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jueves, 5 de julio de 2018

UN PUEBLO QUE DEJA HUELLA: EL CASTELLAR

No mentimos si afirmamos que Teruel es una de las provincias que tiene un mayor número de pueblos por descubrir y disfrutar. Más allá de la capital y de Albarracín (ojo, palabras mayores), Teruel seguramente de un salto en su oferta turística con pueblos como El Castellar y las acciones que emprende por ser conocido.


El ejemplo de El Castellar no es casual. Vamos con unos datos para que veáis: situado en la comarca de Gúdar-Javalambre, a unos 40 km., de la capital, tiene 54 vecinos empadronados. ¡54! Uno de esos pueblos que lucha contra la despoblación, después de que durante la década de los 60 y 70 muchas de sus familias emigraran a las provincias de Barcelona, Valencia y Castellón. Aunque en verano multiplique su población gracias a las familias que vuelven al pueblo, la lucha persiste.


¿Qué nos atrajo a visitar El Castellar? Dentro de los programas de investigación que lleva a cabo la Fundación Dinópolis en toda la provincia de Teruel, los paleontólogos descubrieron a las afueras de este pueblo un yacimiento de icnitas. ¿Qué son las icnitas? Pues huellas fósiles de dinosaurios. Tras unos trabajos de puesta en valor por parte de la Fundación Dinópolis, el yacimiento se puede visitar gracias a las pasarelas y los techados instalados, y a los carteles que estamos viendo, y ayudan a localizar las huellas, que no siempre es fácil. Para acceder os aconsejamos que llevéis calzado adecuado ya que la senda que baja al yacimiento es pedregosa y puede darnos un susto. Por supuesto, con carros o sillas de ruedas es imposible llegar. Como curiosidad, en mayo El Castellar fue la sede en Teruel del Geolodía, y se visitó el yacimiento a la luz de la luna.



El yacimiento tiene una superficie de unos 500 m2, y se han encontrado cerca de 160 huellas. Gracias a éstas sabemos que hace unos 150 millones de años por estas tierras habitaron grandes dinosaurios. Concretamente algún tipo de dinosaurio carnívoro, alguna especie de gran herbívoro y algún tipo de estegosaurio. En aquel momento el clima era húmedo y caluroso, parecido al clima tropical. Esta era una zona lacustre y la costa del mar de Tethys no debía quedar muy lejos, aunque viendo el actual paisaje plagado de sierras es difícil imaginarlo. Las huellas las dejaron en el barro y han permanecido inmutables hasta hoy.



Aprovechando todo esto en El Castellar han creado un Dinopaseo, es decir una ruta por el pueblo siguiendo 10 paneles en los que hay reproducciones de las icnitas más características del yacimiento. De este modo conoceremos la iglesia de San Miguel, edificada en el s. XVIII. Nos sorprende que en la hornacina de la fachada la imagen ocupa muy poco espacio, probablemente porque sustituye a otra desaparecida y lo que había es lo que había...



También pasaremos por el Ayuntamiento, antigua Casa del Concejo, levantada a finales del s. XVI, y con un soportal muy chulo. Se encuentra en la plaza Mayor, donde está uno de los pocos bares del pueblo. Llegando al Ayuntamiento podremos hacernos una foto con la figura de un allosaurio, un dinosaurio carnívoro que podría ser uno de los que dejó su huella impresa para la eternidad. Esta información, y mucha más, nos la precisa nuestro paleontólogo de cabecera, nuestro hijo mayor, que con 8 años tiene muy claro su futuro. A los niños les encantó hacerse selfies con un dinosaurio "de verdad".



También es interesante saber que el edificio más antiguo de El Castellar es su castillo, que fue levantado originalmente en el s. XII, aunque ha llegado a nuestros días con restauraciones y reconstrucciones. Desde los años 70 del pasado siglo pertenece a una familia que lo adquirió en una subasta al Estado, lo rehabilitó y actualmente es su vivienda.

Por último comentar que hay dos ermitas en El Castellar, ambas erigidas en el s. XVII. La de Santa Bárbara se encuentra en el pueblo. Muy cerca hay un merendero con mesas de picnic donde podemos descansar y dar un bocado. La otra ermita, dedicada a la Virgen del Pilar, está a unos tres kilómetros del pueblos, en la carretera que comunica con Formiche Alto. En esa misma carretera encontraremos también uno de los miradores de estrellas que hay en diferentes puntos de la comarca Gúdar-Javalambre. Es muy interesante para los niños, ya que pueden hacerse unas fotos muy divertidas y descubrir algo acerca de las constelaciones y su traslación a lo largo del año. 



Ya sabéis, un pueblo con 54 habitantes puede ofrecernos suficientes motivos para visitarlo. El despoblamiento de muchas zonas rurales de nuestro país es un hecho que las autoridades intentan atajar, aunque es muy complicado por las condiciones de vida, sin tantas facilidades como cerca de las grandes ciudades, pero con otras características, como la tranquilidad y el encanto de vivir en lugares únicos.



jueves, 28 de junio de 2018

UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DEL MUNDO: GUADALEST

Dicen que El Castell de Guadalest (Alicante) es una de las atracciones más visitadas en nuestro país, únicamente superada por el Museo del Prado y justo por delante de La Alhambra. Quizás sea una exageración cargada de marketing y que sería más ajustado a la realidad decir que es uno de los pueblos más visitados de España, lo que no deja de tener un enorme mérito porque con algo más de 200 habitantes recibe alrededor de 2.000.000 de turistas al año (turista arriba, turista abajo) procedentes en su inmensa mayoría de excursiones desde los destinos turísticos de costa cercanos (Benidorm, Altea, Calpe, etc.).


Lo que sí que es cierto es que Guadalest (forma abreviada y popular) fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974, forma parte de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España desde 2015 y fue confirmada como miembro de pleno derecho de la Federación Internacional de los Pueblos más Bonitos del Mundo en 2016.

Todo esto está muy bien, pero, ¿qué podemos hacer en Guadalest? Para empezar, conocer el casco histórico con el castillo de San José y la casa Orduña en la parte más alta del pueblo, disfrutar de las vistas del valle del Guadalest, hacer senderismo o entrar en alguno de los numerosos museos que alberga. Pero será mejor ir por partes.

El Castell de Guadalest está dividido en tres barrios. El barrio nuevo, donde se encuentra el parking en el que obligatoriamente hay que aparcar (2€ el ticket), el barrio del arrabal situado en las faldas de la peña donde se asienta el castillo, y el barrio del castillo, al que se accede a través del portal de San José, excavado en la roca. Una recomendación antes de la visita: muchas de las calles están empedradas y la cuesta por la que se accede al barrio del castillo está muy empinada. Por el mismo motivo intentad evitar los carritos de bebé, siempre y cuando sea posible.

La mayoría de servicios, bares, restaurantes y tiendas se encuentran en el barrio del arrabal. También la mayoría de museos de Guadalest. Es fundamentalmente peatonal, lo que no quita para que alguna vez acceda algún coche a sus calles. El recorrido lo iniciaremos en la calle del Sol, junto al antiguo lavadero. Podemos optar por dos caminos (tranquilidad, veréis que os podéis perder), seguir recto por la calle de la Peña (escaleras) o doblar inmediatamente a la derecha por la calle del Aire para volver a doblar a la izquierda por la calle de la Virgen. Esta opción carece de escaleras, por lo que está recomendada si lleváis carro o silla de ruedas. A unos 100 metros ambos recorridos vuelven a encontrarse. 

Justo en este punto las vistas son impresionantes. Se ve todo el valle de río Guadalest, la cercana Callosa d'en Sarrià y al fondo el mar Mediterráneo. En invierno se suele dar la situación de encontrarse con las montañas nevadas y ver entre ellas el mar, una curiosa estampa. Es el punto perfecto para inmortalizar el campanario de Guadalest, uno de los iconos de la localidad, que se alza solitario sobre una peña. También en este lugar, bajando una pequeña cuesta, hay un parquecito con un par de bancos, una mesa de picnic y varios juegos infantiles donde podremos descansar unos minutos.


La cuesta de Gabriel Miró desemboca en el portal de San José el único acceso que había al antiguo recinto amurallado. A la izquierda se encuentra una de las puertas originales que se conserva como curiosidad, despojada de su función. Este punto entraña cierta dificultad si vamos con carro o silla de ruedas, la cuesta es muy pronunciada y puede resbalar, cuidado.

El barrio del Castillo esconde la parte más antigua de la población, donde se localizan los restos del castillo de San José y del castillo de la Alcozaiba, del que solo queda en pie una torre. También encontramos la Casa Orduña, la vivienda de los señores de Guadalest que fue adquirida por el pueblo y los vecinos en el año 1994 y posteriormente musealizada; la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y, al final de la única calle, la plaza de San Gregorio, con el Ayuntamiento y la prisión del siglo XII, en los bajos de la casa Consistorial. Éste es uno de los primeros edificios históricos que se pudo visitar en Guadalest. Con mi familia subíamos desde Benidorm un par de veces al año, y recuerdo de visitarlo de niño. Hablamos de finales de los años 80. La prisión (por no llamarla calabozo) es una estancia amplia, diáfana, con unas escaleras por las que se desciende al lugar donde se hallarían los presos, y un aljibe en el que se almacenaba agua para su posterior consumo. Tiene más de curiosidad histórica que de testimonio fiel, ya que apenas conserva mobiliario.

Desde la plaza de San Gregorio tenemos unas vistas bellísimas del pantano de Guadalest, construído entre los años 1953 y 1971 para abastecer a toda la comarca, antes incluso de que se iniciara el boom turístico. Sorprenden sus aguas color turquesa. A nuestra derecha queda la torre del Peñón de Alcalá, en estado de ruina, pero todavía puede verse parte de esta torre vigía a la que se accedía mediante una escala de cuerda. Los aventureros también podéis realizar una ruta senderista circular que parte de la presa del pantano hasta la cercana localidad de Beniardà, y vuelta en paralelo al embalse. No es muy complicada y tiene una duración estimada de unas tres horas y media.



¿Y qué pasa con los museos? Ya hemos comentado que hay nueve (o diez) museos, lo que convierte a El Castell de Guadalest en el municipio con mayor número de museos por habitante, aunque esto no se recoja en los anuarios internacionales por las características de los mismos, que deberían denominarse colecciones mejor que museos, pero bueno. Hay para todos los gustos, y no dejan de ser curiosos:

- Museo de saleros y pimenteros: Situado junto al parking, en el barrio nuevo. Cuenta con unas 20.000 piezas, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Solo hay otro museo sobre esta temática en el mundo, concretamente en Tennessee, EEUU. Abre todos los días a las 11:00 hasta las 19:00 en invierno, las 21:00 en verano. La entrada cuesta 3 euros.

- Museo microgigante: Creado por Manuel Ussá, muestra creaciones en miniatura, como esculturas talladas en un pelo, la cabeza de un alfiler, etc. Es bastante curioso y sorprendente. Se encuentra en la calle del Sol, frente al antiguo lavadero. Abre todos los días de 10:00 a 20:00. La entrada cuesta 4 euros para adultos y 3 para niños, aunque hay un bono para visitar conjuntamente el de microminiaturas por 6 euros para adultos y 4 los niños.

- Museo medieval de la tortura y pena capital: Está en la calle Honda, perpendicular a la calle del Sol. Su nombre deja pocas dudas de lo que vamos a encontrar. Más de 70 piezas que dejan a las claras que si la humanidad hubiera empleado su inventiva para alcanzar el bien y no para fastidiar al prójimo, mejor nos iría a todos. Abre todos los días de 10:30 a 21:00. La entrada vale 4 euros para adultos y 2 para niños.




- Museo belén ecológico y casitas de muñecas: Se encuentra en la calle de la Virgen. Dispuesto en varios pisos, la estrella es un belén enorme con un tren a escala que lo recorre periódicamente. Completan la colección varias casitas de muñecas, representando cada una una escena cotidiana con bastante detalle. También se muestran juguetes antiguos como complemento a la visita. Abre de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 21:00 en verano. La entrada vale 5 euros para adultos y 3 para niños, algo cara en nuestra opinión. 

- Museo mundo del gato: El museo más reciente. Una amplia colección de figuritas acerca de este felino que tan cuqui es en instagram. Se encuentra en la calle de la Virgen. Abre de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 19:00 en verano. La entrada cuesta 3 euros para adultos y 2 para niños.

- Museo de arte contemporáneo Ribera Girona: Uno de los primeros museos de arte contemporáneo que abrió en la provincia de Alicante. El artista Ribera Girona reúne tanto obra propia como de otros artistas. La colección se muestra tanto en el interior como en el denominado como Jardín Mágico. Abre de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 20:00 en verano. Por la falta de información actualizada que hemos encontrado sobre precios probablemente haya cerrado.

- Museo etnológico: Es una casa típica del s. XVIII en la que se muestran los objetos con los que se realizaban las tareas cotidianas en la época, tanto las domésticas como las laborales, ya fuera en el campo o en oficios artesanales como la carpintería. Es bastante interesante, sobre todo para los niños que no pueden imaginar su vida artilugios contemporáneos (muchos mayores tampoco, para que vamos a engañarnos). Se encuentra en la calle de la Iglesia, frente a la parroquia, en el barrio del castillo. Abre todos los días de 10:00 a 19:00. La entrada es gratuita, pero no está de más hacer una aportación económica que ayude al mantenimiento de esta casa-museo.



- Museo de microminiaturas: Museo hermano del microgigante. Mismo autor, bono conjunto. Se encuentra junto al museo etnológico. Abre todos los días de 10:00 a 20:00 h.

- Museo vehículos históricos: El único museo que no se encuentra en el casco urbano, si no en la carretera que comunica con Callosa d’En Sarrià. Está muy bien señalizado, por lo que no es difícil de encontrar. La colección alberga fundamentalmente motocicletas hasta los años 70, y algunos coches de pequeño tamaño (utilitarios), un biscúter..., hasta casi las 150 piezas. Un guiño a la nostalgia de aquellos viajes con radiocasete y ventanas a medio bajar para mitigar el calor. Quizás necesitaría algo más de espacio, ya que están un poco apiñados. Complementan con una serie de objetos cotidianos antiguos como radios, cafeteras, máquinas de coser, etc. Hay un restaurante y una tienda de recuerdos anexos. Abre de domingo a viernes, de 10:30 a 18:00 y hasta las 19:30 en verano. La entrada vale 3 euros, 2 para niños de 6 a 12 años, y gratis para los menores de 6.

- Museo municipal Casa Orduña - Castillo de San José: Sin lugar a dudas el museo más importante de la localidad, y el más completo. Está situado justo enfrente del túnel por el que se accede al barrio del Castillo. Muestra la casa de la familia Orduña, que se asentaron en Guadalest en el s.XVI como alcaides del castillo al servicio de los marqueses de Guadalest. La familia prosperó hasta llegar a pertenecer a la nobleza. Esta casa muestra el mobiliario, obras de arte y otras piezas que pertenecieron a esta familia, tanto para la vida cotidiana como para el trabajo. Se sabe que la casa fue construida tras el terremoto que asoló Guadalest en 1644. Precisamente este terremoto fue uno de los motivos del arruinamiento del castillo de San José, que se puede visitar conjuntamente. Los daños producidos por el incendio provocado en la Guerra de Sucesión en 1708 (que también afectó a la Casa Orduña) y un posterior terremoto en 1748, acabaron por abandonar esta edificación que fue levantada originalmente por los musulmanes en el s. XI, y que ahora ocupa el cementerio municipal. Ojo, algunas estancias y el castillo solo tienen acceso por escaleras, por lo que las personas con movilidad reducida tienen casi imposible poder visitarlo. Abre todos los días de 10:00 a 18:00 en invierno, y hasta las 20:00 en verano. El precio de la entrada es de 4 euros para adultos y 3 para niños.

Para llegar a El Castell de Guadalest la mejor manera es coger la CV-70 que comunica Benidorm con Alcoi, es decir, la costa con el interior de la provincia. Recomendamos ir desde la costa, ya que la carretera se complica en cuanto a curvas conforme vamos adentrándonos en las sierras. Otra carretera es la CV-755, desde Altea o Callosa d’En Sarrià. También hay servicio de autobuses blicos desde Benidorm.




Dos millones de turistas al año no pueden estar equivocados, Guadalest es un pueblo que no os podéis perder. A pesar de la avalancha turística todavía conserva algo de su esencia original, de su encanto, y eso, a estas alturas, es mucho.

jueves, 21 de junio de 2018

MORELLA: RECOMENDACIONES PARA TODA LA FAMILIA

Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia esta ocupada por los romanos ¿Toda? ¡No! ... Uy, perdón. Es que la silueta de Morella a lo lejos, sobre el cerro que ocupa, nos recuerda indefectiblemente a la aldea gala donde vive el bravo Astérix. Y algo de eso hay en Morella.


Morella está situada en el interior de la provincia de Castellón, al norte, encajado en la sierra del Maestrazgo, cerca de la provincia de Teruel. Aunque el término municipal es bastante extenso, el casco urbano es bastante pequeño, principalmente por estar constreñido por la muralla medieval, que mide 1,5 km. y cuenta con 16 torres, aunque hay barrios que ocupan el exterior de las murallas. El estado de conservación del centro histórico y de sus edificios medievales le ha servido para estar en la red de Pueblos más Bonitos de España.

Si vamos en coche llegaremos por la N-232 y aparcaremos en el aparcamiento habilitado. Está muy bien indicado y es la mejor opción, ya que no se puede acceder al interior de Morella con el coche particular sin autorización, y es bastante económico, solo 2,50 € el día entero.


Para entrar a Morella buscaremos una de las puertas de las murallas. Avistaremos a un lado el acueducto de Santa Lucía, una obra construida entre los siglos XIII y XIV, con sus característicos arcos apuntados. Tanto si entramos por el portal de la Nevera como por el portal de San Miguel, unas torres de base octogonal del siglo XV que nos recordaran mucho a las puertas de Serranos de Valencia, lo primero que vamos a encontrar es el Museo Temps de Dinosaures (tiempo de dinosaurios). Y es que Morella es un centro paleontológico de primer orden, dentro de un área que incluye las provincias de Teruel, Cuenca y el interior de Valencia, ya que en el Cretácico se situaba enla costa del mar de Thetys, el antecedente del Mediterráneo. La estrella es el Morelladon beltrani, un dinosaurio que vivía en estas tierras hace 130 millones de años, y podemos hacernos una idea de su envergadura por la réplica a tamaño real que se expone en el interior de casi seis metros de alto. Está abierto de martes a domingo, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 (una hora más tarde en verano). La entrada vale 2 €, aunque mayores de 65 años, niños entre 6 y 16 años, estudiantes menores de 25 años, poseedores del carnet joven y discapacitados pagan 1,50 €, mientras que los menores de 6 años acompañados por un adulto tienen la entrada gratuita. No hacen descuentos a familias numerosas.

Frente al museo paleontológico nos encontramos con la oficina de turismo, y muy cerca está el centro de salud, que se encuentra, curiosamente, en una iglesia desacralizada (y muy bien aprovechada, por cierto). Tomaremos la calle Juan Giner en dirección al Ayuntamiento. Éste se encuentra en un edificio medieval que recibió un galardón a su restauración. El patio de entrada se encuentra generalmente abierto, aún fuera de horario de oficina. Si tenéis la oportunidad de visitarlo no os lo perdáis, es muy bonito.


La visita debería continuar por la calle Blasco de Alagón. Con total seguridad esta es la calle más fotografiada de Morella. Perviven los soportales de origen medieval sostenidos por pilares de piedra, donde antiguamente se disponía el mercado. Ahora bajo estos soportales encontraremos muchos comercios y también bares donde disfrutar de un refrigerio.

Otro edificio muy interesante de Morella es la basílica arciprestal de Santa María, mal llamada catedral. Edificada entre los siglos XIII y XVI, en pleno gótico, su rotunda fachada tiene la particularidad de contar con dos puertas, la de los Apóstoles y la de Santa María. La primera nos recuerda tanto en estructura como en decoración a la puerta del mismo nombre de la Catedral de Valencia. En el interior destaca su altar mayor y el órgano, uno de los más grandes que se pueden encontrar en España.


Pero si hay un edificio que sobresale en Morella es su castillo. No lo decimos solo porque está en la parte más alta del pueblo y desde la lejanía configura la característica silueta de la ciudad, toda la historia de Morella podemos explicarla en su castillo, un edificio que ha tenido mucha importancia en las diversas guerras que se han librado en nuestro país, y es que Morella, por su estratégica posición, era un enclave esencial. De El Cid al general Cabrera, de Jaime I al Papa Luna, de la Guerra de la Independencia a la Guerra Civil. Para visitarlo se accede a través del antiguo convento de San Francisco. Atravesando el claustro ascenderemos hasta llegar a las primeras construcciones del Castillo, el Palacio del Gobernador que se construyó aprovechando el interior de una cueva, donde también se encontraron restos de los pobladores neolíticos. Exhibe una exposición que repasa la historia del Castillo. Seguiremos ascendiendo hasta llegar a la arte más alta, donde se encuentran otras estancias que se construyeron adaptándose a la orografía. Podremos recorrer las torres y el enorme patio de armas, el lugar con mejores vistas de Morella. Se puede visitar todos los días desde la 11:00 y hasta las 17:00 en invierno y las 19:00 en horario de verano. El ticket vale 3,50 €, reducida a 2,50 € para mayores de 65 años, niños entre 6 y 16 años, estudiantes menores de 25 años, poseedores del carnet joven y discapacitados. Entrada gratuita para los menores de 6 años acompañados por un adulto. No hay descuentos para familias numerosas.

Este año Morella celebra una de sus fiestas más especiales, el Sexenni, que se celebran cada seis años desde 1678 en honor a la Virgen de Vallivana (patrona de Morella, cuyo santuario se encuentra a 22 km. del casco urbano) tras librarles de un brote de peste. Es una de las fiestas más antiguas de las que se celebran en España y entre el 17 y el 27 de agosto las verbenas, procesiones, danzas, pasacalles, o los festejos taurinos llenarán la ciudad de diversión. Una tradición asociada a estas fiestas del Sexenni es l'Anunci (el Anuncio), que tiene lugar el último domingo de agosto del año anterior al Sexenni. Durante la celebración las carrozas adornadas con papeles rizados hacen aparición en Morella inundándola, casi literalmente, en toneladas de confeti. Es una celebración muy vistosa que os recomendamos encarecidamente.


Otro de los grandes atractivos de Morella es su gastronomía. La base son productos cárnicos, en especial los derivados de bovinos y ovejas. Al ser una zona montañosa donde suele nevar en invierno (y no poco) los platos típicos son bastante contundentes para poder soportar los rigores del frío. No dejemos de lado las trufas, que tienen una importante producción en toda la comarca, los quesos o la miel. Aunque si hay un producto típico que distingue a Morella son los flaons una especie de empanadillas dulces rellenas de requesón que son tan deliciosas como contundentes.

Nuestra recomendación para alojarse en Morella se decanta claramente por una de las numerosas casas rurales que podemos encontrar. Generalmente podremos ver el casco urbano desde la casa, lo que es siempre un atractivo más. Otra opción para las familias es el albergue que hay en la antigua Fábrica Giner, un conjunto que ha recuperado una antigua factoría textil. En esta zona también hay un circuito multiaventura, un aliciente más para niños a partir de los seis años.


Morella es un destino ideal para toda la familia, en cualquier época del año, ya sea solo o complementándolo con otros como Peñíscola y Sant Mateu, de los que ya os hemos hablado en otros artículos de este blog, pudiendo realizar una magnífica ruta de varios días cargada de paisajes asombrosos, naturaleza e historia.

jueves, 10 de mayo de 2018

EL CASTILLO DE GIBRALFARO: EL MIRADOR DE MÁLAGA

Málaga siempre merece una visita. Nosotros la hemos descubierto recientemente y nos ha encantado. De hecho estuvimos poco tiempo y ya estamos pensando en volver (qué le vamos a hacer, somos así).


Hay que dedicarle una mención especial al Castillo de Gibralfaro. No tiene la fama ni la belleza de la Alcazaba, al fin y al cabo es un recinto militar con todo lo que ello conlleva, pero sin lugar a dudas su posición elevada permite tener las mejores vistas de toda la ciudad, ya que de un vistazo podemos ver el puerto, el centro histórico, la ciudad moderna y los edificios más representativos de Málaga.

Pero no solo de vistas vive un monumento, y aun con la espartana austeridad militar este enclave tiene bastantes cosas interesantes. En primer lugar visitaremos el centro de interpretación del castillo, ubicado en el antiguo polvorín. Una exposición repasa la historia de esta fortificación que fue construida para defender la Alcazaba y alojar a los soldados. Precisamente la exposición repasa la historia militar entre los siglos XVI y XX, en primer lugar con una maqueta que reproduce la Málaga del siglo XVII, y con reproducciones de uniformes y armas y distintos objetos de la vida cotidiana, desde compases y brújulas a barajas de naipes. A mis hijos les pareció muy interesante, sobre todo los objetos cotidianos y los maniquíes que representan a los distintos soldados. Tanto se fijaron que me aseguraron que uno movió una mano...




Cerca del centro de interpretación se encuentra el pozo Airón, excavado en la misma roca y que tiene una profundidad de 40 metros. La verdad es que da cosita mirar hacia abajo. A continuación podemos ascender a la torre mayor, el punto más elevado del castillo. Evidentemente desde aquí se contempla la mejor panorámica de la ciudad. Podemos seguir visitando el castillo a través del camino de ronda que discurre paralelo a la muralla. Mucha precaución, hay bastantes escalones (no olvidemos que el castillo está sobre un cerro y se distribuye en varios niveles) y en ocasiones nos cruzamos con otros visitantes de frente y no hay apenas espacio para todos.


En la parte inferior del castillo se encuentra el patio de armas, un espacio amplio rodeado de bastante vegetación que hace más llevadero el calor. Frente al patio de armas se alza la torre Blanca. Aquí hay que hacer una crítica ya que las paredes interiores se encuentran llenas de grafittis. Me parece fenomenal que la gente se quiera y se ame, o que pretendan dejar un mensaje de su paso por ahí para la posteridad, pero ya existen redes sociales que cumplen con el mismo cometido sin necesidad de dañar parte de nuestro patrimonio histórico-artístico, que un poco de civismo nunca viene mal. 


Podemos visitar todo el castillo a través del camino de ronda, ya que la muralla se conserva en perfectas condiciones y rodea todo el conjunto, o paseando por el interior de las instalaciones. El paseo por el castillo de Gibralfaro es muy agradable. Justo detrás del centro de interpretación hay unos paneles explicativos sobre la vegetación que se encuentra aquí y son bastante interesantes.

También existe un pequeño bar y servicios higiénicos estratégicamente situados a la sombra para poder descansar un poco. Se pueden encontrar un par de fuentes de agua si tenemos sed. Nos resultó  curioso ver unos cuantos pintores aficionados inmortalizando distintos rincones de este conjunto. Hay visitantes que se quedan viendo como ejecutan sus obras.



Llegar al castillo de Gibralfaro es muy fácil. Si acudimos con nuestro vehículo no hay pérdida ya que está perfectamente indicado. Si optamos por el transporte público hay un autobús que sale del paseo del Parque (junto al puerto) y llega a la misma entrada del recinto. Abre todos los días a las 9:00 y cierra a las 18:00 en horario de invierno y a las 20:00 en horario de verano. En cuanto a precios, la entrada general cuesta 2,20 €. Hay una entrada reducida a 0,60 € para residentes en Málaga, niños de 6 a 16 años, escolares o titulares del carnet de estudiante jubilados o pensionistas, familias numerosas de categoría general y usuarios de tarjeta MALAGACARD. Por si fuera poco, los domingos a partir de las 14:00 y hasta la hora de cierre la visita es gratuita.También existe la opción de comprar un billete conjunto para visitar el castillo de Gibralfaro y la Alcazaba por 3,55 €.


Si os encontráis en Málaga no dudéis en visitar este castillo. Quizás no sea el edificio más bonito de la ciudad, ni a priori el monumento más emblemático (aunque aparece en el escudo de la ciudad y de la provincia), pero las vistas os enamorarán y solo por eso ya merece la pena.

jueves, 16 de noviembre de 2017

UN DESTINO DE CINE: PEÑÍSCOLA

En la costa norte de la provincia de Castellón se sitúa Peñíscola uno de los pueblos más bonitos de España, no porque lo digamos nosotros, sino porque fue el pionero en España de esa red que engloba municipios singulares de nuestro país.
Su imagen es internacionalmente conocida y reconocida, es habitual haber visto la imagen de una de sus playas y a continuación el casco antiguo, con su castillo a la cabeza.
El nombre de Peñíscola deriva de la palabra península, y es precisamente en este accidente geográfico en el que se sitúa su elemento más conocido, su castillo, que actualmente toma el nombre de su morador más distinguido: el (anti) Papa Luna, Benedicto XIII, un pontífice que el Vaticano no reconoce como legítimo. A pesar de eso gran parte de Peñíscola está dedicada a este Papa.
Sobre un tómbolo, una especie de pequeño peñón, se asienta la población antigua. Esta parte de la ciudad está parcialmente cerrada al tráfico, y muchas de las calles son peatonales puesto que cuentan con empinadas cuestas, incluso escaleras, y son bastante estrechas. Este es uno de los encantos de Peñíscola, poder pasear por calles tan pintorescas.
En lo más alto se encuentra la Ermita de la Virgen de la Ermitana, una pequeña iglesia construida en el s. XVIII, sobre una antigua capilla. Frente a esta ermita se abre una plaza donde suelen tocar músicos callejeros. Se encuentra adosada al castillo y muy cerca está el acceso al mismo. El despacho para la venta de tickets se encuentra junto al faro y os recomendamos que perdáis unos minutos para disfrutar de las vistas desde su base. 
El castillo de Peñíscola fue edificado por los caballeros templarios a finales del s. XIII o principios del s.XIV sobre la antigua alcazaba musulmana. Su privilegiada posición y sus características naturales (el istmo que une el tómbolo a tierra firme en ocasiones se inundaba impidiendo el paso), lo convirtió en el refugio de Pedro Martínez de Luna, ordenado Sumo Pontífice como Benedicto XIII en Aviñón, de donde tuvo que huir ante el Cisma abierto con el Vaticano. El patio de armas, las instancias utilizadas por los papas (el propio Benedicto XIII y su sucesor Clemente VIII), conservan la sobriedad arquitectónica templaria. Una visita al castillo nos esclarecerá porque el Papa Luna eligió este lugar para refugiarse.
Otros puntos de interés en Peñíscola son sus murallas, construidas en el s. XVI, que rodean su casco antiguo y que tienen varias puertas por las que acceder a la ciudadela. También hay que destacar la calidad de sus playas, sobre todo la que se abre hacia el norte llegando a la vecina Benicarló, y la sierra de Irta, Parque Natural que se abre hacia el sur y que abarca los términos municipales de Peñíscola, Alcalá de Xivert y Santa Magdalena de Pulpis.
Además Peñíscola ha sido escenario del rodaje de varias películas y series de televisión. Tal vez la más famosa sea "El Cid", una superproducción de Samuel Bronson, dirigida por Anthony Mann y protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren. Pero no hemos de desdeñar el rodaje de "Juego de Tronos" o "El Ministerio del Tiempo". También la serie de Telecinco "El Chiringuito de Pepe", o la berlanguiana "Calabuch" fueron rodadas aquí.
Nuestra recomendación es que evitéis los meses centrales de verano, ya que hay bastante gente y en ocasiones es difícil andar por algunas calles, y llega a agobiar un poco. Peñíscola es un destino estupendo para una escapada de fin de semana o para un puente en cualquier época del año.

  

jueves, 26 de octubre de 2017

LA OBRA DE LA VIDA DE DALÍ: EL TRIÁNGULO DALINIANO

Hace unas semanas el Teatro-Museo Dalí en Figueras (Girona) fue portada en numerosos medios de comunicación por un asunto que en principio poco tenía que ver con el arte, pero mucho con el surrealismo. El cuerpo del pintor ampurdanés fue desenterrado para tomar muestras que determinaran si era el padre biológico de Pilar Abel. Ya sabemos que el ADN demostró que no había parentesco entre ambos.
Como no hay mal que por bien no venga, uno de los museos más visitados en España volvió a estar de actualidad. Visitar este museo es siempre una buena idea, y a los niños les va a encantar.

En realidad los museos dedicados a Dalí en la provincia de Girona son tres, de ahí lo del triángulo daliniano: el Teatro-Museo en Figueras, la Casa de Salvador Dalí en la bahía de Portlligat en Cadaqués, y el Castillo de Gala en Púbol. Estos tres son gestionados por la Fundación Gala-Salvador Dalí, y aunque tienen una gran cantidad de obras del genio surrealista, sus obras más famosas se encuentran en Madrid (Reina Sofía y Thyssen) y Nueva York (MoMA).

El Teatro-Museo fue construido sobre las ruinas del antiguo teatro de Figueres que fue destruido en la Guerra Civil. Su creación proviene de una petición para regalarle una obra a su ciudad natal y éste respondió que les regalaba un museo entero. Ya sabemos que Dalí se tenía en gran estima (vamos, que iba bastante sobrado). En este museo tuvo Dalí su última residencia, concretamente en la Torre Galatea, aquí falleció y aquí fue enterrado, aunque en contra de su voluntad. En la cripta se encuentra una lápida, pero en realidad el cuerpo de Dalí yace bajo el escenario, bajo la cúpula geodésica.

El museo es una obra surrealista en sí mismo y una oda hacia el propio Dalí. Abigarrado, excesivo en muchas salas, no deja a nadie indiferente y sorprende a todos los visitantes. Entre lo más destacable se encuentra la instalación Rostro de Mae West utilizado como apartamento, Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln, Cadillac lluvioso (que preside el patio) o Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos.

La entrada también da derecho a visitar Dalí Joyas, un museo anexo (se puede adquirir una entrada aparte sin necesidad de visitar el Teatro-Museo) que alberga creaciones diseñadas por Salvador Dalí. A mí me sorprendió gratamente, porque el surrealismo puede resultar verdaderamente suntuoso.
Por su parte la Casa Museo de Salvador Dalí se encuentra en Cadaqués, concretamente en la bahía de Portlligat. Aprovechad para visitar este pueblo costero ya que es una maravilla, tanto que numerosos artistas, como Picasso, lo escogieron para sus vacaciones. Un consejo: aparcad en el parking municipal. Multan. Lo sé. Lo comprobé. 


Como habréis averiguado por el nombre, la Casa Museo era la residencia de Dalí y Gala. Dalí comenzó comprando una pequeña casa de pescadores para sus escarceos y poco a poco fue adquiriendo las viviendas colindantes. El conjunto refiere esa unión de inmuebles independientes, y el interior es bastante irregular.

En este museo podremos visitar las estancias en las que residían el matrimonio de Salvador y Gala, como el dormitorio, el vestidor, los cuartos de baño, y el estudio del pintor. También, y no es cosa menor, los exteriores, en especial el olivar, con unas maravillosas vistas de la bahía de Portlligat y la zona de la piscina. Aquí tuvimos cierta controversia acerca de la forma de la piscina.
El tercer vértice del triángulo es el Castillo de Púbol, un edificio medieval con origen en el s. XI que fue adquirido por Dalí para regalárselo a Gala y que fue decorado por su marido para ella en exclusiva. De hecho es el lugar donde yace Gala y donde pidió Salvador ser enterrado, aunque como hemos visto no se le hizo ni caso. Por motivos económicos no llegamos a visitar este edificio, por lo que poco más podemos contar. Tened en cuenta que no es posible visitarlo entre la festividad de Reyes y mediados de marzo.

Hablemos de precios. Los museos no son baratos, sobre todo si se pretenden visitar los tres, y no tienen descuento para familias numerosas, aunque como me dijo un empleado del Teatro-Museo “hombre, los niños hasta 8 años no pagan todavía”. La entrada al Teatro-Museo cuesta 14 euros y 10 en modalidad reducida (estudiantes, pensionistas, jubilados y titulares del Carnet Joven). Para la Casa de Salvador Dalí en Portlligat el precio es de 11€ y 8€ reducida. Finalmente para el Castillo de Gala en Púbol la entrada cuesta 8 euros y 6 € reducida.

Es recomendable reservar previamente tanto para el Teatro-Museo como para el castillo de Gala, mientras que para la Casa-Museo es obligatorio.
Por cierto y para acabar, el nombre de surrealismo se adopta del francés (sur-realisme) que se traduciría como "sobre o por encima del realismo", contrario a lo que mucha gente cree que significa "por debajo" como "subrealismo". De hecho el surrealismo pretende explorar los sueños y el inconsciente, algo que les encanta a los niños y que les puede inspirar a realizar sus propias obras de arte.