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lunes, 18 de septiembre de 2023

LA REFRESCANTE PLAYETA DE GESTALGAR

Los rigores del verano, cada vez más sofocantes, hace que tengamos que agudizar el ingenio para encontrar lugares donde refrescarnos y que al mismo tiempo no se encuentren masificados. Tenemos la suerte de tener muy cerca la playa, pero también suerte de tener playas fluviales en las que poder darnos un chapuzón. Este verano que el agua del mar ha alcanzado máximos estremecedores, lugares como la Playeta de  Gestalgar eran una gran alternativa.

Gestalgar es una localidad que se encuentra en el interior de la provincia de Valencia, en la comarca de Los Serranos. Está atravesada por el río Turia que discurre tranquilo junto a su casco urbano. Este es uno de los principales atractivos de este municipio que cada verano recibe un buen número de visitantes.

LLEGAMOS A LA PLAYETA DE GESTALGAR 


La refrescante Playeta de Gestalgar

La verdad es que llegamos a la Playeta de Gestalgar por casualidad. Habíamos planeado ir a la playeta de Chelva pero una vez en el coche decidimos cambiar los planes y buscar una nueva ubicación, esta vez en el río Turia, para bañarnos. Un 'pensat i fet' muy valenciano (pensado y hecho es una expresión muy común en la Comunidad Valenciana).

Primero acudimos a otra localidad pero había que andar bastante hasta llegar al río. La verdad es que en nuestro grupo había personas que no podían realizar este trayecto, así que recordamos que hace unos cuántos años habíamos visitado esta Gestalgar y al final fuimos a parar allí.

La verdad es que una vez en Gestalgar comprobamos que reúne unas condiciones muy cómodas para las familias y que es un lugar fantástico para pasar un día de lo más refrescante. En 2015 se reconoció la Playeta como playa continental. Esto supone, entre otras cosas, que el agua deba de pasar continuas analíticas y controles sanitarios para comprobar que es óptima para el baño.

La Playeta de Gestalgar se encuentra al final de un paseo que permite que lleguemos cómodamente. Para ubicaros, al principio del paseo se encuentra el antiguo lavadero, que se ha rehabilitado como atractivo turístico. Junto a la Playeta hay un barecito en el que se pueden adquirir bebidas y helados, y algo para picotear. 

En el margen del paseo muchas familias deciden apostar sus mesas de picnic, sus sillas, sus toallas. Están muy cerca del agua y de esta manera pueden vigilar a los más pequeños, ya que en cuanto entran en el agua es imposible hacerlos salir. 

DISFRUTAR EN LA PLAYETA DE GESTALGAR


La refrescante Playeta de Gestalgar

La Playeta de Gestalgar tiene una lámina de agua bastante grande. Está formada por una pequeña represa que retiene gran parte del agua, formando una balsa. Por la parte de superior de la represa, que hace funciones de puente, se puede cruzar a la otra orilla, donde suele haber sitio de sobra. No hay una excesiva profundidad en la mayoría de puntos, algo ideal para familias con niños.

Varias aberturas en la represa permiten que alivie agua para que el río Turia mantenga el caudal. Como el agua sale con una cierta fuerza, crea algo de corriente. Muchas personas aprovechan este punto para dejarse llevar con elementos hinchables, mini tablas de surf o bien directamente dejan ser arrastrados. Nosotros lo hicimos y nos lo pasamos muy bien. También acabamos agotados, todo hay que decirlo.

Junto a la Playeta de Gestalgar se conserva una pequeña construcción que era un molino. No es en absoluto descabellado suponer que utilizaba la corriente del río como fuerza motriz para mover la maquinaria. No sabemos por qué pero en algún lado creímos ver que había una pequeña central hidroeléctrica que proporcionaba electricidad, hace unas cuantas décadas, a la población de Gestalgar. Que igual se nos ha ido la olla...

Frente al molino hay un par de rocas que sobresalen varios metros del agua. Los jóvenes más valientes se encaramaban a lo alto y saltaban al agua. Nuestros hijos quisieron imitarlos pero, evidentemente, y sin saber la profundidad en ese punto no les permitimos saltar. Es bastante peligroso y se puede sufrir un accidente grave con consecuencias de por vida. 

LA PLAYETA Y SU PAISAJE


La refrescante Playeta de Gestalgar

Sí que nos llevamos nuestras gafas y máscaras para bucear y hacer snorkel. En ambos tramos del río,  pero especialmente en la lámina de agua embalsada, pudimos ver unos cuantos peces de un tamaño considerable. No os podemos decir si son carpas o si son madrijas como los que vimos en la Fuente de los Baños de Montanejos. Están tan acostumbrados a la presencia humana que aunque no se acercan, tampoco huyen despavoridos, lo justo que les dicta su instinto de supervivencia. De hecho había gente tirándoles pan para comer, algo que, por cierto, no es nada recomendable.

Otro de los encantos de la Playeta de Gestalgar es el paisaje. Se encuentra en un valle formado entre sierra. El río no corre encajonado como sucede en otros lugares, pero las montañas están a una distancia suficiente para poder disfrutarlas. Tal vez las lonas negras que hay en alguno de los márgenes afean un poco el paisaje, pero tienen una explicación. Gestalgar se encuentra dentro del Parque Natural del Turia y las lonas es un proyecto para eliminar la caña que, aunque no lo parezca, es una especie invasora. La caña ocupa mucho terreno, impidiendo la correcta visión del río y en caso de riada presenta un peligro de taponamiento al ser arrastradas. Además, consume una gran cantidad de nutrientes y oxígeno del agua. Las lonas son temporales, no os preocupéis, desaparecerán pronto.

Antes hemos comentado que la Playeta de Gestalgar es muy cómoda. Pegada al casco urbano, se ha habilitado el antiguo campo de fútbol debido a la afluencia de visitantes, principalmente los fines de semana. Si podéis evitad sábados, domingos y festivos para no toparos con las aglomeraciones. El parking se paga pero, como nos sucedió en Chelva, la caseta estaba cerrada y nadie nos exigió nada.

APOVECHAMOS PARA VISITAR GESTALGAR


La refrescante Playeta de Gestalgar

Después del baño, si estáis lo suficientemente frescos, podéis aprovechar para dar un paseo por las calles de Gestalgar y consumir en sus bares o comprar algo en su horno o en los ultramarinos. Su urbanismo orgánico, que se adapta al terreno, culmina en el castillo de Los Murones, que vigila la población. Tiene su origen en el s. XII y actualmente está en proceso de rehabilitación.

Para llegar a Gestalgar, desde Valencia, se debe ir por la CV-35, después desviaros hacia Pedralba por la CV-376 y seguir las indicaciones por la CV-377.  Hay otra carretera por Cheste desde la A-3, la CV-379, pero desde el navegador nos dio la sensación de que tenía muchas más curvas. Ya sabéis que puede significar eso... 

Lo pasamos muy bien en la Playeta de Gestalgar. Fue un día realmente agradable y seguro que el verano que viene volveremos. Es una gran alternativa a otros lugares que suelen masificarse. No descartamos que también ocurra en Gestalgar, como hemos dicho, en los días punta. 

PD: Disculpad la calidad de imagen de algunas de las fotos que ilustran el post. Fue la prueba de nuestra cámara de acción low cost y no tenemos más material. 

jueves, 18 de agosto de 2022

3 PISCINAS NATURALES PARA REFRESCARSE EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

Estamos viviendo uno de los veranos más tórridos de las últimas décadas. Las temperaturas llevan semanas absolutamente disparadas. Eso ha hecho que no hagamos más que buscar lugares donde sobrellevar lo mejor posible el calor. Las piscinas naturales son especialmente convenientes para conseguirlo. Al frescor del agua se une el entorno natural, que ayuda a que las temperaturas sean más bajas y, por lo tanto, mucho más soportables.

Piscinas naturales en la Comunidad Valenciana


En este post vamos a recomendaros 3 piscinas naturales en la Comunidad Valenciana. Una en cada provincia. No son las únicas, ni mucho menos. Por suerte en la Comunidad Valenciana tenemos la enorme suerte de disfrutar de un montón de estos espacios naturales. Tras el confinamiento provocado por la pandemia del Covid-19 y la necesidad de encontrar lugares donde hubiera una cierta distancia entre las personas, las piscinas naturales sufrieron una saturación de visitantes. Eso hizo que muchos ayuntamientos, en su mayoría de poblaciones poco habitadas y con pocos medios para poder controlar las avalanchas de público, decidieran establecer un aforo estos espacios y cobraran una entrada para afrontar los gastos sobrevenidos.

Como podréis comprender estos aforos eran completados a primera hora de la mañana. Así que o bien se acudía pronto o se corría el riesgo de tener que vagar de piscina en piscina buscando un hueco. No hace falta decir era imposible encontrar sitio.

Para aprovechar el día os recomendamos que os llevéis unos bocatas (o la comida que creáis conveniente). También el uso de cangrejeras o escarpines para evitar resbalones o cortes con alguna piedra. El día debe ser para disfrutar y no para que acabe en un centro de salud.


LAS FUENTES DEL ALGAR (CALLOSA D’EN SARRIÀ, ALICANTE)



En la comarca de la Marina Baixa, cerca de Benidorm, se encuentran las Fuentes del Algar. Este paraje natural es el lugar donde nace el río Algar, un río bastante corto, solo 12 kms. Éste desemboca en la vecina Altea.

Estas fuentes tienen como elemento más destacado una cascada que cada año inmortalizan en fotos miles de visitantes. Unas escaleras bastante empinadas llevan a una serie de pozas, tanto naturales como artificiales. Una está formada por una pequeña presa que se construyó para aprovechar las aguas para riego. Todavía existe un canal, ahora en desuso y que se utiliza como salida del paraje.

Piscinas naturales en la Comunidad Valenciana

La entrada en temporada alta (del 15 de junio al 15 de octubre) cuesta 5 € para adultos, 4 para jubilados o mayores de 65 años, 2 € para niños entre 4 y 10 años y es gratuita para menores de 4. Las personas con discapacidad entran gratis, pero si tenéis problemas de movilidad no os lo recomendamos.

Hace tiempo ya dedicamos una entrada en el blog a este lugar. Nuestro consejo es, si vais en temporada alta, aprovechad la infraestructura de los restaurantes que se han ido abriendo a lo largo de los años.


En la zona también hay un camping y el parque temático Dinopark, que como podréis imaginar tiene en los dinosaurios su razón de ser.


RÍO CHELVA (CHELVA, VALENCIA)


Piscinas naturales en la Comunidad Valenciana

En la comarca valenciana de Los Serranos nace el río Chelva, en la localidad de Chelva, precisamente. Este río es un afluente del Turia.

El mejor lugar para disfrutar de un reconfortante baño es el Área recreativa Molino Puerto. Aquí encontraréis una zona con aparcamiento, mesas de picnic, baños, zona de barbacoa/paelleros y bar. A unos diez minutos andando llegaréis a la denominada Playeta (o Playa Continental). Es una poza de unos XX . Está junto a un cañón por el que baja el río Chelva. Muchos bañistas ascienden por este cañón para explorar el río. Es una zona muy bonita y vale mucho la pena. También os podéis cerca de la presa de Oliches, tras atravesar un túnel, o en el tramo del río entre La Playeta y el área recreativa.


Además de la visita veraniega para refrescaros en el río, el resto del año se puede realizar la Ruta del Agua. Es una ruta senderista circular que comienza en el centro de Chelva y recorre el río. Tiene una longitud de algo más de 7 km.

La entrada a La Playeta y Olinches cuesta 1 euro por persona, mientras que la tarifa de parking para coches y furgonetas es de 5 € (dos en horario de tarde). Pero nosotros llegamos cerca de la hora de comer y no pagamos nada. Nadie nos pidió dinero, ni por aparcar ni por entrar a la zona de baño.


FUENTE DE LOS BAÑOS (MONTANEJOS, CASTELLÓN)


Piscinas naturales en la Comunidad Valenciana

Por el interior de la provincia de Castellón discurre el río Mijares, que nace en la provincia de Teruel. Al llegar a Montanejos el río cobra una inusitada vida. Parte de la culpa la tiene la Fuente de los Baños. En este punto hay un manantial con dos características muy especiales. En primer lugar que los minerales disueltos en el agua tienen propiedades beneficiosas para la piel. Esta peculiaridad se conoce desde hace siglos, tanto que se cree que hay en la zona unos baños de época andalusí. De hecho en 1863 se declararon de Utilidad Pública.


La otra característica es que durante todo el año el agua surge a una temperatura constante de 25ºC. Es curioso bañarse en este río y que se combinen las corrientes frías con las calientes que surgen del manantial.

La entrada general cuesta 3 € si las adquirís por internet o 3,50 € si lo hacéis directamente en taquilla. Para los menores de 10 y mayores de 65 la entrada cuesta 2 €, mientras que los menores de 4 entran de manera gratuita. Si estáis en un alojamiento de Montanejos (algo muy recomendable) también entraréis gratis.



Piscinas naturales en la Comunidad Valenciana

Si queréis profundizar en este tema os recomendamos el libro “Tolls i salts d’aigua valencians” (Charcas y cascadas valencianas) del escritor Agustí Hernández, especialista en espacios naturales en la Comunidad Valenciana y que ya ha publicado varios. Todos están escritos en valenciano. También podéis seguirle en sus redes sociales.

Ahora solo queda explorar estos espacios naturales. Siempre con respeto hacia la naturaleza que nos rodea. Parece obvio, pero nunca está de más recordar que no hay que dejar basura abandonada y mucho menos provocar un incendio, ya sea por acción u omisión. Disfrutar del verano es fácil, mucho más si estamos fresquitos.

miércoles, 28 de agosto de 2019

EN UN CINE DE 1.000 ESTRELLAS: VAMOS AL AUTOCINE


Se apagan las luces y empieza el primer tráiler mientras nos acurrucamos en nuestra butaca. Esta es, grosso modo, la liturgia que se sigue cuando va a comenzar una película. Pero esta vez vamos a un cine donde las luces no se apagan de repente, y el asiento podemos acomodarlo a voluntad. Nos vamos a un autocine.


Los autocines se inventaron en Estados Unidos (¡cómo no!) a principios del siglo XX, pero se popularizaron a partir de los años 30. A nuestro país llegaron a finales de los años 50 a Madrid (exactamente el jueves 17 de abril de 1959), concretamente a Barajas y se llamó motocine. Intentaba atraer tanto a una incipiente clase media motorizada (el Seat 600 se empezó a producir en 1957) como a los soldados norteamericanos destinados en Torrejón de Ardoz, más acostumbrados a este modo de ver cine. Como curiosidad, el motocine cerró a los ocho meses, entre otras razones, porque a la censura le pareció poco moral lo que pudieran hacer los espectadores en la oscuridad de sus coches.

Actualmente en España sobreviven 7 autocines, pero en los años 70 y 80 fueron decenas los que había por todo el territorio nacional. Se encuentran en:

- Madrid (Autocine Race)
- Getxo, Vizcaya (Autocine Getxo)
- Torrelavega, Cantabria (Autocine Cantabria)
- Gijón, Asturias (Autocine Gijón)
- Valencia (Autocine Star)
- Denia, Alicante (Autocine Drive-in)
- Mutxamel, Alicante (Autocine El Sur)



Esta vez fuimos a Autocine El Sur, que lo tenemos razonablemente cerca de casa y es el más grande de España con capacidad para unos 400 coches. Hace años, cuando vivíamos en Valencia éramos asiduos al Autocine Star, sobre todo en verano, que sin duda es la mejor época para ir al autocine, aunque en invierno, al estar a cubierto, tampoco es una mala opción. Aprovechábamos para ir a la contigua playa de Pinedo y cuando se empezaba a poner el sol íbamos al cine.


Dado que el miércoles es el día del espectador, fuimos para allá. Menos mal que fuimos con bastante antelación, algo que recomendamos en época de vacaciones, ya que estaba a tope casi una hora antes de que empezara la primera película. Una curiosidad de los autocines es que conservan la fórmula del programa doble, por lo que por el precio de una entrada veis dos películas, en esta ocasión Mascotas 2 y Aladdin. Generalmente combinan una peli infantil con otra más adulta, o una peli de estreno con otra de reestreno.


Otra de las ventajas de ir en verano es que los espectadores lo convertimos en una terraza de verano, aprovechando la fresca de la noche. Puedes llevarte la cena y comerte un buen bocata mientras ves la película. De hecho eran decenas de familias las que estaban apostadas alrededor de sus coches con neveras, mesas portátiles, sillas de playa, etc. Los cines tienen un bar-restaurante en el que sirven además de palomitas, hamburguesas, bocatas, perritos, etc. y bebidas, a precios módicos (6,50 € por un menú de hamburguesa, patatas y bebida, por ejemplo).


Todavía conservan un poste con un altavoz para poder oír la película, que tienen bastante potencia y se oye estupendamente, pero también emiten el sonido por FM y se puede sintonizar por la radio del coche. Nuestro truco, cada uno lo oímos por auriculares a través de la radio FM del móvil. De esta manera no tenemos que sufrir por la batería del coche (por si las moscas los autocines suelen disponer de pinzas o arrancadores de batería), ni tenemos que tener el motor constantemente arrancado, ahorrando combustible, ruido y gases contaminantes.

Os aconsejamos que os llevéis algún tipo de ropa de abrigo, como una sudadera o una rebequita, ya que aunque vayáis en verano, al ser de noche y a la intemperie, un poco de viento puede fastidiar la velada. De hecho nosotros vimos la segunda película dentro del coche porque estábamos un poco incómodos con el viento, ya que había bajado la temperatura.
 

Las entradas de adulto (recordad que son dos películas) cuestan 6€ por persona y 3€ por el coche, mientras que los niños entre 5 y 10 años pagan 5€. Los menores de 5 no pagan, y hay que llevar documentación acreditativa. Los miércoles es el día del espectador y la entrada vale 4€ y 2€ el coche. Discapacitados no pagan de lunes a viernes no festivo ni víspera. Ya solo queda relajarnos y disfrutar del programa de la noche. Os aseguramos que es una experiencia que a los niños les encanta y, como a nosotros, os pedirán volver.

jueves, 19 de julio de 2018

VIAJAR CON EL PALADAR: EL GAZPACHO ANDALUZ

Cuando empieza a hacer calor, que suele ser en la primera semana de junio, en casa empezamos lo que denominamos "la temporada del gazpacho", así conocida por el intensivo consumo de esta sopa fría. Tanto como acompañamiento como plato único, es indiscutible el poder de un gazpacho bien fresco para aliviar el calor de una manera deliciosa. 


Este plato aporta multitud de nutrientes, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y agua, imprescindible en verano si no queremos morir deshidratados. Es uno de los grandes exponentes de la dieta mediterránea ya que para prepararlo se emplean dos de los ingredientes indiscutibles que definen esta dieta como son el pan y el aceite de oliva, además de las hortalizas que se utilizan. Y ya he pisado uno de los callos acerca del gazpacho, el uso de pan. 

Hablemos de ingredientes. Os dejo mi receta y a partir de aquí empezamos a discutir, como ocurre con cualquier plato famoso y representativo: tomates bien maduros, alrededor de un kilo o seis medianos; media barra de pan, es aconsejable que sea del día anterior para que absorba bien el agua; agua, la que sea capaz de absorber el pan, y un poco más; medio pepino; medio pimiento rojo y otro medio verde; media cebolla; dos o tres dientes de ajo; sal al gusto; vinagre de jerez, al gusto, unas cuatro o cinco cucharadas; y aceite de oliva virgen extra, un buen chorro. Cortamos todo en trozos lo más pequeños posibles y le metemos caña con la batidora. Antes lo pasaba por el chino para dejarle una textura fina, pero por economizar tiempo, y porque nos hemos acostumbrado a los grumos, lo suelo dejar tal cual. Quien tenga batidora de vaso o robot de cocina podrá mejorar la textura.

A partir de aquí vamos a empezar a divagar. Empezaremos por el tomate, de los pocos elementos que no tienen disputa. En todo caso el tipo de tomate. Hay quien prefiere el de pera, pero nosotros nos decidimos por uno que tenga una buena relación calidad-precio, ya sabéis que el tema tomatil en los supermercados está complicado, que suelen tener una piel como de adamantium y una carne como de porexpan. Respecto al ajo, la cebolla, el pepino, el pimiento, la sal o el vinagre, prevalece el gusto de cada uno. A mi no me gusta el pepino, y aun así le pongo medio (si se despistan no hecho, jeje). La cebolla y el ajo pueden cargar mucho el sabor y hay personas que les produce acidez. Algo parecido pasa con el pimiento o el vinagre. También depende un poco de la tradición familiar, porque hay quien lo prepara sin cebolla ni pepino, que solo utiliza pimientos verdes… 


Y llegamos a la madre del cordero, el pan en el gazpacho. Hay quien pide cárcel para quien pone pan en el gazpacho, que si le pones pan es salmorejo. En un país dividido en concebollistas y sincebollistas, y entre el-arroz-con-cosas-no-es-paella y los que le echan de todo a la paella, menos arroz, este es uno de los grandes debates culinarios nacionales. Yo le pongo pan. Si lo quieres menos espeso puedes añadir agua, siempre antes de batir, que si no se queda aguado y pierde todo el sabor.

No está muy claro el origen del gazpacho. Evidentemente tal y como lo conocemos solo es posible tras la popularización del tomate como producto agrícola tras traerlo los conquistadores castellanos de América, al igual que el pepino. La primera noticia que se tiene del gazpacho viene de la mano del escritor francés Théophile Gautier, que hizo un viaje por España en 1840 y escribió un dietario donde dejó escrita la receta del gazpacho. Si indagamos sobre su origen es posible que remita a algunos majados que se hacían en Al-Andalus con pan, agua, ajo, sal y vinagre, o yendo más atrás en el tiempo, a diversas mezclas de vinagre, agua, pan y hierbas aromáticas que hacían los romanos, como la conocida posca que consumían sus ejércitos.

El gazpacho tiene platos hermanos, voy a destacar dos. Por una parte el salmorejo. Confesaré que me gusta casi más que el gazpacho. El salmorejo únicamente lleva 1 kilo de tomates duros, dos o tres dientes de ajo, una barra de pan, vinagre, sal y aceite de oliva virgen extra. La textura debe quedar fina, y debido a la nula aportación de agua (hay quien empapa un poco el pan, pero la mayoría ni eso) y al aceite, se convierte en una crema más densa que se tiene que tomar inevitablemente con cuchara. Se decora con taquitos de jamón serrano y huevo duro. 


Otro de lo hermano del gazacho e el ajoblanco, que entra más en la categoría de sopas frías, pero tiene elementos comunes al gazpacho como el pan, el ajo y el aliño con sal, vinagre y aceite de oliva. En este caso se usa solo la miga, para conservar el color blanco, y almendras crudas. A mi me decepcionó un poco al principio, ya que el gusto a almendras crudas era muy intenso. 

Si no tenemos tiempo o ganas, siempre podemos recurrir a los gazpachos envasados. Como siempre si lo hacemos en casa probablemente nos saldrá más barato y es posible tener una mayor seguridad en el control de los ingredientes y su trazabilidad. Es decir, sabemos si lleva mucha sal, si los tomates están pochos, que el aceite sea virgen extra realmente... Con todo, ya decimos, no son una mala alternativa. Nosotros compramos de vez en cuando. Además la venta del gazpacho envasado contribuyó a su expansión internacional, ya que comenzó a principios de los 90, y España en el 92 tuvo varios eventos internacionales como la Expo o los Juegos Olímpicos. Tanto que hasta Lisa Simpson recomienda en un capítulo a su familia tomar esta "sopa de tomate muy fresquita" (aunque se la acabe tomando el perro).

El gazpacho (y el salmorejo) no hace que viaje a ningún lugar concreto, si no que me traslada al verano, la época del año de las vacaciones por excelencia. Vienen recuerdos de restaurantes más o menos abarrotados, comidas improvisadas en la terraza, sobremesas interminables. Y siestas. Y el Tour de France. Hacerle aguadillas a los colegas. Bañarse de noche en una piscina (mejor no decimos con que bañador...). Los primeros amores. No estudiar hasta que fuera imprescindible.  


Ya sé que no he nombrado los gazpachos con frutas como melón, sandía, mango, frambuesas, cerezas, etc. Es cierto que son muy refrescantes y una manera distinta de preparar gazpacho, pero soy un poco clásico para estas cosas. Tampoco he hablado de los gazpachos manchegos, hechos con carne. Creo que merecen un capítulo aparte. Con todo, os invitamos a probar el gazpacho como más os guste y, sobre todo, disfrutar del verano.