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viernes, 28 de julio de 2023

LA ISLA DE BENIDORM, ISLA LEGENDARIA

París tiene la Torre Eiffel, Londres tiene el Big Ben Nueva York tiene la Estatua de la Libertad. Cada ciudad busca tener un símbolo que lo represente en todo el mundo y que sea fácilmente reconocible. ¿Y Benidorm? Probablemente cualquiera de los rascacielos más altos podría cumplir esa función. Pero no, la ciudad cuenta con un poderosísimo símbolo de origen natural: la isla de Benidorm.

La isla de Benidorm, isla legendaria

Su forma casi triangular ha dado pie a una iconografía que se repite en multitud de elementos: elementos publicitarios, escudos de clubes deportivos, ¡incluso tuvo su una letra propia! Pero más allá de su icónica figura, la isla de Benidorm es un espacio natural, sobre todo bajo la superficie, ya que sus fondos son muy apreciados para la práctica del submarinismo. 

La formación legendaria de la Isla de Benidorm


Quiso la casualidad que junto a Benidorm se encontraran la isla de Benidorm y el Puig Campana, y la imaginación los unió en torno a una leyenda. Esta leyenda cuenta que el gigante Roldán vivía cerca. Un día encontró a una joven y se enamoró de ella. Roldán era feliz a su lado, pero un malvado brujo, enemigo del gigante, profirió un conjuro: "con el último rayo de sol del día tu amada morirá". Roldán, desesperado, no sabía que hacer cuando el sol empezó a ocultarse. Como último intento golpeó aquella montaña para que el sol brillara unos minutos más entre aquel hueco, hasta que se ocultó definitivamente.

Como spin-off de esta triste historia, el trozo que Roldán desgajó de la montaña acabó en el mar convirtiéndose en la isla de Benidorm. La leyenda tiene otras versiones: que si el tajo lo provocó Roldán con un espadazo al pelear con otro gigante, que si no fue Roldán, que fue el caballo de San Jaime (patrón de Benidorm) quien de una coz al Puig Campana separó la isla. También hay quien se apunta a la teoría OVNI…

La isla de Benidorm, isla legendaria

Como suele ocurrir, la verdad poco tiene que ver con estas historias. La isla de Benidorm es la prolongación de Sierra Helada. La formación se oculta bajo el mar y emerge a unos 3,5 kms en forma de islote. De hecho, la isla forma parte del Parque Natural de Sierra Helada, que comprende 5.564 hectáreas entre Benidorm y el Morro de Toix que separa Altea y Calpe. Casi el 90% de la superficie protegida pertenece al medio marino. Además la isla de Benidorm es Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA).

Visitar la isla de Benidorm


Además de ser el símbolo de la ciudad, y aparecer de manera simplificada como un triángulo escaleno en multitud de lugares, la isla de Benidorm es un gran atractivo. Desde el puerto de Benidorm salen las famosas "golondrinas" y unos catamaranes con visión submarina que llegan hasta el embarcadero que hay en la isla. Dos millas náuticas, o algo menos de 4 kilómetros, separan la isla del puerto. Mi recomendación es coger la golondrina y después visitar el entorno de la isla en un pequeño submarino amarillo. Sí, es estrecho, claustrofóbico y probablemente te des un golpe en la cabeza (además de la mala fama súbita de los submarinos), pero la visión que tendréis de la flora y fauna submarina es espectacular.

Una vez en tierra, para que nos vamos a engañar, hay poco que hacer.. En sus 7 hectáreas solo existe una edificación, que es su bar-restaurante. Pero esto no quiere decir que no sea interesante la visita a la isla de Benidorm, sobre todo desde el punto de vista ambiental. Un sendero recorre la isla en dos direcciones, este y oeste. El este es el más largo, y alcanza la "cima" de la isla a 73 metros de altura. Ambos senderos ni son llanos ni están pavimentados, así que llevad calzado adecuado para poder andar. Si vais con bebés no os llevéis el carro.

Probablemente alguna vez la isla de Benidorm fue refugio de piratas. Su cercanía a la costa lo sitúa en una posición estratégica. Hay arqueólogos que han visto algún resto de construcción en el extremo oeste. Algún autor quiso relacionar la isla de Benidorm con Plumbaria, la isla que cita Estrabón, cercana a Planesia. Incluso directamente con Planesia (aunque es más probable que Planesia sea Tabarca).

Flora y fauna

La isla de Benidorm, isla legendaria

Respecto a la vegetación, os vais a encontrar con las típicas plantas y arbustos que abundan en el Mediterráneo. Lo más interesante se encuentra en su fauna. Concretamente con el paíño europeo, un pequeño pájaro de color oscuro que nidifica en cuevas y zonas rocosas. Desde los años 90 esta especie es protagonista de un programa científico para su seguimiento, estudio y protección, y en la isla de Benidorm se encuentra una de las mayores colonias del Mediterráneo. A pesar de su pequeño tamaño es capaz de volar hasta el estrecho de Gibraltar para alimentarse. Está prohibido molestar a estas aves, o acceder a sus nidos, si no es acompañado por personal científico.

Otra de las especies más numerosas en la isla de Benidorm es la gaviota. Especialmente la patiamarilla, que es capaz de poner sus nidos casi en cualquier lugar. Son muy agresivas, especialmente en época de cría, en los meses de abril y mayo. Por este motivo no aconsejamos visitar la isla en estos meses, ya que tienen nidos cerca de los senderos y los padres pueden aparecer de repente y dar un doloroso picotazo a un visitante desprevenido.

Hace unas décadas hubo una introducción de pavos reales. Hoy en día ya no existen. El motivo es obvio, serían muy bonitos, pero al ser una especie invasora acababa con otras especies, como el paíño. Aún puede verse una de las jaulas donde pasaban la noche, junto al restaurante.

Buceo en la isla de Benidorm


Como ya hemos dicho, lo más interesante de la isla de Benidorm no se encuentra sobre ella, si no bajo la superficie del mar. Los aficionados al buceo consideran este espacio natural como uno de los mejores en la costa alicantina para practicar su deporte. La limpieza de sus aguas permiten que haya una visión excepcional de varios kilómetros. La protección de su entorno hace que se puedan divisar muchas especies tanto animales como vegetales. Además se adapta al nivel del buceador. Por una parte la escasa profundidad cerca de la isla convierte este lugar en ideal para aquellas personas que practican el submarinismo por primera vez. Para quien ya está más experimentado puede bucear por La Llosa, un espacio sorprendente de hasta 25 metros de profundidad al sur de la isla.

Hay varios centros de buceo que ofertan inmersiones en la isla de Benidorm. En el puerto de la ciudad se encuentra Diving Stones, con la ventaja de que parten desde la misma orilla hasta la isla, que es su especialidad junto a Sierra Helada. Por su parte Revolution Dive se encuentra en la vecina Altea y también ofrece inmersiones en la isla de Benidorm. En La Vila Joiosa encontramos a Ali-Sub, que también nos permitirá bucear junto a la isla de Benidorm. Por último, con sede en Mutxamel, Posidonia Ecosports también ofrece inmersiones en este espacio de Benidorm, con traslados desde el aeropuerto de Alicante, estación de AVE u hotel. Para más información os recomendamos visitar sus páginas web.

La polémica del restaurante de la isla de Benidorm

La isla de Benidorm, isla legendaria

Antes hemos nombrado de pasada el restaurante de la isla de Benidorm. Este edificio es heredero de la caseta del guarda que se construyó en 1960 para evitar que el Estado Español expropiara la isla, que históricamente había pertenecido a la villa de Benidorm, alegando que estaba habitada. Con el ascenso del turismo de masas, esta caseta se amplió, pasando de caseta de guarda a un bar-restaurante.

Hace tiempo la polémica del restaurante de la isla estaba alimentada por los altos precios que cobraba a los visitantes y la escasa calidad de su cocina. Nosotros hemos comido bastante bien aquí, un arroz (la especialidad) que estaba realmente sabroso y en su punto. La última polémica giraba en torno a las actuaciones ambientales de este establecimiento. O mejor dicho, su falta de actuaciones, ya que estaría vertiendo al mar todos los productos de desecho de la cocina y los aseos del restaurante, sin filtrar ni depurar. A esto hay que sumarle que carece de licencia. Tampoco no se sabe exactamente si paga las oportunas tasas por su actividad a las administraciones competentes.

El Ayuntamiento de Benidorm ha alegado que un derribo sería muy lesivo medioambientalmente y propone reconvertir este edificio en un Centro de Interpretación, pero este proyecto sigue dejando dudas en los ecologistas y vecinos de Benidorm.

Las cosas por su nombre


No sé si os habéis dado cuenta, pero en ningún momento hemos nombrado a la Isla de Benidorm por ningún otro nombre. No tiene. Los habitantes de Benidorm la conocen simplemente como L’Illa, La Isla en valenciano. Durante un tiempo la llamaron la Isla de los Pavos Reales (ya hemos contado antes porqué) y también la Isla de los Periodistas, ya que en 1970 se celebró en Benidorm la asamblea general de la Federación Nacional de Asociaciones de la Prensa de España, y como regalo se llevaron el nombre de una isla.

La excursión a la isla de Benidorm es una magnífica actividad. Se empieza a disfrutar desde el momento que se zarpa del puerto. Las vistas de la punta Canfali desde el mar y la distancia que se toma con el skyline de Benidorm son motivos más que suficientes para embarcar. Si visitamos la isla en verano, además, podremos darnos un chapuzón (llevaos escarpines o cangrejeras), incluso hacer snorkel. Como veis, a pesar de que aparentemente la isla de Benidorm no ofrece demasiado, puede dar mucho de si.

La isla de Benidorm, isla legendaria

No es extraño que sea una de las excursiones más destacadas en Benidorm, y que miles de personas cada año visiten este espacio, tanto en su superficie como bajo del mar.

domingo, 18 de abril de 2021

EL CASTILLO DE BENISSANÓ, UN PASEO POR LA HISTORIA

En la provincia de Valencia, en la comarca del Camp del Túria se encuentra la población de Benissanó. En este municipio, de poco más de 2.000 habitantes, encontramos un monumento lleno de curiosidades históricas que hemos visitado recientemente: el Castillo de Benissanó.

Castillo de Benissanó

La historia de Benissanó se remonta a la época musulmana de la Península Ibérica ya que en este lugar se erige la alquería de Beni Sahnún o Benixanut, de donde deriva su actual nombre. Sobre los restos de esta alquería, tras la conquista cristiana, se construye en el siglo XV el castillo, que es el símbolo indiscutible de este municipio.

Entre otras cosas, el castillo de Benissanó es famoso por haber albergado en el siglo XVI a uno de los prisioneros más importantes de la historia de España. Este no es otro que el rey Francisco I de Francia, conocido, además de por su condición real, por ser el protector de Leonardo da Vinci en su última etapa de vida y quien ordenó transformar el castillo del Louvre en palacio. Pero, ¿cómo llega hasta aquí un rey francés? Vamos a hacer un poco contextualización.

Castillo de Benissanó

En 1525 tuvo lugar la batalla de Pavía, un municipio en la Lombardía italiana. En esta batalla se enfrentaron los ejércitos comandados por Francisco I de Francia, por una parte, y por la otra el ejército de Carlos I de España (y V de Alemania, como estudiamos en el cole). Esta fue una guerra que pretendía decidir quién sería el emperador del Sacro Imperio. Francisco I perdió la batalla y la guerra. Tal desesperación le entró al ver a sus tropas siendo derrotadas que se lanzó él mismo a atacar. Por muchas pelis que hayamos visto, esto nunca ocurría, no fuera que por alguna de esas alguien matara al rey. El caso es que fue derribado de su caballo por las tropas de Carlos I que, al reconocerlo, decidieron no matarlo y capturarlo para llevarlo ante el rey. Éste lo hizo su prisionero y ordenó que lo llevaran hasta Madrid. Este trayecto se hizo vía Génova desembarcando en Valencia. Y aquí comienza la parte más curiosa de la historia ya que el rey Carlos I había ordenado llevarlo a Xàtiva en cuyo Castillo se había habilitado una cárcel real. Pero el señor de Cavanilles-Villarrasa, dueño del Castillo de Benissanó decidió, no se sabe muy bien porqué, aunque probablemente fuera para que el rey le debiera algún favor que se cobraría posteriormente, llevárselo a su castillo. Aunque hay fuentes que afirman que fue el propio rey quien pidió que lo alojaran en Benissanó.

En el Castillo de Benissanó Francisco I estuvo alojado 18 días durante el mes de julio de 1525. Estas casi 3 semanas han dado pie para numerosas historias y también para alguna leyenda que veremos un poquito más adelante.

Castillo de Benissanó

A Benissanó se llega por la CV-35, que comunica la ciudad de Valencia con el interior de la provincia, tanto con la comarca del Camp del Túria como con la comarca de los Serranos. Benissanó tiene dos salidas y desde cualquiera de las dos está perfectamente indicado cómo llegar al castillo. Aunque no hay muchos problemas porque está un poco elevado y se ve perfectamente.

El Castillo está rodeado de una muralla que continuaba su curso para proteger la antigua Villa de Benissanó. De esta muralla se conservan tres puertas que permitían la comunicación con el exterior estas puertas, o portales, son: la del Pozo (el pou, en valenciano), la de Valencia y la de Bétera

Castillo de Benissanó

Podemos dividir la visita en tres partes. En primer lugar el exterior, donde recorreremos la muralla a través del paseo de ronda que utilizaban los soldados de la guarnición que protegía este castillo. También veremos el foso, el patio de armas con un pozo y un aljibe y otras estancias, como una torre, que han cambiado su uso a lo largo del tiempo. Nosotros comenzamos la visita por aquí, aunque si seguimos el orden que nos indica la audioguía debería ser lo último, pero de esta manera garantizamos la distancia de seguridad con el resto de visitantes que entraban al mismo tiempo que nosotros. Esta audioguía es totalmente gratuita y se puede acceder desde cualquier dispositivo conectado a internet mediante un código QR. Esta audioguía nos irá descubriendo la historia y los secretos de este monumento.

La visita al interior también podemos dividirla en dos partes diferenciadas. Una sería la planta baja del castillo junto a los sótanos. Todas estas estancias servían para las actividades administrativas y comunes del servicio del castillo aunque vamos a verlo ahora con un poco más de detalle. El primer piso es la planta noble del castillo, donde se encuentran las habitaciones más bonitas del conjunto. El edificio ha sufrido numerosos cambios y modificaciones a lo largo de su historia, adaptándose al uso que le daban los propietarios en cada momento. 

Castillo de Benissanó

Los primeros señores del castillo fueron la familia Cavanilles-Villarrasa. Fue esta familia la que construyó el castillo y configuró su aspecto principal (al menos el exterior) durante los siglos XVI y XVII. Veremos los escudos de esta familia en todo el castillo, y de ahí pasarían al propio escudo de Benissanó, en donde aparecen junto al castillo. Durante el s. XIX pasa a manos de la familia Escrivá de Romaní. Estos ejecutaron varias reformas para adaptar un edificio de tres siglos de antigüedad a las necesidades propias de una familia noble de su época. En el s. XX sufre un periodo de decadencia. Hasta que en 1987 lo adquiere un empresario que pretendía establecer aquí un museo de arte contemporáneo, aunque el proyecto no se ejecuta finalmente. Una entidad bancaria se lo embargó a su propietario por las deudas acumuladas. Finalmente en 1996 lo adquiere en Ayuntamiento de Benissanó con la colaboración de la Generalitat Valenciana.

En la planta baja se encuentra el vestíbulo de entrada al castillo y a mano izquierda una sala grande bastante diáfana. Aquí es dónde que habrían instalado en su momento las caballerizas aunque también podría ser el lugar destinado a Cuerpo de Guardia de los soldados de la guarnición que custodiaba el castillo. Una teoría dice que también fue escuela de ingenieros ya que se han encontrado numerosos grafitos en las paredes. Otras estancias en este nivel son la cocina medieval, los sótanos, que debieron ser un calabozo en su época y que después se emplearon como bodega, y varias habitaciones destinadas para el servicio y para el personal de administración del señorío.

Castillo de Benissanó

Un detalle curioso del vestíbulo de entrada es la columna salomónica encontraremos sosteniendo una viga y que probablemente fue comprada en Valencia para darle un aspecto más señorial a este castillo. Esta columna se situaba entre la puerta de entrada (que ahora ocupa una gran vidriera) y las escaleras que dan acceso al primer piso. 

La primera planta es la planta noble del castillo. Aquí se encuentran las habitaciones más interesantes de todo el edificio. Un recibidor, al que va a dar las escaleras, decorado a la manera de la época de la construcción del castillo, es la primera sala que vemos. Son muy interesantes las molduras, que también aparecen en algunas salas de la planta baja. Un consejo, en esta planta no dejéis de mirar los suelos ni los techos. Si unos son bonitos los otros no lo son menos.

Castillo de Benissanó

Del recibidor, que sería una especie de sala de espera pasaremos a las estancias nobles. Algunas pertenecen al ámbito privado de la familia, como dos comedores y la cocina. Ya hemos dicho que en la planta baja se encontraba la cocina medieval. Bien, aquí trasladaron la cocina “moderna”. Se conserva una cocina de hierro de principios del s.XX, que se alimentaría con leña o carbón. Me hizo gracia que se incluya para ambientar una batería de cazuelas esmaltadas granates, porque yo las he usado. Caramba, ¡no soy tan mayor!. En la cocina, además, hay una ventana que comunica con un comedor y que serviría para pasar los platos.

Otras estancias privadas son la capilla-oratorio, una estancia pequeña, con acceso desde varias salas, dedicada, evidentemente al culto religioso de la familia. Alrededor se encuentran los dormitorios. Las sucesivas reformas y modificaciones hace que se encuentre mobiliario del XIX en habitaciones que conservan su esencia medieval, en una mezcla un tanto curiosa. Además nosotros nos encontramos con una exposición/muestra de indumentaria tradicional valenciana, lo que añadía un punto más de lío en esa mezcla.

Castillo de Benissanó

Uno de estos dormitorios, el más grande de todos fue donde estuvo retenido el rey Francisco I. Este dormitorio tiene orientación norte, con vistas hacia la cercana localidad de Lliria. Se cuenta que no solo estaba en este cuarto por su tamaño, también porque era la más fresca y recordamos que estuvo aquí en el mes de julio. Ya hemos comentado que la estancia de Francisco I dio pie a varias leyendas. La más conocida es la que cuenta que el señor de Cavanilles-Villarrasa celebraba en honor del rey cautivo bailes y fiestas para agasajarlo. Que sería un prisionero, sí, pero seguía siendo rey. En una ocasión quiso que sus hijas bailaran con el rey (o el rey quiso bailar con ellas, depende de la fuente) y estas se negaron por ser un enemigo de su patria. El padre las sacó de allí de los pelos y les recriminó que la soberbia les mataría a todos.

Este episodio se sabe que no es cierto porque el señor de Cavanilles-Villarrasa solo tuvo un hijo varón. ¿De donde surge esta historia fake? No se sabe, pero esta frase fue tomada para reproducirla en la principal habitación del castillo, la conocida como Sala Noble. Esta estancia puede que tuviera funciones tanto privadas como públicas. La suntuosa decoración nos reafirma la importancia de esta sala.

Un friso reproduce la frase con la que el señor de Cavanilles-Villarrasa recriminó a sus hijas, escrita en valenciano medieval: “la supervia de vos matará amos a dos”. En el fondo un vitral moderno reproduce los escudos nobiliarios de la familia y la escena, donde una mano coge a las chicas por el pelo. Sobre cada una de las tres puertas hay escudos y al fondo una gran chimenea, reproducción de la original renacentista. Mirad al techo y admirar el artesonado de madera, parcialmente rehabilitado.

Castillo de Benissanó

La visita al castillo de Benissanó dura alrededor de una hora y creemos que es bastante interesante. Hay apertura general durante los fines de semana y festivos. Los sábados (y creemos que festivos también) tiene horario de 17:00 a 21:00, mientras que los domingos es de 11:00 a 14:00. Las entradas cuestan 4€ para mayores de 10 años, 3€ para jubilados, pensionistas y poseedores de Carnet Jove y 2€ para niños entre 5 y 10 años. Los menores de 5 tienen entrada gratuita. Os recomendamos que reservéis, ya que suele estar bastante solicitado y el aforo está limitado. Se puede llamar o enviar un WhatsApp al número 654 603 163 o bien a través de la web, pero el WhatsApp es el método más inmediato. Entre semana se puede concertar una visita, pero se debe de realizar en un grupo de 15 personas mínimo.

Podéis aprovechar la visita a Benissanó para otras actividades. Si lo visitáis en febrero, y conmemorando la compra del castillo, se celebra una Semana Medieval, con actividades relacionadas, animación temática y una feria medieval. En cualquier época podéis dar una vuelta visitando los portales. A nosotros nos enviaron por WhatsApp (aunque también está disponible con un código QR en el castillo) una gynkana para que los niños los descubrieran, y es bastante entretenido. También podéis visitar la Iglesia de Parroquial de los Santos Reyes, que se encuentra a escasos metros del castillo, o bien el Pozo de la Salud, cuyas aguas están especialmente indicadas para dolencias hepáticas como la ictericia. Y como no, probar una de las mejores paellas de toda la Comunidad Valenciana, tanto en el restaurante Rioja como en el Levante. Por último indicar que también en el castillo se puede practicar un juego de misterio, al estilo de una Escape Room. No os asustéis por la silueta de la cocina... 

Castillo de Benissanó

Parte de nuestra familia procede de Benissanó, por lo que no era la primera vez que lo visitábamos. No así el castillo, que nos sorprendió para bien, francamente. El hecho de que tuviera un "huésped" tan honorable como el rey de Francia hace que la visita sea un poco más interesante, pero también es el gancho para conocer un monumento que escapa de las grandes guías. Porque la historia, además de grandes nombres y batallas épicas, está construida de momentos curiosos. 

miércoles, 8 de enero de 2020

DE EXCURSIÓN EN EL NACIMIENTO DEL RÍO CUERVO

Hace poco estuvimos pasando unos días en la provincia de Cuenca. Ésta es una provincia que tiene muchísimos encantos, muchísimas cosas que visitar. Hace unos cuantos años que visité uno de los mayores iconos naturales conquenses con mi padre, y ahora, con mis hijos, hemos vuelto al Nacimiento del Río Cuervo.


El Nacimiento del Río Cuervo está situado en pleno Parque Natural de la Serranía de Cuenca, y a su vez, está singularmente protegido por la figura del Monumento Natural, que define a una formación de singular belleza o rareza. En este caso es su formación geológica la que le otorga su carácter especial, y su aspecto único.


Posiblemente hayáis visto alguna vez fotos de este espacio natural, ya que sus cascadas son bastante conocidas. Completamente cubiertas de musgo, en invierno se llegan a helar en múltiples ocasiones, lo que atrae en los meses más fríos a numerosos visitantes. Numerosos fotógrafos aficionados se acuden para dar rienda suelta a su afición, y nosotros son quedaríamos horas oyendo el rugido del agua y viendo el posterior lento circular de las aguas.


El paraje se conserva bastante virgen, a pesar de ser un lugar muy turístico. Hace unos años se construyó una pasarela y una rampa para facilitar el acceso a personas en silla de ruedas y carros de bebé. El aparcamiento es amplio, pero no está asfaltado. Además los caminos se encuentran vallados por una pasarela de madera para ayudar al visitante e impedir el acceso a la laguna que se forma a los pies de las cascadas u otras zonas. Como souvenir seguramente os llevéis un buen puñado de barro en vuestro calzado. Os recomendamos que sea calzado deportivo, nada de tacones o zapatos con los que os podáis resbalar. Sobre todo si queréis ascender por la escalera que lleva a la parte superior de las cascadas.


Para llegar al Nacimiento del Río Cuervo, desde la capital conquense hay que tomar la carretera CM- 2105. No tiene pérdida, está perfectamente señalizado, no sólo para llegar al Nacimiento del Río Cuervo, si no que también se dirige a la famosa Ciudad Encantada, aunque está vez no la visitamos. Esta vía es de un carril y doble sentido, con un trazado muy sinuoso, así que os rogamos que extreméis la precaución.


Pero al mismo tiempo esta carretera nos va a mostrar una serie de lugares bastante bonitos. En primer lugar vais a atravesar, como antes hemos comentado, el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, por lo que podréis observar inmensos bosques de pinos, y con suerte ver algún animal de la zona. Lo más habitual es ver águilas, que volando son un auténtico espectáculo, aunque también hay otras rapaces, ardillas, o animales domésticos como vacas u ovejas (para un urbanita, casi cualquier animal es una celebración).


Otros lugares pintorescos (mira que me gusta esta palabra) que podéis visitar son: el embalse de la Toba, las localidades de Uña, y su laguna, Huélamo o Tragacete, municipios muy tranquilos, donde la despoblación ha hecho mella y donde apenas encontraremos un bar, una tienda o un estanco abierto.


Nosotros al volver paramos unos minutos para contemplar el paisaje desde el Ventano del Diablo. ¿Qué es esto? Una formación rocosa que asemeja un balcón con vistas a las hoces del río Júcar. Las vistas son una pasada, por lo que os recomendamos que paréis. Muy cerca se encuentra el poblado de El Salto de Villalba, un conjunto de edificios que se construyó para los trabajadores de una central hidroeléctrica que todavía hoy proporciona electricidad.


Otra opción es seguir la ruta, de apenas 58 kilómetros (eso sí, con más curvas que un sacacorchos), donde podremos ver el nacimiento de los ríos Cuervo, Tajo, Júcar y Turia. Esta ruta se desarrolla entre las provincias de Cuenca y Teruel, y podéis acabar, incluso visitando Albarracín. Como curiosidad, el río Cuervo es afluente del Tajo (nosotros convencidos que era afluente del Júcar, que serpentea por todo el camino) y es el que surte de agua al conocido manantial de Solán de Cabras.


Como veis hay múltiples opciones para pasar un magnífico día en familia. Con muy poco podréis organizar una bonita excursión rodeados de una naturaleza exuberante y enigmática, donde las piedras juegan con el agua a ser lo que en realidad no son. 

martes, 8 de octubre de 2019

EN LA CIMA DEL PUIG CAMPANA

Hace un montón de años, más de veinte, se me metió en el cuerpo el gusanillo del senderismo. Cada cierto tiempo con un grupo de amigos nos íbamos a andar por la montaña. Por circunstancias de la vida durante estos años no lo he podido practicar tanto como me hubiese gustado, pero si seguís el blog veréis que poco a poco recupero algo junto a mis hijos, a ver si les contagio. En todo este tiempo siempre tuve un reto en mente, llegar a la cima del Puig Campana



El Puig Campana es una montaña mágica. Situada en el término municipal de Finestrat, sus 1.406 metros de altura son visibles desde Altea a, prácticamente, Alicante. Además su silueta ha dado pie a varias leyendas, que sitúan en su “tajo” el origen de la isla de Benidorm. (Spoiler: la isla de Benidorm es una prolongación subterránea de la Serra Gelada [Sierra Helada]) 



Así que cuando un amigo me propuso subir a la cima de este gigante no me lo pensé ni medio minuto. A las 8 de la mañana de un domingo estábamos en el parking que hay a los pies de esta montaña, en el paraje conocido como Font del Molí, en Finestrat, donde hay un área recreativa. Llegar es fácil, las indicaciones están claras desde la costa, ya sea Benidorm, la Cala de Finestrat o La Vila Joiosa




La ruta para ascender es la denominada “circular del Puig Campana” que tiene un desvío por la cara norte hacia la cima. Esta es la manera “fácil” de llegar. Y entrecomillo fácil porque no lo es en absoluto. Valiente de mí hubiera dicho que mi forma física era de 6-7 sobre 10. Si es de 3/10 me puedo dar con un canto entre los dientes. Pero hay quien asciende por el denominado “kilómetro vertical” un camino pedregoso (no en vano se le llama “la pedrera”), peligroso y con una pendiente sólo apta para deportistas muy, pero que muy preparados. 



Aunque la señalización es bastante buena puesto que se sigue el PR-CV 289, que se suele hacer en sentido de las agujas del reloj, no está de más que os descarguéis un track GPS. Yo os recomiendo el de Fran Mercader, del blog “Más allá de la ciudad”, ya que es bastante buena, y se acerca bastante a lo que hicimos, incluido el tiempo total, unas 6 horas.




El primer tramo sin ser muy duro sí que tiene un principio explosivo sin parar de ascender hasta que se llega al Volador. Primera parada para beber un poco de agua y admirar las vistas. Todavía está amaneciendo y la Sierra de Aitana, que la tenemos justo enfrente se tiñe de un tono rojizo. Aunque el día es claro hay nubes bajas y algún banco de niebla matinal. Hasta aquí el camino nos ha deparado una ruta preciosa entre una vegetación que ha estallado por las últimas lluvias y este otoño que está arrastrando el verano.


En este punto nos adentraremos en la umbría, la cara norte, por lo que la vegetación cambia llenándose de pinos en un magnífico bosque mediterráneo. El terreno no tiene una pendiente tan pronunciada y podemos admirar el paisaje. Tanto mi compañero como yo no paramos de exclamar ”¡qué pasada!”, “¡qué maravilla!”, ya que esta es la “cara oculta” del Puig Campana respecto a Benidorm. Pronto llegamos al refugio José Manuel Vera, una caseta hecha con chapas que en el interior tiene una mesa de picnic con sus bancos y unos camastros en litera, vamos, lo básico si te pilla la noche o una tormenta de repente. Se nota que está viejuno, pero nos lo temíamos muchísimo peor. Aquí aprovecharemos para hacer una parada técnica, almorzar y beber. Estamos a punto de encarar la subida.



Apenas en unos minutos llegamos al Coll del Pouet. En este cruce una señal indica los caminos que podemos coger. Nuestro objetivo es la cima del Puig Campana. Empieza la fiesta. El sol ya calienta. Por primera vez nos ponemos las gafas de sol y la gorra. El camino pronto picará hacia arriba y se volverá pedregoso. Sin lugar a dudas esto es lo peor hasta que coronemos. La ascensión es dura, muy dura, y más de una vez te pasa por la cabeza dar media vuelta. Puede que mi error fuera no alimentarme bien, ya que tras comerme una de las barritas de cereales que llevo “por si acaso” y beber bastante agua, mi cuerpo responde con nuevas fuerzas.




En algún momento echamos de menos una señalización más clara, pero nos encontramos a bastante gente y enganchamos con un par de grupos que también suben. Nos ayuda un montón un matrimonio de unos sesenta años. Él sube ligero con su mastín (creo, no sé mucho de razas de perro) mientras nos cuenta que la semana pasada estuvo subiendo el Aneto. Ella lleva peor ritmo, así como yo. La verdad es que durante todo el día notamos un buen rollo estupendo entre todo el mundo que, como nosotros, quería disfrutar de la montaña.




Animándonos mutuamente alcanzamos el Bancal del Moro, algo así el cuello/pecho del gigante dormido del Puig Campana. Hemos ascendido unos 400 metros en apenas 1,5 kilómetros infernales. No queda mucho, la cima ya se ve a nuestra izquierda. Desde aquí vemos un mar de nubes que apenas se abre para que distingamos alguna parte de La Vila Joiosa o la costa de Benidorm. ¡Vaya vistas!



Seguimos ascendiendo y no tardamos mucho en llegar a la cima. Mi compañero y yo nos abrazamos. No es el Everest, pero no tenemos nada que envidiar a Edmund Hillary. Os podéis imaginar las vistas a 1400 metros sobre el nivel del mar, literalmente, porque al sur, y buena parte del este y oeste vemos el Mediterráneo. A nuestras espaldas Aitana, el Ponoig, Bernia, y al fondo el Peñón de Ifach y el Montgó. 




Respiramos, bebemos agua, admiramos el paisaje, nos hacemos selfis, bromeamos con la familia y amigos por el Whatsapp y nos comemos un buen bocata. He aprendido la lección subiendo y sin muchas ganas me como también un plátano, que necesito toda la energía del mundo para recuperarme. Veinte minutos después de coronar nos apeamos de la cima. Queda la bajada… y vaya bajada. A mi compañero le surge un problema en sus botas y un grupo que ha venido de Benifaió nos dan una buena idea y podemos medio remediarlo.



La bajada hasta el Coll del Pouet es dura y las rodillas se van resintiendo. Hay mucha piedra suelta y las prisas nos obsequian con algún que otro resbalón sin ninguna consecuencia más allá del susto instantáneo. Precaución en el primer tramo, es decir, de la cima hasta el Bancal del Moro, porque la señalización no es muy buena. Con el track recuperamos enseguida la senda, pero podéis tener un susto. 




Una vez alcanzamos el cruce que enlaza con la ruta circular tomamos el camino que completará el circuito alrededor de la montaña, aunque el recorrido es más largo que volver sobre nuestros pasos. Enseguida llegamos a la Font de la Solsida, que está seca a pesar de haber llovido torrencialmente hace apenas dos semanas. Nos impresiona la hiedra que se agarra a la roca y que forma una especie de corazón.



Durante unos dos kilómetros, hasta la Cova del Cremat, el camino es muy fácil, bastante llano. Disfrutamos de la vista de Altea, L’Alfàs del Pi, el Albir, Serra Gelada, La Nucia y Benidorm. A partir de la citada Cova del Cremat la bajada es más pronunciada y las rodillas ya se resienten un poco por todo el cansancio acumulado. Seguimos la marcha hasta que alcanzamos la “civilización”, divisamos coches y casas. Llegamos al punto de partida, que a se convierte en meta.




Padres y madres del mundo, esta ruta de ninguna manera se la recomendamos a un niño. No sólo por la exigencia física, si no por el peligro que entrañan algunos tramos. Si queréis hacer únicamente la circular tanto mi amigo, también padre, como yo estuvimos de acuerdo en que como mínimo deberían de tener 12 años. Si lo que se quiere es llegar a la cima también coincidimos en que como mínimo deberían tener 16 años, si no mayor de edad directamente. 



Como los dos novatos que éramos en esta montaña, pagamos alguna novatada. Algo ya he contado: en primer lugar no comer adecuadamente. Por suerte llevaba en la mochila hidratos de carbono de absorción rápida, imprescindibles ante una bajada de glucosa o en caso de necesitar, como me ocurrió, un chute de energía de manera inmediata. A esa categoría pertenecen, por ejemplo, los frutos secos, alimentos con un alto contenido en azúcares o glucosa como chucherías, chocolate, etc., o la miel. En mi caso no me llevé ropa de cambio y una camiseta de repuesto me hubiera venido de perlas, ya que la que llevaba estaba empapada de sudor y estaba incómodo. La próxima vez no faltará un rollo de cinta americana, que nos pueden solventar algún imprevisto con el calzado o la ropa. Sin embargo sí que lo hicimos perfecto, o casi, con la hidratación, ya que llevábamos entre 2,5 y 3 litros de líquido, fundamentalmente agua, pero también refrescos y zumos envasados. Tampoco viene mal un bastón de trekking para ayudar en las zonas más complicadas.



Durante el ascenso una pregunta restallaba en mi cabeza: "¿Merece la pena?" La respuesta es sí. Pude cumplir un reto pendiente durante décadas, fui capaz de hacer un esfuerzo enorme y no me rendí. Vi paisajes increíbles que están a unos kilómetros de mi casa y desconocía por completo. ¿Volveremos? Sin lugar a dudas, pero esperad a que me olvide de estas agujetas. 

domingo, 28 de abril de 2019

EXCURSIÓN AL PANTANO DEL AMADORIO DE VILLAJOYOSA

Con la llegada de la primavera apetece salir más de casa. Mejor tiempo, más horas de luz, y la sangre alterada son algunos de los motivos para evitar que se caiga la casa encima. Tampoco es necesario ir muy lejos. En este caso nosotros fuimos cerquita, a Villajoyosa (o La Vila Joiosa), al embalse del Amadorio.


Como la mayoría de los ríos que desembocan en el Mediterráneo, el Amadorio es un río corto y que no tiene un caudal estable durante todo el año. De hecho la mayor parte del año, a partir del pantano, el cauce está seco. De presa para arriba el paisaje no es menos desolador, suele tener menos de un 25% de agua embalsada de su capacidad total (15,83 Hm3) pero la pátina turquesa lo disimula muy bien.


La presa se construyó a mediados de los años 50 del s. XX, uno de los famosos pantanos que después aparecía en el NO-DO cuando Franco lo inauguraba. Su construcción atrajo una fuerte inmigración a La Vila Joiosa, sobre todo de zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha. Por el trabajo que venían a desempeñar, despectivamente, los oriundos los denominaban (y denominan) "pantaneros". De esa época se conservan en los alrededores de la presa dos silos para cemento que han sido restaurados y los lugares donde se hacía acopio de áridos para ser usados posteriormente. Estos elementos hacen que el paisaje tenga un punto extraterrestre.


Cerca de la presa se ha creado un área recreativa donde hay juegos infantiles y mesas de picnic. El área necesita un mayor mantenimiento, sobre todo los juegos infantiles, que les falta algunas partes. Pero bueno, los niños no necesitan mucho para divertirse. También se ha acondicionado la zona para facilitar su visita. Se ha construido un mirador y se han rellenado las zonas con arenas y plantas autóctonas.


Para visitar la presa hay que atravesar el túnel que se abre hacia la izquierda según llegamos por la carretera de acceso al área recreativa. En la presa podemos observar los diferentes elementos que forman parte de la infraestructura, como las compuertas o los puntos de vigilancia, para evitar que una hipotética rotura de la presa provoque una desgracia.


Además de una buena caminata, en el pantano se puede practicar la pesca y otros deportes náuticos. Para ello hay que solicitar los preceptivos permisos a las autoridades competentes, que en este caso es la Confederación hidrográfica del Júcar. También un poco de precaución, ya que hace unos años ocurrió un desgraciado accidente que se cobró la vida de un pescador aficionado que tocó sin querer unos cables de alta tensión con su caña. 


Para llegar al pantano del Amadorio tenéis que llegar a Villajoyosa y salir del centro urbano en dirección Orxeta (CV-770). Si llegáis por la N-332 o por la AP-7 no necesitáis entrar en la ciudad. Apenas a un kilómetro de la rotonda que da acceso al peaje de la autopista AP-7, a la izquierda, está el desvío (perfectamente señalizado). Seguid hasta que encontréis la presa, tras pasar el área polideportiva.


De camino podeis hacer una parada bastante interesante. Es visitar la Olivera Grossa (olivo gordo), uno de los árboles más antiguos de España. Dicen que este olivo pudo ser plantado en la época de los
romanos y, por lo tanto, tendría unos dos mil años. Aunque hay estudios genéticos que aseguran que la longevidad de un olivo es menor. De cualquier manera nos encontramos con un ejemplar único, como demuestra su tronco, amplio y retorcido. Para llegar hay que desviarse en la CV-770. Lo mejor es programar el navegador GPS porque no existe ninguna indicación. La única referencia es un cartel de "MARINA VERDE".


De esta manera pasaremos un día completo, descubriendo un paraje distinto, y en cierto sentido único, al conservar elementos que eran efímeros pero que han permanecido hasta nuestros días. Nos permitirá enseñar a los niños elementos naturales y cómo la transformación del paisaje por la acción humana puede dar lugar a nuevos hábitats, una clase de Conocimiento del Medio al aire libre.