sábado, 28 de noviembre de 2020

ESCAPADA AL CASTILLO DE ONDA

En una de nuestras últimas escapadas, queriendo huir un poco de lugares masificados y optando por visitar sitios al aire libre, hizo que recayéramos en la localidad castellonense de Onda, donde visitamos su famoso castillo: el de las 300 torres.

Evidentemente esto fue una exageración de las gordas. Se atribuye a Ramón Muntaner, un escrito y caballero de la época del rey aragonés Jaime I, y a su “Crónica” ese poderío de torres, ya que se decía que tenía “tantas torres como días tiene el año” en su momento de máximo esplendor.

El castillo de Onda está situado en un montículo que domina sobre la población y que está estratégicamente situado. Desde su recinto se divisa el mar y la costa, que se encuentra a unos 20 kilómetros del castillo, y las montañas que rodean Onda, principalmente la sierra de Espadán, la “plana” (llanura) y el curso del río Mijares.

En este mismo lugar hubo asentamientos prehistóricos e íberos, pero fue durante la época musulmana cuando se construyó la fortificación que ha llegado a nuestros días. Como en tantas otras fortificaciones, sobre todo de un tamaño tan considerable como esta, en el interior se encontrarían las viviendas de las tropas militares y demás servicio del sultán. El castillo de Onda tiene tres líneas de murallas lo que unido al gran número de torres les daría un aspecto realmente imponente. 

Si vais con vuestro propio vehículo, en el mismo pie del castillo se encuentran dos zonas de aparcamiento, no muy grandes pero suficientes. La entrada del castillo está formado por una puerta bastante alta flaqueada por dos torres adelantadas, como en otras puertas como en Valencia las de Quart y Serranos, o el Portal de Sant Miquel en Morella. Tiene restos de baldosas cerámicas, que es una de las industrias más potentes de la zona.

Nada más entrar se encuentra, en una posición elevada el antiguo edificio de la Escuela, un edificio que, construido por los frailes carmelitas a principios del s. XX, ubicaba el colegio de Onda. Actualmente este edificio acoge la oficina de información turística y centro de recepción de visitantes del castillo de Onda, aseos, y salas multiusos.   

Si iniciamos la visita hacia nuestra izquierda nos toparemos enseguida con el ábside de la iglesia del castillo. Este edificio también fue construido por los carmelitas, en la misma época que la escuela. De hecho se parecen bastante los dos edificios. En su interior alberga el Museo de Historia y Arqueología de Onda. Este Museo tiene una serie de vitrinas que muestran los restos que se han encontrado en los yacimientos arqueológicos de la localidad. La visita al Museo se realiza por turnos para poder ver un audiovisual que, a través de la historia de Onda y su castillo, guía la visión de las vitrinas. En la entrada, a la izquierda, podréis ver una maqueta del castillo.

La historia que se relata en este museo (pequeño, pero completo) llega hasta el s. XX, ya que el castillo de Onda fue testigo de enfrentamientos durante la Guerra Civil Española. Aunque su recorrido abarca desde los primeros asentamientos prehistóricos, la parte más completa es la que afecta al momento de mayor esplendor del castillo, en la época musulmana. Una de las mejores piezas es la fachada de una casa que se expone en el centro del museo y sobre la que se proyecta el audiovisual a modo de mapping.

En el exterior del museo-iglesia se extiende una enorme plaza interior, también denominada albacar. Desde esta plaza se tiene una fantástica vista panorámica tanto del centro de Onda como de los alrededores. Es desde aquí desde donde se divisa el mar, allá a lo lejos. Junto a la muralla hay unas escaleras que llegan a la parte más alta del castillo. Si vais con niños tened cuidado porque no lo veía muy seguro. Mejor seguir por el camino pavimentado.

Por este camino llegamos a la alcazaba, el edificio más importante de todo el conjunto. Se trata de un palacio construido en el s. XI y en el que residía el sultán y desde el que también se administraban los territorios. Más adelante serviría de residencia a los siguientes señores y alcaides que gobernaron el castillo de Onda.

Es un edificio de forma rectangular con una torre circular en cada esquina, tres torres más en cada lado largo y una en cada lado corto, siendo un total de doce torres (ya nos quedan menos para llegar a 300). El interior, totalmente arruinado, presenta la distribución de las diversas estancias, y se pueden diferenciar gracias a las distintas gravas de colores utilizadas. En el audiovisual del museo se muestra una recreación de cómo pudo ser este palacio.

El resto de la visita consiste en transitar por el resto de zonas, recorriendo las murallas, visitando los restos... Se han realizado parterres con arbusto y plantas aromáticas para decorar el interior del castillo. En la parte sur del recinto hay una pinada con bancos de picnic en los que se puede descansar durante un rato.

A nosotros nos resultó una visita bastante agradable. La verdad es que es un recinto muy grande y a los niños les gustó mucho. Es un buen recurso para enseñar historia, ya que muchos de los hechos relevantes (sobre todo las guerras) sucedidos en los últimos nueve siglos tienen relación con el castillo de Onda.

La entrada es libre y la visita es gratuita. Abre todos los días del año, excepto durante las fiestas patronales de Onda (a partir del tercer viernes de octubre), Navidad, Año Nuevo y Reyes. La apertura de puertas es siempre a las 10:30 y, dependiendo de la época del año, el cierre es entre las 20:30 (en verano) y las 17:00 (invierno). Pero para mayor seguridad (porque hay días que cierran a mediodía) consulta la web de Turismo de Onda

Tenéis la posibilidad de hacer una visita guiada. Entre octubre y marzo son a las 12:00, todos los días, y, además, de lunes a sábado también a las 16:00. Son gratuitas y solo hay que inscribirse 15 minutos antes en el mismo castillo. Por las condiciones provocadas por el Covid están limitadas a cinco personas, así que tendréis que estar atentos.

Por último, y para completar la visita, os recomendamos dar una vuelta por el casco histórico de Onda. Es una ciudad con mucha historia y eso se nota. Si todavía tenéis ganas de más, os recomendamos ir al Ermitorio del Salvador, y a solo unos kilómetros de Onda se encuentra Fanzara, un pequeño pueblo que se ha convertido en referencia mundial del arte urbano. Como veis, hay muchas y completas opciones.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

DESCUBRIMOS LOS MONUMENTOS DE LA TARRACO ROMANA

Año 19 a. C., toda Hispania está ocupada por los romanos. ¿Toda? Sí. Aunque hayamos empezado un poco Astérix aquí acaba la broma porque vamos a darle la vuelta. Es más, si hubiera un Frente Popular de Tarraco (o un Frente Tarraconensis Popular, no sé) y se preguntaran "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?" la respuesta es obvia: muchas cosas.

Ya es momento de dejar estas citas más o menos pop y centrarnos en la Tarraco Romana. Porque la Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco fue una de las más importantes ciudades del Imperio Romano, no solo de Hispania. En primer lugar fue capital de la provincia de la Hispania Citerior (que se correspondería, más o menos, con Cataluña, la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia hasta Cartagena) y posteriormente de la Hispania Tarraconensis, que en su momento de máxima extensión comprendía la mayoría de la Península Ibérica, todo lo que quedaba al norte de una línea imaginaria entre el Duero al llegar a Portugal y la zona de Carboneras/Mojácar en Almería.

Esta importancia se demostraba en la cantidad de edificios públicos que existían en la ciudad, y sus alrededores. Vamos a realizar una ruta en la que iremos viendo, poco a poco, los monumentos romanos más importantes de Tarraco que han llegado a nuestros días. Las primeras paradas requieren de vehículo, aunque hay alguna alternativa a través de transporte público. En el año 2000 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad el Conjunto arqueológico de Tarraco. Y merece mucho la pena una visita.

Pero no vamos a empezar por Tarraco. En primer lugar vamos a hablar del arco de Bará. Éste es un arco del triunfo que se encuentra a unos 20 kilómetros al norte de Tarragona, en la localidad de Roda de Barà. Localizarlo es muy sencillo. Se encuentra en plena N-340. Recordad que esta carretera nacional comparte gran parte de su trazado con la Vía Augusta. De hecho se puede apreciar unos cuantos metros de esta vía. Nosotros recomendamos que lo veáis en sentido Tarragona, ya que así estaréis en disposición de seguir la ruta que os proponemos. 

Es un arco bastante sencillo, con un solo vano central con un arco de medio punto que sostiene un entablamento rematado por una cornisa. Por su aspecto recuerda al arco de Tito que se encuentra en el Foro de Roma, aunque carece del remate donde se lee la inscripción del arco romano. Además la decoración difiere, ya que no tiene relieves y las semicolumnas han sido sustituidas por pilastras. Pero es un buen ejemplo de arco de triunfo y, sobre todo, siempre sorprende.

Nos dirigiremos hacia el peaje de la AP-7 de Torredembarra para llegar al siguiente punto de la visita. Son poco más de 7 kilómetros. Tranquilos porque el peaje entre Torredembarra y Tarragona es gratuito, y a partir del 31 de agosto de 2021 se libera la AP-7 entre Tarragona y Francia. A unos 4 kilómetros nos detendremos en el área de servicio del Médol. No vamos a repostar, ni hacer pipí, ni tomar algo. Bueno, si lo necesitáis sí, claro, que no obligamos a nada. Pero paramos aquí para visitar la cantera del Médol, de la que se extrajeron 50.000 metros cúbicos de piedra para construir numerosos edificios. Todavía se pueden ver algunos sillares, pero lo más espectacular es un testigo de 16 metros de altura que nos hace una idea de la cantidad de piedra que se extrajo de esta cantera.

No abandonamos la AP-7. Siempre en sentido Tarragona-Castellón. A unos 9 kilómetros del área de servicio del Médol se encuentra un área de descanso. Entrad muy despacio, con mucho cuidado y aparcad, no es muy grande y suele haber gente. Este es el punto más cercano para poder visitar el acueducto de les Ferreres, o Pont del Diable (puente del Diablo). Una maravilla arquitectónica y de ingeniería que estuvo en uso hasta el s. XVII.

A nosotros nos pareció precioso. Puede que los acueductos sean los edificios romanos más bellos por sus arcadas y su esbeltez. Este, además, se encuentra en un entorno paisajístico privilegiado, rodeado de bosque mediterráneo. Podemos recorrer sus 217 metros de longitud y observar los alrededores desde sus 27 metros de altura dentro del canal que transportaba el agua en su momento. Sin duda una experiencia irrepetible. 

Ahora, por fin, llegamos al centro histórico de Tarragona. Vamos al meollo, a lo gordo. Os proponemos que aparquéis (si es que vais con vuestro propio vehículo) en la Rambla Nova o cerca, ya que estaréis en una buena posición para visitar los distintos edificios.

Empezaremos por el teatro romano. Será el primero porque es el edificio del que menos restos nos han llegado. El teatro era uno de los tres edificios, junto al circo y el anfiteatro, que dejaban a las claras la importancia de la ciudad. Y Tarraco tenía los tres. Es posible realizar una visita guiada y gratuita, aunque con motivo de las restricciones por la pandemia de Covid debéis de informaros en la web del MNAT (Museo Nacional Arqueológico de Tarragona) que es quien gestiona las visitas. 

Apenas quedan unas pocas filas de las gradas y algún elemento del escenario. Esto se debe a que, tras un incendio, los bloques de piedra fueron aprovechados para construir nuevos edificios. Este "reciclaje" de materiales es una constante a lo largo de la historia. ¿Bloques de piedra tallada más baratos y más cercanos? ¡Sí, por favor! Una estructura metálica, un poco fea y aparatosa para nuestro gusto, recrea el total del graderío. 

La siguiente visita nos lleva al foro de la colonia, el foro local. En esta parte de la ciudad, junto a una plaza, era donde se encontraban los edificios administrativos y de representación de la ciudad. El yacimiento se divide en dos parcelas, unidas por un puente que salva la calle que se abre entre ambas parcelas. Hasta nuestros días han llegado parte de la basílica, edificio que servía de tribunal, sede de transacciones económicas o mercado; una ínsula (manzana) de viviendas y una calle pavimentada. También hay restos de columnas y estatuas. 

A continuación nos vamos a dirigir a uno de los edificios más impresionantes que nos ha llegado. Este es el anfiteatro. Hace un tiempo ya le dedicamos un post en el blog, por lo que poco más nos queda para añadir. Simplemente decir que era el edificio donde se celebraban las luchas de los gladiadores y que está ubicado en un lugar privilegiado junto al mar. 

Muy cerquita del anfiteatro está el circo. Es decir, el lugar destinado a las carreras de carros (bigas, cuadrigas, etc.). Hacemos esta matización porque hay cierta confusión entre los edificios romanos, errores de hace años que hemos heredado. Con el circo es cuando una ciudad demostraba ser top. Medía 325 metros de longitud por 115 de anchura (en medidas de campos de fútbol, serían más de tres). Tendría capacidad para unos 25.000 espectadores. Alrededor de las dos rectas se situaban las gradas y en el centro la spina separaba ambos "carriles". En uno de los extremos se situarían las caballerizas (carceres) y en la otra una curva para permitir un mejor giro de los carros.

Era uno de los grandes entretenimientos de la época, y los mejores tenían una gran fama y consideración (veis, no hemos cambiado tanto). En Tarraco se conservan varios niveles de gradas en una curva y parte de una recta y varias bóvedas que permitían acceder a las gradas. Es impresionante imaginarse este inmenso estadio, sobre todo porque hay dos calles que coinciden con el recorrido de la pista.

Anexo al circo se visita el edificio del pretorio, que era donde residía el pretor, el encargado de impartir justicia y de gobernar la provincia. Tanto el circo como el pretorio se encontraban dentro del Foro Provincial, que era el espacio donde, alrededor de dos grandes plazas porticadas, se encontraban los edificios que administraban la provincia. Con la importancia que llegó a tener la Tarraconensis, supondréis que era un espacio privilegiado. Se distribuía en tres terrazas. La más baja ocupada por el circo, la media donde estaba las grandes plazas rodeadas de edificios administrativos, y la superior, donde se ubicó el espacio de culto. 

Sobre el pretorio, en época medieval, se construyó un edificio que servía como palacio para los reyes de la Corona de Aragón y, posteriormente, prisión. Para ello se aprovecharon elementos como la llamada bóveda "del Pallol". En el interior de este edificio se pueden ver diferentes restos, del antiguo Foro Provincial, como columnas y capiteles, esculturas, estelas o un bello sarcófago. Especial mención tiene su terraza. Si podéis, subid. Como curiosidad, en un patio hay una réplica de la famosa Loba Capitolina, regalo de la ciudad de Roma, hermanada con Tarragona.

Las entradas para el Foro de la Colonia, el anfiteatro y el Circo-Pretorio (entre otros centros del Museo de Historia de Tarragona) cuestan 3,30 € individualmente. Pero si compráis una entrada conjunta para 4 edificios cuesta 7,40 € u 11,05 € para todos los edificios gestionados por el Museo de Historia de Tarragona. Las familias numerosas pagaríamos lo mismo, con la salvedad que la misma entrada sería conjunta para toda la familia y no individual. Pero hay más descuentos para pensionistas y jubilados, desempleados, discapacitados, grupos, estudiantes mayores de 16 años y familias monoparentales, que pagarían 1,70 €, 3,65 € o 5,50 €, dependiendo del tipo de entrada. Además los menores de 16 años, grupos escolares y (¡ojocuidao!) visitantes de Port Aventura presentando la entrada del parque, entrarían gratuitamente.


Todo el conjunto de Tarraco, estaba rodeado de una muralla, uno de las primeras estructuras que se construyeron en la ciudad. Gran parte de éstas todavía se conservan, incluyendo las torres que servían para vigilar y defender. Es posible pasear por el denominado paseo arqueológico que incluye los jardines del Campo de Marte

Por último vamos a mencionar el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. Se encuentra en una zona de la ciudad junto al río Francolí. En el exterior del museo se encuentra una necrópolis paleocristiana con cerca de cincuenta tumbas excavadas. Como curiosidad, en el parking del Centro Comercial Parc Central, que se encuentra junto al MNAT, cruzando la calle, se halló parte de la necrópolis y de restos urbanos. Los restos son visitables. Si no me falla la memoria creo que es la primera vez que veo un yacimiento arqueológico (visitable) en el parking de un centro comercial.   

Como veis Tarragona tiene muchas cosas para visitar. ¡Y solo hemos hablado de los monumentos romanos! Evidentemente son los más importantes de la ciudad pero no podemos dejar de visitar muchas otras cosas de Tarragona. Pero de eso ya hablaremos en otro post. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

LLEGAMOS A LO MÁS ALTO DE LA PROVINCIA DE ALICANTE: RUTA A LA CUMBRE DE AITANA

Una nueva ruta senderista. Y es que poco a poco vamos sumando cumbres importantes que, además, están cerca de casa. Después de casi un año haber subido a la cima del Puig Campana y haber hecho otras rutas como las de Serra Gelada o la del embalse de Guadalest. En esta ocasión subimos al punto más alto de la provincia de Alicante: a la cima de la sierra de Aitana


Como punto de inicio y final de nuestra ruta, que habrás comprobado que es circular, elegimos la conocida Font del Partegat, en el municipio de Benifato. Entre otras cosas, este lugar tiene un área recreativa y un parking bastante grande, lo que viene muy bien una vez has finalizado la ruta. No os damos muchos más detalles del área recreativa ya que hablaremos de ella en otro post con más detenimiento. 

Esta vez nuestro grupo aumentó de participantes, llegando a cinco personas y una perra. Entre el paisaje y la fila que formamos decidí que nos llamaramos "la Comunidad del Anillo", ya que parecíamos hobbits atravesando la Tierra Media. 


Para empezar vamos con los datos duros La Sierra de Aitana forma parte de las últimas elevaciones de la cordillera prebética, que serían las se extienden desde la Sierra de Cazorla hasta el Cabo de la Nao, en Jávea. Tiene una disposición E-O y separa de forma natural la parte costera de la comarca alicantina de la Marina Baixa del Alcoià y El Comtat, en el interior de la provincia. Para entendernos, Benidorm, Finestrat y La Vila Joiosa estaría al sur, y Alcoi y Cocentaina al norte de Aitana. En en extremo NE quedaría el Valle de Guadalest, que también forma parte de la Marina Baixa. Su punto más alto es el Alto de Aitana, a 1558 msnm, aunque es imposible subirse al vértice geodésico, ya que se encuentra en el interior de una base militar donde hay radares aéreos y antenas de telecomunicaciones. 

Evidentemente no existe una única senda para llegar a la cumbre. La más popular es la que hicimos nosotros, desde la Font de Partegat. Hay una ruta bastante más larga desde Sella, otra desde el puerto de Tudons, en Alcoleja, o también desde Confrides. En realidad son todas ramales de distintos senderos de pequeño recorrido, que acaban confluyendo. Concretamente recorrimos el PR-CV-21, desde nuestro punto de inicio, y conectamos con el PR-CV-20 para llegar a la cumbre de Aitana.


¿Qué tiene de especial Aitana? Mucho. ¡Muchísimo! Empezamos la ruta ascendiendo desde, como hemos dicho, la Font de Partegat. Algunos aprovechan para llenar de agua las botellas. Por desgracia veo que a pesar de las últimas lluvias la fuente tiene menos agua que en otras épocas. Al poco de empezar a subir hay un cartel que indica una bifurcación. Nosotros nos dirigimos hacia la derecha, siguiendo la indicación de "Sender botànic Passet de la rabosa" (Sendero botánico Pasito del zorro, en castellano). De hecho no dejaremos de seguir esta señalización durante un buen rato. 

La subida no tiene excesivas cuestas, pero poquito a poco se va alcanzando altura. El sendero está perfectamente marcado, por lo que perderse es bastante difícil. No os recomendamos que hagáis esta ruta en los meses de más calor porque sombra hay muy poquita por el camino. La vegetación está compuesta fundamentalmente por plantas arbustivas, y hay bastantes plantas espinosas, estratégicamente colocadas (modo ironía on, modo arañazos on). Algunos tejos y arces alegran la vista, sobre todo en estas fechas, con las típicas tonalidades marrones del otoño.


Los puntos más interesantes durante el ascenso son el pozo de nieve que encontraremos junto al camino y varias fuentes. Del pozo de nieve solo se conservan sus paredes, un enorme espacio cilíndrico, ya que el techo ha desaparecido por la falta de uso (y mantenimiento) de esta infraestructura. En estas zonas la producción de hielo era un negocio muy importante hasta la llegada de los frigoríficos eléctricos. En estas construcciones se iba almacenando capas de hielo, intercaladas con capas de paja para aislarlas térmicamente, y se cortaban barras para transportarlas a municipios cercanos.

Respecto a las fuentes, la sierra de Aitana cuenta con varios acuíferos. De hecho en varios puntos podremos ver los pantanos de Guadalest y del Amadorio, que beben de los ríos que nacen gracias a las aguas que surgen de Aitana y sierras colindantes. Durante la subida pudimos parar unos minutos junto a la fuente de Forata para refrescarnos. Su nombre deriva de forat (agujero, en valenciano) ya que si miráis hacia Aitana veréis una roca con un bonito agujero, como si alguien con un taladro gigante la hubiera atravesado. También se pueden encontrar en esta zona, además de la fuente de Partegat, la font del Noguer (junto a un nogal, que le da nombre) y la del Arbre, entre Forata y Tudons, y que además tiene un área recreativa a su alrededor.


Y de estas que llegamos al punto más complicado de esta ruta, el Pas de la Rabosa. Es una estrecha grieta en las rocas que nos separan de nuestra llegada a la cima. Además del punto más complicado es el más espectacular. Tendremos que subir trepando y con mucha precaución de no caer o lesionarnos. Vi que antes había algún tipo de enganche en la roca, pero ya se había retirado. Aitana se formó hace unos 70 millones de años, cuando las placas Euroasiática y Africana colisionaron. En Aitana podemos ver dos fallas (Aitana y Partegat) que forman unas simas que pueden medir decenas de metros. Una vez atravesamos este punto y nos alejamos unos cuantos metros, si miramos atrás tendremos una impresionante visión de estas simas. 

Passet de la Rabosa (desde el otro lado) y falla de Aitana

Ya estamos cerca de la cumbre. O mejor dicho cerca de cerca de la cumbre, ya os hemos contado que hay una base militar y no se puede acceder. Precisamente las antenas y los radares (las conocidas "bolas" de Aitana) nos ayudarán a guiarnos para llegar al punto más alto del recorrido. Parada para el bocata y reponer fuerzas, con café incluido (¡gracias Chema!). Aunque la subida no es especialmente complicada sí que notamos ya el esfuerzo constante y tras un rato parados cuesta arrancar de nuevo.


Desde lo más alto de Aitana la vista es simplemente espectacular. En un vistazo abarcamos gran parte de la provincia de Alicante. Al NE se puede ver la sierra de Bernia, el peñón de Ifach y el Montgó. Hacia el S la Vila Joiosa y el Puig Campana. Se hace un poco raro verlo del revés, en espejo, acostumbrado a verlo desde el otro lado, pero esto nos enseña que casi todo es relativo. Al SO, Campello y Alicante (con la Serra Grossa y el Benacantil) y un poco más allá Santa Pola. Y, finalmente, al NO se puede ver Cocentaina y Alcoi. ¡Guau!


Para volver al punto de inicio en vez de regresar sobre nuestros pasos por el Pas de la Rabosa, seguimos hacia la Peña Alta y el Alto de Tagarina para descender por una senda forestal. Durante unos centenares de metros caminaremos junto a la cresta, que presenta un cortado bastante vertical. Desde la Font de Partegat ya se puede ver una pared casi vertical. La curiosidad hace que nos asomemos, aunque no nos acabamos de fiar, a ver si llegamos abajo antes de tiempo. 


La primera parte de la bajada es bastante pedregosa lo que hace que las rodillas y los tobillos sufran un poco. Aquí las carrascas nos acompañan, tanto que a veces dificultan la visión del sendero. En el punto donde se cruza el PR-CV-10 que se conecta Sella con Benifato, la pista se vuelve de tierra, algo que agradece el cuerpo. Ya no queda nada. Unos 3 kilómetros cuesta abajo y con un terreno bastante cómodo. Anticipadamente nos podemos relajar. Cuando llegamos a ver los almendros el camino se bifurca. Es aquí donde al inicio de la ruta nos hemos desviado a la derecha. Si queréis hacer esta subida con niños, yo elegiría ir hasta Tagarina por donde hemos accedido y evitar el Pas de la Rabosa, por seguridad.

Enseguida divisamos el área recreativa de la Font de Partegat. El parking se ha llenado durante las algo más de tres horas que hemos estado de ruta. De hecho seguirán llegando coches mientras descansamos unos minutos en una mesa del área recreativa y nos cruzamos con coches por ese camino lleno de baches por donde abandonamos Aitana.


Cansados y contentos a partes iguales volvemos a casa. En el camino de vuelta empezamos a hacer planes para la siguiente salida. Eso si la pandemia lo permite. Y si podemos cuadrar los compromisos pendientes, que la vida sigue. Mientras, la montaña nos espera.

miércoles, 28 de octubre de 2020

QUE SE PUEDE VER EN BARCELONA EN 2 DÍAS CON NIÑOS

¡Por fin! Eso es lo que decíamos en nuestro coche. Después de muchos meses podíamos hacer nuestra primera escapada. Nos cogimos como un clavo ardiendo a la excusa de que teníamos motivos familiares para ir a Barcelona, y ya que estábamos pues pasamos allí el fin de semana.

Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
Vista panorámica de Barcelona
La verdad es que hacía bastante tiempo que teníamos ganas de ir a Barcelona. La última vez que estuvimos fue de pasada, un alto de camino hacia la Costa Brava. La verdad es que nos quedamos con la miel en los labios. Así que esta vez había que aprovechar para sacarnos esa espinita. Cogimos las maletas, metimos ropa, mascarillas, y unas cuantos envases de bolsillo de gel hidroalcohólico y para Barcelona.


Vamos a contar lo que hicimos durante dos días. No llevamos un plan férreo, más allá de unas cuantas cosas que queríamos ver. De hecho improvisamos bastante. Incorporamos algunas cosas sobre la marcha y tuvimos que desechar otras que teníamos muchas ganas de ver (el Park Güell, por ejemplo). Pero al final vimos, aunque fuera de pasada, bastantes cosas.


DÍA 1

Teníamos tantas tantas ganas de ver Barcelona que no sabíamos ni por donde empezar. Así que ante la duda de qué ver... lo vimos todo. Todo lo que pudimos desde el coche. Como el Bus Turístico, por las restricciones del coronavirus, no tenía servicio intentamos imitarlo nosotros. No fue difícil ya que había bastante menos tráfico del normal en Barcelona.


Las Torres Venecianas y al fondo Montjuic
De esta manera recorrimos las principales calles y avenidas de la capital catalana, recorriendo algunos de los principales monumentos. Nuestro alojamiento estaba a medio camino entre Plaza de España y Plaza de Catalunya, por lo que su ubicación era muy buena para movernos. Empezamos la ruta yendo, precisamente, hacia la Plaza de España, con esa vista de las Torres Venecianas y al fondo el Palau Nacional que alberga el MNAC (Museu Nacional d'Art de Catalunya). Si la fuente de Montjuic hubiera funcionado, hubiera sido ya el acabose.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
El Arco del Triunfo junto a los Jardines de la Ciudadela
Seguimos por Gran Vía de les Corts Catalanes doblando en la Plaza de Tetuán en sentido hacia el Parque de la Ciudadela. Tras ver el Arco del Triunfo volvimos sobre nuestros pasos para buscar el Paseo de Gràcia. Ahí buscábamos los dos edificios más famosos de la calle la Casa Batlló y la Casa Milá (La Pedrera). ¡Qué bonitos! ¡Qué ganas de visitarlos por dentro! Y qué bonitas las farolas de Paseo de Gràcia.


Detalle de la Casa Milá (o La Pedrera)
Nuestra ruta siguió por la Diagonal buscando, sí, el Camp Nou. A pesar de que nuestras filias futbolísticas no son culés, creo que al menos debíamos acercarnos a un estadio que es más que un estadio. Ya para finalizar nos dirigimos hacia el Parque de Joan Miró, coronado por la escultura "Dona i ocell" y de vuelta al alojamiento para comer.


Por la tarde visitamos Montjuic, donde estuvimos paseando por los alrededores del antiguo Estadio Olímpico Lluís Companys explicando a nuestros hijos que supusieron aquellos Juegos Olímpicos, y como de una forma mágica y espectacular se encendió el pebetero bajo el que nos encontrábamos en ese momento. Quisimos ir al MNAC, pero como quedaba poco tiempo para que cerraran, decidimos dejarlo para otra ocasión.



Si recuerdas el espectacular encendido del pebetero en los JJOO de Barcelona 92, no eres muy joven

Como todavía no había anochecido pensamos en apurar la tarde visitando el que es el monumento más famoso de Barcelona, y eso que todavía no lo han terminado. Como ya habrás imaginado estamos hablando de la Sagrada Familia. Mis hijos ya sabían lo que íbamos a ver gracias a los Lunnis de leyenda. Cuando llegamos ya estaba cerrado el templo a visitas, pero pudimos recorrer el exterior. Observamos las notables diferencias entre la fachada del Nacimiento (la más antigua) y la fachada de la Pasión (que se terminó en 2018). También las múltiples diferencias entre materiales, técnicas, estilos decorativos, etc. En definitiva, la prueba del paso del tiempo por este edificio, y las distintas manos y mentes que han trabajado en él, algo que ya aventuró Antoni Gaudí, y que seguirá sucediendo hasta que las obras se completen, previsiblemente en 2026.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
La Sagrada Familia. Still working

La noche se nos echó encima, así que nos fuimos a dormir y descansar, que sabíamos que el siguiente día iba a ser bastante completo.



DÍA 2

Este día lo teníamos claro, íbamos a ir al Cosmocaixa. Este es un museo de las ciencias gestionado por la Obra Social La Caixa. Al ser clientes de esta entidad la entrada es gratuita. Si no lo sois, la entrada cuesta 6 euros para los mayores de 16 años acompañados de un adulto. Si son menores la entrada es gratuita. Con motivo de los protocolos de seguridad para evitar el contagio del Covid-19, era obligatorio el uso de mascarilla, el aforo se había reducido, había que mantener la distancia interpersonal, no se podía tocar los módulos interactivos y, lo más importante solo se podían visitar en dos horas cuatro espacios expositivos. Pero calma, que estos cuatro espacios expositivos son suficientes para este tiempo.


Uno de los muchos módulos de Consmocaixa

En primer lugar visitamos una exposición temporal muy interesante titulada "Sables y mastodontes". A continuación pasamos por el "Muro geológico", una muestra de diferentes estratos donde se muestran diferentes procesos geológicos de distintos lugares del planeta. La "Sala Universo" es el espacio expositivo más grande. Abarca desde el Big Bang hasta el uso de la robótica y de nuevos materiales con propiedades increíbles. Está llena de módulos interactivos que, como ya hemos comentado anteriormente, no se podían tocar. A cambio unos "mediadores", que eran superamables, los hacían funcionar y explicaban que significaban, que demostraban, etc. y daban las explicaciones que hiciera falta. De verdad, de 10. Por último se visita el "Bosque Inundado" un fascinante y sorprendente trocito de la selva amazónica con árboles y peces enormes.


Al salir de Cosmocaixa, y como no estamos excesivamente lejos, decidimos subir hasta la Torre de Collserola, donde hay un mirador desde el que se divisa toda la ciudad de Barcelona. Para eso hay buscar la carretera BV-1417 y desviarse en la BV-1418. Nuestro gozo en un pozo porque actualmente está cerrada. Así que empezamos a buscar alguna ubicación alternativa. Nos decidimos por el "Mirador de los Bomberos". Esta zona en realidad está restringida a vehículos autorizados, pero nos colamos (sí, lo confesamos, espero que no conlleve sanción alguna). El único castigo fue una mirada de desaprobación. Merece mucho la pena. La vista es espectacular. No os lo podéis perder. Otra alternativa menos outsider es el denominado "Mirador de Barcelona", que se encuentra al lado derecho en sentido Barcelona. Muy cerquita de la Torre de Collserola, que es una torre de telecomunicaciones llena de antenas, está el histórico parque de atracciones del Tibidabo, que en esta ocasión no llegamos a visitar.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
¡¡¡Zoltar conoce tu futuro!!!
La pausa para comer la hicimos en un centro comercial que tiene una tienda de juguetes enorme (y restaurantes, claro). Super Drim es tan grande que dentro tiene una noria y una heladería, por si te sofocas ante tanto juguete. Lo que más nos gustó fue una máquina de ZOLTAR, un adivino que te entrega (por 1 € mediante) una tarjeta en la que te lee el destino. Un homenaje en toda regla a Big, esa fantástica película protagonizada por un joven Tom Hanks que tiene una de sus escenas más recordadas en una juguetería.

La Rambla, siempre La Rambla
Se nos acababa el tiempo en Barcelona, así que tras regresar a nuestro alojamiento para descansar un poco recargar batería, tanto metafórica como literalmente la de los móviles, emprendimos nuestro último paseo. La de cosas que vimos que mis hijos se quejaron nada más salir de que estaban cansados, pero con el truco de "¡Mira, mira! ¡Ahí está [introduzca aquí el edificio que desee]!" fuimos avanzando poco a poco.


Qué ver en Barcelona en 2 días con niños
Ayuntamiento de Barcelona en Plaça Sant Jaume

Andando por la Gran Vía llegamos a la Plaza de la Universidad, de aquí a Plaza Catalunya y bajamos por la Rambla. Aunque había bastante gente no llegaba a ser esa multitud que estábamos acostumbrados a ver por esta calle. Nos imaginamos entrando al Liceo, comprando en el mercado de La Boquería, y nos sorprende esa mezcla ecléctica de tradición y contemporaneidad, de iglesias y franquicias de comida rápida. Llegamos hasta el final, hasta el monumento a Colón, y remontamos para meternos de lleno en el Barrio Gótico buscando la Catedral. Callejeando recorrimos el barrio hasta dar con la Plaza de Sant Jaume. De ahí fuimos a buscar la Plaça Nova, desde donde pudimos observar la magnificencia de la fachada de este bello templo gótico. De ahí a Vía Laietana a buscar el metro. Se lo habían ganado.


La Catedral de Barcelona, protagonista de tantas historias...
Ya sé que nos vais a decir que nos quedaron muchas cosas por ver. ¡Claro! Nos sacamos una espinita, pero se coló el gusanillo por ver mucho más de Barcelona. Y es que en realidad Barcelona son muchas Barcelonas: la de Gaudí, la gótica, la Olímpica... Pudimos ver algo de cada una, pero nos encantaría ver más. A pesar de que el coronavirus ha alterado la vida de esta gran metrópoli, sigue latiendo, a menos velocidad que de costumbre, pero sin perder el pulso. Y es que, como diría el gran Peret, ¡Barcelona tiene poder! 

domingo, 18 de octubre de 2020

SI OS GUSTA EL ARTE URBANO TENÉIS QUE VISITAR FANZARA

En los últimos años se ha puesto de moda el arte urbano. Parece que han quedado atrás aquellos tiempos en los que se asociaba realizar un grafiti con ser un gamberro y un vándalos (que haberlos, haylos). Seguramente sin el trabajo de artistas como Jean Michel Basquiat o Keith Haring, que a finales de los 80 (del s. XX) consiguieron que los grafitis pasaran de las paredes callejeras a las galerías de arte y los museos de arte contemporáneo. El espaldarazo definitivo puede que provenga del enigmático Banksy, cuyo reivindicativo arte urbano se ha hecho famoso en todo el mundo.


Evidentemente también ayuda que las firmas "marranas" hayan pasado a ser murales que decoran y embellecen, aún con una fuerte carga de mensaje social, lugares que hasta el momento se encontraban degradados. De esta moda también han empezado a participar las administraciones públicas. Aquí se abre un interesante debate, porque no deja de ser curioso. Al mismo tiempo es importante apoyar a artistas que pretenden ennoblecer un tipo de expresión cultural que hasta hace poco era perseguida. Tanto es así que mientras señalan quien y donde (incluso que) tienen que pintar, borran muros con arte "no oficial".

La falla municipal de Valencia, la que se planta en la plaza del Ayuntamiento, sería un buen ejemplo de esta legitimación y de la  moda del arte urbano. En los tres últimos años los artistas urbanos Escif, Pichi&Avo y Okuda, que está de actualidad por su intervención en el cántabro faro de Ajo, han colaborado con los artistas falleros en la creación de los monumentos, aportando su visión.  


Toda esta introducción sobre el arte urbano no es más que para justificar porqué hemos visitado Fanzara. Este es un pequeño pueblo en la provincia de Castellón qué se ha hecho precisamente famoso gracias al arte urbano. Después de ver un montón de reportajes y posts en blog, y decenas de fotos en redes sociales son picaba el gusanillo y en cuanto tuvimos la oportunidad fuimos a visitarlo.

Fanzara se encuentra en el "primer" interior de la provincia de Castellón. Muy cerca del Parque Natural de la Sierra de Espadán y bañado por el río Mijares, desde la carretera por la que se accede a Fanzara se puede ver el mar (de ahí lo de "primer interior"). Ya os advertimos que solo por sus características naturales ya merece la pena visitar este municipio que no llega a los 300 habitantes. 


Para llegar a Fanzara os recomendamos que desde la A7, que cruza la Comunidad Valenciana de norte a sur, salgáis en la CV-20 hacia Onda y sigáis por esta carretera tras salir de Onda hasta la salida de Fanzara por la CV-194. No es nada complicado, quizás el tramo desde Onda sea un poco más revirado, pero nada especialmente difícil. Además está cerca de muchas ciudades como Valencia, desde donde se llega en una hora y en apenas 30 minutos desde Castellón. Si viajamos desde Alicante o Tarragona se tarda algo más de dos horas.

¿Por qué un pueblo que no llega a los 300 habitantes es conocido por el arte urbano? En 2014 se tiene la idea y se contacta con el artista madrileño Pincho. Éste lo ve viable y así se celebró la primera edición del Festival MIAU, que corresponde con las siglas de Museo Inacabado de Arte Urbano. Tras seis ediciones (en 2020 no se ha celebrado por la pandemia del Covid-19) han participado 73 artistas que han dejado en Fanzara más de 150 obras. El MIAU tiene una doble función. En primer lugar intentar cerrar una herida que se abrió cuando el Ayuntamiento de Fanzara solicitó que se instalará en su término municipal una planta de residuos tóxicos. Esto dividió a los habitantes entre detractores y partidarios. Los que estaban de acuerdo alegaban que era beneficioso por el empleo que generaría. Como en muchísimos otros pueblos los jóvenes se van por la falta de oportunidades, sobre todo porque en municipios cercanos hay una industria azulejera muy potente. Por otra parte había vecinos contrarios a esta instalación por lo que suponía para el medio ambiente. Finalmente esta planta no se instaló en Fanzara, pero la confrontación siguió existiendo.


En segundo lugar el MIAU pretende revitalizar un entorno rural que poco a poco se apaga. Esto lo ha conseguido parcialmente, ya que si bien es cierto que la fama de Fanzara ha traspasado fronteras y miles de personas han visitado el pueblo, esto no se traduce en más dotaciones hosteleras, principalmente alojamientos, ni en un aumento de la población. Con todas, el día que estuvimos había bastante gente paseando por sus calles y las terrazas de los bares estaban llenas, coronavirus y mascarillas mediante.

Por último, otro objetivo del MIAU es fomentar el intercambio de experiencias entre personas de distintas generaciones (los habitantes de Fanzara son mayoritariamente mayores) y crear nuevos vínculos, relaciones y colaboraciones. De hecho los artistas se alojan en casas de vecinos. Este objetivo está plenamente conseguido, ya que aunque al inicio hubo reticencias (ya sabéis que los grafitis es cosa de gamberros) al final se ha demostrado que ha sido beneficioso para el pueblo.


Nosotros fuimos con la idea de que Fanzara nos iba a gustar. Ya os hemos contado que habíamos visto anteriormente en redes sociales o por reportajes en televisión y otros medios como blogs, lo que encontraríamos en Fanzara. Pero lo que ocurrió es que nos encantó. Paseando por sus calles vas de sorpresa en sorpresa. La frase más repetida es "¡mira, mira, mira este de aquí!. Si un mural os sorprende, el siguiente lo hará más. También muchas os arrancarán una sonrisa. Porque el arte también puede ser divertido.

Sí, Fanzara está llena de obras de arte urbano. Las hay de todos los tamaños. Desde mural que ocupan toda la pared de un edificio de varias plantas, a otras que cabrían en un folio. Junto a algunas hay panees con códigos QR que os llevarán a una web donde podréis "acumular" las obras vistas. Y no todo es pintura, también escultura. Y durante la celebración del festival, en el mes de julio, se ofrecen charlas, conciertos, performances, danza, proyecciones...  


Os recomendamos vivamente acudir a Fanzara. No importa la edad para disfrutar de esta maravilla de pueblo. Lo decimos con conocimiento de causa, nuestro grupo lo formaban personas entre los 5 y los 70 años. Tampoco importa la época del año. Lo importante es tener ganas de disfrutar. Nosotros volveremos para poder participar en alguna de las visitas guiadas que ofrecen y en los talleres que organizan para niños. 

Poco podían imaginar en Fanzara que pasarían de discutir si en su pequeño pueblo debía albergar una planta de residuos peligrosos a recibir artistas de todo el mundo y aparecer en las páginas de The Guardian o The New York Times, además de la mayoría de medios españoles. Aunque solo sea por este ejemplo, ¡viva el arte urbano!

(A continuación tenéis una galería de imágenes del MIAU. ¡Imposible quedarse solo con unas cuantas!)