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sábado, 9 de marzo de 2024

LOS 7 MIRADORES MÁS ESPECTACULARES DE BENIDORM

Uno de los recursos más empleados cuando vamos a visitar cualquier sitio, sea una zona urbana o una zona natural, es ir a un mirador. Generalmente son gratis y las vistas que se admiran desde las alturas se nos quedan grabadas en la memoria durante mucho tiempo. Aquí no es una excepción y podemos observar la ciudad desde los miradores de Benidorm más espectaculares. ¿A quién no le gusta observar todo a vista de pájaro?

Los 7 miradores más espectaculares de Benidorm

Vamos a repasar unos cuantos miradores para poder visitar con la familia. Algunos son accesibles con vehículo, otros no. La mayoría son gratuitos, pero avisaremos en el que se tenga que pagar. Sea como sea, os aseguramos que en cualquiera de los casos vais a triunfar. ¡No os olvidéis de la cámara!


La Creu (La Cruz), el lugar favorito de los miradores de Benidorm



Si queréis visitar alguno de los miradores de Benidorm, empezad por el más famoso. Subir es casi una obligación. Se encuentra en uno de los altos de Serra Gelada (Sierra Helada), a 237 metros sobre el nivel del mar. Desde las alturas se pueden ver las dos playas de la bahía de Benidorm y gran parte de la comarca de la Marina Baixa. Se puede acceder en coche y está perfectamente señalizado desde el final de la Avenida del Mediterráneo. El parking está más o menos a unos 100 m. y desde ahí se accede por una escalera un poco escarpada.

El nombre de este lugar proviene de la cruz que colocó una misión evangelizadora en 1961. Esta cruz debía de expiar los pecados de Benidorm, ya sabéis, por lo de permitir que en sus playas se usara el bikini y eso. En 1975 un temporal arrancó la cruz, que fue repuesta por una fabricada con travesaños de vías de ferrocarril (la anterior estaba hecha con postes de la luz). Esa cruz se cambió unos cuantos años más tarde por una con estructura metálica e iluminación nocturna.

La Creu se ha convertido en un lugar de recuerdo (hay unas cuantas urnas cinerarias), senderismo y también ha servido de escenario para varios géneros cinematográficos, desde el publicitario al cine para, ejem, adultos. Si queréis saber como son las vistas podéis saberlo viendo los vídeos del programa Late Motiv de Andreu Buenafuente. Desde aquí se tomó la fotografía que se usó durante varias temporadas como fondo del plató.


Tossal de la Cala, un mirador de Benidorm no tan conocido


Los 7 miradores más espectaculares de Benidorm

Nos vamos ahora a la otra punta de Benidorm. A lo alto del Tossal de la Cala, que corona la playa de Poniente y divide los términos de Benidorm y Finestrat. Menos conocido que La Creu, pero igual de espectacular que otros los miradores de Benidorm. Se sitúa a 103 metros de altura. Se puede llegar en coche casi hasta su punto más alto. Está indicado pero deberéis ir con atención, porque si os confundís en un cruce acabaréis en la playa en vez de en lo alto.

Junto al mirador se encuentra el yacimiento del Tossal, del que os hablamos en otro post. Es el asentamiento más antiguo de Benidorm. Aunque hace años se pensaba que era ibérico, las últimas investigaciones retrasan su cronología hasta el s. I a. C. ¡Con estas vistas es normal que se establecieran aquí!


Azotea del Hotel Bali, donde las alturas son algo más



El Gran Hotel Bali es uno de los edificios más famosos de la ciudad. Es el segundo edificio más alto de Benidorm y el hotel más alto de España. Su azotea es uno de los miradores más espectaculares, un reclamo turístico de alto nivel. Situado a casi 186 metros del suelo, ¡más alto que el cercano Tossal de la Cala!

Respecto al aparcamiento no hay problema, pero hay que pagar para subir hasta lo más alto. El precio varía dependiendo de si sois clientes del hotel o si no os hospedáis aquí. Siempre podéis tener suerte y que os inviten a una boda oficiada desde las alturas.


El Mirador del Mediterráneo y la Plaza del Castell, el lugar de los Instagramers


Los 7 miradores más espectaculares de Benidorm

Este es uno de los puntos más transitados de Benidorm. También es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad. Con todo el motivo del mundo. La Plaza del Castell (castillo) se sitúa sobre la Punta Canfali, que divide en dos la bahía de Benidorm. Desde esta plaza se tiene una visión panorámica de las playas de Levante y de Poniente y de la isla, con el mar Mediterráneo rodeándolo todo. Su balaustrada es uno de los elementos más famosos de Benidorm, y se han usado como imagen de la ciudad.

Desde la Plaza del Castell unas escaleras en zigzag se adentran en el mar hasta llegar al Mirador del Mediterráneo. La vista esta vez se traslada apenas a unos metros sobre el nivel del mar, más que desde las alturas lo haremos a vista de pez. Sentiremos el batir de las olas y si hay un poco de mala mar hasta es posible que nos salpique algo de agua al romper el mar sobre las rocas.

El mirador tiene forma de pentágono y hace pocos años se sometió a una reforma. El suelo se ha cambiado y una rosa de los vientos ha sustituido a las antiguas baldosas. También ha desaparecido una farola de cuatro brazos que tenía una peana que servía de asiento para descansar un poco antes de encarar la subida de la escalera y como lugar un poco más elevado para hacer fotos.


Cima del Puig Campana, desde las alturas de verdad



El Puig Campana es una montaña mágica, mítica. Ya deberíais saber que su tajo ha dado pie a leyendas y cuentos. Desde el caballo de San Jaime al gigante Roldán (pasando por los extraterrestes), alguien desgajó un trozo en uno de los puntos más altos que pasó a ser la isla de Benidorm. Estrictamente no se encuentra en Benidorm sino en el término municipal de la vecina población de Finestrat.

Para llegar a la cima necesitaréis una cierta preparación física y el equipamiento adecuado. No es excesivamente difícil, pero tampoco es fácil, ya que hay tramos con un desnivel considerable y piedras sueltas, por lo que las botas de montaña se hacen muy necesarias. También agua y algo de comida. Os recomendamos subir por la umbría, ya que disfrutaréis antes de un paisaje muy sorprendente.

Una vez arriba, a 1.406 metros sobre el nivel del mar, la vista abarca a Benidorm... y las comarcas de la Marina Baixa y gran parte de la Marina Alta. Todo esfuerzo merece la pena para disfrutar de uno de los miradores de Benidorm más impresionantes. Uno se quedaría allí arriba horas, a disfrutar de una vista que normalmente solo pueden gozar las aves. Aunque a simple vista no se ve, hay quien ha podido fotografiar las Islas Baleares desde la cima con unas condiciones climáticas y de luz muy particulares. De hecho a isla de Ibiza se encuentra a menos de 130 km. y la de Mallorca a unos 260 kilómetros.


Sierra Cortina, el más desconocido de los miradores de Benidorm


Los 7 miradores más espectaculares de Benidorm

Si creéis que no tenéis la suficiente preparación (o ganas) para subir hasta la cima del Puig Campana, una buena alternativa es el mirador de Sierra Cortina. Se encuentra a medio camino entre los términos municipales de Benidorm y Finestrat. De hecho detrás de Sierra Cortina se "oculta" el pueblo de Finestrat. Para que lo entendáis, es la sierra donde se sitúa Terra Mítica. Este mirador no se encuentra a una altura demasiado considerable, unos 383 metros de altura de un máximo de 534, pero es más que suficiente. No vais a disfrutar como desde las alturas del Puig Campana, pero se ve perfectamente la bahía de Benidorm, todo su skyline y Sierra Helada. También las poblaciones vecinas.

Para llegar desde Benidorm hay que tomar la carretera CV-70 hacia La Nucía, y tras pasar junto al concesionario de Toyota y el KFC, en la siguiente rotonda, tomad la segunda salida hacia Finestrat. Avanzamos unos 3,8 km y doblamos al camino que se abre a la izquierda. Aparcamos y subimos por el camino que sube y que está asfaltado en gran parte del recorrido. Al cabo de unos 500 metros encontraremos el mirador, junto a un repetidor. Os dejamos la referencia de Google Maps para que consultéis el camino para llegar.

La gran ventaja de este mirador es que no es muy conocido y no va mucha gente, por lo que podréis estar bastante más tranquilos que algunos de los anteriores, sobre todo los que son mucho más famosos y visitados.


Parasailing, el mirador que no es un mirador


Los 7 miradores más espectaculares de Benidorm


Por último vamos a hablar de un mirador que no es un mirador. Porque no estáis sobre ningún suelo, si no suspendidos en el aire y volando gracias a un paracaídas amarrado a una barca. Esta experiencia será la que os hará tener un panorama a vista de pájaro más real, ya que generalmente está reservada para las gaviotas y otras aves marinas que vuelan sobre la bahía de Benidorm. Además es la experiencia más emocionante y toda una aventura.

Estas actividades se organizan desde el puerto deportivo de Benidorm en los meses con mejor tiempo (de mayo a octubre). Como ya hemos contado, te colocan en un paracaídas que despliegan desde una embarcación y te van elevando poco a poco. El vuelo dura aproximadamente unos 15 minutos, pueden compartir el barco varias personas y, además, dais un paseo por la bahía. El precio varía dependiendo de si lo hacéis solos o en pareja, a la vez, en el mismo paracaídas.

 


Y de esta manera podéis disfrutar, de formas muy diferentes, de unas vistas inmejorables de toda la ciudad desde los miradores de Benidorm. Unas veces desde las alturas, otras mucho más cerca del mar, y en otras podremos combinarlo con un poquito de naturaleza o de aventura. Ahora que ya los conoces, ¿con que mirador os quedáis?


viernes, 8 de enero de 2021

DESCUBRIENDO EL YACIMIENTO DEL TOSSAL DE LA CALA DE BENIDORM

Mucha gente cree que Benidorm es un municipio que se creó ex novo a mitad del s. XX, que carece de historia. Es cierto que su boom turístico ha hecho que la inmensa mayoría de su casco urbano se haya construido a partir de 1955, pero no es menos cierto que la historia de Benidorm se adentra en lo más profundo del tiempo. Como muestra el yacimiento arqueológico del Tossal de la Cala.

El Tossal de la Cala se encuentra al sur del municipio, junto a un extremo de la playa de Poniente. Tossal en castellano sería una colina, una loma, aunque por su situación junto al mar también podría definirse como un peñón. No es demasiado alto, unos 100 metros de altura, pero sí suficiente para tener un importante valor estratégico. Respecto a la altura tened en cuenta que en Benidorm hay 21 construcciones (formadas por 26 torres en total) que superan los 100 metros de altura, incluido el cercano hotel Bali con 186 metros de altura.

La existencia de este yacimiento no es nueva, ni mucho menos. En los años 40 del s. XX ya hubo una primera excavación por parte de José Belda, más conocido como el Padre Belda, ya que además de arqueólogo era sacerdote. Posteriormente, en los años 60, fueron Miguel Tarradell y Alejandro Ramos los encargados de dirigir una nueva excavación.

Ya en este momento empiezan a surgir diferencias de criterio en la datación del yacimiento. El padre Belda lo situó alrededor del s. IV a.C., mientras que Tarradell y Ramos lo situaron entre el s. II y I a.C. Por ejemplo, Belda encontró un pebetero con una cabeza de mujer, conservado en el MARQ (Museo Arqueológico Provincial de Alicante), que identificó con la diosa Tanit y que utilizó para la datación. Esta diosa era venerada por varios pueblos mediterráneos, entre ellos los cartaginenses que la situaban en un lugar preferente en su culto. Pero hoy día se identifica a esta mujer con la diosa griega de la agricultura, Démeter.

También se había localizado cerámicas (como las que se conservan en el Museo de Prehistoria de València) y otros materiales metálicos, por lo que la cronología no acababa de concordar. En los años 80 se realizó una cata arqueológica de urgencia, ya que se iba a construir una urbanización. Por desgracia esta urbanización nos ha privado de conocer más acerca de este yacimiento, y solo se pudo excavar una parte, aunque la cata concluyó que bajo la urbanización no se hallaban materiales. Se dice, se comenta, se rumorea, que donde se encuentra la piscina de la urbanización se habría situado un santuario.

Sea como fuere, en el año 2003 un equipo de la Universidad de Alicante, encabezados por la arqueóloga Feliciana Sala, retomó las excavaciones en el Tossal de la Cala. Y de nuevo viene la polémica, ya que sitúan este yacimiento en el contexto de las guerras sertorianas en el año 76 a.C. Habitualmente se había identificado este yacimiento con los íberos o incluso con una colonia griega. Al menos los estudiosos estaban convencidos de que ambos pueblos habrían mantenido contactos comerciales.  

Esta nueva datación hace saltar por los aires los estudios anteriores y reubican al Tossal de la Cala en un nuevo contexto. Porque no solo se le otorga una nueva cronología, sino que además se le confiere una nueva función, la de castellum o fortín militar. Este castellum tendría una conexión directa con un embarcadero situado en la cala de Finestrat, que estaría situado unos 200 metros tierra adentro respecto a la costa actual.

Tras varios años de excavaciones el yacimiento del Tossal de la Cala se ha puesto en valor y es visitable. El horario de visitas es de 8:00 a 20:30 de lunes a viernes, y los sábados, domingos y festivos de 9:00 a 18:00. La visita es libre y gratuita. Si queremos realizar una visita guiada se puede realizar de lunes a viernes de 16:00 a 18:00 o los sábados de 10:00 a 13:00 previa reserva al correo electrónico patrimonihistoric@benidorm.org. Es cierto que entre finales de los 80 y principios de los 90 se habían instalado unos paneles junto al yacimiento pero con una información muy básica. Además el tiempo y el clima los había arruinado.

Respecto al acceso al yacimiento, se puede llegar en vehículo privado aunque en el tramo final hay que atravesar la urbanización Mont Benidorm, y últimamente los vecinos no están muy contentos. Solo se puede aparcar junto a la Ermita de la Virgen del Mar, apenas a unos metros de la entrada del yacimiento. No hay mucho aparcamiento, apenas para 3 o 4 coches. Cuidado porque el resto es espacio privado de la urbanización. También se puede llegar dando un paseo desde la Cala de Finestrat o desde la Playa de Poniente de Benidorm. No es excesivamente empinado aunque las aceras son muy estrechas.

El yacimiento es muy sencillo de interpretar gracias a los paneles informativos. Han situado unas figuras para facilitar la identificación de cada una de las partes del yacimiento. Además en la web de Visit Benidorm se puede descargar de manera gratuita una audioguía en castellano, valenciano e inglés.

El yacimiento engloba parte de la muralla que rodeaba el castellum, la calle que distribuía las construcciones del interior del recinto y las casas en las que se alojaban los soldados de la guarnición. A nuestros hijos les sorprendió que las casas fueran tan pequeñas. Claro, visto a través de los ojos de hoy en día son minipisitos, pero es que en aquella época las viviendas se reducían a una sola estancia, y más en un ámbito castrense.

En una de las casas se encontró una parrilla, que se pondría sobre el fuego para poder nivelar los cacharros para cocinar. Otras estancias servirían como almacenes de diversos alimentos como vino y salazones que se conservaban en ánforas. También pudo haber un taller de fundición de plomo.

Además del evidente interés que puede despertar este yacimiento, la visita también es muy especial por las vistas desde la cima del Tossal. Hasta la apertura del yacimiento su interés turístico era el de servir de mirador. La vista tanto de la bahía de Benidorm, como de la Cala de Finestrat, como del interior de la comarca, con Sierra Cortina y el Puig Campana al frente, es espectacular. Solo por esto ya merece la pena acercarse.

Así que ya sabéis. Benidorm tiene su historia. Empezó aquí y unos siglos más tarde se trasladaría al actual centro histórico de la ciudad, donde se levantó un castillo. Pero eso ya lo contaremos más adelante en otro post.

martes, 8 de octubre de 2019

EN LA CIMA DEL PUIG CAMPANA

Hace un montón de años, más de veinte, se me metió en el cuerpo el gusanillo del senderismo. Cada cierto tiempo con un grupo de amigos nos íbamos a andar por la montaña. Por circunstancias de la vida durante estos años no lo he podido practicar tanto como me hubiese gustado, pero si seguís el blog veréis que poco a poco recupero algo junto a mis hijos, a ver si les contagio. En todo este tiempo siempre tuve un reto en mente, llegar a la cima del Puig Campana



El Puig Campana es una montaña mágica. Situada en el término municipal de Finestrat, sus 1.406 metros de altura son visibles desde Altea a, prácticamente, Alicante. Además su silueta ha dado pie a varias leyendas, que sitúan en su “tajo” el origen de la isla de Benidorm. (Spoiler: la isla de Benidorm es una prolongación subterránea de la Serra Gelada [Sierra Helada]) 



Así que cuando un amigo me propuso subir a la cima de este gigante no me lo pensé ni medio minuto. A las 8 de la mañana de un domingo estábamos en el parking que hay a los pies de esta montaña, en el paraje conocido como Font del Molí, en Finestrat, donde hay un área recreativa. Llegar es fácil, las indicaciones están claras desde la costa, ya sea Benidorm, la Cala de Finestrat o La Vila Joiosa




La ruta para ascender es la denominada “circular del Puig Campana” que tiene un desvío por la cara norte hacia la cima. Esta es la manera “fácil” de llegar. Y entrecomillo fácil porque no lo es en absoluto. Valiente de mí hubiera dicho que mi forma física era de 6-7 sobre 10. Si es de 3/10 me puedo dar con un canto entre los dientes. Pero hay quien asciende por el denominado “kilómetro vertical” un camino pedregoso (no en vano se le llama “la pedrera”), peligroso y con una pendiente sólo apta para deportistas muy, pero que muy preparados. 



Aunque la señalización es bastante buena puesto que se sigue el PR-CV 289, que se suele hacer en sentido de las agujas del reloj, no está de más que os descarguéis un track GPS. Yo os recomiendo el de Fran Mercader, del blog “Más allá de la ciudad”, ya que es bastante buena, y se acerca bastante a lo que hicimos, incluido el tiempo total, unas 6 horas.




El primer tramo sin ser muy duro sí que tiene un principio explosivo sin parar de ascender hasta que se llega al Volador. Primera parada para beber un poco de agua y admirar las vistas. Todavía está amaneciendo y la Sierra de Aitana, que la tenemos justo enfrente se tiñe de un tono rojizo. Aunque el día es claro hay nubes bajas y algún banco de niebla matinal. Hasta aquí el camino nos ha deparado una ruta preciosa entre una vegetación que ha estallado por las últimas lluvias y este otoño que está arrastrando el verano.


En este punto nos adentraremos en la umbría, la cara norte, por lo que la vegetación cambia llenándose de pinos en un magnífico bosque mediterráneo. El terreno no tiene una pendiente tan pronunciada y podemos admirar el paisaje. Tanto mi compañero como yo no paramos de exclamar ”¡qué pasada!”, “¡qué maravilla!”, ya que esta es la “cara oculta” del Puig Campana respecto a Benidorm. Pronto llegamos al refugio José Manuel Vera, una caseta hecha con chapas que en el interior tiene una mesa de picnic con sus bancos y unos camastros en litera, vamos, lo básico si te pilla la noche o una tormenta de repente. Se nota que está viejuno, pero nos lo temíamos muchísimo peor. Aquí aprovecharemos para hacer una parada técnica, almorzar y beber. Estamos a punto de encarar la subida.



Apenas en unos minutos llegamos al Coll del Pouet. En este cruce una señal indica los caminos que podemos coger. Nuestro objetivo es la cima del Puig Campana. Empieza la fiesta. El sol ya calienta. Por primera vez nos ponemos las gafas de sol y la gorra. El camino pronto picará hacia arriba y se volverá pedregoso. Sin lugar a dudas esto es lo peor hasta que coronemos. La ascensión es dura, muy dura, y más de una vez te pasa por la cabeza dar media vuelta. Puede que mi error fuera no alimentarme bien, ya que tras comerme una de las barritas de cereales que llevo “por si acaso” y beber bastante agua, mi cuerpo responde con nuevas fuerzas.




En algún momento echamos de menos una señalización más clara, pero nos encontramos a bastante gente y enganchamos con un par de grupos que también suben. Nos ayuda un montón un matrimonio de unos sesenta años. Él sube ligero con su mastín (creo, no sé mucho de razas de perro) mientras nos cuenta que la semana pasada estuvo subiendo el Aneto. Ella lleva peor ritmo, así como yo. La verdad es que durante todo el día notamos un buen rollo estupendo entre todo el mundo que, como nosotros, quería disfrutar de la montaña.




Animándonos mutuamente alcanzamos el Bancal del Moro, algo así el cuello/pecho del gigante dormido del Puig Campana. Hemos ascendido unos 400 metros en apenas 1,5 kilómetros infernales. No queda mucho, la cima ya se ve a nuestra izquierda. Desde aquí vemos un mar de nubes que apenas se abre para que distingamos alguna parte de La Vila Joiosa o la costa de Benidorm. ¡Vaya vistas!



Seguimos ascendiendo y no tardamos mucho en llegar a la cima. Mi compañero y yo nos abrazamos. No es el Everest, pero no tenemos nada que envidiar a Edmund Hillary. Os podéis imaginar las vistas a 1400 metros sobre el nivel del mar, literalmente, porque al sur, y buena parte del este y oeste vemos el Mediterráneo. A nuestras espaldas Aitana, el Ponoig, Bernia, y al fondo el Peñón de Ifach y el Montgó. 




Respiramos, bebemos agua, admiramos el paisaje, nos hacemos selfis, bromeamos con la familia y amigos por el Whatsapp y nos comemos un buen bocata. He aprendido la lección subiendo y sin muchas ganas me como también un plátano, que necesito toda la energía del mundo para recuperarme. Veinte minutos después de coronar nos apeamos de la cima. Queda la bajada… y vaya bajada. A mi compañero le surge un problema en sus botas y un grupo que ha venido de Benifaió nos dan una buena idea y podemos medio remediarlo.



La bajada hasta el Coll del Pouet es dura y las rodillas se van resintiendo. Hay mucha piedra suelta y las prisas nos obsequian con algún que otro resbalón sin ninguna consecuencia más allá del susto instantáneo. Precaución en el primer tramo, es decir, de la cima hasta el Bancal del Moro, porque la señalización no es muy buena. Con el track recuperamos enseguida la senda, pero podéis tener un susto. 




Una vez alcanzamos el cruce que enlaza con la ruta circular tomamos el camino que completará el circuito alrededor de la montaña, aunque el recorrido es más largo que volver sobre nuestros pasos. Enseguida llegamos a la Font de la Solsida, que está seca a pesar de haber llovido torrencialmente hace apenas dos semanas. Nos impresiona la hiedra que se agarra a la roca y que forma una especie de corazón.



Durante unos dos kilómetros, hasta la Cova del Cremat, el camino es muy fácil, bastante llano. Disfrutamos de la vista de Altea, L’Alfàs del Pi, el Albir, Serra Gelada, La Nucia y Benidorm. A partir de la citada Cova del Cremat la bajada es más pronunciada y las rodillas ya se resienten un poco por todo el cansancio acumulado. Seguimos la marcha hasta que alcanzamos la “civilización”, divisamos coches y casas. Llegamos al punto de partida, que a se convierte en meta.




Padres y madres del mundo, esta ruta de ninguna manera se la recomendamos a un niño. No sólo por la exigencia física, si no por el peligro que entrañan algunos tramos. Si queréis hacer únicamente la circular tanto mi amigo, también padre, como yo estuvimos de acuerdo en que como mínimo deberían de tener 12 años. Si lo que se quiere es llegar a la cima también coincidimos en que como mínimo deberían tener 16 años, si no mayor de edad directamente. 



Como los dos novatos que éramos en esta montaña, pagamos alguna novatada. Algo ya he contado: en primer lugar no comer adecuadamente. Por suerte llevaba en la mochila hidratos de carbono de absorción rápida, imprescindibles ante una bajada de glucosa o en caso de necesitar, como me ocurrió, un chute de energía de manera inmediata. A esa categoría pertenecen, por ejemplo, los frutos secos, alimentos con un alto contenido en azúcares o glucosa como chucherías, chocolate, etc., o la miel. En mi caso no me llevé ropa de cambio y una camiseta de repuesto me hubiera venido de perlas, ya que la que llevaba estaba empapada de sudor y estaba incómodo. La próxima vez no faltará un rollo de cinta americana, que nos pueden solventar algún imprevisto con el calzado o la ropa. Sin embargo sí que lo hicimos perfecto, o casi, con la hidratación, ya que llevábamos entre 2,5 y 3 litros de líquido, fundamentalmente agua, pero también refrescos y zumos envasados. Tampoco viene mal un bastón de trekking para ayudar en las zonas más complicadas.



Durante el ascenso una pregunta restallaba en mi cabeza: "¿Merece la pena?" La respuesta es sí. Pude cumplir un reto pendiente durante décadas, fui capaz de hacer un esfuerzo enorme y no me rendí. Vi paisajes increíbles que están a unos kilómetros de mi casa y desconocía por completo. ¿Volveremos? Sin lugar a dudas, pero esperad a que me olvide de estas agujetas.