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jueves, 14 de diciembre de 2017

EGIPTO EN MADRID: EL TEMPLO DE DEBOD

Como cada mañana Najt se acercó a observar la orilla del río Nilo. Con alegría veía como la inundación bañaba las tierras que posteriormente, una vez las aguas ya se hubieran retirado, labraría y de la que obtendría una abundante cosecha gracias al limo que se había ido depositando. Se giró y vio el templo de Amón, entró y agradeció los dones que el dios disponía.
Esta escena pudo haber ocurrido hace unos 2400 años en Egipto. Pero hoy en día sería muy difícil que se repitiera: el Nilo desde la construcción de la presa Nasser ya no tiene inundaciones anuales y el templo que al que miraba Najt ya no se encuentra a orillas del río, sino en el centro de Madrid. Pero, ¿qué narices hace un templo egipcio en España? 

Como ya he comentado, el Nilo anualmente tenía una crecida que inundaba las riberas y depositaba un rico limo que era un excelente fertilizante para las cosechas de los agricultores. Estas crecidas, que se producían en verano, venían precedidas de unas lluvias monzónicas que descargaban en el centro del continente africano. Durante miles de años esto fue así hasta que en 1956 el presidente Nasser anunció la construcción de una macropresa que regularía las crecidas del Nilo (que cada año cambiaban y podían ser catastróficas) y proporcionaría electricidad a gran parte del país. 

La construcción de este embalse produciría la inundación de la antigua Nubia y, por lo tanto, la pérdida de numerosas construcciones antiguas, entre ellas el famoso templo de Abu Simbel. Varias naciones, entre ellas España, acudieron a la llamada de socorro que lanzó la ONU y, como agradecimiento, el gobierno egipcio le regaló a España este templo que fue trasladado a Madrid piedra a piedra y reconstruido como si de un Lego se tratara.
Disfrutar de un auténtico templo egipcio en el mismo centro de Madrid es una oportunidad que no podemos desaprovechar. Los niños disfrutan mucho la visita, que además es gratuita. Está situado junto al parque del Oeste, muy cerca de la plaza de España. De hecho podemos aprovechar para visitar la calle Princesa, incluso la Gran Vía. 

El Templo de Debod tiene dos plantas. En la planta baja se encuentran varias salas (o capillas). En el centro se encuentra una capilla decorada con relieves que representan escenas del rey Adijalamani junto a diversos dioses del panteón egipcio. Estos relieves estuvieron policromados, pero ya se ha perdido todo rastro de pintura. Al fondo se encuentra una capilla con una hornacina donde se veneraba a la Isis, Diosa Madre, deidad de la fecundidad. La posible estatuilla se ha sustituido con un láser que proyecta la imagen de la diosa. Su situación en esta sala no es casual, ya que la orientación del templo este-oeste (se ha conservado la orientación original) hace que los rayos del sol iluminen el fondo de la sala, justo donde está la figura.
Por su parte las capillas laterales se dedicaban para el culto de otras deidades, dependiendo de si estaban a nuestra izquierda o nuestra derecha. Junto a la entrada, en una capilla anexa, se exhibe el antiguo arquitrabe que estaba colocado en la antigua entrada, que con las actuaciones contemporáneas (nuevas puertas para impedir accesos "incontrolados") debió de ser trasladado. Es interesante porque podemos apreciar de cerca como trabajaban los artesanos egipcios la decoración de sus templos. Este arquitrabe contiene una inscripción en griego, puesto que los ptolomeos, la última dinastía de faraones cuya última integrante fue la celebérrima Cleopatra, eran de origen heleno. 

Si accedemos a la planta superior vamos a encontrar un pequeño museo, donde destaca una maqueta del templo y una  del río Nilo y la localización original del templo. Además unos audiovisuales completan la oferta de esta exposición. Los fines de semana y en algunos días especiales (vacaciones escolares) se realizan talleres didácticos en el Templo de Debod, que hacen que los niños puedan conocer mejor una cultura y una civilización que miles de años después nos sigue fascinando. 

Si queréis un mayor realismo podéis, como hicimos nosotros en nuestra primera visita, acudir en pleno verano madrileño, ya que las temperaturas no distan mucho de las que se pueden "disfrutar" en Egipto, jeje. Por último recomendar una visita a última hora de la tarde, ya que los atardeceres madrileños desde este punto son muy chulos.