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jueves, 18 de mayo de 2023

DENIA, UN MAR DE HISTORIA

Hay destinos que te acarician al llegar, te envuelven, te susurran al oído y no te apetece dejarlos. Destinos que tienen tantas cosas que conocer que es difícil acabarlos en una sola visita. De hecho conscientemente te dejas este o aquel edificio para sentirte en la obligación de volver. Vamos a intentar ilustraros una visita a Denia, e intentar transmitir estas sensaciones.

Denia, un mar de historia

Denia se encuentra al norte de la provincia de Alicante, en la comarca de la Marina Alta, junto al mar Mediterráneo. Pero al mismo tiempo a los pies del Montgó, una montaña casi mágica que hace que la ciudad tenga ese carácter tan especial.

MAR Y MONTAÑA


Denia es un destino que asociamos casi automáticamente con el mar. No es para menos porque gran parte de su encanto proviene de su ubicación junto al mar Mediterráneo. No solo por sus playas y por sus calas, también por su puerto, el más cercano de la península a Ibiza. En ese puerto, entre otras muchos productos, se descargan unas maravillosas gambas rojas. Una delicia que es el símbolo de su cocina

Denia, un mar de historia

Pero Denia también es montaña y agricultura. Ya hemos citado su situación al lado del Montgó, un increíble paraje natural que fue declarado parque natural en el año 1987 y comparte con la vecina Xàbia y que mira de tú a tú al mar Mediterráneo. La huerta de Denia aporta una gran cantidad de productos frescos a su reconocida gastronomía, que no todo van a ser gambas. Esta variedad le ha servido para que desde 2015 Denia sea Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO.

Uno de los productos qué más han condicionado la vida de Denia durante siglos ha sido la pasa. No solo en cuanto a lo económico, también afectó a su urbanismo y a la tipología de sus casas típicas como conocidas como riu-rau y que se acondicionaron para permitir el secado de la uva para su conversión en pasas.

PASEANDO POR EL CENTRO 


El centro de Denia es una mezcla de esos distintos pasados que han configurado el actual. Para empezar os invitamos a recorrer la calle Marqués de Campo. Esta es, probablemente, la más característica de Denia. Conecta el mar con su centro histórico y ha sido testigo del ir y venir de la vida de la ciudad desde que se decidió su apertura en el s. XIX. 

Vais a encontrar tanto en esta calle como en las adyacentes varios edificios muy característicos y que no os podéis perder. Alrededor del Ayuntamiento encontraremos diversas construcciones que reflejan la intensa historia que ha vivido Denia a lo largo de los siglos. El mismo ayuntamiento es una prueba. Se levantó en el s. XVII pero su aspecto actual es resultado de una profunda reforma en el s. XIX. 

Denia, un mar de historia

También son muy interesantes los edificios religiosos que se pueden visitar en el centro de Denia, aunque sea únicamente en su exterior. Destacamos tres: la Iglesia de la Asunción, del s. XVIII y que se encuentra junto al Ayuntamiento; el convento e Iglesia del Loreto, también muy cerca del Ayuntamiento, y que fue inaugurado por el rey Felipe III, y el convento e iglesia de San Antonio, edificios construidos entre los siglos XVII y XVIII en una zona junto al tramo bajo de Marqués de Campo.


Si estamos por la zona de la iglesia de San Antonio podremos acercarnos al Museo del Juguete de Denia. Se ubica en la antigua estación del ferrocarril, en un paseo donde antiguamente circulaban las vías del tren, apenas a unos pasos del centro de la ciudad. No vamos a profundizar mucho ya que hace un tiempo os hablamos en otro post de este museo

EL PROTECTOR DE DENIA


Denia, un mar de historia

Si hay un edificio al que se le pueda atribuir el título de protector de Denia este es, sin duda, su castillo. Situado en una colina sobre la bahía de Denia su origen se hunde en la historia. Es unánime la atribución de su primera fundación a los romanos. Estos fundaron la colonia de Dianium en el s. I a. C., por su estratégica posición. No tuvieron mal ojo.

El castillo de Denia posee numerosas virtudes para ser visitado, pero nos encanta destacar sus maravillosas vistas. Al este, el mar Mediterráneo. Al sur, el Montgó (y a lo lejos la torre del Gerro). Al oeste, los valles del interior de la comarca. Y al norte, la provincia de Valencia hasta Cullera que está, nada más y nada menos, que a unos 50 kilómetros. Simplemente espectacular.


Su historia se desliza por diversos momentos de la historia. Por eso es una combinación de murallas cristianas con portales andalusies. Mezcla de estancias para los soldados del rey de la Corona de Aragón y del palacio de los Marqueses de Denia. Casi todos los siglos han dejado su huella en el castillo de Denia. Tanto es así que en los restos del antiguo palacio de los Marqueses de Denia, que está en el punto más elevado, se encuentra el Museo Arqueológico dianense.

EL IMPORTANTE PUERTO DE DENIA

Denia, un mar de historia

Nos queda por visitar la fachada litoral. El puerto de Denia fue muy importante desde antiguo. En el XIX la exportación de pasas fue una revolución. Fundamentalmente tenían destino a las Islas Británicas. Para allá salieron miles de toneladas de este producto, tantas que las compañías británicas abrieron sus propios almacenes en Denia. Hoy algunos se han reconvertido en pubs. Y nos parece una evolución lógica.

Tanto al norte como al sur del puerto hay un par de barrios llenos de esencia marinera. El más típico es el de ”Baix la mar” (Bajo la mar), al norte. Sus casas bajas y sus coloridas fachadas se abren a recoletas plazas que huelen a sal. Al sur encontramos el barrio “Grupos de marineros”,  un barrio formado por dos conjuntos de casas que fueron habitadas por los marineros de Denia, que se agrupan alrededor de sendas plazas.

Entre ambos barrios se encuentra la explanada de Cervantes, con sus características palmeras. No es una calle más de las miles de las dedicadas al genio de Alcalá. La peculiaridad es que el propio Cervantes desembarcó en Denia en 1580 tras ser liberado del cautiverio que sufrió por parte de piratas berberiscos.


Y más o menos hemos finalizado nuestra visita a Denia. Nos hemos dejado muchas cosas. Sus playas y calas, por ejemplo. O las antiguas atarazanas y el Museo del Mar, ambos junto al Mediterráneo. O sus sendas, que recorren el Parque Natural del Montgó. O la ruta de los riu-raus. Tanto por hacer que estamos obligados a volver. Y no será contra nuestra voluntad.