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miércoles, 18 de diciembre de 2019

PORQUÉ EL JARDÍN DEL TURIA DE VALENCIA ES UNA VISITA IMPRESCINDIBLE

En octubre de 1957 el rio Turia se desbordó en Valencia, provocando unas terribles inundaciones en las que 81 personas (al menos) perdieron la vida y hubo daños que tardarían años en repararse. Para evitar nuevas riadas, que por el volumen de la ciudad cada vez eran más destructivas, se diseñó el denominado "Plan Sur", un nuevo cauce del Turia evitando la ciudad. Entonces surgió una duda, qué hacer en el antiguo cauce del rio. 


El Régimen franquista bajo aquella premisa de que "el progreso como sea es progreso" quiso construir una autopista que atravesara Valencia de punta a punta (¡¡¡atravesara Valencia de punta a punta!!!) conectando el puerto con el aeropuerto. Al potente movimiento vecinal que surgió en contra de ese proyecto le debemos que el verde le ganara la batalla al asfalto y que hoy día se pueda disfrutar de un espacio para todos. Una autopista verde que no atraviesa Valencia, si no que la cohesiona.


El Jardín del Turia es una magnífica mezcla de muchas cosas: en primer lugar vegetación, pero también historia, arquitectura y cultura; y deporte; y lugar de encuentro y esparcimiento. Porque en sus cerca de 7 kilómetros de longitud y 110 hectáreas de extensión caben muchas cosas, y se pueden hacer muchas cosas, como pasear, correr o montar en bici. Uno de los parques favoritos de Valencia.



La urbanización del Jardín del Turia se fue ejecutando por tramos que fueron encargados a distintos estudios de arquitectura y diseño, lo que le confiere al jardín un cierto aire ecléctico, ya que no es posible distinguir un hilo conductor común a lo largo de todo el recorrido. En total encontramos 16 tramos, delimitados generalmente por puentes. Si empezamos por el extremo más alejado al mar, junto al Parque de Cabecera, encontraremos una zona de jardines, con arbolado e instalaciones lúdicas como mesas de ping-pong, zonas de juegos infantiles y canchas deportivas, entre ellas el Estadio de Atletismo del Turia, donde se celebran pruebas de primer nivel. 


A continuación el bosque mediterráneo es el gran protagonista, con una importante presencia de pinos y de vegetación autóctona. Es la zona más “natural”, la que más se acerca a la naturaleza en bruto. Aquí también encontraremos instalaciones deportivas como campos de fútbol, un campo de rugby y un campo de beisbol y sotfbol, donde disputan sus partidos los diferentes equipos valencianos de cada disciplina. 




Siguen jardines finamente diseñados. Éstos se sitúan frente al Museo de Bellas Artes, Viveros y la Alameda. Hasta llegar al puente de la Exposición, ya que el paisaje cambia y se transforma en una explanada donde se celebran ferias, festivales, espectáculos pirotécnicos y antes se instalaban circos. 



Los siguientes tramos tienen como gran estrella la explanada que se abre frente al Palau de la Música. Diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill, predomina la ordenación regular y simétrica de los elementos, tanto arquitectónicos como vegetales, con la presencia de especies como palmeras o naranjos amargos. 


Uno de los elementos más queridos de Valencia se encuentra a continuación. Éste no es otro que el Parque Gulliver, un espacio que recrea al gigante creado por Jonathan Swift y que viajó a Liliput, transformando tanto su cuerpo como su ropa en divertidos toboganes para todos los públicos. No os recomendamos ir en las horas centrales en verano. 



Los últimos tramos del Jardín del Turia tienen como gran elemento a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el conocidísimo conjunto diseñado por Santiago Calatrava y Félix Candela, uno de los mayores centros lúdicos y de divulgación científica de toda Europa. Alrededor de sus edificios se abren numerosas y amplias zonas ajardinadas, atravesadas por un río que recuerda la antigua presencia del Turia. 


Mencionar los puentes que salvaban (y salvan) el Turia es imprescindible, ya que se convierten en una magnífica lección de arquitectura y de ingeniería al aire libre. El más antiguo se remonta al s. XIV, concretamente el Puente de la Trinidad (1356-1402), junto al Museo de Bellas Artes. Los puentes de Serranos (1518), del Mar (1592-1596), del Real (1594-1599) y de San José (1604-1607), completan el top 5 de los más antiguos. Por contra los puentes del 9 D’Octubre, de las Artes, la Exposición, y L’Assut de l’Or, todos de Calatrava, además del Puente de las Flores son los más modernos. 


¿Queréis más? Alquiler de bicicletas y carritos. Terrazas donde tomarse un refresco con unas bravas. Estanques para perros. Se mire como se mire, el Jardín del Turia es un lugar imprescindible si visitáis la capital valenciana. Tiene de todo y seguro que toda la familia podrá disfrutar de él. Si se os queda corto alrededor del antiguo cauce se encuentran museos, más parques, y un sinfín de posibilidades.  Creemos que por si solo ya merece una visita a Valencia.

miércoles, 8 de mayo de 2019

REGRESO AL PASADO: LA VILLA MEDIEVAL DE BESALÚ


La provincia de Girona es una de las que más opciones ofrece a las familias a la hora de planificar unas vacaciones: las magníficas playas de la Costa Brava, los paisajes de montaña de los Pirineos, la oportunidad de visitar Barcelona, Andorra o el sur de Francia, y sus pueblos medievales. En esta ocasión vamos a hablaros de uno de los más conocidos: Besalú.


Situado en la comarca de La Garrotxa, Besalú es famoso por su puente medieval, que durante siglos fue la única vía que comunicaba esta villa con el resto del mundo. La puerta en forma de torre es su característica más destacada, y sus amplios arcos ofrecen una magnífica postal del pueblo. Pero esta es solo la primera de las joyas que ofrece Besalú.


Todo el paseo por Besalú es un viaje en el tiempo, ya que la magnífica conservación de sus calles y edificios te transporta a los siglos X y XI, época de esplendor del municipio, ya que existía un condado del que era capital y esto hizo que tuviera cierta importancia en su ámbito territorial. En el s. XII el condado pasa a la Casa de Barcelona, y con ello su influencia se fue difuminando, no así la importancia de su arquitectura.


Caminando por sus calles empedradas llegaremos a la Plaza Mayor, con sus soportales con arcos de piedra en el que hay terrazas donde tomar un respiro. Si seguimos nuestro paseo llegaremos al antiguo Monasterio de San Pedro de Besalú, construido en el s. IX y del que ya solo queda su iglesia, uno de los edificios más importantes del municipio. Su fachada románica, prácticamente desprovista de cualquier elemento ornamental, nos asombra por su sencillez y rotundidad.


El paseo os llevará por estrechas calles, más edificios románicos, como la iglesia de San Vicente, un magnífico ejemplo de este estilo arquitectónico, o San Julián, un edificio que actuó como iglesia y hospital de peregrinos. También es interesante la visita a la judería, especialmente a los restos de la sinagoga y el micvé, unos baños donde realizaban rituales de purificación y del que solo se conocen tres ejemplos más en toda Europa, siendo esté el único en España. 


Si alzáis la vista en alguna de las calles de Besalú es posible que os sorprendáis al ver unas sillas que se encuentran ancladas a la pared. No es que estéis alucinando, si no que es una instalación artística. Es cierto que sorprende una propuesta tan rompedora en un contexto tan poco propicio, en un principio, al arte contemporáneo, pero la verdad es que tras la sorpresa inicial no desentona en absoluto.


Si queréis llevaros un recuerdo , os recomendamos los productos cárnicos de Besalú, en especial, y más tratándose de la comarca de La Garrotxa, debéis de probar sus embutidos. Una de las anécdotas que guardamos con más cariño es que visitamos Besalú un domingo por la tarde y todos sus comercios estaban cerrados. Afortunadamente un empresario con visión, había instalado una máquina de vending con productos típicos del municipio, ¡y nos salvó una cena!

Para llegar a Besalú hay que coger la N-260 desde Figueres o desde Olot (donde se convierte en la A-26). Hay un parking gratuito en las afueras de Besalú, a unos metros de su famoso puente, convirtiéndose en una fantástica opción para estar tranquilos. Además, justo antes de cruzar el puente, se encuentra la oficina de turismo de Besalú, donde tendréis completa información para visitar el pueblo.


No os defraudará una visita a este pueblo, que es muy bonito, a los niños les va a encantar. Además podéis aprovechar el día para hacer excursiones cerca, o incluirlo dentro de una ruta que incluya Olot, o el lago de Banyoles, por citar dos lugares cercanos. Desde luego Besalú por si misma vale una visita.