada es gratuita.



Tanto por su entorno, como por los contenidos del museo, la visita es muy recomendable. Y si vuestros niños son fans de los dinosaurios como nosotros, saldrán encantados.