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martes, 18 de diciembre de 2018

HAY QUE VISITAR ESTRASBURGO

Lo han vuelto a hacer. El terrorismo ha vuelto a actuar asesinando a cinco personas e hiriendo a otras once cuyo único delito era estar en el momento más inoportuno en el lugar más inoportuno. La sinrazón ha atacado Estrasburgo, una ciudad que simboliza los valores de más profundos de la Unión Europea. Y como a los terroristas les molesta mucho que la gente visite Estrasburgo, disfrute de sus mercadillos de Navidad y se divierta en sus calles, en este artículo vamos a desempolvar algunas fotos de hace años y os vamos a recomendar esta preciosa ciudad, única y exclusivamente porque le va a tocar las narices a los terroristas.


Estrasburgo está situada en el noreste de Francia, en la región de Alsacia. Este territorio, junto a Lorena, fueron disputados por Francia y Alemania durante dos siglos debido a la gran cantidad de recursos naturales que atesoraban, entre otros carbón y hierro. Este detalle nos hará entender porque sus casas típicas tienen un aspecto más cercano a unas construcciones que asociamos a Alemania (con sus características vigas de madera en las fachadas en blanco y negro) que a edificios más "franceses".


Al estar a caballo entre Alemania y Francia, la cultura alsaciana es una rica mezcla de tradiciones de ambos países. Además le valió para que la Unión Europea situara en Estrasburgo su Parlamento, que una vez al mes celebra sesión, revolucionando la vida de esta ciudad. Gracias a la Unión Europea se puede visitar Estrasburgo ya que tiene (o al menos tenía) un programa que subvenciona parte de los gastos de desplazamientos para que los ciudadanos de la U.E. puedan conocer sus instituciones.


¿Qué visitar en Estrasburgo? Vamos a empezar por su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988. Este centro histórico se halla en la conocida como Grande Île (Isla Grande), formada por el río Ill y otros afluentes, que tras atravesar el centro urbano desembocan en el Rihn (¿acaso hay un río más alemán?) formando frontera natural con Alemania. Durante siglos se han construido canales y presas que han regulado la navegación fluvial, convirtiendo a Estrasburgo en un importante nodo de transporte de mercancías desde la Edad Media. Hoy día es posible realizar un tour panorámico en barco, el conocido como Batorama, que os recomendamos encarecidamente. Dura alrededor de una hora y cuesta 13 € para adultos, 7,50€ para niños entre 12 y 4 años, y gratuito para menores de cuatro.


En la Grande Île encontramos la Catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo (sí, hay más Notre Dame además de la parisina) probablemente el monumento estrasburgués más conocido. Construida en estilo gótico flamígero, destaca su única torre-campanario que con sus 142 metros de altura fue durante dos siglos la construcción más alta de Europa. En su amplio interior podemos encontrar su famoso reloj astrológico, una de las atracciones más celebradas de Estrasburgo. Debido a los intensos bombardeos que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, la Catedral se encuentra muy restaurada.


Un paseo por las calles que rodean la Catedral nos transportará por varios siglos, en una combinación de tradición y modernidad. Plazas como Kléber, la más característica de Estrasburgo, donde se encuentra su Ayuntamiento o Gutemberg, más recogida y punto de encuentro; calles como la Rue des Grandes Arcades, donde se ubican las tiendas más modernas y de grandes firmas, o la Rue des Orfrèvres o des Hallebardes, más estrechas, repletas de tiendas de lujo y de productos tradicionales como quesos, foie, embutidos, etc. También es muy interesante un recorrido por algunos de sus edificios históricos situados a ambos lados de la ribera del río Ill: la Antigua Aduana (ocupado en parte por un restaurante), el Museo Alsaciano, la Iglesia Protestante de Santo Tomás, el Palacio Rohan, los conocidos como Puentes Cubiertos, o cualquiera de los puentes históricos.


El mes de diciembre es un momento fantástico para visitar Estrasburgo ya que, como en otras ciudades europeas, sus mercadillos navideños inundan las calles y nos invitan a disfrutar de las fiestas que están por venir. Sin duda, y a pesar del intenso frío, es el mejor momento para visitar la ciudad. Aunque como ocurre con otros mercados "tradicionales", algunos puestos están estandarizados y encontramos varios iguales en diferentes zonas de la ciudad, no está de más patearlos para encontrar algunas cosas curiosas.


A las afueras de Estrasburgo se encuentran los edificios epicentro de la actividad de la Unión Europea. Aunque el más representativo es el del Parlamento Europeo, también se encuentran las sedes de otras instituciones importantes como la Corte Europea de los Derechos Humanos, el Comando Central del Eurocuerpo (el ejército multinacional europeo) y el Centro de Información de Europol (la policía europea). También tiene aquí su sede el canal cultural Arte. Evidentemente estos edificios son contemporáneos y tienen una arquitectura muy espectacular. Nosotros tuvimos la suerte de poder visitar el Parlamento Europeo, acudir a una de sus sesiones y ver como se organiza un órgano decisorio que nos parece muy lejano pero que es el más influyente en la vida de los ciudadanos europeos por su capacidad normativa.


Otra de las actividades que no podéis dejar pasar es probar la gastronomía local, representada especialmente por las flambeés, una especie de pizza con crema de leche, queso, cebolla y trozos de bacon. El mejor acompañamiento es una buena cerveza, y no es difícil encontrarlas en Estrasburgo. Os recomendamos visitar una brasserie donde podéis encontrar buenos menús, incluso algunos donde comer y beber tanto como podáis (o puedan servir los camareros) durante un tiempo determinado, normalmente una hora u hora y media. Au brasseur es uno de los más recomendados, muy frecuentado por estudiantes Erasmus, donde elaboran su propia cerveza. 


Por todo esto y mucho más, Estrasburgo bien se merece una visita. Corazón de la Unión Europea, ejemplo de reconciliación y convivencia. Perfecta mezcla de la tradición medieval y de la arquitectura más vanguardista. Disfrutaremos de un paseo cruzando los puentes sobre el Ill, o de una cerveza en uno de sus múltiples bares. Una ciudad perfecta para celebrar la Navidad, algo que sin lugar a dudas les encantará a los niños. Y porqué no, es una celebración de la vida, de nuestra libertad. Viajad, y si podéis ir a Estrasburgo, mejor. 

jueves, 4 de enero de 2018

DESCUBRE ALCOI, LA CIUDAD DE LA NAVIDAD

Si tuviéramos que hacer un ranking de las poblaciones donde la Navidad se vive de una forma más intensa, uno de los que estarían en los puestos más altos, sin lugar a dudas, sería Alcoi. No en vano esta ciudad alicantina se denomina a sí misma "ciudad de la Navidad" (Ciutat del Nadal) y hay dos elementos principales que destacan: el Belén de Tirisiti y la Cabalgata de los Reyes Magos.
El Belén de Tirisiti es una obra de teatro con marionetas de varillas sobre un escenario con raíles que se representa a partir del mes de diciembre. Se escenifica en valenciano, si bien parte del texto está en castellano. Las primeras representaciones están reservadas al público escolar y unos días antes de Navidad (más o menos cuando empiezan las vacaciones escolares) las funciones se abren al público en general hasta el 5 de enero, último día de sesiones. Es bastante importante comprar las entradas por anticipado, ya que se agotan de inmediato, sin ir más lejos este año las entradas para venta online de las más de 80 sesiones estaban prácticamente agotadas a la media hora. Cuestan tres euros (más gastos) y pagan espectadores desde los 2 años hasta los 100 (supongo que si tienes 101 te invitan).
El Belén representa el nacimiento de Jesús, la adoración de los pastores y la llegada de los tres magos, mezclado con elementos locales y populares, con la participación de Tirisiti, el protagonista, un personaje un poco gandul, algo gamberrete, que no acaba de tener mucha suerte y que está casado con Teresita. Realizan su voz con un pito, y el llamar a su esposa le ha bautizado definitivamente (Teresita-Tirisiti). Se representa desde finales del siglo XIX y en 2002 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Los niños se lo pasan pipa, y los mayores también, ya que durante las representaciones meten bastantes "morcillas" sobre temas de actualidad (algunos muy locales). Es curioso ver como los alcoyanos conocen muy bien este Belén de Tirisiti, contestando a los personajes, repitiendo bromas, cantando... Junto a nosotros se sentaron un grupo de chicos y chicos veinteañeros y disfrutaron como niños de primaria.
El otro gran acontecimiento de la Navidad alcoyana es la Cabalgata de Reyes. Esta es la más antigua de las que se celebran en España, y por tanto la más antigua del mundo. Se ha documentado a partir de 1866, aunque se cree que su origen es anterior. También fue declarada Bien de Interés Cultural, esta vez en 2011. Esta Cabalgata lleva una serie de tradiciones aparejadas que hacen que sea más especial si cabe.
El día 4, víspera de la Cabalgata, cuando empieza a anochecer comienza el Bando Real que comienza junto al nacimiento que hay en la Plaza de España, centro neurálgico de Alcoi. Un séquito encabezado por el emisario real recorre las calles del centro. Le siguen las burritas que cargadas de buzones van recogiendo las últimas cartas que los niños envían a sus Mágicas Majestades. Completan el cortejo los personajes del Tirisiti representados por una compañía de teatro local. Completa la magia de la noche del 4 de enero el campamento de los Reyes Magos, distinguible desde lejos gracias a las antorchas que arden hasta el día siguiente. Sus Majestades duermen en la montaña de Sant Cristófol, frente al núcleo urbano de Alcoy, para descansar ante el largo día que tienen por delante.
Como marca la tradición, el día 5 por la tarde Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente recorren Alcoi. El boato es espectacular y lo más característico son los pajes negros que cargados con escaleras de madera suben a los balcones durante la Cabalgata para entregar los regalos a los niños. Este año ha habido una cierta polémica al considerar racista que estos pajes vayan pintados y vestidos de negro. Completan su indumentaria algunos elementos (peto, falda y gorro) de color rojo. De muchos balcones los alcoyanos cuelgan muñecos de pajes, como en otras ciudades cuelgan Papás Noel y Reyes Magos.
Al final de la Cabalgata, en la plaza de España, los Reyes ofrendan sus obsequios al Niño Jesús, que se encuentra en el nacimiento y representan actores, al ritmo del Aleluya del Mesías de Händel. Unos fuegos artificiales ponen el punto final.
Sinceramente, si os gustan los Reyes Magos no debéis de perderos esta Cabalgata puesto que es muy emocionante. Si tenéis, además, la oportunidad de verla junto a unos alcoyanos y que los pajes os entreguen los regalos, los niños alucinarán. Nosotros lo vivimos así hace unos años y es absolutamente inolvidable, una experiencia única.

jueves, 7 de diciembre de 2017

X-MAS IS COMING: LA FERIA DE NAVIDAD DE XIXONA

Diciembre es prácticamente sinónimo de Navidad. Calendarios de Adviento, publicidad machacona en televisión, villancicos en todos los hilos musicales, iluminación de calles, cenas de empresa, papeletas que no tocan, belenes en los escaparates de las tiendas, árboles decorados con espumillón y ferias de Navidad.

Del 6 al 10 de diciembre se celebra en Xixona (Alicante) su IX Feria de Navidad, instalada en la Avenida de la Constitución, en pleno centro de la localidad. Este evento tiene en el turrón su producto estrella. No en vano a Xixona se la conoce como la cuna del turrón, ya que en esta localidad se produce la inmensa mayoría de este dulce que se consume principalmente en Navidad. Elaborado con almendras y miel como ingredientes principales, el turrón de Xixona tiene Denominación de Origen con Indicación Geográfica Protegida Turrón de Jijona y Turrón de Alicante. En 2015 produjeron 5.000 toneladas, de las que el 89% se destinaron al mercado interior y el 11% al resto del mundo, especialmente la Unión Europea.
En esta feria, que espera 50.000 visitantes, vamos a encontrar puestos de las marcas de turrón más conocidas, que tienen su fábrica aquí, y también de marcas más familiares, de producción más pequeña, pero cuya historia puede remontarse más de 150 años, hasta mediados del s. XIX. Además de las tradicionales variedades de turrón de Jijona (el blando) y Alicante (el duro), encontrar turrón de chocolate, de frutas y otros sabores más modernos. 

Me llamó la atención que hay un intento por modernizar un producto que tiene un profundo componente tradicional. Aunque en España consumimos principalmente la tableta, había turrón al corte y diversos formatos algunos cercanos al tamaño de una chocolatina. También hay un empeño en modernizar los embalajes, con diseños muy cuidados y bastante llamativos, alejándose de la típica caja de cartón y el plástico del envase al vacío.
Pero no sólo de turrón vive la Feria de Navidad de Xixona. También podemos encontrar mazapanes artesanales, licores, juguetes, incluso paquetes de actividades de ocio activo en Xixona. Además se celebran actividades paralelas, como degustaciones de turrón y licores, charlas sobre maridaje de turrón y whisky, exhibiciones culinarias, animación infantil, cuentacuentos... 

La Feria de Navidad es una buena excusa para acercarnos a Xixona durante este largo puente para conocer algo más acerca del turrón, su elaboración y que hay empresas familiares que intentan modernizar este producto. Y probar turrones, claro.