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jueves, 22 de marzo de 2018

ARQUA: LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS BAJO EL MAR

Hace un tiempo os contamos que fuimos a Cartagena. Os recomendamos pasear por la zona del puerto, una zona muy chula y representativa de la ciudad. También contamos (no nos guardamos ningún secreto) el motivo principal de nuestra visita a Cartagena, acudir al Museo Nacional de Arqueología Subacuática más conocido cómo ARQUA.


El ARQUA se encuentra en el puerto de Cartagena bastante cerca del Auditorio y Palacio de Congresos El Batel, en pleno Paseo de Alfonso XII. Su arquitectura rompe con la estética cercana y se asemeja a un gran buque de acero semihundido, asomando babor y estribor. En la plaza central unos grandes ventanales nos dejan ver parte del interior del museo donde se muestran las estructuras interiores de algunos tipos de naves.

Para entrar al ARQUA hay que adentrarse en el interior de la tierra como si nos hundiéramos junto al resto de piezas que han rescatado del fondo del mar. El hall de entrada tiene un aspecto bastante industrial, un homenaje a Cartagena, y es un poco sombrío. Aunque quiera dar la sensación que estar en el fondo del mar, un poquito de luz tampoco vendría mal.

A partir de ahí entramos en las salas de exposiciones, aunque deberíamos de decir sala de exposición, ya que solo hay una gran sala diáfana dividida en varios espacios. La diferencia de niveles y la iluminación juegan un papel imprescindible para ayudar en esta separación. Nada más entrar vamos a echar un vistazo casi a todas las piezas expuestas para darnos cuenta que tienen mucho que contarnos.


En primer lugar se contextualiza la investigación arqueológica subacuática explicando cómo los objetos y los barcos (a los barcos hundidos se les denomina pecios) han podido llegar al fondo del agua y cuál es la técnica arqueológica para poder rescatarlos y que evidentemente tiene una dificultad añadida a las excavaciones arqueológicas en tierra firme, como podéis imaginar viene dada por la dificultad de movimientos y la imposibilidad de respirar que tienen los seres humanos debajo del agua y que requiere de unos equipos especializados para poder llevar a cabo esta actividad. Esta información está en paneles explicativos y en algunos módulos interactivos que a los niños les gusta mucho, como por ejemplo uno que simula un sónar que debe realizar una prospección por el lecho marino para encontrar piezas hundidas debajo de la arena del fondo. Otros módulos explican cómo se ilumina aquellos yacimientos donde no llega la luz solar debido a la profundidad, cómo se rescatan los objetos empleando una especie de globos que se inflan con botellas de aire bajo del agua, etc.

Una réplica de un pecio de época fenicia hallado cerca de Mazarrón nos permite entender como se suelen hallar estos restos y como se trabaja con ellos. Junto a la réplica (casi a escala real) se exponen los restos que se han recuperado y se explica el procedimiento de estudio que permite reconstruir la "vida" de la embarcación a partir de la carga, la posible ruta, qué sucedió para que se hundiera...


A continuación encontramos una simulación de un laboratorio dónde se puede interactuar con microscopios y elementos que determinan los materiales que se han hallado o cómo se deben de tratar desde el momento en que se extraen del agua, ya que el cambio de medio puede perjudicar gravemente su estructura llegando a destruirlos en cuestión de segundos.

La segunda parte de la exposición nos enseña la historia de la navegación desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Partimos de las naves que se utilizaban en cada momento histórico, con una sección transversal para ver como fueron evolucionando los barcos desde unas sencillas embarcaciones para travesías cortas por el Mediterráneo hasta los grandes navíos que cruzaron los océanos. Cada periodo recorre los puertos y muestra objetos localizados en excavaciones y que, bien eran utilizados a bordo, bien eran parte de la carga. Destacamos algunas piezas de madera labradas que decoraban someramente los barcos, o la mano sabazia, un amuleto de época romana que protegía a las tripulaciones. 


Casi al final de la exposición se encuentra una de las estrellas del ARQUA, el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. No sé si recordaréis que hace unos cuantos años hubo un litigio bastante importante entre el Estado Español y una empresa cazatesoros (en el sentido menos romántico del término) que había localizado en aguas de Florida un pecio perteneciente a la flota española que se había hundido con una importante suma de dinero entre su carga. Finalmente, y tras un largo proceso, se falló a favor de España, legítimo propietario de la carga. Ciertamente el tesoro es importante y hay una gran cantidad de monedas de oro y plata (se rescararon cerca de 500.000 monedas). Impresiona que hay parte de esta carga que ha sido sometida a un tratamiento de limpieza y se puede observar el antes y el después.

La entrada general al ARQUA cuesta 3€ aunque las familias numerosas tenemos la entrada gratuita. También los menores de 18 años, mayores de 65,  pensionistas, desempleados, personas con discapacidad y sus acompañantes. Además los sábados a partir de las 14:00, todos los domingos del año y algunos festivos la entrada es gratuita. Vamos, que a quien pague entrada deberian de aplaudirle en taquilla.


Esta es una visita muy recomendable. A nuestros hijos les encantó, la cantidad de módulos interactivos hace que la información sea más "digerible". Y no todos los días podemos andar por el fondo del mar y descubrir sus tesoros.