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sábado, 28 de noviembre de 2020

ESCAPADA AL CASTILLO DE ONDA

En una de nuestras últimas escapadas, queriendo huir un poco de lugares masificados y optando por visitar sitios al aire libre, hizo que recayéramos en la localidad castellonense de Onda, donde visitamos su famoso castillo: el de las 300 torres.

Evidentemente esto fue una exageración de las gordas. Se atribuye a Ramón Muntaner, un escrito y caballero de la época del rey aragonés Jaime I, y a su “Crónica” ese poderío de torres, ya que se decía que tenía “tantas torres como días tiene el año” en su momento de máximo esplendor.

El castillo de Onda está situado en un montículo que domina sobre la población y que está estratégicamente situado. Desde su recinto se divisa el mar y la costa, que se encuentra a unos 20 kilómetros del castillo, y las montañas que rodean Onda, principalmente la sierra de Espadán, la “plana” (llanura) y el curso del río Mijares.

En este mismo lugar hubo asentamientos prehistóricos e íberos, pero fue durante la época musulmana cuando se construyó la fortificación que ha llegado a nuestros días. Como en tantas otras fortificaciones, sobre todo de un tamaño tan considerable como esta, en el interior se encontrarían las viviendas de las tropas militares y demás servicio del sultán. El castillo de Onda tiene tres líneas de murallas lo que unido al gran número de torres les daría un aspecto realmente imponente. 

Si vais con vuestro propio vehículo, en el mismo pie del castillo se encuentran dos zonas de aparcamiento, no muy grandes pero suficientes. La entrada del castillo está formado por una puerta bastante alta flaqueada por dos torres adelantadas, como en otras puertas como en Valencia las de Quart y Serranos, o el Portal de Sant Miquel en Morella. Tiene restos de baldosas cerámicas, que es una de las industrias más potentes de la zona.

Nada más entrar se encuentra, en una posición elevada el antiguo edificio de la Escuela, un edificio que, construido por los frailes carmelitas a principios del s. XX, ubicaba el colegio de Onda. Actualmente este edificio acoge la oficina de información turística y centro de recepción de visitantes del castillo de Onda, aseos, y salas multiusos.   

Si iniciamos la visita hacia nuestra izquierda nos toparemos enseguida con el ábside de la iglesia del castillo. Este edificio también fue construido por los carmelitas, en la misma época que la escuela. De hecho se parecen bastante los dos edificios. En su interior alberga el Museo de Historia y Arqueología de Onda. Este Museo tiene una serie de vitrinas que muestran los restos que se han encontrado en los yacimientos arqueológicos de la localidad. La visita al Museo se realiza por turnos para poder ver un audiovisual que, a través de la historia de Onda y su castillo, guía la visión de las vitrinas. En la entrada, a la izquierda, podréis ver una maqueta del castillo.

La historia que se relata en este museo (pequeño, pero completo) llega hasta el s. XX, ya que el castillo de Onda fue testigo de enfrentamientos durante la Guerra Civil Española. Aunque su recorrido abarca desde los primeros asentamientos prehistóricos, la parte más completa es la que afecta al momento de mayor esplendor del castillo, en la época musulmana. Una de las mejores piezas es la fachada de una casa que se expone en el centro del museo y sobre la que se proyecta el audiovisual a modo de mapping.

En el exterior del museo-iglesia se extiende una enorme plaza interior, también denominada albacar. Desde esta plaza se tiene una fantástica vista panorámica tanto del centro de Onda como de los alrededores. Es desde aquí desde donde se divisa el mar, allá a lo lejos. Junto a la muralla hay unas escaleras que llegan a la parte más alta del castillo. Si vais con niños tened cuidado porque no lo veía muy seguro. Mejor seguir por el camino pavimentado.

Por este camino llegamos a la alcazaba, el edificio más importante de todo el conjunto. Se trata de un palacio construido en el s. XI y en el que residía el sultán y desde el que también se administraban los territorios. Más adelante serviría de residencia a los siguientes señores y alcaides que gobernaron el castillo de Onda.

Es un edificio de forma rectangular con una torre circular en cada esquina, tres torres más en cada lado largo y una en cada lado corto, siendo un total de doce torres (ya nos quedan menos para llegar a 300). El interior, totalmente arruinado, presenta la distribución de las diversas estancias, y se pueden diferenciar gracias a las distintas gravas de colores utilizadas. En el audiovisual del museo se muestra una recreación de cómo pudo ser este palacio.

El resto de la visita consiste en transitar por el resto de zonas, recorriendo las murallas, visitando los restos... Se han realizado parterres con arbusto y plantas aromáticas para decorar el interior del castillo. En la parte sur del recinto hay una pinada con bancos de picnic en los que se puede descansar durante un rato.

A nosotros nos resultó una visita bastante agradable. La verdad es que es un recinto muy grande y a los niños les gustó mucho. Es un buen recurso para enseñar historia, ya que muchos de los hechos relevantes (sobre todo las guerras) sucedidos en los últimos nueve siglos tienen relación con el castillo de Onda.

La entrada es libre y la visita es gratuita. Abre todos los días del año, excepto durante las fiestas patronales de Onda (a partir del tercer viernes de octubre), Navidad, Año Nuevo y Reyes. La apertura de puertas es siempre a las 10:30 y, dependiendo de la época del año, el cierre es entre las 20:30 (en verano) y las 17:00 (invierno). Pero para mayor seguridad (porque hay días que cierran a mediodía) consulta la web de Turismo de Onda

Tenéis la posibilidad de hacer una visita guiada. Entre octubre y marzo son a las 12:00, todos los días, y, además, de lunes a sábado también a las 16:00. Son gratuitas y solo hay que inscribirse 15 minutos antes en el mismo castillo. Por las condiciones provocadas por el Covid están limitadas a cinco personas, así que tendréis que estar atentos.

Por último, y para completar la visita, os recomendamos dar una vuelta por el casco histórico de Onda. Es una ciudad con mucha historia y eso se nota. Si todavía tenéis ganas de más, os recomendamos ir al Ermitorio del Salvador, y a solo unos kilómetros de Onda se encuentra Fanzara, un pequeño pueblo que se ha convertido en referencia mundial del arte urbano. Como veis, hay muchas y completas opciones.

lunes, 18 de marzo de 2019

MÁLAGA, UN PASEO POR UNA CIUDAD ACOGEDORA


Uno de los descubrimientos más felices que hemos realizado ha sido la ciudad de Málaga. No será porque no estábamos avisados, todas las personas que han estado en la capital malagueña han quedado encantados. Incluso familiares nuestros nos advirtieron de las maravillas de esta ciudad. Con tanto halago solo nos quedó comprobarlo por nosotros mismos.



Málaga es una ciudad maravillosa. Así, sin ambages. Os vamos a dar unos consejos para conocerla en un solo día, algo que es del todo insuficiente, pero menos es nada.


El punto de partida de nuestro paseo con el que conoceremos la ciudad malagueña es La Farola. Sí, en mayúsculas porque no estamos hablando de un poste que sostiene una bombilla, dicho así de manera rápida, si no del nombre popular con que se conoce al faro situado en el puerto de Málaga, a escasos metros de la famosa playa de La Malagueta. Construido en 1816, durante el reinado de Fernando VII, es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.



Desde este punto el paseo lo dirigiremos hacia el conocido Muelle UnoEs un centro comercial abierto con tiendas y establecimientos de restauración que hacen que Málaga mire cara a cara al mar Mediterráneo. Esto es algo que echamos de menos en otras ciudades como Valencia, y que en Alicante se intentó pero que se ha conseguido en parte. Si queréis que pongamos un pero, la mayoría de los establecimientos son franquiciados, y el centro se parece mucho a otros centros comerciales, algo que desmerece un poco a una ciudad como ésta, con suficientes encantos propios.



Hay que hacer una parada obligatoria. Málaga ha logrado situarse en el mapa gracias a una decidida apuesta por el turismo cultural, concretamente por el turismo de museos. Ha abierto algunas subsedes  de otros centros, una tendencia que va a más en todo el mundo, como ésta frente a a la que nos encontramos: la subsede del parisino Centro PompidouReconoceremos perfectamente la entrada de este museo, un  enorme cubo de colores, que a imitación de un inmenso cubo de Rubik,  nos anima a jugar con él. La colección presenta obras de algunos de los artistas más importantes del pasado siglo. Al ubicuo Picasso, le acompaña Miró, Giacometti, Bacon Magritte o Frida Khalo, por citar algunos.


Desde aquí podemos tomar dos caminos que transcurren paralelos. Si decidimos ir junto al mar recorreremos el Palmeral de las Sorpresas dónde nos cubrirá su pérgola, una interesante estructura en zigzag en la que nos resguardaremos, aunque solo sea de manera parcial, del sol. Bajo esta pérgola más o menos a mitad, se encuentra el Aula del Mar, un espacio museístico centrado en la acercarnos la flora y fauna del Mediterráneo malagueño. 


Si decidimos adentrarnos un poquito más en la ciudad vamos a dar al Parque de Málaga, bordeado por el Paseo de los Curas. En este parque encontraremos más de 300 especies botánicas enfrente de edificios tan emblemáticos como el Ayuntamiento o el Banco de España. El serpenteante trazado interior nos irá descubriendo esculturas dedicadas a malagueños notables (no, Antonio Banderas no tiene escultura todavía). Al fondo encontraremos la vista del Castillo de Gibralfaro y de algunas estancias de la Alcazaba malagueña que prácticamente se derraman hasta el mar. Escojamos un camino o el otro vamos a dar a parar a los pies de la noria "Mirador Princess", un magnífico lugar desde el que descubrir la ciudad con otra perspectiva.



Lo más seguro es que en ese instante tengamos enfrente la escultura de Don Manuel Domingo Larios y Larios, más conocido por ser el II Marqués de Larios, uno de los impulsores de la calle más conocida de Málaga, y que lleva el apellido familiar: la calle Larios. Junto al monumento a Larios (sí, su sobrino y III Marqués de Larios fue el fundador de la destilería) transcurre esta calle que es casi sinónimo de la ciudad. Su peatonalización ha ayudado a que se pueda pasear tranquilamente por ella y disfrutar de sus tiendas y bares. A través de la calle Larios, poco a poco nos iremos adentrando en el centro histórico de la ciudad.

¿Qué más podemos ver en Málaga? Siguiendo hacia el casco antiguo podremos descubrir, en primer lugar la Catedral de la Encarnación. De estilo renacentista, tiene añadidos elementos barrocos. Popularmente se le conoce como la "manquita", ya que de las dos torres proyectadas solo se realizó una. Muy cerca encontramos los restos del teatro romano de la antigua Malaca, lo que demuestra la importancia que tuvo la ciudad en el siglo I. Justo a espaldas del teatro romano se encuentra la Alcazaba, el antiguo recinto palaciego de época musulmana, que estaba conectado con el castillo de Gibralfaro, del que ya os hablamos



Entre la Catedral y Teatro Romano se encuentra el museo más visitado de Andalucía, el Museo Picasso. Este centro reúne casi 300 obras del artista malagueño, recorriendo todos los estilos que ejecutó. Este museo fue el detonante del turismo museístico que hemos comentado anteriormente y que ha conseguido atraer a Málaga otros museos como el Museo Carmen Thyssen (que muestra la colección privada de Carmen Cervera), la subsede del Museo Estatal Ruso de San Petesburgo, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Centro Pompidou Maálga que antes hemos mencionado. 

No nos olvidamos de algo imprescindible en Málaga: el buen comer y el buen beber. Que los tradicionales espetos no os nublen y os dejen disfrutar de una gastronomía mediterránea y potente. Acompañada de fantásticos vinos, y agradables cervezas. Málaga, es una ciudad acogedora, abierta y que quiere que se disfrute de ella. En pocas ciudades ocurre este fenómeno, y es digno de reconocer.  

jueves, 10 de mayo de 2018

EL CASTILLO DE GIBRALFARO: EL MIRADOR DE MÁLAGA

Málaga siempre merece una visita. Nosotros la hemos descubierto recientemente y nos ha encantado. De hecho estuvimos poco tiempo y ya estamos pensando en volver (qué le vamos a hacer, somos así).


Hay que dedicarle una mención especial al Castillo de Gibralfaro. No tiene la fama ni la belleza de la Alcazaba, al fin y al cabo es un recinto militar con todo lo que ello conlleva, pero sin lugar a dudas su posición elevada permite tener las mejores vistas de toda la ciudad, ya que de un vistazo podemos ver el puerto, el centro histórico, la ciudad moderna y los edificios más representativos de Málaga.

Pero no solo de vistas vive un monumento, y aun con la espartana austeridad militar este enclave tiene bastantes cosas interesantes. En primer lugar visitaremos el centro de interpretación del castillo, ubicado en el antiguo polvorín. Una exposición repasa la historia de esta fortificación que fue construida para defender la Alcazaba y alojar a los soldados. Precisamente la exposición repasa la historia militar entre los siglos XVI y XX, en primer lugar con una maqueta que reproduce la Málaga del siglo XVII, y con reproducciones de uniformes y armas y distintos objetos de la vida cotidiana, desde compases y brújulas a barajas de naipes. A mis hijos les pareció muy interesante, sobre todo los objetos cotidianos y los maniquíes que representan a los distintos soldados. Tanto se fijaron que me aseguraron que uno movió una mano...




Cerca del centro de interpretación se encuentra el pozo Airón, excavado en la misma roca y que tiene una profundidad de 40 metros. La verdad es que da cosita mirar hacia abajo. A continuación podemos ascender a la torre mayor, el punto más elevado del castillo. Evidentemente desde aquí se contempla la mejor panorámica de la ciudad. Podemos seguir visitando el castillo a través del camino de ronda que discurre paralelo a la muralla. Mucha precaución, hay bastantes escalones (no olvidemos que el castillo está sobre un cerro y se distribuye en varios niveles) y en ocasiones nos cruzamos con otros visitantes de frente y no hay apenas espacio para todos.


En la parte inferior del castillo se encuentra el patio de armas, un espacio amplio rodeado de bastante vegetación que hace más llevadero el calor. Frente al patio de armas se alza la torre Blanca. Aquí hay que hacer una crítica ya que las paredes interiores se encuentran llenas de grafittis. Me parece fenomenal que la gente se quiera y se ame, o que pretendan dejar un mensaje de su paso por ahí para la posteridad, pero ya existen redes sociales que cumplen con el mismo cometido sin necesidad de dañar parte de nuestro patrimonio histórico-artístico, que un poco de civismo nunca viene mal. 


Podemos visitar todo el castillo a través del camino de ronda, ya que la muralla se conserva en perfectas condiciones y rodea todo el conjunto, o paseando por el interior de las instalaciones. El paseo por el castillo de Gibralfaro es muy agradable. Justo detrás del centro de interpretación hay unos paneles explicativos sobre la vegetación que se encuentra aquí y son bastante interesantes.

También existe un pequeño bar y servicios higiénicos estratégicamente situados a la sombra para poder descansar un poco. Se pueden encontrar un par de fuentes de agua si tenemos sed. Nos resultó  curioso ver unos cuantos pintores aficionados inmortalizando distintos rincones de este conjunto. Hay visitantes que se quedan viendo como ejecutan sus obras.



Llegar al castillo de Gibralfaro es muy fácil. Si acudimos con nuestro vehículo no hay pérdida ya que está perfectamente indicado. Si optamos por el transporte público hay un autobús que sale del paseo del Parque (junto al puerto) y llega a la misma entrada del recinto. Abre todos los días a las 9:00 y cierra a las 18:00 en horario de invierno y a las 20:00 en horario de verano. En cuanto a precios, la entrada general cuesta 2,20 €. Hay una entrada reducida a 0,60 € para residentes en Málaga, niños de 6 a 16 años, escolares o titulares del carnet de estudiante jubilados o pensionistas, familias numerosas de categoría general y usuarios de tarjeta MALAGACARD. Por si fuera poco, los domingos a partir de las 14:00 y hasta la hora de cierre la visita es gratuita.También existe la opción de comprar un billete conjunto para visitar el castillo de Gibralfaro y la Alcazaba por 3,55 €.


Si os encontráis en Málaga no dudéis en visitar este castillo. Quizás no sea el edificio más bonito de la ciudad, ni a priori el monumento más emblemático (aunque aparece en el escudo de la ciudad y de la provincia), pero las vistas os enamorarán y solo por eso ya merece la pena.