Mostrando entradas con la etiqueta respeto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta respeto. Mostrar todas las entradas

jueves, 26 de abril de 2018

LOS 8 ERRORES QUE TODO VIAJERO COMETE (Y CÓMO EVITARLOS)

"Nadie es perfecto (Nobody's perfect)" decía Osgood, el enamorado de un Jack Lemmon convertido en Dafne al final de Con faldas a lo loco. Y esa es una verdad irrefutable. Los viajeros como personas que somos (¡Oh, sorpresa!) no podemos evitar equivocarnos en ocasiones, algo que puede deportarnos ciertas decepciones tras mucho tiempo de preparación de un viaje soñado.


- Llevarnos la casa detrás: uno de los errores más frecuentes es transportar muchas cosas que no necesitamos o que ocupan un espacio (y un peso) muy valioso. Por ejemplo los productos de aseo personal. Si es una escapada rápida de un par de noches, con los tamaños de viaje tendremos más que suficiente. ¿Para que llevarnos un bote de gel, otro de champú, nuestras cremas favoritas, la espuma de afeitar...? Si vamos a estar más tiempo, a menos que usemos un producto por necesidad médica (psoriasis, por ejemplo), en la inmensa mayoría de destinos podremos comprar productos básicos y evitar cargar tanto a la ida como a la vuelta con un peso que pueda penalizar nuestro equipaje.

- Visitar algo "porque hay que hacerlo": Vale, lo hemos dicho, y lo hemos hecho. Es eso de "¿cómo que no habéis visto el museo de bujías perladas?". O por el contrario has ido a ver el puñetero museo de bujías perladas, en vez de pasear por un parque, visitar un museo de arte o ponerte hasta las trancas de la especialidad local y te la traen completamente al pairo las bujías, las chispas y la leche que les han dado (SPOILER: el Museo de bujías perladas no existe, o eso espero, es un ejemplo). Si algo no os gusta, no vayáis a visitarlo, tal cual. Sobre gustos los colores.


- No movernos un mílimetro de nuestros platos favoritos: Yo he visto una familia con la compartíamos viaje organizado buscar desaforadamente un restaurante en Santiago de Compostela que les hiciera una paella. No es un ejemplo, es verdad verdadera. Mientras, nosotros nos poníamos como el Quico de empanada, percebes, albariño... No sé si en Santiago hacen buenas o malas paellas, imagino que habrá quien tenga mano, pero tenemos el convencimiento de que viajar es descubrir en todos los sentidos, y el gastronómico es uno ellos. 

- Tener menos flexibilidad que una vara de acero alemán: Durante un viaje puede llover, granizar, y caer chuzos de puntos. Puede reventar una cañería e inundar ese edificio que queríamos visitar. Puede haber una invasión alienígena... Hay que tener siempre un plan B, C y hasta la Z si me apuras. Es fantástico llevar un planning de actividades con horarios y querer cumplirlo (para eso se hacen), pero contad con unos ciertos márgenes que nos permitan hacer cambios rápidos en caso de que surjan imprevistos. Cuando mejor se improvisa es cuando mejor preparado se va.

- Nos llevamos los prejuicios de viaje: Ya hemos comentado que hay que llevar la menor carga posible, y los prejuicios pueden arruinar un viaje (o al menos no dejarnos disfrutar de algunas cosas). Yo no he entrado al Museo del Barça por no ser mi equipo (y me he arrepentido). Casi me borro de una visita guiada que resultó ser maravillosa (por suerte me convencieron). Si sólo sabemos decir que no, el viaje nos dirá que no a nosotros.


- Los niños también viajan: Como viajeros que son, debemos hacer partícipes de los niños de algunas de las decisiones que tienen que ver con el viaje. No podemos dar por supuesto que les va a gustar y divertir algo, sería conveniente preguntárselo. También al revés, a lo mejor quieren visitar algún lugar que no habíamos pensado ya sea porque algún amigo haya estado previamente, porque salga en su programa de televisión favorito, o por que en el cole hayan visto algo relacionado. Esta toma de decisiones conjunta será muy beneficiosa para toda la familia.

- No comparar precios: ¿Quien no ha comprado un souvenir en una tienda frente al monumento estrella de la ciudad que estamos visitando y lo hemos encontrado a dos calles de distancia a un precio bastante menor? Parece mentira, pero el ansia viva todavía nos puede. No hablamos de racanear, si no de economizar. A veces cuando estamos de vacaciones parece que todos los caprichos son posibles y después pagamos las consecuencias (nunca mejor dicho).

- R.E.S.P.E.C.T.: Parece obvio, pero no siempre se cumple. Hablamos de respeto en todos los aspectos posibles, tanto a las personas como a los lugares. Recordad que si viajamos es para enriquecernos culturalmente, comprender y asimilar costumbres locales, aunque no nos gusten. Es parte de ese aprendizaje que experimentamos. En muchos viajes identificamos al segundo el rastro de los españoles, y suele dar vergüenza ajena.


Hemos recopilado estos errores frecuentes que, además, nosotros solemos cometer. ¿Qué opináis? ¿Cometéis estos mismos errores u otros? Podéis ir dejando vuestros errores en los comentarios o en nuestros perfiles de redes sociales. Estamos seguros que ayudaremos a mucha gente (¡empezando por nosotros!).