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domingo, 28 de febrero de 2021

ALTEA, UNA PERLA EN EL MEDITERRÁNEO

En la costa de Alicante, bañada por el mar Mediterráneo se encuentra la villa de Altea. Una población que ha sido desde hace décadas refugio de bohemios y hippies y que cada año recibe más visitantes dispuestos a dejarse llevar por esas callejuelas repletas de casas pintadas de blanco. 


Aunque a simple vista no lo parezca es una localidad muy turística. Pero es un turismo menos masivo que el de la vecina Benidorm, un turismo más tranquilo. De este modo puede disfrutarse durante todo el año, aunque es en verano cuando esta ciudad está en plena ebullición. 

Podemos dividir el casco urbano de Altea en dos partes: la franja litoral y la parte antigua, que se sitúa en una colina que corona la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, que es la patrona de Altea. La visita la vamos a empezar precisamente por aquí, por todo lo alto. 

El centro histórico


Si vais con vuestro vehículo seguid las indicaciones que desde la carretera N-332 (que atraviesa todo el casco urbano de Altea) indican "poble antic" (pueblo antiguo), Palau Altea o Universidad Miguel Hernández. En la parte más elevada de Altea hay suficiente aparcamiento. Si no siempre podéis acudir en autobús o con el TRAM, que os deja en pleno centro de la ciudad.

Probablemente el haber sido refugio de numerosos artistas que, bien veranearon en Altea, bien residieron temporadas en la ciudad, hizo que la Universidad Miguel Hernández estableciera aquí su facultad de Bellas Artes. Esta universidad que tiene su sede en Elche, cuenta con campus en otras localidades de la provincia de Alicante, como Sant Joan d'Alacant y Orihuela.

Lo más seguro es que desde el aparcamiento desemboquéis en la calle San Miguel, que lleva a la plaza de la Iglesia. Esta es la calle que sale en el 90% de las fotos que veréis de Altea. Nosotros no íbamos a ser menos, por supuesto. Su suelo empedrado, sus paredes encaladas, sus macetas con flores, sus tiendas. Es de esas calles encantadoras por las que nos gustaría pasear a cualquier hora. 


Nuestro destino lo guían las dos cúpulas de la Iglesia del Consuelo, que son el símbolo más reconocido de Altea. Tanto que es su marca. Cubiertas de cerámica vidriada de azul cobalto con decoración geométrica en blanco. La plaza está rodeada de bares y cafeterías donde sus terrazas son invitan a sentarnos y tomar algo. Pero antes vamos a acercarnos a dos de los miradores. En primer lugar a nuestra derecha, donde veremos parte de la bahía de Altea con el puerto y, al fondo, El Albir y la Sierra Helada

Si nos dirigimos justo enfrente de la puerta de la Iglesia y bajamos por las callejuelas hasta llegar a la calle Bonavista (buena vista, en castellano), nos encontraremos con el denominado Mirador Blanco. Desde aquí podremos observar una vista panorámica de la costa alteana, desde el Peñón de Ifach de la vecina Calpe, al noreste, hasta la Sierra Helada. El nombre lo toma de las paredes de las casas que nos rodean. 


El frente litoral de Altea es, precisamente, nuestra próxima parada. Para llegar aquí lo mejor es callejear por el centro de la ciudad. Hay varios puntos interesantes si vamos zigzagueando. La Plaza del Agua, la Plaza de la Cruz, o la avenida Rei Jaume I, una de las más importantes de Altea, ya que tiene muchos servicios y se ubica la Casa Consistorial.  

Las playas y calas de Altea


Altea cuenta con un total de 7 playas y calas. Predominan las piedras, lo que puede ser más o menos incómodo para sus usuarios. De sur a norte, la primera playa que encontramos es la de Cap Blanc (cabo blanco), que se extiende como continuación de la playa del Albir hasta el puerto de Altea. La erosión ha hecho que gran parte de la playa haya desaparecido, amenazando seriamente la carretera litoral que une Altea con El Albir. Queda un buen tramo disfrutable junto al Albir, y otro más pequeño junto al puerto. La playa más conocida de Altea es la de La Rada, que discurre por el tramo urbano, al norte del puerto de Altea. A contianuación hay un tramo sin playa, pero donde se puede disfrutar del paseo marítimo, con sus decenas de bares y restaurantes.

Tras el tramo donde no existe playa, encontramos la playa de l'Espigó(n), la más nueva, conseguida tras la regeneración de esta parte de la costa. El límite entre esta playa y la de Cap Negret (cabo negruzco) es la desembocadura del río Algar, un río corto pero bastante conocido por su nacimiento, las Fuentes del Algar, en la vecina Callosa d'En Sarrià. El color oscuro del afloramiento volcánico en Cap Negret, da nombre a esta playa. 

La desembocadura del río Algar es un sitio muy chulo para visitar con los niños. Principalmente por su interés natural, ya que hay especies de aves marinas que habitan aquí, y de vez en cuando se dejan ver especies que están migrando. Hay una ruta senderista circular que recorre el último tramo de este río. A lo largo del camino hay carteles con indicaciones acerca de la flora y fauna que podemos ver en este lugar. Es una ruta muy facilita, especialmente para los niños. 

Ya fuera del casco urbano de Altea encontramos, además de Cap Negret, la cala del Soio, la playa de l'Olla, denominada así porque enfrente tiene el islote de La Olla, un peñasco en el mar que parece que tiene forma de este utensilio de cocina. En esta playa se dispara el sábado más cercano a la festividad de San Lorenzo (10 de agosto) un espectacular castillo de fuegos artificiales, el Castell de L'Olla, que reúne a miles de espectadores cada año. Fiesta de Interés Turístico Autonómico, si queréis verlo deberéis reservar todo el día, porque no es fácil llegar a última hora.

Junto a la playa de l'Olla se encuentra Villa Gadea, una antigua villa de recreo construida en el s. XIX por Vicente Gadea, que fue rector de la Universidad de Valencia. En los últimos años ha tenido varios usos, desde sede de un Centro Internacional de la Música de la  UNESCO a capilla para la celebración de ceremonias de matrimonio. 

Las últimas playas que encontraremos son la de La Solsida y la del Mascarat. El Mascarat es una de las zonas más peculiares de Altea. Además de la cala es un cañón que separa los términos municipales de Altea y Calpe. Hay varios puentes que salvan esta zona, tanto para el ferrocarril como para la N-332, mientras que la autopista AP-7 lo atraviesa con un túnel. Hay algún puente en desuso que se utilizó para realizar puenting hace años. Por la base del cañón discurre una ruta senderista, no muy larga, que se ha puesto de moda en las últimas semanas (o eso nos parece a tenor de las fotos que vemos en Instagram). La ruta puede alargarse por el cercano Morro de Toix, pero no se recomienda para niños. Dice la leyenda que el curioso nombre de esta zona proviene de un bandolero, "El Mascarat" (el enmascarado) que atacaba en esta zona por su estrechez, ideal para emboscadas. Aquí también encontraremos un puerto deportivo, denominado Puerto Greenwich, ya que el Meridiano 0 pasa por este punto.

Un poco antes, siguiendo la carretera N-332 en dirección a Calpe, tras una de las numerosas curvas de este tramo, nos encontraremos con una de las sorpresas que esconde esta zona. Estamos hablando de la Iglesia Ortodoxa Arcángel San Miguel. Por su aspecto parece que la hayan trasladado desde la mismísima Rusia. Y más o menos es así. El promotor es un empresario ruso afincado en Altea, los materiales se importaron desde Rusia, y fue construida por obreros rusos. 


Solo nos quedaría por conocer una zona de Altea, la denominada Altea la Vella (Altea la Vieja). Es el núcleo de población primitivo de Altea. Separado unos kilómetros del casco urbano, se llega a través de una carretera que a ambos lados tiene huertos de nísperos y limoneros. Es un lugar muy tranquilo. Desde aquí se puede iniciar la ruta circular que recorre la sierra de Bèrnia, que vigila sin cesar a Altea. 

Por último, volviendo al casco histórico de Altea, vamos a citar uno de los restos de lo que pudo ser una importante infraestructura hidráulica. Es el acueducto dels Arcs (los Arcos, vaya, que original) situado en la partida del mismo nombre, a espaldas del Club de Tenis. Solo se conservan tres pilares de sillares irregulares y mortero. Algunos expertos creen que podría haber servido para llevar agua del río Algar a la Villa Romana del Albir, un importante centro económico en esta zona, y que ya vimos en otro post. 

Queda reseñar que en Altea se come muy bien, y sería un pecado no darse una vuelta por cualquiera de sus restaurantes. La especialidad de la zona son los arroces, especialmente los marineros, que cuentan con una magnífica materia prima. Ca Joan, cerca de la playa de L'Olla, el Cantó de Palasiet, o el restaurante del Club Náutico, son buenos ejemplos. Si buscáis una cocina más vanguardista, cerca de la iglesia del Consuelo está Oustau. Por otro lado, en la calle San Miguel se encuentra la pastelería De Sabors, donde trabajan con chocolate belga y mantequilla traída directamente de Francia. 

Como veis Altea merece una visita. Ya sea para pasar el día, o una temporada, ofrece un montón de recursos para toda la familia. Además cuenta con numerosas opciones muy cerca, tanto en el vecino Benidorm, como en El Albir, Calpe o Callosa d'En Sarrià. Durante todo el año es un destino perfecto para aquellos viajeros que busquen tranquilidad. ¿No os parece? Pues será mejor que no os lo perdáis.

jueves, 28 de enero de 2021

DISFRUTANDO DEL ÁREA RECREATIVA DE LA FONT DE PARTEGAT

A los pies de la Sierra de Aitana, en el municipio alicantino de Benifato se encuentra el área recreativa de la Font de Partegat. A poco más de 1.000 msnm, esta es una de las zonas más bonitas y sorprendentes de la provincia de Alicante. Sobre todo porque a unos 25 kilómetros tienes las playas de Benidorm, El Albir o Altea, y puedes pasar de un paisaje casi de alta montaña al mar en poco tiempo.

También es posible que encontréis otros nombres como “Partegàs”, “Partagat” o “Partegaz”. Pero si en la fuente que da nombre a este lugar pone “Partegat” pues así nos referiremos a ella. Esta fuente es la que nos dará la bienvenida. Sus tres caños vierten agua fresca que surge de Aitana. No está potabilizada, pero tampoco tiene una prohibición explícita de consumo. Yo no lo aconsejaría, pero vuestro criterio. A pesar de que en la placa pone 1935, esta placa tiene unos dos años. Lo que no implica que se canalizara en ese año. A continuación el agua discurre por un canal secundado por unas escaleras a ambos lados.   

Quizás os suene esta área recreativa. Si recordáis, hace poco publicamos un post sobre la ruta senderista a la cima de Aitana. Bien, la ruta comienza en este punto. Hay un aparcamiento bastante amplio y se puede descansar en sus mesas una vez se concluye la ruta.

Para llegar hay que dirigirse hacia Benifato por la carretera CV-70, bien desde Alcoi, bien desde Benidorm. Si llegáis desde Alcoi preparaos para las curvas, así que si algún miembro de la familia se marea no vayáis muy deprisa. En el km. 28 está el desvío hacia Benifato. Tras tomarlo, a unos 350 metros se abre un camino a mano derecha, antes de entrar en el casco urbano de Benifato. Empieza un ascenso de unos 4 kms. por un camino que tiene tramos perfectamente asfaltados y otros que no merecen ni el nombre de camino, totalmente bacheados. 


A nosotros nos gusta mucho esta área recreativa y, al menos una vez al año, solemos ir a hacer un picnic. Aunque el área recreativa pincha en el tema de que carece de juegos infantiles (columpios, para entendernos) tiene muchísimo espacio y los niños pueden jugar con bastante libertad. Además solo por el paisaje ya merece la pena llegar hasta aquí.


Podríamos dividir esta área recreativa en dos partes. En primer lugar una zona totalmente despejada, donde hay varias mesas de picnic y dos zonas para realizar fuego. Las mesas de picnic son de piedra y tienen una capacidad de hasta seis personas. Respecto a la zona de fuegos, recordamos que si está prohibido no os empeñéis. Podéis ocasionar un desastre medioambiental. Por eso nosotros solemos optar por bocatas y tuppers para comer.


La otra zona es una arboleda, no demasiado grande pero sí bastante espesa. Los árboles son de hoja caduca, así que si queremos verlo en todo su esplendor habrá que ir en primavera o verano. A nosotros nos recuerda a los bosques de los cuentos clásicos donde el lobo, o la bruja, acecha a los inocentes niños protagonistas. Cruza un arrollito que es el que desemboca en la fuente. Entre las dos zonas hay un edificio que hace poco han remodelado, que contiene los servicios (aunque no suelen estar abiertos) y lo que creemos que son almacenes. 


Lo más impresionante de la Font de Partegat es el paisaje que rodea este lugar. El área recreativa se encuentra en una especie de circo que se forma al estar rodeado de paredes casi verticales. Recuerda, en cierto modo, a otros paisajes de alta montaña y la verdad es que impresiona bastante.

Cada época es especial para visitar la Font de Partegat porque se pueden observar los cambios que cada estación del año aplica al paisaje. También en verano, ya que es una zona muy fresca y os podréis librar, en parte, del asfixiante calor que suele hacer en esta zona y, como ya hemos comentado, los árboles tienen todas las hojas de su follaje.

Uno de los grandes atractivos es visitar la Font del Partegat en invierno, cuando ha nevado. No es extraño que al menos una vez cada invierno llegue a nevar. Nosotros quisimos verlo con las abundantes nieves que trajo el ya famoso temporal Filomena. Sí, aquí también nevó, y bastante. Tanto que una semana después seguía habiendo una buena cantidad de nieve.  

Bueno, nieve y sobre todo mucho hielo. Nosotros fuimos advertidos por Fran Mercader, del blog Más allá de la ciudad, de que era difícil llegar en coche hasta la Font del Partegat por las placas de hielo. Así que en cuanto vimos una aparcamos inmediatamente, a una distancia prudente. Pero había tanto hielo incluso andando era muy difícil llegar. No nos la jugamos, lo único que podíamos conseguir es fracturarnos algún hueso y colapsar aún más los centros hospitalarios.

Así que nos conformamos con andar hasta donde pudimos, apenas 200 metros. Nos hicimos unas fotos en un ambiente totalmente exótico para nosotros y nos volvimos al coche con sumo cuidado. Mejor prevenir que curar.

Así que ya sabéis, tanto como “campo base” para iniciar la ruta senderista a la cima de Aitana, como para pasar un rato agradable al aire libre en compañía de la familia y/o amigos, la Font del Partegat es un lugar estupendo. ¡Disfrutadlo!

viernes, 8 de enero de 2021

DESCUBRIENDO EL YACIMIENTO DEL TOSSAL DE LA CALA DE BENIDORM

Mucha gente cree que Benidorm es un municipio que se creó ex novo a mitad del s. XX, que carece de historia. Es cierto que su boom turístico ha hecho que la inmensa mayoría de su casco urbano se haya construido a partir de 1955, pero no es menos cierto que la historia de Benidorm se adentra en lo más profundo del tiempo. Como muestra el yacimiento arqueológico del Tossal de la Cala.

El Tossal de la Cala se encuentra al sur del municipio, junto a un extremo de la playa de Poniente. Tossal en castellano sería una colina, una loma, aunque por su situación junto al mar también podría definirse como un peñón. No es demasiado alto, unos 100 metros de altura, pero sí suficiente para tener un importante valor estratégico. Respecto a la altura tened en cuenta que en Benidorm hay 21 construcciones (formadas por 26 torres en total) que superan los 100 metros de altura, incluido el cercano hotel Bali con 186 metros de altura.

La existencia de este yacimiento no es nueva, ni mucho menos. En los años 40 del s. XX ya hubo una primera excavación por parte de José Belda, más conocido como el Padre Belda, ya que además de arqueólogo era sacerdote. Posteriormente, en los años 60, fueron Miguel Tarradell y Alejandro Ramos los encargados de dirigir una nueva excavación.

Ya en este momento empiezan a surgir diferencias de criterio en la datación del yacimiento. El padre Belda lo situó alrededor del s. IV a.C., mientras que Tarradell y Ramos lo situaron entre el s. II y I a.C. Por ejemplo, Belda encontró un pebetero con una cabeza de mujer, conservado en el MARQ (Museo Arqueológico Provincial de Alicante), que identificó con la diosa Tanit y que utilizó para la datación. Esta diosa era venerada por varios pueblos mediterráneos, entre ellos los cartaginenses que la situaban en un lugar preferente en su culto. Pero hoy día se identifica a esta mujer con la diosa griega de la agricultura, Démeter.

También se había localizado cerámicas (como las que se conservan en el Museo de Prehistoria de València) y otros materiales metálicos, por lo que la cronología no acababa de concordar. En los años 80 se realizó una cata arqueológica de urgencia, ya que se iba a construir una urbanización. Por desgracia esta urbanización nos ha privado de conocer más acerca de este yacimiento, y solo se pudo excavar una parte, aunque la cata concluyó que bajo la urbanización no se hallaban materiales. Se dice, se comenta, se rumorea, que donde se encuentra la piscina de la urbanización se habría situado un santuario.

Sea como fuere, en el año 2003 un equipo de la Universidad de Alicante, encabezados por la arqueóloga Feliciana Sala, retomó las excavaciones en el Tossal de la Cala. Y de nuevo viene la polémica, ya que sitúan este yacimiento en el contexto de las guerras sertorianas en el año 76 a.C. Habitualmente se había identificado este yacimiento con los íberos o incluso con una colonia griega. Al menos los estudiosos estaban convencidos de que ambos pueblos habrían mantenido contactos comerciales.  

Esta nueva datación hace saltar por los aires los estudios anteriores y reubican al Tossal de la Cala en un nuevo contexto. Porque no solo se le otorga una nueva cronología, sino que además se le confiere una nueva función, la de castellum o fortín militar. Este castellum tendría una conexión directa con un embarcadero situado en la cala de Finestrat, que estaría situado unos 200 metros tierra adentro respecto a la costa actual.

Tras varios años de excavaciones el yacimiento del Tossal de la Cala se ha puesto en valor y es visitable. El horario de visitas es de 8:00 a 20:30 de lunes a viernes, y los sábados, domingos y festivos de 9:00 a 18:00. La visita es libre y gratuita. Si queremos realizar una visita guiada se puede realizar de lunes a viernes de 16:00 a 18:00 o los sábados de 10:00 a 13:00 previa reserva al correo electrónico patrimonihistoric@benidorm.org. Es cierto que entre finales de los 80 y principios de los 90 se habían instalado unos paneles junto al yacimiento pero con una información muy básica. Además el tiempo y el clima los había arruinado.

Respecto al acceso al yacimiento, se puede llegar en vehículo privado aunque en el tramo final hay que atravesar la urbanización Mont Benidorm, y últimamente los vecinos no están muy contentos. Solo se puede aparcar junto a la Ermita de la Virgen del Mar, apenas a unos metros de la entrada del yacimiento. No hay mucho aparcamiento, apenas para 3 o 4 coches. Cuidado porque el resto es espacio privado de la urbanización. También se puede llegar dando un paseo desde la Cala de Finestrat o desde la Playa de Poniente de Benidorm. No es excesivamente empinado aunque las aceras son muy estrechas.

El yacimiento es muy sencillo de interpretar gracias a los paneles informativos. Han situado unas figuras para facilitar la identificación de cada una de las partes del yacimiento. Además en la web de Visit Benidorm se puede descargar de manera gratuita una audioguía en castellano, valenciano e inglés.

El yacimiento engloba parte de la muralla que rodeaba el castellum, la calle que distribuía las construcciones del interior del recinto y las casas en las que se alojaban los soldados de la guarnición. A nuestros hijos les sorprendió que las casas fueran tan pequeñas. Claro, visto a través de los ojos de hoy en día son minipisitos, pero es que en aquella época las viviendas se reducían a una sola estancia, y más en un ámbito castrense.

En una de las casas se encontró una parrilla, que se pondría sobre el fuego para poder nivelar los cacharros para cocinar. Otras estancias servirían como almacenes de diversos alimentos como vino y salazones que se conservaban en ánforas. También pudo haber un taller de fundición de plomo.

Además del evidente interés que puede despertar este yacimiento, la visita también es muy especial por las vistas desde la cima del Tossal. Hasta la apertura del yacimiento su interés turístico era el de servir de mirador. La vista tanto de la bahía de Benidorm, como de la Cala de Finestrat, como del interior de la comarca, con Sierra Cortina y el Puig Campana al frente, es espectacular. Solo por esto ya merece la pena acercarse.

Así que ya sabéis. Benidorm tiene su historia. Empezó aquí y unos siglos más tarde se trasladaría al actual centro histórico de la ciudad, donde se levantó un castillo. Pero eso ya lo contaremos más adelante en otro post.

martes, 8 de septiembre de 2020

PICNIC EN EL ÁREA RECREATIVA DE VICTORIA ROJAS DE AIGÜES

Hace unas semanas organizamos una excursión por nuestra propia provincia. Ya sabéis, no hace falta que descubramos nada acerca de las opciones de este verano (y lo que te rondaré). Después de andar buscando durante un rato (fundamentalmente en otros blogs) nos decidimos por acudir al área recreativa más cercana al destino final de nuestra excursión: el área recreativa de Victoria Rojas, en Aigües de Busot.


Aigües de Busot (o simplemente Aigües) es una localidad cercana a Alicante, a poco más de 20 kilómetros de la capital. Esta localidad se empieza a adentrar en el interior de la provincia, que muy cerca del mar ya tiene un importante componente montañoso. De hecho desde Aigües parte una de las rutas senderistas que recorren el Cabeçó d’Or, uno de los lugares favoritos en la provincia para practicar este deporte. En el mismo área hay un panel con información de las rutas.

Lo primero que debemos tener en cuenta es no confundir Aigües con Busot, ya que, aunque son dos municipios cercanos (unos 11 kilómetros entre uno y otro), son independientes. Para llegar a Aigües tomaremos la carretera CV-775 desde El Campello. También la CV-773 conecta desde Busot y otras carreteras secundarias que parten de los municipios cercanos como Mutxamel (Muchamiel). Son carreteras de montaña, bastante reviradas y que los fines de semana (si hay buen tiempo) suelen ser utilizadas por aficionados al ciclismo, así que llevad la máxima precaución del mundo. Por otra parte la carretera es muy chula porque tiene unas vistas fenomenales del Mediterráneo.


Apenas 500 metros antes de llegar al núcleo urbano de Aigües encontraremos al lado izquierdo de la carretera, en dirección Busot, el área recreativa de Victoria Rojas. Esta es un área no muy grande. Tiene cuatro terrazas en las que están dispuestos los diversos servicios que ofrece: aparcamiento, una pérgola sobre una mesa y asientos, baños, mesas de picnic, barbacoas-paelleros, una fuente de agua y aparatos de gimnasia (para practicar calistenia, concretamente).


Para nosotros es un poco fastidio que no haya juegos infantiles (columpios, para entendernos), pero aquí hay bastante sitio para que los niños jueguen. Llegamos un poco tarde y las únicas mesas de picnic que estaban en la sombra estaban ocupadas. Por suerte llevábamos una manta de picnic plástica y pudimos ponernos a la sombra, ya que el sol caía a plomo. De ahí que recomendemos siempre acudir pronto a las áreas recreativas, sobre todo los fines de semana y festivos. Por suerte había muy poca gente y no tuvimos problemas de espacio. Además al poco tiempo de estar allí la familia que estaba en las mesas protegidas por la pérgola se fue y pudimos trasladarnos. Sin lugar a dudas es el mejor lugar de toda el área recreativa.


Las barbacoas-paelleros estaban cerrados y era absolutamente imposible utilizarlos. Nosotros llevábamos la comida ya preparada y no los necesitábamos. Traemos esto a colación porque es muy importante no hacer el cenutrio en la montaña y que una grave imprudencia pueda provocar un incendio forestal.

Los baños estaban abiertos y eran perfectamente utilizables. Además se encontraban muy bien cuidados, limpios y sin desperfectos importantes. Da mucha rabia ir a un lugar público y encontrártelo en mal estado, ya sea por dejadez de quien debe de mantenerlo en óptimas condiciones, o por vandalismo de la gente que sólo encuentra diversión destrozando lo que es de todos. Os daréis cuenta que nos hemos encontrado con bastantes situaciones desagradables, y además de rabia provoca mucha tristeza.


En la parte más alta del área recreativa se han plantado en varios niveles de terrazas un montón de árboles (nos pareció que eran olivos) que aportarán un plus de sombra a esta zona. Aunque también se lanzó la hipótesis de que fuera un vivero municipal, pero no hemos encontrado información al respecto. No es que el área recreativa sea un secarral, ya que está rodeada de pinos, pero siempre está bien que se aumente la masa arbórea.


Hablando de pinos, muy cerquita se encuentra un ejemplar que popularmente se conoce como “Pino Manolo”. Se cuenta que tiene unos 150 años. No lo sabemos, pero sí que podemos deciros que es enorme, con un tronco bastante grueso. Está muy cerca del área recreativa, aunque hay que andar un poco por la carretera y no hay aceras ni paso de peatones.


Volvemos ahora a la parte más alta del área recreativa. Al fondo se ve un edificio, solitario y señorial. Es el antiguo Preventorio de Aigües. Este edificio nació como un balneario a principios del siglo XIX. La sierra del Cabeçó d’Or tiene bastantes acuíferos, algunos de los cuales tienen propiedades termales. De hecho el “or” (oro) del nombre es una mala traducción, ya que los musulmanes que habitaban por aquí mantuvieron el término íbero “ur” para esta sierra, que significa “agua” y los conquistadores cristianos confundieron la voz. Buscaron oro y no lo encontraron, agua sí, como veis.

Si por algo es famoso el Preventorio es por las supuestas apariciones de espíritus, fantasmas y otras apariciones aterradoras; por sucesos extraños e inexplicables. Es un lugar donde son habituales las visitas de los amantes del misterio, de lo paranormal. Para entendernos, el equipo del programa de Iker Jiménez pasó una noche aquí.


También los vándalos (los gamberros, no el pueblo germánico) han visitado habitualmente este edificio. Por todo ello, y porque amenaza ruina, los accesos fueron cerrados. El edificio, al menos desde lejos, conserva un aire señorial y tiene una estructura bonita. La lástima es que está en muy malas condiciones y quizás el tiempo dicte sentencia.

Con todo, el área recreativa Victoria Rojas es un buen punto para pasar un día. Tiene lo esencial para disfrutar de un picnic, y dependiendo de la época del año y las condiciones meteorológicas y ambientales, probar una buena barbacoa. Para eso es imprescindible consultar la web municipal y la de la Conselleria de Medio Ambiente para saber si está autorizado realizar fuego.


También las áreas recreativas suelen ser un muy buen recurso como punto de inicio (o final) para realizar rutas senderistas o para descansar durante una visita por los alrededores. Nosotros somos usuarios de estas áreas y os animamos a visitarlas, además, generalmente, están en lugares muy chulos.

martes, 18 de agosto de 2020

VIAJAR CON EL PALADAR: COQUES DE LA MARINA

Existe una receta en la costa mediterránea que es común a todos los territorios pero lo suficiente extensa en cuanto a versiones, interpretaciones, incluso ingredientes y formas de prepararlas, que por sí sola genera una deliciosa cultura única. Esta receta es la de la coca.

Coques de la Marina


Porque con el término “coca"; se conocen un sinfín de recetas a lo largo y ancho de la costa mediterránea, con conexiones en otros puntos del Mediterráneo y de Europa. Recetas dulces y saladas. Cubiertas o con los complementos sobre la masa. Incluso cocas que no se llaman cocas.

Para empezar, ¿qué es una coca? Es una masa que se realiza con harina, agua, aceite, algo de levadura y sal o azúcar. A partir de aquí tiene un papel importante la tradición, el gusto personal o la imaginación de quien prepara este plato. En nuestro caso vamos a referirnos a las cocas de La Marina, una comarca que se encuentra al norte de la provincia de Alicante. Los dos municipios más importantes son Denia y Jávea (Xàbia), pero también conoceréis Calpe, Pego, Pedreguer o Vall de Gallinera, de la que hemos hablado en alguna ocasión.


Las cocas de La Marina tienen tamaño de ración. Algo que a los niños seguro que les resulta divertido, y es que nos pueden ayudar a preparar este rico plato. Necesitaremos, como ya hemos dicho, harina (de trigo), agua, sal, aceite (preferiblemente de oliva) y un poco de levadura. 

Vamos con la receta. Para nosotros, una familia con dos adultos y tres niños que no comen demasiado, utilizaremos 1/2 kilo de harina de trigo (mejor si es fuerza, pero no es imprescindible), 250 ml de agua tibia, 125 ml de aceite de oliva (si el sabor os parece muy fuerte podéis mezclarlo con algo de aceite de girasol), unos 7-8 gr de sal y levadura. La levadura depende de las indicaciones del fabricante. Si necesitáis más o menos masa, las proporciones son la mitad de agua que de harina, teniendo en cuenta que la harina se pesa en gramos y el agua se mide en ml. Es decir, para 1 kg de harina, 1/2 litro de agua, etc. Respecto al aceite, la mitad que de agua. Y de sal son unos 15 gramos por kilo de harina. 

Con todos los ingredientes ya listos amasamos, mezclando primero los secos (harina, sal y levadura) y añadiendo el agua. Amasamos como creamos oportuno, con maquina, thermomix o a mano (mi preferida). cuando ya se haya mezclado bien el agua y la harina, añadimos el aceite, mejor poco a poco. Amasamos hasta conseguir una masa firme y elástica. Tapamos y dejamos reposar una media hora, preferiblemente en un lugar templado, para que suba. Si no le hemos añadido levadura, o le ponemos muy poca, se puede tapar con film y meterlo en la nevera toda la noche. 



Tras el tiempo para levar, lo volvemos a amasar ligeramente y lo dividimos en raciones iguales. Con cada ración formamos una bola, un poco más pequeña que una pelota de tenis. Las aplastamos con un rodillo dándole forma redondeada, pero sin aplanarlas mucho. Con los dedos en el centro haremos una hendidura para que no se salga el relleno. Las ponemos en la bandeja del horno y las tapamos con un trapo para que reposen 10-15 minutos más. A continuación las rellenaremos. Las cocemos en el horno a 200 ºC unos 10-12 minutos, cuando veáis que la masa está dorada. Se pueden comer calientes o frías, pero recién hechas están mucho mejor. 

El relleno tradicional es pisto con tomate, salazones (mojama, melva o sardinas) o el esgarraet o aspencat, que consiste en tiras asadas de pimiento, cebolla y berenjena (la receta puede variar) con migas de bacalao seco o mojama. Para los niños solemos hacer una mezcla con atún de lata y salsa de tomate. También se puede poner embutido, solo o con rodajas de pimiento o tomate; o lo que vuestro gusto o la imaginación os dicte. ¡Hay un sinfín de posibilidades! 


Las variantes de la receta son inmensas. Hay cocas destapadas, como estas, o cubiertas, como si fueran empanadas. Respecto a las destapadas las más tradicionales son las que tienen una masa de unos 4-5 cm de grosor con embutido o salazón por encima. Suelen ser rectangulares y, más o menos grandes, dependiendo del horno que utilicemos. También hay una coca, denominada de mollitas, que tiene por encima una mezcla de harina y agua, como si fueran grumos. A mí se me hace un poco de bola, para que nos vamos a engañar. Las encontraréis sobre todo en la zona de la ciudad de Alicante y sur de la provincia. 

La coca tapada más famosa es la de atún con cebolla (coca amb tonyina) que se come por toneladas durante las Hogueras de Alicante. Hasta se celebran concursos para premiar la mejor. Otra que tiene un gran predicamento es la de pisto con atún. Cuando está bien hecha es una auténtica delicia. 

Otras versiones de la coca, son los bollos a la paleta o a la loseta, típicos de algunos municipios de la comarca alicantina de la Marina Baixa como Benidorm, La Vila Joiosa y Altea. Esta vez la masa se elabora con harina de maíz, se rellena con acelgas sofritas y migas de melva desalada (un pez de la familia del atún) y se cocina a la plancha o sobre una sartén caliente. En Finestrat se denomina coca girà (coca girada) y se hacen con embutido. En los pueblos del interior de la comarca también se le denomina minxos y pueden freírse. 

Añadir título

Si pensáis que no pueden haber más variantes os equivocáis. Queda hablar de las cocas dulces. En la Comunidad Valenciana por coca dulce se entiende una gran variedad de bizcochos, desde la más simple, denominada coca de llanda (lata, por la bandeja del horno) o boba, pasando por la coca de naranja, chocolate, almendra, yogur… En Cataluña es muy típica la coca de San Juan, que tradicionalmente se come para festejar la noche más mágica del año. Por encima puede llevar piñones, fruta escarchada, chocolate o crema pastelera. 

Al principio comentábamos que la coca tiene conexiones con otras recetas del Mediterráneo y Europa. Si ir muy lejos, tenemos el ejemplo de las empanadas gallegas. Por otra parte tanto las pizzas como las foccacias son primas hermanas de las cocas. En las zonas limítrofes de Francia y Alemania (Alsacia, Lorena, Sarre, Baden) se prepara un plato denominado tarte flambeé o flammkuchen, que consiste en una base de masa de trigo cubierta con nata y cebolla, panceta, o queso gratinado, dependiendo de la receta. Por último parece que la palabras inglesas y alemanas para los pasteles (cake y kuchen, respectivamente) derivarían de coca. Vamos, que esta receta es de lo más viajera. 


Y veis que no os mentíamos al afirmar al inicio del post que la coca forma una cultura por si misma, como explica en este artículo Paco Alonso, con su historia y sus múltiples variaciones y formas de prepararlas. Seguro que nos hemos dejado muchas variantes. Os toca a vosotros descubrirlas y disfrutarlas. Os animamos a cocinar un plato sencillo pero muy sabroso. Y a que le pongáis cariño y, sobre todo, imaginación. ¡Qué aproveche!

miércoles, 8 de julio de 2020

RECORREMOS LA RUTA CIRCULAR DEL EMBALSE DE GUADALEST

En este nuevo tiempo en el que estamos intentado recuperar ese tiempo en el que hemos estado confinados, una de las cosas que más nos apetecían era volver a la montaña a realizar esas rutas que periódicamente hacíamos. Por suerte vivimos en una localidad, Benidorm, que cerca dispone de bastantes lugares para practicar senderismo. Ya os hemos contado alguna salida, como la que hicimos por Serra Gelada, o en la que coronamos el Puig Campana.


Esta vez realizamos la ruta que rodea el pantano de Guadalest. Hace tiempo os hablamos del pueblo, que está en la asociación de los Pueblos más Bonitos de España, y ahora tocaba disfrutarlo de otra manera. Es una ruta muy facilita, de unos 10 kms de longitud. Tan fácil que pueden participar los niños sin ningún problema, siempre y cuando sean capaces de aguantar una caminata de ese recorrido (si no pues recortad y en paz). También muy importante, la ruta es circular (acaba donde empieza) con lo que la logística se reduce mucho al no necesitar dos coches, al menos no los necesitamos en nuestro caso.


Podemos dividir esta ruta en dos partes, una parte de unos 7 kms donde el camino está totalmente asfaltado, y otra de unos 3 kms donde la pista es de tierra. La división entre estas dos partes se produce llegando al casco urbano de Beniardà. Pero vayamos por partes.

La ruta la iniciaremos junto a la presa. Hay un parking para una veintena larga de coches, más los que caben a ambos lados de la carretera de acceso. Os recomendamos ir pronto, sobre todo en días de temporada alta o fines de semana. La mayoría de las personas que hacen esta ruta empiezan por la presa y siguen el camino en sentido antihorario. También se puede iniciar desde el pueblo de Castell de Guadalest, alargando la ruta casi 4 kms (2 kms de ida y otros 2 de vuelta).


Como hemos comentado anteriormente esta parte del camino está asfaltado. De vez en cuando pasa algún coche, moto o bicicleta, así que hay que tener un poco de precaución. Hay un par de pendientes pero en ningún caso son excesivas y se salvan sin ninguna dificultad. El camino atraviesa bosques de pinos y algún que otro campo de olivos (y algunas casas que nos sorprenderán). Siempre circulamos en paralelo al pantano, por lo que la vista es muy chula. Los alrededores son igualmente bonitos, ya que el valle de Guadalest está flanqueado al norte (de oeste a este) por las sierras de la Serrella, Aixortà y Bernia, y al sur por la sierra de Aitana. En esta dirección veremos a lo lejos, además de Beniardà, los pueblos de Confrides, Banifato o Benimantell.


Al cabo de unos 7 kilómetros llegaremos a Beniardà. Este es el pueblo que está a la cola del embalse. El río Beniardà, un pequeño cauce, es el principal aporte al pantano, además de otra rambla que nos encontraremos unos metros atrás. Precisamente en este punto, en un puente, hay que girar a la izquierda. Encontraremos una fuente a nuestra derecha y la piscina municipal a nuestra izquierda.


Teniendo en cuenta que casi llegamos al casco urbano de Beniardà, una de las opciones que tenemos es empezar la ruta desde este pueblo y hacerla en cualquiera de los dos sentidos posibles. Al finalizar podemos tomar algo en alguno de los bares del pueblo. Además de esta variante se puede hacer esta ruta desde la presa pero en sentido de las agujas del reloj.

No llegaremos a entrar al pueblo y antes de llegar hay un desvío hacia la izquierda. Si llegáis al poste con el cartel que anuncia de la entrada del pueblo, os habéis pasado. A partir de aquí empiezan los tres kilómetros de recorrido por pista de tierra. Nosotros encontramos un grupo de coches aparcados de un grupo de jóvenes acampados junto al embalse y de unos cuantos pescadores que pasaban allí la mañana.


Quizás este punto sea el único complicado de todo el trazado. La pista no está muy clara ya que hay bastante vegetación y tapan el camino. Hay que hacer un poquito de explorador, pero en ningún caso vamos a encontrar un nuevo continente ni nada por el estilo. Se cruza el río Beniardà, que para ser ya el mes de junio bien entrado llevaba bastante agua (después nos enteramos que unos días antes había caído una buena tormenta de primavera), y seguimos sin ningún problema. Para cruzar el río lo haremos saltando, no encontraréis ningún puente.


Y seguimos nuestro recorrido, que hasta el final es completamente llano. Estaremos más cerca del agua y podremos ver mejor las carpas que viven aquí, y que son el reclamo de los pescadores. Al final, junto a la presa, pudimos ver un banco bastante más numeroso. Apenas a unos doscientos metros del final del recorrido encontraremos los restos de un embarcadero que hace unos años utilizaba un barco turístico solar que hacía un pequeño crucero por el embalse. 


Cuando lleguemos a la valla que se encuentra junto al aparcamiento habremos finalizado el recorrido. Como os decimos, una ruta fácil que se puede disfrutar en familia. Los diez kilómetros de la ruta en ningún caso se nos hicieron pesados. Tampoco la hicimos a un ritmo demasiado alto, fue un paseo. Almorzamos nuestro bocadillo y nos dispusimos a volver a casa, pensando por el camino cual sería nuestra próxima ruta.


PD: Junto a la presa encontramos bastantes cañas arrastradas y, lo que más nos dolió, un montón de botellas de plástico, algunas de lejía (con su característico color amarillo). No hace falta que os comentemos la indignación que nos produce que el ser humano sea tan guarro y que se contamine de esta manera el medio ambiente. Así nos cargamos el planeta, el único que tenemos.