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viernes, 18 de enero de 2019

MORA DE RUBIELOS Y RUBIELOS DE MORA, NO ES LO MISMO

No es la primera vez que comentamos que la provincia de Teruel es una de las más chulas de España y al mismo tiempo una de las más desconocidas. Su cercanía a la Comunidad Valenciana hace que hayamos ido varias veces y que cada vez nos guste más. En esta ocasión vamos a recomendaros dos municipios que, por su nombre, podría parecer que tanto monta, monta tanto, pero cada uno tiene sus características especiales que las hacen singulares. Son Mora de Rubielos y Rubielos de Mora.



Ambos municipios están situados en la comarca de Gúdar-Javalambre una de las más visitadas de Aragón, fundamentalmente por sus dos estaciones de esquí, que de manera irónica se las denomina “las estaciones de esquí de Valencia” ya que en algo menos de 2 horas desde Valencia se puede estar esquiando. Pero no todo es nieve en esta comarca, su exuberante naturaleza y sus pueblos históricos también nos atraparán.



Nosotros comenzamos la visita desde nuestro “campamento base” situado en el camping Casa Fausto en Formiche Alto del que ya os hablamos en otro artículo. Después de pasar por El Castellar, y de tener el segundo susto en este pueblo con nuestro coche, y decidir que nunca más volveríamos a pisar este bello municipio, cogimos la carretera que nos dirigía a Mora de Rubielos. Es una carretera secundaria de esas que ya no quedan con el firme en algunos puntos en bastante mal estado y una cobertura telefónica bastante deficiente, algo que no tranquiliza mucho después de haber tenido un susto con el coche que se quedó en nada pero podía haber sido bastante serio.



Tras atravesar varios pueblecitos y aldeas bastantes chulas llegamos a Mora de Rubielos. Lo primero que nos sorprende en un municipio que tiene algo más 1500 habitantes es una tienda outlet de Adidas, pero pensad que el turismo de nieve es muy importante en este municipio y que el material deportivo se vende con bastante facilidad. Aquí visitamos su centro histórico en el que destaca la Iglesia de la Natividad de la Virgen (antigua colegiata) y su castillo. También un paseo por sus calles nos descubrirá vestigios de un pasado dorado, como las antiguas puertas de la muralla.


Empezamos por su Iglesia. Dedicada a Santa María, demuestra la importancia que tuvo Mora hace unos cuantos siglos. De estilo gótico pleno, su impresionante puerta, que nos recuerda otras como en la Catedral de Valencia o la de Morella, nos invita a entrar. El interior es ancho pero bastante desnudo. La decoración más importante la encontramos en el altar y en el coro, donde se sitúa el órgano. Tuvimos la gran suerte de coincidir con un visita guiada que estaba realizando un colaborador del templo (que no un sacerdote) y que conocía bastante bien la historia del edificio. Acabó con la visita al claustro que se encuentra en bastante mal estado y no se puede visitar habitualmente. Hubo incluso un momento para historias dignas de Iker Jimenez...




Nuestra idea era visitar el castillo de Mora, que se encuentra a escasos metros de la ex-colegiata. Pero como nos alargamos más de lo que esperábamos con la visita guiada ya habían cerrado el castillo. Poco que comentar aparte de que está sobre un alto y su presencia es imponente. Sus gruesos muros dan idea de lo que debían significar la defensa de la población en la Edad Media. Como curiosidad, acogió una de las pruebas de exteriores de la 4ª temporada del concurso MasterChef.




Tras pasear por el centro de Mora nos dirigimos a Rubielos de Mora. Ambas localidades distan unos 12 kilómetros, así que tardamos poco en llegar. Tras buscar aparcamiento en uno de los barrios alrededor del centro, nos dirigimos hacia la Puerta de San Antonio, la más conocida y fotografiada de la muralla de Rubielos. Sobre la puerta se alza una torre de base cuadrangular, de la que sobresale un balcón. En el interior de la puerta unos bancos de piedra nos ayudan a descansar unos minutos a la sombra de un achicharrante día. A partir de este punto es como si nos hubiéramos adentrado en un túnel del tiempo.




Si Mora de Rubielos conserva gran parte de su pasado medieval, Rubielos de Mora es como adentrarse directamente en esta época. La magnífica conservación de sus edificios se valió el reconocimiento de la Unión Europea, que le concedió el premio Europa Nostra que pone en valor la conservación y difusión del patrimonio histórico y artístico europeo. Además pertenece a la red de pueblos más bonitos de España y a la red española de cittàslow o slow cities. Toda una declaración de intenciones.


¿Qué encontramos en Rubielos? Calles empedradas, casas señoriales, palacios, barrios que se conservan tal y como fueron concebidos hace varios siglos. Su irregular urbanismo nos habla de una herencia islámica recogida por sus descendientes y por las siguientes culturas que habitaron, hasta hoy este municipio. 




Avanzando por la calle de San Antonio pronto nos topamos con el ayuntamiento, que está en un edificio del siglo XVI. En la plaza que se sitúa a sus pies encontramos la denominada Fuente de la Negrita, que representa a una mujer con un tocado oriental. A pesar de ser una escultura muy posterior al resto de la plaza, no desentona. Siguiendo por la misma calle San Antonio acabaremos en la Iglesia de Santa María la Mayor, la más importante del municipio. Una construcción del s. XVI extremadamente sobria, en el que destacan los dos cuerpos finales del bello campanario. 




Nuestro consejo es que os perdáis callejeando por sus calles hasta que lleguéis al Portal del Carmen, otra de las antiguas puertas de las murallas de Rubielos. No es tan espectacular como la de San Antonio pero merece la pena. 



Aprovechad la visita a Rubielos para entrar en sus tiendas y descubrir los productos de la tierra que ofrecen, en especial los embutidos, la miel y la trufa negra, que se localiza en estas montañas y que son un verdadero manjar. El pueblo os invita a que no tengáis prisa, a que disfrutéis olvidando por un tiempo aquello que arrastramos en nuestro día a día. La oferta la complementan varios museos y una subsede de Dinópolis, Región Ambarina, que está sobre un antiguo lago fosilizado, de los pocos que hay en todo el mundo, en el que se ha encontrado ámbar fósil (¿recordáis Jurassic Park?). 




En nuestro caso fue una visita fugaz a ambas poblaciones, pero no descartamos volver para conocer más detenidamente ambas. Aunque los nombres de Mora de Rubielos y Rubielos de Mora den para chascarrillos y juegos de palabras, os prometemos que toda la familia disfrutará de los dos.