viernes, 8 de febrero de 2019

VIAJAR CON EL PALADAR: DORAYAKI

Que vivimos en un mundo globalizado no es ninguna sorpresa para nadie. La información viaja de una punta a la otra del planeta a una velocidad de vértigo. Internet nos ha permitido que desde la pantalla de nuestro ordenador podamos visitar cualquier lugar que se nos ocurra, y en nuestra mano tenemos un pequeño ordenador abierto al mundo.




Los dorayaki son un dulce de origen japonés que se ha popularizado gracias a la serie anime Doraemon. Por si habéis estado en un bunker ultrasecreto durante los últimos veinticinco años os explico que Doraemon es un gato robot del futuro que viaja al pasado (a nuestros días) para ayudar a Nobita, el tatarabuelo del propietario de Doraemon, para ayudarlo a mejorar ya que es un desastre en los estudios y eso tendrá desgraciadas consecuencias en el futuro para su familia. Doraemon posee un bolsillo donde almacena inventos de su tiempo que ayudarán a Nobita y sus amigos. ¿Quién no ha deseado tener un gorro-cóptero o una puerta mágica?

Los dulces favoritos de Doraemon y Nobita son los dorayaki, incluso se llegan a pelear por ellos. Si te fijas, Doraemon y dorayaki empiezan ambas por “dora” que en japonés significa “gong” y hacen referencia a la forma redonda, tanto del disco del gong como del pastelito del dorayaki como de la cabeza de Doraemon. Estas Navidades le prometí a mi hijo que le haría unos dorayaki. Y aquí estoy.





El dorayaki tiene dos partes, un par de bollos llamados kasutera, que se parecen bastante a las tortitas (pancakes) y un relleno que se denomina anko, y que se realiza con una judías del tipo azuki, primas hermanas de las judías pintas. El anko es el relleno tradicional, pero también puede rellenarse con dulce de castaña, chocolate, fruta, crema pastelera, nocilla/nutella, etc.

Probablemente lo más complicado para elaborar los dorayakis es encontrar las azuki. Por suerte, y casi por casualidad, las encontré entre las legumbres ecológicas que venden en los supermercados Aldi. También se pueden encontrar en Alcampo. Como recurso final siempre os quedan las tiendas online, ya que es un alimento no perecedero y aguanta bastante tiempo sin problemas.


Para los kasutera seguí la receta de la web Japonpedia  y la verdad es que las medidas que proporciona dicen que son para 4 o 5 raciones, pero a mi me salieron al menos siete, aunque de distintas medidas. Cuando le cogí el truco los hacía más o menos iguales, pero al principio mezclaba unos pequeños con otros grandes. La cosa no es una tontería, porque necesitamos dos kasutera más o menos iguales para hacer cada dorayaki.

Necesitáis los siguientes ingredientes:
    • 200 gramos de harina. 
    • 2 huevos. 
    • 150 gramos de azúcar. 
    • 120 mililitros de agua. 
    • 60 gramos de miel. 
    • 1,5 gramos de levadura en polvo (una cucharadita de café). 
    • 1,5 gramos de bicarbonato. 

Empezaremos por batir los huevos. No es necesario separar las yemas de las claras. Añadimos la miel, el azúcar y lo batimos todo. Mientras, echamos el bicarbonato en el agua y lo removemos hasta disolverlo. Lo añadimos a la masa y echamos la harina y la levadura. Aunque no es necesario, es conveniente tamizarlo. ¡Y a batirlo todo! La masa estará lista cuando sea homogénea y no hay grumos. Es un poco consistente, líquida pero un poco viscosa, como la miel. No es preciso dejarla reposar.


Solo queda coger una sartén o una plancha e ir echando la masa con un cucharón. Previamente hay que engrasar la sartén con aceite de girasol. El fuego debe estar medio-bajo, aunque según vayáis haciéndolas iréis ajustando la temperatura. Se hacen enseguida, en un minuto o minuto y medio. Darles las vuelta y esperar a que se hagan. Las ponéis en un plato y esperáis para rellenarlas con el anko.


Lo suyo es que hagáis el anko al mismo tiempo, o antes. Necesitáis la misma cantidad de judías azuki que de azúcar (azúcar-azuki... no voy a seguir por este terreno pantanoso de las bromas fáciles) y una pizca de sal. Es decir, su usáis 100 gramos de judías, necesitáis 100 gramos de azúcar (blanco).


Antes hemos tenido que dejar en remojo las judías, al menos 12 horas. Si es más no pasa nada. Las escurrimos y la ponemos en una olla grande con agua a cocer. Se cuecen a fuego fuerte hasta que hierven y entonces se baja el fuego y las dejamos unos 10 minutos. Las escurrimos, volvemos a ponerlas en la olla, las cubrimos de agua y las volvemos a poner al fuego. Cuando hiervan bajamos el fuego y las dejamos a fuego bajo al menos hora y media, moviéndolas de vez en cuando. Cuando estén blandas se escurren. Hay que volver a ponerlas en la cacerola y con el fuego bajo echamos la sal y el azúcar. Removemos mientras la mezcla va espesando. Si vemos que la cosa no espesa, podemos triturar la mezcla con la batidora. Y una vez se haya enfriado...¡a rellenar! 


Sólo queda una cosa, comer y disfrutar. Nuestra primera tirada de dorayaki quedó bastante buena. Los kasutera tienen un sabor lo suficientemente intenso como para que no necesiten relleno. Pero no seré yo quien contradiga a los japoneses. Además son muy contundentes, con uno apenas estaba lleno, y no soy una persona que coma poco, precisamente. Aunque aguantan unos días en la nevera envueltos en film transparente, no hagáis mucha cantidad si sois pocos. Con las cantidades que os hemos proporcionado salen 7-8 dorayaki. 

FUENTE: https://www.flickr.com/photos/phuongkim1981/11820527984
Seguiremos perfeccionando la preparación de los dorayaki y esperamos ir algún día a Japón y probar unos auténticos en alguna pastelería de Tokio. Y vosotros, ¿habéis probado los dorayaki? ¿Los habéis comido en Japón? Podéis dejar comentarios acerca de esta u otra receta japonesa. ¡Qué aproveche!

lunes, 28 de enero de 2019

MI PRIMERA VEZ EN FITUR

Un año más el sector turístico ha dado el pistoletazo de salida al año turístico con FITUR, la Feria Internacional de Turismo que se celebra cada enero en IFEMA, en Madrid. Este año tuve la oportunidad de acercarme un rato, por motivos laborales, y no dejé desaprovechar la ocasión de conocer esta feria.


No me habían hablado muy bien de FITUR, que si es un peñazo, que si te cansas de ir de pabellón en pabellón, que si la moqueta, que si las colas, que si el postureo... En honor a la verdad, entre ir solo unas horas y quien acude toda la jornada durante cinco días a trabajar es una diferencia abismal, y puedo comprender quien reniega de FITUR.


Dicho esto, y a pesar de no participar de ninguna actividad programada para travelbloggers (no tuve mucho tiempo y la incertidumbre hasta última hora si iba o no mandaban), me lo pasé muy bien en FITUR y me sorprendió para bien. Quizá ayudó que no me hablaran demasiado bien y no tuviera muchas expectativas.


En primer lugar hay que felicitar a los diseñadores de los stands de las diferentes comunidades autónomas presentes en FITUR por el derroche de imaginación. A cada cual más bonito. Si la Comunidad Valenciana tenía como leitmotiv unos aparejos de cabos representando su cara más marinera, Andalucía daba la bienvenida con una inmensa portada con pantallas leds recordando las entradas a las ferias, Madrid simulaba una sala del Museo del Prado y Galicia se teñía de verde. Cada destino ofrecía lo mejor para intentar atraer visitantes y que se conviertan en posibles turistas o en suscriptores de los destinos.


Pero si los pabellones españoles eran espectaculares, los stands de los países de Latinoamérica no se quedaban atrás. Un pedacito de cada país estaba en su stand, destacando el colorido de países como Panamá, Honduras, México o Colombia. No hay mejor manera de poner los dientes largos y desear salir corriendo hacia el cercano aeropuerto Madrid-Barajas-Adolfo Suárez y coger el primer vuelo rumbo a cualquiera de estos países.


También estaba muy interesante el pabellón que albergaba a las empresas turísticas, que al tiempo alojaba todo lo relacionado con las estrategias de turismo inteligente, FiturTechY. La colaboración público-privada en este sector está llamada a convertirse en una de las actividades más productivas en el sector turístico en los próximos años, y ya son pocos los destinos que no luchen por integrarse en las distintas redes DTI.


Y llegó la hora de comer. Muchos stands agasajaban a sus visitantes con algo de comer y beber. Enseguida se notaba el expositor que tenía comida porque se arremolinaban numerosas personas ávidas de echarse algo a la boca. Hay escenas que provocan vergüenza ajena: el propio tumulto, o gente que comía a puñados, aunque fueran aceitunas negras con hueso. Y no lo digo por decir. También hay que decir que algunos stands ofrecían platos fantásticos como ensaladas de quinoa, jamón ibérico o queso curado, y es de agradecer. Y hay que ser agradecido, jeje.


Poco más. Se nos echó el tiempo encima y ya nos tuvimos que ir. Quedó pendiente visitar el pabellón donde se encontraban los stands de los países europeos, aunque quizás por ser más cercanos y conocidos no nos importó mucho. La misión de conocer Fitur estaba cumplida y otro año intentaré visitarlo durante más tiempo. A pesar de la moqueta.


Incluso realizando una visita profesional puedes salir cargado de bolsas y folletos, que una cosa no quita la otra, y también recogí información útil para las próximas vacaciones, que FITUR es el sitio ideal para eso y para recorrer el mundo entero en un rato.

viernes, 18 de enero de 2019

MORA DE RUBIELOS Y RUBIELOS DE MORA, NO ES LO MISMO

No es la primera vez que comentamos que la provincia de Teruel es una de las más chulas de España y al mismo tiempo una de las más desconocidas. Su cercanía a la Comunidad Valenciana hace que hayamos ido varias veces y que cada vez nos guste más. En esta ocasión vamos a recomendaros dos municipios que, por su nombre, podría parecer que tanto monta, monta tanto, pero cada uno tiene sus características especiales que las hacen singulares. Son Mora de Rubielos y Rubielos de Mora.



Ambos municipios están situados en la comarca de Gúdar-Javalambre una de las más visitadas de Aragón, fundamentalmente por sus dos estaciones de esquí, que de manera irónica se las denomina “las estaciones de esquí de Valencia” ya que en algo menos de 2 horas desde Valencia se puede estar esquiando. Pero no todo es nieve en esta comarca, su exuberante naturaleza y sus pueblos históricos también nos atraparán.



Nosotros comenzamos la visita desde nuestro “campamento base” situado en el camping Casa Fausto en Formiche Alto del que ya os hablamos en otro artículo. Después de pasar por El Castellar, y de tener el segundo susto en este pueblo con nuestro coche, y decidir que nunca más volveríamos a pisar este bello municipio, cogimos la carretera que nos dirigía a Mora de Rubielos. Es una carretera secundaria de esas que ya no quedan con el firme en algunos puntos en bastante mal estado y una cobertura telefónica bastante deficiente, algo que no tranquiliza mucho después de haber tenido un susto con el coche que se quedó en nada pero podía haber sido bastante serio.



Tras atravesar varios pueblecitos y aldeas bastantes chulas llegamos a Mora de Rubielos. Lo primero que nos sorprende en un municipio que tiene algo más 1500 habitantes es una tienda outlet de Adidas, pero pensad que el turismo de nieve es muy importante en este municipio y que el material deportivo se vende con bastante facilidad. Aquí visitamos su centro histórico en el que destaca la Iglesia de la Natividad de la Virgen (antigua colegiata) y su castillo. También un paseo por sus calles nos descubrirá vestigios de un pasado dorado, como las antiguas puertas de la muralla.


Empezamos por su Iglesia. Dedicada a Santa María, demuestra la importancia que tuvo Mora hace unos cuantos siglos. De estilo gótico pleno, su impresionante puerta, que nos recuerda otras como en la Catedral de Valencia o la de Morella, nos invita a entrar. El interior es ancho pero bastante desnudo. La decoración más importante la encontramos en el altar y en el coro, donde se sitúa el órgano. Tuvimos la gran suerte de coincidir con un visita guiada que estaba realizando un colaborador del templo (que no un sacerdote) y que conocía bastante bien la historia del edificio. Acabó con la visita al claustro que se encuentra en bastante mal estado y no se puede visitar habitualmente. Hubo incluso un momento para historias dignas de Iker Jimenez...




Nuestra idea era visitar el castillo de Mora, que se encuentra a escasos metros de la ex-colegiata. Pero como nos alargamos más de lo que esperábamos con la visita guiada ya habían cerrado el castillo. Poco que comentar aparte de que está sobre un alto y su presencia es imponente. Sus gruesos muros dan idea de lo que debían significar la defensa de la población en la Edad Media. Como curiosidad, acogió una de las pruebas de exteriores de la 4ª temporada del concurso MasterChef.




Tras pasear por el centro de Mora nos dirigimos a Rubielos de Mora. Ambas localidades distan unos 12 kilómetros, así que tardamos poco en llegar. Tras buscar aparcamiento en uno de los barrios alrededor del centro, nos dirigimos hacia la Puerta de San Antonio, la más conocida y fotografiada de la muralla de Rubielos. Sobre la puerta se alza una torre de base cuadrangular, de la que sobresale un balcón. En el interior de la puerta unos bancos de piedra nos ayudan a descansar unos minutos a la sombra de un achicharrante día. A partir de este punto es como si nos hubiéramos adentrado en un túnel del tiempo.




Si Mora de Rubielos conserva gran parte de su pasado medieval, Rubielos de Mora es como adentrarse directamente en esta época. La magnífica conservación de sus edificios se valió el reconocimiento de la Unión Europea, que le concedió el premio Europa Nostra que pone en valor la conservación y difusión del patrimonio histórico y artístico europeo. Además pertenece a la red de pueblos más bonitos de España y a la red española de cittàslow o slow cities. Toda una declaración de intenciones.


¿Qué encontramos en Rubielos? Calles empedradas, casas señoriales, palacios, barrios que se conservan tal y como fueron concebidos hace varios siglos. Su irregular urbanismo nos habla de una herencia islámica recogida por sus descendientes y por las siguientes culturas que habitaron, hasta hoy este municipio. 




Avanzando por la calle de San Antonio pronto nos topamos con el ayuntamiento, que está en un edificio del siglo XVI. En la plaza que se sitúa a sus pies encontramos la denominada Fuente de la Negrita, que representa a una mujer con un tocado oriental. A pesar de ser una escultura muy posterior al resto de la plaza, no desentona. Siguiendo por la misma calle San Antonio acabaremos en la Iglesia de Santa María la Mayor, la más importante del municipio. Una construcción del s. XVI extremadamente sobria, en el que destacan los dos cuerpos finales del bello campanario. 




Nuestro consejo es que os perdáis callejeando por sus calles hasta que lleguéis al Portal del Carmen, otra de las antiguas puertas de las murallas de Rubielos. No es tan espectacular como la de San Antonio pero merece la pena. 



Aprovechad la visita a Rubielos para entrar en sus tiendas y descubrir los productos de la tierra que ofrecen, en especial los embutidos, la miel y la trufa negra, que se localiza en estas montañas y que son un verdadero manjar. El pueblo os invita a que no tengáis prisa, a que disfrutéis olvidando por un tiempo aquello que arrastramos en nuestro día a día. La oferta la complementan varios museos y una subsede de Dinópolis, Región Ambarina, que está sobre un antiguo lago fosilizado, de los pocos que hay en todo el mundo, en el que se ha encontrado ámbar fósil (¿recordáis Jurassic Park?). 




En nuestro caso fue una visita fugaz a ambas poblaciones, pero no descartamos volver para conocer más detenidamente ambas. Aunque los nombres de Mora de Rubielos y Rubielos de Mora den para chascarrillos y juegos de palabras, os prometemos que toda la familia disfrutará de los dos. 

martes, 8 de enero de 2019

EXPOJOVE, LA CITA IMPRESCINDIBLE DE LA NAVIDAD EN VALENCIA

Un año más, y ya van 37 navidades, se ha celebrado la Feria de la Infancia y la Juventud de València, que dicho así suena muy soso, pero la cosa cambia si decimos que hemos estado en Expojove. Tras ir por primera vez (en mi caso es la segunda, pero la anterior fue hace mucho mucho tiempo) os lo recomendamos encarecidamente.


Desde el 26 de diciembre hasta el 4 de enero ha estado abierta esta feria de ocio enfocada para toda la familia, pero especialmente para los niños y jóvenes (de ahí su nombre, claro). Este año el “hilo argumental” de Expojove ha sido la lectura y la literatura, y muchas de sus actividades tenían relación con los cuentos. 



Expojove ha ocupado los pabellones 6, 7 y 8 de Feria Valencia con una oferta para la que necesitas tiempo y paciencia, ya que algunas colas eran bastante largas y llegaban a desesperar. Se dividía en cuatro espacios.

  1. Todo lo relacionado con la literatura
  2. Estands de diversos sectores: equipos deportivos, Diputación de Valencia, Nintendo, Concejalía de Juventud de Valencia, Junta Central Fallera, etc.
  3. Espacio donde se situaba la Policía Local, Bomberos, Protección Civil y varias unidades militares, como la UME y el cuerpo de telecomunicaciones
  4. Atracciones de feria




La visita se iniciaba por la parte acerca de la literatura. Aquí encontrábamos dos escenarios grandes donde cada día había un montón de actuaciones y varios más pequeños, como una cúpula donde nevaba o un castillo donde había funciones de títeres. Una cosa que nos llamó enseguida la atención fueron unas máquinas que se movían tirando de cuerdas o manivelas y que en ocasiones necesitaban de la colaboración de dos o más personas para ejecutar las acciones. Estaban hechas con materiales reciclados (partes de bicicletas, papeleras viejas, etc.) y estaban muy chulas.

Al ser lo primero que te encuentras al llegar íbamos con ganas de verlo todo, a pesar de que ya habíamos echado un ojo en la web a parte de lo que había y lo que más le gustaba estaba al fondo de la feria. Pero merece la pena, ya que aquí había un montón de talleres (crear un cuento, pintar un marcapáginas) y a los niños les encantó. 


Avanzando como podíamos, llegamos a la parte donde están los estands de diferentes entidades, tanto públicas como privadas. Las actividades deportivas de la Diputación de Valencia se sitúan junto a un estudio móvil de radio y televisión de los medios de comunicación autonómicos. Un poco más allá el espacio de los principales equipos deportivos de la ciudad, Valencia C. F., Levante U. D., y Valencia Basket. Un estand con consolas de Nintendo. Una muestra de ninots de la Junta Central Fallera… Esto lo dejamos para el final, ya que querían ir a ver otras cosas y había unas colas horribles. Mala decisión, nos quedó poco tiempo y apenas pudieron probar unas camas elásticas y jugar con juegos tradicionales que habían instalado en el espacio de À Punt Media (radiotelevisión valenciana). Pero aunque no fuera tanto rato como quisieron, ni hicieron todo lo que querían, si que pudieron aprovechar algo el tiempo aquí.


Donde más tiempo pasamos fue en la parte donde estaba la Policía Local, Bomberos, Protección Civil, UME, etc. Querían montar en un circuito de seguridad vial y en los karts, pero ambas actividades eran de pago. Pero había mucho más. La UME tenía un circuito de aventura y una tirolina que fue una de las estrellas de Expojove. La Policía Local y los Bomberos permitían hacerse fotos con los equipos y medios de los que disponen: cascos, chaquetas, mangueras, vehículos, algo que a los niños les encantó…y a los padres que rápidamente enviamos las fotos a los grupos familiares de Whatsapp. Los bomberos repartían unos cascos de plástico de tipo vintage, pero llegamos tarde. Hubo tiempo para que Protección Civil nos hiciera un curso rápido sobre Reanimación Cardiorespiratoria (RCP) algo que en vista de algunas noticias recientes es muy necesario saber.

Sobre las atracciones de feria poco os vamos a contar. Las típicas que encontramos en cualquier feria: coches de coche, “scalextric”,etc. Como podemos montar en cualquier feria, se pagaban aparte, y preferimos aprovechar el tiempo para otras actividades, pues las vimos de lejos y no nos acercamos.



Vamos a cuestiones más prácticas: el precio general de la entrada, que da derecho a estar todo el día (de 11:00 a 20:00, excepto Nochevieja y Año Nuevo que tienen jornada reducida) y participar de las actividades, es de 5 euros; medio día, 2,5 euros; mientras que grupos a partir de 15 personas, familias numerosas y titulares del Carnet Jove, pagan 3 euros. Los niños de 0 a 4 años y las personas con discapacidad, presentando la documentación acreditativa tenían entrada gratuita. Para llegar a Feria Valencia la opción más cómoda es ir en transporte público, ya que tanto bus como tranvía paran en la misma puerta. Si vamos con nuestro coche, la opción más económica es aparcar por el barrio de Benimàmet, contiguo al recinto ferial, aunque no siempre es fácil. Si no encontramos sitio o perdemos la paciencia siempre nos quedará el parking de Feria Valencia. 



Mis hijos se lo pasaron muy bien en Expojove, y es bastante seguro que si pasamos otra vez varios días por Navidades en Valencia volvamos. Tanto es así que nos supo a poco. La pregunta que nos hacíamos al salir era ¿por qué no habremos venido antes? Llegamos después de comer, y para disfrutar de actividades y espectáculos (y recoger obsequios), lo mejor es llegar lo antes posible. En pocos sitios encontraremos una oferta de actividades tan variada y divertida, y bajo techo, algo que en invierno siempre se agradece. Después supimos que se podía entrar comida, y en todo caso allí mismo hay restaurantes y kioscos con comida. Pagamos la novatada, lo confesamos.

viernes, 28 de diciembre de 2018

12 MESES, 12 EXCUSAS PARA VISITAR BENIDORM

Benidorm es una ciudad con atractivos para toda la familia. Además de las épocas de temporada alta, esto es Semana Santa y los meses de julio y agosto, durante todo el año hay motivos para visitarla. Vamos a hacer una recopilación por meses de actividades que pueden servirnos de excusa para hacer una escapada. Así que saca tu agenda y anota todas estas citas:


Enero: Como en todos los municipios españoles, la tarde del día 5 hay Cabalgata de Reyes. En realidad hay tres, pero no vamos a ponernos a divagar y vamos a lo que vamos. La cabalgata de Reyes de Benidorm recorre alguna de las calles más céntricas de la ciudad, saliendo del Parque de Elche hasta llegar al Ayuntamiento. La cabalgata tiene dos partes, en la primera desfilan personajes populares (Disney, Patrulla Canina, Pocoyo, etc.), mientras que la segunda es de carácter tradicional, con los séquitos de los tres magos de Oriente. Caramelos, ilusión y... Bueno, la magia os lleva los regalos dondequiera que estéis.


Febrero: Durante un fin de semana los habitantes de Benidorm se transforman. ¿En qué? En unicornios, caballeros, vaqueros, piratas, superhéroes y todo aquello que se os pase por la imaginación. Es Carnaval. Miles de benidormenses participan en los dos desfiles que se organizan, uno infantil y otro adulto, además de fiestas en los colegios y en decenas de establecimientos, desde parques temáticos a discotecas. Ya sabéis que no tiene fecha fija, ya que su celebración depende de la Semana Santa, y este año cae tarde y el día gordo será el sábado 1 de abril. Si os quedáis con ganas de más, el martes es el Entierro de la Sardina, ya sabéis, el sepelio más divertido.


Marzo: Benidorm es una de las muchas ciudades que celebran fallas fuera de Valencia y su área metropolitana. Tres comisiones plantan sus monumentos infantiles y mayores, Benidorm Centro, Els Tolls y Rincón de Loix, que corresponderían con una categoría 6ªC-7ªA (aproximadamente, se definen por presupuesto) de la capital. Si no conocéis las fiestas josefinas es una buena manera de conocerlas sin entrar en el maremágnum de Valencia. Celebran los actos principales, esto es, plantà, ofrenda, mascletá y cremà, con tanta ilusión como quien más. Ya sabéis, a partir del 15 de marzo tenéis una cita con el fuego.

Abril: Primer asalto del llenazo total de Benidorm. Durante unos días Benidorm se transforma en una urbe donde hay gente por todos lados, hasta en los lugares más insospechados. España en Semana Santa se divide en dos: aquellas que lo celebran desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección; y las que lo celebran del Jueves Santo al Lunes de Pascua, como ocurre en la Comunidad Valenciana. Si vuestros hijos tienen vacaciones en el segundo período de la Semana Santa, Benidorm es ideal porque baja bastante la ocupación ofreciendo unos servicios muy parecidos a plena temporada alta sin tanto agobio. Además bajan los precios de los alojamientos respecto a la semana anterior, lo que también es un importante aliciente para las familias.


Mayo: El 8 de mayo Benidorm celebra su cumpleaños. Ese día, pero en 1325, el almirante Bernat de Sarrià, uno de los principales hombres del ejército del rey aragonés Jaume II, concedió al municipio su Carta de Poblament (Carta Puebla) lo que le otorgaba sus derechos como una villa independiente. De esta manera nacía Benidorm como pueblo. Su situación era estratégica para la defensa de la costa y se estableció una fortaleza sobre la punta Canfali (al lugar todavía se le llama el Castillo/Castell) donde poder refugiarse de los distintos ataques por mar. El día 8 se celebra un Pleno Institucional (poco atractivo turísticamente, para que vamos a engañarnos) y durante el fin de semana más cercano se representa aquel momento histórico con una obra de teatro a cargo de un grupo amateur local y se instala un mercado medieval para trasladarnos al siglo XIV. Además de puestos hay animación con cuentacuentos, música y espectáculos callejeros. ¡Feliz cumpleaños!

Junio: Desde hace unos años Benidorm intenta hacerse un hueco en el cada vez más competido sector del turismo gastronómico. Para ello hay una serie de citas a lo largo del año. Quizás la más interesante es el Concurso de Tapas y Pinchos que en 2019 celebra su novena edición. Su interés radica en la participación de más de una veintena de establecimientos que compiten con pequeñas grandes creaciones. Además es la cita gastronómica más accesible, ya que por un par de euros puedes
acompañar la tapa de una bebida. Hay un premio del público elegido por votación de los comensales. Así que si siempre has querido dedicarte a la crítica gastronómica, es tu oportunidad.

Julio: Los amantes de la mejor música actual tienen una cita cada año, el último fin de semana de julio, con el Low Festival. Su undécima edición, que se volverá a celebrar en la Ciudad Deportiva Guillermo Amor ya ha confirmado a los míticos New Order, Foals, Bastille y los madrileños Vetusta Morla. Un festival sin aglomeraciones, con amplios espacios, perfecto para que lo disfrute toda la familia, como ya os contamos como resumen de su última edición. Por méritos propios se ha colocado como uno de los festivales referentes en el verano. Las entradas ya están a la venta.


Agosto: En Terra Natura Benidorm vive Petita, una elefanta con una historia un poco particular. Fue apartada de su grupo ya que no encaja en los cánones de belleza de su especie, vamos que para otros elefantes es fea. Petita vivió sola un tiempo hasta que trasladaron a una vieja amiga con quien había convivido en otro zoo. Las dos amigas se reconocieron enseguida y ahora comparten hábitat. En agosto Terra Natura celebra el cumpleaños de Petita con una gran fiesta holi, es decir, lanzando polvos de colores y litros de agua, además de una tarta de frutas para Petita. El festival holi es bastante desparrame. Además de ganas de divertiros, llevaos una muda seca... completa.


Septiembre: Durante la primera quincena de septiembre se celebra el Benidorm Pride, el último festival LGTBIQ que se celebra en España y Europa. Durante casi diez días se celebra actividades se todo tipo, desde fiestas temáticas a exposiciones artísticas y charlas para visibilizar al colectivo y sus
reivindicaciones. El broche (casi) final es el gran desfile que recorre gran parte de la playa de Levante
para finalizar en el parque de l'Aigüera, en un ambiente festivo y lúdico, no exento de reivindicación.
Benidorm no es ajeno a la tolerancia hacia el colectivo LGTBI, ya que es la ciudad es uno de los
referentes nacionales de libertad, pluralidad y tolerancia.


Octubre: Antes que nada una aclaración, vamos a incluir el Iberia Festival en octubre ya que el año pasado se celebró en este mes, concretamente en el puente del Pilar/Hispanidad. Y es una pena porque un festival que ha apostado decididamente por el rock y pop nacional debería correr mejor suerte. En sus seis ediciones ha cambiado de fechas, siempre entre agosto y octubre, de ubicación y formato. Incluso tuvo una edición invernal en Valencia. Aún con todo el Iberia Festival es muy recomendable. Su última edición tuvo sobre el escenario a nombres como Tequila, Jaime Urrutia, OBK, Coque Maya, Danza Invisible, o Iván Ferreiro, que junto a Teo Cardalda y otros artistas invitados le hicieron un homenaje a Germán Coppini, el malogrado cantante de Golpes Bajos. Loquillo, Estopa, Dani Martín o M-Clan son otros de los artistas que han actuado en ediciones anteriores. Veremos si ya ha encontrado su hueco y repite cita durante el puente de octubre (el 9, además es festivo en la Comunidad Valenciana).


Noviembre: El penúltimo mes del año es el más festivo del año, ya que Benidorm celebra sus Fiestas
Mayores Patronales, en honor de la Virgen del Sufragio y San Jaime. En realidad las fiestas deberían celebrarse en marzo, concretamente el 16, pero antaño los hombres de Benidorm solían estar
embarcados y hasta finales de octubre no regresaban a casa, por lo que las Fiestas se retrasaron hasta el segundo domingo de noviembre. Actualmente se mantiene esta fecha para determinar cuando serán las fiestas, pero se adelantan al viernes anterior, que hay que aprovechar. Durante seis días se despliega un amplio programa de actividades en el que se incluye ofrenda de flores, la escenificación del Hallazgo de la Virgen (que tiene leyenda y es Fiesta de Interés Turístico), procesiones, desfile del humor, mascletaes, conciertos, carrozas y un espectacular castillo de fuegos artificiales para poner el punto y final. Si os quedáis con ganas de más, el jueves siguiente se celebra la Fancy Dress Party, una fiesta de disfraces organizada por los pubs ingleses que en su última edición congregó a más de treinta mil personas, y eso que llovió. ¿Más fiesta? Porque queda la Festa de la Carfoxa (fiesta de la alcachofa) un vestigio del Benidorm tradicional y agrícola que ha pervivido hasta hoy.

Diciembre: Si hay una fiesta por antonomasia en el calendario es Nochevieja. Una cena de gala, vestidos elegantes, y bailoteo hasta que el cuerpo aguante. Antes de la medianoche no puede irse nadie a la cama porque hay que recibir al año nuevo con la docena de uvas al ritmo de las campanadas. Mientras hay lucir con la mayor dignidad posible un gorrito de cartón, unas gafas de plástico con nariz y el matasuegras. En una ciudad con 143 disco-pubs y 25 discotecas/salas de fiesta (datos del propio Ayuntamiento de Benidorm) podéis imaginar que la noche se puede alargar hasta que decidamos ponerle fin con un buen chocolate con churros. Eso sin tener en cuenta que numerosos hoteles ofrecen un pack en Nochevieja en el que incluyen orquesta y barra libre. Vamos que perfectamente podemos llegar a imitar aquel del chiste que felicitaba el Año Nuevo y ya estaban en junio.


¿Necesitáis más motivos para visitar Benidorm? De momento tenéis uno por mes, eventos de todo tipo para que toda la familia pueda pasarlo de maravilla. Y es que en contra de lo que mucha gente cree, y parafraseando a los Coen, Benidorm no es un destino para viejos. O no únicamente...

martes, 18 de diciembre de 2018

HAY QUE VISITAR ESTRASBURGO

Lo han vuelto a hacer. El terrorismo ha vuelto a actuar asesinando a cinco personas e hiriendo a otras once cuyo único delito era estar en el momento más inoportuno en el lugar más inoportuno. La sinrazón ha atacado Estrasburgo, una ciudad que simboliza los valores de más profundos de la Unión Europea. Y como a los terroristas les molesta mucho que la gente visite Estrasburgo, disfrute de sus mercadillos de Navidad y se divierta en sus calles, en este artículo vamos a desempolvar algunas fotos de hace años y os vamos a recomendar esta preciosa ciudad, única y exclusivamente porque le va a tocar las narices a los terroristas.


Estrasburgo está situada en el noreste de Francia, en la región de Alsacia. Este territorio, junto a Lorena, fueron disputados por Francia y Alemania durante dos siglos debido a la gran cantidad de recursos naturales que atesoraban, entre otros carbón y hierro. Este detalle nos hará entender porque sus casas típicas tienen un aspecto más cercano a unas construcciones que asociamos a Alemania (con sus características vigas de madera en las fachadas en blanco y negro) que a edificios más "franceses".


Al estar a caballo entre Alemania y Francia, la cultura alsaciana es una rica mezcla de tradiciones de ambos países. Además le valió para que la Unión Europea situara en Estrasburgo su Parlamento, que una vez al mes celebra sesión, revolucionando la vida de esta ciudad. Gracias a la Unión Europea se puede visitar Estrasburgo ya que tiene (o al menos tenía) un programa que subvenciona parte de los gastos de desplazamientos para que los ciudadanos de la U.E. puedan conocer sus instituciones.


¿Qué visitar en Estrasburgo? Vamos a empezar por su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988. Este centro histórico se halla en la conocida como Grande Île (Isla Grande), formada por el río Ill y otros afluentes, que tras atravesar el centro urbano desembocan en el Rihn (¿acaso hay un río más alemán?) formando frontera natural con Alemania. Durante siglos se han construido canales y presas que han regulado la navegación fluvial, convirtiendo a Estrasburgo en un importante nodo de transporte de mercancías desde la Edad Media. Hoy día es posible realizar un tour panorámico en barco, el conocido como Batorama, que os recomendamos encarecidamente. Dura alrededor de una hora y cuesta 13 € para adultos, 7,50€ para niños entre 12 y 4 años, y gratuito para menores de cuatro.


En la Grande Île encontramos la Catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo (sí, hay más Notre Dame además de la parisina) probablemente el monumento estrasburgués más conocido. Construida en estilo gótico flamígero, destaca su única torre-campanario que con sus 142 metros de altura fue durante dos siglos la construcción más alta de Europa. En su amplio interior podemos encontrar su famoso reloj astrológico, una de las atracciones más celebradas de Estrasburgo. Debido a los intensos bombardeos que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, la Catedral se encuentra muy restaurada.


Un paseo por las calles que rodean la Catedral nos transportará por varios siglos, en una combinación de tradición y modernidad. Plazas como Kléber, la más característica de Estrasburgo, donde se encuentra su Ayuntamiento o Gutemberg, más recogida y punto de encuentro; calles como la Rue des Grandes Arcades, donde se ubican las tiendas más modernas y de grandes firmas, o la Rue des Orfrèvres o des Hallebardes, más estrechas, repletas de tiendas de lujo y de productos tradicionales como quesos, foie, embutidos, etc. También es muy interesante un recorrido por algunos de sus edificios históricos situados a ambos lados de la ribera del río Ill: la Antigua Aduana (ocupado en parte por un restaurante), el Museo Alsaciano, la Iglesia Protestante de Santo Tomás, el Palacio Rohan, los conocidos como Puentes Cubiertos, o cualquiera de los puentes históricos.


El mes de diciembre es un momento fantástico para visitar Estrasburgo ya que, como en otras ciudades europeas, sus mercadillos navideños inundan las calles y nos invitan a disfrutar de las fiestas que están por venir. Sin duda, y a pesar del intenso frío, es el mejor momento para visitar la ciudad. Aunque como ocurre con otros mercados "tradicionales", algunos puestos están estandarizados y encontramos varios iguales en diferentes zonas de la ciudad, no está de más patearlos para encontrar algunas cosas curiosas.


A las afueras de Estrasburgo se encuentran los edificios epicentro de la actividad de la Unión Europea. Aunque el más representativo es el del Parlamento Europeo, también se encuentran las sedes de otras instituciones importantes como la Corte Europea de los Derechos Humanos, el Comando Central del Eurocuerpo (el ejército multinacional europeo) y el Centro de Información de Europol (la policía europea). También tiene aquí su sede el canal cultural Arte. Evidentemente estos edificios son contemporáneos y tienen una arquitectura muy espectacular. Nosotros tuvimos la suerte de poder visitar el Parlamento Europeo, acudir a una de sus sesiones y ver como se organiza un órgano decisorio que nos parece muy lejano pero que es el más influyente en la vida de los ciudadanos europeos por su capacidad normativa.


Otra de las actividades que no podéis dejar pasar es probar la gastronomía local, representada especialmente por las flambeés, una especie de pizza con crema de leche, queso, cebolla y trozos de bacon. El mejor acompañamiento es una buena cerveza, y no es difícil encontrarlas en Estrasburgo. Os recomendamos visitar una brasserie donde podéis encontrar buenos menús, incluso algunos donde comer y beber tanto como podáis (o puedan servir los camareros) durante un tiempo determinado, normalmente una hora u hora y media. Au brasseur es uno de los más recomendados, muy frecuentado por estudiantes Erasmus, donde elaboran su propia cerveza. 


Por todo esto y mucho más, Estrasburgo bien se merece una visita. Corazón de la Unión Europea, ejemplo de reconciliación y convivencia. Perfecta mezcla de la tradición medieval y de la arquitectura más vanguardista. Disfrutaremos de un paseo cruzando los puentes sobre el Ill, o de una cerveza en uno de sus múltiples bares. Una ciudad perfecta para celebrar la Navidad, algo que sin lugar a dudas les encantará a los niños. Y porqué no, es una celebración de la vida, de nuestra libertad. Viajad, y si podéis ir a Estrasburgo, mejor. 

sábado, 8 de diciembre de 2018

DE VUELTA A DINÓPOLIS TERUEL

Sí, no lo pudimos evitar, hemos vuelto a Dinópolis. Ya os contábamos en un artículo en este blog nuestra experiencia como primerizos en el parque de Teruel. Pagamos la novatada de ir un poco a lo loco, tras haber recogido el camping, cargado equipaje y de camino a casa. Esta vez quisimos ver todo y lo preparamos todo para disfrutar a tope del día. 


El primer objetivo se cumplió: vimos todo el parque. Para ello nos hicieron falta unas 8 horas. Quizá haya quien pueda hacerlo más rápido, pero teniendo en cuenta que esta vez el grupo éramos nueve personas, entre los 2 y más de sesenta años (si desvelo la edad igual me cae alguna) bastante bien lo hicimos, en mi humilde opinión.

Para empezar fuimos pronto, recién desayunados y duchados. Además no escogimos el día de vuelta, lo que suponía que no perdíamos tiempo y que no podíamos cansarnos en exceso para no comprometer la seguridad en el viaje. Como ya os comentamos en el anterior artículo el parking es gratis, y llegando tan pronto no hubo problema ninguno. Eso sí, las sombras son escasas, pegas de la gratuidad. 




En taquilla hicimos un poco de cola (¡lo sentimos!) ya que hubo que ajustar un poco los descuentos para todos los que éramos. Descuentos individuales, familia numerosa, niño, senior… Un poco de lío, pero el personal de cajas fue muy amable y procuró que pagáramos lo menos posible, lo que siempre es un aliciente para el visitante, que ve que no intentan hacer negocio por el negocio. 


Al entrar intentamos organizarnos un poco, porque te puede un poco el ansia viva y quieres verlo todo de golpe. Lo recomendable sería tomarte un rato para decidir qué ver primero y no ir a salto de mata. Pero no, estaba a punto de empezar el cine 3D. Los nueve corriendo para la sala. Menos mal que está junto a la entrada. 



Después de la peli, los cinco que ya eramos veteranos aprovechamos la primera parada en boxes para organizar un poco la visita. De esta forma decidimos que iríamos a ver primero Tierra Magna, el teatro, El Último Minuto y el simulador 4D. Después parar a comer, ver los espectáculos, y por la tarde ver el museo paleontológico y el T-Rex, que se nos quedó pendiente en nuestra anterior visita. Y con algún ligero cambio, cumplimos bastante bien el plan. 


En Tierra Magna, que visitamos lo primero para no perecer achicharrados bajo el sol del agosto de Teruel, encontramos alguna novedad, ya que hay nuevas escenas de dinosaurios y alguna “cría” con la que los peques se podían hacer una foto. Esto siempre está chulo porque nuestros hijos, empezando por el más pequeño, son muy fans de los dinosaurios y siempre pueden utilizar esas fotos para darle envidia a sus amigos. 




Respecto a la comida, decir que nos sorprendió gratamente. Los mayores comimos mayoritariamente los menús de bocata y los niños el menú infantil. Empecemos por los últimos: el menú consta de hamburguesa o nuggets, patatas fritas, agua, yogur y un regalo, y cuesta 8,25 €. La hamburguesa estaba sabrosa y era bastante más grande que cualquiera de un menú de las grandes cadenas de burgers. El regalo era una maqueta pequeña de un dinosaurio (¡obvio!) de cartón, que es bastante maja, aunque a estas alturas ya no sé ni donde están la mitad de las piedras. Conclusión: menú bastante aceptable. Los mayores optamos por bocadillos, triunfando especialmente el de Ternasco de Aragón con pimientos. Ya que estábamos allí no íbamos a coger un bacon-queso o uno vegetal… Este menú cuesta 8,95 €, y se acompaña de patatas y bebida (agua, refresco o cerveza), y por dos euros más podías coger una bebida grande y un helado de postre. El precio, aunque más caro que en establecimientos de la calle, no era especialmente exagerado. 


Como en nuestra anterior visita no vimos la atracción del T-Rex, y nos habían hablado bastante bien, nos apetecía mucho verla. La verdad es que el Tiranosaurio protagonista es bastante real y la historia que cuenta es divertida y el tiempo pasa volando. Nos habían dicho que había un susto inicial, pero nada de nada, y no será porque seamos especialmente valientes, os lo aseguro. 




Tras dos visitas ya hemos podido testar algunas cosas, y os dejamos algunos consejos que consideramos útiles y os ayudarán en vuestra visita: 


- Tomaos tiempo para que los niños se lo pasen bien. Al fin y al cabo vamos a Dinópolis por ellos, ¿verdad? Podemos tomar un café mientras ellos ven los espectáculos de Turol Jones y el Club de los Paleontólogos, debemos encontrar un rato para corran por la paleosenda... 

- Si vais con un grupo mediano siempre habrá flexibilidad por si alguien no quiere entrar a alguna atracción y que de esta manera no se quede solo. 

- En verano beberéis agua como si no hubiera un mañana. Es cara, pero sabréis encontrar grifos. 

- Las atracciones al aire libre en verano, mejor a primera hora o a última. 

- Sentaos cinco minutos al entrar para planificar, así os ahorraréis muchas idas y venidas. 

- No os perdáis el museo paleontológico, es una auténtica joya 



Al día siguiente completamos la visita en Mar Nummus, la sede de Dinópolis en Albarracín. Este es uno de los siete centros que junto al parque principal forman el denominado Territorio Dinópolis. Se centra en los descubrimientos de fósiles en los alrededores de la sierra de Albarracín, que hace 150 millones de años era el Mar de Thetys, que dio paso al actual Mediterráneo. 


Durante la visita se pueden ver fundamentalmente fósiles de animales marinos, como ammonites, cocodrilos y el liopleurodon, el mayor depredador que ha existido, tan grande que se “sale” de Mar Nummus, y que vivió por la zona. Es bastante más pequeño que Dinopolis, únicamente una gran sala, pero los niños se lo pasaron muy bien con la visita guiada, no perdieron detalle a las explicaciones. 



No nos cansamos de recomendar Dinópolis. Si tenéis hijos les encantará. En nuestra segunda visita los abuelos salieron contentos, y eso es para tener muy en cuenta. Tras dos años supongo que el próximo descansaremos, pero siempre nos quedará Territorio Dinópolis. Que le vamos a hacer, nos encantan los dinosaurios.