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viernes, 8 de octubre de 2021

MÁS QUE HISTORIA EN LA VISITA A SAN MIGUEL DE LOS REYES EN VALENCIA

En este post os vamos a hablar de un edificio que ha tenido una larga vida y, sobre todo, muchas vidas. Si ocurre con los seres humanos que apenas estamos por este mundo unos 80-90 años, imaginaos un lugar cuya historia se remonta al s. XIV. Vamos a conocer mejor y visitar el antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes, en Valencia

San Miguel de los Reyes

Este antiguo monasterio se levanta a las afueras de Valencia, en el barrio de Orriols, en el distrito de Rascanya (pronunciado Rascaña), concretamente en el número 284 de la Avenida de la Constitución. Este edificio se encuentra entre la ronda norte, que circunvala Valencia, y el casco urbano de Tavernes Blanques. Este municipio prácticamente forma una conurbación con la ciudad de Valencia y otras localidades cercanas como Alboraya, la cuna de la horchata.


Antes que nada, y con afán didáctico, explicaremos la diferencia entre convento y monasterio, que es muy sencillita. Resumiendo, un convento se encuentra en la ciudad (en su casco urbano), mientras que un monasterio se encuentra fuera de la ciudad. Pensad en algunos monasterios famosos, todos se encuentran (o encontraban) fuera de núcleos habitados. Esta ubicación permitía que pudiera estar rodeados de campos de cultivo para el abastecimiento de alimentos. San Miguel de los Reyes no es una excepción. Aunque ahora se encuentre más o menos cerca de la ciudad de Valencia, en su época se encontraba fuera. Muy fuera. En el quinto pino.

La historia de San Miguel de los Reyes


San Miguel de los Reyes

Aunque antes hemos comentado que la historia de San Miguel de los Reyes comienza en el siglo XIV, esta se remonta algunos siglos atrás. En este lugar se estableció una alquería musulmana. Sus habitantes se dedicaban a tareas agrícolas. Un siglo después de la conquista de Valencia, y del resto del Reino de Valencia, por parte del rey Jaume I de Aragón, en el siglo XIV, se compra el terreno donde se ubicaba esta alquería con la decisión de construir un monasterio: San Bernardo (Sant Bernat) de Rascanya. La orden que se estableció aquí fue la cisterciense, el Císter, famosos por su modestia. Al principio fue un lugar bastante humilde, comparado con la actualidad, con un claustro sobre el que giraba la vida monástica. Las celdas, el refectorio, la capilla y demás estancias para la vida de los monjes estaban dispuestas alrededor de este claustro.

Pero la historia de este edificio cambia con la muerte de la reina Germana de Foix a mitad del s. XVI. Esta reina estuvo casada con Fernando II de Aragón, y V de Castilla, conocido universalmente como Fernando el Católico, esposo de Isabel I de Castilla. Supongo que os sonará. Germana de Foix se casó con Fernando después de fallecer Isabel, pero tras enviudar se casó con un tal Juan de Brandeburgo-Ansbach, del séquito de Carlos I (y V de Alemania), que era su nietastro (o algo así). Pero  Germana volvió a enviudar pronto. Al poco tiempo se casó (por tercera vez) con otro Fernando, también de Aragón, pero más conocido como el Duque de Calabria, para evitar confusiones. Entre otros cargos también fue Virrey de Valencia junto a Germana de Foix. ¡Toma culebrón del bueno!

De San Bernardo a San Miguel



El caso es que Germana de Foix fallece en 1536, y mandó que la enterraran en el monasterio del Císter de San Bernardo de Rascanya. Como al Duque de Calabria aquel monasterio medio en ruinas le pareció poca cosa comenzó las gestiones para construir en su lugar uno digno de su esposa. En 1545 el papa Pablo III desaloja a los pocos monjes del Císter que quedaban y aloja aquí a la Orden de los Jerónimos, que llegan un año después. También cambia el nombre por San Miguel de los Reyes. Esta orden también debía orar por la salvación del alma del Duque de Calabria. Se cuenta que tenían bastante trabajo sólo con esta misión espiritual.

El Duque de Calabria contrata a Alonso de Covarrubias, uno de los arquitectos más importantes del Renacimiento español, que realiza las trazas y comienza a construir el claustro sur. Este claustro se sitúa anexo a las antiguas dependencias de San Bernardo de Rascanya. Entre las muertes del Duque de Calabria, la de Covarrubias y la falta de fondos, la construcción se empieza a demorar. Además los monjes deciden cambiar el programa constructivo, acercándolo más a otros monasterios jerónimos como los de El Escorial, Guadalupe o Yuste.

San Miguel de los Reyes

Para llegar al aspecto con el que cuenta actualmente, se derribó el antiguo claustro de San Bernardo de Rascanya para realizar uno nuevo y nuevas dependencias. Pero estas obras nunca se acabaron y el claustro norte nunca se llegó a construir.

El movidito s. XIX


El s. XIX revitalizó el monasterio de San Miguel de los Reyes, aunque no sé si es el verbo más correcto. El siglo comienza con la Guerra de la Independencia contra el ejército napoleónico. La batalla en Valencia no sólo se salda con el derribo del Palacio Real, donde se ubican actualmente los Jardines de Viveros, sino que también roban parte de la inmensa (y valiosa) biblioteca que el Duque de Calabria había donado.


Pero el s. XIX no acaba aquí. Tras la desamortización de Mendizábal, San Miguel de los Reyes pasa a manos privadas. Su propietario intenta derribarlo, pero el Ayuntamiento de Valencia y la Academia de Bellas Artes de San Carlos lo paralizan. Pasa a manos del Estado que sitúa aquí un asilo de pobres y una prisión. Primero será de mujeres, pero años después albergará también presos masculinos. Para ello se construyen dos galerías alrededor de lo que iba a ser el claustro norte. En este patio, una excavación arqueológica ha dejado a la vista algunos restos del primitivo San Bernardo de Rascanya.

Tras la Guerra Civil se convierte en cárcel del régimen franquista, albergando a numerosos presos políticos bajo unas condiciones penosas. La cárcel cuya capacidad era de 200 presos llegó a albergar a 6.000 personas y los presos se hacinaban en las celdas. En 1962 el Ayuntamiento de Valencia y la Diputación Provincial compraron el edificio, clausurando la cárcel en 1966.

Sede de la Biblioteca Valenciana



Durante los años 70 y 80 San Miguel de los Reyes alojó una escuela pública. En esta época ya comienza a estudiarse el proyecto de su uso actual, sede de la Biblioteca Valenciana. Esta institución cultural no es una biblioteca al uso, de intercambio de libros, sino “la cabecera del Sistema Bibliotecario Valenciano, centro superior bibliotecario de la Generalitat y depósito bibliográfico básico de la Comunidad Valenciana” como dice la Ley sobre el Sistema Bibliotecario Valenciano. Es un lugar de depósito, guarda, salvaguarda y estudio de los fondos bibliográficos valencianos. Para entendernos, es a la Comunidad Valenciana lo que es la Biblioteca Nacional para España.

Y todo este rollazo, ¿para qué? Pues para qué visitéis este edificio que está abierto a la ciudadanía. Además realizan unas más que interesantes visitas guiadas donde os contarán la historia de este edificio. También conoceréis sus funciones y os llevarán a conocer espacios como el claustro y varias salas, incluido el lugar donde están enterrados Germana de Foix y el Duque de Calabria, o los pasillos donde están los depósitos de documentos, un área que normalmente solo es accesible para trabajadores. También para conocer curiosidades, como que en la fachada están representados los reyes más famosos del mundo. Sí, Melchor, Gaspar y Baltasar.

Capítulo aparte merece la iglesia del antiguo monasterio, y que hoy está secularizada y no realiza oficios religiosos. La zona más interesante es la del altar, ya que tiene decoración realizada con insertos de mármoles de diferentes colores. Además de símbolos religiosos, y decoración geométrica, presenta los escudos familiares del Duque de Calabria y de Germana de Foix, que al fin y al cabo costearon las obras. También es muy interesante un reloj que, evidentemente, es posterior. 

Visitas guiadas a San Miguel de los Reyes 


San Miguel de los Reyes

Las visitas guiadas para visitantes individuales y familias se realizan los sábados y domingos y algunos festivos destacados. Hay dos pases, uno a las 12:00 en valenciano y otro a las 13:00 en castellano. De momento, y mientras duren las restricciones por la pandemia del Covid-19 hay que reservar vía telefónica en el número 96 387 40 02 de lunes a viernes, en horario de oficina. Para los grupos grandes las visitas se realizan los martes en horario de mañana, y también hay que reservar. También se realiza una jornada de puertas abiertas el día de San Miguel (28 de septiembre), que además de ser la festividad del santo de la advocación del monasterio, se puede presenciar un evento muy curioso, pero no os lo cuento y os lleváis la sorpresa. Todas estas visitas son gratuitas.

Por último, la actividad cultural en San Miguel de los Reyes también abarca exposiciones de arte (en la actualidad hay una de la artista valenciana Carmen Calvo), representaciones teatrales, conciertos de música, presentación de libros... Una agenda muy completa y muy interesante.


La visita es más que recomendable. El edificio es muy bonito y la historia que alberga, tanto la buena como la mala, es imprescindible conocerla. También para saber la función de esta institución y la tarea que desempeña. En definitiva, una visita muy completa a un edificio que, por su situación, no siempre entra en las guías o en las listas de must de la ciudad de Valencia. 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

HEMOS DISFRUTADO DE LAS LAGUNAS DE RUIDERA

En un lugar de La Mancha, a caballo entre Albacete y Ciudad Real, se encuentra uno de los espacios naturales más importantes de este país. Ha cambiado totalmente la concepción que teníamos de La Mancha como una zona seca y llana. Las Lagunas de Ruidera nos han sorprendido gratamente. Un lugar que merece mucho la pena y debería ser más conocido.

Las Lagunas de Ruidera

En mente teníamos esa región de infinitas llanuras, con campos sembrados de cereal o dedicados al secano. Pero las Lagunas de Ruidera exhiben una vegetación abundante, colinas y mucha agua. Un humedal que, como veremos más adelante y al igual que en otros similares como La Albufera de Valencia, gracias a la mano del ser humano ha estado en peligro.

Qué son las Lagunas de Ruidera

Las Lagunas de Ruidera son un importante humedal declarado parque natural y Reserva de la Biosfera. Éste tiene una superficie de más de 37 km2. Abarca el término municipal de cinco localidades: Argamasilla de Alba, Alhambra, Ruidera y Villahermosa, en Ciudad Real; y Ossa de Montiel, en Albacete. En total son 15 lagunas que están separadas por unas barreras naturales formadas por los depósitos de materiales, pero comunicadas entre si por saltos o cascadas. La más espectacular es la cascada del Hundimiento, en Ruidera.


Las lagunas son, en el orden que sigue el curso del agua, las siguientes:
Conceja, Tomilla, Tinaja, San Pedro, Redondilla, Lengua, Salvadora, Santos Morcillo, Batana, Colgada, Del Rey, Cueva Morenilla, Coladilla, Cenagosa y el Embalse de Peñarroya. Como curiosidad, la mayoría tiene nombres femeninos.

Las lagunas están divididas en tres grupos: las altas, medias y bajas. Las medias estarían entre la laguna de San Pedro y la Del Rey y son las que concentran más visitantes. Las anteriores son las "altas" y las posteriores las "bajas". Cada una tiene formas, tamaños y profundidades distintas. La profundidad media está entre 10 y 25 metros.

Las barreras tobáceas

Las Lagunas de Ruidera

Las barreras que separan algunas de las lagunas se conocen como barreras tobáceas. Están formadas por los depósitos de carbonato cálcico que está disuelto en el agua. Mucho disuelto y muy disuelto, que diría aquel. En otras palabras, es muy abundante. El carbonato cálcico, que es el principal componente de las rocas calizas, se asienta en los márgenes, fundamentalmente cuando el nivel del agua decrece. Durante miles de años se ha ido compactando y ha formado esas rocas que han constituido las barreras. Ese proceso continúa hoy en día, por lo que es muy importante respetar la señalización y no pisar por donde nos de la gana (donde está prohibido) ya que podemos alterar y afectar muy negativamente el ecosistema.

Como tantos y tantos espacios naturales las Lagunas de Ruidera tienen graves peligros que acechan. No solo el cambio climático, la variación de los regímenes de precipitación y las sequías. También, y sobre todo, la acción humana directa. En otras épocas se han construido canales para el aprovechamiento del agua, tanto para regadío como para la generación de electricidad. Las centrales hidroeléctricas hoy en día están en desuso y la mayoría de edificios se encuentran en estado de ruina. Se abrieron algunas brechas en las barreras tobáceas, e incluso se desecó alguna laguna para utilizar ese terreno para la agricultura. La protección del paraje ha frenado la degradación y le ha dado un respiro, pero nunca hay que perder la alerta.

Visitamos las lagunas


La manera más sencilla de visitar las distintas lagunas que forman este parque natural es a través de una carretera que discurre en paralelo a las lagunas, entre la laguna Conceja y la Laguna del Rey. y une Ossa de Montiel y Ruidera. El recorrido se puede hacer en vehículo a motor, en bicicleta o andando. La parte recayente en la provincia de Albacete tiene un solo carril para vehículos a motor, con limitación a 30 km/h; y carril bici y senda pedestre separados. Cuando entra en la provincia de Ciudad Real, la carretera cambia a dos carriles de circulación, aunque la parte pedestre sí que sigue separada.

Esta carretera tiene una longitud aproximada de 9 km. En el recorrido hay numerosos miradores y puntos donde podemos hacer unas fotos para el recuerdo. Hay paneles informativos para comprender mejor cada punto y conocer sus principales características.


También es posible visitar las Lagunas de Ruidera a través de las rutas senderistas. No solo siguiendo la carretera que os acabamos de describir. Por la otra orilla hay un sendero que recorre varias y que parte del puente que pasa sobre el canal que une la laguna del Rey y la de Cueva Morenilla. Desde este mismo punto parte la ruta hacia el castillo de Peñarroya, que también nos lleva hasta la cascada del Hundimiento. Existen varias rutas más, tanto circulares como lineales que os permiten recorrer gran parte del parque.

Una gran ayuda para visitar las Lagunas de Ruidera y para conocer más cosas de este paraje es la app del mismo nombre: "Lagunas de Ruidera". Está disponible para Android y IOS. La app tiene audioguía y gracias a la geolocalización saltan avisos en puntos determinados. Además ofrece mucha info de utilidad. 

Actividades en las Lagunas de Ruidera 


En verano las Lagunas de Ruidera tienen numerosos visitantes que aprovechan las playas lacustres para darse un chapuzón. El agua está bastante fresquita, avisamos. En muchas es voluntario abonar un euro para colaborar con el mantenimiento. Hay socorristas, por si ocurre algún accidente, cosa que no deseamos. Además las lagunas se aprovechan para practicar algunos deportes acuáticos que no requieren motor, como kayak o paddle surf. También alquilan hidropatines, pero eso ya os lo contaremos en otro post.

Otra de las actividades que se pueden practicar en las Lagunas de Ruidera es la pesca. Es imprescindible contar con la licencia que expide la Junta de Castilla-La Mancha y que puede obtenerse minutos antes de empezar a pescar. La zona favorita de los aficionados es el embalse de Peñarroya, donde hay, entre otras especies, lucios, barbos y black-bash. A nosotros como si nos hablarais en chino, pero llevamos una caña pequeña y nos quedamos un poco con las ganas de pescar.

Las Lagunas de Ruidera

Ossa de Montiel y Ruidera

Los dos principales municipios junto a las Lagunas de Ruidera son Ossa de Montiel y Ruidera. Mientras que el casco urbano de Ossa de Montiel está a varios kilómetros de las lagunas, el de Ruidera llega a la orilla. Ambas poblaciones ofrecen todos los servicios básicos necesarios.

Alrededor de las Lagunas de Ruidera hay un montón de lugares que visitar, además de las propias lagunas que son un espectáculo en si mismas. En ambos extremos (más o menos) del parque natural hay un castillo encargado de proteger estas tierras. Son los de Rochafrida, junto a Ossa de Montiel, y el de Peñarroya, sobra la presa del embalse del mismo nombre, en Argamasilla de Alba. El primero está en ruinas, y aunque se puede visitar poco se ve. Sin embargo el de Peñarroya se conserva en buenas condiciones y es bastante interesante.


Otro elemento muy especial es la cueva de Montesinos, en el término municipal de Ossa de Montiel. La visita solo se puede realizar mediante reserva y con guías. No nos dio tiempo. Y eso que nos interesaba bastante. Además de sus características naturales tiene el honor de aparecer en El Quijote. Concretamente en los capítulos XXII y XXIII de la segunda parte.

Las Lagunas de Ruidera son una zona muy cervantina y muy quijotesca. En Argamasilla de Alba hay una casa en la que estuvo preso Miguel de Cervantes, y se señala como el lugar donde ideó su universal novela. Además toda la zona tiene referencias en la novela. Muchos establecimientos rinden homenaje al Quijote con nombres que aluden a esta obra.

Y más, mucho más


Una estancia en las Lagunas de Ruidera también es la base perfecta para otras excursiones por lugares más o menos cercanos. Si es que nos quedamos con las ganas de ver más cosas. Una de las ciudades más interesantes es Almagro, que está a algo más de una hora en coche. Más cerca está Campo de Criptana, donde se pueden visitar sus característicos y típicos molinos (¿o eran gigantes?).

Si buscáis comida y/o bebidas típicas por la zona, hay dos alimentos que destacan: queso y vino. Excelentes. De hecho nos hemos aprovisionado bien, sobre todo de queso, que nos encanta. En Ossa de Montiel hay una fábrica, Don Eusebio, que tiene venta directa al público. Nosotros nos hemos hecho fans del Gran Reserva, pero todas las variedades están fantásticas.

Las Lagunas de Ruidera

Buscábamos una zona no muy alejada de casa. 200 kilómetros a la redonda era nuestro límite. Y nos encontramos un espacio fantástico. Mucho mejor de lo que podíamos imaginar. Nos han quedado muchas cosas por ver y hacer, así que volveremos seguro.

sábado, 28 de agosto de 2021

UNA TARDE MUY DIVERTIDA EN URBAN PLANET JUMP ALICANTE

Hace poco tuvimos que ir una tarde a Alicante hacer unas gestiones/recados. Como nuestros hijos preferían clavarse palillos debajo de las uñas antes que acompañarnos decidimos buscar algún plan para poder sobrellevar de la mejor manera posible aquella situación. Y, ¡voilá! Encontramos un planazo en Urban Planet Jump Alicante.

Urban Planet Jump Alicante

Acerca de Urban Planet Jump Alicante

¿Qué es Urban Planet Jump Alicante? Ellos mismos se definen como un Trampoline Park, que no es ni más ni menos que un centro de ocio con diversas camas elásticas y trampolines para poder jugar saltando. Pero no consiste únicamente en ir dando botes como si de una liebre se tratara. Estos centros tienen muchas más cosas, como vamos a ver.

Urban Planet Jump Alicante es una cadena que tiene varios locales en distintos puntos de España y Portugal. Concretamente el centro de Alicante se encuentra en el Parque Comercial Vistahermosa en el barrio del mismo nombre. Está muy cerca de la avenida de Denia que es la salida (o entrada) a la ciudad  por el norte, desde El Campello, Benidorm, Denia, etcétera. Esa misma avenida es la que llega a la playa del Postiguet, y pasa junto al MARQ y al Castillo de Santa Bárbara.

A decir verdad era nuestra segunda intentona en este centro ya que el verano pasado intentamos ir pero todavía se encontraba cerrado debido a las restricciones impuestas por la pandemia del COVID-19. Pero esta vez por fin pudimos disfrutar de este centro. Bueno, en realidad pudieron ya que priorizamos en nuestros hijos aunque puede participar cualquier persona independientemente de la edad que tenga.

Para ser sinceros, no nos esperábamos que fuera tan chulo. Tiene un montón de posibilidades tanto para los niños como para los padres. La parte estrella es una gran superficie con diversas camas elásticas. Ademas de estas camas hay distintos elementos que hacen que sea absolutamente imposible aburrirte aquí.

Urban Planet Jump Alicante

Qué hacer en Urban Planet Jump Alicante

Esta parte, que es la más extensa tiene varios tipos de camas elásticas. Se divide en diversas áreas o sectores. En otro de estos sectores hay unas canastas de baloncesto junto a las camas elásticas que permiten hacer un mate de manera muy sencilla. Muy cerca también hay un pequeño rocódromo. A los pies de este rocódromo hay una especie de piscina que en vez de agua tiene trozos bastante grandes de espuma. Esta espuma sirve para amortiguar caídas. También tiene un trampolín que permite saltar a esta piscina sin agua (pero con espuma). También junto a esta instalación hay una barra a modo de puente que permite divertirte al estilo Wipeout.

Otra de las zonas que más éxito tiene entre el público de Urban Planet Jump Alicante es la que se denomina “Ninja Urban". En esta instalación hay una serie de redes, balancines y estructuras para escalar y saltar. Como un ninja, sí, pero a nosotros nos volvía a recordar más a programas tipo Wipeout o Humor Amarillo (no, no hay zamburuesas, lamentablemente).

Urban Planet Jump Alicante

También hay una especie de pista de fútbol, algo así como un fútbol humano, ya que esta cerrado y rodeado de camas elásticas en las paredes. Mis hijos allí que se metieron para jugar con otros niños absolutamente desconocidos. Ni tan mal que también puedan interaccionar (jugar en este caso) con otros niños.

Otros espacios 

Si únicamente, como padres, habéis ido a acompañar a vuestros hijos a Urban Planet Jump Alicante hay una cafetería donde poder esperar mientras que consumís un refrigerio. Las mesas y sillas están muy cerca del área de camas elásticas y juego. De esta manera en ningún momento perderéis de vista a vuestros hijos. Es de destacar que hay suficiente distancia entre unas mesas y otras, respetando la actual normativa.

Urban Planet Jump Alicante

Uno de los aspectos que más nos gustó en Urban Planet Jump Alicante es que hay un montón de monitores que están constantemente vigilando. También velan para que se cumplan las normas, tanto para el uso de mascarillas (es un recinto cerrado y de momento son obligatorias) como para que no se suban a esos sitios a los que no se deben subir, o que no hagan eso que no deben hacer. Si sois padres sois perfectamente conocedores de lo que quiero decir.

Si os fijáis en las fotos os daréis cuenta de que casi todos los usuarios de Urban Planet Jump Alicante llevan los mismos calcetines. Unos calcetines de color naranja y negro. Evidentemente no es casual. Con la entrada se incluyen estos calcetines que están reforzados y que en la planta tienen unos insertos de silicona para evitar resbalones. Evitando resbalones evitamos lesiones. Además son obligatorios. Aunque una vez que los adquirís se pueden reutilizar.

En el centro de las instalaciones hay unas taquillas (se necesita una moneda de 1€) donde poder guardar algunas prendas de ropa, las zapatillas o botellas de agua. Porque beber, os avisamos, van a necesitar beber, ya que sudar van a sudar. Y mucho.

Tarifas y ofertas

Las tarifas de Urban Planet Jump Alicante van desde los 7€, para saltar una hora de lunes a jueves. Con los calcetines son 9€, y los fines de semana y festivos cuesta 10 (sin calcetines) y 12 euros (con calcetines). Respecto al horario de apertura, de lunes a viernes abre de 16:00 a 22:00, y los sábados, domingos y festivos de 11:00 a 22:00. Tiempo más que suficiente, os lo aseguro.

Nosotros utilizamos una oferta que vimos en Groupon. Hay cupones desde 9,95 €, aunque si adquirís cupones para varias personas os saldrá más económico. Además si adquirís los tickets a través de esta plataforma de descuento contáis con otra ventaja, y es que la sesión dura hora y media, media hora más de los tickets del propio centro. Como veis es una opción altamente recomendable.

En Urban Planet Jump Alicante también tienen un espacio exclusivo para celebraciones. Aquí se pueden celebrar cumpleaños o cualquier tipo de evento. La verdad es que poder combinarlo con las instalaciones debe de ser una pasada. 

Urban Planet Jump Alicante

De esta manera, la que se preveía una de las tardes más tediosas de todo el verano se acabó convirtiendo en una de las más divertidas. Por arte de magia, bueno en realidad gracias a Urban Planet Jump Alicante. Ahora quieren repetir, y nosotros con ellos, que parece que es muy divertido. ¡A saltar!

miércoles, 28 de octubre de 2020

QUE SE PUEDE VER EN BARCELONA EN 2 DÍAS CON NIÑOS

¡Por fin! Eso es lo que decíamos en nuestro coche. Después de muchos meses podíamos hacer nuestra primera escapada. Nos cogimos como un clavo ardiendo a la excusa de que teníamos motivos familiares para ir a Barcelona, y ya que estábamos pues pasamos allí el fin de semana.

Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
Vista panorámica de Barcelona
La verdad es que hacía bastante tiempo que teníamos ganas de ir a Barcelona. La última vez que estuvimos fue de pasada, un alto de camino hacia la Costa Brava. La verdad es que nos quedamos con la miel en los labios. Así que esta vez había que aprovechar para sacarnos esa espinita. Cogimos las maletas, metimos ropa, mascarillas, y unas cuantos envases de bolsillo de gel hidroalcohólico y para Barcelona.


Vamos a contar lo que hicimos durante dos días. No llevamos un plan férreo, más allá de unas cuantas cosas que queríamos ver. De hecho improvisamos bastante. Incorporamos algunas cosas sobre la marcha y tuvimos que desechar otras que teníamos muchas ganas de ver (el Park Güell, por ejemplo). Pero al final vimos, aunque fuera de pasada, bastantes cosas.


DÍA 1

Teníamos tantas tantas ganas de ver Barcelona que no sabíamos ni por donde empezar. Así que ante la duda de qué ver... lo vimos todo. Todo lo que pudimos desde el coche. Como el Bus Turístico, por las restricciones del coronavirus, no tenía servicio intentamos imitarlo nosotros. No fue difícil ya que había bastante menos tráfico del normal en Barcelona.


Las Torres Venecianas y al fondo Montjuic
De esta manera recorrimos las principales calles y avenidas de la capital catalana, recorriendo algunos de los principales monumentos. Nuestro alojamiento estaba a medio camino entre Plaza de España y Plaza de Catalunya, por lo que su ubicación era muy buena para movernos. Empezamos la ruta yendo, precisamente, hacia la Plaza de España, con esa vista de las Torres Venecianas y al fondo el Palau Nacional que alberga el MNAC (Museu Nacional d'Art de Catalunya). Si la fuente de Montjuic hubiera funcionado, hubiera sido ya el acabose.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
El Arco del Triunfo junto a los Jardines de la Ciudadela
Seguimos por Gran Vía de les Corts Catalanes doblando en la Plaza de Tetuán en sentido hacia el Parque de la Ciudadela. Tras ver el Arco del Triunfo volvimos sobre nuestros pasos para buscar el Paseo de Gràcia. Ahí buscábamos los dos edificios más famosos de la calle la Casa Batlló y la Casa Milá (La Pedrera). ¡Qué bonitos! ¡Qué ganas de visitarlos por dentro! Y qué bonitas las farolas de Paseo de Gràcia.


Detalle de la Casa Milá (o La Pedrera)
Nuestra ruta siguió por la Diagonal buscando, sí, el Camp Nou. A pesar de que nuestras filias futbolísticas no son culés, creo que al menos debíamos acercarnos a un estadio que es más que un estadio. Ya para finalizar nos dirigimos hacia el Parque de Joan Miró, coronado por la escultura "Dona i ocell" y de vuelta al alojamiento para comer.


Por la tarde visitamos Montjuic, donde estuvimos paseando por los alrededores del antiguo Estadio Olímpico Lluís Companys explicando a nuestros hijos que supusieron aquellos Juegos Olímpicos, y como de una forma mágica y espectacular se encendió el pebetero bajo el que nos encontrábamos en ese momento. Quisimos ir al MNAC, pero como quedaba poco tiempo para que cerraran, decidimos dejarlo para otra ocasión.



Si recuerdas el espectacular encendido del pebetero en los JJOO de Barcelona 92, no eres muy joven

Como todavía no había anochecido pensamos en apurar la tarde visitando el que es el monumento más famoso de Barcelona, y eso que todavía no lo han terminado. Como ya habrás imaginado estamos hablando de la Sagrada Familia. Mis hijos ya sabían lo que íbamos a ver gracias a los Lunnis de leyenda. Cuando llegamos ya estaba cerrado el templo a visitas, pero pudimos recorrer el exterior. Observamos las notables diferencias entre la fachada del Nacimiento (la más antigua) y la fachada de la Pasión (que se terminó en 2018). También las múltiples diferencias entre materiales, técnicas, estilos decorativos, etc. En definitiva, la prueba del paso del tiempo por este edificio, y las distintas manos y mentes que han trabajado en él, algo que ya aventuró Antoni Gaudí, y que seguirá sucediendo hasta que las obras se completen, previsiblemente en 2026.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
La Sagrada Familia. Still working

La noche se nos echó encima, así que nos fuimos a dormir y descansar, que sabíamos que el siguiente día iba a ser bastante completo.



DÍA 2

Este día lo teníamos claro, íbamos a ir al Cosmocaixa. Este es un museo de las ciencias gestionado por la Obra Social La Caixa. Al ser clientes de esta entidad la entrada es gratuita. Si no lo sois, la entrada cuesta 6 euros para los mayores de 16 años acompañados de un adulto. Si son menores la entrada es gratuita. Con motivo de los protocolos de seguridad para evitar el contagio del Covid-19, era obligatorio el uso de mascarilla, el aforo se había reducido, había que mantener la distancia interpersonal, no se podía tocar los módulos interactivos y, lo más importante solo se podían visitar en dos horas cuatro espacios expositivos. Pero calma, que estos cuatro espacios expositivos son suficientes para este tiempo.


Uno de los muchos módulos de Consmocaixa

En primer lugar visitamos una exposición temporal muy interesante titulada "Sables y mastodontes". A continuación pasamos por el "Muro geológico", una muestra de diferentes estratos donde se muestran diferentes procesos geológicos de distintos lugares del planeta. La "Sala Universo" es el espacio expositivo más grande. Abarca desde el Big Bang hasta el uso de la robótica y de nuevos materiales con propiedades increíbles. Está llena de módulos interactivos que, como ya hemos comentado anteriormente, no se podían tocar. A cambio unos "mediadores", que eran superamables, los hacían funcionar y explicaban que significaban, que demostraban, etc. y daban las explicaciones que hiciera falta. De verdad, de 10. Por último se visita el "Bosque Inundado" un fascinante y sorprendente trocito de la selva amazónica con árboles y peces enormes.


Al salir de Cosmocaixa, y como no estamos excesivamente lejos, decidimos subir hasta la Torre de Collserola, donde hay un mirador desde el que se divisa toda la ciudad de Barcelona. Para eso hay buscar la carretera BV-1417 y desviarse en la BV-1418. Nuestro gozo en un pozo porque actualmente está cerrada. Así que empezamos a buscar alguna ubicación alternativa. Nos decidimos por el "Mirador de los Bomberos". Esta zona en realidad está restringida a vehículos autorizados, pero nos colamos (sí, lo confesamos, espero que no conlleve sanción alguna). El único castigo fue una mirada de desaprobación. Merece mucho la pena. La vista es espectacular. No os lo podéis perder. Otra alternativa menos outsider es el denominado "Mirador de Barcelona", que se encuentra al lado derecho en sentido Barcelona. Muy cerquita de la Torre de Collserola, que es una torre de telecomunicaciones llena de antenas, está el histórico parque de atracciones del Tibidabo, que en esta ocasión no llegamos a visitar.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
¡¡¡Zoltar conoce tu futuro!!!
La pausa para comer la hicimos en un centro comercial que tiene una tienda de juguetes enorme (y restaurantes, claro). Super Drim es tan grande que dentro tiene una noria y una heladería, por si te sofocas ante tanto juguete. Lo que más nos gustó fue una máquina de ZOLTAR, un adivino que te entrega (por 1 € mediante) una tarjeta en la que te lee el destino. Un homenaje en toda regla a Big, esa fantástica película protagonizada por un joven Tom Hanks que tiene una de sus escenas más recordadas en una juguetería.

La Rambla, siempre La Rambla
Se nos acababa el tiempo en Barcelona, así que tras regresar a nuestro alojamiento para descansar un poco recargar batería, tanto metafórica como literalmente la de los móviles, emprendimos nuestro último paseo. La de cosas que vimos que mis hijos se quejaron nada más salir de que estaban cansados, pero con el truco de "¡Mira, mira! ¡Ahí está [introduzca aquí el edificio que desee]!" fuimos avanzando poco a poco.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
Ayuntamiento de Barcelona en Plaça Sant Jaume

Andando por la Gran Vía llegamos a la Plaza de la Universidad, de aquí a Plaza Catalunya y bajamos por la Rambla. Aunque había bastante gente no llegaba a ser esa multitud que estábamos acostumbrados a ver por esta calle. Nos imaginamos entrando al Liceo, comprando en el mercado de La Boquería, y nos sorprende esa mezcla ecléctica de tradición y contemporaneidad, de iglesias y franquicias de comida rápida. Llegamos hasta el final, hasta el monumento a Colón, y remontamos para meternos de lleno en el Barrio Gótico buscando la Catedral. Callejeando recorrimos el barrio hasta dar con la Plaza de Sant Jaume. De ahí fuimos a buscar la Plaça Nova, desde donde pudimos observar la magnificencia de la fachada de este bello templo gótico. De ahí a Vía Laietana a buscar el metro. Se lo habían ganado.


La Catedral de Barcelona, protagonista de tantas historias...
Ya sé que nos vais a decir que nos quedaron muchas cosas por ver. ¡Claro! Nos sacamos una espinita, pero se coló el gusanillo por ver mucho más de Barcelona. Y es que en realidad Barcelona son muchas Barcelonas: la de Gaudí, la gótica, la Olímpica... Pudimos ver algo de cada una, pero nos encantaría ver más. A pesar de que el coronavirus ha alterado la vida de esta gran metrópoli, sigue latiendo, a menos velocidad que de costumbre, pero sin perder el pulso. Y es que, como diría el gran Peret, ¡Barcelona tiene poder! 

miércoles, 8 de julio de 2020

RECORREMOS LA RUTA CIRCULAR DEL EMBALSE DE GUADALEST

En este nuevo tiempo en el que estamos intentado recuperar ese tiempo en el que hemos estado confinados, una de las cosas que más nos apetecían era volver a la montaña a realizar esas rutas que periódicamente hacíamos. Por suerte vivimos en una localidad, Benidorm, que cerca dispone de bastantes lugares para practicar senderismo. Ya os hemos contado alguna salida, como la que hicimos por Serra Gelada, o en la que coronamos el Puig Campana.


Esta vez realizamos la ruta que rodea el pantano de Guadalest. Hace tiempo os hablamos del pueblo, que está en la asociación de los Pueblos más Bonitos de España, y ahora tocaba disfrutarlo de otra manera. Es una ruta muy facilita, de unos 10 kms de longitud. Tan fácil que pueden participar los niños sin ningún problema, siempre y cuando sean capaces de aguantar una caminata de ese recorrido (si no pues recortad y en paz). También muy importante, la ruta es circular (acaba donde empieza) con lo que la logística se reduce mucho al no necesitar dos coches, al menos no los necesitamos en nuestro caso.


Podemos dividir esta ruta en dos partes, una parte de unos 7 kms donde el camino está totalmente asfaltado, y otra de unos 3 kms donde la pista es de tierra. La división entre estas dos partes se produce llegando al casco urbano de Beniardà. Pero vayamos por partes.

La ruta la iniciaremos junto a la presa. Hay un parking para una veintena larga de coches, más los que caben a ambos lados de la carretera de acceso. Os recomendamos ir pronto, sobre todo en días de temporada alta o fines de semana. La mayoría de las personas que hacen esta ruta empiezan por la presa y siguen el camino en sentido antihorario. También se puede iniciar desde el pueblo de Castell de Guadalest, alargando la ruta casi 4 kms (2 kms de ida y otros 2 de vuelta).


Como hemos comentado anteriormente esta parte del camino está asfaltado. De vez en cuando pasa algún coche, moto o bicicleta, así que hay que tener un poco de precaución. Hay un par de pendientes pero en ningún caso son excesivas y se salvan sin ninguna dificultad. El camino atraviesa bosques de pinos y algún que otro campo de olivos (y algunas casas que nos sorprenderán). Siempre circulamos en paralelo al pantano, por lo que la vista es muy chula. Los alrededores son igualmente bonitos, ya que el valle de Guadalest está flanqueado al norte (de oeste a este) por las sierras de la Serrella, Aixortà y Bernia, y al sur por la sierra de Aitana. En esta dirección veremos a lo lejos, además de Beniardà, los pueblos de Confrides, Banifato o Benimantell.


Al cabo de unos 7 kilómetros llegaremos a Beniardà. Este es el pueblo que está a la cola del embalse. El río Beniardà, un pequeño cauce, es el principal aporte al pantano, además de otra rambla que nos encontraremos unos metros atrás. Precisamente en este punto, en un puente, hay que girar a la izquierda. Encontraremos una fuente a nuestra derecha y la piscina municipal a nuestra izquierda.


Teniendo en cuenta que casi llegamos al casco urbano de Beniardà, una de las opciones que tenemos es empezar la ruta desde este pueblo y hacerla en cualquiera de los dos sentidos posibles. Al finalizar podemos tomar algo en alguno de los bares del pueblo. Además de esta variante se puede hacer esta ruta desde la presa pero en sentido de las agujas del reloj.

No llegaremos a entrar al pueblo y antes de llegar hay un desvío hacia la izquierda. Si llegáis al poste con el cartel que anuncia de la entrada del pueblo, os habéis pasado. A partir de aquí empiezan los tres kilómetros de recorrido por pista de tierra. Nosotros encontramos un grupo de coches aparcados de un grupo de jóvenes acampados junto al embalse y de unos cuantos pescadores que pasaban allí la mañana.


Quizás este punto sea el único complicado de todo el trazado. La pista no está muy clara ya que hay bastante vegetación y tapan el camino. Hay que hacer un poquito de explorador, pero en ningún caso vamos a encontrar un nuevo continente ni nada por el estilo. Se cruza el río Beniardà, que para ser ya el mes de junio bien entrado llevaba bastante agua (después nos enteramos que unos días antes había caído una buena tormenta de primavera), y seguimos sin ningún problema. Para cruzar el río lo haremos saltando, no encontraréis ningún puente.


Y seguimos nuestro recorrido, que hasta el final es completamente llano. Estaremos más cerca del agua y podremos ver mejor las carpas que viven aquí, y que son el reclamo de los pescadores. Al final, junto a la presa, pudimos ver un banco bastante más numeroso. Apenas a unos doscientos metros del final del recorrido encontraremos los restos de un embarcadero que hace unos años utilizaba un barco turístico solar que hacía un pequeño crucero por el embalse. 


Cuando lleguemos a la valla que se encuentra junto al aparcamiento habremos finalizado el recorrido. Como os decimos, una ruta fácil que se puede disfrutar en familia. Los diez kilómetros de la ruta en ningún caso se nos hicieron pesados. Tampoco la hicimos a un ritmo demasiado alto, fue un paseo. Almorzamos nuestro bocadillo y nos dispusimos a volver a casa, pensando por el camino cual sería nuestra próxima ruta.


PD: Junto a la presa encontramos bastantes cañas arrastradas y, lo que más nos dolió, un montón de botellas de plástico, algunas de lejía (con su característico color amarillo). No hace falta que os comentemos la indignación que nos produce que el ser humano sea tan guarro y que se contamine de esta manera el medio ambiente. Así nos cargamos el planeta, el único que tenemos.

domingo, 28 de junio de 2020

UN PASEO POR CUENCA, MUCHO MÁS QUE LAS CASAS COLGADAS

Usualmente una referencia a Cuenca se utiliza de manera jocosa. Por un lado para indicar algo que está muy lejos, y por otra, bueno, ya sabéis, la que tiene la consabida connotación sexual. Pero lejos de tópicos y prejuicios bastante infundados, Cuenca es una ciudad muy bonita que merece una visita para conocer todo lo que ofrece, que es bastante. 


Para este paseo nos vamos a centrar en el centro histórico de la ciudad. Su importancia es tal que en 1996 obtuvo la declaración de Patrimonio de la Humanidad por ser “un ejemplo excepcional de la ciudad fortaleza medieval que ha conservado su paisaje urbano original notablemente intacto con muchos ejemplos excelentes de arquitectura religiosa y secular de los siglos XII al XVIII. También es excepcional porque la ciudad amurallada se mezcla y mejora el hermoso paisaje rural y natural en el que se encuentra”. Hace un tiempo ya os hablamos del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha, que se ubica en las afueras de Cuenca, y de una bonita excursión al nacimiento del Río Cuervo



Vamos a empezar este paseo visitando el lugar más típico de Cuenca, ese que se ha convertido en su símbolo. Hablamos, como no, de las Casas Colgadas. Y hay que ser cuidadosos, porque son casas colgadas y no colgantes, como erróneamente las califica mucha gente. Es absolutamente imposible que no las conozcáis. Actualmente solo se conservan tres, la “Casa de la Sirena” y dos “Casas de los Reyes”, que fueron construidas entre los siglos XIII y XV, aunque hace unos cuantos siglos había una hilera de casas mucho más numerosa. El elemento más conocido son los balcones realizados en madera. 




En el interior de las Casas Colgadas se encuentra el Museo de Arte Abstracto Español. El museo se abrió al público en 1966, y tiene el honor de ser el primer museo de arte abstracto español y el primero con una colección de arte contemporáneo, mucho antes que que surgiera el IVAM, el Reina Sofía o el Museo Patio Herreriano. En su colección figuran obras de algunos de los artistas españoles más importantes del s. XX, como Tàpies, Chillida, Pablo Serrano, Eusebio Sempere, Chirino, César Manrique, Antonio Saura o Gerardo Rueda. La entrada es libre, así que no hay excusa. Si queréis más museos, muy cerquita (justo enfrente) está el Museo de Cuenca, y apenas a 300 metros, se encuentra el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, en el que destaca su planetario. 




El mejor lugar para admirar las casas colgadas es el puente de San Pablo. Si sufrís de vértigo será mejor que no crucéis este puente peatonal, pero si no es así disfrutaréis de unas vistas maravillosas. En primer lugar de las casas colgadas, como os hemos comentado, pero también de las Hoces del Huécar. Fue construido en 1903 en hierro, y de esta manera sustituía otro puente de piedra del s. XVI que se había derrumbado. Mide 100 metros de largo y salva un desnivel máximo de 60 metros de altura. 




Precisamente el puente de San Pablo cruza sobre (muy sobre, por cierto) el río Huécar, un afluente del Júcar, que se une a éste en el centro de Cuenca. El Huécar ha ido horadando a través de los siglos un profundo cañón: las Hoces del Huécar. Podéis recorrer estas Hoces por la carretera que discurre paralela a estas. Un paseo muy tranquilo y muy bonito, aunque no hay que fiarse de los coches. Sobre estas Hoces se sitúan las Casas Colgadas, el barrio de San Martín, las casas que dan a la calle de San Pedro… Una maravilla Patrimonio de la Humanidad. 




Si en un lado del puente de San Pablo se sitúa el centro histórico de Cuenca, en el otro encontramos el Parador Nacional, antiguo convento de San Pablo. Construido por los dominicos en el s. XVI, está a caballo entre el gótico (la estructura) y el Renacimiento (decoración). Fue Manuel Fraga quien sugirió en sus tiempos de ministro franquista la posibilidad de dotar a Cuenca de un parador, pero no fue hasta 1993 cuando se inauguró como tal. Ya se sabe como van las cosas de palacio... Vale mucho la pena visitarlo, aunque solo sea para tomarse un café en un entorno tan privilegiado. 




Ya en el centro histórico de Cuenca encontramos la Catedral de Santa María y San Julián. Erigida a lo largo del s. XIII, es un magnífico ejemplo de arquitectura gótica, aunque tiene elementos posteriores, como la fachada, reconstruida a principios del XX. Es una catedral muy bonita, que tiene más parecido con las catedrales francesas que con otras construidas en España. 




En la misma Plaza Mayor en la que encontramos la Catedral, se sitúa el Ayuntamiento. Su construcción se data en 1762, como indica una inscripción en su fachada. Es el edificio barroco más importante de la ciudad y se levanta sobre tres arcos de medio punto. Estos tres arcos le dan un carácter bastante curioso al edificio, acostumbrados como estamos a construcciones de casas consistoriales más compactas. 




Si pasamos bajo el Ayuntamiento y seguimos bajando, ya sea por la calle de Alfonso VII o por la Calle del Fuero y después por la de Santa María, nos dirigimos a la Plaza Mangana. En esta plaza se sitúa la Torre de Mangana, una torre de la que se tiene constancia en el s. XVI. Aparte de ser la torre uno de los símbolos de la ciudad, la plaza es uno de los mejores miradores que hay en Cuenca. 




Como ya hemos hecho un buen paseo, y Cuenca no es precisamente una ciudad edificada en una llanura (ya veréis las cuestas, ya), probablemente tengáis hambre. Estáis de suerte, Cuenca es una ciudad donde se come excelentemente bien, pero no tiene la fama de otras ciudades. Yo me declaro fan del morteruelo. Este es un contundente paté realizado con hígado de cerdo cocido y pan. Se añade carne de caza, tanto de ave (tradicionalmente perdiz, codorniz y gallina) como de mamífero (liebre, conejo y cerdo). Aunque en cada casa varía la receta dependiendo del gusto de cada uno o de la disponibilidad del producto. Es un plato bastante contundente, que no se unta, si no que se come con tenedor y pan. Los zarajos o el ajoarriero son otros platos tradicionales. El postre más típico de Cuenca es el alajú, una torta de origen árabe, compuesta por dos obleas entre las que se coloca una pasta elaborada con miel y almendras. 




Ya veis que Cuenca tiene bastantes razones para ser visitada. Una magnífica propuesta para pasar unos días en familia. Si no la conocéis os va a sorprender bastante, porque es una ciudad muy bonita. Además ya tiene enlace en AVE desde Madrid, Valencia y Alicante. Así que no tenéis excusa y debéis de visitar Cuenca, como decían aquellas pegatinas que decoraron los coches de los 80, ¡es única!