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viernes, 18 de junio de 2021

ESPAÑASAURUS: UN PASEO POR LA ERA MESOZOICA

Si, al igual que nosotros, sois fans de los dinosaurios, en España tenéis un montón de lugares para disfrutar de estos animales que tanto nos cautivan y que desde hace décadas nos están incendiando la imaginación.

Dinosaurios en España

Todo empezó, o al menos eso creemos, en el momento que se estrenó Jurassic Park allá por 1993. Bueno, en realidad fue cuando comenzó la promoción de esta película, porque duró meses y fue machacona para convertir esta película en el blockbuster que finalmente fue. En aquel momento pudimos ver por primera vez unos dinosaurios que volvían a la vida con un realismo jamás alcanzado hasta la época. Sí, décadas antes ya se habían rodado películas con dinosaurios, pero sus efectos especiales dejaban bastante que desear. 

Durante la era mesozoica, es decir, hace entre 256 y 65 millones de años, los dinosaurios poblaron la Tierra, fundamentalmente en el último período de esta era: el Cretáceo. Ocurre que Jurásico, el periodo anterior, suena mucho mejor, o al menos ahora ya nos hemos acostumbrado y no veríamos un Cretaceous Park con los mismos ojos. Las tierras que actualmente ocupa España estaban en gran parte bajo el mar, y poco a poco fueron emergiendo. Además las placas tectónicas continuaron con sus movimientos. Tanto es así que, por ejemplo, parte del continente americano estaba unido a la actual Galicia. Esto explica porqué en algunas zonas de España hay una mayor acumulación de fósiles de dinosaurio, y porqué se han encontrado fósiles de una misma especie en puntos que actualmente están separados por un océano. 

Pero vamos a entrar de lleno en lo que de verdad nos interesa, y es conocer lugares en España donde disfrutar de estos gigantes extintos. Vamos a agrupar los diferentes recursos, que pueden ser yacimientos, museos paleontológicos o parques temáticos, por comunidades autónomas. Abrochaos el cinturón que vamos a dar un salto atrás en el tiempo de 65 millones de años. 


ARAGÓN


Los aragoneses fueros los pioneros en el uso de los dinosaurios como herramienta creadora de riqueza a través del turismo. Su buque insignia, y prácticamente el de toda la paleontología didáctica de España es Dinópolis. Este año ha cumplido 20 años desde su apertura, y se ha convertido en uno de los grandes polos de atracción de la región. Porque la historia de Dinópolis debería ser un ejemplo. No hace falta descubrir que la provincia de Teruel es una de las más afectadas en España por el fenómeno de la despoblación. Actualmente en la capital residen unos 36.000 habitantes y en el conjunto de la provincia unos 131.000, la mitad que hace un siglo. Esto hizo que se hiciera famoso en toda España aquel lema que decía "Teruel existe" y que reivindicaba mayores inversiones en esta provincia. Al final tuvieron que sacarse las castañas del fuego ellos mismos.

Supieron ver el enorme potencial que tenían en los yacimientos paleontológicos que se excavaban en la provincia y pusieron en marcha, a las afueras de la capital Dinópolis, un parque temático en torno a los dinosaurios en el que se encuentra el fantástico museo paleontológico de la provincia. Aquí exhiben los restos, entre otros, del Turiasaurus Riodevensis, el dinosaurio más grande encontrado en Europa.

Pero Dinópolis tenía clara su vocación de colaborar en el impulso económico de toda la provincia y por eso a partir de 2003 comenzaron a abrir subsedes en diversas poblaciones de Teruel, formando lo que se denomina Territorio Dinópolis. Cada una de estas subsedes está especializada en un tema o aspecto concreto, a partir de los hallazgos paleontológicos de la población donde se ubica. 

Dinosaurios en España

Nosotros os recomendamos encarecidamente la visita a Dinópolis y a sus subsedes, gracias a las que, además, descubriréis una de las provincias más bonitas y desconocidas de España.

Pero no solo podéis conocer los dinosaurios a través de Dinópolis. También son muy interesantes los yacimientos de icnitas. Esto son huellas fósiles de dinosaurios. Teruel se encontraba a orillas del mar de Tetis, el antepasado del Mediterráneo. Estas huellas se han conservado, fosilizadas, hasta nuestros días. Nada menos que 13 yacimientos de icnitas se pueden visitar por la provincia de Teruel. 


COMUNIDAD VALENCIANA

La Comunidad Valenciana es otra comunidad autónoma que puede presumir de tener una amplia oferta turística basada en los dinosaurios. Aunque es más intensa en el interior, abarca casi todo su territorio.

Morella es uno de los vértices de un triángulo que trazaríamos con Teruel, de la que acabamos de hablar, y Cuenca, de la que nos dedicaremos un poco más adelante. Este triángulo imaginario inscribiría la zona con mayor presencia de fósiles de España. 

En Morella, precisamente, encontramos un museo paleontológico (Temps de dinosaures; tiempo de dinosaurios) donde la estrella es el Morelladon Beltrani, un dinosaurio de la familia de los iguanadones localizado en un yacimiento de Morella.


Dinosaurios en España

Alpuente, una localidad del interior de Valencia que linda con la provincia de Teruel, es otro de esos lugares que se va abriendo hueco en el campo de la paleontología nacional.  En su término municipal se pueden visitar dos yacimientos de icnitas, que tienen impresas huellas de dinosaurios tanto herbívoros como cazadores carnívoros. Además en su casco urbano se encuentra un pequeño pero completo museo paleontológico que os recomendamos visitar. 

Los fósiles que se encontraban en los yacimientos de Alpuente antes de que abriera su museo arqueológicos se transportaban a la capital provincial, concretamente al Museo de Ciencias Naturales, que se encuentra en el interior de los conocidos jardines de ViverosEste museo muestra varios fósiles de dinosaurios que se han encontrado en diversas excavaciones en varios puntos de la provincia. Además también podemos ver en este museo una magnífica colección de fósiles de vertebrados (en su mayoría mamíferos) que se hallaron en Sudamérica y que integran la colección Rodrigo Botet.


Más al sur, concretamente en la ciudad de Elche, encontramos otro museo paleontológico que está muy bien: el MUPE. Gestionado por la Fundación Cidaris, el Museo Paleontológico de Elche tiene una colección muy interesante, muy completa y que seguro que os llamará la atención. Repasa de manera rigurosa y didáctica la historia de la vida en la Tierra, desde la aparición de los primeros seres vivos hasta nuestros días. La sala más chula es la que muestra varios fósiles de dinosaurio, entre ellos un cráneo de T-Rex, un velocirraptor y un triceratops. Ya os adelantamos que hacen las delicias de los niños. Muy interesantes también son las vitrinas dedicadas a los fósiles valencianos, con restos de varios dinosaurios que vivieron hace decenas de millones de años en nuestras tierras.  

Pero como todo no van a ser museos, os recomendamos la visita a visita a Dino Park Algar, un parque temático que tiene como hilo conductor a los dinosaurios. Se encuentra en la localidad alicantina de Callosa d’En Sarrià a pocos kilómetros de Benidorm, en el paraje donde también se encuentran las Fuentes del Algar. Este parque os asegura un 100% de éxito. Podréis ver réplicas a tamaño real de diferentes dinosaurios. Algunos son gigantescos, otros tienen movimiento y sonido… y hasta aquí podemos leer para no desvelaros algunas sorpresas. Cuenta con un cine en 3D y una piscina muy recomendable en verano. Sus zonas de picnic permiten que os llevéis vuestra comida. Una curiosidad, podréis ver un ejemplar de un árbol, una conífera parecida a un abeto, que vivió en la época de los dinosaurios y que se creía extinta. 


CASTILLA-LA MANCHA

Dinosaurios en España

Como os hemos comentado al hablar de Morella anteriormente, Cuenca sería uno de los vértices del triangulo de los dinosaurios de España. En la provincia de Cuenca se han excavado varios yacimientos paleontológicos de importancia. Algunos de ellos forman lo que se denomina Ruta de los Dinosaurios de Cuenca, que une tres localidades: Fuentes y Cañada del Hoyo, ambas en La Serranía de Cuenca, y la propia capital. 

En Fuentes y Cañada del Hoyo se abrieron dos centros expositivos donde conocer los yacimientos de Lo Hueco y Las Hoyas, respectivamente. En la capital se encuentra el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, el MUPA En este museo se recogen fósiles de los yacimientos conquenses, incluyendo evidentemente los dinosaurios hallados en Lo Hueco y Las Hoyas. En este último se localizó un carnívoro bautizado como Concavenator Corcovatus, que como elemento más destacado tiene una especie de joroba en su lomo. Si os fijáis cuando veáis Jurassic World 2: El reino caído, aparece un concavenator en la sala de los fósiles de la mansión Lockwood.

Dinosaurios en España

Uno de los grandes encantos de este museo, aparte de su colección, es su terraza, donde hay varias réplicas de dinosaurios sobre el fondo de la ciudad de Cuenca. Sin duda una experiencia única. 


ASTURIAS

El Principado de Asturias también se apuntó a la construcción de un museo que albergara la colección paleontológica extraída de los diferentes yacimientos de la zona. Así nació el Museo Jurásico de Asturias o MUJA que se encuentra en Colunga en la conocida como Costa de los Dinosaurios. Y hasta aquí os podemos contar porque... ¡no hemos estado!

Lo sabemos, no hace falta que nos lapidéis. El MUJA es una de nuestras grandes asignaturas pendientes y esperamos resolver pronto este borrón en nuestro dinoexpediente.


Por último indicar que hay otras zonas de España donde también se han hallado restos fósiles de dinosaurios como La Rioja, donde se han localizado bastantes yacimientos de icnitas. Y aunque la presencia de dinosaurios es casi testimonial, no podemos dejar de mencionar el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Dinosaurios en España

Y esto es todo, que ya veis que no es poco. Si en nuestra generación la trilogía de Jurassic Park fue decisiva para encender la dinomoda, la trilogía Jurassic World, que se cerrará el año que viene con el estreno de Jurassic World 3: Dominion, no ha hecho más que incrementar el interés en los dinosaurios. Mientras esperamos a verlos de nuevo en la gran pantalla, iremos a conocerlos “en persona”.  

martes, 8 de diciembre de 2020

ALPUENTE: TAN CERCA, TAN DESCONOCIDO

La actual situación de pandemia en la que las distintas autoridades han decretado diversos cierres perimetrales, ha hecho que tengamos que centrarnos en visitar, siempre que se pueda, lugares cercanos. El cierre perimetral de la Comunidad Valenciana nos llevó a buscar una escapada en los límites permitidos en nuestra comunidad autónoma. Así es como, grosso modo, fuimos a parar a Alpuente. 

Lo primero: Alpuente ha sido un descubrimiento mayúsculo. Nos ha fascinado, nos ha cautivado. Un lugar del que sabíamos muy poquito antes de reservar, apenas que había un museo paleontológico, pero que tiene un montón de actividades para toda la familia. Este municipio está en el interior de la provincia de Valencia, en la comarca de los Serranos, y su término municipal limita con Aragón, concretamente con la provincia de Teruel. Se notaba en el frío que hacía. 

Aunque la historia de Alpuente se remonta a los primeros asentamientos humanos en la Edad de Bronce, su momento de máximo esplendor viene de mano de la conquista musulmana. Alpuente llegó a dar nombre a uno de los reinos de taifas en los que se dividió el califato de Córdoba. Tras la reconquista cristiana por parte del rey aragonés Jaume I, Alpuente vive otro de sus momentos de máximo apogeo ya que cruzaba su casco un Camino Real por el que se comerciaba con trigo y lana y la lonja de Alpuente era muy importante en el comercio de estos productos.

Alpuente se encuentra en una depresión entre dos muelas, la del Castillo y la de San Cristóbal. El paisaje es absolutamente espectacular, con un cañón con unas paredes casi verticales por el que transcurre el río Reguero, un río de poco caudal y que es afluente del Tuéjar, que a su vez es afluente del Turia. Estas muelas están cubiertas por frondosos bosques de pinos que contrastan con los llanos donde hay extensos campos donde se cultivan cereales o viñas. De vez en cuando es posible ver alguno de los buitres que viven en este hábitat, un descubrimiento fabuloso por la enorme envergadura de esta ave.

En la parte superior de una de las dos muelas, la del Castillo, se localizan los restos del… (tachán) antiguo castillo de Alpuente. Esta fortificación se construyó alrededor del s. X, durante el Califato de Córdoba. Este castillo vigilaba el Camino Real, por lo que, como os hemos contado anteriormente, era muy importante para el comercio de productos esenciales. Una muralla rodeaba las estancias de este castillo y otra muralla guardaba la villa de Alpuente. La entrada principal del castillo era bastante inexpugnable, ya que estaba junto a un cortado y solo se podía acceder a través de un puente levadizo. 


El castillo fue reconstruido durante las primeras Guerras Carlistas, ya que Felipe V mandó derruirlo tras la Guerra de Sucesión en represalia por la falta de apoyo de Alpuente. Esta guerra, la Carlista, fue muy dura y el asedio a Alpuente y su castillo supuso la destrucción del 60% de la villa. Esto provocó que al finalizar esta guerra los propios alpontinos derruyeran los restos del castillo para evitar que otro ejército quisiera apostarse en este lugar en el futuro. Muerto el perro se acabó la rabia, pensarían.

La visita al castillo de Alpuente es gratuita y libre. Es cierto que quedan muy pocos restos. Lo más interesante son los antiguos aljibes, que se reconvirtieron en dormitorios por los carlistas y que pueden ser visitados. Hace poco también se ha restaurado y puesto en valor el área palatina y hay paneles explicativos. Pero si por algo merece la pena subir hasta el castillo es para disfrutar de las impresionantes vistas. Enseguida comprendimos porqué el castillo estaba donde estaba. Nosotros, además, tuvimos la suerte de ver un par de buitres volando. Para llegar arriba hay que subir por una escalera y cuesta muy empinada, por lo que preparaos para poner a prueba las piernas. Os recomendamos llevar calzado cómodo ya que hay partes un poco escarpadas y con tacones u otro calzado podría ser peligroso. 


A pesar del pasado islámico de Alpuente, la inmensa mayoría de los monumentos que se pueden visitar son posteriores a la reconquista cristiana. El más importante es la Torre de la Aljama que, a pesar de su origen islámico, se transformó profundamente en el s. XVI y posteriores. Hasta hace diez años alojaba la casa consistorial, incluido el antiguo Salón de Cortes, en el que los reyes de Aragón reunieron dos veces las Cortes. Generalmente lo hacían para pedir dinero. En sus bajos se encuentra temporalmente la Tourist Info. Aquí Jan os informará de todo lo que podéis hacer en Alpuente y sus alrededores.

Nosotros nos decidimos por realizar la denominada “Ruta de la Taifa”, a cargo del propio Jan. Esta visita guiada permite recorrer el centro de Alpuente e incluye visitar la Torre de la Aljama, el Museo Etnológico y el Museo Paleontológico. Tiene un coste de 5€ para adultos y 3€ para niños mayores de 4 años. Tiene una duración de unas 2h y cuarto y es muy interesante por la cantidad de secretos que esconde Alpuente. 

Entre el arranque del camino que lleva al Castillo y la Torre de la Aljama está la Iglesia de la Virgen de la Piedad, que no es la patrona de Alpuente. Es una iglesia de un gótico muy temprano. Si la rodeamos encontraremos un pequeño altar en el lugar donde se encontró la figura de la, ahora sí, patrona de Alpuente, la Virgen de la Consolación. La mayor parte del año se encuentra en la iglesia de la aldea de Corcolilla. Es una iglesia muy sencillita y su entorno está muy chulo. Si os fijáis en alguno de sus sillares descubriréis marcas de canteros, incluso metralla incrustada en tiempos de las Guerras Carlistas. 

El museo etnológico se encuentra junto a los restos de la muralla que rodeaba la villa de Alpuente. De esta infraestructura que medía unos 800 metros, quedan pocos restos, apenas unos lienzos de la muralla y las bases de algunas de las torres que servían para vigilar y defender la plaza. Esta muralla se ve mejor desde la CV-345, que en este punto a su paso por Alpuente se convierte en la calle San Blas. El museo etnológico, por su parte, se encuentra en un edificio construido en el s. XIV y aquí se situaba el horno comunal del pueblo. En este museo se explica la vida, sobre todo, durante el s. XX pero que podría también ser la forma de vida de los habitantes de Alpuente durante los últimos siglos. Es curioso ir con niños para ver su sorpresa ante aquellas labores agrícolas que los alpontinos intentaban poner en común para poder atender otras tareas y subsistir un poco mejor. No os perdáis la historia de los ataúdes comunales… y hasta aquí puedo leer, digo, contar.

Os acabamos de contar que los restos de la muralla se ven mejor desde la CV-345, pero otro punto fantástico es desde uno de los extremos del camino de los huertos medievales. Este paseo discurre entre los antiguos huertos que se situaban extramuros. Aunque no es un paseo muy largo (poco más de 500 metros), tendréis otra perspectiva del paisaje que rodea este municipio. Junto a los restos de la muralla se encuentra el antiguo lavadero, que era alimentado por las aguas que llevaba la Acequia Mayor. En realidad antes del lavadero pasaban por un abrevadero y un lavadero más pequeño destinado a los cacharros de la cocina y domésticos. El agua llegaba a Alpuente desde las fuentes Nueva y Marimacho (sic) gracias, en parte, al Acueducto de los Arcos, un acueducto medieval (sus arcos apuntados lo delatan) que está apenas a 2 kms del núcleo urbano de Alpuente y que estuvo en uso hasta los años 60, cuando se canalizó la conducción del agua.

Una de la actividades que más nos gustaron fue la visita al Museo Paleontológico de Alpuente. Es un museo pequeñito, ubicado en una antigua ermita del siglo XVI, hoy embutida entre otros edificios. Pero tiene una colección importante. Antes de que abriera sus puertas en 2006 los fósiles que se localizaban en esta zona se depositaban en el Museo de Ciencias Naturales de Valencia. Esto ha hecho que este museo sea motivo de orgullo para los alpontinos. En esta zona se han localizado numerosos restos de tres tipos de dinosaurios: por una parte una especie de dinosaurio bípedo carnivoro, tipo T-Rex, para entendernos, pero de tamaño medio; un tipo de estegosaurio; y de un enorme herbívoro similar a los braquiosaurios. Al inicio de la visita un bonito y didáctico audiovisual contextualiza algunos conceptos sobre la época en la que vivieron estos maravillosos animales.

Pero no solo se han localizado huesos fosilizados en los yacimientos de Alpuente, ya que también se pueden visitar dos yacimientos de icnitas. Esto es, huellas que los dinosaurios dejaron marcadas en el fango y que han llegado petrificadas hasta nuestros días. Hace 140 millones de años, al igual que otras zonas de Cuenca, Teruel o Morella, aquí estaba la costa del mar de Tetis, antepasado del Mediterráneo. Uno de los yacimientos, el de Cañada París, se encuentra en un camino asfaltado que desemboca en la aldea de Corcolilla, y el otro también en Corcolilla, pero junto a la CV-345, en el kilómetro 7. Cuando visitéis este último os pedimos especial prudencia, ya que el aparcamiento se encuentra al otro lado de la carretera y hay que cruzar. En ambos localizaron huellas de carnívoros y de herbívoros. El de Corcolilla es más grande y tiene incluso un tejado que lo protege en parte de las inclemencias del tiempo. Además han marcado las huellas para facilitar su visión. 

Corcolilla es una de las 15 aldeas que hay dentro del término municipal de Alpuente, uno de los más extensos de la Comunidad Valenciana. Algunas llegaron a tener más habitantes que la villa de Alpuente, ya que sus características orográficas no le permiten crecer. También hay unas cuantas aldeas que no tienen población estable y están deshabitadas gran parte del año. En Corcolilla encontraréis un horno moruno que sigue elaborando pan desde el s. XVI. Es posible comprar pan encargo. Recomendamos las boyas, un pan con aceite típico de la zona, y las tortas saladas, especialmente la de jamón que está exquisita. En cuanto al dulce, que también hacen, las madalenas están muy buenas. Un consejo, si os gusta la miel preguntad en el horno donde podéis comprar ya que por la zona hay una buena producción apícola.

Alpuente se encuentra en una reserva Starlite. Esto no es ninguna cochinada, al contrario, esto significa que su cielo tiene unas condiciones excepcionales para poder realizar observaciones astronómicas. Quizás nunca hayáis visto unos cielos tan azules como los de Alpuente. Nosotros quisimos hacer la observación, acompañados de Alejandro, un guía que nos ayuda en esta tarea, pero las nubes no nos lo permitieron. Esta actividad se realiza en el observatorio que se encuentra en Aras de los Olmos, una población a unos 20 kms que en el s. XVIII se independizó de Alpuente. Otro lugar en el mismo Alpuente para observar el cielo nocturno es el mirador de San Nicolás, que está en lo alto de la otra muela que encaja Alpuente. Las vistas desde aquí son también extraordinarias y os la recomendamos tanto de noche como de día, pero el momento clave es el atardecer. Se llega a través de un camino de tierra que está bastante bien incluso para circular en coche. Otros lugares de observación se encuentran junto a los yacimientos de icnitas, con unos paneles con mapas del cielo nocturno. 

Como podéis ver no os mentíamos cuando os decíamos que Alpuente tiene un montón de actividades para toda la familia. Y más que no hicimos por falta de tiempo como las rutas senderistas o unacata de vino en bodega. Un pueblo que no llega a los 900 habitantes pero que es muy acogedor. Nosotros nos alojamos en uno de los apartamentos rurales de Rustikalpuente, concretamente en uno de la Casa de la Cultura, en el mismo casco urbano de Alpuente, a un paso de todo.

No podemos tener queja alguna de la estancia. El apartamento está muy bien equipado para pasar unos días en familia (¡incluso tiene cafetera Nespresso!). Jesús es un encanto, os hará sentir mejor que en casa y os dará un montón de consejos que os serán útiles en vuestra visita. Si entráis en su página web podéis ver los distintos apartamentos que tienen para comprobar cual se adapta mejor a vuestras necesidades.

Nosotros hemos vuelto encantados de Alpuente. Ha sido uno de los grandes descubrimientos que hemos hecho recientemente. Nos ha enamorado todo de esta villa y sus alrededores. Y eso que nos ha faltado realizar alguna actividad o probar alguno de sus platos típicos, pero de esta manera nos obligaremos a volver, porque volveremos. Un lugar así, tan cercano, no merece ser tan desconocido.

viernes, 28 de febrero de 2020

DE VISITA AL INTERESANTE MUPA

Las últimas Navidades estuvimos pasando unos días en la provincia de Cuenca. Incluso con todo el trabajo previo de buscar sitios que ver y cosas que hacer, teníamos bastante claro que uno de los lugares que teníamos que visitar indudablemente era el flamante Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, el MUPA.


Inaugurado en varias fases entre 2015 y 2019, en las que se fueron abriendo distintos espacios expositivos. Este edificio ofrece a sus visitantes una interesante perspectiva de la historia de la vida en nuestro planeta a partir de los restos fósiles que se han encontrado en los distintos yacimientos localizados en distintos puntos de la comunidad autónoma, fundamentalmente los de Las Hoyas y Lo Hueco, ambos en la provincia de Cuenca.


Lo primero que encontramos al llegar al MUPA fue un gran jardín con figuras de algunos de los dinosaurios que se muestran en el interior del espacio expositivo del museo (los restos, se entiende). No es un montón de figuras colocadas al tuntún, ya que forman escenas y se han añadido partes acuáticas para acentuar el realismo. Además la vista panorámica del centro de la ciudad de Cuenca también merece un montón la pena. 


La gran estrella del museo es el concavenator corcovatus, el "cazador de Cuenca jorobado", un depredador carnívoro descubierto en Las Hoyas que podría alcanzar los 6 metros de largo, los 2 de alto y los 500 kilos de peso, y que tenía una protuberancia (la joroba) bastante llamativa en el lomo, cuya finalidad todavía se está estudiando aunque se cree que serviría para regular su temperatura o espantar rivales. Su figura está omnipresente y es bastante curiosa la interpretación artística que han hecho numerosos creadores, aportando al museo otra mirada, un poco más creativa, sobre los dinosaurios. Dos datos curiosos: lo denominan cariñosamente “Pepito”, y apareció en Jurassic World 2: El reino caído.


La exposición se inicia con los fósiles más antiguos y va avanzando cronológicamente hasta que llega al homo sapiens. Evidentemente, si alcanza hasta este período, no sólo se muestran fósiles de dinosaurio, si no que también se incluyen otros animales, como mamíferos, que ya se han extinguido. Hay una recreación de una escena de caza y una instalación muy curiosa y chula, donde a través de una pantalla puedes crear tu propia pintura rupestre, una sorprendente unión de pasado y futuro.


Otra de las estrellas del MUPA es el Lohuecotitán, un titanosaurio, es decir, un enorme dinosaurio herbívoro emparentado con los brontosaurios. Tanto en el exterior como en el interior del museo existen reproducciones de este magnífico animal. En el interior, junto a la reproducción del Lohuecotitán hay un curioso panel donde se explica la historia de “El valle de Gwangi” una peli rodada en Cuenca (aunque ambientada en México, en fin) en la que un simpático dinosaurio aparece de un mundo perdido, bastante parecido a la Ciudad Encantada, y que muere ardiendo en el interior de la Catedral conquense.


El MUPA abre de martes a domingo de 10:00 a 14:00, y de martes a sábado, además, de 16:00 a 19:00. En cualquiera de los turnos tendréis tiempo suficiente para visitar el museo. La entrada general cuesta 5€, pero hay numerosos descuentos y gratuidades. Los titulares del Carnet Joven y los grupos de más de 10 personas que reserven, pagarán 2,50€ por ticket. Las familias numerosas, pensionistas y mayores de 65 años, menores de 16 años acompañados, personas con una discapacidad superior al 33%, desempleados, docentes y guías (siempre con acreditación) no pagarán por la entrada, además de ser gratuita todos los miércoles, el Día Internacional de los Museos (18 de mayo) y el Día de Castilla-La Mancha (31 de mayo). 


Llegar no es excesivamente complicado, a pesar de que a nosotros el Google Maps nos hizo un recorrido panorámico por los alrededores del museo. La línea 5 de los autobuses urbanos de Cuenca llega a este museo desde el centro de la ciudad.


Por si todo esto no fuera poco, el MUPA organiza charlas divulgativas, visitas guiadas, y dinopaseos. Vamos, que es imposible aburrirse. Y si necesitamos un descanso y deleitarnos mientras reponemos fuerzas, en el mismo museo se encuentran las instalaciones de Natura Escuela de Hostelería y Turismo de Cuenca y el Natura Restaurante Bistró.


Habíamos leído alguna mala crítica, pero con total sinceridad, el museo a nosotros nos gustó mucho. Una de las grandes ventajas es que es nuevo, y eso generalmente es una baza a su favor, pero la limpieza y conservación del edificio, la calidad de las piezas y la magnífica didáctica también ayudaron a nuestra buena impresión. Además el personal es muy atento y eso da gusto, que no siempre ocurre. Así que si estáis por Cuenca no lo dudéis, visitad este museo. A nosotros ya nos quedan pocos museos paleontológicos por visitar en España...

sábado, 8 de diciembre de 2018

DE VUELTA A DINÓPOLIS TERUEL

Sí, no lo pudimos evitar, hemos vuelto a Dinópolis. Ya os contábamos en un artículo en este blog nuestra experiencia como primerizos en el parque de Teruel. Pagamos la novatada de ir un poco a lo loco, tras haber recogido el camping, cargado equipaje y de camino a casa. Esta vez quisimos ver todo y lo preparamos todo para disfrutar a tope del día. 


El primer objetivo se cumplió: vimos todo el parque. Para ello nos hicieron falta unas 8 horas. Quizá haya quien pueda hacerlo más rápido, pero teniendo en cuenta que esta vez el grupo éramos nueve personas, entre los 2 y más de sesenta años (si desvelo la edad igual me cae alguna) bastante bien lo hicimos, en mi humilde opinión.

Para empezar fuimos pronto, recién desayunados y duchados. Además no escogimos el día de vuelta, lo que suponía que no perdíamos tiempo y que no podíamos cansarnos en exceso para no comprometer la seguridad en el viaje. Como ya os comentamos en el anterior artículo el parking es gratis, y llegando tan pronto no hubo problema ninguno. Eso sí, las sombras son escasas, pegas de la gratuidad. 




En taquilla hicimos un poco de cola (¡lo sentimos!) ya que hubo que ajustar un poco los descuentos para todos los que éramos. Descuentos individuales, familia numerosa, niño, senior… Un poco de lío, pero el personal de cajas fue muy amable y procuró que pagáramos lo menos posible, lo que siempre es un aliciente para el visitante, que ve que no intentan hacer negocio por el negocio. 


Al entrar intentamos organizarnos un poco, porque te puede un poco el ansia viva y quieres verlo todo de golpe. Lo recomendable sería tomarte un rato para decidir qué ver primero y no ir a salto de mata. Pero no, estaba a punto de empezar el cine 3D. Los nueve corriendo para la sala. Menos mal que está junto a la entrada. 



Después de la peli, los cinco que ya eramos veteranos aprovechamos la primera parada en boxes para organizar un poco la visita. De esta forma decidimos que iríamos a ver primero Tierra Magna, el teatro, El Último Minuto y el simulador 4D. Después parar a comer, ver los espectáculos, y por la tarde ver el museo paleontológico y el T-Rex, que se nos quedó pendiente en nuestra anterior visita. Y con algún ligero cambio, cumplimos bastante bien el plan. 


En Tierra Magna, que visitamos lo primero para no perecer achicharrados bajo el sol del agosto de Teruel, encontramos alguna novedad, ya que hay nuevas escenas de dinosaurios y alguna “cría” con la que los peques se podían hacer una foto. Esto siempre está chulo porque nuestros hijos, empezando por el más pequeño, son muy fans de los dinosaurios y siempre pueden utilizar esas fotos para darle envidia a sus amigos. 




Respecto a la comida, decir que nos sorprendió gratamente. Los mayores comimos mayoritariamente los menús de bocata y los niños el menú infantil. Empecemos por los últimos: el menú consta de hamburguesa o nuggets, patatas fritas, agua, yogur y un regalo, y cuesta 8,25 €. La hamburguesa estaba sabrosa y era bastante más grande que cualquiera de un menú de las grandes cadenas de burgers. El regalo era una maqueta pequeña de un dinosaurio (¡obvio!) de cartón, que es bastante maja, aunque a estas alturas ya no sé ni donde están la mitad de las piedras. Conclusión: menú bastante aceptable. Los mayores optamos por bocadillos, triunfando especialmente el de Ternasco de Aragón con pimientos. Ya que estábamos allí no íbamos a coger un bacon-queso o uno vegetal… Este menú cuesta 8,95 €, y se acompaña de patatas y bebida (agua, refresco o cerveza), y por dos euros más podías coger una bebida grande y un helado de postre. El precio, aunque más caro que en establecimientos de la calle, no era especialmente exagerado. 


Como en nuestra anterior visita no vimos la atracción del T-Rex, y nos habían hablado bastante bien, nos apetecía mucho verla. La verdad es que el Tiranosaurio protagonista es bastante real y la historia que cuenta es divertida y el tiempo pasa volando. Nos habían dicho que había un susto inicial, pero nada de nada, y no será porque seamos especialmente valientes, os lo aseguro. 




Tras dos visitas ya hemos podido testar algunas cosas, y os dejamos algunos consejos que consideramos útiles y os ayudarán en vuestra visita: 


- Tomaos tiempo para que los niños se lo pasen bien. Al fin y al cabo vamos a Dinópolis por ellos, ¿verdad? Podemos tomar un café mientras ellos ven los espectáculos de Turol Jones y el Club de los Paleontólogos, debemos encontrar un rato para corran por la paleosenda... 

- Si vais con un grupo mediano siempre habrá flexibilidad por si alguien no quiere entrar a alguna atracción y que de esta manera no se quede solo. 

- En verano beberéis agua como si no hubiera un mañana. Es cara, pero sabréis encontrar grifos. 

- Las atracciones al aire libre en verano, mejor a primera hora o a última. 

- Sentaos cinco minutos al entrar para planificar, así os ahorraréis muchas idas y venidas. 

- No os perdáis el museo paleontológico, es una auténtica joya 



Al día siguiente completamos la visita en Mar Nummus, la sede de Dinópolis en Albarracín. Este es uno de los siete centros que junto al parque principal forman el denominado Territorio Dinópolis. Se centra en los descubrimientos de fósiles en los alrededores de la sierra de Albarracín, que hace 150 millones de años era el Mar de Thetys, que dio paso al actual Mediterráneo. 


Durante la visita se pueden ver fundamentalmente fósiles de animales marinos, como ammonites, cocodrilos y el liopleurodon, el mayor depredador que ha existido, tan grande que se “sale” de Mar Nummus, y que vivió por la zona. Es bastante más pequeño que Dinopolis, únicamente una gran sala, pero los niños se lo pasaron muy bien con la visita guiada, no perdieron detalle a las explicaciones. 



No nos cansamos de recomendar Dinópolis. Si tenéis hijos les encantará. En nuestra segunda visita los abuelos salieron contentos, y eso es para tener muy en cuenta. Tras dos años supongo que el próximo descansaremos, pero siempre nos quedará Territorio Dinópolis. Que le vamos a hacer, nos encantan los dinosaurios.

jueves, 18 de octubre de 2018

NUESTRA EXPERIENCIA EN TERUEL

No nos cansaremos de decirlo: Teruel es una de las provincias que menos se conoce de nuestro país, y es una de las que más vale la pena descubrir. Nosotros ya hemos estado tres veces con nuestros hijos, y otra sin ellos, y nos sigue encantando. Si tuviéramos que recomendar un lugar por el que empezar a visitar esta provincia, recomendaríamos la capital.


La ciudad de Teruel es muy cómoda para visitar con niños. Su centro histórico es pequeño pero "matón". Que gran parte sea peatonal (o semi-peatonal) ayuda mucho a caminar un poco más despreocupado. Mi abuela lo definiría como "amanosita", es decir, que todo se encuentra a mano, algo que también es destacable.


Si hay un lugar de Teruel verdaderamente emblemático esa es la plaza de Carlos Castel. A esta plaza le pasa un poco como a Manolito Gafotas, que si preguntas por Manolito García Moreno la mayoría se encogerá de hombros, pero si preguntas por la plaza del Torico... Es el epicentro de Teruel. El centro de esta plaza con forma ovalada es la fuente, inaugurada en 1858, y decorada con una columna sobre la que se alza una pequeña escultura de un toro, que le da nombre a la plaza. Cuando lo ves por primera vez decepciona el tamaño, pero a la vez hace que sea más simpático. Cuatro cabezas de toro ejercen de caños, de donde surte un agua que en pleno agosto está muy fresca. La columna la decoran estrellas, como el escudo de la ciudad, elementos que provienen de una leyenda medieval.


También la plaza del Torico es uno de los espacios más vivos de la ciudad. Bajo sus soportales se alternan cafeterías con comercios, en su mayoría de productos selectos, sobre todo embutidos y jamón. Es muy recomendable sentarse un poco en una terraza y contemplar los edificios que la envuelven, en especial la casa del Torico, con su característica fachada de color lila. Sale en casi todas las fotos de la plaza ya que está justo detrás de la fuente. Del edificio original sólo se conserva la fachada, una de las más características de la arquitectura modernista en Aragón.


De esta plaza sale un tren turístico que recorre todo el centro. Uno de los puntos más emocionantes en el recorrido (sí, un tren turístico puede guardar grandes emociones) es su paso a través de la torre del Salvador. Pasa a ras, tanto que si tienes la mala cabeza de sacar algún miembro, puedes acabar perdiéndolo (no lo deseamos). Esta es una de las tres torres mudéjares que se alzan en el centro de la ciudad y son otro de sus símbolos. Estas tres torres son, además de la del Salvador, la de San Pedro y San Martín. La duración del recorrido del tren es de unos 45 minutos. Los precios por trayecto son: Adultos 3,50 €, niños de 4 a 10 años y mayores de 65 años 2,50 €. Los menores de 4 años no pagan. El horario del tren turístico es de 11:00 a 14:00 y a partir de las 17:00.


El arte mudéjar se caracteriza por la aplicación de elementos de inspiración andalusí, el uso del ladrillo como principal elemento constructivo, además de la madera, y la decoración con cerámica vidriada. Se circunscribe casi exclusivamente a la Península Ibérica, con algún elemento en Sicilia y América. Las tres torres mudéjares de Teruel junto algunos elementos originales de la Catedral de Santa María fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1986.


La Catedral se encuentra muy cerca de la plaza del Torico. Se encuentra un poco oculta y puede que pase un poco desapercibida, ya que la fachada a los pies es muy simple, como de una parroquia menor. Esto cambia en la plaza de la Catedral, junto a la torre y a la portada neomudéjar, un movimiento que rescató elementos mudéjares a finales del s. XIX y principios del XX. Conviene entrar y echar un vistazo al techo, ya que es uno de los elementos merecedores de la declaración Patrimonio de la Humanidad. Os sorprenderá gratamente.


Uno de los lugares que más me gustan de Teruel es la escalinata. Fue construida a principios del s.XX para conectar el centro de la ciudad con la recién estrenada estación de ferrocarril. Evidentemente este nuevo espacio y este medio de transporte supuso una revolución en la ciudad. Su arquitectura neomudéjar la pretende emparentar con las torres. Está decorada con paneles cerámicos y relieves con la historia de los amantes de Teruel. Si no queréis (o no podéis) bajar o subir por sus peldaños, entre los años 2001 y 2003 se hizo una importante actuación en la zona e instalaron dos ascensores. Pero ojo, nosotros nos los hemos encontrado fuera de servicio muchas veces. Consejo para padres/madres: a los pies de la escalinata hay un parque con juegos infantiles (hay un módulo que todavía no comprendo para que sirve), donde vuestros hijos pueden desfogarse un ratito.


Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla eran dos chiquines que vivían en el Teruel del siglo XIII. Su historia, mitad leyenda mitad realidad, narra el amor de la pareja, obligada a separarse porque la familia de ella (hija único y con posibles) quería un pretendiente con dinero, no como él, que a pesar de venir de buena casa al ser segundón estaba tieso. Al regresar de un exilio económico de cinco años dispuesto a desposar a Isabel, ella se acababa de casar y él fallece al no recibir un último beso de su amada. Ella, afligida, le besa finalmente en el velatorio de Juan, muriendo de inmediato. No, no son Romeo y Julieta ni ocurrió en la Italia medieval. Son los Amantes de Teruel (tonta ella, tonto él). Esta historia-leyenda se representa cada tercer fin de semana de febrero, recreando las bodas de Isabel y la muerte de ambos, volviendo por unos días al s. XIII.

Pero también podéis visitar el mausoleo de Juan e Isabel, a los que se decidió enterrar juntos, debido al amor que se profesaban. El museo indaga acerca del contexto sociocultural del Teruel de la época, para pasar a explicar la historia de los amantes, el debate acerca de la veracidad de los hechos y su influencia en el arte. La parte central del museo es el sepulcro, que representa a los dos amantes yacentes, con sus manos muy cerca pero sin tocarse. La escultura es obra de Juan de Ávalos, el autor de las esculturas monumentales del Valle de los Caídos. También se habla de amor, incluso los visitantes pueden dejar mensajes en tarjetas en forma de corazón. El edificio fue rehabilitado en 2005. Abre de lunes a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00. La entrada general cuesta 4€, 3€ la reducida (menores de 15 años, estudiantes hasta 25 y jubilados) y los menores de 7 años entra gratis. También existe la posibilidad de entrada conjunta para visitar la iglesia de San Pedro (donde se veló a Juan y murió Isabel) y su claustro.



En lo que era el exterior del antiguo Teruel (de hecho se adentra en el barrio del Arrabal) se encuentra el acueducto de los Arcos, el más grande de los acueductos renacentistas construidos en España. Bajo del acueducto hay una zona donde suele haber aparcamiento, y no creo que sea posible así olvidar donde dejas el coche.


Uno de los recursos turísticos que ha relanzado a Teruel turísticamente es Dinópolis. No nos vamos a enrrollar mucho en esto porque ya le dedicamos un artículo hace un tiempo, y dentro de unas semanas le dedicaremos otro ampliándolo, con la experiencia de nuestra última visita. Solo decir que si tenéis niños es imprescindible. Si no los tenéis, la visita, sobre todo del museo paleontológico es muy interesante. Además muchos alojamientos ofertan descuentos (o invitaciones) por lo que no tenemos excusa.



La cercanía de Teruel al centro peninsular, a la Comunidad Valenciana y gran parte de Cataluña, hacen que sea un destino excelente para una escapada, para un fin de semana o un puente. Nosotros ya hemos convencido a varias familias (cuando volvamos ya exigiremos nuestra comisión jeje). Si la capital se os queda pequeña siempre podéis hacer excursiones al resto de la provincia. Pero de eso hablaremos otro día.

jueves, 30 de agosto de 2018

NUESTRA EXPERIENCIA EN EL MUSEO PALEONTOLÓGICO DE ELCHE

Si paseando por el centro de Elche veis unas huellas de dinosaurio en el suelo, no tengáis miedo y seguidlas, os llevarán al MUPE, el Museo Paleontológico de Elche. Este centro supuso la consolidación del trabajo de un grupo de aficionados a la paleontología que, tras años de esfuerzo, vio cumplido su sueño de abrir un museo en su ciudad.


Situado en la Plaza de San Juan, en el barrio del Raval, en pleno centro de Elche, y muy cerca del cauce del río Vinalopó, el MUPE es un museo que recoge piezas que narran la historia de los dinosaurios desde las primeras especies hasta su extinción, y los animales que poblaron la Tierra millones de años después.

El Museo Paleontológico de Elche tiene tres grandes espacios. En el atrio de entrada se encuentra una reproducción del estudio de Pedro Ibarra Ruiz, pionero de la investigación arqueológica y paleontológica en Elche entre finales del s.XIX y principios del XX. Al espacio expositivo se accede a través de una cúpula que nos resume la historia de nuestro planeta y la evolución de la vida sobre él. Aquí se ponen en contexto las piezas que vamos a ver.


Muy pronto llegamos a la sala estrella, donde se encuentran las piezas que más les gustan a los visitantes, especialmente a los niños, esto es los esqueletos de los dinosaurios. Pero antes se pasa por la sala donde se exponen los fósiles más antiguos, conchas de animales marinos, caracoles y caracolas, algunos muy curiosos.

La siguiente sala muestra los esqueletos de los grandes dinosaurios, los que dominaron el Terciario y conocemos de la saga Jurassic Park/World. Un cráneo de Tiranosaurio Rex preside la sala, donde también se muestran fósiles de un reptil marino similar a los mosasaurios, un triceratops y velociraptores (aunque el "experto" que tenemos en casa nos dice que en realidad son deinonychus, que en Jurassic Park se equivocaron). Hay diferentes elementos interactivos en la sala, que les encantan a los niños.


En las siguientes salas podremos seguir con nuestro viaje en el tiempo, con una muestra de fósiles de animales que ya se han extinguido y con restos de los antepasados de los seres humanos, principalmente cráneos. No sólo hay una muestra de piezas, también hay una vocación didáctica con paneles explicativos que explican cómo se forman los fósiles, los tipos de fósiles que podemos encontrar, etc.


En este punto podemos acceder a los otros dos grandes espacios, uno dedicado a la geología y los fósiles de la provincia de Alicante y zonas más o menos cercanas; y otro dedicado a los minerales, gemas, conchas de animales marinos, etc. En el primero, además de una amplia colección de fósiles que no solo se circunscriben a yacimientos alicantinos, ya que también hay fósiles murcianos y de Morella (Castellón). Es curioso ver una muestra localizada en Agost (una localidad cercana a la capital alicantina) de tierra con los restos que surgieron del impacto del meteorito que (teóricamente) acabó con los dinosaurios.


En el último espacio se exponen otros materiales geológicos como minerales, piedras preciosas, o una muestra de conchas curiosas. Vuelve a verse el carácter didáctico del museo, ya que relaciona los materiales con sus aplicaciones prácticas, es decir, material de hierro con un objeto de hierro, un diamante sin pulir con sus aplicaciones en joyería, etc.

El Museo Paleontológico de Elche abre sus puertas de martes a domingo, en horario de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00, excepto domingos y festivos, que solo abren de mañana. La entrada individual cuesta 2 euros, aunque tienen un descuento del 50% los miembros de familias numerosas, estudiantes, titulares del carnet joven y mayores de 65 años. Los menores de 6 años no pagan entrada, así como personas con discapacidad, jubilados, titulares de tarjeta dorada. Además hay entrada libre los domingos y en algunos festivos señalados como son el 18 de mayo, Día Internacional de los Museos, 15 de agosto, Fiesta de Elche, 9 de octubre, Día de la Comunitat Valenciana y 6 de diciembre, Día de la Constitución Española. 


Para acceder lo mejor es dar un pequeño paseo, ya que aparcar cerca es una misión casi imposible. Elche es una ciudad agradable para recorrer paseando, incluso podemos hacer una ruta junto a otros monumentos o museos, como el Museo Arqueológico (MAHE), o bien bordeando el cauce del río Vinalopó.


El Museo Paleontólogico de Elche es una buena opción para pasar un buen rato, ya que fruto de la pasión de los entusiastas de los que hablábamos al principio del artículo, podemos disfrutar de una colección bastante completa, diversa y con una intención didáctica que no resulta pesada. Y os lo decimos nosotros que de exposiciones de dinosaurios ya empezamos a ser expertos.