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domingo, 8 de septiembre de 2019

LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS HOY

Si existe un viaje que ha excitado la imaginación de todo el mundo desde 1872 ese ha sido "La vuelta al mundo en 80 días". No hay viajero que se precie que no haya soñado con emular a Fogg. Y si en la década de los 80 fuisteis niños, son inolvidables las tardes de bocata de foie gras o nocilla recorriendo el mundo teniendo de compañeros de viaje a Picaporte y Tico. 


Supongo que conocéis la historia: Phileas Fogg es un caballero inglés que comentando en el Reform Club una noticia que afirma que se puede realizar un viaje alrededor del mundo en solo 80 días, se viene muy arriba y acepta una apuesta en la que se compromete a cumplir el viaje en ese plazo. 


Meditando acerca de este argumento, hace poco me pregunté: ¿sería posible hoy dar la vuelta al mundo en 80 días? La respuesta inmediata es sí. Y si me apuras diría que incluso se puede dar la vuelta al mundo en 80 horas. La pregunta correcta es si se podría dar la vuelta al mundo en 80 días emulando lo imaginado por Julio Verne.


Parte de este artículo surge del último curso, ya que en el colegio de nuestros hijos el tema global sobre el que han pivotado diversas actividades ha sido La vuelta la mundo en 80 días, y hemos tenido una buena dosis de Willy Fogg, fiestas, disfraces y trabajos escolares, como cuadernos de viaje, con la excusa de la novela de Verne.

Ahora vamos a ver si ganar la apuesta sería posible. Os adelanto que he buscado medios de transporte lo más parecido posible a los que usa Fogg, es decir, tren y barco en su mayoría, sin tocar un solo avión. Algún taxi o metro para trasladarnos de un puerto a una estación, como transporte más moderno. Tampoco usaremos elefante ni trineo, imaginamos que las líneas férreas que estaban construyendo a mitad del s. XIX ya las han finalizado. Para vuestra desazón, no rescataremos a ninguna princesa india. Y también os adelanto un dato muy importante: Fogg estaba podrido de dinero.



Saldremos de Londres el miércoles 2 de octubre (casualmente este año coincide  que el 2 de octubre es miércoles también). Para hacerlo lo más fielmente posible a la novela de Verne, la salida será a las 20:01, 44 minutos antes que Fogg, pero no hay otro horario. El billete nos costará 47,96 libras (unos 52€) y el tren tardará 2 h y 16 m en llegar a Gare du Nord de París desde Saint Pancras. Puesto que llegaríamos de noche, pernoctaremos en la capital parisina. 


Jueves 3 de octubre: Salimos de París rumbo a Turín en tren, de la misma Gare du Nord. Si viajamos en 1ª el billete serán 69 €, si viajamos en 2ª nos costará 39 €. Salimos a las 10:37, que tampoco hay que pegarse un palizón. y tras 5h y 43 m, a las 16:20, llegamos a Porta Susa. Tendremos que esperar hasta las 18:05 para salir rumbo a Brindisi. Hay que hacer trasbordo en Milán y de allí viajaremos toda la noche hasta Brindisi en tren cama. Cada billete cuesta 92,35 €.


Viernes 4 de octubre (día 2). Son las 8:01 y acabamos de llegar a Brindisi. Nos dirigiremos al puerto. Y nos topamos con la primera dificultad y diferencia respecto a la novela de Verne. No existe una línea marítima que haga esta ruta, por lo que la haremos con un velero que hemos alquilado (unos 600 €/dia). El velero tiene 15 m de eslora por lo que la velocidad media está en algo más de 9 nudos. Tras 4 días y 7 horas llegamos a Port Said, en el extremo mediterráneo del Canal de Suez. Como son las 16:00, en un rato se va a poner el sol, y no podemos navegar por el Canal de noche, pernoctaremos aquí (bueno, en Port Fouad, en la otra ribera). 

Miércoles 9 de octubre (día 7): Amanece a eso de las 6:00 y tenemos la suerte de que seamos el primer yate en zarpar. Entorno a las 16:00 llegaremos a Suez, donde desembarcaremos para embarcar a la mañana siguiente en un crucero que nos llevará, tras 13 días de navegación hasta BombayEn esta parte del viaje utilizaremos un poco de fantasía, alguna licencia deberíamos de permitirnos, y tampoco creo que Verne fuera muy fidedigno al narrar las aventuras de Fogg. Si zarparamos de Port Said, siempre y cuando la naviera nos dejara realizar el crucero parcialmente, seguramente podríamos realizarlo. La mayoría hace la travesía inversa, de Bombay (Mumbai) hacia el Mediterráneo, además hacen escala en Dubai, lo que retrasa el viaje al menos 5 días más.



Miércoles 23 de octubre (día 21): Ya estamos en Bombay. Hay gente everywhere, ya lo dice Rajesh Koothrapali “¡Es como una convención de cómics en la que todo va disfrazado igual, de indio!” Para imitar a Fogg tomaremos un tren en dirección a Calcuta (Kolkata en inglés). Aunque hay varias opciones, tomaremos el Superfast que sale a las 21:30 de la estación Chhatrapati Shivaji, anteriormente conocida como Estación Victoria (en honor a la reina británica) y declarada Patrimonio de la Humanidad. Tras 38 horas y media de viaje (y 38,50 €) cruzando la India de oeste a este, llegaremos a la estación de Howrah, el complejo ferroviario más antiguo y más grande del país. Ya que viajamos, hagámoslo bien. Llegamos a las 12 del mediodía a Calcuta, bueno, en realidad estamos en Howrah, Calcuta está en la otra orilla del río Hugli. Tardaremos una hora y 7 minutos para llegar al puerto y proseguir nuestro viaje. 


Y aquí llega el gran problema de este viaje en la actualidad, la falta de enlace marítimo más o menos directo entre Calcuta y Hong Kong. Si echamos mano de la fantasía, una ruta podría ser ir en ferry desde Calcuta a Port Blair, una isla del archipiélago de Andamán, perteneciente a la India, al este del golfo de Bengala. Son 66 horas de travesía. De aquí deberíamos alcanzar Phuket, en Tailandia, en 2 días (en octubre este trayecto lo cubrirá el final de un crucero entre Ciudad del Cabo y Phuket; precio total del crucero: 4199 €). También se puede alquilar un yate entre los dos puertos. 


Desde Phuket enlazaríamos Yokohama con un crucero que conecta ambas ciudades partiendo desde Dubai, y tarda 17 días. Se fondea en Hong Kong, así que en puridad estaríamos cumpliendo con el recorrido de Fogg. Otras alternativas serían salir de Singapur a Yokohama, con escalas en Hong Kong y Shangai como en la obra de Verne tardando y en 14 días. Para salvar la distancia entre Phuket y Singapur hay un barco que completa el recorrido en 9 días. También hay un crucero que une Singapur y Hong Kong en 13 días, por 4269 € cada pasaje. De Hong kong a Yokohama necesitaríamos otros 8 días de navegación, desde 3000 euros. El total de días invertidos harían inviable completar la vuelta al mundo en 80 días, y eso teniendo en cuenta que deberían de ser todo transbordos directos. 


Desde Yokohama a San Francisco existe un crucero que tarda 28 días en completar el recorrido porque va caboteando por toda la costa oeste desde Alaska, pasando por Canadá, hasta California. El pasaje cuenta 3589 €, y lo más importante, perderíamos la apuesta. Una alternativa es alcanzar Seattle desde Yokohama (tarda 14 días) y desde Seattle llegar a San Francisco. En barco son 5 días, en tren 23 horas y media.

En la novela de Verne, Phileas Fogg tomaba un tren desde San Francisco hasta Chicago y de ahí a Nueva York, con la pega que en Nebraska le sorprende una nevada y debe salvar los 300 kilómetros que separa Kearny de Omaha en un trineo tirado por perros. Es bastante complicado eso suceda en la actualidad (a menos que sea una autovía española, claro) así que viajaremos de costa a costa de Estados Unidos tal y como lo hizo Fogg. La ruta es muy sencilla, ya que Amtrak, la principal operadora ferroviaria estadounidense une San Francisco (Emeryville) con Chicago con un tren diario en la ruta denominada California Zephyr que tarda 51 y 20 minutos. Saliendo a las 9:10 h. y llegando a las 14:50 dos días después (ambas en horario local). A las 21:30 saldremos de Chicago rumbo a New York, en el Lake Shore Limited. En 19 horas llegaremos a NY, a las 18:35 (hora local). En cuatro días hemos atravesado todo Estados Unidos. 


Estamos en la recta final del viaje. De Nueva York viajaremos en barco hasta Southampton. Pero no un barco cualquiera, si no en el Queen Mary 2, uno de los transatlánticos más grandes y lujosos del mundo. 8 días de travesía, si no nos topamos con ningún iceberg por el camino, por unos 1.400 €. Llegaremos a las 6:30 al puerto y en unos 12 minutos, en taxi, llegaremos a la estación de tren. El próximo convoy tardará cerca de hora y media en llegar a la estación londinense de Waterloo (el billete cuesta 44,80 libras, unos 49 €). De ahí solo nos queda ir al Reform Club... y cobrar la apuesta.


En el mejor de los casos hemos tardado:


- De Londres a Suez por el Monte Cenis y Brindisi, ferrocarril y vapores: 6 días (frente a 7 en la novela) 
- De Suez a Bombay, vapores: 14 días (18 en la novela) 
- De Bombay a Calcuta, ferrocarril: 2 días (8 en la novela) 
- De Calcula a Yokomaha por Phuket, Singapur, Hong Kong y Shangai, en barco: 22 días (en la novela son dos etapas, por una parte de Calcuta a Hong Kong (China), en vapores durante 13 días; y de Hong Kong a Yokohama (Japón), en vapor: otros 6 días; 19 en total)
- De Yokohama a San Francisco, vapor: 19 días (22 en la novela) 
- De San Francisco a Nueva York, ferrocarril: 4 días (7 en la novela) 
- De Nueva York a Londres, vapor y ferrocarril: 8 días (9 en la novela)
TOTAL: 75 días


Con esto se pueden extraer varias conclusiones: 

- La novela de Verne es ficción. ¿Era posible dar la vuelta al mundo en 80 días en 1872? Puede que sí, pero parece más una idea teórica que lo que suponía hacerlo en realidad. 
- Dar la vuelta al mundo tal y como hace Fogg saliendo de repente de casa es imposible. En momentos puntuales, como por ejemplo con los trenes, es posible comprar un billete sobre la marcha ya que las reservas online hacen milagros respecto a la compra de billetes hace apenas unos años. Pero en lo concerniente a los barcos es absolutamente imposible, máxime con nuestra licencia de coger un crucero a mitad de recorrido, los permisos necesarios y sus plazos lo hacen inviable sin contar con cierta antelación. 
- Si nos propusiéramos hacer la vuelta al mundo en 80 días (o menos) por la ruta de Fogg deberíamos hacer un tremendo desembolso económico, además que de en ningún momento viajaríamos al sur del ecuador.
- Mientras que los trenes sí que han experimentado una notable mejora en el último siglo y medio, al menos en la velocidad de ciertas líneas, los tiempos de navegación no han experimentado una mejora similar. Evidentemente la alternativa a la navegación es el avión.
- De hecho sólo mejoramos en 5 días el tiempo de viaje en 1872. El motivo es el "atasco" en Asia, entre Calcuta y Hong Kong/Yokohama.
- El recorrido atraviesa regiones del mundo donde hay una tremenda inestabilidad política y social. En el sudeste asiático se practica la piratería, en el mar Rojo hay bastante tensión a cuenta del petróleo y en Hong Kong hay manifestaciones más o menos pacíficas, por ejemplo. En 1872, Fogg viaja por buena parte del Imperio Británico.
- Tras toda la investigación que he realizado para escribir este artículo aún tengo más ganas locas de emular a Fogg.

viernes, 8 de marzo de 2019

VAPOR VIVO DE TORRELLANO, PEQUEÑA GRAN DIVERSIÓN

Algo tienen los trenes que nos gustan a casi todos. Debe ser que no llevan a la idea romántica de viajar a un ritmo distinto (aunque con el AVE algunos viajes son más cortos que en avión), o porque todavía somos como esas vacas que se quedan mirando asombradas ese engendro metálico que pita y va a toda velocidad.


Después de un año volvimos a las instalaciones de la Asociación Alicantina de Amigos del Ferrocarril, junto a la estación de Torrellano, una pedanía de Elche. Nuestro anterior intento acabó en fracaso, ya que justo ese día celebraban su asamblea anual y no estaban disponibles. Craso error no consultar sus perfiles en redes sociales. Pero esta vez sí, esta vez pudimos disfrutar de una mañana diferente, una gran mañana rodeados de miniaturas.


El recinto de la asociación tiene dos partes diferenciadas, por una el circuito de vapor vivo donde podemos hacer un viaje en unos trenes en miniatura, y por otra el museo, una pequeña colección museográfica que exhibe muchos objetos recogidos por estos amantes de los trenes.


El Museo del Ferrocarril abre todos los sábados del año por la tarde (excepto el de su asamblea, claro) y los domingos por la mañana desde octubre hasta mayo. Además, un día al mes sacan las locomotoras de vapor. Bien, nosotros acudimos el domingo de la locomotora a vapor. La parte positiva es que es una maravilla ver estas locomotoras, la pega es que estaba hasta los topes, con cerca de una hora de cola para poder montar en los trenes.



El resto de jornadas "solo" sacan las locomotoras térmicas y eléctricas, pero como son las únicas que tiran de vagones, os recomendamos, por consejo de los miembros de la Asociación, acudir un sábado por la tarde ya que la afluencia de público es menor y se puede disfrutar más de las miniaturas. De hecho nos dijeron que suelen dar dos vueltas al circuito y aquella mañana, ante tal cantidad de personas, decidieron acortarlo a una sola vuelta.



No les falta detalle: las máquinas son réplicas de locomotoras de varias épocas: una Talgo de los años 70, locomotoras eléctricas de los 90, la Coco (técnicamente, Renfe 270), una más actual con el logo de Adif... El recorrido es un óvalo con un recorrido alternativo que recuerda a las maquetas de trenes. Tienen cambio de agujas, un puente, un túnel, talleres, cocheras y jefes de estación. La taquilla también está hecha a escala y te toca estar un poco agachado para adquirir los billetes, una réplica muy bonita de boletos antiguos.


El recinto muestra un par de locomotoras antiguas, una de 1928 que participaba en los trabajos que se realizaban en el puerto de Alicante; un vagón de madera (yo diría que de tranvía o de tren de "vía estrecha"), señales, cambios de aguja, barreras, traviesas... El escenario perfecto antes de entrar al museo ferroviario.



Ya he comentado que la colección museográfica es pequeña, pero completa. Sorprende un carro equipado con una bomba que usaban los bomberos para apagar incendios. Recrean un jefe de estación, con un maniquí vestido con su uniforme, en su puesto, rodeado de teléfonos y maquinaria de señales que a los niños les parece del pleistoceno, pero que se usaban hasta hace dos días. También se recrea a un mozo de estación transportando maletas. En un hueco representan la construcción de unas vías, con distintas traviesas y las herramientas que se usaban cuando el trabajo era bastante más manual. Billetes antiguos, mapas de las líneas ferroviarias españolas antes de imaginar siquiera la Alta Velocidad. Linternas, luces, e ingenios que advertían de diferentes peligros, como unos pequeños explosivos que se situaban en la vía si había un accidente y con el estallido advertían al maquinista de que debía detener el tren. Ni llamadas, ni sms, ni WhatsApps que valgan...



Llegar es muy fácil. Si no vais desde Elche lo más recomendable es seguir la A-70, coger la salida del aeropuerto Alicante-Elche, seguir las indicaciones hacia el Recinto Ferial y desde ahí hacia Torrellano y por último seguir las indicaciones del Museo del Ferrocarril. Os recomendamos que visitéis a Vapor Vivo, son unos románticos empedernidos. Y para otros románticos, eso es todo un reclamo...

jueves, 18 de octubre de 2018

NUESTRA EXPERIENCIA EN TERUEL

No nos cansaremos de decirlo: Teruel es una de las provincias que menos se conoce de nuestro país, y es una de las que más vale la pena descubrir. Nosotros ya hemos estado tres veces con nuestros hijos, y otra sin ellos, y nos sigue encantando. Si tuviéramos que recomendar un lugar por el que empezar a visitar esta provincia, recomendaríamos la capital.


La ciudad de Teruel es muy cómoda para visitar con niños. Su centro histórico es pequeño pero "matón". Que gran parte sea peatonal (o semi-peatonal) ayuda mucho a caminar un poco más despreocupado. Mi abuela lo definiría como "amanosita", es decir, que todo se encuentra a mano, algo que también es destacable.


Si hay un lugar de Teruel verdaderamente emblemático esa es la plaza de Carlos Castel. A esta plaza le pasa un poco como a Manolito Gafotas, que si preguntas por Manolito García Moreno la mayoría se encogerá de hombros, pero si preguntas por la plaza del Torico... Es el epicentro de Teruel. El centro de esta plaza con forma ovalada es la fuente, inaugurada en 1858, y decorada con una columna sobre la que se alza una pequeña escultura de un toro, que le da nombre a la plaza. Cuando lo ves por primera vez decepciona el tamaño, pero a la vez hace que sea más simpático. Cuatro cabezas de toro ejercen de caños, de donde surte un agua que en pleno agosto está muy fresca. La columna la decoran estrellas, como el escudo de la ciudad, elementos que provienen de una leyenda medieval.


También la plaza del Torico es uno de los espacios más vivos de la ciudad. Bajo sus soportales se alternan cafeterías con comercios, en su mayoría de productos selectos, sobre todo embutidos y jamón. Es muy recomendable sentarse un poco en una terraza y contemplar los edificios que la envuelven, en especial la casa del Torico, con su característica fachada de color lila. Sale en casi todas las fotos de la plaza ya que está justo detrás de la fuente. Del edificio original sólo se conserva la fachada, una de las más características de la arquitectura modernista en Aragón.


De esta plaza sale un tren turístico que recorre todo el centro. Uno de los puntos más emocionantes en el recorrido (sí, un tren turístico puede guardar grandes emociones) es su paso a través de la torre del Salvador. Pasa a ras, tanto que si tienes la mala cabeza de sacar algún miembro, puedes acabar perdiéndolo (no lo deseamos). Esta es una de las tres torres mudéjares que se alzan en el centro de la ciudad y son otro de sus símbolos. Estas tres torres son, además de la del Salvador, la de San Pedro y San Martín. La duración del recorrido del tren es de unos 45 minutos. Los precios por trayecto son: Adultos 3,50 €, niños de 4 a 10 años y mayores de 65 años 2,50 €. Los menores de 4 años no pagan. El horario del tren turístico es de 11:00 a 14:00 y a partir de las 17:00.


El arte mudéjar se caracteriza por la aplicación de elementos de inspiración andalusí, el uso del ladrillo como principal elemento constructivo, además de la madera, y la decoración con cerámica vidriada. Se circunscribe casi exclusivamente a la Península Ibérica, con algún elemento en Sicilia y América. Las tres torres mudéjares de Teruel junto algunos elementos originales de la Catedral de Santa María fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1986.


La Catedral se encuentra muy cerca de la plaza del Torico. Se encuentra un poco oculta y puede que pase un poco desapercibida, ya que la fachada a los pies es muy simple, como de una parroquia menor. Esto cambia en la plaza de la Catedral, junto a la torre y a la portada neomudéjar, un movimiento que rescató elementos mudéjares a finales del s. XIX y principios del XX. Conviene entrar y echar un vistazo al techo, ya que es uno de los elementos merecedores de la declaración Patrimonio de la Humanidad. Os sorprenderá gratamente.


Uno de los lugares que más me gustan de Teruel es la escalinata. Fue construida a principios del s.XX para conectar el centro de la ciudad con la recién estrenada estación de ferrocarril. Evidentemente este nuevo espacio y este medio de transporte supuso una revolución en la ciudad. Su arquitectura neomudéjar la pretende emparentar con las torres. Está decorada con paneles cerámicos y relieves con la historia de los amantes de Teruel. Si no queréis (o no podéis) bajar o subir por sus peldaños, entre los años 2001 y 2003 se hizo una importante actuación en la zona e instalaron dos ascensores. Pero ojo, nosotros nos los hemos encontrado fuera de servicio muchas veces. Consejo para padres/madres: a los pies de la escalinata hay un parque con juegos infantiles (hay un módulo que todavía no comprendo para que sirve), donde vuestros hijos pueden desfogarse un ratito.


Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla eran dos chiquines que vivían en el Teruel del siglo XIII. Su historia, mitad leyenda mitad realidad, narra el amor de la pareja, obligada a separarse porque la familia de ella (hija único y con posibles) quería un pretendiente con dinero, no como él, que a pesar de venir de buena casa al ser segundón estaba tieso. Al regresar de un exilio económico de cinco años dispuesto a desposar a Isabel, ella se acababa de casar y él fallece al no recibir un último beso de su amada. Ella, afligida, le besa finalmente en el velatorio de Juan, muriendo de inmediato. No, no son Romeo y Julieta ni ocurrió en la Italia medieval. Son los Amantes de Teruel (tonta ella, tonto él). Esta historia-leyenda se representa cada tercer fin de semana de febrero, recreando las bodas de Isabel y la muerte de ambos, volviendo por unos días al s. XIII.

Pero también podéis visitar el mausoleo de Juan e Isabel, a los que se decidió enterrar juntos, debido al amor que se profesaban. El museo indaga acerca del contexto sociocultural del Teruel de la época, para pasar a explicar la historia de los amantes, el debate acerca de la veracidad de los hechos y su influencia en el arte. La parte central del museo es el sepulcro, que representa a los dos amantes yacentes, con sus manos muy cerca pero sin tocarse. La escultura es obra de Juan de Ávalos, el autor de las esculturas monumentales del Valle de los Caídos. También se habla de amor, incluso los visitantes pueden dejar mensajes en tarjetas en forma de corazón. El edificio fue rehabilitado en 2005. Abre de lunes a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00. La entrada general cuesta 4€, 3€ la reducida (menores de 15 años, estudiantes hasta 25 y jubilados) y los menores de 7 años entra gratis. También existe la posibilidad de entrada conjunta para visitar la iglesia de San Pedro (donde se veló a Juan y murió Isabel) y su claustro.



En lo que era el exterior del antiguo Teruel (de hecho se adentra en el barrio del Arrabal) se encuentra el acueducto de los Arcos, el más grande de los acueductos renacentistas construidos en España. Bajo del acueducto hay una zona donde suele haber aparcamiento, y no creo que sea posible así olvidar donde dejas el coche.


Uno de los recursos turísticos que ha relanzado a Teruel turísticamente es Dinópolis. No nos vamos a enrrollar mucho en esto porque ya le dedicamos un artículo hace un tiempo, y dentro de unas semanas le dedicaremos otro ampliándolo, con la experiencia de nuestra última visita. Solo decir que si tenéis niños es imprescindible. Si no los tenéis, la visita, sobre todo del museo paleontológico es muy interesante. Además muchos alojamientos ofertan descuentos (o invitaciones) por lo que no tenemos excusa.



La cercanía de Teruel al centro peninsular, a la Comunidad Valenciana y gran parte de Cataluña, hacen que sea un destino excelente para una escapada, para un fin de semana o un puente. Nosotros ya hemos convencido a varias familias (cuando volvamos ya exigiremos nuestra comisión jeje). Si la capital se os queda pequeña siempre podéis hacer excursiones al resto de la provincia. Pero de eso hablaremos otro día.