Mostrando entradas con la etiqueta terminator. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta terminator. Mostrar todas las entradas

jueves, 1 de noviembre de 2018

EL MUSEO DEL ROBOT DE MADRID, EL FUTURO ESTÁ AQUÍ

La última vez que estuvimos en Madrid, y coincidiendo con el cumpleaños de nuestro hijo mayor, decidimos visitar uno de los museos más curiosos y sorprendentes de la capital, el Museo del Robot (The Robot Museum), donde evidentemente encontraremos expuestos gran cantidad de prodigios cibernéticos. Y es que, como cantaba Radio Futura en Enamorado de la moda juvenil: "El futuro ya está aquí".


El Museo del Robot se encuentra en la Avenida Alberto Aguilera n°1 de Madrid. Se encuentra dentro de lo que se ha denominado Madrid Central, donde desde el 30 de noviembre hay una importante restricción de tráfico para reducir la contaminación ambiental, por lo que os aconsejamos que utilicéis el transporte público, o que lleguéis paseando, como hicimos nosotros.

Este espacio se encuentra dentro de la tienda Juguetrónica, especializada en juguetes tecnológicos. No sabemos si conocéis la tienda, a veces han colaborado con El Hormiguero prestándoles algún robot, pero si podéis visitad la web, o directamente id a la tienda. ¿Cómo explicaros como es la tienda? Para empezar, es una auténtica gozada. Imaginaos gente de casi (repito: casi) 40 años (y no miramos a nadie) tocando todos los cachivaches posibles. Y a los niños, claro, que se volvían locos con los juguetes teledirigidos, las réplicas de Star Wars, etc. A decir verdad, creo que los mayores lo pasaron mejor que los niños, por difícil que parezca.


La visita al Museo del Robot se realiza mediante pases con un horario cerrado. Hay un número limitado de plazas, pero no hay muchos problemas para conseguir una entrada. La visita comienza en la misma tienda, donde hay una pequeña experiencia con un robot humanoide utilizado en programas de robótica educativa de la marca Meccano. El robot canta y baila. Pero esto no ha hecho más que empezar.

La siguiente parte de la visita transcurre en el sótano de la tienda, donde está el grueso de la visita. En las escaleras de acceso hay una pequeña colección de juguetes robóticos, desde robots sesenteros de hojalata y accionados por cuerda, hasta modernos robots educativos. 


Ya en el museo propiamente dicho pasaremos a ver un audiovisual en el que nos presentarán a Nao y Pepper, dos de los robots más avanzados actualmente, con funciones de interacción con las personas, que reconocen órdenes por voz y ejecutan una gran cantidad de acciones, incluido andar sorteando obstáculos. La verdad es que sorprende mucho la evolución de estos robots, tanto que Pepper se nos quedó mirando y nos dio un poco de miedo. Debe ser la herencia de haber visto pelis como Terminator o Blade Runner...

Tras la exhibición de Nao y Pepper, pasamos a conocer los robots que muestran en las vitrinas que hay en el espacio expositivo. Hay varias temáticas. Por una parte la evolución de robots de "protocolo", es decir, los abuelos de Nao y Pepper. Es gracioso ver a los robots ochenteros con esa estética tan particular y reconocible.


Junto a estas vitrinas se exponen un par de robots construidos por Alejandro Alonso Puig, un experto en robótica español, que presentó sus creaciones en varias Campus Party, aquel evento tecnológico que reunía a miles de aficionados a la informática en Valencia. Retrorobot, por ejemplo, está construido con elementos comunes, incluso alguno ya de desecho, y fue creado como experimento para demostrar las posibilidades reales de la robótica y la programación. 

A continuación se pasa a ver las réplicas de los últimos modelos de humanoides de Honda o Sony, robots complejísimos dotados de una gran cantidad de tecnología para imitar el movimiento humano y, lo que los hace realmente especiales, inteligencia artificial para ir aprendiendo poco a poco. Pueden incluso interactuar con gestos faciales para facilitar la comunicación. 


Para relajar un poco el ambiente la visita sigue por una colección de robots de cine y televisión. Desde los trastos de Perdidos en el espacio o Planeta prohibido, donde un actor se encerraba para darles vida, a los icónicos R2-D2 y C3PO (que también albergaban actores dentro) que popularizaron la robótica en el cine, pasando por Bender, Mazinger Z, Sonny (el inquietante protagonista de Yo, Robot) hasta acabar en el T-800 de Terminator.

Al final de la exposición se muestra una de las colecciones más numerosas del mundo de perros Aibo. Esta es una mascota robótica en forma de perro pequeño que a través de sus sensores era capaz de interactuar con su dueño, como si de un perro de verdad se tratara. Este Aibo causó un verdadero furor en Japón. Teniendo en cuenta que no hay que darle de comer ni sacarlo a pasear... También se muestra a PLEO una mascota robótica con aspecto de un simpático dinosaurio. Esta mascota es una de las más avanzadas, con una gran cantidad de sensores y servomotores que parecen dotarlo de vida. El dueño de este robot tiene que cuidarlo y darle de comer, o mostrarle una serie de objetos diseñados para enseñarle diversas cosas. Según los cuidados que se le proporcione y lo que le enseñemos, cada uno evolucionará hacia una personalidad distinta y "envejecerá" hasta que... haya que resetearlo.


Los horarios de los pases son de lunes a viernes a las 17:00 y 20:00 (y a las 13:30 en julio y agosto). Los sábados los pases son a las 16:15, 17:15, 18:15, 19:15 y 20:15. La visita general cuesta 4€ para adultos y 2€ para niños entre 5 y 14 años. Los menores de 5, las personas con una discapacidad superior al 33% y los desempleados tienen entrada gratuita. Hay una tarifa familiar por 6€ que incluye a dos adultos y dos niños (menores de 14 años), pero que solo es aplicable de lunes a viernes.  


Si sois aficionados a la robótica y a la informatica no lo dudéis, tenéis que visitar este museo. La gran cantidad de curiosidades que encierra lo convierten en uno de lo más llamativos de Madrid. Allí podréis comprobar la evolución de la robótica, un proceso imparable, donde dentro de poco lo que hoy nos parece casi de ciencia ficción, en pocos años será común o, incluso, estará completamente desfasado.