jueves, 26 de julio de 2018

LEGO FUN FACTORY AQUA, PERFECTO PARA NIÑOS EN VALENCIA

El pasado fin de semana estuvimos en Valencia visitando a la familia. Descubrimos un sitio muy chulo para ir con los niños. Bueno, en realidad es SOLO para niños. Os vamos a hablar del Lego Fun Factory Aqua.


Se encuentra en la segunda planta del Centro Comercial Aqua, justo enfrente de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Como habréis adivinado por el nombre es un espacio para jugar con Lego, mientras los papás compran o se toman un café en el Centro Comercial. Aunque tiene un truco que os vamos a explicar.


Esta ludoteca es totalmente gratuita (¡bravo, bravo!) y los niños pueden estar un máximo de una hora diaria. Tiene dos espacios diferenciados según la edad. Por una parte el espacio Lego Duplo, en el que pueden entrar niños entre 1 y 4 años, pero deben de estar acompañados por un padre o madre o un acompañante mayor de edad (aquí el truco). Por otro lado los niños de 5 a 11 años juegan en Lego Classic, donde están vigilados por los monitores.



Ambos espacios tienen una piscina con miles de piezas de lego, tipo Duplo para los peques, y normales (o clásicas) para los más mayores; mesas con bases de Lego para poder montar las construcciones; mesas para dibujar y pintar; y bancos para sentarse. Además la parte para los más mayores tiene varias zonas dedicadas a los distintos tipos de Lego.





En la zona Lego Friends hay un pequeño escenario con karaoke, luces y bola de espejos y un minicamerino con un espejo rodeado de bombillas. En la parte de Lego Technic hay un par de cuestas para que prueben los vehículos que han construido. Por último dos zonas con consolas donde pueden jugar a los videojuegos basados en el universo Lego. Aquí, como imaginareis, hay cola y los monitores establecen turnos.





Lego Fun Factory abre todos los días. El horario de lunes a jueves es de 17:00 a 20:00, los viernes de 17:00 a 21:00, los sábados y festivos de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00, y domingos y víspera de festivos mismo horario, pero cerrando a las 20:00.





Mis hijos mayores salieron encantados, si hubieran tenido la oportunidad hubieran estado hasta que cerraran. Nada más salir, y tras explicarles que solo podían estar una hora diaria, ya nos pedían que volviéramos al día siguiente. El pequeño la armó a la hora se salir porque quería jugar en el mismo espacio que sus hermanos mayores.




Esta ludoteca es un buen sitio para que los niños jueguen un rato, potenciando la creatividad con Lego, que últimamente parece que dirigen un poco "obligando" a construir el modelo y dejando la creatividad de lado. Si tienen más de 5 años podemos aprovechar para tomar algo o ir de tiendas. Además el Centro Comercial Aqua tiene tres horas de parking gratuitos. Si no vivís en Valencia hay otras Lego Fun Factory en centros comerciales de Barcelona, León, Madrid y Vitoria. ¿Habéis estado en alguna? ¿Qué tal la experiencia?

jueves, 19 de julio de 2018

VIAJAR CON EL PALADAR: EL GAZPACHO ANDALUZ

Cuando empieza a hacer calor, que suele ser en la primera semana de junio, en casa empezamos lo que denominamos "la temporada del gazpacho", así conocida por el intensivo consumo de esta sopa fría. Tanto como acompañamiento como plato único, es indiscutible el poder de un gazpacho bien fresco para aliviar el calor de una manera deliciosa. 


Este plato aporta multitud de nutrientes, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y agua, imprescindible en verano si no queremos morir deshidratados. Es uno de los grandes exponentes de la dieta mediterránea ya que para prepararlo se emplean dos de los ingredientes indiscutibles que definen esta dieta como son el pan y el aceite de oliva, además de las hortalizas que se utilizan. Y ya he pisado uno de los callos acerca del gazpacho, el uso de pan. 

Hablemos de ingredientes. Os dejo mi receta y a partir de aquí empezamos a discutir, como ocurre con cualquier plato famoso y representativo: tomates bien maduros, alrededor de un kilo o seis medianos; media barra de pan, es aconsejable que sea del día anterior para que absorba bien el agua; agua, la que sea capaz de absorber el pan, y un poco más; medio pepino; medio pimiento rojo y otro medio verde; media cebolla; dos o tres dientes de ajo; sal al gusto; vinagre de jerez, al gusto, unas cuatro o cinco cucharadas; y aceite de oliva virgen extra, un buen chorro. Cortamos todo en trozos lo más pequeños posibles y le metemos caña con la batidora. Antes lo pasaba por el chino para dejarle una textura fina, pero por economizar tiempo, y porque nos hemos acostumbrado a los grumos, lo suelo dejar tal cual. Quien tenga batidora de vaso o robot de cocina podrá mejorar la textura.

A partir de aquí vamos a empezar a divagar. Empezaremos por el tomate, de los pocos elementos que no tienen disputa. En todo caso el tipo de tomate. Hay quien prefiere el de pera, pero nosotros nos decidimos por uno que tenga una buena relación calidad-precio, ya sabéis que el tema tomatil en los supermercados está complicado, que suelen tener una piel como de adamantium y una carne como de porexpan. Respecto al ajo, la cebolla, el pepino, el pimiento, la sal o el vinagre, prevalece el gusto de cada uno. A mi no me gusta el pepino, y aun así le pongo medio (si se despistan no hecho, jeje). La cebolla y el ajo pueden cargar mucho el sabor y hay personas que les produce acidez. Algo parecido pasa con el pimiento o el vinagre. También depende un poco de la tradición familiar, porque hay quien lo prepara sin cebolla ni pepino, que solo utiliza pimientos verdes… 


Y llegamos a la madre del cordero, el pan en el gazpacho. Hay quien pide cárcel para quien pone pan en el gazpacho, que si le pones pan es salmorejo. En un país dividido en concebollistas y sincebollistas, y entre el-arroz-con-cosas-no-es-paella y los que le echan de todo a la paella, menos arroz, este es uno de los grandes debates culinarios nacionales. Yo le pongo pan. Si lo quieres menos espeso puedes añadir agua, siempre antes de batir, que si no se queda aguado y pierde todo el sabor.

No está muy claro el origen del gazpacho. Evidentemente tal y como lo conocemos solo es posible tras la popularización del tomate como producto agrícola tras traerlo los conquistadores castellanos de América, al igual que el pepino. La primera noticia que se tiene del gazpacho viene de la mano del escritor francés Théophile Gautier, que hizo un viaje por España en 1840 y escribió un dietario donde dejó escrita la receta del gazpacho. Si indagamos sobre su origen es posible que remita a algunos majados que se hacían en Al-Andalus con pan, agua, ajo, sal y vinagre, o yendo más atrás en el tiempo, a diversas mezclas de vinagre, agua, pan y hierbas aromáticas que hacían los romanos, como la conocida posca que consumían sus ejércitos.

El gazpacho tiene platos hermanos, voy a destacar dos. Por una parte el salmorejo. Confesaré que me gusta casi más que el gazpacho. El salmorejo únicamente lleva 1 kilo de tomates duros, dos o tres dientes de ajo, una barra de pan, vinagre, sal y aceite de oliva virgen extra. La textura debe quedar fina, y debido a la nula aportación de agua (hay quien empapa un poco el pan, pero la mayoría ni eso) y al aceite, se convierte en una crema más densa que se tiene que tomar inevitablemente con cuchara. Se decora con taquitos de jamón serrano y huevo duro. 


Otro de lo hermano del gazacho e el ajoblanco, que entra más en la categoría de sopas frías, pero tiene elementos comunes al gazpacho como el pan, el ajo y el aliño con sal, vinagre y aceite de oliva. En este caso se usa solo la miga, para conservar el color blanco, y almendras crudas. A mi me decepcionó un poco al principio, ya que el gusto a almendras crudas era muy intenso. 

Si no tenemos tiempo o ganas, siempre podemos recurrir a los gazpachos envasados. Como siempre si lo hacemos en casa probablemente nos saldrá más barato y es posible tener una mayor seguridad en el control de los ingredientes y su trazabilidad. Es decir, sabemos si lleva mucha sal, si los tomates están pochos, que el aceite sea virgen extra realmente... Con todo, ya decimos, no son una mala alternativa. Nosotros compramos de vez en cuando. Además la venta del gazpacho envasado contribuyó a su expansión internacional, ya que comenzó a principios de los 90, y España en el 92 tuvo varios eventos internacionales como la Expo o los Juegos Olímpicos. Tanto que hasta Lisa Simpson recomienda en un capítulo a su familia tomar esta "sopa de tomate muy fresquita" (aunque se la acabe tomando el perro).

El gazpacho (y el salmorejo) no hace que viaje a ningún lugar concreto, si no que me traslada al verano, la época del año de las vacaciones por excelencia. Vienen recuerdos de restaurantes más o menos abarrotados, comidas improvisadas en la terraza, sobremesas interminables. Y siestas. Y el Tour de France. Hacerle aguadillas a los colegas. Bañarse de noche en una piscina (mejor no decimos con que bañador...). Los primeros amores. No estudiar hasta que fuera imprescindible.  


Ya sé que no he nombrado los gazpachos con frutas como melón, sandía, mango, frambuesas, cerezas, etc. Es cierto que son muy refrescantes y una manera distinta de preparar gazpacho, pero soy un poco clásico para estas cosas. Tampoco he hablado de los gazpachos manchegos, hechos con carne. Creo que merecen un capítulo aparte. Con todo, os invitamos a probar el gazpacho como más os guste y, sobre todo, disfrutar del verano.

jueves, 12 de julio de 2018

HEMOS VISITADO RUPESTRE, LOS PRIMEROS SANTUARIOS, LA NUEVA EXPOSICIÓN DEL MARQ


En 1998, en la XXII sesión del Comité Patrimonio de la Humanidad, celebrada del 30 de noviembre al 5 de diciembre en la ciudad japonesa de Kioto, se decidió declarar Patrimonio de la Humanidad al conjunto del arte rupestre del arco mediterráneo de la península Ibérica. Al cumplirse el vigésimo aniversario de esta declaración, el MARQ,el Museo Arqueologíco de Alicante, ha inaugurado su gran exposición anual.


Tomando este aniversario como excusa, y el arte rupestre como hilo conductor, Rupestre. Los primeros santuarios repasa la vida de los habitantes de los territorios de Alicante (y otros cercanos) durante la prehistoria. En la provincia de Alicante se encuentran varios de los abrigos con pinturas rupestres más importantes del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, como Pla de Petracos en Castell de Castells, Barranc de L'Infern en Vall de Laguar, las pinturas de Benirrama, o La Sarga entre Alcoi y Jijona, un conjunto del que ya os hablamos. 


Como es habitual en las exposiciones temporales del MARQ, la muestra ocupa las tres salas dedicadas a este tipo de exposiciones, con paneles explicativos en el pasillo que comunica las salas. Estos paneles contextualizan tanto el arte rupestre, la importancia de la declaración como Patrimonio de la Humanidad, o rinden homenaje a los profesionales que descubrieron, estudiaron y siguen investigando el arte rupestre e intentan poner luz a unas manifestaciones de las que sabemos poco acerca de porqué las realizaron o que significan, ya que la falta de pruebas escritas hace muy difícil su interpretación real, y debemos de ceñirnos a las hipótesis que plantean los historiadores.

Técnicamente la exposición vuelve a ser una maravilla, estéticamente espectacular. En la línea de anteriores exposiciones como Mayas. El enigma de las ciudades perdidas, o Vikingos. Guerreros del Norte. Gigantes del mar, donde la escenografía nos permite una experiencia más inmersiva, te hace sentir como un investigador al entrar por primera vez en una cueva o ver por primera vez una pintura, y cada sala se individualiza para que el tema tratada sea mucho más comprensible. Un 10 al diseño.


La primera sala imita el interior de una cueva. Aquí tratan acerca del arte paleolítico, sobre todo a través de piezas y pinturas que se han hallado en el centro o el norte de España. De esta época son los famosos bisontes de la cueva de Altamira, por ejemplo. En el tiempo es anterior al arte rupestre levantino. A través del arte se recorren diversos aspectos de la vida en el Paleolítico, desde la caza hasta los ritos funerarios, ya que se empleaban muchos objetos decorados. La procedencia de las piezas hace que se pueda comparar las recreaciones que se realizaban en el mismo periodo en distintos puntos, con culturas distintas. Al final de la sala se recrea un fragmento de la Cova Fosca, ubicada en la localidad alicantina de la Vall d'Ebo, donde se hallaron escenas de caza y animales grabados en la roca, que no pintados.

En la sala 2 ya se centran en las pinturas rupestres localizadas en distintos abrigos que se han encontrado en la provincia de Alicante, y en su estilo más característico: el arte macroesquemático, presente en los abrigos del norte de Alicante y sur de Valencia. Precisamente la sala recrea uno de estos abrigos. En la entrada de la sala se muestra un audiovisual en el que se recrea la fabricación de un vaso de cerámica con decoración cardial, es decir, decorado con una serie de dibujos, generalmente geométricos, realizados con la concha de los berberechos. Uno de estos vasos se decoró con un orante, una figura que también aparece en las pinturas rupestres de abrigos como Pla de Petracos. Sorprenden la muestra de calcos, es decir, hojas de papel vegetal o de plástico transparente donde los investigadores realizaban una copia exacta de las imágenes sin tener que extraerlas ni aplicarles cualquier otra técnica invasiva.

La tercera y última sala aborda el arte esquemático. Visualmente es impactante, ya que rompe con la línea de las anteriores salas, siendo como una especie de hojas de papel gigante que cuelgan del techo, en clara referencia a los papeles utilizados por los investigadores. Vemos nuevos calcos, el primero y que abre la sala el del yacimiento de La Sarga. Se hace referencia a un momento clave, el robo de una escena en Benirrama (Vall de Gallinera) donde unos expoliadores arrancaron la pintura con ¡¡¡una radial!!! Estremece ver la foto donde se ve el hueco que dejaron en la roca. Esta sala les gustó mucho a mis hijos. Entre otras cosas porque se exponen los pigmentos base, y redescubrieron que con carbón, tierra o minerales como ocre y un poco de agua pueden pintar.
Al final de la sala se muestran un par de audiovisuales, uno protagonizado por el artista mallorquín Miquel Barceló y otro que explora la creación de una de las obras de Pablo Picasso, visualizando la relación entre el arte contemporáneo y el arte prehistórico, ya que éste, curiosamente, es fuente de inspiración para muchos artistas de vanguardia.

Si leísteis nuestro artículo sobre la exposición de los Mayas recordaréis que hablábamos de las piezas tiflológicas, es decir, esas que permiten mediante manipulación que los invidentes “vean” la exposición. Esta vez no se limitan a copiar piezas, si no que representan en relieve las imágenes de las escenas pintadas en las paredes o hacen un negativo de placas grabadas, de esta manera se pueden tocar las marcas incisas. Ni que decir tiene que mis hijos no se dejaron un solo relieve sin tocar.

La exposición se inauguró el pasado 5 de julio y permanecerá abierta hasta principios de enero de 2019. No, no vamos a hacer tarde, que nos conocemos y al final todo son prisas (ya sabéis lo que pasa en Navidad con los regalos…). Es más, estamos seguros de que volveremos. Además te entra el gusanillo por visitar (o seguir visitando) los yacimientos donde se encuentran las pinturas rupestres.
Ya sabéis que la entrada general cuesta 3 euros, reducida a 1,50 para familias numerosas, además de estudiantes , poseedores de Carnet Joven y jubilados, pensionista o mayores de 65. Además entrada gratuita para los menores de 16 años si van acompañados de sus padres. El MARQ abre sus puertas de martes a domingo a partir de las 10:00, variando la hora de cierre dependiendo de la época del año, no dudéis de consultar su web.

Bola extra: en el hall de entrada del MARQ se expone hasta septiembre, dentro de la muestra “Los pilares del reino”, un capitel gótico de muy bella factura que encontraron en las excavaciones que realizan en la pobla medieval de Ifac (Calpe).

jueves, 5 de julio de 2018

UN PUEBLO QUE DEJA HUELLA: EL CASTELLAR

No mentimos si afirmamos que Teruel es una de las provincias que tiene un mayor número de pueblos por descubrir y disfrutar. Más allá de la capital y de Albarracín (ojo, palabras mayores), Teruel seguramente de un salto en su oferta turística con pueblos como El Castellar y las acciones que emprende por ser conocido.


El ejemplo de El Castellar no es casual. Vamos con unos datos para que veáis: situado en la comarca de Gúdar-Javalambre, a unos 40 km., de la capital, tiene 54 vecinos empadronados. ¡54! Uno de esos pueblos que lucha contra la despoblación, después de que durante la década de los 60 y 70 muchas de sus familias emigraran a las provincias de Barcelona, Valencia y Castellón. Aunque en verano multiplique su población gracias a las familias que vuelven al pueblo, la lucha persiste.


¿Qué nos atrajo a visitar El Castellar? Dentro de los programas de investigación que lleva a cabo la Fundación Dinópolis en toda la provincia de Teruel, los paleontólogos descubrieron a las afueras de este pueblo un yacimiento de icnitas. ¿Qué son las icnitas? Pues huellas fósiles de dinosaurios. Tras unos trabajos de puesta en valor por parte de la Fundación Dinópolis, el yacimiento se puede visitar gracias a las pasarelas y los techados instalados, y a los carteles que estamos viendo, y ayudan a localizar las huellas, que no siempre es fácil. Para acceder os aconsejamos que llevéis calzado adecuado ya que la senda que baja al yacimiento es pedregosa y puede darnos un susto. Por supuesto, con carros o sillas de ruedas es imposible llegar. Como curiosidad, en mayo El Castellar fue la sede en Teruel del Geolodía, y se visitó el yacimiento a la luz de la luna.



El yacimiento tiene una superficie de unos 500 m2, y se han encontrado cerca de 160 huellas. Gracias a éstas sabemos que hace unos 150 millones de años por estas tierras habitaron grandes dinosaurios. Concretamente algún tipo de dinosaurio carnívoro, alguna especie de gran herbívoro y algún tipo de estegosaurio. En aquel momento el clima era húmedo y caluroso, parecido al clima tropical. Esta era una zona lacustre y la costa del mar de Tethys no debía quedar muy lejos, aunque viendo el actual paisaje plagado de sierras es difícil imaginarlo. Las huellas las dejaron en el barro y han permanecido inmutables hasta hoy.



Aprovechando todo esto en El Castellar han creado un Dinopaseo, es decir una ruta por el pueblo siguiendo 10 paneles en los que hay reproducciones de las icnitas más características del yacimiento. De este modo conoceremos la iglesia de San Miguel, edificada en el s. XVIII. Nos sorprende que en la hornacina de la fachada la imagen ocupa muy poco espacio, probablemente porque sustituye a otra desaparecida y lo que había es lo que había...



También pasaremos por el Ayuntamiento, antigua Casa del Concejo, levantada a finales del s. XVI, y con un soportal muy chulo. Se encuentra en la plaza Mayor, donde está uno de los pocos bares del pueblo. Llegando al Ayuntamiento podremos hacernos una foto con la figura de un allosaurio, un dinosaurio carnívoro que podría ser uno de los que dejó su huella impresa para la eternidad. Esta información, y mucha más, nos la precisa nuestro paleontólogo de cabecera, nuestro hijo mayor, que con 8 años tiene muy claro su futuro. A los niños les encantó hacerse selfies con un dinosaurio "de verdad".



También es interesante saber que el edificio más antiguo de El Castellar es su castillo, que fue levantado originalmente en el s. XII, aunque ha llegado a nuestros días con restauraciones y reconstrucciones. Desde los años 70 del pasado siglo pertenece a una familia que lo adquirió en una subasta al Estado, lo rehabilitó y actualmente es su vivienda.

Por último comentar que hay dos ermitas en El Castellar, ambas erigidas en el s. XVII. La de Santa Bárbara se encuentra en el pueblo. Muy cerca hay un merendero con mesas de picnic donde podemos descansar y dar un bocado. La otra ermita, dedicada a la Virgen del Pilar, está a unos tres kilómetros del pueblos, en la carretera que comunica con Formiche Alto. En esa misma carretera encontraremos también uno de los miradores de estrellas que hay en diferentes puntos de la comarca Gúdar-Javalambre. Es muy interesante para los niños, ya que pueden hacerse unas fotos muy divertidas y descubrir algo acerca de las constelaciones y su traslación a lo largo del año. 



Ya sabéis, un pueblo con 54 habitantes puede ofrecernos suficientes motivos para visitarlo. El despoblamiento de muchas zonas rurales de nuestro país es un hecho que las autoridades intentan atajar, aunque es muy complicado por las condiciones de vida, sin tantas facilidades como cerca de las grandes ciudades, pero con otras características, como la tranquilidad y el encanto de vivir en lugares únicos.