Mostrando entradas con la etiqueta paciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paciencia. Mostrar todas las entradas

jueves, 30 de noviembre de 2017

S'IL VOUS PLAIT: 10 CONSEJOS PARA VIAJAR A PARÍS

París es siempre una ciudad top para visitar. Hayamos ido o sea la primera vez, para una escapada de fin de semana o unas vacaciones más largas, en cualquier época del año, París siempre es una magnífica opción. Por si habéis pensado en viajar a París, o no lo tenéis en mente pero os entra el gusanillo, aquí os dejamos una decena de consejos para viajar a la capital francesa y aportar nuestro granito de arena para que el viaje vaya un poco mejor.


Aeropuerto: Desde España generalmente vamos a viajar en avión, puesto que es la manera más rápida de llegar. Otras opciones son llegar por carretera (los paisajes franceses son espectaculares) o por tren, ya RENFE opera conjuntamente con SNCF trenes de alta velocidad a París desde Madrid y Barcelona. Si optáis por finalmente por el avión os recomendamos que desechéis en este caso Ryanair, ya que sus vuelos a París llegan al aeropuerto de Beauvais, a unos 80 km al norte de París. La mayoría de compañías vuelan a Orly, tan solo 14 km al sur de la capital, siendo esta nuestra opción preferida.

Paciencia: Hay que armarse de paciencia. Por desgracia los malos han golpeado varias veces a Francia y a París en concreto. El terrorismo es una amenaza cierta, no hay que negarlo. Los controles de seguridad son frecuentes y en ocasiones pueden producir retrasos para acceder a algún lugar, incluso encontrarlo cerrado (o en el peor de los casos que nos tengan que evacuar por una amenaza más o menos cierta). La amenaza se traduce en militares patrullando por lugares concurridos o papeleras que apenas son un aro metálico y un soporte al suelo que sostienen bolsas de basura transparentes.

Transporte público: El metro es el medio de transporte más rápido para trasladarnos de un punto a otro de París. Todos los grandes monumentos tienen su estación de metro, pero es tremendamente inaccesible para carros, sillas y en general para toda aquella persona que no acceda por su propio pie. Ni un solo ascensor encontramos. Escaleras y más escaleras. Si viajamos con alguna sillita deberemos optar por los autobuses públicos, más accesibles pero más lentos gracias al tráfico parisino. Por contra nos regalan vistas de la ciudad de la luz, cosa que el metro no puede ofrecer.


Bon jour, merci: La mayoría de franceses, y más los parisinos, son extremadamente correctos y educados. No está de más corresponderles. Hay compatriotas que se niegan a ello, pero memorizar algo en francés puede ayudarnos en ocasiones. Aunque hay mucha inmigración hispanohablante, un bon jour, un merci, au revoir, si'l vous plait, o simplemente je ne pas parle français, si la cosa se acelera, nunca está de más.

Comer en la calle: sí, los restaurantes en París suelen ser caros. Lo que no significa que no tengamos otras opciones para comer fuera, aunque nuestro presupuesto sea ajustado. Es muy común comer en la calle, en puestos que están en las calles o en bares que venden sus productos para llevar. Un buen lugar está en el barrio de la Sorbona, cruzando el Sena muy cerca de Notre Dame. Además hay opciones de muchos países, por lo que tenemos para escoger entre un amplio abanico. En Navidad muchos mercadillos tienen puestos donde venden sopas o cremas para entrar en calor (imprescindible en París).

Boulangerie: la pastelería francesa es estupenda y deliciosa. Los franceses están tremendamente orgullosos de ello. Croissants, brioches, petits pains au chocolat... No estará de más hacer una visita a una boulangerie, un obrador donde los confeccionan artesanalmente. Recalco lo de artesanal, porque también hay producto congelado, y no es lo mismo. Utilizan profusamente la mantequilla (cada francés consume de media 8 kg al año), pero si el médico no nos lo ha prohibido taxativamente bien podemos concedernos un capricho.


Carro de bebé, cola que te ahorras: Picaresca española, ven a mi. Esto lo descubrimos por casualidad, pero bendita casualidad. Visitamos el Museo del Louvre un domingo por la mañana, gratuidad mediante. Podéis imaginar la cola, unas dos horas según un cartelito estratégicamente colocado. Nuestro hijo mayor iba en la silla de paseo porque tenía todavía cuatro años y nos esperaba una jornada maratoniana por delante. Y en estas que se acerca un chico con un chaleco fosforito y nos indica que le acompañemos. Entrada preferente a la pirámide y acceso por el ascensor. Así que ya sabéis, si podéis carro (o silla) en ristre, jeje.

Paraguas siempre: o un chubasquero, un poncho del bazar de bajo de casa, etc. Siempre es siempre, sin excepción. He visto como las nubes en apenas unos minutos cubrían un cielo despejado, dejaban  caer un chaparrón y desaparecían para que luciera el sol de nuevo. No mola visitar París si estás empapado.

Tiovivos: en francés los denominan carousel, les encanta y en París hay varios. Algunos son bastante antiguos, y suelen ser muy bonitos. No tengáis vergüenza en acercaros porque en ocasiones especiales (como en Navidad) son gratuitos o solo te piden la voluntad. En Navidad se multiplican y puedes encontrarlos casi en cualquier lugar. Nuestro favorito es el que está frente al Hôtel de Ville (el Ayuntamiento), que tiene dos pisos y es una pasada. El entorno ayuda, claro. Los mayores podéis subiros también, pero no os inventéis excusas malas, por favor.


Disneyland París: Es indudable que uno de los grandes atractivos para los niños (de 2 a 99 años, jeje) es el resort (no es soló un parque, son varios y los hoteles temáticos) de la compañía del ratón. Nuestra recomendación es que no lo contemplemos como una atracción más de París si no como un destino propio, es decir, si visitamos Disneyland SOLO visitamos Disneyland. Hay suficientes cosas que ver en estos parques temáticos que combinar la visita con la ciudad de la luz (que también tiene un porrón de cosas para ver) puede ser locura. Otra cosa es que dediquemos un día, o varios, a Disneyland y otro día (o días) a París.