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jueves, 10 de mayo de 2018

EL CASTILLO DE GIBRALFARO: EL MIRADOR DE MÁLAGA

Málaga siempre merece una visita. Nosotros la hemos descubierto recientemente y nos ha encantado. De hecho estuvimos poco tiempo y ya estamos pensando en volver (qué le vamos a hacer, somos así).


Hay que dedicarle una mención especial al Castillo de Gibralfaro. No tiene la fama ni la belleza de la Alcazaba, al fin y al cabo es un recinto militar con todo lo que ello conlleva, pero sin lugar a dudas su posición elevada permite tener las mejores vistas de toda la ciudad, ya que de un vistazo podemos ver el puerto, el centro histórico, la ciudad moderna y los edificios más representativos de Málaga.

Pero no solo de vistas vive un monumento, y aun con la espartana austeridad militar este enclave tiene bastantes cosas interesantes. En primer lugar visitaremos el centro de interpretación del castillo, ubicado en el antiguo polvorín. Una exposición repasa la historia de esta fortificación que fue construida para defender la Alcazaba y alojar a los soldados. Precisamente la exposición repasa la historia militar entre los siglos XVI y XX, en primer lugar con una maqueta que reproduce la Málaga del siglo XVII, y con reproducciones de uniformes y armas y distintos objetos de la vida cotidiana, desde compases y brújulas a barajas de naipes. A mis hijos les pareció muy interesante, sobre todo los objetos cotidianos y los maniquíes que representan a los distintos soldados. Tanto se fijaron que me aseguraron que uno movió una mano...




Cerca del centro de interpretación se encuentra el pozo Airón, excavado en la misma roca y que tiene una profundidad de 40 metros. La verdad es que da cosita mirar hacia abajo. A continuación podemos ascender a la torre mayor, el punto más elevado del castillo. Evidentemente desde aquí se contempla la mejor panorámica de la ciudad. Podemos seguir visitando el castillo a través del camino de ronda que discurre paralelo a la muralla. Mucha precaución, hay bastantes escalones (no olvidemos que el castillo está sobre un cerro y se distribuye en varios niveles) y en ocasiones nos cruzamos con otros visitantes de frente y no hay apenas espacio para todos.


En la parte inferior del castillo se encuentra el patio de armas, un espacio amplio rodeado de bastante vegetación que hace más llevadero el calor. Frente al patio de armas se alza la torre Blanca. Aquí hay que hacer una crítica ya que las paredes interiores se encuentran llenas de grafittis. Me parece fenomenal que la gente se quiera y se ame, o que pretendan dejar un mensaje de su paso por ahí para la posteridad, pero ya existen redes sociales que cumplen con el mismo cometido sin necesidad de dañar parte de nuestro patrimonio histórico-artístico, que un poco de civismo nunca viene mal. 


Podemos visitar todo el castillo a través del camino de ronda, ya que la muralla se conserva en perfectas condiciones y rodea todo el conjunto, o paseando por el interior de las instalaciones. El paseo por el castillo de Gibralfaro es muy agradable. Justo detrás del centro de interpretación hay unos paneles explicativos sobre la vegetación que se encuentra aquí y son bastante interesantes.

También existe un pequeño bar y servicios higiénicos estratégicamente situados a la sombra para poder descansar un poco. Se pueden encontrar un par de fuentes de agua si tenemos sed. Nos resultó  curioso ver unos cuantos pintores aficionados inmortalizando distintos rincones de este conjunto. Hay visitantes que se quedan viendo como ejecutan sus obras.



Llegar al castillo de Gibralfaro es muy fácil. Si acudimos con nuestro vehículo no hay pérdida ya que está perfectamente indicado. Si optamos por el transporte público hay un autobús que sale del paseo del Parque (junto al puerto) y llega a la misma entrada del recinto. Abre todos los días a las 9:00 y cierra a las 18:00 en horario de invierno y a las 20:00 en horario de verano. En cuanto a precios, la entrada general cuesta 2,20 €. Hay una entrada reducida a 0,60 € para residentes en Málaga, niños de 6 a 16 años, escolares o titulares del carnet de estudiante jubilados o pensionistas, familias numerosas de categoría general y usuarios de tarjeta MALAGACARD. Por si fuera poco, los domingos a partir de las 14:00 y hasta la hora de cierre la visita es gratuita.También existe la opción de comprar un billete conjunto para visitar el castillo de Gibralfaro y la Alcazaba por 3,55 €.


Si os encontráis en Málaga no dudéis en visitar este castillo. Quizás no sea el edificio más bonito de la ciudad, ni a priori el monumento más emblemático (aunque aparece en el escudo de la ciudad y de la provincia), pero las vistas os enamorarán y solo por eso ya merece la pena.

jueves, 22 de febrero de 2018

CHOCOLATE, CHOCOLATE, CHOCOLATE

¡Golosos del mundo, este es vuestro sitio! En la Costa Blanca, concretamente en la localidad de Villajoyosa (La Vila Joiosa) encontramos el Museo del Chocolate, situado en las instalaciones de Chocolates Valor. Este Museo recorre la historia de este dulce producto, desde el origen del cacao hasta su envasado. ATENCIÓN SPOILER: no vamos a encontrar una cascada de chocolate que forma un lago, ni ardillas que golpean cabezas huecas, ni ascensores mágicos, ni oompas-loompas cantando animosas canciones. Lo siento chicos. 


Un embriagador olor a chocolate nos recibe, un aroma que conforme avance la visita se irá haciendo más intenso. No lo creeréis, pero a un miembro de nuestra familia (que mantendremos en el anonimato) no le gusta el chocolate, y aún con esas le agradó el olor. La visita la podemos dividir en tres partes. En primer lugar un audiovisual que explica la historia de la marca, que comenzó su andadura en 1881, y cómo se elabora el chocolate a partir de los granos de cacao que se cultivan a lo largo del ecuador. 

En segundo lugar se visita una casa de una altura, construida a finales del XIX y que guarda una gran cantidad de elementos históricos con los que se fabricaba el chocolate en distintas épocas, desde finales del XIX hasta mitad del siglo XX. Desde molinos formados por una piedra plana y un rodillo de granito, pasando por máquinas manuales, máquinas accionadas por vapor, hasta maquinaria eléctrica. También se encuentran moldes históricos de bombones o huevos de Pascua y una curiosa y bonita colección de etiquetas de chocolate donde se puede observar la evolución de los materiales, del diseño y de la maquinaria de impresión.


La tercera parte de la visita transcurre dentro de la fábrica. Aquí veremos las líneas de producción, bastante mecanizadas para perfeccionar el punto del producto. En la línea de envasado sí que veremos bastante más personal. También atravesaremos laboratorios, aulas de catas, salas de control de calidad... para desembocar en un mini museo que expone un vestido realizado con envoltorios y varias esculturas realizadas en bloques macizos (y enormes) de chocolate.

Para finalizar la visita se accede a la tienda, donde la marca ofrece una degustación de chocolate, tanto su famoso chocolate a la taza como onzas de varios tipos de sus icónicas tabletas (puro, con leche, negro sin azúcar...).


La visita es gratuita. No se reserva a menos que la visita se haga en grupo. Hay un acceso limitado a 50 personas por turno y si se supera el aforo se tendrá que esperar a la siguiente visita, aunque gracias a unos tickets se guarda el turno. Los horarios son de lunes a viernes por la mañana a las 10:00 h., 12:00 h., 13:00 h. y por la tarde a las 17:00 h., 18:00 h. y 19:00 h. Los sábados solo se puede visitar en turno de mañana, mientras que domingos y festivos permanece cerrado. 


Llegar es muy fácil, ya que si vamos con nuestro vehículo privado está muy cerca de la salida de la AP7 y de la variante de la N332, y si optamos por el transporte público, el TRAM (tranvía Alicante-Benidorm) tiene su parada apenas a 300 m. Visita muy recomendada, en la que grandes y pequeños podemos disfrutar sin sentirnos culpables. O por lo menos no mucho.

jueves, 25 de enero de 2018

GUARDIANES Y CABALLEROS EN SEGOVIA

Si buscáis una ciudad para poder visitar en familia, una opción muy destacable es Segovia. Cuenta con atracciones que les gustarán a los papás y mamás y a los niños, aunque parezca mentira un castillo puede ser muy divertido. Además en 1985 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tanto el centro histórico de Segovia como su monumento más famoso, el Acueducto.
He visitado Segovia y, por consiguiente, su acueducto (el punto donde iniciamos la visita) varias veces y siempre me produce la misma sensación: es tan grandioso que te empequeñece, te aplasta, puedes sentir el paso del tiempo con mirarlo, desprende armonía, hipnotiza. Poco se puede añadir que no se sepa ya del acueducto de Segovia. Obra cumbre de la ingeniería romana que nos ha llegado en un excelente estado de conservación. Mide 29 metros de altos y sus 170 arcos permitían salvar un desnivel y transportar agua a través del canal (más bien una acequia) superior.
Prácticamente bajo el Acueducto se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes, donde te atienden muy bien y hay bastante información tanto de este monumento como del resto de la ciudad. Una gran maqueta preside este espacio. Aquí hay una de las atracciones para los niños, unos juegos con los que pueden conseguir el Diploma de Guardián del Acueducto. El juego obra la magia de tenerlos entretenidos durante un rato.
Es importante comentar que todo el centro de Segovia es peatonal, por lo que se puede andar con tranquilidad, pero con precaución porque algunos vehículos tienen permitido el paso y nos pueden dar un susto. Desde el Centro de Recepción de Visitantes subiremos andando por la calle Cervantes y a continuación tomaremos la calle Juan Bravo. Aquí nos encontramos con la Casa de los Picos, un edificio levantado en el s. XV que recibe su nombre por la decoración de la fachada, formada por más de 600 picos de granito.
Al final de Juan Bravo encontraremos la Plaza de Medina del Campo. Aquí haremos una parada, ya que hay varias varias cosas que ver. Una escalinata preside la plaza, flanqueada por sendas esfinges. Una estatua de Juan Bravo, el héroe comunero, vigila toda la plaza. Lo más interesante lo encontraremos en la iglesia de San Martín. Este templo data del s. XII y destaca la galería porticada exterior con columnas pareadas y capiteles románicos, la portada a los pies del edificio y su sobrio campanario.
Siguiendo nuestro paseo llegamos a la Plaza Mayor. Aquí se encuentra el Ayuntamiento y el teatro Juan Bravo, como edificios destacados, amén de otros muchos porticados que resguardan bares, tabernas y otros comercios. No vendría mal una parada para tomar algo y degustar las sabrosas tapas segovianas. En el centro de la plaza hay un templete, lo que demuestra su intención de ser un centro cultural, además de ser el corazón de la ciudad. Podemos aprovechar la ocasión para fotografiarnos junto a Don Antonio Machado, que tiene una estatua con una placa que recuerda unos versos dedicados por el poeta a la ciudad.
En un lateral de la Plaza Mayor veremos la cabecera de la Catedral segoviana, donde rápidamente distinguiremos sus pináculos en estilo gótico flamígero. Se la conoce como la "Dama de las catedrales" ya que aunque fue construida en estilo gótico tardío al levantarse en el s. XVI adopta algunas soluciones de inspiración renacentista que le dan una inusitada elegancia.
Tras visitar el interior de la Catedral (respetando siempre los horarios dedicados al culto) nos dirigiremos a la última parada de nuestra visita a Segovia, el Alcázar. Fue construido sobre un cerro en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores. Esta posición implicaba una fácil defensa ya que retirando el puente de acceso es prácticamente inaccesible. Lo precede un bonito y frondoso jardín donde los días de calor se está bien, muy bien. Desde esta posición, con la torre de Juan II frente a nosotros, su aspecto es imponente, pero si tenemos la oportunidad deberíamos verlo desde el otro costado, a orillas del río, para apreciar mejor su monumentalidad.
No soy mucho de visitar palacios ni castillos, porque creía que visto uno (o unos cuantos) vistos todos. Pero me equivocaba. No recuerdo porqué, pero tras insistirme decidí entrar a ver el Alcázar de Segovia y no me arrepiento en absoluto. Os aconsejamos que incluyáis en la visita la ruta guiada. En poco más de media hora podréis visitar las estancias (las que se pueden visitar, claro) y conoceréis la historia de este edificio, que tiene mucha. Además de haber sido palacio de los Reyes Católicos, fue fortín, cárcel, escuela militar...
Atesora, además, una gran colección de armaduras y armas medievales (solo imaginar llevarlas puestas ya cansa) y un museo militar. Fue academia de artillería y se nota, quizás hasta demasiado. Aunque sólo sea por las vistas, que son maravillosas, esta es una visita muy recomendada. Una curiosidad: el Alcázar inspiró el castillo de Blancanieves, sí el de la peli de dibujos de Disney.
La entrada general al Alcázar cuesta 5,50€, la completa (permite subir a la torre de Juan II) son 8€. Si queremos visita guiada hay que sumar 1€ más. Se aplica una reducción a menores entre 5 y 16, mayores de 65, desempleados y familias numerosas pasando a costar la entrada general 3,50€. Los menores de 5 tienen entrada gratuita.
Por último, y no por ello menos importante, hay que hacer una mención a la gastronomía segoviana, no solo por su afamado cochinillo al horno, también por los judiones, las carnes a la brasa, y el ponche segoviano, el postre tradicional. Después del paseo nos lo hemos ganado.




jueves, 18 de enero de 2018

FRIKEANDO POR SEVILLA

En casa somos un poco frikis, bueno, bastante frikis, vale, somos muy frikis, para que lo vamos a negar. Por eso esta vez os proponemos dar un paseo por Sevilla con otros ojos, los ojos de un/a fan.

Cada vez está cobrando mayor auge el turismo cinematográfico, que es aquel que visita lugares donde se han rodado películas o series. Si bien esta modalidad turística venía realizándose desde hace tiempo, se ha intensificado a raíz de los excelentes escenarios reales que utilizan en el rodaje de la serie Juego de Tronos. Algo de esto ya os lo contamos cuando hablamos de Peñíscola.

Precisamente en Sevilla, concretamente en los jardines del Real Alcázar, se recreó el reino de Dorne que surgió de la imaginación de George R. R. Martin. Aquí da inicio nuestra ruta:



El Real Alcázar es un palacio formado por diversas construcciones que se sucedieron desde el s. X hasta el XIX. Cada época (y sus gobernantes) dejaron su huella en este edificio que hoy en día pertenece a Patrimonio Nacional.


La visita a este edificio merece muchísimo la pena. La planta baja corresponde a las edificaciones realizadas en el período de dominación musulmana y nada tiene que envidiar a la Alhambra granadina. Una muestra de ello es el conocido como patio de la doncella y las estancias anexas. Tanto los patios exteriores como la planta superior dejan al descubierto los añadidos a partir de la conquista castellana de Sevilla. También son muy recomendables los jardines, precisamente el escenario donde se rodaron las escenas de Dorne en la capital sevillana.


El precio de la visita es de 9,50€. No hay descuento específico para familias numerosas, aunque discapacitados, menores de 16 años y nacidos o residentes en la ciudad de Sevilla tienen entrada gratuita. También los lunes (de 18:00 h. a 19:00 h. de abril a septiembre, y de 16:00 h. a 17:00 h. de octubre a marzo) la entrada es gratuita. Eso sí, preparaos para hacer una cola de unos 90 minutos (en el mejor de los casos), lo sabemos por experiencia. Además las plazas son limitadas, por lo que puede ocurrir que llegado el momento os quedéis fuera.


Tras la visita saldremos muy cerca de la entrada, a los pies de la Giralda. La famosa torre campanario fue un fugaz escenario de la película basada en el archiconocido videojuego Assassins Creed. Aunque la torre sevillana era la estrella del primer teaser de la película finalmente fue eliminada porque su aparición no correspondía con la época en la que está ambientado el film.


Dejaremos atrás la Catedral y cogeremos la avenida de la Constitución. A nuestra izquierda se situará el Archivo de Indias. Una vez en la calle San Fernando tendremos a nuestra derecha el lujoso Hotel Alfonso XIII y la Fábrica de Tabacos, actual rectorado de la Universidad de Sevilla. Cruzando la Avenida del Cid nos meteremos en la Avenida de Portugal, donde localizaremos la puerta de Aragón por la que entraremos en el segundo gran punto de nuestra visita: la Plaza de España.


Elegir esta puerta no es casual, ya que nos daremos de bruces con el punto exacto desde el que rodaron una secuencia de Star Wars Ep. II, El ataque de los clones, que convirtió Sevilla en Theed, la capital de Naboo, el planeta natal de la reina Amidala. Este es el único escenario de la saga en España, hasta que Lanzarote recree Corellia, el planeta natal de Han Solo, en el spin off que están rodando sobre la juventud del piloto (bueno, ya veremos, porque llevan un pollo que vete a saber si sale al final).


La plaza de España es una espectacular estructura que fue el centro neurálgico de la Exposición Iberoamericana de 1929. Su forma semi-elíptica simboliza el abrazo de España a los países de latino-américa. Construido con ladrillo caravista, destaca lo imponente de su conjunto, flanqueado por dos torres, una en cada extremo, las galerías porticadas, las monumentales escaleras y una plaza abierta, atravesada por una ría que cruzan cuatro puentes. Decorado con cerámica tiene paneles que representan a todas las provincias españolas, con un mapa y una escena histórica representativa de cada una.


Este espacio, junto al parque de María Luisa se ha convertido en una de las estampas más reconocibles de la capital hispalense. Cualquier momento es bueno para visitar esta plaza, pero quizá el atardecer es un momento ideal, puesto que la luz del ocaso le da una pátina anaranjada que resalta el conjunto. Por supuesto la visita es gratuita, aunque hay horario de visita


En apenas 1,5 km. viajamos de Dorne a Naboo, de la serie de televisión más famosa a la saga cinematográfica más exitosa. En este artículo hemos tomado el hilo conductor de dos destacados hitos del fenómeno fan, pero también cabe destacar que ambas localizaciones han sido escenario de , entre otras, películas tan famosas como Lawrence de Arabia, 1492 la conquista del paraíso, El reino de los cielos, El viento y el león o El dictador, protagonizada por Sacha Baron Cohen (Borat para los amigos). Sin duda es un auténtico paseo de cine.