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jueves, 25 de enero de 2018

GUARDIANES Y CABALLEROS EN SEGOVIA

Si buscáis una ciudad para poder visitar en familia, una opción muy destacable es Segovia. Cuenta con atracciones que les gustarán a los papás y mamás y a los niños, aunque parezca mentira un castillo puede ser muy divertido. Además en 1985 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tanto el centro histórico de Segovia como su monumento más famoso, el Acueducto.
He visitado Segovia y, por consiguiente, su acueducto (el punto donde iniciamos la visita) varias veces y siempre me produce la misma sensación: es tan grandioso que te empequeñece, te aplasta, puedes sentir el paso del tiempo con mirarlo, desprende armonía, hipnotiza. Poco se puede añadir que no se sepa ya del acueducto de Segovia. Obra cumbre de la ingeniería romana que nos ha llegado en un excelente estado de conservación. Mide 29 metros de altos y sus 170 arcos permitían salvar un desnivel y transportar agua a través del canal (más bien una acequia) superior.
Prácticamente bajo el Acueducto se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes, donde te atienden muy bien y hay bastante información tanto de este monumento como del resto de la ciudad. Una gran maqueta preside este espacio. Aquí hay una de las atracciones para los niños, unos juegos con los que pueden conseguir el Diploma de Guardián del Acueducto. El juego obra la magia de tenerlos entretenidos durante un rato.
Es importante comentar que todo el centro de Segovia es peatonal, por lo que se puede andar con tranquilidad, pero con precaución porque algunos vehículos tienen permitido el paso y nos pueden dar un susto. Desde el Centro de Recepción de Visitantes subiremos andando por la calle Cervantes y a continuación tomaremos la calle Juan Bravo. Aquí nos encontramos con la Casa de los Picos, un edificio levantado en el s. XV que recibe su nombre por la decoración de la fachada, formada por más de 600 picos de granito.
Al final de Juan Bravo encontraremos la Plaza de Medina del Campo. Aquí haremos una parada, ya que hay varias varias cosas que ver. Una escalinata preside la plaza, flanqueada por sendas esfinges. Una estatua de Juan Bravo, el héroe comunero, vigila toda la plaza. Lo más interesante lo encontraremos en la iglesia de San Martín. Este templo data del s. XII y destaca la galería porticada exterior con columnas pareadas y capiteles románicos, la portada a los pies del edificio y su sobrio campanario.
Siguiendo nuestro paseo llegamos a la Plaza Mayor. Aquí se encuentra el Ayuntamiento y el teatro Juan Bravo, como edificios destacados, amén de otros muchos porticados que resguardan bares, tabernas y otros comercios. No vendría mal una parada para tomar algo y degustar las sabrosas tapas segovianas. En el centro de la plaza hay un templete, lo que demuestra su intención de ser un centro cultural, además de ser el corazón de la ciudad. Podemos aprovechar la ocasión para fotografiarnos junto a Don Antonio Machado, que tiene una estatua con una placa que recuerda unos versos dedicados por el poeta a la ciudad.
En un lateral de la Plaza Mayor veremos la cabecera de la Catedral segoviana, donde rápidamente distinguiremos sus pináculos en estilo gótico flamígero. Se la conoce como la "Dama de las catedrales" ya que aunque fue construida en estilo gótico tardío al levantarse en el s. XVI adopta algunas soluciones de inspiración renacentista que le dan una inusitada elegancia.
Tras visitar el interior de la Catedral (respetando siempre los horarios dedicados al culto) nos dirigiremos a la última parada de nuestra visita a Segovia, el Alcázar. Fue construido sobre un cerro en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores. Esta posición implicaba una fácil defensa ya que retirando el puente de acceso es prácticamente inaccesible. Lo precede un bonito y frondoso jardín donde los días de calor se está bien, muy bien. Desde esta posición, con la torre de Juan II frente a nosotros, su aspecto es imponente, pero si tenemos la oportunidad deberíamos verlo desde el otro costado, a orillas del río, para apreciar mejor su monumentalidad.
No soy mucho de visitar palacios ni castillos, porque creía que visto uno (o unos cuantos) vistos todos. Pero me equivocaba. No recuerdo porqué, pero tras insistirme decidí entrar a ver el Alcázar de Segovia y no me arrepiento en absoluto. Os aconsejamos que incluyáis en la visita la ruta guiada. En poco más de media hora podréis visitar las estancias (las que se pueden visitar, claro) y conoceréis la historia de este edificio, que tiene mucha. Además de haber sido palacio de los Reyes Católicos, fue fortín, cárcel, escuela militar...
Atesora, además, una gran colección de armaduras y armas medievales (solo imaginar llevarlas puestas ya cansa) y un museo militar. Fue academia de artillería y se nota, quizás hasta demasiado. Aunque sólo sea por las vistas, que son maravillosas, esta es una visita muy recomendada. Una curiosidad: el Alcázar inspiró el castillo de Blancanieves, sí el de la peli de dibujos de Disney.
La entrada general al Alcázar cuesta 5,50€, la completa (permite subir a la torre de Juan II) son 8€. Si queremos visita guiada hay que sumar 1€ más. Se aplica una reducción a menores entre 5 y 16, mayores de 65, desempleados y familias numerosas pasando a costar la entrada general 3,50€. Los menores de 5 tienen entrada gratuita.
Por último, y no por ello menos importante, hay que hacer una mención a la gastronomía segoviana, no solo por su afamado cochinillo al horno, también por los judiones, las carnes a la brasa, y el ponche segoviano, el postre tradicional. Después del paseo nos lo hemos ganado.