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lunes, 19 de septiembre de 2022

BATALLITAS EN EL LASER TAG

Entre finales de los años 70 y principios de los 80, el ejército de los Estados Unidos creó un nuevo sistema de entrenamiento de tropas que permitía evaluar las habilidades de cada soldado sin producir daños. Se llamo MILES (Multiple Integrated Laser Engagement System) y como tantos inventos y aplicaciones creadas para el ejercito estadounidense al cabo de un tiempo ese invento pasó a la vida civil. Hoy nos vamos al laser tag.

Batallitas en el laser tag

Es muy probable que ya conozcáis el laser tag, pero, por si acaso ahí va una explicación. Consiste en un conjunto de un arma que dispara rayos infrarrojos y un chaleco con sensores que detectan los disparos. También se le conoce como laser game o laser combat porque permite, precisamente, batallas en las que nadie sale herido. Todo el peligro pasa por una torcedura de tobillo, nada que no pudiera ocurrir en cualquier otro sitio.

En 1984 abrió el primer laser tag en Dallas (Texas, EEUU). Aquí ya se encontraban los elementos que serán comunes en el resto de laser tags que se abrirán a partir de ese momento. Los escenarios de laser tag constan de un laberinto con muros que permiten esconderse y disparar a través de huecos estratégicamente colocados. Tienen iluminación espectacular, con flashes, luz negra, etc., y pintura fluorescente. Además suele sonar música electrónica. Todo diseñado para aumentar la emoción.

DISFRUTAR DEL LASER TAG EN FAMILIA



Puedes ser una persona tranquila, pero en cuanto entras en la sala de juego solo deseas disparar a las personas que forman parte del equipo rival. Disparar mucho. Esta es otra de las características del laser tag. La otra denominación, laser combat, lo deja claro. Generalmente se forman dos equipos y el juego consiste en intentar el mayor número de veces posibles a los miembros del otro equipo. Hay objetivos como equipo e individualmente, ya que los equipos registran datos de disparos, porcentaje de aciertos, aciertos en cada parte del chaleco, o número de veces que te eliminan y quien, entre otros.

Como otras veces, la excusa era un cumpleaños en la familiia. Y un laser tag era un buen lugar para celebrarlo. Sondeamos varias opciones y finalmente nos decidimos por Quest Laser Café. Tiene dos establecimientos en Valencia, uno junto al parque zoológico Bioparc y otro en el Centro Comercial Bonaire, en la cercana Aldaia. Elegimos el segundo local, el de Bonaire.

La verdad es que nos lo pasamos muy bien. En casa hay algún que otro fan de los videojuegos, así que un laser tag nos permite jugar como si de un videojuego se tratara. Pero con un alto nivel de realismo. No sabemos si pesan los años o el equipo, pero al final de la partida estábamos empapados en sudor. Es un ejercicio físico importante. Pero se disfruta.

NUESTRA EXPERIENCIA EN EL LASER TAG


Batallitas en el laser tag

En los años 90 hubo un cierto boom de los laser tag por toda España. Pero el alto coste de las partidas hizo que decreciera su uso y muchos cerraron. Con nuevos equipos han abierto nuevos locales y la oferta se ha normalizado.

Nosotros escogimos un pack que incluía un refresco y un picoteo, además de la partida. No servían ni bebidas alcohólicas. Nos llamó la atención, pero lo vimos bastante adecuado ya que el público es familiar. La partida dura veinte minutos. Puede que os parezca poco, pero entrad en el laberinto y nos contáis luego. Como suele ocurrir, nos dividieron en dos equipos (papás vs. hijos). No pudimos elegir nick para jugar, ya que están predeterminados, cachis. Además del modo habitual de juego, es decir, disparar al equipo contrario, se pueden sumar puntos disparando a algunas instalaciones y pasando por un arco.

Por lo demás la partida fue por los derroteros habituales. Emboscadas en algunos lugares, “llaneros solitarios” con más peligro que un gremlin un día de lluvía, “fuego amigo”, algún taco que otro por lo bajini… En definitiva, un rato muy divertido en familia.

Al final de la partida nos entregaron una hoja con las puntuaciones. Aquí se demostró que no siempre gana el que más dispara o el que más acierta. Es divertido ver algunos datos, como quien ha matado a más compañeros, quien ha sido la “peor pesadilla” de cada jugador. Un poquito de salseo para la post-partida.

ALTERNATIVAS Y VERSIONES



Si no tenéis un laser tag cerca de vuestro domicilio, una opción es montároslo por vuestra cuenta. Nosotros, por ejemplo, tenemos un juego que es similar. Son un par de armas simuladas que tienen los sensores incorporados. Hay otras versiones con sensores para la cabeza o para colocar en una prenda (un chaleco, por ejemplo). No es difícil encontrarlos haciendo una búsqueda por jugueterías, tanto físicas como online. Es parecido, pero no es igual. Para nosotros el gran problema es encontrar una zona de juego adecuada, pero podéis montar una partida en casa, por ejemplo.

A partir del laser tag también han aparecido otros juegos similares. El más parecido sería el paintball. Estamos convencidos que conocéis de que hablamos. Por si acaso: es una batalla entre dos equipos con armas que disparan bolas de pintura. La gran diferencia respecto al laser tag es que el disparo es un poco más realista, ya que el proyectil se rige por las leyes físicas (en el laser tag también, pero no deja de ser un haz de luz) y que ese proyectil hace daño. Y si estás cerca, mucho daño.

Otro de los juegos derivados del laser tag es el airsoft. Bueno, en realidad no deriva del laser tag, pero sí que nace como alternativa a las armas reales, concretamente en los años 70 en Japón, donde las armas de fuego estaban prohibidas tras la Segunda Guerra Mundial. Las armas que se utilizan son réplicas a escala 1:1 de armas reales y los participantes suelen vestir ropa militar. Generalmente se precisa dar parte a la Guardia Civil si se realiza fuera de un terreno privado y acotado.

Batallitas en el laser tag

En definitiva se trata de pasarlo bien, y aquella tarde fue muy divertida. ¿Repetiremos? Seguro. Mientras buscaremos tácticas militares para la siguiente partida, que no nos gusta perder.