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sábado, 9 de septiembre de 2023

CONOCEMOS LA GALERÍA DE LAS COLECCIONES REALES, EL NUEVO GRAN MUSEO EN MADRID

Cinco siglos dan para mucho, para muchísimo. Cinco siglos para el centro del poder de un reino y todo un imperio dan para muchísimo, para muchisísimo. Bajo esta premisa, y tras casi ocho años de retrasos (pandemia de por medio incluida) el pasado 28 de junio se inauguró oficialmente en Madrid el último gran museo, la Galería de las Colecciones Reales.

Conocemos la Galería de las Colecciones Reales, el nuevo gran museo en Madrid

Este museo tiene como misión reunir en un mismo espacio obras artísticas que fueron realizadas bajo el mandato del monarca de turno. Es cierto que esta función la cumple parcialmente el Museo del Prado, cuya colección se nutrió principalmente de las obras que los monarcas fueron reuniendo a lo largo de los siglos, pero la Galería reúne y muestra más objetos. 


LA GALERÍA DE LAS COLECCIONES REALES PASO A PASO


Quizás para entender mejor el porqué de este museo hay que remontarse a la Segunda República, curiosamente. Manuel Azaña, Presidente del Gobierno, propuso la creación de un museo para los tapices y carruajes procedentes de las monarquías y que habían pasado a ser custodiados por el Estado. La Guerra Civil dio al traste con el proyecto. Con la vuelta de la democracia tras la dictadura y, sobre todo, con la creación en 1982 de Patrimonio Nacional, como organismo encargado de la custodia, gestión y administración de los bienes adscritos a la Corona, la idea se retomó. Y en pispás, casi cuarenta años después ha visto la luz esa idea, convenientemente reestructurada.

La Galería de las Colecciones Reales muestra obras de arte y otros objetos con carácter artístico que fueron encargo de la Corona. Se ponen en contexto con el monarca correspondiente y con el contexto histórico y social en el que se produjo. La colección, perteneciente en su totalidad a Patrimonio Nacional, se estructura en dos grandes salas. Cada sala está dedicada a una de las dinastías que ha reinado en España (en resumen). La sala A dedicada a los Austrias, y la sala B, a los Borbones.

El edificio está situado junto al Palacio Real, a espaldas de la Catedral de la Almudena, en el mirador que se levanta sobre los Jardines del Moro. Desde la entrada es casi muy discreto, prácticamente invisible. Solo se verá el exterior desde la Cuesta de la Vega y la C/ Segovia. Es muy sobrio. Pero es que lo mejor está dentro.

El museo se estructura hacia abajo, a través de una rampa que conecta cada piso. Cada una de las grandes salas, de unos 103 metros de largo por 16 de ancho, ocupa una de las plantas del edificio.


LA SALA DE LOS AUSTRIAS

Conocemos la Galería de las Colecciones Reales, el nuevo gran museo en Madrid

La casa dinástica de los Austrias fue una casa que empezó con el reinado de Carlos I y acabó, dos siglos después, con Carlos II. De uno a otro la Corona vivió uno de los momentos de máximo esplendor, pero también la amargura de la decadencia.

Carlos I ( y V de Alemania) fue hijo de Felipe I (el Hermoso) y de Juana I de Castilla, hija de Fernando e Isabel, reyes de Aragón y Castilla respectivamente y apodados los Reyes Católicos. Por vía paterna heredará el trono del Sacro Imperio Romano que junto a las posesiones maternas, que incluían el nuevo continente descubierto en Oriente (que más tarde se supo que era América) hizo que fuera una de las personas más poderosas de la Historia. 

Esta sala es una muestra clara del increíble poder que atesoró esta casa. Se exhiben Tapices que representan cuadros de los mejores pintores del momento, maquetas de edificios tan únicos como el Monasterio de El Escorial, libros que relatan todo lo que se van encontrando en el Nuevo Mundo. Son reyes que han entrado en la Edad Moderna. Gutenberg ha inventado su imprenta de tipos móviles y el Renacimiento es un estilo artístico que desde Italia se está difundiendo por Europa. 

Pero todavía hay etapas del pasado por superar. Las armaduras, por ejemplo, siguen siendo símbolo de estatus y poderío. Parece que a Carlos I le gustaba especialmente una armadura en concreto. La habéis visto en algún libro de historia, ya que se retrató con ella en varias ocasiones, y la tendréis frente a vosotros. 

El gusto de los Austria por el fomento de las artes y los objetos únicos va en paralelo a la decadencia de un imperio que tras un siglo se enfrenta a múltiples guerras y a la pujanza de otros estados enemigos.


UNA VENTANA AL MÁS PASADO 


Que el lugar donde se encuentra las galerías de las colecciones reales sea donde también se asienta la Catedral de la Almudena y el Palacio Real y antiguamente el Alcázar real no es casual. Aquí se encontraban una serie de construcciones de origen andalusí que conformaron el germen de lo que posteriormente sería Madrid, la islámica Mayrit.

Se sabía bien que en esta zona existían restos arqueológicos, Por ejemplo en el cercano aparcamiento bajo la plaza de Oriente también se puede ver parte de la antigua alcazaba. Parte del retraso en la finalización de la Galería de las Colecciones Reales procede del hallazgo de estas construcciones y del trabajo arqueológico que lleva aparejado. En la sala A hay un espacio anexo en el que se enseña un audiovisual que cuenta la historia de la evolución del antiguo Madrid. A su lado una enorme ventana muestra los restos recuperados. 


B DE BORBONES 


Conocemos la Galería de las Colecciones Reales, el nuevo gran museo en Madrid

Tras la cruenta guerra de Sucesión que traerá consecuencias que cambiarán para siempre la historia de nuestro país, Felipe V se hace con el trono español inaugurando la dinastía de los Borbón, que llega a nuestros días con Felipe VI. Nieto de Luis XIV, pero también biznieto de Felipe III, Felipe V nació en Versailles y traerá un nuevo aire afrancesado que impregnará las artes del momento. 

Al inicio de la sala ya podemos apreciar que la sobriedad de los Austria ha sido reemplazada por las blancas pelucas y el colorido borbónico. Se puede apreciar en esta sala el cambio de época y de pensamiento. Si los Austrias quisieron fomentar las artes, los Borbones, al menos hasta Isabel II, persiguen dar un cambio en lo arquitectónico. Tras el fortuito incendio del Alcázar se levantó el actual Palacio Real; el Palacio de Aranjuez tiene unos jardines diseñados por jardineros europeos y las fuentes del palacio de la Granja recuerdan poderosamente a Versailles. 


En lo artístico esta sala no tiene tantas piezas de relumbrón como la de los Austrias, pero tiene cosas muy curiosas. Concretamente hay que avanzar hasta tiempos de Carlos IV. Aquí se pueden ver los tapices elaborados con arreglo a los cartones pintados por Francisco de Goya junto a los cartones. Otra pieza muy bonita es una casaca de seda maravillosa  También una de los primeros retratos fotográficos que se realizaron en España, concretamente a la reina Isabel II y sus hijos. Consideramos un poco decepcionante la falta de materiales que reflejen los reinados de Juan Carlos I y Felipe VI.


LA PLANTA BAJA

Conocemos la Galería de las Colecciones Reales, el nuevo gran museo en Madrid

Visita a la galería de las colecciones reales finaliza en el último nivel que tiene una salida directa a los jardines del Moro. En esta planta se encuentra el cubo. No es nada referido al servicio de mantenimiento del edificio, si no una habitación cúbica donde se proyectan imágenes envolventes de los palacios reales creando una experiencia inmersiva. 

En esta misma planta está la sala de exposiciones temporales. Para la primera muestra efímera de este museo han escogido una serie de carruajes y coches bajo el título ‘En movimiento’. Quizás por haber visto algunos carruajes y sillas de paseo no sorprende mucho, a excepción de los dos automóviles Mercedes que se exponen, adquiridos a la Alemania nazi por el dictador Franco y, al menos uno, regalo del mismo Adolf Hitler. Vaya. 


NUESTRA OPINIÓN DE LA GALERÍA DE LAS COLECCIONES REALES 


La Galería de las Colecciones Reales nos causó una impresión muy positiva. El edificio y su recorrido está muy bien resuelto. La rampa es cómoda para bajar, para subir no tanto, pero mucho mejor que escaleras. 

La visita a las salas es cómoda. Todavía no hay un agobio de público muy grande. En algunas webs cifran el tiempo de visita en unas dos horas y media. Si queréis ver todos los audiovisuales que proyectan y ver mínimamente bien todas las piezas, la visita se va a alargar una hora más como mínimo. Hay un pero generalizado, el texto de las cartelas es excesivamente pequeño y muchas personas deben acercarse para leerlas bien (alguno de nosotros, por ejemplo, pero no desvelaremos quien). 

Otra pega es que las consignas se sitúan junto a la entrada, en la parte superior del edificio. No podréis salir por la parte inferior, la salida que da directamente a los Jardines del Moro. Si queréis visitarlo es un poco rollo volver a subir y rodear toda la catedral de la Almudena teniendo esta entrada tan a mano.

Pero aún con estas pegas, muy menores, la sensación fue muy positiva. Es un museo que merece mucho la pena y va a dar mucho juego en los próximos años.


UNAS PINCELADAS DE INFORMACIÓN ÚTIL

Conocemos la Galería de las Colecciones Reales, el nuevo gran museo en Madrid

Si os hemos convencido para visitar la Galería de las Colecciones Reales, o ya veníais convencidos, debéis saber que la Tarifa general es de 14€, mientras que la reducida es de 7€. Se pueden acoger mayores de 65 años, menores entre 16 y 5 años y estudiantes hasta 25 años. Las familias numerosas nos beneficiamos de la entrada gratuita, entre otros colectivos como personas desempleadas, personas con discapacidad superior al 33% o docentes. Además de lunes a jueves el museo es gratuito de 18:00 a 20:00, pero nos avisaron que se llena. La entrada incluye la visita al Palacio Real, que como hemos dicho, está junto al museo. Spoiler: no nos dio tiempo, y hace unos años lo visitamos y ni fu ni fa.

Lo más cómodo y conveniente es acceder paseando tras acercarse en transporte público. Las estaciones más cercanas de metro son Ópera (líneas 2 y 5), Plaza de España (líneas 2, 3 y 10) y Príncipe Pío (líneas 6 y 10). Además Príncipe Pío tiene servicio de Cercanías. Si optáis por el bus, Callao y Príncipe Pío son las mejores referencias de paradas. Si vais en vuestro coche hay un parking subterráneo bajo la plaza de Oriente (cuidado con las restricciones de la Zona de Bajas Emisiones).


Aunque la apertura se retrasara varios años, la espera ha merecido la pena. Aunque no lo parezca es un patrimonio que nos pertenece a todos y está muy bien que podamos disfrutarlo. Solo han hecho falta cinco siglos. 

lunes, 28 de agosto de 2023

EL IVAM DE VALENCIA, VANGUARDIA DEL ARTE MODERNO

Años 80. Una época en la que está intentando asentarse en España la joven democracia. O las democracias, porque los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas están buscando su lugar y quieren dejar ya un legado. En Valencia surge la idea de crear una institución que ayude a difundir el arte de las últimas décadas. Surge el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el IVAM.

El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

El IVAM fue pionero y vanguardia. Nadie apostaba por un centro exclusivo para el arte moderno, y aún menos para el contemporáneo, cuando desde Valencia se dio el paso. No es ningún atrevimiento decir que sin el IVAM no se hubiera producido la ola de centros similares que se abrieron después en distintos puntos de España. Se adelantó a todos, al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid; o al Museo Patio Herreriano, en Valladolid, o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) con sede en la Cartuja de Sevilla, o el celebérrimo Museo Guggenheim en Bilbao.

EL EDIFICIO DEL IVAM


El IVAM se encuentra en el número 118 de la calle Guillem de Castro, justo enfrente del Pont de les Arts, uno de los cuatro puentes obra de Santiago Calatrava que cruzan el antiguo cauce del río Turia. Su imagen todavía sorprende, un gran cubo, un cajón que contiene a los grandes creadores del arte moderno y contemporáneo.

Nada más entrar un gran hall ejerce de distribuidor. Frente a nosotros una escalera conecta las plantas superiores. A nuestra izquierda un par de salas. A la derecha la cafetería, la tienda y la biblioteca.

Después de bastante tiempo sin ir, nos sorprendió ver que en parte de este hall se ha habilitado un falso jardín, con plantas en macetas y asientos para que las personas que acudan al IVAM puedan descansar durante su visita. Confesamos que no estábamos muy seguros si era una instalación o realmente era para un lugar de descanso. Nunca se sabe con el arte contemporáneo.

En un nivel inferior se encuentra la Sala de la Muralla. Se dedica para exposiciones temporales, generalmente de obras de pequeño formato, como fotografía o grabado. Su nombre procede de que aquí se puede ver un tramo de la muralla medieval que guardaba la ciudad de Valencia.

LA COLECCIÓN PERMANENTE DEL IVAM


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

La colección permanente del IVAM alberga obras de algunos de los artistas modernos y contemporáneos más importantes. Para poner en contexto, se considera arte moderno el que surge a partir del impresionismo. Estamos hablando de un movimiento artístico que surgió , más o menos, en la década de 1860. Por su parte el arte contemporáneo es el que surge a mitad del s. XX, tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Hay dos los artistas sobre los que pivota el grueso de la colección permanente del IVAM: Ignacio Pinazo y Julio González.

IGNACIO PINAZO


En orden de antigüedad, Ignacio Pinazo fue un pintor valenciano que nació a mediados del s. XIX. Probablemente el mejor pintor valenciano de su época, tras Joaquín Sorolla. Comenzó su carrera artística como pintor del romanticismo, lo que se llevaba en la época. Tras un viaje a Italia que se costeó él mismo (procedía de una familia humilde y tuvo que trabajar desde muy pronto) su estilo se ve influenciado por los machiaioli, un grupo de pintores que quiere romper con la tradición y utiliza una técnica similar a la de los impresionistas (resumiendo mucho).

Gran parte de la temática de Pinazo gira en torno a las costumbres y lo cotidiano. Pinta escenas que ve y las retrata con apenas unas pinceladas o trazos. Para ello utiliza todo tipo de soportes: lienzo, tabla, cartón, papel... Pinazo es casi un pintor compulsivo, y en el IVAM podemos ver muchos dibujos que casi podríamos considerar garabatos, pero que ejecutados por un gran artista tienen un hecho diferencial.

JULIO GONZÁLEZ


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Por su parte, Julio González fue un artista que influyó en la escultura de su época. Nacido en Barcelona en una familia de orfebres, se marchó a París para desarrollarse como artista. Allí consiguió trabajo como soldador en una fábrica de la automovilística Renault. Estos conocimientos técnicos y de materiales los incorporó a su obra artística. Además fue maestro de soldadura de otros artistas, como su amigo Pablo Ruiz Picasso.

Aunque la obra de Julio González se muestra en los museos de arte moderno y contemporáneo más importantes de Europa, el grueso de su colección se encuentra en el IVAM, ya que su familia decidió donarla a este museo. No en vano el IVAM tiene el "apellido" Centro Julio González, para destacar que es el centro de referencia de este artista.


Entre las obras más importantes que se pueden ver en el IVAM se encuentra Homme Cactus, una de sus obras cumbres dentro de su período de escultura cubista. También se muestran una serie de piezas relacionadas con la Montserrat. González creó este icono como representación de la mujer fuerte y resistente. Una Montserrat que fue una de las estrellas en el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París en 1937. En este pabellón el gobierno republicano quiso internacionalizar la Guerra Civil para lograr adhesiones y colaboración, y por ese motivo encargó una obra a Picasso. Esta obra fue finalmente el Guernica, probablemente la obra artística española más importante del s. XX. 

EXPOSICIONES TEMPORALES EN EL IVAM


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Como todo buen museo que se precie, parte de su importancia se mide por la calidad de las exposiciones temporales que ofrece. Y estas tienen un gran nivel. Hemos visto exposiciones de Carmen Calvo, Juan Navarro Baldeweg, Alexander Calder o Roy Lichtenstein, figuras esenciales en España y el arte mundial.

Nosotros en nuestra última visita al IVAM vimos dos exposiciones temporales muy distintas. En primer lugar una retrospectiva de La Nave, un colectivo de diseñadores y artistas gráficos, que toman su nombre de la nave industrial que compartieron para trabajar (co-working antes de que se inventara el término). Revolucionaron la Valencia de los años 90 y sus diseños forman parte de la memoria sentimental de millones de valencianos. Algunos incluso se siguen utilizando hoy en día, casi 30 años después.

La otra exposición temporal que pudimos ver en nuestra visita al IVAM fue la del artista libanés Aref El Rayess. ¿Lo conocíamos? No ¿Conocemos algún artista libanés? Ni por casualidad. Pero precisamente estas visitas son muy enriquecedoras por estos encuentros inesperados. Así, de vez en cuando, podemos dejar de mirarnos nuestro ombligo artístico y comprender que siempre hay otras visiones igual de interesantes. 

IINFORMACIÓN DE SERVICIO


Como ya hemos indicado al inicio del artículo, el IVAM se encuentra en la calle Guillem de Castro, en el centro de Valencia. Esta calle es una auténtica milla de oro cultural. A escasa distancia se encuentra el Centro Cultural de la Beneficencia, que acoge el Museo de Prehistoria de Valencia y L’ETNO, Museo Valenciano de Etnología (que ha sido distinguido como Mejor Museo Europeo en 2023). En el otro extremo de la calle se encuentra el MUVIM, Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad. Justo al lado está la Biblioteca Provincial, antiguo Hospital. Más o menos a mitad de calle se encuentran las Torres de Quart, uno de los monumentos más imponentes de la capital del Turia. Y no muy lejos de la Beneficencia encontramos la escultura dedicada a Cervantes, obra del gran escultor Mariano Benlliure. No me lo superes, iguálalo.

Llegar hasta el IVAM es muy sencillo. Mediante metro podéis llegar desde la parada Turia, en las líneas 1 y 2. También la línea 4 de tranvía tiene una parada no muy lejos, en Pont de Fusta. Si preferís el bus, la línea C1 de la EMT tiene parada en la misma puerta, y las líneas 28 y 95 tienen parada muy cerca. También podéis llegar paseando por el Jardín del Turia o atravesando el centro histórico de Valencia.  

Por último las tarifas del IVAM. La entrada general cuesta 5 €, mientras que los miércoles a partir de las 16:00 h. y los domingos la entrada es gratuita. 


El IVAM de Valencia, vanguardia del arte moderno

Es cierto que en ocasiones el arte moderno y contemporáneo no es muy sencillo para muchas personas. Precisamente por ese motivo es más recomendable la visita a los museos de arte contemporáneos, para que poco a poco, y con un cierto “entrenamiento” podamos ir entrando en este mundo. Creemos que son los niños quienes más lo disfrutarán, ya que suelen ser más libres y más abiertos a las vanguardias, y posteriormente suelen interpretarlas con sus propias vivencias. En resumen, no les tengáis miedo al IVAM y disfrutaréis la visita.  












domingo, 28 de mayo de 2023

ARTE EN EL PALACIO DE COMUNICACIONES DE VALENCIA

En el primer tercio del siglo XX Valencia se parecía poco a la ciudad que es hoy en día. Aunque a veces nos parece que hay espacios que han sido tal cual son ahora durante toda la vida, la realidad es muy distinta. Un ejemplo perfecto sería la plaza del Ayuntamiento de Valencia donde se encuentra el edificio del que os vamos a hablar en este post: El Palacio de Comunicaciones.

Arte en el Palacio de Comunicaciones de Valencia

Situado en él vértice contrario a la Casa Consistorial, en 1923 se inauguraba este nuevo edificio bautizado como Palacio de Comunicaciones. Su monumentalidad es un contrapunto perfecto al Ayuntamiento y “viste” una plaza que se iba a convertir en la más importante de la ciudad. Para muchos ciudadanos de Valencia sigue siendo el edificio de Correos, en singular a pesar haya oficinas en cada barrio, aunque  la entidad trasladó toda su operación a otro edificio y este carezca de actividad para envíos postales (ni que decir tiene para enviar telegramas).

UNA HISTORIA DEL SIGLO XX


El 31 de diciembre de 1922 Finalizaron las obras del Palacio de Comunicaciones, el edificio que albergaría las dependencias de Correos y Telégrafos. Miguel Ángel Navarro fue su arquitecto. Zaragozano de origen, trabajó fundamentalmente en su provincia natal. Realizó un edificio monumental de estilo ecléctico aunque con elementos de modernismo valenciano (la Estación del Norte, a la que recuerda algunos elementos, está muy cerca) y elementos de decoraciones inspirados en la arquitectura francesa.

De su fachada destaca su entrada a modo de arco de triunfo. Su decoración escultórica remite a los transportes, como símbolo del progreso, y tiene una alegoría de los cinco continentes. Por último, la torre metálica que corona el edificio, con una escalera de caracol en su interior y que servía para la antena telegráfica (para los que os criasteis ya en el siglo XXI, sería algo así como los abuelos de los SMS). En el interior uno de los elementos más destacados es su cúpula de cristal con un escudo de la ciudad de Valencia con símbolos de Correos en el centro.

Arte en el Palacio de Comunicaciones de Valencia

Hace poco más de un año la Generalitat Valenciana compró este edificio en un plan de recuperación de inmuebles históricos para ponerlos al servicio de la ciudadanía. Aunque su uso principal no acaba de estar bien definido, aquí se han realizado aquí conferencias y actos de distinto tipo. Parece que finalmente tendrá que ver con el arte. No en vano se ha estrenado con varias exposiciones de primerísimo nivel.

EL LEGADO DE LA COLECCIÓN LLADRÓ


La planta baja del Palacio de Comunicaciones es el lugar donde se expone la que fue colección pictórica de los hermanos Lladró. Sí, los creadores de la famosa marca de porcelanas decorativas, conocida por sus figuras de niños con perros y puestos de floristas. Pero tienen mucho más, y actualmente se ha puesto las pilas, incluso con una colección de piezas con licencia Star Wars.

El que aquí escribe realizó sus prácticas de la carrera en el Museo Lladró y tiene un grato recuerdo de aquella época. De hecho la visita a esta exposición es más un ejercicio de nostalgia que no una visita para conocer las obras de arte que integran esta muestra. Aunque teniendo en cuenta que no recordaba parte de las obras que integran la colección, no está mal que lo visitáramos.


Arte en el Palacio de Comunicaciones de Valencia

Las primeras obras que podemos ver son las estrellas de la colección. Ambas realizadas por el valenciano Joaquín Sorolla. Precisamente 2023 está dedicado a este magnífico artista. Las obras son “Yo soy el pan de la vida”, la más grande que pintó Sorolla (nada menos que 4,1 x 5,3 m.), y “Labradora valenciana” un lienzo absolutamente magnífico, tanto que es la imagen que ilustra esta exposición. La colección de los Lladró estaba fundamentalmente compuesta por obras de pintores valencianos, por lo que veremos nombres tan fundamentales como los de Vicente Macip, Juan de Juanes, José de Ribera o Ignacio Pinazo, abarcando así un abanico que se inicia en el gótico tardío y llega prácticamente hasta el siglo XX.


También encontraremos obras de otros autores como Zurbarán, Berruguete o la casi desconocida (por desgracia) Margarita Caffi. Una colección muy interesante que incluyen incluso una jarra de plata labrada por Mariano Benlliure para conmemorar la firma del tratado hispano-marroquí en 1910.

LA FOTOGRAFÍA COMO ARMA


Arte en el Palacio de Comunicaciones de Valencia

En la primera planta nos encontramos, en el sentido más literal porque desconocíamos que estaba, un par de exposiciones de fotografía muy interesantes. La verdad es que es muy agradable encontrarse sorpresas como esta cuando visitas una exposición. Por desgracia no pudimos hacer ninguna fotografía al estar prohibido por los derechos de imagen de las muestras.

En primer lugar visitamos una exposición con fotografías realizadas por Walter Reuter. Localizadas en muy mal estado de conservación y restauradas meticulosamente, las fotografías están tomadas durante el II Congreso Internacional de  Escritores para la Defensa de la Cultura celebrado en 1937, en plena Guerra Civil española, para alertar de que nuestra contienda no era más que el ensayo de una mucho mayor, como así fue, y que se debía de combatir al fascismo en el resto del mundo. Uno de los escenarios de ese congreso fue el Ayuntamiento de Valencia que en el 37 se convirtió en sede del Gobierno de la II República. Si nos giramos y miramos por la ventana del Palacio de Comunicaciones, enfrente, veremos el edificio del Ayuntamiento.


La otra exposición se compone de fotografías realizadas por el que probablemente sea el fotógrafo más conocido del siglo XX. Este no es otro que Robert Capa. El húngaro desde pronto se especializó en cubrir guerras y mostrarlas al mundo a través de su cámara. Autor de algunas de las fotografías de guerra más famosas de la historia, podremos ver en esta exposición una selección. Como no, se incluye la célebre Muerte de un miliciano, tomada durante los primeros meses de la Guerra Civil; o varias instantáneas de la serie del Desembarco de Normandía, que Capa vivió en primerísima línea.

DATOS ÚTILES Y PRÁCTICOS 

Arte en el Palacio de Comunicaciones de Valencia

Como ya hemos comentado, el Palacio de Comunicaciones se encuentra en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, uno de los lugares que menos explicaciones hay que dar para encontrar. Os recomendamos acudir en transporte público ya que es la única forma de acceder directamente a la plaza del Ayuntamiento, además de la peatonal, por supuesto. Si queréis acudir con vuestro vehículo privado es bastante probable que tengáis que dejarlo en alguno de los parkings privados que hay por los alrededores.

Disfrutad de la plaza del Ayuntamiento, recientemente se ha peatonalizado y es una gozada. Podréis andar libremente casi por cualquier lugar de la plaza, algo que antes solo ocurría durante la celebración de las fallas. Pero los vehículos de emergencia y el transporte público tiene acceso a parte de la plaza, cuidado.

Por último, si queréis ver la exposición de la Colección Lladró daos prisa porque finaliza el 11 de junio. Después quedará depositada en el Museo de Bellas Artes (visita recomendadísima) y es posible que parte de las obras pasen a la exposición permanente, pero es bastante posible que por motivos de espacio muchas queden alojadas en sus almacenes.


Es muy interesante la nueva vida que se le ha dado a este edificio que durante mucho tiempo fue sinónimo de sobres, sellos y formularios de acuse de recibo. Un espacio para el aprovechamiento de toda la sociedad valenciana con interesantes posibilidades.

sábado, 18 de febrero de 2023

ONIL, UN DESTINO DE HISTORIA Y NATURALEZA

Situado entre montañas, en el centro de la provincia de Alicante, existe una localidad que merece una visita, una escapada para conocer todos sus encantos. Esa localidad es Onil, en la comarca de l’Alcoià, que como su propio nombre indica es la que rodea (e incluye) a la localidad de Alcoi. Rodeado de montañas, se sitúa en la conocida como Foia (Hoya) de Castalla. Mejor, imposible. 

Onil un destino de historia y naturaleza

En este post vamos a recorrer las calles de Onil para descubrir todas sus joyas, algunas ocultas y otras no tanto. Esperamos que disfrutéis tanto como lo hemos hecho nosotros de este paseo. Empezamos. 

PALACIO FORTALEZA DEL MARQUÉS DE DOS AGUAS


En el mismo corazón de Onil nos encontramos con un edificio rotundo, que desde el primer momento nos sorprende por sus líneas sencillas pero marcadas. Es el palacio-fortaleza del Marqués de Dos Aguas. Este edificio no debe confundirse con el Palacio (a secas, sin fortaleza) del Marqués de Dos Aguas, que se encuentra en la ciudad de Valencia.

Es un palacio de planta rectangular que tiene cuatro torres, una en cada esquina, que sobresalen de las líneas. Tres torres estás coronadas con almenas. La cuarta se reutilizó para convertirse en el campanario de la iglesia de Santiago Apóstol que se encuentra en una de las alas de este palacio. La fortaleza comienza a edificarse en 1539 y completa su construcción en 1614. Aunque en realidad el edificio se acaba con la construcción de la iglesia de Santiago Apóstol que tiene lugar en el siglo siguiente, concretamente en 1778. 

Onil un destino de historia y naturaleza

En su interior podréis disfrutar de un magnífico patio porticado donde se funden los estilos góticos (primera planta) y renacentista (arcadas inferiores). En la primera planta, se encuentra el Museo de la Fiesta, dedicado a las fiestas de moros y cristianos que se celebran en Onil a finales del mes de abril. Se exhiben distintos elementos característicos de esta celebración, como trajes, fotografías de la evolución de la fiesta y otros objetos empleados en ésta.

EL MUSEO DE LA MUÑECA DE ONIL 


Onil un destino de historia y naturaleza

Desde hace más de un siglo Onil es conocida por repartir sueños e ilusión entre millones de hogares de todo el mundo. En el s. XIX inició la fabricación de muñecas. Un negocio que empezó de forma artesanal y casera. Al cabo de unos años empezó a expandirse, siendo uno de los sectores económicos más importantes de la localidad. Además, debe de producir una enorme satisfacción hacer felices a tantísimas personas en todo el planeta. Para rendir el debido homenaje a un objeto industrial que es mucho más que un simple producto, en Onil tiene un museo temático.

El Museo de la Muñeca de Onil se encuentra situado en una antigua casa señorial, la conocida Casa de L’Hort (Casa del Huerto). Esta casa (casoplón) perteneciente a la familia Payá, una familia con muchos posibles y conexiones con la realeza cuyo miembro más destacado fue el cardenal Payá. El edificio tiene dos plantas, más la planta baja, con una superficie total de casi 400 metros cuadrados.  

Onil un destino de historia y naturaleza

A lo largo de sus salas hace un completo repaso de la historia de la muñeca, desde su creación hasta la actualidad. Lógicamente se centra en los siglos XIX, XX y XXI. Pero no solo de muñecas (y su producción) vive este museo, ya que también hay espacio para los Playmobil. Pero, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Fácil, los que ya tienen algo más de edad, recuerdan que se llamaron (hay quien todavía los nombra así) Famobil. Bien, esto vino porque FAMOSA (siglas de Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil Sociedad Anónima) compró la licencia, hasta que la empresa matriz vió el negociazo y ni licencia ni leches. Además la fábrica estaba, como no, en Onil.

Una visita absolutamente esencial e imprescindible si visitáis Onil. Por si fuera poco, la entrada es gratuita. Se puede visitar de martes a domingo de 11:00 a 13:30, y los sábados, además, de 17:30 a 19:30.

EL ÁREA RECREATIVA CASA TÁPENA


Uno de los lugares que más nos gustan en Onil es el área recreativa Casa Tápena. Todos aquellos que nos sigais con cierta frecuencia ya sabéis que nos encanta y es una de nuestras áreas recreativas favoritas. Está a unos 2 kilómetros del casco urbano, junto a la carretera que se dirige hacia Banyeres de Mariola.

Esta área recreativa tiene los servicios e instalaciones que creemos que deberían tener todos estos espacios. A saber: un aparcamiento suficiente, paelleros que se puedan usar cuando esté permitido, unos aseos cuidados y limpios (a pesar de los pesares se puede), una zona de picnic amplia con mesas al sol y en la sombra, juegos infantiles y sitio para correr, jugar y hacer el pinopuente si te apetece. Pero además cuenta con un laberinto vegetal de unos 2000 m². Una auténtica pasada, un lugar divertidísimo. 


Onil un destino de historia y naturaleza

Pues esto no es todo. Casa Tápena también tiene un aula de educación ambiental. Y no solo un aula, también a su alrededor se pueden visitar distintos ambientes naturales que se dan en las regiones mediterráneas. Estas son: zona agrícola con árboles frutales (y un pequeño huerto), un jardín mediterráneo, una zona de humedal y, por último, un bosque de pinos carrascos. Y si veis que os falta algo, justo enfrente de Casa Tápena está la ermita de Santa Ana, que cuenta con otra área recreativa, bastante menor, eso sí. 

TAMPOCO OS PODÉIS PERDER EN ONIL...


No creáis que aquí se acaba la visita a Onil. Estos tres lugares tienen suficiente entidad por ellos mismos como para justificar una visita a este municipio. Pero hay más. Como por ejemplo el pozo de nieve que se sitúa en la parte más elevada del Casco Antiguo. Estos pozos eran almacenes de hielo, que posteriormente era vendido por toda la provincia. 

Impresiona la sencillez del convento de la Inmaculada, un edificio levantado en el s. XVII. Hoy está ocupado por religiosas, aunque en sus inicios fueron los monjes franciscanos quienes habitaban este complejo. 

Onil un destino de historia y naturaleza

No podemos olvidarnos de uno de los hijos más ilustres de Onil. Este es el pintor y escultor Eusebio Sempere, que nació en Onil 1923 y falleció en 1985 en su ciudad natal. Fue un artista de vanguardia, que trabajó junto a otros grandes autores de su generación como Eduardo Chillida. Entre otros reconocimientos, recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1983. Pero el mayor reconocimiento para un artista es que su obra, enmarcada en el arte cinético y/o op-art (arte óptico), se encuentre en los museos de arte contemporáneo más prestigiosos del mundo. También hay obras suyas en Onil, como la escultura dedicada a los primeros fabricantes de muñecas que se encuentra en la entrada de la Casa de Cultura.

A todo esto, que no es poco, le podéis añadir algo de la rica gastronomía de la zona.  Especialmente recomendada para el invierno por la contundencia de sus ollas o sus gazpachos de carne, por destacar dos platos tradicionales que, junto a los arroces, estarían en cualquier recomendación.  

Tenéis motivos de sobra para perderos por Onil. Realmente vais a disfrutar de todos sus atractivos. Además, los hay para todos los públicos y todos los gustos. ¿Os apuntáis? 

miércoles, 8 de febrero de 2023

EXPLORANDO OTRA FORMA DE VIDA EN EL MUSEO COMARCAL DE L'HORTA SUD

La atención del público general suele ir dirigida, en lo que a museos se refiere, a los más grandes. Esos transatlánticos culturales que cada vez más se están contagiando de esa fiebre de franquiciación que envuelve al mundo. La palabra no existe, pero creemos que se entiende: convertir todo en una franquicia. Al igual que ocurre con las tiendas de ropa o los restaurantes, de vez en cuando hay que dirigir la mirada a propuestas pequeñas y distintas, como el Museo Comarcal de l’Horta Sud, en la localidad valenciana de Torrent

Explorando el Museo Comarcal de l'Horta Sud

Hasta no hace tanto tiempo las tareas agrícolas eran las predominantes en el área que rodea la ciudad de València. Poco a poco el paisaje de huerta tradicional en la Vega de Valencia se va perdiendo, y con él muchos usos y costumbres. No solo eso, también un patrimonio milenario como el de las acequias y el Tribunal de las Aguas, por ejemplo. Instituciones como el Museo Comarcal de l’Horta Sud Josep Ferrís March (en 2003 fue bautizado con el nombre de uno de sus máximos impulsores) se encarga de, en sus propias palabras, la conservación, difusión, investigación y exposición del patrimonio cultural de este territorio, que está muy vinculado a la huerta. 

EL NACIMIENTO DEL MUSEO DE L’HORTA SUD



En 1995 la Mancomunitat Intermunicipal de l’Horta Sud, un órgano supramunicipal que agrupa a los 20 municipios de esta comarca valenciana, adquiere una antigua casa que había pertenecido a una familia de agricultores, y que había estado habitada hasta la década de los 80 (del s. XX, claro). En junio del año 2000 se inaugura el museo, y tres años más tarde se le dota de una sala para exposiciones temporales que está separada de la colección permanente, lo que le permite ampliar sus dotaciones y sus actividades.  

Las piezas exhibidas son fruto de donaciones de particulares que residen en varios municipios de la comarca. Los objetos se presentan en las diversas habitaciones de la antigua vivienda, convertidas ahora en salas del museo. Además de las que se relacionan con las tareas agrícolas, hay una serie de objetos que remiten a la vida cotidiana en una casa del primer tercio o primera mitad del siglo pasado. De hecho este museo forma parte de la red de museos etnográficos de la Comunidad Valenciana, colaborando con L’Etno, el museo de Etnología de la Diputación de Valencia, que se encuentra en el edificio de la Beneficencia junto al Museo de Prehistoria.

Explorando el Museo Comarcal de l'Horta Sud

Las salas se distribuyen a través de la planta baja y un primer piso. En el centro hay un patio, alrededor del que se organizarían las distintas estancias, además de servir de corral y caballerizas. Aunque bastante reformado (sobre todo el suelo), sigue manteniendo una esencia muy especial. En verano se debe de estar de lujo, no tenemos pruebas, pero tampoco albergamos dudas. Además, hay un sótano, que alberga la sala de exposiciones temporales. 

QUE SE VE EN EL MUSEO DE L’HORTA SUD



Se pueden distinguir tres partes en este museo. En primer lugar las estancias que corresponden a la vivienda. Se pueden visitar dos dormitorios. Uno correspondería al del matrimonio de la casa. La organización social también se traduce en la distribución del hogar. Otro dormitorio sería del hijo o hijos. Aquí podemos ver también juguetes antiguos, como un caballo de cartón, uno de los juguetes más deseados hace un siglo, más o menos. Otra de las estancias de la parte de vivienda, quizás la más esencial, es la cocina. Aquí hay bastantes objetos que nos sonarán, seguro que en casa (o en la de un familiar) hay algo igual o similar. 

La segunda parte sería todo lo relacionado con las tareas agrícolas en el hogar. Porque estos trabajos no se limitaban al campo. Allí se cultivaba y se cosechaba (resumiendo), pero otras muchas labores se realizaban en casa. Porque la casa era vivienda y también lugar de trabajo. Hasta tienda, si se terciaba. A ver si pensabais que eso de trabajar desde casa se había inventado ahora. Pues como todas esas palabras rarunas que nos intentan colar en un fake inglés, y que disimulan una realidad, generalmente triste, que lleva inventada tela de tiempo: coworking, coliving, carsharing, sundrying… 


Explorando el Museo Comarcal de l'Horta Sud

Entre estas estancias se encuentran la cambra, la cámara en castellano, esa habitación donde se elaboraban y guardaban productos para su posterior consumo. Desde vino o aceite hasta embutidos. Otra estancia es la caballeriza, junto al patio y corral. Ahora mismo en el museo se ve un magnífico carro. Y dos bicicletas. Justo al lado, hay un minúsculo espacio, tapado con una cortina y donde únicamente hay un asiento de piedra con un agujero, y bajo una tinaja. Y un clavo donde hay tiras de periódico. 

VISITAMOS LA ANDANA



Por último queda el espacio de la primera planta. Es lo que en Valencia se conoce como andana. Es un piso superior que se utilizaba como almacén para guardar los productos de las cosechas. No nos sale la traducción castellana (podéis dejarla en los comentarios). En ocasiones también se utilizaba como secadero. En el caso del Museo de l’Horta Sud, este espacio está dedicado a los aperos, a las herramientas que se utilizaban para el campo, y la casa. Arados, azadas, palas, rastrillos, trillos. Pero también básculas, descascarilladoras, mesas para elaborar chocolate… 

Y una curiosidad bastante interesante. En una esquina de la sala hay una estructura hecha de cañas. Es un criadero de gusanos de seda. Porque la seda era un gran negocio (y lo es). Creo que hoy en día son pocos los niños que crían gusanos de seda. Si en vez de tenerlos en una cajade zapatos con agujeros, los tienes en una estructura dedicada exclusivamente a su cría, puedes tener cientos o miles de capullos de seda. De vez en cuando en el Museo de l’Horta Sud crían unos cuantos. ¿Venderán la seda? 

Otra cosa curiosa que se puede ver en la andana son las pinturas y los grafitos que se conservan en las paredes. Lo de grafito queda muy académico. En realidad son cuentas hechas sobre la pared, que curiosamente se han conservado. ¡Con lo fácil que es tener una calculadora!

MÁS ACTIVIDADES EN EL MUSEO


Explorando el Museo Comarcal de l'Horta Sud

Además de su colección permanente, el museo también cuenta con una sala de exposiciones temporales donde se exhibe muestras de arte y objetos de temáticas variadas relacionadas con la cultura y patrimonio de la comarca. Estas exposiciones son cambiantes y están diseñadas para que los visitantes se interesen y aprendan sobre diferentes aspectos de la cultura de l'Horta Sud. Esto significa que cada vez que los visitantes vayan al museo, tendrán la oportunidad de ver algo nuevo y aprender sobre diferentes elementos de la cultura local.

El Museo Comarcal de l'Horta Sud también ofrece una amplia gama de programas educativos para escuelas y grupos de visitantes. Estas actividades incluyen visitas guiadas y talleres interactivos en los que los participantes pueden aprender más sobre la cultura y patrimonio de la comarca a través de la exploración y la experiencia práctica. 


Las visitas guiadas tienen un gran éxito, pero también los talleres de restauración de bienes muebles, los conciertos (en el maravilloso patio que tienen), o los talleres de manualidades o cuentacuentos para niños.  Es recomendable (incluso necesario) reservar con antelación. Hay dos maneras de contactar, a través del teléfono (+34 desde fuera de España) 961 588 221 o bien al correo electrónico museu@museuhortasud.com. También aquí os podrán informar de todas las actividades que realizan.

También se organizan visitas a espacios en el exterior del Museo. Por ejemplo, han tenido una serie de exposiciones temáticas de los distintos municipios de la comarca, y se complementaban con visitas a esos municipios. Una forma de vivir más de cerca el patrimonio y la cultura. 

INFO ÚTIL SOBRE EL MUSEO DE L’HORTA SUD


Explorando el Museo Comarcal de l'Horta Sud

El Museo Comarcal de l'Horta Sud Josep Ferrís March se encuentra en la calle Virgen del Olivar, 30, en la localidad de Torrent, como ya hemos comentado al inicio del post. Está a un paso del centro de la localidad y de su famosa torre (de eso hablaremos en otra ocasión). También está a tiro de piedra de la estación de metro Torrent, que nos comunica con el centro de la ciudad de Valencia y otras localidades de la provincia, a través de las líneas 1, 2 y 7. 

El horario de apertura varía dependiendo de la época del año. En los meses de junio, julio y septiembre abre de lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 20:00, a excepción de los festivos. Durante el mes de agosto permanece cerrado. El resto de meses (de octubre a mayo) abre de martes a sábado de 10:00 a 13:00, además de las tardes de los miércoles de 17:00 a 20:00. Los festivos, evidentemente, no abre.

Os recomendamos que hagáis una visita intergeneracional, como se conoce ahora. Esto es, que visitéis este museo acompañados de los niños y de los abuelos. Nosotros nos encontramos en esa generación bisagra que todavía hemos visto algo de ese modo de vida, o al menos nos lo han contado. Nuestros hijos ni por asomo. Para ellos les parece tan lejano como a nosotros un castillo medieval. Y no hace tanto tiempo en realidad. 



Así que no os hagáis los perezosos. El Museo Comarcal de l’Hora Sud merece mucho la pena y os transportará a un pasado no tan lejano. Distinto, y probablemente más duro. Pero que no debe perderse.