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viernes, 8 de octubre de 2021

MÁS QUE HISTORIA EN LA VISITA A SAN MIGUEL DE LOS REYES EN VALENCIA

En este post os vamos a hablar de un edificio que ha tenido una larga vida y, sobre todo, muchas vidas. Si ocurre con los seres humanos que apenas estamos por este mundo unos 80-90 años, imaginaos un lugar cuya historia se remonta al s. XIV. Vamos a conocer mejor y visitar el antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes, en Valencia

San Miguel de los Reyes

Este antiguo monasterio se levanta a las afueras de Valencia, en el barrio de Orriols, en el distrito de Rascanya (pronunciado Rascaña), concretamente en el número 284 de la Avenida de la Constitución. Este edificio se encuentra entre la ronda norte, que circunvala Valencia, y el casco urbano de Tavernes Blanques. Este municipio prácticamente forma una conurbación con la ciudad de Valencia y otras localidades cercanas como Alboraya, la cuna de la horchata.


Antes que nada, y con afán didáctico, explicaremos la diferencia entre convento y monasterio, que es muy sencillita. Resumiendo, un convento se encuentra en la ciudad (en su casco urbano), mientras que un monasterio se encuentra fuera de la ciudad. Pensad en algunos monasterios famosos, todos se encuentran (o encontraban) fuera de núcleos habitados. Esta ubicación permitía que pudiera estar rodeados de campos de cultivo para el abastecimiento de alimentos. San Miguel de los Reyes no es una excepción. Aunque ahora se encuentre más o menos cerca de la ciudad de Valencia, en su época se encontraba fuera. Muy fuera. En el quinto pino.

La historia de San Miguel de los Reyes


San Miguel de los Reyes

Aunque antes hemos comentado que la historia de San Miguel de los Reyes comienza en el siglo XIV, esta se remonta algunos siglos atrás. En este lugar se estableció una alquería musulmana. Sus habitantes se dedicaban a tareas agrícolas. Un siglo después de la conquista de Valencia, y del resto del Reino de Valencia, por parte del rey Jaume I de Aragón, en el siglo XIV, se compra el terreno donde se ubicaba esta alquería con la decisión de construir un monasterio: San Bernardo (Sant Bernat) de Rascanya. La orden que se estableció aquí fue la cisterciense, el Císter, famosos por su modestia. Al principio fue un lugar bastante humilde, comparado con la actualidad, con un claustro sobre el que giraba la vida monástica. Las celdas, el refectorio, la capilla y demás estancias para la vida de los monjes estaban dispuestas alrededor de este claustro.

Pero la historia de este edificio cambia con la muerte de la reina Germana de Foix a mitad del s. XVI. Esta reina estuvo casada con Fernando II de Aragón, y V de Castilla, conocido universalmente como Fernando el Católico, esposo de Isabel I de Castilla. Supongo que os sonará. Germana de Foix se casó con Fernando después de fallecer Isabel, pero tras enviudar se casó con un tal Juan de Brandeburgo-Ansbach, del séquito de Carlos I (y V de Alemania), que era su nietastro (o algo así). Pero  Germana volvió a enviudar pronto. Al poco tiempo se casó (por tercera vez) con otro Fernando, también de Aragón, pero más conocido como el Duque de Calabria, para evitar confusiones. Entre otros cargos también fue Virrey de Valencia junto a Germana de Foix. ¡Toma culebrón del bueno!

De San Bernardo a San Miguel



El caso es que Germana de Foix fallece en 1536, y mandó que la enterraran en el monasterio del Císter de San Bernardo de Rascanya. Como al Duque de Calabria aquel monasterio medio en ruinas le pareció poca cosa comenzó las gestiones para construir en su lugar uno digno de su esposa. En 1545 el papa Pablo III desaloja a los pocos monjes del Císter que quedaban y aloja aquí a la Orden de los Jerónimos, que llegan un año después. También cambia el nombre por San Miguel de los Reyes. Esta orden también debía orar por la salvación del alma del Duque de Calabria. Se cuenta que tenían bastante trabajo sólo con esta misión espiritual.

El Duque de Calabria contrata a Alonso de Covarrubias, uno de los arquitectos más importantes del Renacimiento español, que realiza las trazas y comienza a construir el claustro sur. Este claustro se sitúa anexo a las antiguas dependencias de San Bernardo de Rascanya. Entre las muertes del Duque de Calabria, la de Covarrubias y la falta de fondos, la construcción se empieza a demorar. Además los monjes deciden cambiar el programa constructivo, acercándolo más a otros monasterios jerónimos como los de El Escorial, Guadalupe o Yuste.

San Miguel de los Reyes

Para llegar al aspecto con el que cuenta actualmente, se derribó el antiguo claustro de San Bernardo de Rascanya para realizar uno nuevo y nuevas dependencias. Pero estas obras nunca se acabaron y el claustro norte nunca se llegó a construir.

El movidito s. XIX


El s. XIX revitalizó el monasterio de San Miguel de los Reyes, aunque no sé si es el verbo más correcto. El siglo comienza con la Guerra de la Independencia contra el ejército napoleónico. La batalla en Valencia no sólo se salda con el derribo del Palacio Real, donde se ubican actualmente los Jardines de Viveros, sino que también roban parte de la inmensa (y valiosa) biblioteca que el Duque de Calabria había donado.


Pero el s. XIX no acaba aquí. Tras la desamortización de Mendizábal, San Miguel de los Reyes pasa a manos privadas. Su propietario intenta derribarlo, pero el Ayuntamiento de Valencia y la Academia de Bellas Artes de San Carlos lo paralizan. Pasa a manos del Estado que sitúa aquí un asilo de pobres y una prisión. Primero será de mujeres, pero años después albergará también presos masculinos. Para ello se construyen dos galerías alrededor de lo que iba a ser el claustro norte. En este patio, una excavación arqueológica ha dejado a la vista algunos restos del primitivo San Bernardo de Rascanya.

Tras la Guerra Civil se convierte en cárcel del régimen franquista, albergando a numerosos presos políticos bajo unas condiciones penosas. La cárcel cuya capacidad era de 200 presos llegó a albergar a 6.000 personas y los presos se hacinaban en las celdas. En 1962 el Ayuntamiento de Valencia y la Diputación Provincial compraron el edificio, clausurando la cárcel en 1966.

Sede de la Biblioteca Valenciana



Durante los años 70 y 80 San Miguel de los Reyes alojó una escuela pública. En esta época ya comienza a estudiarse el proyecto de su uso actual, sede de la Biblioteca Valenciana. Esta institución cultural no es una biblioteca al uso, de intercambio de libros, sino “la cabecera del Sistema Bibliotecario Valenciano, centro superior bibliotecario de la Generalitat y depósito bibliográfico básico de la Comunidad Valenciana” como dice la Ley sobre el Sistema Bibliotecario Valenciano. Es un lugar de depósito, guarda, salvaguarda y estudio de los fondos bibliográficos valencianos. Para entendernos, es a la Comunidad Valenciana lo que es la Biblioteca Nacional para España.

Y todo este rollazo, ¿para qué? Pues para qué visitéis este edificio que está abierto a la ciudadanía. Además realizan unas más que interesantes visitas guiadas donde os contarán la historia de este edificio. También conoceréis sus funciones y os llevarán a conocer espacios como el claustro y varias salas, incluido el lugar donde están enterrados Germana de Foix y el Duque de Calabria, o los pasillos donde están los depósitos de documentos, un área que normalmente solo es accesible para trabajadores. También para conocer curiosidades, como que en la fachada están representados los reyes más famosos del mundo. Sí, Melchor, Gaspar y Baltasar.

Capítulo aparte merece la iglesia del antiguo monasterio, y que hoy está secularizada y no realiza oficios religiosos. La zona más interesante es la del altar, ya que tiene decoración realizada con insertos de mármoles de diferentes colores. Además de símbolos religiosos, y decoración geométrica, presenta los escudos familiares del Duque de Calabria y de Germana de Foix, que al fin y al cabo costearon las obras. También es muy interesante un reloj que, evidentemente, es posterior. 

Visitas guiadas a San Miguel de los Reyes 


San Miguel de los Reyes

Las visitas guiadas para visitantes individuales y familias se realizan los sábados y domingos y algunos festivos destacados. Hay dos pases, uno a las 12:00 en valenciano y otro a las 13:00 en castellano. De momento, y mientras duren las restricciones por la pandemia del Covid-19 hay que reservar vía telefónica en el número 96 387 40 02 de lunes a viernes, en horario de oficina. Para los grupos grandes las visitas se realizan los martes en horario de mañana, y también hay que reservar. También se realiza una jornada de puertas abiertas el día de San Miguel (28 de septiembre), que además de ser la festividad del santo de la advocación del monasterio, se puede presenciar un evento muy curioso, pero no os lo cuento y os lleváis la sorpresa. Todas estas visitas son gratuitas.

Por último, la actividad cultural en San Miguel de los Reyes también abarca exposiciones de arte (en la actualidad hay una de la artista valenciana Carmen Calvo), representaciones teatrales, conciertos de música, presentación de libros... Una agenda muy completa y muy interesante.


La visita es más que recomendable. El edificio es muy bonito y la historia que alberga, tanto la buena como la mala, es imprescindible conocerla. También para saber la función de esta institución y la tarea que desempeña. En definitiva, una visita muy completa a un edificio que, por su situación, no siempre entra en las guías o en las listas de must de la ciudad de Valencia. 

sábado, 8 de junio de 2019

DÓNDE DISFRUTAR DE UNA BUENA HORCHATA EN VALENCIA

Ya está aquí. Ya ha llegado el calor. Siempre puntual a su cita, desde finales de mayo ha hecho su entrada triunfal. Los pobres mortales andamos de cabeza sacando del armario la ropa de verano y guardando como podemos la invierno, porque la primavera puede tener todavia un giro argumental en forma de bajada de temperatura e igual nos hace falta algún jeesey fino. Ya se sabe, hasta el cuarenta de mayo...


Pero si algo tiene el verano es que podemos dar rienda suelta a nuestra pasión heladera y refrescante. Para nosotros el calor es sinónimo de horchata. Y para nosotros horchata es sinónimo de Daniel. Ya sé que los puristas horchateros recomiendan otros lugares como Panach, pero Daniel es más que una horchatería.

Ubicada en la avenida de la Horchata de Alboraya, la cuna de la horchata, a muy pocos metros del barrio valenciano de Benimaclet, este establecimiento abierto en 1979 por Daniel Tortajada (aunque la tradición de fabricación de horchata en esta familia se remonta a 1949), ha albergado la visita de numerosos visitantes ilustres, cuyas fotos y autógrafos decoran las paredes. Completan el conjunto paneles cerámicos de temática tradicional valenciana, facsímiles de litografías con edificios monumentales de Valencia y retratos de la familia Tortajada. Pero no vamos a Daniel por la abigarrada decoración, os lo prometemos.


Si visitamos Daniel es por su horchata, elaborada únicamente con chufas, agua y azúcar. Las chufas que se cultivan en Alboraya y algunos municipios de alrededor (con un férreo control de la calidad por parte de la Denominación de Origen) se dedica casi en exclusiva a la elaboración de este dulce refresco, apto para casi todos los públicos (hay una versión con edulcorante para diabéticos), vegano y sin gluten, que cada vez tiene más aceptación en otros países.


En el interior del establecimiento y en sus amplias terrazas, la estrella es la horchata, pero hay alternativas, como el limón o el café granizados, el agua de cebada o los helados artesanos. Si optáis por éstos, y nos dejáis aconsejaros, elegid el de leche merengada, mantecado o la crema de chufa, una especialidad de la casa. En cuanto a la horchata mejor pedidla granizada o mixta (medio granizada medio líquida) sobre todo si el calor aprieta a base de bien.


Pero no os limiteis solo a la horchata, ya que la pastelería de Daniel es exquisita. Para acompañar la horchata nada mejor que unos fartons recién hechos, esponjosos y en su punto de dulzor. Pero no dejéis pasar las berlinas, la coca de naranja u otras especialidades que harán que os relamais.

Aparcar está complicado, sobre todo si váis en horas punta (la hora de la merienda y después de cenar), así que os recomendamos ir en autobús o metro, ambos paran justo enfrente. Si queréis completar la visita podéis hacer una excursión a los cercanos campos de chufa, tanto andando como en bicicleta. Son los últimos reductos de huerta tradicional, que hace no tantos años rodeaban Valencia. Ahora la especulación urbanística amenaza su futuro, además del abandono de las tareas agrícolas.


A pesar de contar con dos locales más en el centro de Valencia (uno en el restaurado Mercado de Colón) siempre es recomendamos acudir al principal en Alboraya. Para muchos valencianos tiene una especie de rito. Porque la horchata, gastronómicamente, está al nivel de la paella. Y nada mejor que disfrutarla en buena compañía.