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sábado, 24 de noviembre de 2018

¿HOTEL O APARTAMENTO?

La pregunta que titula este post es una de las grandes dudas que nos surgen a la hora de planificar un viaje. Y es que la elección de un mal alojamiento puede mandar al garete toda la planificación de un viaje. 



Indudablemente a nosotros nos gustaría alojarnos siempre en un hotel de cinco estrellas con pensión completa (o todo incluido, quien sabe) pero nuestra disponibilidad económica es la que es y debemos ajustarnos a nuestras posibilidades, por lo que habitualmente optamos por el apartamento, aunque cada viaje es distinto y cada vez hay que volver a la casilla de partida. 



La decisión entre hotel o apartamento no es solo económica, hay otros factores que debemos de tener en cuenta. La primera es la disponibilidad de alojamiento. Pocos hoteles ofrecen habitaciones para familias numerosas y si tienen suelen ser suite junior o superiores. Se nos dispara el presupuesto. La alternativa no es que sea muy atractiva: dos habitaciones. Vale, al final la diferencia económica con una habitación de superior categoría no es tanta, pero ¿como nos repartimos? ¿Una triple y una doble? ¿Los padres juntos o separados? Caramba, una respuesta que ha provocado muchas más preguntas. Y es que esa pared que divide las dos habitaciones es un gran problema.



En un apartamento tenemos más controlada a la prole, incluso cada uno puede tener su propia habitación (o su cama) como en casa. Suelen ser más económicos, pero por contra nos tocara currar un poco más. Habitualmente no suelen tener un servicio que nos haga la cama, ni nos sirven desayuno, comida y cena. Es la contrapartida. Pero esto puede ser un inconveniente o aprovecharlo, como en el judo, a nuestro favor. De esta manera podemos salir a comer o cenar fuera, o probar algún producto local que compremos en la tienda de la esquina y del que desconocíamos su existencia. 




Una de las ventajas que suelen tener los apartamentos es la libertad de no estar sujetos a los horarios de comedor de los hoteles, que en ocasiones nos parten en dos una jornada de excursión, o hace que tengamos que apurar alguna visita si queremos llegar a tiempo. Pero si nuestro plan es de relax total, nada mejor que un hotel y dejarnos llevar. 



Nosotros nunca nos cerramos a ninguna de las dos opciones, pero advertimos que somos de visitar muchas cosas en nuestros viajes, por lo que normalmente optamos por el apartamento. Aunque irónicamente siempre empezamos buscando hotel. Sí, lo admitimos, somos fieles a Booking, quizás la experiencia de unos cuantos años nos ha llevado a que nos fiemos más que de otros comparadores como Trivago, por ejemplo. Siempre cogemos la opción de cancelación gratuita, ya que aunque sube un poco el precio, si existe algún imprevisto, que suele ser normal con tres niños, tendremos un respiro. Además últimamente cada vez incluye más otras modalidades de alojamiento, para competir con las plataformas de alquiler de apartamentos.

Nuestro método es ir buscando, siempre en ventana de incógnito para intentar no almacenar cookies y que al volver a mirar el mismo alojamiento nos intenten clavar, hasta encontrar lo que nos interesa. Si salta la liebre y encontramos una oferta, mejor que mejor, pero es algo que no suele suceder si buscamos un destino concreto en una fecha determinada. Cuanta mayor flexibilidad tengamos a la hora de viajar, tanto de fechas como de destino, mejores ofertas podremos encontrar.



Sentimos haber sido tan poco concretos, pero es cierto que la decisión depende de cada familia, de su situación económica, de las necesidades concretas del viaje, o de las ganas de cocinar y limpiar que tengamos. Para otro artículo dejaremos otros tipos de alojamiento, como los campings, o incluso las autocaravanas. Por no hablar del gran recurso del viajero low cost, las casas de los familiares y amigos.