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jueves, 12 de julio de 2018

HEMOS VISITADO RUPESTRE, LOS PRIMEROS SANTUARIOS, LA NUEVA EXPOSICIÓN DEL MARQ


En 1998, en la XXII sesión del Comité Patrimonio de la Humanidad, celebrada del 30 de noviembre al 5 de diciembre en la ciudad japonesa de Kioto, se decidió declarar Patrimonio de la Humanidad al conjunto del arte rupestre del arco mediterráneo de la península Ibérica. Al cumplirse el vigésimo aniversario de esta declaración, el MARQ,el Museo Arqueologíco de Alicante, ha inaugurado su gran exposición anual.


Tomando este aniversario como excusa, y el arte rupestre como hilo conductor, Rupestre. Los primeros santuarios repasa la vida de los habitantes de los territorios de Alicante (y otros cercanos) durante la prehistoria. En la provincia de Alicante se encuentran varios de los abrigos con pinturas rupestres más importantes del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, como Pla de Petracos en Castell de Castells, Barranc de L'Infern en Vall de Laguar, las pinturas de Benirrama, o La Sarga entre Alcoi y Jijona, un conjunto del que ya os hablamos. 


Como es habitual en las exposiciones temporales del MARQ, la muestra ocupa las tres salas dedicadas a este tipo de exposiciones, con paneles explicativos en el pasillo que comunica las salas. Estos paneles contextualizan tanto el arte rupestre, la importancia de la declaración como Patrimonio de la Humanidad, o rinden homenaje a los profesionales que descubrieron, estudiaron y siguen investigando el arte rupestre e intentan poner luz a unas manifestaciones de las que sabemos poco acerca de porqué las realizaron o que significan, ya que la falta de pruebas escritas hace muy difícil su interpretación real, y debemos de ceñirnos a las hipótesis que plantean los historiadores.

Técnicamente la exposición vuelve a ser una maravilla, estéticamente espectacular. En la línea de anteriores exposiciones como Mayas. El enigma de las ciudades perdidas, o Vikingos. Guerreros del Norte. Gigantes del mar, donde la escenografía nos permite una experiencia más inmersiva, te hace sentir como un investigador al entrar por primera vez en una cueva o ver por primera vez una pintura, y cada sala se individualiza para que el tema tratada sea mucho más comprensible. Un 10 al diseño.


La primera sala imita el interior de una cueva. Aquí tratan acerca del arte paleolítico, sobre todo a través de piezas y pinturas que se han hallado en el centro o el norte de España. De esta época son los famosos bisontes de la cueva de Altamira, por ejemplo. En el tiempo es anterior al arte rupestre levantino. A través del arte se recorren diversos aspectos de la vida en el Paleolítico, desde la caza hasta los ritos funerarios, ya que se empleaban muchos objetos decorados. La procedencia de las piezas hace que se pueda comparar las recreaciones que se realizaban en el mismo periodo en distintos puntos, con culturas distintas. Al final de la sala se recrea un fragmento de la Cova Fosca, ubicada en la localidad alicantina de la Vall d'Ebo, donde se hallaron escenas de caza y animales grabados en la roca, que no pintados.

En la sala 2 ya se centran en las pinturas rupestres localizadas en distintos abrigos que se han encontrado en la provincia de Alicante, y en su estilo más característico: el arte macroesquemático, presente en los abrigos del norte de Alicante y sur de Valencia. Precisamente la sala recrea uno de estos abrigos. En la entrada de la sala se muestra un audiovisual en el que se recrea la fabricación de un vaso de cerámica con decoración cardial, es decir, decorado con una serie de dibujos, generalmente geométricos, realizados con la concha de los berberechos. Uno de estos vasos se decoró con un orante, una figura que también aparece en las pinturas rupestres de abrigos como Pla de Petracos. Sorprenden la muestra de calcos, es decir, hojas de papel vegetal o de plástico transparente donde los investigadores realizaban una copia exacta de las imágenes sin tener que extraerlas ni aplicarles cualquier otra técnica invasiva.

La tercera y última sala aborda el arte esquemático. Visualmente es impactante, ya que rompe con la línea de las anteriores salas, siendo como una especie de hojas de papel gigante que cuelgan del techo, en clara referencia a los papeles utilizados por los investigadores. Vemos nuevos calcos, el primero y que abre la sala el del yacimiento de La Sarga. Se hace referencia a un momento clave, el robo de una escena en Benirrama (Vall de Gallinera) donde unos expoliadores arrancaron la pintura con ¡¡¡una radial!!! Estremece ver la foto donde se ve el hueco que dejaron en la roca. Esta sala les gustó mucho a mis hijos. Entre otras cosas porque se exponen los pigmentos base, y redescubrieron que con carbón, tierra o minerales como ocre y un poco de agua pueden pintar.
Al final de la sala se muestran un par de audiovisuales, uno protagonizado por el artista mallorquín Miquel Barceló y otro que explora la creación de una de las obras de Pablo Picasso, visualizando la relación entre el arte contemporáneo y el arte prehistórico, ya que éste, curiosamente, es fuente de inspiración para muchos artistas de vanguardia.

Si leísteis nuestro artículo sobre la exposición de los Mayas recordaréis que hablábamos de las piezas tiflológicas, es decir, esas que permiten mediante manipulación que los invidentes “vean” la exposición. Esta vez no se limitan a copiar piezas, si no que representan en relieve las imágenes de las escenas pintadas en las paredes o hacen un negativo de placas grabadas, de esta manera se pueden tocar las marcas incisas. Ni que decir tiene que mis hijos no se dejaron un solo relieve sin tocar.

La exposición se inauguró el pasado 5 de julio y permanecerá abierta hasta principios de enero de 2019. No, no vamos a hacer tarde, que nos conocemos y al final todo son prisas (ya sabéis lo que pasa en Navidad con los regalos…). Es más, estamos seguros de que volveremos. Además te entra el gusanillo por visitar (o seguir visitando) los yacimientos donde se encuentran las pinturas rupestres.
Ya sabéis que la entrada general cuesta 3 euros, reducida a 1,50 para familias numerosas, además de estudiantes , poseedores de Carnet Joven y jubilados, pensionista o mayores de 65. Además entrada gratuita para los menores de 16 años si van acompañados de sus padres. El MARQ abre sus puertas de martes a domingo a partir de las 10:00, variando la hora de cierre dependiendo de la época del año, no dudéis de consultar su web.

Bola extra: en el hall de entrada del MARQ se expone hasta septiembre, dentro de la muestra “Los pilares del reino”, un capitel gótico de muy bella factura que encontraron en las excavaciones que realizan en la pobla medieval de Ifac (Calpe).

jueves, 15 de marzo de 2018

¿CONOCÉIS EL PEÑÓN DE IFACH? UN PEQUEÑO GRAN PARQUE NATURAL

Uno de los paisajes más característicos de la Costa Blanca es, innegablemente, el Peñón de Ifach, que se encuentra en la localidad de Calpe. Esta roca calcárea de 332 metros de altura se yergue imponente adentrándose en el mar y a pesar de ser uno de los parques naturales más pequeños de Europa (tiene una extensión de apenas 45 hectáreas), dada su cercanía a importantes puntos turísticos, es uno de los más visitados de España con más de 100.000 visitantes anuales.
Llegar al peñón es muy sencillo únicamente hay que alzar la vista en Calpe y enseguida lo encontraremos. Si queréis algo más concreto dirigios hacia el puerto y junto a él hallaremos enseguida las calles que nos llevan hasta el pie del Peñón.
En coche podemos llegar hasta la base donde hay un solar que ejerce las funciones de aparcamiento, pero no se encuentra asfaltado y su capacidad es bastante reducida. Para ascender la senda del Peñón se necesita una mínima forma física, ya que aunque en general no presenta dificultad sí que hay alguna cuesta qué puede ser más complicada de ascender. Eso sí siempre hay que llevar calzado adecuado, es decir, zapatillas deportivas o botas de trekking. Parece obvio, pero durante nuestra última visita vimos algún visitante con zapatos de calle que tenía alguna dificultad durante el recorrido.
Lo primero que podremos ver, antes incluso de llegar al Centro de Visitantes, es el yacimiento que se excava en el antiguo poblado medieval de Ifac. No es posible visitarlo, pero gracias al desnivel se puede ver perfectamente. Veremos una torre, que pertenecía al recinto amurallado, y que actualmente es el mirador de Poniente, aunque por problemas de desprendimientos actualmente se encuentra cerrado. Muy cerca se encuentran los miradores de Levante, que ya desde esta altura nos permiten observar con claridad el entorno del Parque Natural y su imponente cara este, prácticamente vertical. Es un buen lugar para inmortalizar la visita.
Nos detendremos durante unos minutos en el centro de visitantes ya que aquí se encuentran los aseos, una fuente con agua potable y una zona de descanso que incluye un merendero con varias mesas con bancos donde poder tomar fuerzas antes del ascenso o recuperarlas una vez bajemos. Lo reconoceremos porque es el único edificio que hay en la subida, además imita la arquitectura tradicional de la zona con su característico porche con arquería. Hay que tener en cuenta que el horario del centro de visitantes, incluidos los aseos, es de 8:30 a 14:30 de lunes a viernes y de 9 a 14 horas los sábados y festivos.
El ascenso a la subida a la cima del Peñón de Ifach se divide en dos partes, la primera que empieza en los tornos junto al Centro de Visitantes (la subida es gratuita, solo controlan el número de personas) y llega hasta el túnel excavado a principios de siglo XX, y la segunda que iría desde el túnel hasta la misma cima. La primera parte aunque tiene un importante desnivel es bastante asequible. Se encuentra perfectamente señalizada y durante prácticamente todo el recorrido hay una balaustrada de madera. No os fiéis demasiado ya que en algunas partes no está bien fijada ya sea por movimientos del terreno o porque alguien ha ejercido demasiada fuerza contra ella, voluntaria o involuntariamente.
El tramo final de esta primera parte es el túnel que se excavó en 1911 y que se encuentra a 197 m sobre el nivel del mar. Debido al gran número de visitas que recibe el Parque Natural del Peñón de Ifach las piedras han ido desgastándose y son resbaladizas, si además hace poco tiempo que ha llovido, como fue nuestro caso, encontraremos que se filtra el agua desde la parte superior. Por la composición calcárea de las propias rocas se están empezando a formar unas pequeñas estalactitas. Por seguridad a ambos lados del túnel se han instalado unas cuerdas para que los visitantes puedan agarrarse a ellas y eviten caerse.
La vista desde aquí es impresionante, algo común a todo el ascenso. Hacia el noreste podréis ver la costa de la Marina Alta, con la punta de Moraira y el Montgó al fondo. Hacia el noroeste las antiguas salinas de Calpe, que conserva la laguna, la sierra Bernia al fondo... y el desastre natural de cientos de chalets. Hacia el sudoeste se observa Oltà y el morro de Toix, Benidorm, destacando Serra Gelada y la isla, y además, al fondo, el Puig Campana y Aitana.
La salida del túnel es el punto máximo al que podremos llegar con niños ya que está totalmente prohibido pasar de ahí si se tiene menos de 16 años. Entre 16 y 18 solo pueden acceder si van acompañados de un adulto responsable. El ascenso a la cima del Peñón de Ifach a partir de este punto se vuelve un poco peligroso, sobre todo en la parte más cercana a la cumbre, ya que la senda se estrecha mucho y debido a la propia altura una caída puede tener graves consecuencias. A pesar de eso la dificultad no es excesiva y cualquier persona con un mínimo de forma física llegará sin problemas al punto más alto. Uno de los lugares más chulos del Peñón de Ifach es el mirador de los carabineros que se encuentra en la parte sur, denominado así porque aquí había (aún quedan restos) un cuartel de este antiguo cuerpo policial.



Por último algunos apuntes sobre normas. Es un parque natural que contiene microrreservas de flora. Es decir, no arranquéis vegetación, caminad siempre por las sendas y caminos marcados, y no molestéis a los animales, aunque con las gaviotas, dueñas y señoras del peñón, debéis de guardaros vosotros, sobre todo en primavera, época de cría cuando están especialmente susceptibles. Y un picotazo de gaviota hace pupa.